Historia de Q 8

Una mujer casada encuentra lo que ¿quizás buscaba?

Estaba agotada física y psíquicamente, mantenía la polla de "Q" en la boca, él, a su vez, continuaba acariciándome la cabeza, mis ojos permanecían vendados y no me atrevía a hablarle. El "desconocido" también tendido en la cama, rozaba con su cara una de mis caderas; yo quería hablar con "Q" y pedirle disculpas por haberle olvidado por completo, pero no me atrevía: De repente, fue él quien se dirigió a mí

¿Has disfrutado? – preguntó.

Siiii… – murmuré.

¿Sabes quien es? –

Me da igual, me ha dado lo que quería, ha hecho que me corriera incontables veces y… me ha sometido, me he rendido a una persona que no sabia quien era. No sé que me has dado pero todo lo que planeas para mí me produce un placer que ni imaginaba que existiera – le contesté.

Vendrán más momentos, sabía que eras muy caliente pero tenía alguna duda sobre el tiempo que tardarías en desinhibirte y has sacado sobresaliente, el sexo forma parte de ti y te ha enganchado. Tienes un fuerte componente de sumisa, todo el que lo descubra conseguirá lo que quiera de ti y lo sabes ¿verdad?

Si… solo pensar en la sensación de luchar con un hombre en la cama y ver como poco a poco te va llevando a un punto en el que te entregas totalmente, hace que me humedezca. Tú me has hecho entrar en esto y siempre seré tuya y … de quién tu me ordenes, pero tu eres mi "macho".

Tendrás bastantes "machos" – sentenció y añadió - ¿Quieres quitarte el pañuelo?

Lo retiré de mi rostro y, lo primero que hice fue mirar hacia abajo, quería ver a mi amante desconocido, era el maître, nos miramos y sonreímos, bajé la mano y le acaricié la cara, él, me besó la cadera y acarició mi vello púbico, mi vientre se estremeció, le miré su larga polla que parecía despertar, su expresión me recordó a la que tenía cuando vio como "Q" me follaba, y mi cuerpo comenzó a responder, me volvía a sentir caliente. No me podía reconocer, estaba desnuda en una cama con dos hombres, uno de ellos totalmente desconocido, y me parecía tan natural como estar en una cafetería con unos amigos, recordé mi ya antiguo pudor y sonreí interiormente, me encantaba estar así, a su disposición, cualquiera de ellos podía usarme como quisiera y lo sabían, al menos "Q", quizás el maître estaba un poco mas cortado, yo, desde luego, no me iba a resistir a nada de lo que quisieran hacerme. Estos pensamientos me estaban calentando cada vez más y deseaba que alguno de ellos tomara la iniciativa pero no movían ficha, yo estaba convencida de que el primer paso lo daría "Q"

El maître pidió permiso para ir al baño, la verdad es que se le notaba incómodo y yo lo comprendía, estaba viviendo lo que, sin duda, era la aventura sexual de su vida y el guión lo marcaba "Q", él sabía que era un actor secundario y esperaba las directrices de aquél. Recordé como me folló y sentí como mi coño se humedecía, fue como un asedio, marcó un ritmo y, una a una, mis defensas fueron cayendo hasta terminar completamente sometida, me hizo suya, y reviví el momento en que después de negarle mi boca, consiguió que se la entregara sin condiciones. Me estaba mojando con estos pensamientos, en ese momento volvió del cuarto de baño y no pude evitar mirarle la polla, la traía casi en erección, recordé como me llenaba y un borbotón de flujo bajó de mi vientre. Me había olvidado de nuevo de "Q" pero él seguía allí y, como siempre, controlándolo todo, parecía haber estado leyendo mi pensamiento, me metió dos dedos en el coño y comprobó que estaba empapado, emití un leve gemido, me dijo al oído

Mi putita está muy caliente ¿verdad? –

Muuuuchoo – le contesté

¿Y que quieres?

Que me follen – pedí

¿Es mi invitado el que te está poniendo así? –

No podía engañarle, como siempre, iba por delante de mí y sabía que, en ese momento, pensaba en el otro, le respondí

Eres un cabrón… pero sí. –

Empezó a mover sus dedos en mi interior con fuerza, no pude evitar mis gemidos, el maître, sentado a los pies de la cama, me miró y yo mantuve firmemente su mirada, "Q" continuaba machacándome el coño, yo gemía y me mordía los labios mientras seguía mirando a mi último amante, de repente, sacó los dedos de mi interior, acercó su boca a mi oído y me dijo

Voy a darme un baño, es todo tuyo – y se fue.

El maître y yo no apartábamos nuestros ojos el uno del otro, nos mirábamos con deseo, estábamos calientes y queríamos follar, nuestra calentura se palpaba. Me levanté y me puse delante de el que continuaba sentado, le cogí por el pelo y guié su cara hasta mi sexo

¡Cómeme! – le ordené.

Hundió su cara en mi entrepierna y sentí como comenzaba a chupar y morder mis labios externos, mis jugos fluían del vientre sin control, notaba como intentaba beberme, su lengua se paseaba de arriba a abajo siguiendo el surco de mi coño y yo gemía sin cesar, le hablaba pidiéndole que me comiera entera, que me mordiera que me hiciera daño, que no parase… Movía las caderas sin parar buscando mas placer, de pronto, se levantó y me hizo apoyarme con las manos en la cama, instintivamente, abrí las piernas todo lo que pude y levanté el culo, el se me puso detrás, pensé en la vista que le ofrecía, mi sexo y mi culo a su entera disposición y, de nuevo, noté como nuevamente, mis flujos mojaban mis piernas. Puso la punta de la polla a la entrada de mi vagina y me susurró

Así te quería tener, como te vi follada en el restaurante –

  • Aquí me tienes, haz conmigo lo que quieras – respondí con pasión.

Empujé hacia atrás y sentí como esa larga polla me empalaba, emití un grito al tiempo

que un estremecimiento me sacudió de arriba abajo y… me corrí, mantuvo su miembro muy dentro de mí, me tenía cogida por el vientre y no me dejaba mover, hasta que, lentamente, comenzó a meterla y sacarla, otra vez ese ritmo incesante, ese roce con las paredes de mi vagina que acabaron conmigo en su primer polvo, parecía no cansarse mientras, poco a poco, incrementaba su ritmo. Los músculos de mi sexo se contraían buscando aprisionar esa polla y frenar la velocidad con que me follaba pero era imposible, seguía machacándome sin misericordia, mi vientre producía fluidos sin cesar y solo se oían mis gemidos y el flop, flop de su miembro entrando y saliendo del mío. Tenía una resistencia increíble y mis piernas casi no me sostenían, estaba bufando de placer; por una parte quería que me llenara con su semen y por otra que aquello no terminara nunca. De repente me la sacó, me incorporó y se sentó en la cama delante de mí, se agachó y empezó a lamer los líquidos que empapaban mis muslos y mi zona púbica, me metió un dedo en el culo y su lengua masacró mi clítoris, ya no eran gemidos, eran verdaderos gritos de placer y estaba a punto de caerme, me estaba matando, le rogué

Quiero tu polla dentro de mí, por favor, follame, necesito sentirte… -

Métetela, siéntate encima – dijo

Miré hacia abajo, tenía el pene completamente erecto y brillante de mis jugos, mi vientre se deshizo de nuevo. Abrí mis piernas y me coloqué para ensartarme, nos mirábamos con pasión, fui agachándome poco a poco hasta colocar mi sexo en la punta de su glande, puse las manos sobre sus hombros y empujé hacia abajo, sentí perfectamente como me iba penetrando hasta el fondo y emití un alarido, me sentí

llena. El me tomó de las caderas y empezó a subirme y bajarme, sentía como esa polla llegaba a todos los rincones de mi sexo, las paredes de mi vagina ardían y mi pecho era como un volcán, me ahogaba, estaba fuera de mi, le gritaba pidiéndole más y más y el continuaba destrozándome, tenía mis brazos alrededor de su cuello y mi cabeza hacia atrás gimiendo de placer, sentí como sus dedos jugaban con mi ano, deseé tenerlos dentro y pareció que me leyó el pensamiento, pronto los sentí, no se cuantos eran, pero me barrenaban y acrecentaban, si ello era posible, mi placer. No se cuanto tiempo llevaba follándome, pero era incansable, le miré y tenía los ojos cerrados, estaba

brillante de sudor, le mordí suavemente los labios y abrió los ojos, me miró y me lamió los míos… me comí su boca, le metí la lengua hasta dentro, jugué con la suya, la mordí, me tragué su saliva… acerqué mi boca a su oreja, le mordí el lóbulo y le susurré..

Inúndame, quiero sentir tu semen en mi vientre, necesito sentirlo dentro de mí, lléname

Según iba oyendo mis palabras subía la intensidad de sus embestidas, yo no sabía lo que sentía, mi cuerpo era un cúmulo de sensaciones, ese hombre me manejaba como una marioneta y yo me dejaba hacer, le pertenecía, era suya y podía hacer conmigo lo que quisiera. Abrazada a él, le repetía al oído…más, más, más… de repente, comenzó a sacar y meter los dedos que me había metido en el culo, a gran velocidad, la sensación me hizo abrir la boca para inhalar aire y, de un fuerte golpe, clavó su polla en el fondo de la vagina, noté como palpitaba dentro de mí y, al instante un río de lava ardiente invadió mi vientre, sentí los latigazos de su sexo en cada descarga y entonces mi castigado cuerpo reaccionó, de mi boca salió una especie de lamento y una ola de liquido bajó de mí como intentando apagar el fuego que me consumía, un orgasmo increíble casi me hace perder la consciencia. Me parecía estar viviendo un sueño, seguía sentada encima de mi amante que, ahora, me tenía abrazada por la cintura. Aún notaba pequeños estremecimientos de su polla, y mi vientre y pechos temblaban convulsivamente, le tomé la cara entre mis manos y le besé con rabia, mi lengua recorrió cada rincón de su boca y bebí con ansia su caliente saliva, después me levanté, y sentí, con placer, como nuestros fluidos bajaban por mis piernas, me arrodillé delante de él y limpié su polla con lujuria.

De pronto, unas manos me tomaron de las axilas y me levantaron, me volví, era "Q", sentí vergüenza, estaba segura que no había perdido detalle del proceso de mi total entrega al maître. Me cogió de los pechos y los apretó, cerré los ojos y gemí, a continuación bajó su mano a mi sexo y la empapó de jugos, la puso a la entrada de mi boca y me ordenó

Come -

Sumisamente abrí la boca y comencé a lamer su mano, abrí los ojos y le miré lascivamente mientras seguía chupando con deleite, retiró su mano pero yo bajé la mía y la embadurné. El me miraba seriamente y yo, desafiándolo, lamí uno a uno mis dedos hasta dejarlos limpios, después le pasé la palma de mi mano por su boca, me tomó de las dos manos y me inmovilizó, no dejaba de mirarme, sin volverse dijo,

Vete –

Oí movimientos y como el maître salía de la habitación, continuábamos sin apartar la vista el uno del otro. Tiró de mí y me llevó a una de las mesillas de noche, sacó un cordón negro y me ató las manos a la espalda, me empujó y caí en la cama boca abajo, me colocó de rodillas y sentí como me metía el vibrador en el culo, lo hizo bruscamente y grité cuando entró, yo estaba encendida, quería provocarle

¡Cabrón! cualquiera me folla y me da placer, no eres el único –le dije.

Me cogió el coño con una de sus manos y apretó, di un pequeño grito, nuevamente hablé,

¿Necesitas la fuerza para follarme? –

Me introdujo dos o tres dedos en la vagina, esta vez mi grito fue mayor, me había hecho daño, empecé a llorar, "Q" no hablaba y empecé a sentir miedo, creía que me había pasado, parecía muy enfadado. Comenzó a meter y sacar el vibrador y los dedos al unísono y a pesar de la lubricación del último polvo yo me sentía seca y me quejaba, "Q" se levantó y cogió algo, pronto olí lo que era, el líquido, esta vez no lo extendió por todo mi cuerpo, untó mis axilas, pecho, vientre, cara interna de los muslos, ingles y culo. Como siempre, se entretuvo más en las ingles y zona anal, yo estaba rota y así se lo hice saber

Por favor "Q", déjame descansar, mañana por la mañana haré lo que quieras, estoy reventada-

No me contestó, comenzó a acariciarme suavemente, me relajé, el olor del liquido me enervaba y, al mismo tiempo, actuaban como un bálsamo, sus manos me moldeaban deteniéndose con sabiduría en los puntos más sensibles. De repente, noté su aliento en el culo, mis piernas se abrieron para darle mejor acceso y su caliente lengua comenzó a recorrer el perineo, un espasmo me recorrió, era la primera vez que me hacían caricias en el camino de mi culo a mi sexo, y ambos orificios lo agradecieron, sentí como se contraían con sus lamidas. Mi vagina comenzó lentamente a humedecerse y mis caderas a moverse, él seguía con sus caricias suaves y una agradable modorra me iba invadiendo, cerré los ojos y me dispuse a disfrutar, de pronto, un azote en el culo me hizo botar,

¿Qué haces? – pregunté

La única respuesta fue otro azote,

Me duele, déjame – le pedí

Continuó azotándome pausadamente, yo sentía como me ardía el culo y mis lágrimas comenzaron a empañar mis ojos, tras una pausa, sentí como volvía verter el liquido por mi cuerpo y nuevamente volvían las, cada vez, menos suaves caricias. Comencé a gemir de nuevo y a notar como mi vientre se preparaba para otro orgasmo, pero… otra vez los azotes, no se cuanto tiempo estuvo alternándolos con caricias, solo sé que en un determinado momento, mi culo se levantaba para esperar su mano, me di cuenta de que mis muslos estaban mojados y que el dolor también puede ser agradable.

"Q" me dio la vuelta y me desató las manos, el estaba de rodillas a mi lado, miré su polla y estaba erecta, sentí un calambre en el vientre. Después lo miré a él, tenía su mirada fija en mí, alargó la mano y secó algunas lágrimas de mi rostro, lo miré de nuevo y, lentamente, abrí las piernas, mi conato de rebelión había acabado, mis defensas no existían, era suya y estaba a su disposición. Inopinadamente, se tendió junto a mí y recomenzó a acariciarme suavemente, me pasó su brazo por debajo del cuello y yo me apreté a él, su mano bajó a mi pubis y la paseó por encima del vello, me susurró

Son la siete de la mañana, descansa –

Me besó suavemente en los labios y no le pude ni contestar, me quedé profundamente dormida.

(CONTINUARA)