Historia de Q 5

Una mujer encuentra lo que ¿quizás buscaba?.

Cuando desperté la habitación estaba en penumbra, intenté levantarme pero no pude, estaba atada a la cama de pies y manos y una almohada colocada bajo mis riñones levantaba mi pubis, miré a izquierda y derecha y vi los cordones que mantenían mis brazos en cruz; me incorporé lo que pude y pude ver mis piernas, también abiertas, que estaban cubiertas por unas medias blancas que me llegaban a medio muslo, unas pequeñísimas bragas, que apenas me cubrían el vello púbico, completaban todo mi atuendo. Estaba cansada y me dolía todo el cuerpo, pero no podía evitar sentir un pequeño temblor en el vientre, me relajé y me dispuse a esperar que "Q" viniera, sabía que pronto estaría a mi lado.

Pasados unos minutos apareció, estaba completamente desnudo e, instintivamente, miré su pene, estaba en posición de absoluto descanso, deseé que me lo metiera en la boca y sentirlo crecer dentro de ella. "Q" traía una botella y una caja en la mano, dejó esta en la mesilla de noche y se acercó a mí con aquella, la abrió y me miró, mis pezones se erizaron, comenzó a verter el líquido por mis pechos, vientre y muslos y, seguidamente, en sus manos, tenía un olor dulzón y penetrante, y parecía que ardía al contacto con mi piel. Sus manos recorrieron mi cara, cuello, brazos, axilas, pecho, vientre, me calentaba más y más, notando como mi sexo se iba abriendo como una flor mientras sus manos se acercaban. "Q" evitó tocarlo, se dirigió a las ingles y la cara interna de los muslos y aumentó la presión de sus manos, me hizo levantar el vientre y alcanzó el culo que también fue embadurnado, después pasó a los muslos, bajó las medias hasta dejarlas enrolladas a los tobillos, y las piernas, todo mi cuerpo fue ungido.

El efecto del líquido era relajante, parecía que estaba flotando, pero, al mismo tiempo, mi vientre era una hoguera, movía las caderas intentando que me tocara el coño pero él lo evitaba, insistía en las ingles, yo me retorcía de placer y mis jugos fluían lentamente de mi vagina. Me obligó nuevamente a levantar el vientre y, alargando una mano, accedió a mi culo que, lubricado por el líquido, se abrió aceptando el dedo que lo invadía, entró fácilmente, me mordí los labios y comencé a gemir. "Q" inició un mete y saca cada vez más rápido, el calor de mi vientre se extendía por todo el cuerpo, mis gemidos se habían convertido en una especie de lamento continuo, el coño, encharcado, parecía abrirse y cerrarse a su antojo y sentía gran opresión en mi pecho.

El tenía la boca al lado de mi sexo su calor me llegaba, oí como rasgaba, no se con qué, las bragas y sentí su aliento en mis labios vaginales, me soplaba suavemente y mi presión crecía y crecía, paseó la punta de la lengua por todo mi coño y me tensé como un arco, continuó dándome pequeños toques hasta que, cuando no lo esperaba, me mordió el clítoris. Una vez más se abrieron las compuertas de mi vientre, me corrí desesperadamente, no pude evitar que un grito saliera de mi garganta, "Q" continuó besando mi sexo hasta que mis temblores cesaron, después se acostó a mi lado, quise abrazarlo pero continuaba atada. Estuvimos un rato sin hablar, él bajó su mano y me acarició distraídamente el coño, mientras, yo pensaba en como cambiaria mi vida a raíz de esos días. "Q" rompió el silencio,

¿Como te sientes? – preguntó.

Como una yegua recién domada – la respuesta me salió del alma.

¿Y feliz?

Si, pero con sombras – dije.

¿Qué sombras?

Mi marido, mi hija…Mañana vuelvo a casa y tú me has metido al diablo en el cuerpo. ¿Qué pasará?

  • Lo que tu quieras – repuso –pero se que a esto no quieres renunciar.

Si…, no se…, bueno, desátame y hablemos.

Vas a seguir atada, pero sí, hablemos. Conozco tu cuerpo y algo de tu mente, pero quiero saber más de ti, cuéntame tus fantasías eróticas.

Tú las estás haciendo reales –contesté.

Hasta ahora la iniciativa ha sido mía, estas son mis fantasías, aunque probablemente coincidan con alguna de las tuyas. No me digas que nunca has pensado o soñado en tríos, orgías, ser forzada a tener sexo

Sabía que este momento llegaría, como cualquier persona, claro que había tenido sueños húmedos, pero nunca se me pasó por la mente hablar de ellas y, menos, realizarlas, al parecer, "Q" tenía otros planes.

No sé… - dije.

Bajó su mano y uno de sus dedos comenzó a subir y bajar por la hendidura de mi sexo, abrí la boca y tomé aire, aún no me había recuperado del anterior orgasmo. Mi doma continuaba, ahora se trataba de hacerme perder la intimidad e, irremediablemente, lo iba a conseguir.

¿No hablas con tu marido de meter a alguien en vuestra cama? – preguntó con voz ronca, mientras seguía jugando con el coño.

Si…mi marido es más imaginativo que yo y, a veces, organiza algún jueguecito de ese tipo, no creo que sea más que eso, un juego.

Y a ti, ¿te calienta?

Si… he tenido más de un orgasmo en esos juegos.

¿A quién metéis en la cama?

A nadie en concreto, es como un fantasma sin rostro, solo en los últimos meses, cuando follaba con mi marido pensaba que eras tú quien me lo hacía

"Q" aumentó la presión de sus dedos y mi sexo lo agradeció. Mi calentura iba en aumento y trataba de imaginarme con dos hombres, mi mente no rechazó la idea.

¿Qué harás cuando meta a otro en la cama? – preguntó.

No lo sé… - gemí.

Separó mis labios vaginales, ya eran dos dedos los que me acariciaban.

Creo que… - murmuré.

No me dejó terminar, se puso encima de mí y me acercó la polla a la entrada de la vagina, yo sentía su calor que se unía al que consumía mi cuerpo, su glande me acariciaba y yo me moría por que me atravesara. Acercó la boda a mi oído y dijo,

¿Crees o sabes? –

Mi cabeza daba vueltas e intentaba, con movimientos de vientre, que me penetrase pero era imposible, las cuerdas me lo impedían.

¿Que harás ese día? – volvió a preguntar.

Mi mente se rindió, sujeté fuertemente los cordones con las manos, levanté todo lo que pude mi pubis y

¡Me abriré a los dos! – grité - ¡Me follareis, me haréis lo que os de la gana

No me dejó terminar, en ese momento "Q" hundió su polla en mi anhelante coño, supongo que sería por la almohada que tenía debajo, pero me pareció que entraba mas profundo que nunca, me cabalgó salvajemente, yo quería rodearlo con mis brazos y piernas pero las cuerdas lo impedían, era frustrante por una parte, pero estar allí abierta a las embestidas de mi "macho" sin posibilidad de hacer nada, me enervaba. Jadeaba sin descanso, le pedía que no tuviera compasión, que me follara con todas sus fuerzas, mi flujo manaba sin cesar, era una corrida sin fin. De repente, algo delgado y frío penetró mi ano, fue si una corriente eléctrica me atravesara y mi cuerpo pareció elevarse sobre la cama, "Q" empujó con fuerza y mantuvo la polla dentro de mí, sentía sus latidos y, en pocos instantes, su ardiente semen me volvía a llenar. Se separó un poco de mí, noté como las ligaduras se aflojaban y me abracé a él como si fuera lo único que me uniera al mundo. Mi vientre seguía teniendo contracciones y en mi interior, su polla se hacía cada vez más pequeña, se salió de mí y se puso a mi lado, estuvo acariciándome el pecho hasta que mis temblores cesaron.

"Q" se levantó y se dirigió al baño, yo permanecí en la cama y me quite la almohada de debajo, su semen y mis flujos comenzaron a bajar lentamente, me sentía relajada, pensé "estoy bien follada" y esbocé una sonrisa. Me levanté, fui a una ventana y descorrí la cortina, la claridad me hizo cerrar los ojos, no sabía la hora que era, me dirigí a la mesilla y cogí mi reloj eran las seis menos veinte, recordé lo que "Q" le dijo a mi marido en la cena y sonreí, la verdad es que estaba dedicando mas de la noche que prometió. Me fijé que en la otra mesilla había un objeto cilíndrico, me acerqué y lo tomé en la mano y supe lo que me había metido en el culo, efectivamente en la caja que estaba al lado de la botella del líquido que usaba ponía "vibrador anal", lo acerqué a mis labios y lo besé, había sido mi primer amante "mecánico". Me dirigí al baño con aquel en la mano, "Q", envuelto en una toalla, se afeitaba. Me miré al espejo y vi completamente desnuda, ni en mi casa me movía con tanta desenvoltura sin ropa encima pero el sexo me desinhibía, allí estaba desnuda, sucia y mostrándome a un hombre que no era mi marido y, la verdad… me gustaba, estaba descubriendo muchas cosas sobre mí. Me aproximé a "Q" caminando con coquetería, le tiré de la toalla y se quedó desnudo, le mostré el vibrador, sonrió y continuó afeitándose,

¿No tienes celos de él? – le pregunté.

No – contestó.

Es el único que ha entrado en mi culo -

¿Y te gustó?

No ha estado mal -

Me miró fijamente, se señaló la polla sin apartar la mirada de mí y me dijo:

Esta es la primera que perforará tu culo, y cuando lo tengas dentro no dirás "no está mal", primero llorarás y después pedirás más, querrás ser follada por los dos agujeros.

Se me secó la boca, parecía enfadado y yo no sabía que decir, bajé la mirada y musité

Perdona, yo no… -

Me tapó la boca con la suya y besándome me llevó a la ducha y volvió a terminar de afeitarse. Entré y abrí el grifo, puse el termostato a temperatura baja, quería que el agua fría aclarara mis ideas, su última frase, "follada por mis dos agujeros", me había impactado, ¿Utilizaría, como hoy, un vibrador o sería él con otra persona?, me pasé la mano por el coño pensando en la segunda posibilidad y me estremecí. Sentí que el agua comenzaba a salir caliente, "Q" había entrado en la ducha y subido la temperatura del agua, Tomó una esponja y me lavó todo el cuerpo, deteniéndose especialmente en las tetas, coño y culo, mi temperatura, al igual que la del agua también aumentaba. "Q" se centró en mi sexo, lo manipulo suavemente con uno, dos y, por último, tres dedos. Comencé a quejarme quedamente, seguía un ritmo uniforme pero que me hacía sentir como si estuviera flotando, quería correrme pero, al mismo tiempo, que aquello no acabara nunca. Me abrió las piernas y puso sus manos entre ellas como si fuera un cuenco, me ordenó - ¡córrete! – y metió su lengua en mi boca, me corrí dulcemente, parecía que me vaciaba cámara lenta, él, subió sus manos y bebió de ellas. Me besó y diciendo – Ponte muy guapa, te espero en la terraza - , salió.

Terminé de ducharme y lavarme la cabeza, después de secarme me maquillé lo mas sexy que pude, labios mas que rojos, mucha sombra de ojos, aunque pensé que con mis ojeras no era necesario, y un maquillaje clarito para resaltar el rojo. También di un pequeño toque de rojo a mis pezones. Salí desnuda del baño, quería que "Q" estuviera allí y me viera, cuando vi que no era así, sentí un pinchazo de decepción. La habitación, ya no me sorprendía, estaba perfectamente arreglada y, encima de la cama, unas medias, un tanga y cinco bragas, tres de ellas rotas, estaban perfectamente alineadas. Me dirigí al armario y allí estaba mi vestido rojo miré los cajones y elegí un sujetador blanco y unas bragas de encaje del mismo color, me las puse y me miré al espejo, me cubrían perfectamente pero eran muy ajustadas por lo que marcaba el coño con todo detalle, estuve a punto de cambiarlas pero decidí que no. A continuación me puse el vestido, unos zapatos de tacón medio y unas gotas de perfume y me dirigí a la terraza. "Q" me estaba esperando, al verme salió a mi encuentro, se quedó mirándome mientras me tomaba de las caderas, me abracé a él que bajó sus manos a mi culo y comenzó a delinearme el contorno de las bragas, me besó en los labios, me tomó de la mano y dijo:

Vamos-

Bajamos en el ascensor hasta el sótano y nos dirigimos al restaurante, nos habían preparado un pequeño reservado, nos sentamos uno junto al otro. "Q" me miraba con esos ojos de deseo que a mí me hacían temblar, permanecíamos en silencio, parecía que nos estábamos estudiando y que en cualquier momento nos íbamos a abalanzar el uno contra el otro y destrozarnos. La pasión se respiraba, sentí como se me secaba la garganta y me lamí los labios, en ese momento, apareció el maître que nos entregó la carta y preguntó si queríamos algún aperitivo, "Q" pidió las copas y ojeó aquella.

¿Te apetece algo en particular? - preguntó.

Elige tú – contesté, mientras nos mirábamos con deseo.

El maître regresó y tomó la comanda, "Q" y yo seguíamos mirándonos y aquél lo notó. Observé que el hombre miraba mi escote que, por mi postura, se había ahuecado y creo que mostraba gran parte de mi pecho cubierto por el sujetador, estaba nervioso y al terminar de anotar se marchó apresuradamente. Continuábamos con nuestras miradas fijas en el otro, yo notaba como mi temperatura subía y estuve a punto de pedirle que nos subiéramos a la "suite", pero algo me decía que no iba a ser necesario, el siguiente paso se iniciaría allí.

Un camarero nos trajo las copas y brindamos,

Por tu inicio – dijo "Q"

Porque este inicio no tenga final – contesté yo

Quítate el sujetador – ordenó

Mi coño se estremeció, ya empezaba, ¿hasta donde llegaría?.

Desabróchalo tú – le pedí con voz ronca.

Se levantó, bajó las manos por mi espalda y quitó el broche, yo, sin dudarlo, lo saqué por una de mis mangas y se lo ofrecí, el lo tomó y lo guardó en un bolsillo. "Q" que continuaba a mi espalda, pasó sus manos por mis hombros y las metió en mi escote, tomo un pezón en cada mano y comenzó a acariciarlos, sentí como empezaban a hincharse, cerré los ojos y un pequeño borbotón de flujos, me mojó las bragas. Oímos como alguien se acercaba, sacó las manos y se sentó. Llegaron el camarero y el maître para servir la cena, el segundo, creo que subconscientemente, miró hacía mi pecho, observé que "Q" me miraba y sonreía, recordé el Púb con nuestros amigos y como me obligó a exhibirme y, sin dudarlo, me incliné hacia la mesa y les di a todos una amplia visión de mi pecho desnudo. El camarero que en ese momento me servía, se quedó paralizado durante unos segundos, el maître puso cara de sorpresa y enrojeció, nos indicó un timbre desde el que podíamos llamarle si necesitábamos algo y seguidamente se retiraron. "Q", que continuaba sonriendo, bromeó,

¿Qué crees que habrá pensado cuando haya visto que te has quitado el sujetador?

Lo miré con sorpresa, ¡se había dado cuenta de la primera mirada!, lo tenía todo controlado, le contesté con rabia,

Probablemente la verdad, que soy una puta caliente que está deseando que su

galán se la folle… una vez más -

"Q", sin mirarme, murmuró:

Levántate, súbete la falda y siéntate con las bragas en contacto con el asiento –

No lo dudé, me puse de pié levanté el vestido hasta la cintura, lo mantuve durante el tiempo suficiente para que viera como mis estrechas bragas, delineaban perfectamente el coño, luego, me senté y bajé el vestido.

Apenas habíamos comido, picábamos distraídamente y seguíamos mirándonos, parecía que "Q" maquinaba el siguiente paso, yo por mi parte, esperaba ansiosamente sus sugerencias/ordenes mientras mis bragas, prácticamente incrustadas en el coño, de donde no cesaban de fluir líquidos. El bajó su mano derecha y empezó a recorrer el surco que dibujaban mis bragas, mi cuerpo se tensó y abrí instintivamente las piernas, sentía punzadas de placer en el vientre; una de sus manos alcanzó la entrada de la vagina, pasó repetidamente un dedo mojándolo bien, lo sacó y lo introdujo en mi boca, lo chupé con ansiedad, volvió a repetir la operación pero, ahora, con dos dedos y nuevamente los lamí con gula, de nuevo metió los dos dedos, pero esta vez aprisionó entre ellos el clítoris y lo retorció suavemente, lo notaba duro e hinchado, de pronto "Q" aumentó la presión y una nueva descarga de fluidos saludó a mi enésimo orgasmo, mordí la servilleta para no gritar y apoyé la cabeza en la mesa. "Q" me besó en el lóbulo de la oreja y me musitó al oído:

Empieza a exhibirte –

Asentí con la cabeza.

(CONTINUARA)