Historia de Q 4

Una mujer casada encuentra lo que ¿quizás buscaba?

Cuando colgó mi marido, "Q" me cogió en brazos y me llevó a un salón anexo, vi que había una mesa preparada con una cena fría, la suite era una pasada.

¿Te habrá costado una pasta? – pregunté.

Es la suite nupcial, y lo que pague será barato comparado con lo que he recibido en solo dos horas – repuso.

Me sentí orgullosa, "Q" me bajó y me senté, la mesa estaba muy bien surtida, platos de jamón, queso, gambas, almejas, paté, etc… la cubrían, y dos botellas de un buen cava sobresalían de una gran cubitera, abrió una de ellas y llenó las copas y brindó por qué todo el fin de semana, siguiera como había empezado. Nos besamos y acariciamos como dos adolescentes, pasándonos la comida de boca a boca, "Q", de repente, comenzó a pasar la comida por mi vagina antes de comerla él o acercármela a la boca que yo abría para tomarla, puse la mano sobre su, ahora, fláccida polla que reposaba en su muslo. Comíamos y bromeábamos, parecíamos una pareja de recién casados en su noche de bodas, pero ambos sabíamos que no era así, estábamos felizmente casados, al menos yo, y él me había seducido y me estaba introduciendo en un mundo que giraba alrededor del sexo, me tenía en un estado de excitación permanente y había despertado algo de mi que yo no sabía que existiera. Si tres meses antes me hubieran dicho que iba a hacer las cosas que ahora estaba haciendo, me hubiera reído, pero tenía que admitir que "Q" me estaba demostrando que era fogosa, exhibicionista, morbosa, en resumen, que me encantaba el sexo y que me dominaran, una punzada en el vientre me hizo pensar en "A", había estado conmigo durante quince minutos el día de la cena y media hora la noche anterior, y en esos escaso tiempo me hizo lo que quiso, porque yo era consciente que me tuvo abierta de piernas y con su pene rozando mi sexo; de haber querido, me habría follado y yo no me hubiera resistido, recordar esa imagen, provocó que mi sexo volviera a humedecerse.

"Q" me cogió en brazos y me sentó sobre el mirándonos de frente, me moví traviesamente hasta que puse el coño pegado a su polla, yo le besaba la boca y el manoseaba mis pechos, seguía moviéndome sobre él, pero no le dejaba penetrarme. De pronto, me abrazó inmovilizándome, me levantó de sus piernas y me dejó caer de golpe, noté como su miembro entraba en mí como una espada haciéndome sentir completamente llena, exhalé un gemido mientras un sofoco me subía por todo el cuerpo. Él me mantenía inmóvil mientras yo intentaba moverme, se levantó sin salir de mí y yo le rodeé el cuello con mis brazos y así me llevó hasta un balcón, recordé la cena en su casa e imaginé lo que venía a continuación, me apoyó de espaldas al exterior y nos miramos, seguía sin moverse ni me dejaba a mi, le mordí los labios

Follame – le pedí.

La sacó y la metió rápidamente y volvió a parar, ahora fue él quien me mordió a mí.

¡¡Follame!! – grité.

Repitió la misma maniobra, yo estaba fuera de mí, notaba mis labios calientes y empecé a gritarle histérica, no me importaba si me oían

¡¡Follame!! ¡¡Cabrón!!, ¡¡Destrózame!! ¡¡Haz de mi lo que quieras!! ¡¡Soy tuya!! ¡¡Te pertenezco!!

"Q" me clavó materialmente contra el balcón, comenzó a batirme el coño, nunca una polla había hecho tantos estragos en mi, estaba entregada, mi cuerpo era un volcán y el coño el cráter, continuaba gritando

¡¡Sigue!! ¡¡Sigue!! ¡¡Sométeme!! ¡¡Mi cuerpo es tuyo!! ¡¡Dame más fuerte!!

"Q" aceleró su ritmo, sentía su polla clavada dentro de mí, yo gemía, gritaba, lloraba y el continuaba poseyéndome

¡¡Lléname de ti!! – le pedí.

¡Por favor! - le rogué - ¡Dame tu semen, te lo ruego!

Le suplicaba y él me martilleaba, no podía soportar más, cuando ya me había resignado a esperar lo que el quisiera, bajó la cabeza y me mordió un pecho mientras, agarrándome el culo con las dos manos tiró de mí, me incrustó el coño en su polla y se vino dentro de mi. Mi cuerpo explotó, sentí como ríos de flujo salían de mí mientras el vientre temblaba como un flan y mi cabeza daba vueltas. Me abracé a el y le musité al oído

Eres mi dueño, pídeme lo que quieras, haré cualquier cosa por ti.

Todavía ensartada me llevó a la cama y allí me tendió y se quedó mirándome, yo me lleve una mano al coño, metí los dedos y los saqué llenos de mis jugos y su semen, me los lleve a la boca y los lamí, después empecé a llorar. "Q" se tendió a mi lado, me abrazó y me dormí.

Aquella noche fue como un sueño, no sé a que hora desperté, pero todo estaba oscuro, noté que estaba desnuda a excepción de unas pequeñas braguitas, extendí el brazo y toqué a "Q", el se volvió, me besó y puso sus manos en mi pubis y pecho. Mi cuerpo despertó, en pocos minutos volvía a estar mojada y con las piernas abiertas esperando su polla, me quitó las bragas, me penetró y me folló hasta que le pedí que me inundara, lo hizo mientras yo me corría por enésima vez, me besó de nuevo, le abracé y me volví a dormir.

Al amanecer, fue "Q" quién me despertó acariciándome, de nuevo me habían puesto unas bragas, mi cuerpo respondió de nuevo, esta vez me puso a cuatro patas en la cama, destrozó las bragas y, como yo deseaba desde mucho tiempo atrás, me montó, me cabalgó, me sometió e hizo que me sintiera su yegua y su esclava, sería suya cada vez que él lo deseara, pensé que mi doma había concluido. Le pedí su semilla en mi vientre y, una vez más me la dio, mientras yo me corría dulcemente. Me dolía todo pero me encontraba feliz, había perdido la cuenta de los polvos, cuatro o cinco, de mis orgasmos ni idea, incontables, y no sabía de donde sacaba "Q" las fuerzas, recordé una frase de mi marido, "es muy fácil echar varios polvos casi seguidos, solo hay que cambiar de yegua", sonreí y me sentí muy orgullosa de ser la "yegua" de mi "macho", pegué mis tetas a su espalda y de nuevo me dormí".

Me despertó el timbre del teléfono, lo cogí y era mi marido, me preguntó que tal había pasado la noche y le contesté que muy bien pero que había dormido poco, mire a "Q" que se removió en la cama. Mi marido me recordó la sesión de "sexo telefónico" de la noche anterior y yo me reí

  • ¿Quieres que te la chupe? – le dije.

Soltó una carcajada y respondió

No eres capaz.

¿Crees que no? Verás.

Le cogí la polla a "Q" y empecé a pajearle lentamente y contándoselo a mí marido que me dijo,

Estoy sintiéndolo

"Q" se removía sin despertarse pero su miembro crecía y se endurecía por momentos, besé su glande y se lo volví a contar a mi pareja que me decía que estaba haciéndolo muy bien. Mirando a "Q" le dije que me la iba a meter en la boca y así lo hice, oí a mi marido gemir y mi amante dio un respingo al sentir el calor de mi saliva y se despertó, vio que tenía el teléfono en la mano y sonrió, la saqué y le pregunté - ¿ te gusta? – mi marido respondía mientras yo lamía y mordía la polla de mi dueño, la veía cada vez más grande y empapada, ya no prestaba atención al teléfono, miraba a "Q" y le decía – Te la voy a comer entera, te secaré los testículos y me beberé hasta la última gota - . Vi que estaba a punto, le mordí la punta y le apreté los huevos, se tragó un rugido y una gran corrida invadió mi boca, continué apretando hasta que me di cuenta que ya no salía nada y, entonces, me la tragué. Oí que mi marido hablaba y cogí el teléfono y le dije – ¡Hola! –

¿Por qué no hablabas? – preguntó. – Tenía la boca llena de semen – le contesté, reímos los dos y me despedí diciéndole que me iba a la ducha, colgué y me tiré en los brazos de "Q" – ¿Te sorprendí?- le pregunté.- En absoluto- me contestó- sabía con certeza que eras así, tu eres la que aún no sabe lo que eres capaz de hacer-. Por un momento volví a ver a "A" llevándome con su boca al culmen del placer mientras yo le pedía mas, miré a "Q" le sonreí y le dije –Quizás no, pero voy haciéndome una idea – me levanté y me dirigí al baño, entonces vi los efectos de la noche, unas braguitas rotas junto a la puerta, un tanga y dos bragas más al lado de la cama y manchas sospechosas en el suelo y las sábanas. Me avergoncé pensando que el servicio de limpieza iba a ver todo aquello, "Q" me leyó el pensamiento y me dijo –No te preocupes, tengo sobornado al servicio de habitaciones Dúchate- y entré en el baño.

Me vi desnuda en un gran espejo que iba de pared a pared, no me conocí, tenía unas ojeras enormes, un par de hematomas en el pecho, los pezones erectos y morados, los labios vaginales hinchadísimos y el cuerpo mate de sus y mis secos fluidos. Sonreí a mi yo del espejo y le dije -A ver como arreglamos este estropicio, porque creo que esto es solo el principio- y comencé a asearme.

Me había duchado y estaba delante del lavabo envuelta en un albornoz y secándome el pelo cuando entró "Q", dejó algo a mi lado y continuó hacia el reservado, separado del resto del cuarto de baño por una mampara de cristal. Miré lo que había dejado, era un tanga de hilo dental que yo compré a pesar de que no eran muy de mi agrado y nunca los usé anteriormente. Me quité el albornoz y me lo puse, por detrás, por supuesto, no cubría nada y, por delante, a pesar de que el agua había bajado la hinchazón, apenas tapaban mis labios externos. Así, en tanga, continué secándome el pelo. "Q" volvió, le vi reflejado en el espejo y sonreí al ver la considerable erección que tenía. Se acercó a mí por detrás y me acarició el culo, ronroneando me pegué a él, me pasó la mano por el coño y comenzó un movimiento suave por todo él. Otra vez ese extraño calor se inició en mi vientre, cerré los ojos y eché la cabeza hacía atrás. Una de sus manos subió a mi pecho que ya se agitaba, pellizcó los pezones que, inmediatamente, se endurecieron y mandaron a mí cerebro una señal de placer. Mientras tanto, su otra mano seguía su recorrido por mi sexo hasta que se detuvo en el clítoris, me lo cogió con dos dedos y me los masajeó con fuerza, mis piernas casi no me sostenían. Separé a "Q" de mí, me agaché sujetándome al borde del lavabo y abrí mis piernas y le dije,

Tómame, mi cuerpo es tuyo-

El no contestó, sentí que apartaba de mi culo el hilo del tanga y me introducía una parte de su polla, gemí,

Quiero más- pedí.

Empujó y sentí como entraba toda, entre jadeos le volví a pedir,

Mucho más, necesito mucho más-

Ahora sus arremetidas eran lentas y profundas, mis jadeos se incrementaban, tuve una visión de "A" comiéndome el coño y le grité,

¡¡Pártemelo!! ¡¡Hazme daño, cabrón!!.

Pareció volverse loco, me cogió de los hombros y me atrajo hacia él, su polla se convirtió en un émbolo que entraba y salía de mí sin parar y, cada vez, a más velocidad. No podía contener mis gritos ni mi flujo que me chorreaba por las piernas, mis manos resbalaron del lavabo y caí al suelo encima del albornoz, sentí un gran vacío dentro de mí, no podía moverme y, de pronto, sentí como "Q" me montaba y me la metía de nuevo, grité, pero no me dio cuartel, seguía como antes, me taladró, yo lloraba pero de placer, me estaba follando a conciencia, me estaba dando lo que quería y me sentía en otro mundo, me corría sin parar y, al sentir su leche entrando en mí, me oriné, me estaba orinando encima. "Q" se salió de mi y se levantó, yo me quedé como estaba, boca abajo encima del albornoz, sintiendo el calor de la orina que mojaba mi vientre y como el semen resbalaba poco a poco fuera de mi vagina. Pasados unos minutos "Q" me quitó el tanga, me cogió en sus brazos y me llevó a la bañera, había preparado un baño de sales y me sumergió en él. Sentí como una suave esponja me lavaba todo el cuerpo, desde la cabeza a los dedos de los pies, me pidió que me levantara y así lo hice, me secó cuidadosamente, luego me volvió a coger en sus brazos y salimos del cuarto de baño, creí que me llevaba a la cama pero continuó hasta el salón, me tendió en un sofá. -Perdona- le dije- no se como he podido orinarme encima- él se rió a carcajadas, me abrió las piernas y empezó a besarme el coño, me hacía cosquillas y terminamos riendo los dos. Volvimos al dormitorio que estaba impecable, pensé que la habitación la tenían que haber arreglado cuando estábamos en el cuarto de baño, así que habrían oído todo el espectáculo.

¿Dónde están mis bragas?- pregunté.

Dirás las mías – contestó "Q"- en lugar seguro, son mis trofeos, por cierto, vístete para no salir-

Le entendí, cogí una bragas completamente transparentes y me las puse, me llevó a la terraza, di un paso atrás, -¿No pensarás que voy a salir desnuda?- intenté resistirme, me cogió del brazo y salimos. La verdad es que era difícil que nos vieran, pero no imposible, lo que añadía un poco de morbo al que ya llevábamos acumulado. Me senté, vi una mesa auxiliar con un desayuno que tenía una pinta increíble, mi estómago comenzó a sonar, eran más de las doce y no comíamos nada desde la noche anterior. "Q" sirvió zumo, café y tostadas y comimos con apetito hablando de cosas triviales, al terminar me cogió en sus brazos y me sentó en sus rodillas. Comenzó a acariciarme el pecho con una mano, mientras ponía la otra encima del pubis, su lengua delineaba mis labios. -¡Dios!- pensé- ¡Otra vez! -, un escalofrío me recorrió y me apreté contra el, no creía que aún le quedaran fuerzas pero sentí como su polla, debajo de mi culo, empezaba a despertar. Con su boca pegada a la mía pregunto:

¿Me quieres?

Te deseo- le contesté.

¿Me perteneces?

Soy tuya.

¿Harás cuanto te pida?

No me podré negar.

Entre preguntas, "Q" me besaba los labios que, ya, me ardían. Metió la mano bajo las braguitas y comenzó a moverla lentamente.

¿Cuántas personas han tenido acceso aquí? y me apretó el coño.

Tres. (Noté sorpresa en su rostro).

¿Quién es el tercero?

No lo conoces.

¿Cuántos han hecho que te corras?

Un temblor recorrió mi cuerpo cuando recordé mis noches con mi marido, los últimos meses con "Q" y la noche anterior con "A".

Los tres- contesté

¿Quién te folla mejor?- dijo mientras aceleraba el ritmo de sus caricias.

Tú- jadeé.

¿Quién?- repitió metiéndome dos dedos en el coño.

¡Tú, tú, tú!- casi grité mientras una ola crecía en mi vientre- Tu eres mi hombre, mi macho, el que me domina, al que quiero tener siempre dentro de mí.

Estaba a punto de estallar, frotaba mis muslos entre sí para acelerar el orgasmo pero, de repente, sacó los dedos del coño.

Continúa por favor-le rogué.

Antes dime como te lo hace tu marido.

Bien, pero sigue.

¿Cómo de bien?

¿Qué quieres que te diga?- estallé- ¿Qué tú lo haces mejor? ¡pues si!, ¡me llevas follando desde anoche!, ¡no sé cuantos orgasmos he tenido! ¡haces de mi lo que quieres! , (ni me había dado cuenta que estábamos en la terraza), ¿Qué mas te digo? ¡Mi marido me folla bien, pero nadie me ha follado ni me ha dado lo que tú me das!. Por favor, haz que me corra.

"Q" volvió a introducir los dedos y acarició con fuerza la parte superior de mi vagina…la ola se desbordó, ingentes cantidades de liquido salía de mi coño mientras mi cuerpo convulsionaba. Lo abracé y lo besé en la boca.

Apoyada en su pecho cerré los ojos y rememoré todo lo ocurrido desde que el día anterior salí de mi casa. Me estaba dando cuenta de que en mí, había un componente sumiso que yo no sabía que existía, pero que "Q" lo descubrió de algún modo y, cada día, me lo estaba demostrando. El episodio de "A" no hacía más que reforzar esa idea, mi vida empezaba a estar condicionada por hombres que me podían dominar. Miré a "Q" y sonreí, me estaba dando lo que esperaba y más, pero sabía que habría nuevas sorpresas. Había perdido la cuenta de mis orgasmos, aunque mi dolorido cuerpo me recordaba que eran muchos. Volví a preguntarme que de donde sacaba la fuerza, me estremecí y me pegué a él.

Ahora era el turno de mi marido, me entristecí porque le estaba engañando, pero, sobre todo, por ridiculizarlo aunque él no lo supiera, hice que oyera como me follaba y después le hacía una mamada a un amigo y compañero suyo haciéndole creer que era una fantasía con él y, por último, le dije a mi amante que me follaba mejor que él. Me sentía avergonzada pero no podía resistirme a "Q", le pedí perdón mentalmente y me dormí.

(continuará)