Historia de Q 3

Una mujer casada encuentra lo que ¿quizás buscaba?

Los días siguientes fueron un auténtico suplicio para mí, continuamente revivía cada una de las situaciones que había vivido, desde que "Q" me desnudó con la mirada, hasta la última vez en su casa en que me tuvo físicamente desnuda y ofrecida, recordaba su primer beso y cada orgasmo de los muchos a los que me había llevado, su sangre fría mordiéndome los pezones cuando mi marido caminaba hacia nosotros, en resumen, todos los pasos de mi proceso de sumisión.

Deseaba sus noticias y contaba las horas para verle, estaba muy caliente, mi marido ni se me insinuaba, no sé si pensaba que seguía con el periodo o quizás estaba enfadado, lo que si era cierto es que necesitaba sexo, y mientras mas duro, mejor.

El miércoles salí a pasear con mi hija, como me ocurría últimamente, no hacía mas que pensar en "Q" y en por qué no daba señales de vida, ¿le habría decepcionado durante la cena?, no lo creía, pero era muy raro no saber nada de el durante casi cuatro días. De repente me tocaron el hombro, me volví y era él, estuve a punto de echarme en sus brazos pero me contuve; me miraba muy serio, mi corazón comenzó a latir con más fuerza y supe que había llegado la hora, sentí un pinchazo en mi sexo. "Q" me entregó un sobre y me dijo:

  • Es una invitación para una presentación comercial en el Parador de …(pueblo cercano a mi ciudad), tienes habitación reservada para las noches del viernes y sábado, solo necesitas el vestido que lleves y el que te pongas para el regreso… ¡ah!, y todas las bragas que creas que vas a estrenar.-

Me acarició los labios durante unos segundos y se marchó. Me quedé inmóvil, el momento que deseaba estaba ahí y, ahora, las dudas me asaltaban, ¿como le decía a mi marido que me iba un fin de semana?, seguro que querría acompañarme, ¿cómo le convencía para ir sola?, volví lentamente a casa. Al pasar por la tienda de lencería pensé que tenía que "aprovisionarme", entré y compré tres mini bragas y dos tangas, la dependienta me dijo – Cada vez las compras más atrevidas, ¿vais por el segundo? –

Riendo le contesté – Ni pensarlo -.

Cuando llegué a casa, mi marido ya estaba allí, le di un beso y me fui a prepara el baño y el biberón de la niña. Mi cabeza era un hervidero, estaba como ausente, me repetía una y otra vez que tenía que hablar con mi marido, pero, ¿qué le diría?. Vestí a la niña y me fui a darle de comer junto a él.

Te veo preocupada – me dijo.

Respiré hondo y me lancé:

  • Verás, me han invitado a la presentación de un producto en el Parador de …, es

el fin de semana próximo y nos pagan la estancia de viernes y sábado. La

verdad es que me apetece pero no te quiero cargar con la niña.

¿Va gente conocida? – preguntó.

Si, gente del barrio –

¿Con sus parejas? –

No lo sé – contesté.

Bueno,- repuso- estás muy rara desde hace un tiempo, me voy a quedar con la

niña y tu te vas unos días de descanso. Solo espero que vengas mejor y que cuides más a tu marido.

Dejé a la niña, me abracé a él y le besé llorando, tenía un sentimiento contradictorio, lloraba porque me habían abierto las puertas del paraíso y, también porque el que lo había hecho era mi marido que, sin sospecharlo, me ponía en manos de "Q".

Los dos días siguientes fueron de interminables, fui a comprar más bragas pero en otras tiendas, me daba vergüenza ir a la habitual. Pensé que camisones llevarme, al final decidí que ninguno y, por último, me llevaría los dos vestidos de las cenas, el blanco y el rojo. Mi marido me veía feliz y se alegraba, me preguntó que si no merecía una recompensa, pero yo le contesté aún no estaba bien, pero que la noche del domingo sería bien recompensado. Pareció consolarse, aunque creo que esperaba algo más, de todas formas yo había decido que, hasta la noche del domingo, mi cuerpo, y lo que el quisiera, pertenecían a "Q".

El viernes llamé a un taxi (no tenemos ni queremos coche), me parecía peligroso irme con "Q" y el Parador no estaba muy lejos. Llevaba mi vestido blanco abierto por delante y un conjunto de mini braga y sujetador negros, me marido me dijo que se transparentaba un poco la ropa interior, pero a el siempre le ha gustado presumir de mujer moderna y atrevida, le contesté que no se preocupara pues en cuanto llegara me iría a la cama y sonreí para mis adentros. Llegó el taxi, besé a mi marido y a la niña, tomé la maleta y me dirigí hacia aquel, el taxista salió y abrió el maletero, tomó la maleta de mi mano y entonces me quedé paralizada, era el mismo del día de la cena en casa de "Q", su mirada se paseaba entre mi cara y mis pechos, yo no me movía el, abrió la puerta trasera y tomándome del codo me empujó suavemente al asiento, me senté discretamente y el cerró. Le dije el destino y, sin decir palabra, arrancó, antes de salir de la ciudad, en una calle prácticamente desierta, paró el coche y se bajó, vino hacia la puerta junto a la que yo estaba sentada y la abrió, yo sabía que me estaba mirando pero no me atreví a levantar la vista, me tendió la mano, se la tomé y saqué las dos piernas del coche, el pareció retenerme y supe lo que quería, abrí mis piernas lentamente y le ofrecí una vista panorámica de mis muslos y mis bragas negras, el me acarició el coño por encima de aquellas y yo gemí levemente, tiró de mi y me sentó a su lado. ¿Qué me pasaba?, ¿otro hombre me sometía?, ¿cómo permitía esto?, era la noche de mi ceremonia de entrega a "Q", nadie debía interferir en eso. El taxista, "A" según el papel que me dio, conducía sin hablar, me miró a los ojos y después a la entrepierna y, como la primera noche, supe lo que quería y no me pude resistir, desabotoné lentamente mi falda hasta la cintura y abrí el vestido, allí estaban mis pequeñas y ya mojadas bragas negras. Con su mano derecha empezó a abrir el surco de mi coño que cada vez se mojaba más, espasmos cada vez mayores me recorrían y mis gemidos cada vez eran más audibles". A" detuvo el coche en una zona de descanso, estaba solitaria, me sacó del coche y me desnudó completamente, era el segundo hombre que, en menos de una semana, me tenía así. Me tumbó encima del capó que estaba caliente y me abrió las piernas. Otro gemido escapó de mi boca, entonces le oí por primera vez. - Que quieres que te haga – su voz era grave y me estremecí, no contesté. Alzó la voz y repitió la pregunta, le miré y respondí, - Lo que quieras pero no me folles, por favor -. Puso sus manos debajo de mis rodillas y colocó mis piernas encima de sus hombros, acercó su boca al coño y, literalmente, me lo comió. Su lengua rasposa encontraba rincones jamás alcanzados por nadie, nunca había tenido una sesión de sexo oral como ese, no paraba de destilar líquidos y el los bebía ansiosamente, era una corrida continua, gemía, gritaba, le pedía más y él me lo daba, creí que me moría, me faltaba la respiración, un nuevo espasmo me recorrió y quedé desmadejada sobre el capó. Estaba como ida y, subconscientemente, comparaba lo que acababa de vivir con la sutileza de "Q" y, la verdad, no podría decir que me llenaba más. De repente, sentí que algo rozaba mi vagina, me incorporé y vi que "A" se disponía a penetrarme. Le rogué – ¡No por favor,

hoy no! -, me miró extrañado, - ¡Hoy no!, ¿cuándo? -, -A partir del lunes cuando tú quieras – le contesté. - ¿Y tú querrás? – preguntó. La respuesta me salió de dentro, sin pensarla, - Quiero ya, pero te pido que no sea hoy, yo seré la que te llame para pedirte que me folles – . ¡Dios! ¿Qué me estaba pasando?. "A" me preguntó – Conservas mi teléfono -, -Si – le contesté. – ¿Y me dejas así? –

Miré y vi su polla tersa y brillante, me arrodillé y la metí en mi boca, la lamí con fuerza mientras mis manos jugaban con sus testículos y su culo, cuando vi que aquellos se contraían, me metí dos dedos en mi chorreante coño y los mojé bien, entonces saqué su polla de mi boca hundí los dedos en su culo y comencé a pajearlo a toda velocidad, tardó segundos en correrse, su miembro era una manguera que disparaba en todas direcciones mientras yo la seguía batiendo. Volvimos al coche, me vestí y adecenté como pude, mientras nos dirigíamos al Parador, pensaba en que la boca y el coño había conseguido reservarlos para "Q", pero el territorio que él marcó con su semen, había sido violado por "A", me sentí sucia y … satisfecha. Cuando llegamos no quiso cobrarme y al darme la maleta, metió la mano bajo mi falda y me tocó el coño por encima de mis mojadas bragas, yo le rocé la polla y le dije, - Te llamaré -, el contestó – Se que lo harás -.

Me dirigí a recepción y di mi nombre, - El señor está ya en la habitación – me dijeron, mi vientre recibió la señal empezó agitarse, la hora había llegado, ¿que me haría mi "macho"?, al pensar esto se me vino a la mente la salvaje comida de coño de "A".

Un botones me acompañó a la habitación llevando mi maleta, llamó y abrió "Q", estaba en albornoz y nos miramos con deseo, le dio unas monedas al botones sin mirarlo, cerró la puerta y vino hacia mí, me empujo hasta una pared y allí me cogió las dos manos con una de las suyas y las levantó por encima de mi cabeza, me desabotonó el vestido de arriba abajo y me sacó los pechos del sujetador sin quitármelo. Su albornoz se había abierto y yo intentaba rozar mi pubis contra su polla que se veía dura y grande, nos besábamos como desesperados, intercambiábamos saliva, sudor, mordiscos. Bajó a mis tetas y me las comió, pensé que me iba a dejar moratones, pero me daba igual, volvió a mi boca y me bebió. Bajó sus manos a mis bragas y empujó con dos dedos, las metió en el coño, - ¿Las estreno? – preguntó, - Si – le mentí, movió los dedos dentro de mí y continuó mojando las ya chorreantes bragas. Yo ardía y me preguntaba como me follaria la primera vez, de pronto, dio un tirón de la braguita que se rompió por un lateral y quedó colgada del muslo derecho, abrió mis piernas y con su mano guió el glande a la entrada de mi vagina. Abrió mis brazos, yo sudaba esperando su penetración, miré por encima de sus hombros y vi nuestra imagen reflejada en un espejo, yo estaba abierta, crucificada en la pared y "Q" estaba a punto de poseerme, jadeaba y me miraba, de pronto, me mordió los labios, flexionó levemente las piernas y empujó fuertemente hacia arriba, fue como si una barra candente hubiera entrado en mi vientre …, grité, me corrí, lloré, mi cabeza cayó contra su hombro y casi perdí la consciencia, solo sentía su polla que me horadaba, me llenaba , me quemaba, me mataba… y yo quería que aquello no terminara nunca; "Q" aumentó el ritmo y aullé, oí como sus jadeos se convertían en gritos y quise su semen dentro de mí, no me cuidaba ni le pregunté por condones, quería su semilla en mi útero, me apreté contra él y contraje los músculos de mi vagina, no recordaba haber tenido una polla tan dentro; esperé y sentí cada una de las cuatro o cinco descargas que me inundaron, un terremoto pareció sacudir mi cuerpo y me desmayé.

Desperté desnuda en una gran cama, "Q", también desnudo, estaba a mi lado y acariciaba mi pelo:

¿Qué me ha pasado? – pregunté.

¿Tu que crees?

¿Cuánto tiempo llevo así?

Llegaste a las nueve y cuarto, perdiste el conocimiento a las diez y cinco y son las diez y veinte. Me has dado un buen susto, pero el pulso y la respiración se te normalizaron pronto y me tranquilicé.

Esperaba un recibimiento mas convencional, me has violado en la puerta – le dije sonriendo.

¿Me vas a denunciar?

Lo haré si no me violas más veces.

En ese momento sonó el teléfono, debía ser mi marido, "Q" se había inventado un viaje a Madrid. Descolgué, era él:

Hola mi vida – le dije.

¿Qué tal todo? – preguntó.

Le respondí que todo muy bien, que la habitación era preciosa, después vi que era una suite, y que llevaba un ratito en la cama. El me habló de su jornada, la niña, etc.…, "Q" empezó a besarme por todo el cuerpo, le hacía señas para que se estuviera quieto pero él seguía. Repentinamente me metió dos dedos en el coño que salieron llenos de su semen y me los introdujo en la boca, los chupé y se me escapó un gemido, mi marido me preguntó si me pasaba algo y le contesté que estaba cansad y había bostezado.

¿Tanto te aburro? – preguntó.

"Q" continuaba acariciándome por todos lados y mi calentura crecía, se me ocurrió una travesura.

No, pienso en el domingo por la noche – respondí.

¿Y? dijo

Me pregunto cuanto resistirás, un amigo tuyo me prometió que cuando se acostara conmigo me dedicaría, como mínimo, una noche.

"Q" ya estaba completamente en el juego y me comía suavemente el coño.

"Q" es muy fantasma.

Ya te lo contaré – le contesté mientras miraba a "Q" y jadeaba quedamente.

¿Cuándo? – preguntó con voz ronca.

Cuando lo compruebe – respondí, ya sin disimular mis jadeos.

¿Lo vas a comprobar? – volvió a preguntar con el mismo tono de voz.

¿Quién sabe? – dije mientras un fuerte gemido salía de mis labios al sentir los labios de "Q" en el clítoris.

¿Que es lo primero que me harás el domingo? – pregunté y puse el auricular en el oído de "Q".

Te comeré las tetas.

"Q" subió a mis pechos y comenzó a morderlos. Mi marido continuó relatando la sesión de sexo que me esperaba mientras "Q" me iba haciendo todo lo que aquel decía. Yo gemía, jadeaba y le pedía que siguiera, mi coño, mi culo, mis tetas, todo mi cuerpo fue manoseado y utilizado siguiendo las instrucciones de mi pareja. "Q" se me puso encima y apoyando mis piernas en sus hombros, puso la polla en la entrada de mi vagina. Mi marido seguía hablando pero yo no lo oía, miraba a "Q" y esperaba su embestida.

Follame. Le dije entre dientes.

Me penetró de golpe y grité, algo dijo mi marido y "Q" puso el auricular en mi boca.

  • ¡Follame, follame! – repetí.

"Q" me estaba destrozando, era un martillo y yo el yunque, parecía querer hacerme daño, aunque lo que conseguía era elevarme al cielo, era nuestro segundo polvo pero parecía conocer todo mi cuerpo.

Más, más – le pedía.

Y él me daba aún más, yo botaba en la cama, mis jugos salían a presión entre su polla y mi coño, me corría a borbotones y mi cabeza se movía incontroladamente de derecha a izquierda. Hizo una pausa y yo creí que me daba un poco de descanso pero, de repente, se hundió violentamente y de nuevo sentí como me llenaba su caliente semen, - ¡¡¡¡¡me corro!!!!! – grité.

Había olvidado a mi marido, cogí el teléfono y después de una pausa le pregunté:

¿Qué tal lo has pasado, bien?

¿Bien?, no te puedes imaginar como me he corrido, me voy a tener que duchar. Oye, tenemos que practicar más sexo telefónico, has estado soberbia.

Gracias, le dije, si eres bueno mañana te llamo y lo repetimos, buenas noches. Te quiero.

Te quiero, respondió y colgó.

"Q" me miraba con una sonrisa,

Sabía que no me equivocaba eres como pensaba – dijo

¿Y como soy?

Una hembra caliente y morbosa, con ganas de mucho sexo.

Sonreí y me metí tres dedos en el coño, los saqué rebosante de semen, le miré diciéndole,

Con esto empezamos este polvo y con esto lo terminamos, ven a buscarlo- y me los metí en la boca limpiándolos, le ofrecí mis labios entreabriéndolos, se acercó y me besó metiendo su lengua, compartimos su semen.

(Continuará)