Historia de mis cuernos II
Como empezo a ser infiel, como acepte gustoso mis cuernos.
Crónica de mis cuernos
Esa noche me encontraba muy excitado, aunque dolido y celosos por ver a mi esposa engolosinada con la verga de José, sentía una rara sensación de calentura morbosa y luego de dormir a nuestro hijo no dudé un segundo en agarrarla y cogerla yo también, hasta ella se asombro de la forma en que la estaba garchando y no dejó de hacérmelo notar, pues según mi esposa nunca había tenido la verga tan parada.
Bueno, la cogí como nunca y me quedé dormido profundamente, por la mañana volví a repetir lo de la noche y nuevamente ella se asombró, pero esta vez no dejó pasar la ocasión de preguntarme que me estaba pasando, estuve a punto de decirle que había visto todo y que sabía que era una reverenda puta, pero ¿Cómo explicarle, que si la había visto haciéndome cornudo no le dije nada? Y ¿Por qué la cogí anoche y a la mañana siguiente?, preferí callar y solamente le dije que estaba muy caliente.
Durante la mañana en el negocio no los perdí de vista, pude de ver cosas que antes ni siquiera me imaginaba, disimuladamente veía como se miraban y se sonreían, a veces cuando se cruzaban hablaban en voz baja, -seguramente planeando como seguir poniéndome los cuernos- pensaba yo y no voy a mentir a nadie, pero todo eso me excitaba muchísimo, no perdía la ocasión de escaparme al baño y darme unas buena paja imaginando que ahora, al mediodía cuando me vaya a hacer el reparto el la cogería de nuevo.
La mitad de los pedidos no los entregaba, me volvía loco por regresar rápido a casa y entrar sigilosamente, durante semanas pude observar como José atendía a la insaciable de mi mujer, cada vez me gustaba mas esa situación y yo, cada vez me la cogía mejor después de que ella se encamara con mi empleado.
Mi mente estaba únicamente ocupada por lo que mi esposa hacía, me volví un pajero vicioso, me masturbaba todo el tiempo, con cada tipo que ella hablaba era motivo de una nueva fantasía, con solo verlos hablar mas de unos minutos empezaba a imaginarme que ese también se la volteaba y no podía evitar empezar a tocarme como un adolescente.
Una noche, mientras la cogía súper caliente, ella me dijo que le gustaba mi pija, eso me excitó mas de lo que estaba - ¿mas que la de José? le pregunte sin querer, ella solamente me miró y sonrió con su mejor carita de nena viciosa, me daba cuenta que ella estaba dispuesta a confesarme que me era infiel, -¿¿Te gusta la verga de José?? le pregunté, casi sin pensarlo y entre gemidos y jadeos, me contesto - ¡¡¡¡Me encanta!!! creo que en ese momento mi pija creció el doble de su tamaño normal, la calentura que me produjo escuchar de sus labios que le gustaba otra pija era lo mas.
Seguí bombeando mientras le decía . - ¡¡¡ puta!!!, ¡¡te veo coger con el casi todos los días!! -, ella me miraba abriendo su boca y gozando, no creo que con mi cogida, lo mas probable era que le excitaba en demasía la situación de estar hablando de su macho con su marido, con su respiración entrecortada me dijo - ¡¡lo se, te vi cuando nos espiabas mientras te tocabas!! mas me calentaba, la hija de puta sabía que la estaba viendo y seguía cogiendo como una puta, - ¿te excitaba saber que te miraba? le pregunte desesperado por escuchar su respuesta - ¡¡si, me recalienta saber que te gusta ser cornudo!!, esa fue la respuesta que íntimamente quería escuchar, ni bien termino de decir la ultima palabra, derramé inmensos chorros de semen dentro suyo, Patricia recibió gustosa mi leche caliente y me dijo humm, que cantidad de leche mi amor, se ve que te gusta que tu mujercita sea putita.
Me dormí placidamente, no quería hablar mas del tema, a mi me gustaba y ella lo sabía solamente teníamos que dejar que las cosas sucedan, así fue como sin que José lo supiera, consentí que mi esposa cogiera con el cuantas veces tengan ganas, sabiendo ella que la estaría mirando, aunque no renunciaría a pajearme cada vez que ellos me excitaran de alguna manera.
Como era sabido, José se enteraría que yo estaba al tanto, es mas se lo dije yo mismo, recuerdo su cara de desesperación cuando le dije que estaba al tanto que se cogía a mi esposa, pero lo tranquilice diciéndole que lo aceptaba de buena gana.
Ahí empezó lo mas excitante en mi vida de cornudo, parecíamos un matrimonio de tres, a veces los encontraba entre las estanterías tocándose o besándose apasionadamente, me excitaba cuando José me pedía permiso para llevarse a mi mujer a su casa para que a la madrugada yo la fuera a buscar, ese morbo me daba vuelta la cabeza, esperaba a mi esposa en la puerta hasta que ella salía radiante y sonriente después de haber recibido pija hasta el cansancio, de inmediato yo metía mi mano entre sus piernas, ella nunca se lavaba cuando cogía con José, me pedía que le metiera dos dedos en su conchita y luego me los chupara, muchas veces me hizo estacionar para que le chupara la concha, yo sabía que el la cogía sin condón y sabia que los jugos que me estaba tragando estaba mezclados con esperma de mi empleado, pero a esta altura ya no me interesaba nada, solo quería que Patricia me contara como la había cogido, me daban ataques de lujuria cuando ella me mostraba como le había dejado el culito para seguidamente ordenarme que se lo lamiera.
Era todo maravilloso y mi esposa me estaba haciendo vivir y experimentar lo mas lindo de una pareja y es por eso que la amo tanto.
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