Historia de mi vida, Capítulo 7
Tómate el tiempo que necesites Respondí Estaré allí cuando estés lista Sin importar cuanto tiempo tome, siempre estaré allí.
Escuche un largo suspiro de su parte y eso solo me ponía más nerviosa.
Jayde… - Volvió a suspirar cerrando los ojos y los volvió a abrir para verme a los ojos – Anoche te seguí la corriente porque pensé por un momento que bromeabas…
Entonces, ¿No quieres venir a la cena? – Dije sabiendo la respuesta, pero solo quería que ella me la dijera.
Quiero, enserio que sí…
Pero…
Êtes-vous totalement sûr de ce que vous voulez que j'aille à dîner? (¿Estas completamente segura de qué quieres que vaya a la cena?) – Preguntó nerviosa - ¿No crees que es algo precipitado?
Tal vez sí… ¿Entonces no quieres ir a la cena? No te obligaré sí no quieres… No hay problema – Sonreí de lado - ¿Está todo bien? – Susurré.
¿Por qué no debería de estarlo?
Te muerdes el labio inferior, lo que significa que estas pensativa por algo no tan bueno, dime… ¿Pasó algo?
Ma mère... (Es mi mamá) – Suspiró - Elle est en train de penser à mon (Ella está comenzando a sospechar cosas sobre mi).
Nous ne pouvons pas voir l'autre un certain temps, oui, vous voulez... (Podemos dejar de vernos un tiempo, sí tú quieres) – Dije de manera sincera, me dolía pero no quería perderla de nuevo. El solo imaginarme sí su familia se llegará a enterar… Me alejarían de ella y para siempre.
Je vais aller à diner (Iré a la cena) – Dijo sonriente.
¿En serio? – Ella asintió y la abracé levantándola del suelo – Muchas gracias – Agradecí al bajarla.
J'aime être avec vous (Me encanta estar así contigo) – Me agarró la mano y seguimos caminando una a lado de la otra.
Sabes… Tu mano encaja con la mía es como... Sí estuviera hecha solo para mí – Besé su mano y entramos a la cafetería – Ordenen lo que quieran, ustedes saben… Yo invito – Dije mirando a Claire y Ariana.
Sia y yo nos fuimos con Ozzie a una de las mesas que estaban cerca del ventanal.
Tengo hambre…
¿No has desayunado? – Preguntó Sia sorprendida.
No, me la pasé platicando con mi abuela, lo único que tengo en mi estómago es un té – Reí – Ahora vuelvo…
¿Quieres que te acompañe?
No, quédate con tus amigas, ahora regreso. Iré aquí al BK…
Esta bien, ¿Quieres que te pida algo aquí?
Lo que tu vayas a pedir – Sonreí mientras sacaba efectivo en uno de los bolsillos de los Jeans – Toma, paga lo que vayan a pedir – Le di mis últimos €20 que me quedaba en efectivo.
Yo invito, no te preocupes – Sonrió colocando el billete en el bolsillo superior izquierdo de mi chaqueta - ¿Qué te pido?
Lo que tú vayas a pedir… Necesito tu dirección – Dije antes de irme. Ella sin dudar un momento me anoto en una servilleta la dirección y en lo que ordenaba mi desayuno en el BK le envié un mensaje a Dustin con la dirección.
¿Qué haces? – Preguntó divertida.
Espera – Dije dándole la espalda mientras me peleaba con un billete de £5.
Quiero ver – Dijo agarrándome de los hombros y haciendo que diera la vuelta - ¿Estás haciendo… Origami?
Papiroflexia, por favor… - La corregí y me miró con una sonrisa burlona – Si vas a reírte, adelante – Escuche una carcajada pero yo seguí doblando el billete hasta que logre hacer el pequeño corazón – Listo, esto es tuyo – Reí entregándole a Jenna el Origami.
¿Dónde aprendiste esto? – Preguntó sorprendida examinando con cuidado el corazón.
Uno de los integrantes del equipo de arquería estaba haciendo una estrella ninja y me estuvo enseñando el “básico” por así decirlo y era el corazón – Encogí de hombros y me recosté en el césped. Saque mi ipod y le puse play a una canción aleatoria.
¿Qué escuchas? – Preguntó subiéndose encima de mí rodeando con sus piernas mi cintura.
Ray LaMontagne – Me quité uno de los audífonos y se lo coloque a ella - ¿Te gusta?
Sí, ¿Cómo se llama la canción? – Se recostó encima de mí.
Trouble… - Contesté nerviosa al sentir sus labios en mi cuello – Je-Jenna, ¿Qué… ha-haces? – Me mordí el labio al sentir sus uñas enterrarse en mi cintura.
Shh... – Susurró en mi mejilla – Sabes… - Decía bajando sus besos a mi cuello y volvió a subir por mi mentón – Siempre me has parecido una chica hermosa… Por dentro y por fuera, eres una persona llena de amor y tengo suerte de tenerte... Personas como tú hay muy pocas.
Levante su rostro y enseguida sentí su tibia respiración cerca de mis labios. Estaba por cortar la distancia entre nosotras pero Jenna me gano. Era un beso lento y a la vez tímido, pero lleno de sentimiento y gran amor.
Pase toda la mañana junto a Sia y sus amigas, eran… como decirlo, inmaduramente maduras. Ellas eran más rebeldes pero no tanto como yo lo fui a su edad. Claire y Ariana se dedicaban a interrogarme de todo y yo no soy de hablar de mi vida con cualquiera y a veces llegaba a incomodarme más de una pregunta. La pregunta que si me dejo nerviosa por bastante tiempo fue “¿En qué universidad vas?” Y no me quedo de otra que decirles todo. Al principio estaban pensativas, luego sorprendidas y de último no le tomaron importancia la diferencia de edad pero Ariana me advirtió de Louis Leblanc. Ariana me contó un poco de él sin que Sia se diera cuenta; él es un amigo de la infancia de Sia pero siempre estuvo enamorado de ella pero no fue correspondido y se ha dedicado a ganarse su amor con viajes, joyas y dinero pero no le ha funcionado, pero eso no lo ha detenido. Aquí algo no cuadra.
Tú me habías prometido algo en Ámsterdam… - Dijo después de que Claire y Ariana se fueran.
¿Ah, sí? No recuerdo – Mentí mientras caminábamos hacia donde estaba mi auto – Estoy bromeando, ¿Vamos? Yo no he ido a echarle un vistazo – Subimos al auto y comencé a buscar las llaves – Tengo hambre…
Acabas de desayunar – Dijo sorprendida Sia.
Quiero más comida – Reí encendiendo el auto.
Pero vas a engordar – Rió por contagio.
Engordar… - Repetí - ¿Qué es eso? No lo conozco – Dije con una sonrisa.
Es cuando comes mucha comida – Dijo riendo siguiéndome la corriente.
Engordar… - Volví a repetir – Suena increíble, ¡Vamos a engordar! – Manejé hasta Wong Kei a comprar comida y antes de llegar al departamento pasamos a Sainsbury's a comprar algunas cosas como la comida de Ozzie.
¿Aquí dejaras el auto? – Preguntó al bajarnos de él con Ozzie en brazos.
Estamos en cerca del Allen Gardens, hay mucha seguridad por aquí – Contesté bajando las compras de la cajuela – Y ahí enfrente está el departamento.
Entramos al edificio y subimos cinco pisos hasta llegar al pequeño departamento que había comprado antes de irme.
Cuando llegue a Londres quería instalarme aquí pero extrañaba mucho a mi familia – Confesé sonrojada - ¿Qué quieres que hagamos, señorita? – Pregunté caminando hacia ella que se encontraba en el balcón de la habitación junto a Ozzie.
No lo sé, tú dime – Sonrió dándose la vuelta - ¿Cómo es posible que tengas dos departamentos donde hay una hermosa y realista vista?
No lo sé – Encogí de hombros – Entremos, hay mucho frio – Le extendí la mano y fuimos al Living - ¿Vemos una película mientras nos deleitamos de la comida?
Yo escojo la película – Dijo acercándose a abrir un de los compartimentos del mueble en donde estaba la televisión.
Iré a servir la comida – Entré a la cocina y comencé a sacar la comida china de la bolsa. En dos platos hondos coloque el Tang Mie, agarre otros dos platos y serví en uno el chow mein de Sia y le agregué la mitad del pollo agridulce y dos rollitos; en el otro plato serví el chop suey junto con el moo goo gai pan y dos rollitos.
¡Tienes Carrie! – Gritó emocionada desde el Living – Nunca me gusto el remake del 2002.
¿Por qué? – Pregunté al llegar a donde estaba ella.
Me pareció una exagerada actuación la de Angela – Contestó ayudándome a poner los platos en la mesa del centro.
The Rage me parece una buena película para ser la segunda de Carrie, ¿No te parece?
No la he visto, ¿Esta muy buena?
Excelente… - Suspiré acariciando al canino que se revolcaba en el suelo - ¿Nunca habías visto una? – Bromeé al verla pensativa.
Mis abuelos solían tener una, ¿Dónde se consiguen una así en estos tiempos?
eBay, Amazon… Pero eso mi difunto abuelo me lo regaló a los diez años – Sonreí.
Lo siento mucho – Dijo apenada.
No te preocupes – Me senté junto a ella - ¿Entonces cual vemos? – Dije sacando los VHS que tenia de colección.
No me decido… Quiero ver Carrie – Dijo agarrando con su mano derecha el VHS de la película de 1976 – Pero también quiero ver Misery – Enseguida agarro con su otra mano el VHS de los 90’s – El libro es excelente pero dicen que también la película aunque nunca logrará lo del libro…
Tenemos toda la tarde… ¿Cuál vemos? – Me levanté del suelo y volví a entrar a la cocina para traer las bebidas.
Comencemos con Misery, ¿sí? – Volteo a verme y yo solo asentí. Sonrió sacando el VHS de la caja y la metió en la videocasetera.
Comenzamos a ver la película… Todo iba bien, disfrutando la buena comida china y una excelente película de Stephen King. Las miradas no se hicieron esperar, la miraba de reojo mientras ponía toda su atención en la película o en su comida. Ver la increíble habilidad que tiene al usar los palitos chinos mientras que yo lo comía con un tenedor. Varias ocasiones nuestras miradas se cruzaban y me sonrojaba al verme descubierta y enseguida desviaba la mirada a mi comida o hacia la película.
Sia al ver la escena donde Annie le rompía los pies a Paul con un mazo gritó y asustada se agarró los tobillos, eso me dio risa. Me recordaba la primera vez que vi la película también tuve la misma reacción que ella en la película ahora entendía la risa de Jason.
Wow… - Suspiró Sia al terminar la película – Muy buena la película, pero me quedo con el libro – Sonrió.
Sin duda alguna – Resoplé levantándome del sofá - ¿Vemos la otra? Aún quedan cuatro horas para la cena... – Dije colocando la otra película.
Sí, ¿Me prestas tu baño? – Preguntó apenada.
Nena, estás en tu casa… Bueno, departamento – Corregí – Tercera puerta a la izquierda – Sonreí y ella se retiró.
Al escuchar la puerta del baño cerrarse mi teléfono comenzó a sonar, era mi mamá:
- Hola, mamá, ¿Sucede algo? – Pregunté enseguida.
- Hola, sí, todo está bien pero es solo que te quería decir que la cena se va a cancelar, perdón.
- No tienes que disculparte, mamá… Por mí no hay problema – Miré por el ventanal el cielo y se encontraba muy nublado - ¿Está lloviendo por la casa?
- Un poco, sí, ¿Por qué?
- Estoy aquí en el departamento, creo que me quedaré aquí por hoy… Mañana llego a la casa, ¿sí?
- Esta bien, cuídate mucho, Jayde… No me agrada mucho la idea de que vivas en esa zona.
- Mamá, esta zona es segura… - Me acerqué al ventanal y bajé las persianas un poco más de la mitad – Te hablo luego, ¿sí?
- Esta bien – Dijo resignada.
¿Tú mamá? – Preguntó curiosa Sia colocando la otra película.
Sí, se canceló la cena – Dije apenada – Lo siento, quería que conocieras a mi abuela – Encogí de hombros.
¿Tu abuela? – Dijo sorprendida.
Sí, pero será otro día – Reí en voz baja al ver a Ozzie dormir boca arriba en la esquina del sofá. Caminé a la cocina y vi un paquete de Jiffy Pop.
Dame eso – Dijo entrando a la cocina, me quitó las palomitas y me dijo – No quiero un incendio hoy – Rió colocando el plato de palomitas en la estufa y la encendió.
Eso dolió – Reí sirviendo más refrescos en los vasos.
No es mi culpa que no sepas cocinar – Dijo divertida.
Sigue burlándote… Pero un día de estos te sorprenderé con una rica comida ¡Ya verás! – Le advertí.
Mientras eso pase… Seguiré evitando que incendies la cocina – Rió saliendo de la cocina.
Oye, te vas y dejas esto… Luego dices que yo incendiaré la cocina.
Hay que dejarlo ahí por tres minutos – Contestó entrando a la cocina con los platos de la comida china.
En lo que se hacían las palomitas me dispuse a lavar los platos sucios y convertir el sofá en un sofá cama.
¿Te he dicho que hermosa te ves hoy? – Dije subiéndola a la barra que había en el centro de la cocina.
¿Por qué siempre me sonrojas? – Suspiro escondiendo su rostro en mi hombro – Me siento pequeña a tu lado.
No eres pequeña… Tu eres hermosa y punto – La abracé más fuerte.
Sabes… Cuando te vi por primera vez, sentí que debía estar contigo siempre.
¿Te digo algo? Yo sentí lo mismo… Es… - Fruncí ceño y volví a verla – Raro, me golpeaste pero eso no me hizo cambiar de idea – Sonreí separándome de ella y me sonrió timidamente – Tú sonrisa es el paraíso… - Me acerqué de nuevo a ella agarrándola de la cintura y al momento de tocar con mis labios los de ella un pequeño escalofrió recorrió toda mi espalda. Los besos eran suaves y la respiración era fuerte, mis manos comenzaron a acariciar su cintura con lentitud. Sus suaves y tibias manos estaban en mi cuello, con una mano bajo hasta mi clavícula y comenzó a acariciarla lenta y temblorosamente.
Sentir sus dientes agarrar mi labio superior fue lo más delicioso que me había pasado. Sonreí a ras de sus labios y seguí besándola, deleitándome del sabor de sus delgados labios.
Las… Palomitas – Susurré cerca de sus labios – Deben de estar listas – Miré de reojo lo grande que se había inflado la lámina de grueso aluminio extensible.
Lo sé – Rió haciendo que sienta su respiración en mis labios y cerca de mi mentón – Pero se siente bien estar así contigo – Poso sus muñecas en mis hombros y entrelazo sus piernas dejándome atrapada.
Vamos – Coloqué mis manos en sus muslos agarrándola bien, la cargué y nos acercamos a las palomitas, ella las agarro y nos fuimos al Living. La recosté en el sofá y me levanté a apagar las luces y me recosté a su lado.
Lo único que recuerdo era ver a la Sra. Collins darle una bofetada a Chris, de ahí en adelante no recordé nada y culpó a Sia por haberme contagiado el sueño.
Siete y media – Murmuré al ver la hora en mi teléfono.
Por fin despiertas – Dijo Sia saliendo de la cocina con una taza de café.
Gracias – Sonreí al aceptar el café – Veo que te llevas bien con él – Dije al ver al Labradoodle recostado en los pies de Sia.
Es lindo y muy cariñoso – Sonrió – ¿En qué piensas? – Preguntó.
Tonterías… – Contesté. Vi cómo le dio un sorbo a su café y lo dejo sobre la mesa para luego sentarse a mi lado.
Para mí, no lo son… – Dijo con una sonrisa – Dime, por favor…
Se canceló la cena… Y me deshice de tus padres esta noche, no – Ella rió – Me dijiste en Sainsbury's que Robert y Alysson se quedaran en casa de tus tíos y tú te quedarías en casa de Ariana hasta mañana…
Que estas insinuando, Jayde… - Susurró sentándose en mis piernas mientras que con sus brazos rodeaba mi cuello.
Está lloviendo… Y nevando… - La agarre de la cintura y la acerque más a mí – Es muy peligroso manejar así, ¿Qué opinas sí te quedas? Mañana a primera hora te llevo a casa de Ariana – Sonreí al sentir el suave beso.
Una oferta muy tentadora – Sonrió mordiendo mi labio inferior – Pero no le he avisado a Ariana.
Por eso no hay problema – Extendí mi mano derecha hasta el teléfono de la casa que estaba en la mesa a lado del sofá – Llámale y dile que te cubra, tal cual adolecente – Reí.
Síguete burlando y no le aviso… - Me amenazó con la mirada.
Ya no diré nada – Dije escondiendo mi rostro en su cuello – Llámala… por favor – Escuché el sonido de los botones del teléfono y no pude evitar sonreír ampliamente. Dejé que Sia hablará con tranquilidad en el Living en lo que me iba a cambiar la ropa y le buscaba algo cómodo para ella.
Ahí estas… - Suspiró desde la puerta – Pensé que te había perdido – Rió sentándose al borde de la cama.
Tampoco es para tanto – Reí saliendo del vestier – Toma, para que estés más cómoda – Sonreí al verla con su mirada llena de pena – Tendrás que comenzar a acostúmbrate o comenzar a traer ropa extra – Bromeé al verla entrar al vestier y cerrar las puertas detrás de ella.
En lo que se cambiaba me deje caer en la cama y cerré los ojos como no creyendo todo lo que estaba pasando.
¿En qué piensas? – Preguntó intrigada subiéndose encima de mí.
Esto sí es perfecto – Sonreí abrazándola – Pero, ¿Sabes que es lo más perfecto?
Sorpréndeme…
Te tengo para mí solita – Sonreí colocándome sobre ella.
¿En serio? – Susurró colocando sus piernas alrededor de mi cintura.
Así es, y… Puedo darte besos toda la noche – Susurré dándole besos en todo su cuello.
Sentí sus manos acariciar mi cuello y lentamente fue descendiendo hasta llegar a mis hombros mientras mis besos subían de forma recta hasta su mentón el cual mordí suavemente. Sentí sus uñas subir y bajar en mi espalda por debajo del suéter y la camisa desmangada que traía. Con una de mis manos la agarre por la espalda y la acerque hasta quedarnos en el centro de esa inmensa cama.
Sus labios en mi cuello fueron lo suficiente para que perdiera el poco autocontrol que tenía.
No… No hagas e-eso – Susurré nerviosa al sentir sus dientes morder mi clavícula.
¿No te gusta? – Susurró apenada al detenerse.
No, al contrario… Te estas llevando todo mi autocontrol – Susurré cerca de sus labios.
¿Crees en la máquina del tiempo? – Sonrió. Yo no entendí a qué iba la pregunta hasta que sentí sus labios sobre los míos con sabor a vainilla.
Sus manos se colocaron en mi cintura por debajo del suéter y lentamente lo fue subiendo hasta lograr quitármelo, la imité y le logre quitar es suyo. Besé sus hombros, su pecho, su cuello, mordí con sutileza detrás de su oreja. Sus uñas se encajaron en mi nuca pero no me detuve, le quité los pants que se acaba de poner y ella quito mi camiseta. Estaba por quitarle la suya pero me detuvo.
¿Qué pasa? – Dije en voz baja despegándome de ella.
No es nada, todo está perfecto – Sonrió dándome un beso en los labios.
Seguimos así y sin que me diera cuenta ella solamente traía su brasier negro y unos pequeños boxers negros. Sentí una de sus manos agarrar con fuerza las sabanas de la cama, lleve mi mano hacia la de ella y entrelacé los dedos de su mano con los míos.
- No sé qué me has hecho… - Susurré despegándome de sus labios – Pero nunca dejaré de quererte – Sonreí viendo sus hermosos ojos amielados.
Levante mi mano que estaba entrelazada con la de ella y al momento de besarla… No sé, quede sorprendida, confundida, decepcionada, asustada, molesta, era algo indescriptible… Ella al ver mi rostro, me empujo y salió corriendo de la habitación.
- ¡Espera! – Grité saliendo detrás de ella quien se había encerrado en el baño – Abre la puerta, por favor… - Comencé a tocar la puerta pero no respondía – Anastasia, abre la puerta, por favor – Seguí tocando y lo único que escuchaba era su llanto – No llores, por favor, lo siento, ¿sí? Solo quiero saber, ¿Qué te paso? – Decía mientras me sentaba en el pasillo y me recostaba a un lado de la puerta – Te amo, ¿sí? Y nada cambiara por ti, por favor… Abre la puerta – Seguí tocando por varios minutos que poco a poco fueron volviendose casi media hora. Cada vez que escuchaba un sollozo suyo, una lagrima recorria mi mejilla, estaba matándome. Estaba por levantarme con la intencion de derribar la puerta hasta que escuche la cerradura de la puerta.
Me levante, respire hondo mientras limpiaba mi rostro y cuando abrí la puerta del baño. Ella estaba lavandose la cara. Lentamente me acerque a ella y la abracé por la espalda mientras con mis manos apartaba las suyas de su rostro mojado. Sus ojos se encontraron con los mios en aquel enorme espejo pero enseguida volvio a bajar la mirada.
Ven – Susurré haciendo que se sentara en la tapa del inodoro, me incline frente a ella y comencé a besar sus brazos pero enseguida los quito – ¿Que son esas marcas en tus muñecas?
Marcas de guerra – Susurró apartando la mirada.
¿Guerra contra quién? – Traté de agarrarle las manos pero no me dejo.
Contra mí misma... – Contestó tratando de levantarse.
Por favor – Supliqué con la mirada para que estuviera quieta – Déjame ver tus muñecas...
No – Contestó sin mirarme.
Déjame verlas, por favor…
¡No quiero! – Gritó.
¿Por qué no quieres? – Pregunté.
Porque… - Susurró para voltear a verme – Tengo miedo que te alejes de mi - Contestó ella con lágrimas en los ojos.
Nunca me alejaría de la persona que más amo – Dije agarrando sus manos – Tú eres la única persona que me entiende… Tú eres la única que me hace sentir bien – Sonreí y dirigí la mirada a sus muñecas, acerque mis labios a su piel y comencé a besar cada centímetro, cada esquina de su blanca piel, cada pequeña y delgada línea de sus cicatrices - ¿Quieres tomar una ducha? ¿Comer? ¿Quieres dormir? Dime algo, por favor…
Dormir, pero… Abrázame, por favor – Susurró.
La ayude a levantarse y la lleve hasta la habitación, ella se metió bajo las sabanas y yo me acosté a su lado. Me abrazó por el abdomen mientras yo pasaba mi brazo por su cuello haciendo que ella se recostará en él y escondiera su rostro en mi cuello; Acaricié su suave cabello y trataba de que ella respirara al mismo ritmo que el mío. Estaba muy agitada y temblaba.
Necesito tiempo, ¿Sí? Quiero contarte, pero ahora no puedo – Susurró dolida.
Tómate el tiempo que necesites – Respondí – Estaré allí cuando estés lista… Sin importar cuanto tiempo tome, siempre estaré allí.