Historia de mi vida, Capítulo 4

Yo la necesito y tengan por seguro que… Ella necesita de mí.

¿Esto se trata de una señal o qué? Sí ayer fue coincidencia, ¿Esto es destino? No, debo estar exagerando… Pero era imposible que pase dos veces, creo Sia estaba más sorprendida que yo…

  • Lo siento – Me disculpe rápidamente ayudándola a ponerse de pie – Eres tú… - Dije casi sin voz mirándola sorprendida.

  • Increíble… - Susurró Sia sorprendida.

  • Esto debe de ser una broma – Dijimos las dos al mismo tiempo y no pudimos evitar reír.

  • ¿Qué haces aquí? – Me preguntó sonriendo.

  • Trabajando – Encogí los hombros mostrándole la cámara.

  • ¿Eres la fotógrafa? – Preguntó sonriente, yo solo asentí – Creo que deberíamos entrar.

  • ¡Cierto! – Recordé lo que iba a hacer antes de tropezarme con ella – Debo salir por otra cámara, esta comenzó a fallar, te veo adentro – Salí corriendo hasta llegar a mi auto, abrí la cajuela y saque la otra cámara. Al llegar de nuevo a la fiesta me puse a trabajar, a tomarle fotos a cada uno de los invitados con sus acompañantes hasta que mis ojos encontraron los ojos amielados de Sia.

Estaba hermosa… Bueno, ella lo era pero estaba hermosísima en aquel vestido que le llegaba hasta mitad de los muslos… El vestido tenía un color divino, era una hermosa combinación de vino rojizo.

  • ¿Qué haces? – Preguntó Kim detrás de mí causándome un susto.

  • Tomando fotos… - Dije sonando obvia.

  • ¿Cuántos años crees que tenga? – Preguntó – Esta demasiado hermosa… - Dijo sonriente.

  • ¿Quién? – Pregunte buscando con la mirada.

  • Aquella chica de la mesa seis… - Dirigí mi mirada a la mesa y era la mesa de Sia pero habían otras chicas ahí, así que nada de paranoia todavía.

  • Todas son hermosas – Dije en voz baja y sonando no tan interesada. Por favor, por favor, por todas las bromas que quieras hacerme, no digas la del vestido vino rojizo...

  • La del vestido color vino - ¿En serio, Kim? ¿¡En serio!? ¡Debes estar bromeando! - ¿Cuántos años le calculas? ¿18? ¿19?

  • Unos 16… 17, tal vez – Contesté mirando las fotografías de mi cámara pero solo me dedique a apretarla hasta tranquilizarme en pero mi estómago se resentía más que una gastritis y una intoxicación, creo que ni las pastillas ayudarían a quitar este maldito malestar – Tenemos que seguir trabajando – Dije caminando a donde estaba el juez junto con los testigos.

Los novios llegaron y la boda civil comenzó todo iba bien, la fiesta comenzó y todos felicitaban a la pareja, Kim se encargaba de tomarles fotos a los invitados con los recién casados y yo me dedique a tomarle fotos a la pareja cuando estuvieran desprevenida para sorprenderlos con la foto más genuina de todas.

La fiesta era una locura, al igual que el malestar que sentía al ver a Kim caminar cerca de la mesa en donde estaba Sia pero llego una buena señal para mí, bueno… Creo que exagero, el caso es que Kim dejo de prestarle atención a Sia en cuanto vio llegar a uno de los invitados que estaban retrasados, el chico era inmensamente guapo, ¿Será Metrosexual o gay? No me interesa, lo bueno es que ya mi estómago se tranquilizó. Sentía que me asfixiaba ahí adentro así que salí al jardín e inhale profundamente y exhale por la boca, repetí eso unas seis veces…

  • ¿Buscas a alguien? – Le pregunte mientras estaba de espaldas.

  • Me asustaste… - Dijo por fin respirando.

  • ¿Tan horrible soy? – Pregunte frunciendo el ceño y haciendo un pequeño visaje.

  • Claro que no, es solo que pensé que era alguien más – Dijo sonriendo.

  • ¿Y quién más iba a ser? – Le pregunte y ella encogió de hombros – Por cierto, hola… - Saludé y ella se rió.

  • Hola – Dijo divertida.

  • ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la fiesta?

  • Me sofoca un poco la gente, pero en verdad estoy feliz por la boda de mi primo – Sonrió.

  • ¿Entonces este era el compromiso familiar? – Ella asintió.

  • ¿Y este era el trabajo que tenías que hacer? – Preguntó Sia y yo solo asentí – Por un momento pensé que me seguías y verte en Smoking y con la cámara me hizo pensar que tenías una doble vida secreta – Ambas carcajeamos.

  • ¿Solo porque tengo un Smoking y una cámara hacen que sea una espía? ¿Qué soy? ¿La versión femenina de James Bond? – Volvimos a reír.

  • ¡Dios! ¡Estas matándome! – Dijo entre risas.

  • Tienes una linda risa – Dije sonriente… ¡Esperen! ¿Pensé en voz alta? Carajo…

  • Y tú, una bonita sonrisa – Sonrió sonrojada – Te ves bien en Smoking… - Susurró apenada.

  • Gracias aunque no es mi estilo – Dije encogiendo de hombros – Creo que debo entrar… Tu sabes, debo seguir trabajando – Ambas entramos y ella se fue a su mesa mientras que yo recorría de un lado a otro por el inmenso salón tomando fotos.

  • ¿Cuándo tendremos las fotos listas? – Preguntó ansioso Tom.

  • El 23 estarán en su casa – Sonreí al ver a la hermosa pareja abrazados.

  • Podemos regresar a Ámsterdam por ellas, no es necesario que las envíes – Sonrió amablemente.

  • Usted no se preocupes por la entrega, las fotografías llegarán sanas y salvas a Stuttgart.

  • Muchas gracias por todo – Sonrió la novia y me dio un abrazo seguido por su ahora esposo – Tu trabajo termino a la media noche, no sé si quieres quedarte o irte, pero cualquiera que tomes estará bien para nosotros – Sonrió.

  • Lo siento mucho, quisiera poder quedarme pero tengo otros compromisos mañana (mentí)… Les deseo lo mejor, en serio… - Me despedí de ellos y fui a buscar a Kim quien estaba dándose besos con un galán así que menor decidí no interrumpir.

Salí de nuevo al jardín y comencé a revisar una por una las fotos hasta que encontré la foto perfecta… Un beso de película mientras estaban en el balcón que daba al canal Oudezijds Achterburgwal que estaba detrás del hotel. La novia inclinada hacia atrás mientras que el novio la sostenía con su brazo izquierdo por la cintura y su otro brazo abrazaba su cuello mientras se daban el beso más romántico que se haya visto en una película.

  • Como dije antes… Tienes una bonita sonrisa – Sonrió Sia y se sentó a mi lado - ¿Me permites? – Preguntó refiriéndose a la cámara. Asentí y se la di – Esta hermosa la foto… - Suspiró - ¿La tomaste aquí?

  • Sí, y eso que fue sin usar el flash… Las luces del canal iluminaban de fondo y eso ayudo al iluminarles de perfil, ¿Te gusto?

  • Muchísimo… Creo que esta foto merece estar en un tamaño de 60x50, es perfecta…- Se quedó viendo la foto por varios segundos en silencio – No debiste hacer lo del chocolate… - Dijo sin mirarme.

  • Lo sé, lo siento… - Me disculpé aunque no debía, porque enserio quería darle el lingote, pero ahora que lo pienso… Es algo raro de mi parte dárselo, ¿No?

  • No tienes de que disculparte – Dijo volteando a verme, ahora sí, no entiendo nada… - Fue un bonito detalle – Sonrió - ¿Por qué lo compraste? – Arqueó su ceja derecha sin dejar de mirarme. Carajo ya se me hacía raro hasta ahora, era una trampa…

  • Bueno, uh yo... bueno yo, ya sabes, yo... Mmm... – Balbuceaba nerviosa ante su mirada fijada en mí.

  • ¡Por fin te encuentro! – Dijo un chico saliendo al jardín, era el mismo chico de ayer en la mañana.

  • Oh, Louis… - Dijo nerviosa devolviéndome la cámara y se alejaba de mí - ¿Qué haces aquí? – Dijo acercándose al chico mientras la seguía con la mirada de reojo y revisaba las fotografías que tenía.

  • ¿Qué hago aquí? Pues, estuve buscándote por todos lados… Tu familia estaba preocupada, pensamos que habías regresado al hotel – Dijo esto mirándome de reojo contantemente – Preséntame a tu “amiga” – Dijo serio haciendo énfasis en lo último. Yo hice como la que no escuche nada y veía las fotos de mi cámara.

  • Debemos irnos – Dijo con ansiedad.

  • Vamos… Preséntamela – Protestó con tono de superioridad mientras la sujetaba fuerte del brazo.

  • Esta bien – Dijo resignada acercándose a mi nerviosa mientras el tal “Louis” la agarraba de la mano – Jayde… - Me llamó y yo levante la mirada encontrándome con los ojos de Sia los cuales mostraban tristeza pero ella me desvió la mirada.

  • ¿Sí? – Dije buscando su mirada pero era inútil.

  • Él es… - Fue interrumpida por el estúpido.

  • Mi nombre es Louis Leblanc y soy el novio de esta HERMOSA chica – Dijo con autoridad dándole un beso cerca de los labios. El malestar que sentía cuando Kim hablo de Sia era diez veces más grandes pero era estúpido enojarme por nada, ella y yo solo éramos conocidas hasta eso, jamás habíamos mencionado entre nosotras, sí éramos amigas, buenas amigas, etc… - Anastasia, ¿Por qué hablas con una plebeya? – Le preguntó molesto.

  • ¡Cálmate! ¿Sí? – Gritó en voz baja.

  • Tu padre estará decepcionado cuando se enteré – Dijo furioso me levante y me coloque frente a él, sí yo medía casi 1.80 con los zapatos llegaba casi al 1.90 quedando casi a la misma altura que el chico.

  • No le hables así – Dije mirándolo fijamente a los ojos.

  • Tú no eres nadie para hablarme con ese tono – Dijo desafiándome – Hablaré con tu supervisor, no sabes con quien te metes… - Siseó y yo lo único que hice fue carcajear descaradamente mientras me miraba con rabia - ¿Qué es lo gracioso, plebeya…? – Entrecerró los ojos y yo hice lo mismo.

  • Me rió de tu completa ignorancia… - Sia me miro sorprendida y se colocó entre nosotros alejándonos – Crees ser alguien que no eres, traer un Hugo Boss y unos Ermenegildo no te hacen superior… - Dije mirando aquel entallado traje gris y los zapatos negros – De seguro eres de esos típicos hombres que aprovechan los contactos de PA-PI, ¿verdad?, no eres más que un saco… lleno de mierda – Sonreí y él iba a hacer algo hasta que fuimos interrumpidos.

  • Que bueno que no te has ido – Dijo Tom acercándose, obviando a la mierda con patas – Quiero una foto con Anastasia, vengan – Agarro con una mano a Sia y con su otra a mí y nos llevó casi arrastrándonos hasta donde estaba la novia con sus padres y sus suegros.

Y aquí tenía otra razón para saber que entre ella y yo no pasaría nada, tenía novio y él es un completo idiota, no sabía respetarla, no merecía una gran mujer como ella, ¿Por qué sus padres permitirían que Sia saliera con eso que dice ser hombre? En fin, no sé qué decir… Esto debe ser un capricho nada más, debo evitar volverla a ver… Debo intentarlo, debo sacarla de mi vida y tratarme de convencerme de que nunca la conocí, debo hacerlo por su bien y el mío.

  • Son casi la una, ¿Nos vamos? – Preguntó Kim sin dejar de teclear su teléfono acercándose mientras yo terminaba de beber mi Veuve Clicquot y miraba de reojo a Sia quien estaba junto a su novio.

  • Sí, vamos… - Me termine mi copa, agarre mis cosas y salimos del lugar.

Estaba guardando todo en la cajuela hasta que una voz me detuvo antes de subirme al auto.

  • ¿Ya te vas? – Preguntó Sia acercándose hasta donde yo estaba.

  • Sí – Contesté – Me disculpo por lo que paso hace rato – Dije dándome la vuelta para entrar al auto.

  • No tienes que disculparte… - La miré desconcertada.

  • Tu novio es… Una agradable persona – Ambas suspiramos divertidas.

  • No es mi novio, es un amigo que me quiso acompañar en el viaje… Yo me disculpo por ese altercado…

  • Tú no deberías darme una disculpa en nombre de ese… Olvidemos eso – Le sonreí y ella igual lo hizo.

  • Sí, por la mañana me iré… - Dijo en voz baja.

  • Pero te ibas el domingo, ¿No? – Dije confundida.

  • Mi papá tiene una reunión importante – Encogió de hombros.

  • ¿A qué hora sale tu tren?

  • Al mediodía.

  • Perfecto – Sonreí – Ven conmigo… - Sia se sorprendió – Hay una fiesta en Oud-Zuid, prometo llevarte temprano a tu hotel, vamos… - Dije sintiendo mi corazón querer explotar (En el buen sentido, claro), estaba muy acelerado y temblaba de la emoción, sé que dije que tenía que sacarla de mi vida pero verla frente a mi esa idea se desvanecía, por la mañana se iría y no la volvería a ver…

Ambas subimos al auto y maneje por diez o quince minutos hasta llegar a Oud-Zuid, luego tuve que manejar otros cinco minutos para llegar a la dirección y vi una casa que estaba completamente rodeado de autos y motocicletas, por todas la ventanas salían luces de neón y humo.

  • Vamos – Bajamos y caminábamos una a lado de la otra, la miré y estaba nerviosa – No te sucederá nada, lo prometo – Le agarre la mano a Sia y entramos al edificio. Había demasiada gente, con dificultad llegamos a la cocina y vi a algunos que traían Nuvo y enseguida se me antojo uno pero no podía tomar, estaba con Sia y era mi responsabilidad que ella estuviera bien. Encontramos la mesa de banquetes; pizza, refrescos, cigarrillos y todo tipo de licor. Ambas agarramos dos pedazos de pizza y ella agarro un refresco mientras yo me decidí por una Heineken. Subimos al segundo piso y salimos a comer a la terraza, ambas nos sentamos en el sofá cama que había ahí y comenzamos a comer mientras  teníamos el “Beatrixpark” frente a nosotras que era iluminado por miles de faros de luz muy elegantes.

  • ¿De quién es esta fiesta? – Preguntó casi gritando al escuchar La Roux versión Electro-House demasiado fuerte atravesando la puerta deslizante de la terraza. Creo que la música se escuchaba a seis calles de ahí.

  • No tengo idea. Tengo la invitación en Twitter… Se llama “GET ON THE MOVE” – Encogí de hombros.

  • ¿En serio? – Preguntó divertida pero a la vez sorprendida.

  • Te lo juro, no se de quien es la fiesta pero esta buena, ¿no? – Ella asintió – ¿No te puedes quedar más tiempo, verdad?

  • No, tengo que regresar con mi familia mañana a París – Dijo frunciendo ceño - ¿Esos zapatos son cómodos?

  • Demasiado diría yo… ¿Los tuyos lo son? – Dije al ver sus tacones negros.

  • Sí, pero no estoy acostumbrada a estos, prefiero unos botines… Son unos Charlotte Russe – Dijo contestando mi pregunta mental.

  • Los mejores botines que he comprado en mi vida serían los de Bimba & Lola pero si quieres unos más llamativos compra unos Eugène Riconneaus – Ella carcajeó - ¿Demasiado llamativo?

  • Muchísimo diría yo, mejor unos H&M, ¿No crees?

  • Tal vez… Pero para botines me iría con Lanvin, Mustang o Menbur.

  • Mustang es excelente… Esa canción es una clásica para las fiestas – Dijo al escuchar una canción de Kasabian.

  • Voulez-vous danser? (¿Quieres ir bailar?) – Le pregunte y ella asintió. La agarre de la mano y bajamos al primer piso y se encontraba oscuro y todos llenos de pintura fosforescente, me encontré con varios ex compañeros de la universidad con los que aún mantenía contacto aun después de graduarnos y nos invitaron a bailar.

Hubo un momento en el que dejo de sonar música tipo Dubstep y la cambiaron por un clásico del 2002: “Where Do You Go” de No Mercy. Sia y yo carcajeábamos al ver a los chicos golpearse el pecho con sus puños como si se trataran de Tarzan cuando escuchaban el típico “Oh, Oh, Oh, Eh, Oh…” y hacían una coreografía que era para reírse hasta que te doliera el abdomen. Al escuchar el inicio de la canción de Coolio ya todos nos sentíamos gánster’s y los chicos improvisaban y le cambiaban la letra por rimas sin sentido causado del alcohol. Comenzó a sonar “Hey Sexy Lady” de Shaggy todos comenzaron a aplaudir como idiotas siguiéndole el ritmo a los tambores mientras cantaban el famoso inicio. Era una fiesta rara pero con buena música, de todo tipo… No era de las típicas que ponían música de la actual, ponían de todo tipo de género, una que otra antigua; como las canciones discos. Ahí todos al escuchar “You Should Be Dancing” todos querían volverse una versión alcohólica de Travolta o de MC Hammer al escuchar “U Can't Touch This”.

Llevábamos más de quince canciones bailando y no parábamos hasta que los globos que estaban en el techo reventaron tirándonos a todos pintura fosforescente y uno que otro se resbalaba con la pintura, era un desastre la casa.

  • Son casi las cinco de la mañana, debemos irnos – Le grité a Sia y ella asintió - ¿Te divertiste? – Le pregunte al salir de la casa.

  • ¡Party In The U.K! – Cantó Sia y levanto los brazos al aire al escuchar a todos corear la canción de Miley Cyrus dentro de la casa no pudimos evitar carcajear – Esa sí fue una fiesta – Rió quitándose sus zapatos.

  • Hay peores, en el buen sentido claro, de una escala del uno al diez, esta fiesta fue un… - Pensé por un momento – Cuatro. La mejor a la que he ido es a la del “Bevrijdingsdag”… Tú sabes, El Día de la Victoria en Europa… Muchos van al “Vondelpark” y prenden fuegos artificiales y escuchan música a todo volumen mientras beben hasta despertar tras las rejas de una celda – Reí abriéndole la puerta a Sia.

  • Que feo – Rió - ¿Pero eso no es ilegal? – Preguntó refiriéndose a los fuegos artificiales.

  • Sí, pero es divertido ver como el cielo es iluminado de fuegos artificiales, ¿No?

  • Retiro lo dicho – Rió.

  • Vamos que se nos hace tarde, debo dejarte en el hotel.

Nos subimos al auto y nos dirigimos a su hotel, durante el trayecto platicábamos sobre la fiesta, pero sin que me diera cuenta ya estaba durmiendo…

  • Sia… - Le susurre – Ven, podrás descansar en unos minutos pero quiero que me ayudes – La abrace pasando mi brazo derecho por su cintura mientras ella me abrazaba por debajo de mis brazos. Entramos al edificio y nos dirigimos al ascensor.

  • ¿Dónde estamos? – Balbuceó tratando de mantener no cerrar los parpados.

  • En mi apartamento… No podía llevarte al hotel con el olor a alcohol y cigarrillos, ¿Qué tal y tus padres piensan algo que en realidad no paso? Prefiero que te vean por la mañana sana y salva sin ningún olor – Bajamos del ascensor y la ayude a entrar al apartamento.

  • Es lindo y muy grande, ¿Vives con alguien más? – Preguntó al ver las fotografías colgadas en la pared del pasillo.

  • Sí, mi mejor amiga – Susurré guiándola a mi habitación.

  • Ve a darte una ducha porque hueles mucho a tabaco – Me burle – Ahora te traigo ropa…

Ella entro al baño que estaba en mi habitación mientras le buscaba algo en el vestier. Le escogí una camiseta holgada de mangas largas, unos pantalones de algodón, un brasier y unos boxers de Calvin Klein nuevos (Nunca los abrí, pues, porque no eran mi talla, eran muy pequeños para mí) Agarre una toalla nueva y le lleve todo al baño, agradezco que aún no se había metido a bañar porque si no muero al momento de abrir la puerta. Me quite el molesto smoking y fui darme una ducha en el baño de invitados y al regresar Sia estaba sentada en mi cama con la ropa que le di mientras veía el iluminado canal por el ventanal.

  • ¿Lindo, no? – Dije haciendo que se sobresaltara – Tranquila, ¿Te gusta la vista del canal?

  • Es hermoso…

  • Puedes dormir aquí en mi cama, yo dormiré en aquel sofá – Sonreí agarrando una almohada de mi cama.

  • Es tu cama, no puedo hacerte eso, creo que la cama es lo suficientemente grande para que entren hasta seis personas – Bromeó.

  • No exageres, tampoco es tan grande – Reí abriendo uno de los cajones que estaba debajo de la cama para sacar una sábana nueva – Duerme en la cama, no hay problema aparte el sofá también se convierte en cama – Sonreí acostando el respaldo del sofá - ¿ves? – Ambas sonreímos – Duerme, prometo llevarte temprano al hotel.

El sueño se adueñaba de mi hasta que sentí un peso a mi lado, su perfume la delato, aunque se haya bañado su olor seguía intacto, aquel olor dulce... Una deliciosa mezcla de miel, caramelo y vainilla del “Angel” de Thierry Mugler seguía en mis sentidos. La abrace y se recostó en mi brazo derecho y paso su brazo derecho sobre mi abdomen sintiendo su cálido brazo. La tape con la sabana y caí rendida.

  • Jayde… - Escuche que me llamaban pero no quería levantarme.

  • Déjame dormir… - Me escondí bajo las sabanas.

  • Llevo rato esperándote para desayunar pero no despertabas, vamos... – Reconocí esa voz, era Km.

  • ¿Dónde está? – Pregunté quitándome la sabana - ¿Dónde está ella? – Me levante y fui al baño, no estaba.

  • ¿Quién? – Preguntó Kim desconcertada.

  • La chica, ella se quedó a dormir y… - Callé. No podía decirle a Kim que era la misma chica que ella le había echado el ojo en la fiesta.

  • Ah… Una chica… Picarona – Dijo alzando y bajando sus cejas tal cual “1313” mientras se mordía el labio inferior - ¿Era linda? – Pregunto y yo solo quería gritarle “¡Es hermosa!” pero no podía.

  • ¿Qué hora es? – Pregunté buscando la hora pero mi despertador estaba desconectado.

  • Casi las doce… - Quería gritar pero me contuve.

  • Tengo que salir – Corrí al vestier y me puse unos Jeans negros, una camiseta desmangada y unos sneakers negros de Isabel Marant.

  • ¿A dónde vas con tanta prisa? – Preguntó mientras me colocaba una chaqueta.

  • A la central – Salí corriendo hacia el ascensor y al bajar para salir del edificio me detuvo el portero del edificio.

  • Goedemorgen, Miss Hastings, is dit voor u… (Buenos días, señorita Hastings, esto es para usted) – Me entrego una carta que tenía escrito mi nombre.

  • Goedemorgen, en heel erg bedankt (Buenos días y muchas gracias) –La abrí y comencé a leerla mientras me dirigía a mi auto pero al entrar a él solo me quede ahí sentada leyendo la carta.

Algunas cosas empiezan de la manera más loca. De la forma menos esperada. Y también suelen terminar así.

El destino se mostró bellísimo en tu sonrisa, y me invitó a un paseo inesperado en los andenes milagrosos de tu mirada.

Me quedé suspendida en los cientos de ¿por qué? que invadieron mis razones confusas, me quedé acariciando tus palabras con pensamientos ocultos mientras jugabas con tus manos deshojando caricias que a veces deseaba para mí... Las horas se fueron volviendo mi nuevo cómplice, tu imagen se volvió la sombra blanca de los deseos que fueron anidando tu nombre en mis silencios, te fuiste convirtiendo en un instante de alegrías, fuiste tejiendo la magia entre suspiros, consumiendo las palabras que nacían como fuego sin arder en los oídos... Te convertiste en un cofre de pequeñas sorpresas que hicieron renacer mi vida pintando la ilusión con alas de esperanza, borraste con tus ocurrencias la tristeza de mi rostro, implantaste en mi memoria el chip del olvido, dejando sepultada la causa de mí desaliento, en aquel instante simple y especial la quietud del alma se volvió torbellino incansable que hizo florecer la ternura que ya dormía sin tregua en mi cuerpo.

Nuestras risas se encontraron en un perfecto camino de historias compartidas, la luz de las miradas se unificaron eternas, aunque aquella magia duró solo unas horas. El universo dejó de girar, en aquel instante te volviste el eje de mi mundo, nada importaba, te volviste mi heroína de cuentos de hadas, me rescataste de la rutina para situarme como la princesa de la historia en una maravillosa burbuja de cristal... Fuiste mi heroína sin saberlo...  Me regalabas tu sonrisa más bella y quitaste de inmediato la mía tan triste.

En fin…

Quiero agradecer  tu amistad, por tu cariño que me demostraba lo importante que yo era para ti, por tus palabras que llenaron mi corazón de emoción y ansiedad sin razón, por tu dulzura, por convertirte en alguien tan importante para mí en sólo cinco segundos. Fue sólo mi fantasía y me duele. A pesar que logré amarte en tan poco tiempo, extrañaré sentir esa sensación que me llevó a lugares insólitos. Ahora, daré la espalda a mi amor y viviré la realidad que el destino predijo para mí. Con este adiós cierro esa ilusión que construí tan sólo con escuchar tu voz. Perdóname por no despedirme de ti pero me iba a ser difícil hacerlo, es por eso que te quise dejar esta carta.

Quiero que sepas que una de las mejores cosas que me pasó este año, fue haberte conocido.

Con amor

Sia.”

En la vida aparecen personas de alguna parte que te marcan la existencia. Es un juego del destino que coloca en tu camino a gente que, por arte de magia, o sin ella, influyen en nuestro comportamiento y hasta te hacen cambiar tu forma de ser. Despliegan tal red sobre nosotros que hace que quedes atrapado por su esencia, sea cual sea ésta… Ella era una de esas personas. Quizás no fue una coincidencia conocerla… Tal vez esto lo hizo el destino y yo como idiota no hice nada. La coincidencia no existe, ¿verdad?

Golpee fuerte el volante del auto, no me importaba que la bocina del auto asustara a la gente que pasara, desquite toda la impotencia que tenía reprimido en lo más profundo de mi ser en el volante mientras mis lágrimas mojaban mis rostro. La había perdido. Ella se había ido. Mire la hora del estéreo y eran las doce con diez, ya era tarde.

Un sentimiento raro invadió mi cuerpo, mi pecho se comprimía era un dolor insoportable que no se lo deseaba a nadie, era como algo que atravesaba mi pecho y lo único que pensaba era que ya no la volvería a ver, no iba a saber nada mas de ella. No sabía dónde vivía, cuál era su nombre completo, en que parte de Francia vivía, nada… Solo me contaba cosas personales de ella.

Me baje del auto y azote con fuerza la puerta, limpie mis lágrimas y entre al edificio con una sonrisa demasiado forzada, no me gustaba que la gente me viera débil, odiaba mostrar mis sentimientos con la gente y Sia era la primera que en tan solo unas horas dejaba que descubriera todo de mí.

  • ¿A dónde fuiste? – Preguntó asustada Kim saliendo de la cocina – Me tenías preocupada, Oye… - Se acercó mirándome fijamente y decidí guardar la carta en uno de los bolsillos traseros de los Jeans - ¿Estas bien? ¿Ocurrió algo? ¿Tu familia está bien? – Me abrazó y solamente quería llorar pero no podía, tenía que hacerlo sola.

  • Tranquila, estoy bien… Todo lo está – Dije con una sonrisa pero también con un nudo en la garganta.

  • No es cierto… - Me abrazó más fuerte y un par de lágrimas se escaparon de mis ojos.

  • Lo siento – Me separe de ella y limpie mis lágrimas.

  • No tienes que disculparte por llorar, ven, cuéntame lo que paso, ¿sí? – Ambas fuimos al Living pero yo no podía mirarla a los ojos. Preferí mirar la vista del ventanal.

  • ¿Has escuchado alguna vez el dicho “Conoces a cientos de personas y ninguna te deja huella y de repente conoces a una persona y te cambia la vida para siempre”? – Ella asintió pensativa – Pues, así me siento yo… Me dejo una gran huella… Cambio mi vida – Me limpie rápido la lágrima que caía por mi mejilla con el torso de mi mano.

  • La chica que trajiste anoche, ¿Es por ella que te levantaste asustada? – Asentí - ¿Quieres hablar de ello? – Yo asentí y a la vez negué, quería contárselo pero a la vez pensaba que no era lo mejor – Estoy para ti todo el tiempo, necesitas un descanso… ¿Quieres que cancele tu reunión con Miss Zweig? – Preguntó en voz baja mientras acariciaba mi hombro.

  • No… Sería poco profesional de mi parte, tengo que hacer mi trabajo – Trate de sonreír pero no podía.

  • Por eso no te preocupes, no tengo nada hasta Enero, si quieres puedo tomar también tu trabajo en Francia.

  • Ya vi a donde va esto… ¿Quieres hacer esto solo por Rachel, verdad? – Pregunte divertida.

  • Sabes como soy – Me guiño el ojo y no pude evitar reír por la nariz.

  • Reíste… Es buena señal, no estás tan mal.

  • Físicamente puedo sonreír, pero… Emocionalmente estoy acabada, mentalmente agotada y espiritualmente siento que muero… - Baje la mirada al suelo – Pero eso no es excusa para que no cumpla con mi trabajo, ¿Quieres venir conmigo a Berlín? – Le pregunte.

  • Claro, ya tiene años que no voy – Rió prendiendo la TV.

  • No seas exagerada, fuiste hace unos meses ahí.

  • Sí, pero era de trabajo… Yo quiero ir como cualquier visitante, recorrer el muro, ir al zoológico e ir al acuario, tengo unos contactos ahí que podrán dejarnos nadar con los tiburones.

  • ¡Tú estás loca! Como te atreves meter a nadar en un acuario en esta temporada… Lo único que quiero hacer es ir a esa cena, tomar las fotos, ir al hotel a dormir y por la mañana regresar…

  • Ah, pero, ¿Qué chiste tiene el viaje? Mejor esto, nos vamos hoy en la noche, descansamos y mañana por la mañana vamos de compras al famoso “Kaufhaus des Westens”, regresamos y te vas a tu dichosa cena, luego el lunes por la noche regresamos en un tren nocturno… ¿Qué te parece la idea?

Sinceramente no estaba de humor para conversar… Mi cabeza buscaba alguna respuesta, ¿Pero para que complicarme si todo estaba en la carta? ¿Que tal y… Nuestro destino era estar juntas… Solo que no ahora?


  • ¿Por qué eres tan… Perfecta? – Preguntó una Jenna sonriente mientras me ayudaba a extender la manta para sentarnos el suelo de aquella azotea del edificio de 28 pisos.

  • No lo soy – Conteste sonrojada mientras sacaba los sándwiches, una pequeña bolsa de uvas verdes y los dos vasos térmicos de capuchino de vainilla caliente.

  • Lo eres… ¿Quién diría que nuestro primer mes de relación estaríamos aquí casi a las cinco de la mañana admirando este bello amanecer? – Se sentó a mi lado y nos recostamos en la pared.

  • Te amo y por ti hago esto y mucho más – Sonreí al sentir su mano acariciar mi abdomen por encima de la ropa.

  • Mi abuela sospecha algo – Dijo en voz baja. Yo me asuste y temí lo peor.

  • ¿Te ha dicho algo?

  • Ella me vio llorar el día que no pude verme contigo porque mi papá me castigo, tenía una corazonada en cuanto llegue a su casa…

  • ¿Tu papá siempre que te castiga te manda a casa de tu abuela?

  • Sí, me la pase llorando porque su casa está en las afueras de la ciudad y no había algún modo de que escape para vernos… Solo escuche cuando estaba por dormirme “cuando pienses en dolor, piensa en el amor y veras la solución”.

  • ¿Habrá una remota posibilidad de que tu abuela y la mía sean amigas? – Pregunte divertida.

  • ¿Por qué lo preguntas? – Dijo antes de beber su capuchino.

  • Mi abuela le dijo algo parecido a mi hermano mayor cuando ella se enteró que había peleado con su novia.

  • ¿Cuántos años tiene tu hermano?

  • No tiene mucho que cumplió los veinte…

  • Wow… Ya está viejo el cuñado – Rió – Sabes… Amé tu regalo…

  • ¿Aun lo tienes? – Pregunte extrañada.

  • Claro, mi novia me lo regalo y para mi es algo muy especial, lo hiciste con tus propias manos – Dijo dándome besos en la mejilla.

  • Es un hermoso dibujo, ¿verdad? Y la modelo que use esta bellísima.

  • No sabía que dibujabas así de bien, parecía un dibujo 3D, no parecía dibujo…

  • ¡Sonríe! – Saque de mi mochila mi cámara y la fotografié, teniendo la foto perfecta.

  • ¡Yo quiero una contigo! – Dijo quitándome la cámara.

  • Estoy comiendo – Dije escondiéndome detrás de la mitad de mi sándwich.

  • No es excusa, tú me tomaste una foto cuando comía uvas… Ven acuéstate aquí – Dijo dándose unas palmadas en sus piernas. Recosté mi cabeza en su pierna derecha y desde ese momento quede ciega por minutos.


  • ¿Cuánto has bebido? – Preguntó preocupada sentándose a mi lado.

  • Casi nada, ¿Por qué? – Dije guardando la licorera en el bolsillo de mi chaqueta.

  • Tienes los ojos cansados y demasiado rojos, aparte hueles demasiado a whisky… ¿Cuántos cigarrillos has fumado? – Me quito la cajetilla de los “Benson & Hedges” y comenzó a contarlos - ¿Cómo puedes fumar tanto? – Preguntó preocupada – Dejarás esto enseguida – Sacó los cigarrillos y prácticamente los partió por la mitad y los volvió a meter en la cajetilla.

  • Me debes €5… - Dije amenazante. Después de seis horas y veinticinco minutos llegamos a nuestro dulce hogar, mi trabajo en Berlín había finalizado con éxito, podría decir. Tenía que esperar hasta el viernes para mi siguiente trabajo aquí en Ámsterdam y luego el cuatro irme a Nointel.

Berlín no me ayudo en nada, Kim trataba de ayudarme a olvidar el tema de Sia, pero no todo es tan fácil como parece… No era fácil olvidarla, ella era absolutamente todo para mí, en ella encontré por primera vez la perfección, cada segundo que estaba con ella era hermoso y que el tan solo pensar en ella, inmediatamente saca de mi rostro una sonrisa llena de amor y nostalgia. No podía olvidar sus ojos al mirarme, su gran perfecta sonrisa, ese sentimiento de satisfacción al tenerla cerca de mí, junto a ella no me faltaba nada más. Amaba todo lo que hacía, por más simple que fuera y tan solo al escuchar su voz decir mi nombre, mi piel se estremecía. No era fácil aceptar el hecho de que se haya ido y no haya podido despedirme de ella, pero tenía que aceptar entre ella y yo no podía pasar nada debía que aceptar el hecho que se fue y jamás regresaría, tenía que aprender a vivir sin sus hermosas palabras por todo lo que me resta de días, hay momentos en los que simplemente quiero caer y decir “Ya no puedo más”, pero sin embargo nada sucede, todo sigue siendo lo mismo y ya no hay vuelta atrás, a pesar de que daría mi propia vida por volver al momento en el que nos conocimos y decirle todo lo que había callado en esos dos días hubiera cambiado todo, o tan solo regresar al momento que nos encontramos en la cafetería para estar con ella y hablar con aquel día, para escuchar su voz o tan solo su insignificante respiración o la imagen de cuando se sonrojaba. Ella era mi otra mitad y no es fácil vivir sin tu otra mitad y menos sabiendo, que está viva, recordándome que anda por ahí en Francia, cuando en realidad, la quiero aquí… Conmigo, debo hacer algo y dejar de pensar en ella cada maldito momento. Yo la necesito y tengan por seguro que… Ella necesita de mí.