Historia de mi vida, Capítulo 3

- ¡Ya basta! – Le dije sin lograr evitar sonreír. - Es que, estornudas gracioso – Rió Sia y volvió a acercarme una flor y estornude.

Ella vestía una camiseta de algodón gris de mangas largas, unos leggins negros y botas altas blancas. Su cabeza era protegida por un gorro blanco y su cuello por una bufanda gris de suave estola. Tenía sus mejillas rojas y sus labios de un tono rosa suave.

  • Nunca había recibido una bofetada, eres la primera – Dije sonando lo más seria posible. Ella se asustó y yo no pude evitar reírme de la cara que puso – Es broma, tranquila – Dije sonriendo y ella por fin pudo respirar. Le hice señas al mesero y él se acercó enseguida.

  • Wat ik voor u kan doen? (¿Qué puedo hacer por usted?) – Preguntó el mesero.

  • Twee Latte macchiato, Alstublieft… (Dos Latte macchiato, Por favor) – Ordené y el joven se retiró anotándolo en su libreta y retirándose. Sia me miro sorprendida.

  • ¿Qué le dijiste? – Preguntó Sia.

  • Perdón, ¿Qué? – Me hice la desentendida.

  • Qu'avez-vous dit au garçon? (¿Qué le dijiste al chico?) – Me preguntó curiosa.

  • Vous parlez pas le néerlandais? (¿No hablas el neerlandés?) – Dije curiosa.

  • Non, pardon, je ne parle pas néerlandais (No, lo siento, no hablo neerlandés)… ¿Me vas a decir o no? – Respondió divertida. Iba a responderle cuando llega el chico con el pedido colocando un Latte enfrente mío y otro enfrente de Sia - Désolé, mais je ne peux pas cela accepter (Lo siento, pero no puedo aceptarlo) - Negó sonrojada.

  • ¿No dejarás que yo tome un Latte sola, verdad? – Le acerque el Latte mas a ella y apenada lo acepto - ¿No eres de aquí, verdad?

  • He venido aquí anteriormente pero por dos días nada más, no conozco tanto Ámsterdam y hoy quería conocerlo un poco mejor. Creo que fue una mala idea…

  • ¿Lo dices por mí? ¿Tan mala compañía soy? – Reí haciéndole al mesero el típico ademán para pedir la cuenta.

  • Pésima diría yo – Contestó bromeando.

  • ¿€26? Un nuevo record, hoy no gasté mucho – Reí - Een cheesecake meeneem, Alstublieft… (Un pastel de queso para llevar, por favor) – Ordené agregando la diferencia y la propina del chico – Espera… - Agarre mi Latte y lo bebí dejando que la espuma se quedará en mi labio superior fingiendo un bigote. Sia carcajeo – Al parecer no soy tan mala – Reí limpiándome la espuma del labio – Reíste, esa es buena señal…

  • ¿Pediste otro Cheesecake? – Asentí – Pero no te has terminado ese – Señalo el pedazo que había en el plato.

  • A eso voy – Sonreí. Agarre la pequeña cuchara y agarre un pedazo del pastel con intención de comérmelo pero antes le pregunte - ¿Confías en mí? – Ella confundida asintió – Cierra los ojos – Sia nerviosa cerró los ojos e iba a decir algo pero aproveche la oportunidad y le metí el pastel a la boca - ¿Rico, verdad? – Agarre una servilleta y le limpie el ángulo de los labios que tenían un poco de la crema de limón.

  • Délectable (Delicioso), me tomo por sorpresa – Rió sonrojada. El mesero se acercó con la orden en una bolsa de papel.

  • Sorry, maar het restaurant is over te sluiten… (Lo sentimos, pero el restaurante está a punto de cerrar…)

  • Geen zorgen, ik dank u zeer voor het eten (No se preocupe, muchas gracias por la comida) – Ambas salimos del restaurante y comenzamos a caminar sin ningún rumbo. Platicábamos de todo un poco. Ella estaba en la ciudad por un compromiso familiar y se iría el domingo por la mañana a Francia. Le ayude con el neerlandés, bueno, le ensañaba las palabras clave como el típico: “Gracias” “Por favor” “Hola” “Adiós” etc… Sia es una buena compañía, es graciosa, espontánea y muy risueña… Ahora que estoy con ella pude apreciar más su rostro…  Su cabello es negro con algunos toques castaños y es ondulado (Ella me lo confirmo) y un tanto largo hasta debajo de los hombros. Sus ojos cafés pero se volvían más claros, como amielados según bajo qué luz se encuentren. Su nariz es pequeña y respingona, sus pómulos altos y bien definidos, pero no exageradamente dándole unos rasgos inocentes y la vez coquetos. Sus labios son carnosos y suaves, su labio superior es ligeramente más fino que el inferior, lo que le proporciona la silueta de boca besable. Aquella dentadura blanca y perfecta que enseñaba cada vez que sonreía o reía…

  • Toma… - Me quité el suéter y se lo ofrecí amablemente al notar que temblaba y tensaba los brazos. Iba a decir algo y me limite a colocarle el suéter.

  • Gracias – Sonrió sonrojada – Cuéntame, ¿Tú eres aquí, no? Ósea, ¿Naciste aquí?

  • No, yo soy de Londres pero casi a los 19 me vine a vivir aquí con mi mejor amiga. Ambas estudiamos en la UVA.

  • ¿De que estas graduada? – Preguntó curiosa.

  • Sociología – Sonreí - ¿Tu que estudias?

  • Je suis en deuxième année de lycée… (Estoy en segundo año de secundaria), agarre la materia de Economía y social pero quiero estudiar Derecho Europeo cuando entre a la universidad…

  • Serás la mejor abogada que hayan tenido en Francia – Sonreí y ella se sonrojo - ¿Quieres un café? – Propuse al ver una cafetería abierta que estaba a dos calles de donde estábamos nosotras.

  • Sí – Respondió – Bueno, volviendo al tema de Londres… ¿Por qué no regresaste a Londres al terminar la universidad?

  • Buena pregunta, he vivido casi toda mi vida ahí, sí regresaba a Londres te aseguro que nunca hubiera logrado lo que tengo aquí en Ámsterdam… Sí hubiera regresado seguiría siendo la sombra de mi padre, quien ahora es un importante político… Mi familia no le agrado mucho mi pasión por la fotografía, ellos odiaban lo que yo amaba, poco a poco se fueron acostumbrando y lo aceptaron. Cada día festivo los voy a visitar por una semana completa y regreso a mi rutina de siempre – Sonreí - ¿Tu naciste en Francia?

  • No, nací en Londres pero cuando cumplí tres años nos mudamos a Francia, tengo familiares en Londres y siempre pasamos Navidad y Año Nuevo ahí, deberíamos reunirnos – Bromeó y entramos a la cafetería sentándonos cerca del ventanal que daba al canal de Brouwersgracht que ya era iluminado por miles de bombillas y uno que otro barco que pasaba con turistas.

  • ¿En qué zona viven tus familiares? – Pregunté considerando lo que ella había dicho.

  • Chelsea, ¿Y la tuya?

  • Mis padres viven en Fulham, yo tengo mi apartamento en Tower Hamlets, en Brick Lane exactamente, a mis papas no les agrado mucho la idea de que me fuera a ese barrio de “Delincuentes” y también yo misma pregunto, “¿Por qué compre el piso sí me iba a ir de Londres?” La había comprado dos semanas antes de venirme aquí – Reí.

  • Twee Latte macchiato, Alstublieft… - Ordenó Sia al ver llegar a el mesero a la mesa.

  • Aprendes rápido – Dije sorprendida. Saque el Cheesecake que llevaba conmigo para comerlo las dos acompañado del café.

  • Sentí como mi lengua se enrollaría entre sí misma – Rió y su risa era música para mis oídos, era la risa más adorable que hayan escuchado jamás – Brick Lane… Jamás he ido ahí, he tenido ganas de ir hasta le he pedido a mis primos que me lleven pero no les gusta esa zona, como que les da miedo o qué sé yo…

  • Cuando quieras te puedo llevar a dar un recorrido por todo Tower Hamlets sí quieres.

  • ¿En serio? – Dijo entusiasmada – Gracias, en serio… ¿Tienes hora? Se me olvido el teléfono en el hotel.

  • Son casi las diez – Dije mirando la hora en mi teléfono. El mesero dejo los pedidos en la mesa y se retiró.

  • Wow… Mis padres deben estar preocupados – Dijo preocupada.

  • ¿En qué hotel te estas quedando? – Le pregunte.

  • En el “Inntel” del centro – Respondió bebiendo un poco de su Expreso - ¿Conoces algún atajo para llegar?

  • Yo te llevo, a unas calles de aquí esta i apartamento, desde aquí el hotel está a quince minutos a pie.

  • Tomare un taxi, no tienes que llevarme – Se rehusó a la idea.

Seguimos conociéndonos más, ella tiene dos hermanas, Sia es la menor, siempre quiso un perro pequeño pero no podía tenerlo porque no encontraba el perrito correcto, ella ama hacer los muñecos de nieve en navidad, adoraba los rollitos primavera al igual que yo, ella odiaba las películas de terror y yo las amaba, prefería chocolate blanco que el normal, odia las serpientes, el maltrato animal y es claustrofóbica, cuando ella tenía 5 años casi se atora con una cuchara mientras comía helado, una vez aposto con su papá en un partido de futbol y ella perdió, su castigo… Comerse tres Hotcakes con kétchup. Adoraba los fuegos artificiales y su papá la consentía cada fin de año con una enorme caja que llevaba desde china.

Hablamos, hablamos y hablamos hasta que dieron las 11:30 y nos retiramos, le tuve que decir una pequeña mentira blanca para que fuéramos a mi apartamento a buscar el auto para que yo la fuera a dejar porque ella insistía en tomar un taxi o esperar algún tranvía, eso no lo iba a permitir. Logre convencerla y caminamos mientras nos contábamos anécdotas de nuestras vidas (Yo claro, omitiendo lo de Jenna), graciosas y algo vergonzosas, en otro punto de vista parecíamos amigas de años sin vernos y queríamos estar al tanto de la vida de la otra. Por cierto, ella tiene 16 y está por cumplir los 17 el 20 de diciembre, ¡Se los dije…! Es menor de edad. Ya estoy jodida.

Subimos al auto y manejaba lo más lento e indiscreto posible, quería seguir platicando con ella, no quería que se fuera pero tenía razón, sus padres deben de estar preocupados y mi otro yo me recordaba cada rato que no era correcto nuestra amistad, pero no hacíamos nada malo ¿Verdad? Solo platicamos, es todo.

  • Jayde – Me llamó.

  • ¿Sí? – Contesté sin dejar de ver el camino.

  • Gracias por todo… - Agradeció sonrojada – Quiero preguntarte algo… Bueno, sí dices que no pues entenderé, sé honesta.

  • Dime… - Dije deteniéndome en un semáforo.

  • ¿Mañana podemos vernos?- Preguntó apenada en voz baja. Eso me tomo por sorpresa…

  • Pero, ¿Y tú compromiso familiar? ¿Era mañana, no?

  • Sí, pero digo, vernos mañana por la mañana, quiero conocer un poco más la ciudad…

  • Claro, podemos ir a donde tú quieras, ¿A qué hora quieres que venga? – Le pregunté y mi otro yo me preguntaba “¿Qué carajo acabas de decir?”

  • Dame tu número y te mando un mensaje… - Quité mi mano de la palanca de cambios y abrí el portaobjetos que estaba entre nuestros asientos y saque una de mis tarjetas. Recordaba todo menos mi número telefónico, enserio, doy pena.

  • Puedes marcarme en cualquiera de los dos, el de arriba es mi teléfono personal, el segundo de mi apartamento, no me marques en el tercero porque es del estudio y mañana no iré… - Durante nuestro trayecto pensaba en la idea de estar con ella mañana, paseando por la ciudad, pero la idea se desvanecía cuando recordaba que es solo una niña, podía tener problemas… Estaba divagando en mis pensamientos pero sin quitar la atención del camino hasta que por alguna extraña razón quería golpearme contra el volante o insultar a la maldita estación de radio que se atrevió a poner “Creep” de Radiohead, eso solo me recordaba que… Yo no pertenecía en su vida, no debía. Pero ahora, ya lo era… Ella estaba en mi auto y yo sabía lo suficiente como para decir que la conozco, solo bastó de unas horas para que ella fuera parte de mi vida, pero creo que de su parte solo encontró a alguien que conoce la ciudad para que pueda recorrerla como se debe… – Hemos llegado, sana y salva… - Sonreí estacionando en la entrada del hotel.

  • Gracias, enserio, no debiste molestarte – Me miró sonrojada.

  • No es molestia, enserio… - Le volví a sonreír y ella se bajó, volvió a mirarme antes cerrar la puerta.

  • Esto es tuyo, que tonta… - Negó con la cabeza mientras se quitaba mi suéter y lo colocaba en el asiento - ¿Nos vemos mañana?

  • Claro, mándame un mensaje y vendré a buscarte, quiero llevarte a la zona más entretenida que hay en la ciudad…

  • Estaré esperando con ansias… - Cerró la puerta del auto y espere a que entrara al hotel, ella se dio la vuelta, me sonrió y se despidió con la mano.

Manejé hasta el McDonals que estaba más cerca porque me dio hambre, (¿Qué raro, no? Y eso que por mucho que coma, no engordo, pero creo que como mucho por nervios, Sia me causa nervios, enormes y horribles nervios) Pedí unas enormes papas y una enorme coca cola. Después de un rato disfrutando de mi “comida” me dirigí a mi dulce hogar…

Me cambie la ropa y salí a fumar un rato al balcón. Veía ocho pisos abajo como gente pasaba de un lado a otro, parejas felizmente tomadas de la mano, mostrando su amor en público, sin miedo, dejándoles de importar todo… Mostrándoles a todos que les importa un carajo de lo que piense la gente, pero nunca vi a una pareja donde uno era mayor que el otro, todos tenían la misma edad casi…


  • ¿Crees en el amor a primera vista? – Preguntó Jenna recostándose a mi lado acompañandome a admirar la hermosa luna que era acompañada de muchas estrellas.

  • No lo sé, creo que sí… - Respondí imaginándome figuras en el cielo.

  • ¿Por qué? – Preguntó sin aparta su mirada del cielo.

  • Creo que el amor a primera vista es… - Callé pensando en las palabras que diría – Como una bomba que estalla sobre dos seres convirtiéndolos en un solo ser… Es raro… Pero lindo de sentir, ¿No crees? Pero creo que tu pregunta correcta no sería “amor a primera vista”, sería “enamorarse a primera vista”.

  • Sí… Tienes razón - Rió suavemente.

  • Siempre la tengo – Bromeé y recibí un golpe en el hombro – Oye, eso dolió – Me senté y me masajeaba el hombro. Jenna solo reía.

  • Ya, ven aquí y acuéstate – Me agarro de la camisa por la espalda e hizo que volviera acostarme a su lado. Nos quedamos calladas ella entrelazo su mano izquierda con mi mano derecha y nos dedicamos a admirar la luna, a aprovechar el silencio que había en el “Hyde Park” por las noches… - ¿Eres feliz conmigo? – Giró su cabeza para mirarme y enseguida yo la miré.

  • Siempre supe que lo nuestro era y es un amor prohibido, pero las pocas veces que nos vemos y estas a mi lado... me hacen completamente feliz… - Le respondí de la manera más sincera, Jenna y yo sonreímos al mismo tiempo - Una mirada y una sonrisa tuya me basta para tener un hermoso momento de inmensa felicidad... – Ella se sentó y la imite – Te amo…

  • Te amo – Me abrazó y ella comenzó a llorar, me dedique a abrazarla y consolarla, tratar de que se tranquilizará pero el sentimiento me gano y comencé a llorar pero cuando lo hacía nunca sollozaba, las lágrimas solo caían en silencio y lo único que hice fue aferrarme a ella.


Termine mi tercer cigarrillo y entre a lavarme los dientes, me acosté y me dedique a mirar: El techo y el ventanal. Miré la hora del despertador y eran la 1:52 AM. No tarde y caí en un profundo sueño.

A la mañana siguiente me desperté al escuchar mi teléfono sonar pero no quería responder, estaba tan cómoda mi cama, abrace mi almohada hasta que recordé…

  • Sia – Siseé nerviosa. Me levanté y comencé a buscar mi teléfono hasta que lo encontré bajo la cama. Era un mensaje.

  • [Número desconocido]: “Hola Jayde, soy Sia, espero no haberte despertado. Solo mande este mensaje para quedar a las 10 ¿Está bien?” – Miré la hora y eran las 9:21.

  • ¡Mierda! – Exclamé.

En cosa de veinte minutos ya estaba lista, unos Skinny Jeans rojos, una camiseta de franjas negras y blancas, un suéter abierto negro y unos tacones azul eléctrico. Creo que me coloque mucho “Eternity” porque todo el baño prácticamente tenía gotas del perfume. ¡Lo siento! Pero me siento nerviosa, parecía a Bambi recién nacido, no podía mantenerme sobre los tacones, tropezaba con todo. Respire hondo y salí de la manera que solía hacerlo siempre… Firme y con confianza, al subir a mi auto regreso el pu... nerviosismo.

  • ¡Tranquilízate y maneja! – Dijo mi otro yo quien estaba sentada en el copiloto. Definitivamente estaba perdiendo la razón.

Maneje y llegue al hotel en eso de las 9:58. Espere por unos minutos y ella salió pero dios… Era hermosa… Su vestimenta me mató… Unos botines negros de tacón, unos Skinny Jeans fucsia, una camiseta negra y un abrigo gris claro, su cabello negro suelto y el pequeño ondulado de su pelo caían sobre sus hombros.

“I love you… but I gotta stay true… my morals got me on my knees, I’m begging please stop playing games…”

Sin duda matare al locutor de la estación de radio… Escuchar el sonido de fondo de la canción era como ver a Sia caminar en cámara lenta de manera sensual. Veía con asombro aquella chica quien traía una sonrisa mientras se acomodaba su bufanda del mismo color que su abrigo. El pequeño fantasma que me jodía desapareció en cuanto ella abrió la puerta para entrar al auto.

  • Hola – Me saludo con un cálido abrazo que no podía rechazar y pude oler su perfume haciendo que se quedará impregnado en todos mis sentidos – Espera… - Dijo mirándome fijamente.

  • ¿Qué sucede? – Pregunte nerviosa ante su mirada.

  • Tus ojos… - Ladeo su cabeza como cuando alguien está confundido, tiene curiosidad o tiene dudas.

  • ¿Qué tienen? – Pregunte asustada acercándome al retrovisor que estaba en el interior del auto, estaban normales – No tienen nada – Respondí tranquilizándome.

  • ¿Por qué son así?

  • ¿Qué?

  • Tus ojos, ósea, ¿Por qué cada uno tiene un color diferente? – Preguntó con intriga – Ayer en la mañana no eran así y mucho menos anoche, ¿Son lentes de contacto?

  • Los de ayer eran lentes de contacto… Hoy se me olvidaron por completo – Cierto, se me olvido comentarles que por la vergüenza de mis ojos de colores disparejos uso lentes de contacto.

  • ¿Por qué usas lentes de contacto? Están hermosos tus ojos – Dijo mirándome fijamente sintiéndome intimidada y nerviosa.

  • Hola, ¿Estas lista? – Le pregunté componiendo la postura con una sonrisa.

  • Sí, ¿A dónde iremos?

  • ¿Ya desayunaste? – Pregunte antes de arrancar.

  • ¿Cereal con yogurt cuenta? – Negué con la cabeza – Entonces, no…

  • Iremos a comer a “Kebab House” y luego iremos a caminar al “Albert Cuyp” – Propuse arrancando el auto.

  • ¿Al mercado? Jamás he ido – Confesó ruborizada – He pasado por ahí en auto pero jamás he caminado por el mercado. Por cierto, yo invito el desayuno, has hecho demasiado por mí.

  • Esta bien – Sonreí – Cuéntame, ¿Te regañaron tus padres?

  • No, pero si estaban molestos, les conté que estaba cerca del hotel entrando de tienda en tienda y todo eso, en fin, les conté una mentirita… - Rió tímidamente.

¿Les confieso algo? Eso me dolió, no le dijo a su padres que nos conocimos, muchos dirán “Estúpida, te meterías en problemas sí se llegan a enterar sus padres” y tienen razón. Prefiero ser un secreto o una mentira a que por mi culpa no pudiéramos vernos el día de hoy. Gracias a la mentira de Sia estoy con ella ahora, en mi auto, manejando directo a “Albert Cuyp”. Llegamos a “Kebah House” y Sia me sorprende cada vez más, poco a poco comenzó a dominar el neerlandés y se ve tierna cuando no recuerda como se decía una palabra o la pronunciaba un poco mal. Ella pago aunque confieso que intervine varias veces pero no lo logre, deje el auto a unas calles del mercado y comenzamos a caminar y ella parecía una niña en una enorme juguetería, entrabamos y salíamos de las tiendas, se probaba la ropa y me daba risa al verla caminar como si estuviera en una pasarela. Había pasado una hora y media y ella no se aburría de esta ahí, le propuse ir por a un puesto de Smoothie para comprarnos algo de tomar y acepto.

  • Een mango smoothie en andere oranje, alstublieft... (Un batido de mango y otro de naranja, por favor) – Dijo Sia, yo quede boquiabierta. Ella se rió y me metió a la boca un pedazo de queso gouda.

  • Por fin te dignas a invitarme – Dije después de haber saboreado el cuadrito de queso – Quiero más – Le pedí viendo el platito de muestra que le habían dado a unos diez puestos de donde estábamos ahora.

  • No… Ve y compra el queso – Dijo escondiendo el plato detrás de ella mientras sonreía.

  • Tengo pereza, así que no seas egoísta y por lo menos dame otro cuadrito – Intente acercarme pero con su mano izquierda me alejaba de ella.

  • Te dije que no… ¡Aléjate! ¡Son míos! – Alejó más el plato de nosotras y yo peleaba, enserio quería otro pedazo de queso.

  • ¡Que me des! – Susurré estirando mi mano hacia el plató pero no podía – Ahora vuelvo – Me aleje de ella y fui a comprar el bendito queso que me costó €8. Regrese con Sia y ella se veía tierna riéndose de mi mientras bebía su Smoothie de mango.

  • Heel hartelijk bedankt... (Muchas gracias) – Le agradecí al señor quien me entrego mi bebida en cuanto llegue - ¿Podemos seguir caminando? – Pregunté fingiendo molestia de su risa.

  • Esta bien, pero te ves graciosa abrazando el queso, ponlo aquí – Abrió uno de sus bolsillos de su abrigo y lo coloque ahí – Ahora sí, sigamos.

  • Ven – Le agarre la mano y la lleve hasta un puesto donde vendían Croissants, Waffles, Stroopwafels y Poffertjes - ¿Qué quieres? – Le pregunte sin soltarle la mano.

  • Estoy en el paraíso – Dijo sin quitarle la mirada a los Poffertjes que acaban de salir del horno.

  • ¿Quieres uno? – Ella asintió. Pedí un poffertjes para ella y para mí un croissant de queso derretido. Seguimos nuestro camino mientras cada una tenía su batido en una mano y su antojo en la otra mano - ¿Te estas divirtiendo? – Pregunté antes de darle una mordida a mi croissant.

  • Sí, demasiado – Dijo limpiándose el azúcar glas que tenía en sus labios – ¡Mira! – Exclamó al ver un puesto de chocolates – Ow, pero que lindo – Mi corazón se estremeció de la manera más linda al verla observar con asombro las figuras de chocolate – Tengo que llevarle esto a mi familia – Dijo emocionada al ver el enorme y largo lingote de chocolate blanco. Fui a preguntar el precio del lingote y me impresiono el precio, no era ni tan barato ni tan caro. Le pregunte sí hacían entregas a domicilio y me dijo que no, mi pequeño roedor comenzó a trabajar y tuve una idea. Regresé con Sia como sí nada y ella había comprado algunos chocolates blancos.

Seguimos caminando una a lado de la otra entrando a tiendas, saboreando las muestras de comida que daban en los puestos hasta que dieron la una de la tarde y antes de irnos pasamos por el puesto más grande de flores, olíamos cada una de las flores y no podía evitar estornudar haciendo que me sintiera penada y Sia aprovechaba de mi vergüenza y me restregaba las flores que ella tuviera cerca contra mi rostro haciéndome estornudar sin parar.

  • ¡Ya basta! – Le dije sin lograr evitar sonreír.

  • Es que estornudas gracioso – Rió Sia y volvió a acercarme una flor y estornude.

  • El polen de las flores me hacen cosquillas, no puedo evitarlo – Dije riendo – Te llevaré a comer los mejores rollitos primavera que hayas comido en tu vida – La volví a agarrar de la mano y regresamos a paso rápido al auto.

Maneje hasta al famoso China Town y deje el auto a unas calles del restaurante y comenzamos a caminar hasta que llegamos a “Hoi Tin”. Ella pidió el famoso chow mein y dos rollitos mientras que yo me decidí por el chop suey. Nos trajeron la comida y para mi mala suerte nos dieron los famosos palitos chinos. Y me quede ahí como idiota con los palitos en mi mano derecha como examinándolos (Pero en realidad mi mente estaba en blanco) y de reojo veía a Sia y ella al parecer sabia usarlos.

  • ¿Por qué no estas comiendo? – Preguntó divertida.

  • ¿Te han dicho que te ves hermosa comiendo? – Dije de manera “improvisada” aunque también quería decírselo porque sí… Ella bajo la mirada y volvió a subirla, estaban rojas sus mejillas, daban ganas de darles besos a esas bonitas mejillas, ¿Pero qué carajo pienso?

  • Gracias… Ven te ayudo con eso – Comenzó a explicarme como agarrar los palillos pero por más esfuerzo que pusiera no lograba agarrar tan siquiera un brócoli, los clientes incluyendo a los que trabajaban ahí se reían de mi inexperiencia con los palillos. Sia se desesperaba y me encantaba verla así, ella fruncía el ceño y se mordía el lado derecho de su labio superior. Uno de los empleados se apiado de mí y me dio los cubiertos normales, por así decirlo.

En el trayecto para llevarla de regreso a su hotel aún tenía la idea del lingote en mente y para no sonar tan obvia tenía que medir mis palabras, no sabía como pero tenía que hacerlo…

  • ¿Sí no nos hubiéramos conocido, estarías divirtiéndote ahora en el hotel? – Pregunté al ver la oportunidad.

  • No lo creo, estaría encerrada en la habitación viendo algún programa de televisión…

  • ¿Ni ponerte a jugar con los ascensores o algo?

  • ¿Tu lo hacías? – Negué con la cabeza – Eso es algo… DEMASIADO infantil… - Ambas estabamos de acuerdo con eso.

  • ¿Cuántas habitaciones tiene el hotel? ¿250? ¿300?

  • 239…

  • ¿Tú te quedas en el 239? – Pregunté dándole a entender que pensaba que esa es su habitación.

  • No, yo estoy en el 224, el hotel tiene 239 habitaciones, según ellos - ¡Sí! Ahora a poner en marcha mi plan… - Como quisiera no ir al evento que tengo hoy en la noche, pero mañana nos vemos, ¿No? – Asentí estacionándome en la entrada del hotel.

  • Aunque no quieras ir, tienes que hacerlo, por otra parte yo tengo que trabajar en la noche, no puedo decepcionar a los clientes – Le guiñe el ojo y mi yo interior daba vueltas de un lado a otro preguntándose “¿Qué carajo te pasa?”. Ella se sonrojo y se bajó del auto. Se alejó del auto y regreso con una sonrisa sonrojada.

  • Esto es tuyo – Dijo sacando de uno de los bolsillos de su abrigo el queso y no pude evitar reírme.

  • Lo querías para ti sola… - Resople bromeando, ella se fue riendo. Espere a que entrara al hotel y regrese a “Albert Cuyp”.

Deje el auto en el sitio más cercano del puesto de chocolate y literalmente corrí sobre mis tacones hasta llegar al puesto. (Deben de haberme dado un premio) Compre el enorme lingote y le pedí al señor sí podría ayudarme a llevarlo al auto y él llamo a sus otros dos hijos, que admito que me dejaron atónita, ambos tan atractivos, sacudí mi cabeza sacándome esos pensamientos de la cabeza y me dirigí con ellos hasta llegar al auto. Ahí fue el problema, el espacio del copiloto era demasiado pequeño como para llevarlo adelante así que lo colocamos en la cajuela, les ofrecí dinero por la ayuda y ellos amablemente me lo negaron. Durante mi camino al hotel de Sia, aparte de que me encontrara nerviosa, estaba preocupada por el chocolate, rezaba todo lo que sabía con tal de que no se derritiera. Al llegar al hotel el lingote estaba intacto, le pedí ayuda a los tres Valet parking que estaban ahí y ellos llamaron a dos de los botones que estaban en el lobby y me ayudaron con un carrito de servicio. Al subir al ascensor les pedí discreción y les conté un poco de como iría el plan, ellos como mis cómplices asintieron. Llegamos al piso de la habitación y un de ellos salió a revisar el pasillo, despejado. Avanzamos y al colocar el carrito en su puerta, mis cómplices se retiraron y yo toque la puerta, salí corriendo hasta el final del pasillo y me escondí, por cierto… Llevaba la cámara conmigo, con la lente acerque la toma y Sia abrió y estaba sorprendida, en shock o que sé yo. Pero su rostro no dejaba de ser perfecto, tome varias capturas y me fui de ahí.

Bajé al lobby, le pague a mis cómplices y me retiré del hotel, al llegar a mi apartamento me llego un mensaje de Sia mientras me encontraba en el ascensor:

    • ¡Estás loca! ¿Por qué lo compraste? No era necesario, ahora mi familia me está bombardeando con preguntas, ¡Me vengaré!

Reí y salí del ascensor, camine y antes de abrir la puerta del apartamento escuche unos pasos y lo primero que pensé fue: Kim. Abrí la puerta y camine tres pasos y al dar el cuarto me quede quieta y salió Kim con un plato lleno de crema batida en la mano y agarre el queso como si fuera un bate de beisbol y la golpee en el abdomen haciendo que el plato saliera disparando quedándose pegado en la pared y Kim en el suelo tratando de respirar.

  • Para la próxima evita hacer ruidos al caminar, eres escandalosa – Carcajeé agarrando el plato de la pared y se lo pegue en el rostro – Déjame descansar un rato… Y esto es mío – Dije levantando del suelo el queso. Fui a la cocina y lo guarde. Decidí darme un baño y luego a dormir un rato porque tendría trabajo y no sabía a qué hora nos retiraríamos - ¡Kim! – Grite al golpearme con algo transparente que había en la puerta de mi habitación.

  • ¡Funciono! – Carcajeó desde la cocina.

  • ¿Qué mierda es esto? – Pregunte tratando de empujar la puerta transparente.

  • Polimetilmetacrilato – Contestó entre risas llegando a donde estaba mientras ella se limpiaba la crema del rostro.

  • ¿Qué es eso?

  • Plexiglás…

  • ¿Y cómo se quita esta cosa? – Le pregunte mientras empujaba con la espalda el plexiglás.

  • Así – Me quito y se agacho para quitarle un seguro que tenía en la parte de arriba – Listo – Se fue de ahí dejando el plexiglás pegado por uno de sus lados.

  • ¡Espero que quites eso cuando salga del baño! – La amenacé.

La tarde fue larga y aburrida, no recibí otro mensaje de Sia pero tampoco me atrevía a mandarle uno por miedo.

Ya era la hora de la boda y tenía que estar lista, para la fiesta la propia novia nos escogió la ropa y era nada más ni nada menos que un Smoking ajustado. Estaba terminando de peinarme cuando entra Kim peleándose con moño.

  • Ajústalo, por favor… Yo no soy de usar este tipo de cosas…

  • ¿Y yo sí? – Dije con ironía – Te deje el instructivo en la computadora.

  • Mejor hazlo tú - ¿Les conté como es físicamente Kim? ¿No? Bueno, ella es alta pero no tanto como yo, es rubia de ojos verdes y muy guapa. Ella según era heterosexual pero al cumplir los 20 decidió “explorar” y se declaró bisexual. Hasta ahora no ha traído hombres al apartamento porque esa fue la primera regla que puse cuando nos mudamos, es más fácil sacar a una mujer que a un hombre. Termine de hacerle el moño y seguí con lo mío.

  • Pásame los tacones negros que están debajo de la cama, por favor – Le pedí mientras me colocaba mis dos anillos, uno era de mi mamá y el otro de un ex novio, pero más mejor amigo mío.

  • ¡Dios! Están hermosos, ¿Me los prestas otro día? – Preguntó quitándose sus botas de tacón alto y poniéndose MIS preciosos Dolce & Gabbana.

  • ¡Claro! Cuando muera… – Reí quitándoselos – Estos son míos – Me los puse, agarre mis pertenencias incluyendo mi maleta fotográfica - ¿Nos vamos?

  • Sí, vamos – Cada una se subió a su auto y nos dirigimos al hotel. Al llegar Kim se encargaría de tomarles fotos a los invitados en la entrada del hotel mientras que yo le tomaría fotos a la novia y al novio con sus respectivos padres y testigos antes de comenzar la boda civil.

Todo iba excelente pero por alguna extraña razón mi Hasselblad comenzó a apagarse, la prendía y volvía a apagarse, estuve así por diez minutos y no había mejora, comenzaba a atrasarme, los invitados estaban entrando y yo ya estaba desesperándome.

  • ¿Qué sucedió? – Preguntó Kim acercándose.

  • No lo sé, estaba revisando las fotografías que le tome a Tom (El novio) con sus padres y empezó a apagarse, ¡Y tuvo que ser hoy! Maldición…

  • ¿Trajiste otra? – Preguntó preocupada.

  • Sí, tengo la Leica S2 en el auto...

– Ve, yo te cubro – Me guiño el ojo y se fue. Agarre mis cosas y fui de nuevo al auto. Estaba llegando al lobby cuando de repente tropiezo con alguien mientras estaba yo distraída con la cámara. Cuando trate de disculparme con la persona que tropecé lo único que pensé fue… “Esto tiene que ser una broma…”