Historia de mi esposa III

De como Don Alfredo y Juan Carlos vuelven a follarse a mi esposa en nuestra cama de matrimonio

Para una mejor comprensión de esta historia recomiendo la lectura de las dos partes anteriores.

Tras contemplar en directo como Alfredo, bueno Don Alfredo, el viejo jefe de mi esposa se follaba a mi mujercita Ali, mi excitación se acrecentaba según transcurrían los días. Ali con la excusa del cansancio me negaba el sexo de forma reiteradada. Su carácter se había transformado.

Un viernes, lo recuerdo perfectamente, mi móvil sonó, era el degenerado de Don Alfredo:

-Hola cornudito.

-Hola. Alfredo, digo Don Alfredo contesté.

-Don Alfredo: ¿sabrás porqué te llamo?, marica.

-Yo: no lo sé.

-Don Alfredo: la última vez que estuvimos juntos te dije que iba a follarme a tu linda esposa en tu propia cama, ¿recuerdas?.

-Yo: eres un hijo puta.

-Don Alfredo: ¿quieres que suba a internet los vídeos de tu mujercita?, pcihafloja.

-Yo: no se le ocurrirá.

-Don Alfredo: ponme a prueba cornudo. Voy a follarme a tu esposa esta misma noche, y en tu propia cama de matrimonio. He quedado con tu mujercita esta noche en tu casa a las nueve de la noche para ver de que forma puedo comprar una nueva ambulancia para la empresa, y repasar las cuentas. Quiero que te inventes cualquier excusa y te presentes en tu casa a las nueve y quarto y entres en tu propio dormitorio para ver como me monto a tu querida mujercita, cornudito. Sino apareces juró que colgaré los vídeos en la red.

-Yo: eso no puede ser .....

Don Alfredo había colgado.

Toda la mañana estube muy excitado, sabía perefectamente lo que haría, estaba en manos de ese degenerado. A la hora de comer le dije a Ali que sorpresivamente me habían impuesto una cena de trabajo. Alí se puso muy inquieta e intranquila.

-Ali: ¿por qué no me avisaste antes?.

-Yo: te lo he dicho antes me han llamado a última hora unos clientes y no he podido darles largas.

-Ali: es que esta noche va a venir mi jefe, quiere comprar una ambulancia y quiere revisar conmigo unas cuentas.

-Yo: tranquila cariño trataré de terminar lo antes posible y llegar pronto a casa.

-Ali: está bien sino queda otro remedio.

A las ocho y media salí de mi casa, cogí mi coche y lo metí en un garage existente en una calle cercana a mi casa. Volví y escondido tras una esquina pude ver al rato como llegaba Alfredo, digo Don Alfredo. Se bajo de su flamante coche y mi sorpresa fue mayúscula, Don Alfredo iba acompañado por otro hombre al que no pude identificar, parecía marroquí o argelino, alto, joven de unos 30 años y piel muy oscura.

Por mi cabeza rápidamente pasó una idea, Ali mi querida esposa, iba a ser follado no solo por el degenerado de Don Alfredo sino también por un árabe. Mi excitación se acrecentó aún más y mi polla tuvo una erección tremenda. A las nueve y cuarto subí a mi casa, mi polla goteaba líquido preseminal manchando mi boxer. Entre sigilosamente en mi casa y me dirigí hacia nuestro dormitorio. Escuché la voz de mi esposa:

-Ali: esto no puede continuar Alfredo, tu y Juan Carlos habeis hecho conmigo lo que habeis querido, pero esto tiene que acabarse y encima quieres que este moro me folle para que te rebaje el precio de la ambulancia. Eres un hijo de puta. Le voy a contar todo a Jandro, no querrá saber nada más de mi pero a tí te dará una somanta de h.....

-Don Alfredo: Ja, Ja, pues bien gozabas y gemías las veces que te hemos follado yo y Juan Carlos, por cierto ahora que hablas del cornudito quiero informarte que el muy cabrón está al corriente de todo. Entra Jandro, entra cornudo.

Entré en mi dormitorio, la cara de mi esposa se volvió de todos los colores habidos y por haber, Ali acertó a balbucear: ¿que es esto?, ¿es cierto que sabes que Alfredo y Juan Carlos me han follado muchas veces?.

-Yo: si Ali lo se todo, balbuce.

-Don Alfredo: es más, incluso ha visto en la empresa como te follaba por todos tus agujeros.

-Ali: ¿es eso cierto?, Jandro.

Yo: sí.

-Ali: ¿y no hiciste nada?, ¿porqué?.

-Don Alfredo: yo contestaré por tí: porque tu marido en un cabrón de cornudo que se excita, disfruta  y pajea viendo como un verdadero macho se folla a su linda mujercita, y en ese momento empezó a acariciar el trasero de mi esposa. ¿te gusta ver como acaricio el culo de tu mujercita cabrón?, conteta.

-Yo: Si.

-Don Alfredo: Si que.

-Yo: me excita ver como acaricia el culo de mi esposa y ver como se la folla en mi presencia.

En ese instante oí unas carcajadas y una voz habló: esto promete Alfredo, está ocurriendo lo que de dijiste que pasaría.

-Don Alfredo: cornudito te presento a Hamed, le voy a comprar una ambulancia, le enseñé los vídeos y si consigo que se folle a tu esposa me hará un gran descuento.

-Ali: ¿que videos?.

-Don Alfredo: creo que tu maridito puede conarlo mejos que yo.

Le conté a mi esposa la existencia de los videos y con voz muy dura me dijo: no has hecho nada cabrón, ni siquiera echarme de casa, lo sabías todo y lo único que has hecho ha sido pajearte. Contesta hijo puta.

-Yo: sí.

Ali se volvió a Don Alfredo y Hamed y dijo: quiero que me folleis delante de este mierda, hacerme vuestra y darme todo lo que este poco hombre no es capaz de darme.

-Don Alfredo: así me gusta putita, pero el cornudito va a participar. Jandro quitate toda la ropa menos el boxer.

Sumisamente me desvestí y me quedé solo con mi slip que apenas podía contener mi erección.

-Pero mira si está empalmado y ha manchado su boxer el cornudito dijo Don Alfredo riéndose de mi. Desnuda a tu esposa para que Hamed pueda contemplarla.

Obedeciendo la orden dada por Don Alfredo, desabroché la blusa de mi esposa dejando a la vista sus preciosas tetas cubiertas por un sujetador negro, acto seguidó bajé la cremallera de su falda y ésta cayo a los pies de mi esposa quedando a la vista de los dos machos en tanga y sujetador.

Por su parte Hamed y Don Alfredo se habían desvestido totalmente, sus enormes vergas eran enorme y estaban totalmente empalmadas sobre todo la de Hamed que mediría unos 20 cms, muy gruesa y venuda.

-Continúa marica de mierda, desnuda a tu esposa para los machos que se la van a follar, dijo Don Alfredo.

Le quité el sujetador a mi mujer y sus esplendidos pechos saltaron al aire, después arrodillándome delante de ella baje su tanga dejándola totalmente desnuda ante aquellos dos machos.

-Hamed: dame el tanga cerdo quiero olerlo.

Sumisamente se lo entregué y Hamed lo olio y chupó como si la vida le fuese en ello.

-Que rico y que bien huele dijo Hamed.

Bien, bien bien, dijo Don Alfredo. Esto promete, Ali túmbate en la cama. Mi esposa se acostó en nuestra cama, y tu cabrón cornudete, dio dirigiéndose a mí, coge la mano de Hamed y quiero que la restriegues por el cuerpo de tu linda mujercita.

Hamed se acercó hasta el borde de nuestra cama matrimonial, una foto de nuestra boda estaba encima de la mesita auxiliar, y cogiendo la mano del macho la puse encima del cuerpo de Ali. Dirigí la mano de Hamed por todo el cuerpo de mi esposa, los pies, tobillos, pierna, muslo, culo y tetas que magreó a su antojo. Finalmente puse la mano de Hamed en la entrepierna de mi esposa, y cogiendo dos de sus dedos los metí en el empapado coño de mi mujer. Ali empezó a gemir.

Quiero que mames la verga de Hamed marica, dijo Don Alfredo, quiero que pongas muy dura la verga del hombre que se va a follar a tu esposa.

Me arrodillé delante de Hamed e introduje su verga en mi boca, primero el glande y luego hasta el fondo mientras que con una de mis manos acariciaba los enormes tésticulos del moro. Sentía arcadas cuando la verga alcanzaba lo más hondo de mi garganta, pero sentía un placer indescriptible al tener aquel aparato en mi boca y al oir los gemidos de placer de Ali al ser pajeada por Hamed.

Deja de mamar cabrón dijo Don Alfredo, coge esa polla y llevala hasta el coño de tu mujercita. Acaté la orden de Don Alfredo y cogiendo la verga del moro la lleve hasta la entrada del coño de mi esposa. Sin que nadie me lo ordenase abrí las piernas de Ali y restregué la polla de Hamed por la entrada del coño de mi esposa.

Finalmente, empuje y el glande de Hamed entró en el chorreante coño de mi mujercita. Ali dió un respingo y un ahullido de placer.

-Ali, sigue cornudo de mierda, se un hombre y meteme tu mismo la verga de este verdadero macho.

Empuje y la polla de Hamed entró en el sexo de mi mujercita. En ese instante y sin tocarme me corrí como un auténtico cerdo.

Hamed se estaba follando a mi esposa como un verdadero animal, los gritos de placer y los gemidos seguro que fueron oidos en todo el vecindario.

Yo estaba extasiado contemplando la escena cuando escuché la voz de Don Alfredo. Ven aquí y pon más dura mi verga voy a follar el culito de tu mujercita.

Me arrodillé delante de Don Alfredo y volví a mamar esa verga y testículos que tanto placer ya había dado a mi esposa y me daba a mí. Una vez que estuvo muy dura voltée un poco a mi esposa y abriendo las nalgas de mi mujer le ofrecí su ano al macho dominante.

-Que cabrón y buen cornudo servicial eres, dijo Don Alfredo. Y acto seguido introdujo su verga en el culito de mi esposa.

Ali gozaba como una posesa al ser follada por dos verdaderos hombres, no sabria decir los orgasmos que pudo tener.

Yo por mi parte me senté en un sillón y volví a pajearme viendo como dos hombres, dos verdaderos machos se follaban a mi esposa. Aquella fue la mejor noche de mi vida, Hamed, Don Alfredo y mi propia mujer se rieron de mi y me humillaron, follaron todas las veces que quisieron y tuve que lamer en varias ocasiones las vergas de aquellos dos machos y el coño de Ali limpiando la lefa que en él dejaron.

Agradezco cualquier tipo de comentarios.

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