Historia de M 28. Marta se divierte.

Marta se prostituye a diario y se divierte siendo más y más puerca. Su novio no se entera de nada.

Conchi, mi madame, estaba encantada conmigo. Si bien un poco celosa por que estuviese ennoviada con Carmen, desde el primer momento le deje bien claro que mi lengua, mis agujeros y mis dedos, estaban, tanto al servicio de la casa como de ella. No era raro el día en el que no me diese algún piquito después de comentarme cualquier cosa o me pegara una sobada mientras me daba algunas instrucciones. Otros días en cambio, el piquito era un morreazo sucio y guarro, muy baboso... para eso solo necesitaba haberse entonado un poco y tener a Carmen delante y poder darle un poco por saco.

Pero Carmen, al contrario de lo que pensaba la madame, apreciaba todas esas vejaciones en sentido contrario y la ponian cerdísima. Se sentía inferior y con ello disfrutaba. No era tonta, unicamente ocurría, que no había tenido más oportunidades que la de formar una familia y criar a un hijo, y como digo, puesto que no era nada tonta, comprendía que tener una especie de relación con un putón veinteañero como yo, que le seguía el juego, que le proporcionaba marcha y vicio y que apreciaba divertirse con una maruja cincuentona viciosa, sumisa y puerca a más no poder, no le daba cancha como para exigir o esperar nada de nada.

Así cuando Conchi me daba en la boca una buena ración de babas y se alejaba tambaleándose en busca del sofá y la tele, yo mirando a Carmen, sonreia, me las comia todas y le decía cualquier guarrada...

-Ay joder, como me moja la tia esta....Me encanta morrearme con ella y eso que la boca le huele casi como a ti, cerda comemierda...Ven que quiero que pruebes sus babas, dame lengua...

-Si cariño, se nota como te excitas cuando Conchi se mete en tu boca, tienes los pezones durísimos.

-Ummmm si, gordita, además de por su lengua, es que me ha dicho que me preparase, que ha llamado Juan Manuel y en un rato lo tengo aquí y ya sabes de que pie cojea el jodido Juanma... así marrana, así, restriegame tus tetazas por mi pecho....ummmm, slurpppp...hoy te huelen más los sobacos que el aliento...¿no has probado bocado aún verdad?

-No, no, hoy imposible, el imbecil de mi hijo estaba con fiebre y no ha ido al instituto y me ha jodido el plan y estaba tan salida hoy, Dios.... iba a machacarme pero bien las tetas y luego comerme tranquilamente un buen plato de caliente y un postre, y no he podido, y me entran hasta temblores de lo cachonda que estoy, ojalá que el siguiente a Juanma sea para mi, sino voy a volverme loca...

-¿Más loca aún pedazo de cerda? Si no te meten algún buen rabo sucio hoy, cuando salgamos te llevaré a que te calmes, antes de ir a casa...

-Oh... ¿si?... cariño, como te deseo, te quiero Marta...te quiero, te quiero...

-¿Si? pues yo a ti no te quiero vieja puerca jajajaja... tan solo me das morbo...que no.....jajajajaja, que yo también te quiero...que me tienes encoñada zorra...

Juanma era un maduro, creo que de Jaén o de Córdoba, representante comercial de material ortopédico, que salía cada quincena de ruta y solia avisar a Conchi de su próxima visita. Antes, solía tirarse alguna de las otras guarras de la casa, hasta que una tarde, Conchi le ofreció una puta española más joven que las otras y muy competente, que acababa de llegar a la plantilla y que se llamaba Marta.... Desde ese día se hizo uno de mis fijos.

Desde que salía de casa y se despedía de su familia, arrancaba su Skoda y comenzaba mentalmente a organizar su "agenda", lo cual hacía mucho más llevadera e interesante la tediosa quincena fuera de casa, ajustando las visitas profesionales pendientes, con los puticlubs de caretera por los que pasaba, pero a veces cuando se sentía emprendedor, substituia alguno de los putis por una furcia de rotonda, pues sabía donde se colocaban y era algo irresistible para el, una guarra medio desnuda entre los arbustos, casi sin tetas y con cara de colgada.

El capullo se quitaba su anillo de casado nada más emprender viaje pero se notaba la ausencia del mismo en su dedo. Era de los que te cuentan cuentos, para experimentar sensaciones inventadas. Se sentía mucho mejor sabiéndose un amante estupendo, un tio gracioso cuando no era más que un graciosete y un seductor vestido con un traje barato de poliester con una corbata pasada de moda. El caso es que pese a todo no había ningún problema y cuando le apetecía venir, como a cualquier otro desgraciado... le reíamos los chistes. le alabábamos su savoir faire, y en teoría, nos corriamos ante sus ojos, rendidas entre gemidos, pese a que era un amante muy mediocre. Tipos como Juanma, me metian sus sucias pollas en la boca a a diario, sin ningún tipo de problema, preámbulo ni discusión. Solo venían, pagaban y ya me encargaba yo de bajarles la bragueta y mamar su polla meada hasta que me decian basta o hasta que explotaban en mi boca de ramera. Me sobaban. Me frotaban sus pies sudados en la lengua o donde quisieran y también me rellenaban los agujeros de carne de tio, y si de mi dependía, siempre sin goma. Me gusta joder sin condón. Siendo plenamente consciente de como esa polla sucia se frota dentro de mi, dentro de mi rajita de princesa o dentro de mi sucio culo. Me gusta notar el rabo del tio dejando su sudor y su requesón en mi interior, carne con carne sin latex de por medio, hasta que el gusto les hace llegar al final y sus cojones se vacian tan adentro, que noto las descargas de semen caliente explotando justo en el cuello de mi útero... Juanma no era nada excepcional, y el como tantos, me jodia a pelo y se corria dentro. Lo que lo hacia diferente a otros, aunque no único, era que solia aparecer sin darse un agua en varios dias. No era premeditado, solo es que era un guarro y cogió la costumbre de pasar a vernos antes de ir a registrarse y pasarse por su hostal habitual. Así venía directamente desde algún agujero rosado de rumana o de negrita, a meterla en alguna de nosotras. Se regodeaba de lo marrano que era y francamente y aunque me hacía la dura con el, me gustaba esa manera de actuar. Conmigo se juntaron el hambre con las ganas de comer. Pronto jugamos a un divertido juego que yo le propuse y que solo era una variación de otro al que también me gustaba jugar, el de "Huele mi ojete a ver si aciertas cuando estuve cagando la última vez", ¿alguno ha jugado alguna vez? Mola mucho....Este otro, consistía en adivinar por el olor o el sabor que traía en los pelos de los huevos o debajo del pellejo de la polla, cual era la nacionalidad o raza de mi predecesora. Quien perdiera, pagaría algún tipo de prenda. Si era yo, me sometería a alguna cerdada y si era él, debería pagar el doble por el servicio. Para mi, era un win/win de manual, y siempre salia ganando.

El caldo de negra fue fácil de distinguir. Cuando pasamos a la Europa del este, me costó bastante más diferenciar una checa de una bulgara o de una rumana. Me hicieron pagar muchas prendas las jodidas zorras de rotonda, pero me lo pasé muy bien. Recuerdo una tarde que vino desde un polígono y tras descapullar su rabo y olerle bien los cojones, me atreví a asegurar que sin duda era caldo de puta de más allá del Danubio, pero el me dijo que era italiana... No sé si sería cierto o no, pero como dije antes, siempre ganaba yo y me tocó pagar prenda. Solo por mi disposición a cualquier guarrada que me propusiera como penitencia, el pulso se me aceleraba y el caldo se acumulaba en mi coño. Tras quedar en paz, por contra era muy mecánico y poco imaginativo. Una comida de polla y de culo y luego normalmente le ofrecia mi grupa a cuatro patas mientras se agarraba de mis caderas hasta vaciarse. Yo solía acompañar la jodienda de una buena frotada de clitoris para poder correrme pues en esa postura, el no me lo estimulaba. A veces se vaciaba tan deprisa que no me daba tiempo a llegar y os tengo que decir que el próximo cliente que me solicitaba, lo flipaba de como estaba de caliente y de dispuesta.

Esta tarde también perdí. Confundí Rumanía con Marruecos. Era marroquí la puta y no supe apreciarlo. El estaba sin ideas y yo le propuse una. Despues de rebañar con la lengua su glande y comerme el jugo de la tía y besarle los huevos sudados, recordé que tenía un buen grano en la espalda. Se lo comenté. Yo soy de las que disfrutan explotando los granos de mis ligues, por cierto...El me dijo que llevaba dias molestandole hasta el punto de retorcer la espalda en el asiento mientras conducía, para buscar la posición con la que menos daño le hiciera. Nos colocamos frente al espejo para que me viera bien y tras ablandarselo con lametones, procedí a sacar el contenido y drenarlo bien. Cuando tenia fuera la pus y algo de sangre, señal de que no quedaba nada importante dentro, le dije:

-Bueno, tu enfermera puta te ha solucionado el problema...¿crees que es suficiente?

-No sé, dímelo tu...

-No cariño, no lo es, estoy demasiado perra como para no disfrutar un poco más...

Y acercando mi boca a su espalda, recogí con mi lengua todo lo que le había sacado y sonriendole me lo comí. Me puso cerdísima y a el también. Lo malo es que se corrió al poco de metermela, lo bueno es que mi calentura se quedo acumulada para el resto de la tarde. Mi coño rezumaba jugo y mis ovarios estaban en ebullición.

Cuando volví tras despedirlo, a la cocina con las demás, les conté la anecdota de hoy, mirándolas a todas pero centrándome en mi novia que sin darme tiempo a terminar de hablar, se levantó y me metió la lengua en la boca de manera sucia, rebañandome los dientes y la lengua, buscando lo que hacía un rato ya descansaba en mi estómago. Se frotaba descontrolada contra mi cuerpo desnudo y gemía como lo que era, una adicta al vicio y las guarradas. Oía mientras nos dábamos el lote, que las demás hacían comentarios soeces y me insultaban, lo cual me excitaba más aún. Hubiera sido lógico llevarme a Carmen a un cuarto y bajarnos el subidón a base de corridas, pero me encantaba hacerla sufrir y yo no quería perder este puntito tan bueno. Desee con todas mis fuerzas que el timbre no tardase en volver a sonar y que aparecieran algunos tipos buscando guarras, al menos uno para mi y otro para Carmen. En caso contrario, el camino hasta su casa sería con alguna parada intermedia. Llegaría más tarde de lo previsto a cenar. Yo no tenía prisa. Mi Alberto entre semana dedicaba casi todo su tiempo a prepararse unas oposiciones y excepto algún wasap entre tema y tema, no me molestaba. El creía que yo trabajaba en un Zara de un centro comercial de las afueras. Me gustaba contestar sus wasap cuando tenía alguna polla meada y sudada en mi boca (no podia muchas veces mandar mensajes de voz por ello) y además al cliente les contaba que era mi pobre novio que opositaba para Administrativo del Estado, y lo disfrutaban hasta el punto que a veces se corrian mirando alguna foto de Alberto y mía, que gentilmente les enseñaba en mi movil.

Era muy feliz en esta epoca, lo tenía todo, vicio, depravación, marranadas, una novia que podría ser mi madre y un novio imbecil que no se enteraba de nada. El verano se acercaba y me sentía genial.

M.