Historia de Halloween 1

Detras de cada disfraz una sorpresa...

Hola nuevamente, gracias por los comentarios tan lindos, como verán deje un correo disponible para cualquiera que desee contactar conmigo, cualquier sugerencia es bien recibida, cualquier idea con mucho gusto la probare, incesto, tríos, disfraces, cualquier cosa

Y hablando de disfraces… el pasado halloween fui invitada a una fiesta de disfraces cerca de mi casa. Algo muy caliente, no creen?? Un montón de desconocidos bajo mascaras, una fiesta en la cual no sabes a quien te encontraras, chicas vestidas como putas sin reclamo social, zombies, fantasmas, vampiros a quienes cojerte ocultándote tras la oscuridad de los rincones sin remordimiento. Tan solo por una noche… ser quien deseas ser y sacar tu instinto "monstruoso". Salir sin esperar si serás el cazador o la victima. Detrás de cada disfraz una sorpresa

Mi hermano mayor llego una semana antes con la invitación formal a una de las fiestas anuales que organizan mis primos celebrando con exceso de alcohol, oscuridad, personas y sexo el halloween. Hasta ese entonces no solía aparecerme en ninguna fiesta como esa, como mencione antes era una santurrona aburrida antes de mis pasadas aventuras, así que imagine que esta seria una excelente oportunidad para sentir adrenalina fallándome a alguien sin saber quien era la persona detrás del antifaz. Aprovecharía la oportunidad sin decirle nada a nadie, lo menos que deseaba era a mi hermano y primos cuidándome.

Al día siguiente llame a mi mejor amiga (la llamaremos "Adriana" quien siempre ha sido muy putilla pero prefiere el anonimato) para ir a escoger los disfraces que usaríamos. Me probé inmensa cantidad de disfraces sexys, entre ellos uno de conejita súper cachondo, medias negras, traje dejando al descubierto mitad de mis nalgas rematando lo paradita de estas con una cola esponjada, marcando la curvatura de mi cintura con el corsé, resaltando mis tetas, pajarita al cuello y finalizando con unas orejas divinas en la cabeza, simplemente perfecto, toda una play boy. Sin embargo, buscaba algo que me mantuviera fuera del reconocimiento de mis familiares, sin perder la cachondes, así que me despedí del disfraz de conejita y salude a uno, igual de provocador, de hada. Mini falda pomposa verde, resaltando mis nalgas (y dejándolas a la vista al mínimo descuido), corsé del mismo color que se amarra por el frente, alas, antifaz complementándolo con botas poco debajo de las rodillas tipo mosqueteras de tacón delgado, tanga y liguero con medias negras. Adriana opto por algo más angelical, pero igual de caliente, compro un disfraz de ángel, minifalda blanca, blusa de tirantes transparentando todo menos sus tetas, dejando ver al espectador su perforación en el ombligo, bailarinas por zapatos, alas y antifaz.

Espere cada día con ansias, manteniendo escondido mi disfraz y preparando la coartada perfecta para desaparecer toda la noche de mi casa, las ventajas de haber sido una niña buena es que nadie cuestiona lo que digo. El día de la fiesta llego, y salí temprano hacia casa de Adriana para cambiarme e irnos directo a casa de mis primos. Tomamos su coche y aparecimos poco antes de media noche, hora de las criaturas nocturnas que están llenas de lujuria. Rodeadas de adolescentes ocultándose tras el anonimato que les brindaban los personajes sacados de historias terroríficas bailando, conversando, bebiendo y besándose bajo la poca luz que proporcionaba una lámpara parpadeante, nos fuimos abriendo paso hasta la mesa de los tragos. Después de una ronda de cuatro "caballitos" de tequila solos bebiendolos hasta el fondo nos dispusimos a comenzar la cacería. Fuimos al sitio donde todos bailaban y comenzamos a movernos, al ritmo insinuante de la música. Adriana encontró a su primera presa de la noche, un chico disfrazado de sacerdote, me tomo por la cintura con una de sus manos y comenzó a provocarle sin dejar de mirarlo, pegando su cuerpo conmigo, acercando su rostro a centímetros del mío. Le seguí el juego, la tome con una mano por el cuello y la otra la coloque en su hombro bajando lentamente rozándole una teta hasta llegar a su cintura, después lentamente hacia atrás y bajando hacia sus nalgas. Adriana me tomo por la cara y se acerco poco a poco con su boca insinuante hasta rozar ligeramente mis labios, se aparto un poco y la atraje de nuevo para besarla como era debido. Metió lentamente su lengua en mi boca rozando mi paladar, fue una sensación nueva y riquísima, no había besado a una chica en toda mi vida y eso solo lo hacia mas deseable. Podía sentir las miradas de los curiosos, las manos de Adriana recorriendo el camino de mi barbilla al hombro, la textura de su blusa y la piel que salía a la vista con cada movimiento de mis manos por su cintura… un par de manos extra tocando mis manos y subiendo por el cuerpo de Adriana. Ella me beso en el cuello y giro su cuerpo quedando de frente al invitado, quien la beso de inmediato recorriéndola con ansia

Me aparte, caminaba hacia la parte de arriba de la casa. Subía las escaleras cuando entre la gente que me rodeaba sentí una mano impactando en mis nalgas y pellizcando ligeramente en un movimiento muy rápido, gire la cabeza buscando al culpable, vestido con un traje negro, capa y una mascara blanca que cubría ¾ de su cara dejando solo a la vista sus labios curvados en una sonrisa que dejaba ver sus dientes y su mejilla izquierda. Le correspondí la sonrisa con una mirada insinuante, aguante los deseos de acercarme a el y seguí con mi camino, a final de cuentas la carnada de la noche era yo y mi excitación seria guardada para el mejor "pez" que picara.

Deambule por la fiesta al menos una hora encontrando solo personajes inocente que se acercaban a mi para platicar, yo no buscaba un príncipe azul, quería un demonio que me poseyera sin preguntas, me regalara un orgasmo y desapareciera. Estaba cerca de una puerta que daba a la calle, cuando se acerco de frente el chico de la mascara blanca, con esa sonrisa que comenzaba a parecerme familiar.

  • Linda retaguardia – menciono acercándose un poco a mi para poder escucharlo, solo sonreí. Lo mire y voltee a la puerta, tome una de sus manos y la coloque en mi cintura llevándolo afuera. Ya había esperado mucho, solo quería ser follada hasta el cansancio.

Me tomo con ambas manos regresándome quedando de espaldas a su cuerpo y de frente a la pared. Beso mi oreja, se acerco aun más a mi, deseaba sentir su miembro rozando mi piel. Besaba mi cuello mientras con una mano apretaba una de mis tetas y con la otra bajaba por mi cintura hacia el final de mi diminuta falda, me apoyaba con una de mis manos a la pared y con la otra sujetaba su cabeza, volteando hacia el lado opuesto para no estorbar el recorrido de sus labios. La mano que el tenia abajo, subió mi falda y deslizo sus dedos por mi entrepierna jalando ligeramente la liga que sujetaba mis medias, siguió su camino hasta mi vulva, la cual ardía de deseo. Estaba completamente mojada. Me sobo por encima de la tanga – estas empapada – susurro a mi oído. Coló sus dedos por debajo de la tanga y metió lentamente uno de ellos en mi – mmmmmm….. – era delicioso, podía sentir su pene totalmente erecto detrás de mi, deseando ser liberado del pantalón. Ambos ardíamos en deseo. No veía la hora en la que culmináramos nuestra lujuria atreves de la maravillosa penetración.

El momento fue roto por un chico con un hacha falsa en su cabeza y cubierto de sangre falsa que nos veía fijamente – ¿puedo unirme? – dijo completamente embobado. El chico de la mascara blanca le contesto que se largara junto con unos tantos insultos, esa voz me parecía mucho muy familiar

Mis pensamientos fueron interrumpidos por su voz (tan familiar) diciéndome – vámonos de aquí – asentí con la cabeza. Acto seguido contesto – mi cuarto esta arriba

Esa familiaridad con su sonrisa y su voz cobro sentido, era uno de mis primos. Me excite y en medio del morbo de la situación lo seguí al cuarto sin decir una sola palabra

Les seguiré contando el resto de la historia pronto. Esperen la segunda parte.

Bexos!!