Historia de Andrea

Cuento la historia de mi amiga Andrea que ama a su hermano Gonzalo. Este hecho es totalmente real.

Aclaración Necesaria

Mis anteriores relatos, estuvieron centrados en mi y en mi relación amoroso con Arturo mi amado suegro. Ello sigue y soy feliz compartiendo mi vida con él. Lo amo. Ahora, cuento la historia de mi amiga Andrea, ella es una linda españolita de 18 años que está perdidamente enamorada de su hermano y que hace pocos días ha hecho realidad la ilusión de su vida, hacer el amor con su amado hermano. Pero esta situación se ha visto superada, porque su hermano no solo la desea sexualmente sino que corresponde plenamente a los sentimientos de Andrea, la ama desde siempre y así se lo ha dicho. Ahora, quizás en este momento, ellos están disfrutando de su amor, en su departamento en Madrid y eso a mi me alegra. Felicidades amiguita. En base a ello, construí la historia que a continuación les relato, si bien el marco es una fantasía, el fondo, el amor de Andrea por Gonzalo, su hermano y viceversa es real. Allí les va:

HISTORIA DE ANDREA

Estoy sentada en una mecedora en el jardín interior de mi casa y veo jugar a mis hijos. Tengo 3, el mayor Gonzalo de 10 años, Andrea la segunda de 8 y Carissa de 7. Gonzalo es adoptado. Decidimos adoptarlo en una época en que mi marido y yo pensábamos que no podíamos tener hijos propios, sin embargo dos años después de adoptar, salí embarazada y llegaron las propias. Veo el cariño de Gonzalo por la menor de sus hermanas, cómo la protege, cómo la mima, cómo la prefiere e inconscientemente mi mente viaja en el tiempo y me miro 20 años atrás.... en casa de mis padres....

Yo también era la menor de cuatro hermanos. Gonzalo, el mayor tenía 21 años cuando yo apenas tenía 8. Pero desde siempre sentí que yo era su preferida, por la forma cómo me cuidaba, cómo me alzaba cual una pluma entre sus fuertes y poderosos brazos. A mi me encantaba estar con él, sentir su presencia. Era en una palabra mi alter ego... adoraba a mi hermano. Cuando tuvo los 22 años, Gonzalo partió hacia nuevos horizontes y viajo de la provincia a la capital. Madrid era como un imán para todos los jóvenes en esa época... se había salido del ostracismo que significó la era del Franquismo y nuevos vientos soplaban en la península. Yo tenía 9 años cuando Gonzalo se marchó y recuerdo que por un buen tiempo lloraba todas las noche, evocando a mi hermano.

El tiempo pasó y llegaban pocas noticias de Gonzalo... tuvo varios trabajos, empezó a estudiar en las noches y finalmente ancló en una empresa donde empezó a hacer carrera. Sus cartas eran frecuentes y mamá las leía siempre a la hora del almuerzo... yo cerraba los ojos y me imaginaba que era su voz la que me narraba todas las peripecias que pasaba en la capital. Cuando cumplí los 14 años, me alegré sobremanera cuando me enteré que mi hermanito volvía por 15 días a casa. Estaba yo en pleno desarrollo, es esa época en que las niñas aún no nos definimos y algunos barritos habían aflorado a mi cutis. Eso más los anteojos correctores para leer y los brackets en mis dientes me daba un aspecto de nerd. Yo me veía horrible. En el Cole, solo tenía dos o tres amigas, catalogadas siempre como las más tontas de la clase y por ello permanentemente objeto de burla de chicos y chicas.

Efectivamente, Gonzalo regresó, cargado de regalos para todos. A mi me obsequió una de esas cajitas de música, que cuando los destapas una bailarina de ballet gira incansable hasta agotar la cuerda. Ese regalo es lo más preciado que siempre he guardado. Pero la atención de mi hermano casi fue nula hacia mi. Gonzalo, mi hermanito, llegó no se, mas guapo, mas hombre y esa admiración y cariño que siempre había sentido por él, se transformó en un sentimiento mas profundo... a mis cortos 14 años... llegué a la conclusión que estaba perdida y locamente enamorada de él. Entendía que eso era imposible y que era un amor prohibido y culpable, pero allí estaba dentro de mí esa flama que por más esfuerzo que hacía, no se extinguía. Para él, solo era su hermanita, la flaquita feíta... casi el patito feo de la casa. No pasó en esa época de hacerme un par de mimos, pero había dejado de darme esa preferencia que me demostraba cuando yo tenía 8 años y era una nena bonita y vivaz. Durante los 15 días que pasó en casa, Gonzalo, disfrutó de las comidas y bebidas del terruño, pero sobretodo de los favores de todas las chicas lindas del pueblo que revoloteaban a su alrededor y caían rendidas sin excepción ante su apabullante simpatía y a sus innegables atributos físicos.

Para hacer esto más simple, no hubo chica linda del pueblo, que no disfrutó de gozarse a mi hermano. Yo era para ello una pertinaz observadora de sus correría y más de una vez, lo espié mientras se follaba a cuanta belleza con faldas se le ponía a tiro. Al terminar su visita y despedirse de todos, Gonzalo volvió a la capital. Sus cartas ya no eran tan frecuentes y salvaba la continuidad de comunicación, con llamadas telefónicas a mis padres y a mandar saludos a todos sus hermanos.

Yo seguí en el cole y un poco que empecé a metamorfosearme y de la flaquita con acné, empezó a surgir una muchacha con lindas formas y con mejores facciones. Los chicos en el Cole, me empezaban a cortejar y era como si el patito feo se hubiera convertido en cisne. Llegué a los 16, marcando la hora. Había recortado mi cabello y empezaba a ser muy cuidadosa en mi arreglo personal. Llegué a ser la chica más popular de mi promoción y la reina en la fiesta de graduación. Tuve novios, todos compañeros del colegio, con los cuales no pasaba de besos y el clásico magreo... los más osados lograron que yo les acariciara las pollas por encima del pantalón, mientras ellos se las arreglaban para dedearme directamente en mi chochito. Pero con ninguno llegué a mayores.

A los 16, conocí al hermano mayor de uno de mis novios, este había llegado de visita, pues también trabajaba en la capital y me enamoré perdidamente de él. Pero el principal atractivo que le veía a ese muchacho que se llamaba Jaime, era el gran parecido que tenía con mi hermano Gonzalo, creo que eso hizo que enamorara de él. Con Jaime perdí la virginidad, en realidad, nada destacable.. pero yo estaba tan caliente que ni la brusquedad con que me cogió en esa oportunidad me importó, solo quería que ese hombre que me recordaba tanto a mi hermano me poseyera y recuerdo claramente que el clímax y el dolor de la penetración, yo repetía como loca el nombre de Gonzalo. Luego de la primera vez con Jaime, tuvimos un par de sesiones más, siempre o en el granero de mi casa o en su camioneta, pero el problema era que después de las cogidas, me quedaba con una sensación de vacío, de pena. Jaime, al parecer, se llegó a enamorar de mi, pues me propuso que me fuera con él a Madrid y cuando me negué, quiso hablar con mis padres para casarnos... yo solo me reía ante esa proposición. En realidad no era amor lo que yo sentía, solo estaba impresionada por el gran parecido que Jaime tenía con mi hermano.

Pasó otro año, yo terminé la secundaria y empecé a pensar seriamente en mi futuro y la idea de ser Abogada y de las buenas, me ganó. Después de muchas gestiones y nutrida correspondencia, me aceptaron en la facultad de Derecho de la Universidad de Madrid y vaya, tenía que irme para la capital. El único pariente cercano que tenía era obviamente mi hermano Gonzalo y de pronto ya estaba yo camino a Madrid. Durante el viaje, fantaseaba en cómo sería el recibimiento que mi adorado hermanito me daría.. no me veía desde los 14 años y seguramente esperaba ver a la nerd que él dejó. De seguro, ni se imaginaba ver a una mujercita de 1.70 de estatura, 52 Kgs. de peso, espigaba, de cabellos castaños claros de grandes ojos pardos claros, una boca pequeña y sensual, hermosa dentadura blanquísima como el alabastro. Unos pechos retadores, un abdomen plano y una colita respingona que era la delicia de las miradas masculina, sin dejar de pasar por alto unas piernas muy bien torneadas, largas y deseables. De seguro que tampoco pensaba que toda esa humanidad, estaba enfundada en una mini a medio muslo, zapatos de charol de taco, las piernas enfundadas en unas delicadas medias color miel y arriba un top que se adhería deliciosamente a mis pechos, de color blanco que transparentaba delicadamente un sujetador blanco de encajes- Realmente estaba de muerte y no era solo mi elevado ego que me daba esa certeza, sino las insistentes y golosas miradas de los pasajeros hombres del avión de ruta interna que me llevaba de mi tierra chica Toledo a la capital del Reino..

Al llegar al aeropuerto y con las valijas ya en mi poder, me dirigí a la salida de los pasajeros de los vuelos internos y divisé a Gonzalo. Estaba allí, guapísimo, con un jean ajustado que marcaba su anatomía y por supuesto su hermoso paquete, correa ancha y una camisa blanca de manga corta, que resaltaba el bronceado de su piel. La camisa mostraba los vellos de su amplio tórax sobre el cual se lucía una cadena y un crucifijo de oro. Lo curioso es que seguía mirando a ver si salía su hermanita "la feíta", pero no por ello, dejó de admirar a la belleza que se desplazaba empujando el carrito con su equipaje. Sentí la mirada de Gonzalo recorriéndome toda, golosamente. Eso fue solo un instante, pero bastó ello, para encenderme y sentir un cierto calorcito en mis partes íntimas. La mirada de Gonzalo, seguía atenta a las demás personas que venían detrás de mi... esperando seguro descubrir a la hermanita. Tuve que llegar y plantarme frente a él y sacarme los anteojos oscuros y decir su nombre para que él me reconociera. Entre azorado y nervioso mi hermanito reaccionó. Nos abrazamos y se admiró de lo que según él había crecido desde la última vez que nos vimos, Salimos de la terminal y fuimos al estacionamiento en busca de su automóvil.

En el camino, varios hombres voltearon a mirarme y otros más descarados se quedaban viéndose fijo como queriendo desvestirme con la mirada. Yo sentía que Gonzalo se fastidiaba con ello y me gustaba. Llegamos al auto y depositamos las valijas en la cajuela y galante mi hermanito, me abrió la puerta del auto para que pasara . Obviamente no pude evitar que la mini se subiera más de la cuenta y su turbación se hizo más evidente. Rápidamente se hizo del volante y salimos del congestionado aeropuerto, rumbo al departamento de Gonzalo. En el camino, él se empezó a relajar y terminamos hablando animadamente todo el trayecto, sobre la familia, los amigos, mis proyectos. Quizá el hecho de haber cubierto mis piernas con mi necessere de mano y unos sobres que contenían los documentos para la Universidad, lograron que estas no se mostraran tal cual y por ello, la tranquilidad que ahora sentía mi hermanito.

Llegamos al condominio donde Gonzalo tenía el apartamento y con la ayuda del portero subimos el equipaje. El lugar era amplio, con una sala y un comedor con ventanales hacia el jardín interior del conjunto residencial, un baño de visita pequeño, un corredor que llevaba al fondo del piso, donde estaba la cocina y la lavandería y un patio, pequeño. En el corredor habían otras cuatro puertas hacia la izquierda, que correspondían a tres dormitorios y un amplio baño, con bañera y todo. Gonzalo me asignó el último cuarto al fondo del corredor. Era una pieza relativamente amplia, con una cama matrimonial, ropero empotrado con cajonearía y una cómoda de madera. Al parecer hacía poco habían pintado la habitación y las cortinas se veían nuevas. Me impresionó que a pesar de ser hombre, que por lo general son desordenados, mi hermanito tuviera el departamento hecho un anís de limpio, con los pisos brillantes y las alfombras aspiradas. Instalada en mi pieza, quise darme un baño y allí me di cuenta que para darme un duchazo, debía ir al baño principal. Así pues busqué mi bata entre las prendas que había sacado de mis valijas y con mis efectos de belleza e higiene fui a bañarme. Después de un viaje, por muy corto que sea, nada mejor que un buen baño. Así que disfruté del regaderazo, después del cual envuelta en mi bata de felpa, regresé a mi cuarto. Me sequé, acicalé y embellecí para gustar a mi hermanito, quería que él me viera en la plenitud de mi belleza. El no me veía desde los 14 años y ahora con 18, personalmente me sentía supercontenta con mi físico.

Escogí unos tejanos cuya pretina quedaba a mi cadera y se ceñían rico a mis piernas. Arriba un top azul de lycra, pegadito, que evidenciaban mi redondo y firme busto. Al adherirse a mi torso, dibujaban sensualmente mi sujetador también azul de encajes a media copa, que hacían juego con una coqueta braguita del mismo color. De maquillaje algo de rubor, un toque de long lash para resaltar mis ojos y un rosa pálido para mis labios. Mis cabellos, cepillados a conciencia para dar la impresión de haber sido peinados por el viento. Satisfecha con mi aspecto, me perfumé discretamente y salí para encontrarme con Gonzalo que me esperaba en la sala del departamento. Efectivamente, allí estaba él, mirando la tele. Yo discretamente me senté al extremo de un sofá y Gonzalo sin dejar de ver la pantalla, me preguntó si ya estaba lista. Yo le dije que sí y apagando el aparato con el control remoto se incorporó y recién me miró. No se turbó pero pude captar un rayo de admiración...le gustaba ver a la mujer que tenía al frente, pero según su mirada, "tenía que recordar que era su hermanita y por tanto prohibida".

Ese día me llevó a cenar fuera y entre broma y broma me hizo saber que era por esta vez, ya que era mi bienvenida. Me explicó que rara vez salía a cenar a restaurantes y cuando lo hacía iba con Susana, una chica con la que salía y que por lo que contaba era su novia, aunque en todo momento se cuidó de usar ese término. Me contó que si los viernes ( al día siguiente era viernes) salía de juerga con Susana por algunas discos o pubs de moda, a ambos le gustaba bailar y eran incansables, que ya conocería al día siguiente a la bendita Susana, que de solo saber que se disfrutaba a mi hermanito, me estaba cayendo re-mal. Mientras comíamos y disfrutábamos de un buen tinto, seguimos hablando animadamente él de cómo era su trabajo, sus gustos y su rutina y yo de mis estudios, de mis proyectos y de mi integración a la vida universitaria. Estábamos en los postres y creía ver que cada cierto tiempo, los ojos de Gonzalito se posaban en mis pechos, yo me hacía la desentendida pero esas breves miradas me gustaban. Yo veía a Gonzalo con ojos de mujer y apreciaba a un rico hombre que deseaba hacer mío.

Después de los postres pedimos un plus café, yo Amaretto y él un cognac y seguiamos la charla, cuando a mis espaldas una voz varonil que se acercaba dijo:

"- mi querido Gonzalo...el hombre con suerte, siempre al lado de una hermosa mujer..."

Era un hombre joven, de unos 25 años, cabellos negros ensortijados, rasgos definidos y realmente muy guapo. Alto, casi 1.80mts y de fuerte complexión, vestía deportivamente y con un aplomo típico de un citadino experimentado, se planto delante de nuestra mesa, apoyando sus fuertes manos en ella. Seguía hablando pero sus ojos recorrían golosos mi anatomía y luego los clavó en los míos. El tipo se veía atrayente y seguro de si mismo:

" - vamos, querido Gonzalo... no seas maleducado y preséntame a tu deliciosa amiguita.- dirigiéndose a mi hermano .-

Gonzalo, con la irritación asomando a los ojos, con rabia contenida no le quedó más que hacer las presentaciones:

"- Este tío es Manuel...le gusta que le digan Manolo y para desgracia mía es mi compañero de trabajo. Ella es Andrea.-Gonzalo se cuidó de decirle que era su hermana.-

"- Vamos Gonzalo, no seas tímido, dile también que soy tu mejor amigo.

"- Bueno, el se publicita siempre como mi mejor amigo.- que conste que lo ha dicho él no yo.- dijo rabioso Gonzalo.-

" - Hola Andrea... desde ahora soy no solo tu amigo, sino tu mas rendido admirador.- dijo pomposo el muchacho.

" - Hola mucho gusto.- dije yo, extendiéndole la mano.-

Manolo cogió mi mano y se la llevó a los labios y deposito un casto beso en ella. Miré a Gonzalo y parecía querer saltar sobre Manolo, pero se contuvo.

"- Bueno.- dijo Gonzalo.- ahora que ya te presenté déjanos solos por favor

"- Ah... Gonzalito quiere acaparar a la linda dama.- se burló Manolo.- pero, cariño, tu eres nueva por aquí no?, es más, es la primera vez que te veo, porque una belleza como tu no podría pasar desapercibida por estos mis ojitos.-dijo Manolo dirigiéndose a mi.-

Yo me divertía con la escena. Manolo, haciéndose el gracioso, Gonzalo conteniendo su furia y yo sonriente. Se diría que mi sonrisa incentivaba a Manolo.

"- Dime.- preguntó curioso.- eres la novia de nuestro Gonzalito? O este jovencito recién está en los prolegómenos?. Desde ya confirmo su buen gusto, ya que eres una belleza sensacional.

Creo que tu eres muy curioso Manolo- respondí.-

No solo curioso sino que se está volviendo impertinente.- terció Gonzalo.- mira chaval, estamos conversando de cosas muy personales y te rogaría que te dejes de niñerías y te retires, Andrea, acaba de llegar a Madrid y pronto comenzará sus estudios Universitarios... así que a volar joven...

No hay problema Gonzalo...- dijo Manolo.- ya me voy, pero si te duermes... te robo la novia eh....

Joder, que no es mi novia macho, es mi hermana.- dijo furioso mi hermanito

Cuñado de mi corazón.- fue la respuesta de Manolo, yo me moría de risa, el muchacho tenía ingenio y gran rapidez en sus reacciones.- Esta buena noticia, será el real motivo para visitarte más a menudo. Andreíta.- dijo solemne.- tu mas rendido admirador, te enseñará toda la ciudad y todo lo que tu quieras conocer. Ahora me voy.- y acercando su cara me dio un sonoro beso en la mejilla y palmeando el hombro de Gonzalo se retiró.

Disculpa hermanita.- dijo Gonzalo.- este Manolo es un pesado, un magnífico muchacho y buen amigo, pero cuando ve faldas pierde la brújula y se porta así.

Parece un tipo simpático y divertido.- respondí divertida

Si, pero por favor no le des confianza. Cuando Manolo ve faldas se aloca... un día se va a encontrar un escocés y la va a ver buena.- ironizó mi hermanito.-

No te preocupes, ahora mi preocupación son los estudios, la Universidad y no tengo tiempo para chicos ni nada...dije seria.-

El resto de la velada la pasamos hablando y evocando los días de la niñez... salimos del restaurante y dimos una vuelta en el auto por las calles de la gran ciudad donde están los mejores pubs y discos...la gente bullía y se veía a chicos y chicas en parejas o en grupos que al parecer lo pasaban a lo grande. Sin bajar del auto, Gonzalo me explicaba de tal o cual local y casi cerca de la una de la madrugada regresamos al departamento. Estacionamos el auto y nos dirigimos a casa. Al subir las escaleras Gonzalo gentilmente me cedió el paso de modo que yo iba algunos escalones por delante de él. Sin embargo sentía la mirada de mi hermanito sobre mi redondo culito y mis piernas...percibía que me veía con ojos de hombre más que de hermano y eso a mi me encantaba.

Cada uno se fue a su pieza. El día para mi había sido largo y caí rendida... enfundada en un camisón transparente que me llegaba a la rodilla.. abajo solo tenía una diminuta braguita blanca y sin sujetador. Desperté cerca de las ocho de la mañana. Gonzalo ya había salido al trabajo, así que luego de bañarme y arreglarme, tomé un poco de leche helada y cogí mis cosas para ir a la Universidad a registrarme, escoger mis horarios y ver la bibliografía que me correspondía. El día se me hizo corto y regresé a casa cerca de las 8 de la noche. Gonzalo aún no había llegado, así que un regaderazo fue mi premio a mis correteos del día. Estaba secándome el cabello cuando sentí voces. Era Gonzalo y alguien más... me puse unos shorts cortitos que modelaban muy bien mis piernas y mi colita, me enfundé en una polera ancha de color rojo y sin maquillarme, así al natural, salí. Efectivamente, allí estaba Gonzalíto sentado mirando la tele con una chica morena, enfundada en pantalones de cuero negro, cabellos negros ensortijados y hermosos ojos también negros, profundos e inteligentes, boca sensual pintada de rojo sangre, tendría unos 26 o 27 años, tenía unos ademanes gatunos, se veía una mujer atractiva... no, en realidad hermosa, muy hermosa. Su abdomen plano y unos pechos generosos que eran sujetados por un top de lycra rojo. Era la famosa Susana.

Nos presentaron y nos dimos un beso en la mejilla. Quería sentir odio por esta chica que se dejaba levantar las faldas por mi hermano, pero creo que surgió una mutua corriente de simpatía entre ambas. Al parecer ellos ya habían cenado en la calle y no se decidían si salir de fiesta o quedarse a ver una peli en la tele. Yo fui a la cocina y me preparé una cena ligera, luego salí a la sala y conversamos de todo un poco, pero no se me escapaba la forma como Susana se arrimaba a Gonzalo, le acariciaba los cabellos a éste y le daba besitos en las mejillas. Sintiendo que ante tantos arrumacos yo sobraba, me despedí de ellos y fui a mi cuarto a dormir. Estaba cansadísima, así que nada más que deslizarme entre las sábanas, me dormí a los pocos minutos. No tengo conciencia cuanto habré dormida, pero desperté sobresaltada... alguien se quejaba. El silencio de la noche hacía que los quejidos se sintieran muy cerca. Me incorporé en la cama y percibí no solo quejidos, era una serie de gemidos que se hacían cada vez más intensos, obviamente eran de mujer y otros más graves evidentemente de hombre,

Indudablemente eran Gonzalo y Susana que estaban haciendo el amor. Salí de la cama y me asomé al corredor, la puerta del cuarto de Gonzalo estaba junta y se notaba una tenue luz proveniente de la pieza, me acerqué y espié. Allí estaban ambos desnudos en la amplia cama haciendo el amor, Gonzalo encima de ella y desde mi posición podía ver la impresionante pija de mi hermanito enterrada en la cueva de Susana, las piernas de la muchacha enroladas al cuerpo de él, mientras éste le comía literalmente las hermosas tetas...esa combinación de caricias es lo que causaba la cataratas de gemidos, casi gritos de la joven..mi vista no se podía apartar de la regia cogida que mi hermano de daba a la novia y sin pensarlo de pronto tuve conciencia que mi mano derecha estaba introduciendo dos dedos en mi ya húmeda vagina, mientras mi mano izquierda amasaban suavemente mis pechos. Me impactaba ver la pija de Gonzalo salir hasta la entrada de la cueva de la muchacha y luego enterrarla con violencia hasta el fondo provocando un ostensible tembor en el cuerpo de Susana.

Realmente envidié en ese momento a Susana, quería ser yo la receptora de los embates de Gonzalo...si.. si la envidié... necesitaba...era urgente que Gonzalo me dispensara sus favores y una cogida como la que estaba obsequiando a Susana. Mis manos estaban haciéndome llegar al clímax mientras observaba a la pareja contorsionarse de placer, fui conciente que de mi garganta se escapó un gemido y reaccioné... me asuste que ellos pudieran sorprenderme espiándolos y abandoné mi privilegiado puesto de observación y volví a mi habitación. Allí, echada en la cama, seguía escuchando los gemidos de la pareja contigua y mis manos en mi entrepierna y en mis pechos volvieron a encenderme. El placer, el placer..solo nosotras mismos nos podemos dar ese placer infinito....convulsioné de placer y no se en que momento, con mis manos empapadas de mis jugos quedé dormida... agotada y entre feliz y frustrada por el placer que me había dado y por la falta de un macho como Gonzalo que me lo proporcionara.

Al levantarme al día siguiente, casi a las 9 de la mañana, comprobé que Gonzalo ya se había ido a trabajar. Entré a su cuarto, el ambiente estaba cargado de un profundo humor a sexo. La cama estaba revuelta y allí en el centro como una flor el slip de Gonzalo, cogí la prenda y me llevé a la nariz, la olí y sentía el aroma de mi hermanito, evoqué la forma como lo había visto cogiendo a Susana y me refregué el slip en mi entrepierna. Que rico se sentía ese olor a hombre si y a un hombre como Gonzalo.. Salí de la habitación y me dedique a mis cosas. Ese día hice la limpieza del departamento, todo excepto el cuarto de Gonzalo que me cuidé de cerrar. Mientras estaba en ese hacer domestico, me hice la formal promesa de seducir a Gonzalo.... después de lo vito en la noche anterior, él tenía que ser mío. El cómo, ya lo veríamos, el donde, también, pero que debía cumplir mi fantasía, si debía cumplirla, desde siempre lo había amado y no estaba dispuesta a renunciar a él.

El día se me paso entre asear la casa, preparar mis clases para el lunes y arreglar mis ropas, con más calma ya que recién disponía de tiempo para ordenar debidamente tdo lo que había sido mi equipaje. A las 6 de la tarde, calculando la llegada de Gonzalo, me metí a bañar y empecé a arreglarme para darle la bienvenida a mi hermanito. Salí de la ducha y puse especial cuidado en mi maquillaje, cepillar mi cabello y en escoger la ropa que me pondría. Escogí una mini de jean que me quedaba a medio muslo y que sabía de sobra que ponía de manifiesto la belleza de mis piernas, sabía también que sentarme con esa faldita era provocar una regia exhibición de mis muslos, braguita incluida. Arriba una blusa ligera de algodón blanca casi, casi transparente que dejando apreciar veladamente mi erguido busto. El espejo me devolvió una imagen de una chica de 18 hermosos años, bonita y sexy. Ensayé miradas, pucheros y la forma como caminaría para mi hermanito y esperé pacientemente que el objeto de mis deseos llegara.

Mientras esperaba preparé una comida ligera muy light, ubique una botella de tinto e incluso me dio tiempo de preparar un postre para agasajar a mi querido Gonzalo. Estando en ello pensé que ocurriría con mi plan de exhibirme ante Gonzalo si se venía con la novia o si simplemente no llegaba hasta muy tarde. En esos pensamientos sentí la llave en la puerta de calle y me senté en el sofá, encendiendo la tele con el control remoto... simulé estar viendo tele y luego dirigí mi mirada a la puerta que en ese momento se abría y aparecía Gonzalito. Gracias al cielo venía solo y el pobre tenía una cara de cansancio, me puse de pie y me acerqué, recibiéndolo con un beso en la mejilla. No perdí de vista el recorrido que mi hermano dio a mi cuerpo. Se que me veía linda y el objeto era que me mirara con ojos de hombre, como lo había hecho en ese breve momento y no con ojos de hermano. Me comentó que venía cansadísimo y hambriento y que quería darse un baño, cenar algo y dormir. Lo ayudé a quitarse la chaqueta y le dije que no se preocupara, que todo lo tenía listo y que tomara su duchazo tranquilo. En mi mente, deseaba poder bañarme con él, mimarlo, enjabonarlo, pero por el momento no era posible... quizás más adelante.

Cenamos y conversamos largamente, recordamos los momentos de nuestra niñez, de la vida en el pueblo, de mis novios y de mi decisión de estudiar en la capital. No perdía ojo a las miradas que mi hermano de disparaba a mis pechos y cuando me paraba y le daba la espalda a mi colita y a mis piernas. Vi incluso cómo se agachaba para verme el calzoncito en un momento que estaba de espaldas a él y yo apreciaba su maniobra por el reflejo de su imagen en la puerta del horno microondas y buscaba cualquier pretexto para enseñarme mi colita. Al terminar la cena veía a un Gonzalo incómodo y luego reparé, no quería ponerse de pie pues revelaría ante su hermanita la tremenda erección que ponía sus pantalones como una carpa y lógicamente no quería ni moverse de su sitio así que para hacerle el asunto fácil, me paré para lavar los tratos y así de espaldas a mi hermanito percibí que él se ponía de pie y se acomodaba la herramienta y se dirigía a la sala, no sin antes echarme hambrientas miradas que no hacían sino calentarme tremendamente. Al terminar de lavar y secar platos y ollas, fui a la sala. Allí estaba este rico hombre cómodamente instalado en el sofá... empezaba una película que ya había visto con Antonio Banderas y una actriz muy mona cuyo nombre no recuerdo, pero que coincidentemente trataba de la irrefrenable pasión de una hermana por su hermano mayor ... al parecer Gonzalo no sabía del tema, así que me acomodé junto a él para ver la peli.

Cuando ya la trama de la peli era evidente y se había producido una rica escena de amor y sexo entre los hermanos, haciéndome la dormida apoye mi cabeza en el hombro de mi hermano. Este volteó hacía mi y me vio profundamente dormida... mi respiración así lo demostraba y él decidió que siguiera descansando con mi cabeza apoyada en su hombro izquierdo. Yo me deleitaba con el aroma de Gonzalo, con su cercanía... de cuando en cuando mi ojito izquierdo se abría un poquitín para chequear en qué iba la película, de hecho era super calentona y estaban en una fuerte escena de sexo y celos entre los hermanos...Gonzalito me volvió a mirar y yo continuaba con mi fingido sueño, cuando de pronto sentí la mano izquierda de él deslizarse por mis rodilla. Era una caricia suave, temerosa. Mi faldita exhibía orgullosa mis muslos en todo su esplendor y casi, casi el inicio del triangulito blanco de mis braguitas. Gonzalo ascendió hasta medio muslo, yo sentía que empezaba a humedecerme de gusto y sin querer exhalé un suave gemido. Lástima, con mi gemido mi hermano dejó de acariciarme y suavemente empezó a decir mi nombre despertándome... yo "desperte" y el me dijo que fuera a acostarme... que estaba muy cansada. Yo siguiendo el juego le di las buenas noches y me puse en pié, mi faldita estaba exhibiendo gran parte de mi braguita y así sin "darme cuenta" de la exhibición que le daba a Gonzalito fui vacilante y lentamente en dirección a mi habitación, deleitándome con la mirada lasciva y cargada de pasión que sabía, me estaba dando mi hermanito.

Cuando llegué a mi habitación, no pude reprimir el deseo de acariciarme y llevar mis manos a mi vagina y sentir que se mojaban, mientras me diluía en un mar de sensaciones placenteras que me llevaron rápidamente al clímax y a unos excitados y calientes sueños. Al día siguiente, domingo casi no vi a Gonzalo, una nota con su inconfundible caligrafía había quedado en la mesa del comedor, me notificaba que tenía una reunión con sus amigos, que almorzaría con ellos y luego irían al estadio a ver el partido de futbol entre los clásicos rivales del Real Madrid con todas sus estrellas y el Barcelona. Todo un clásico. Efectivamente, siendo lunes el día siguiente y el inicio de mis clases en la Universidad, yo me acosté temprano después de un relajante baño caliente, lo que me hizo entrar en un reparador sueño en cuanto me metí entre las sábanas.

Al día siguiente me levanté temprano temprano. Coincidí con mi hermano en el desayuno, él casi terminaba y estaba listo para ir al trabajo, yo cargada de libros y una lap top, me preparaba para ésta nueva vida. De allí en más, todo fue una rápida sucesión de situaciones que llenaron mi día, clases, tareas, hacer nuevas amistades, en fin, un cúmulo de experiencias nuevas. Definitivamente la rapidez con que se vive en una enorme y gran ciudad como Madrid, difiere mucho a la apacible y tranquila vida de los pueblos del interior. Esto obviamente se reflejaba también en la vida universitaria. Día difícil y cargado de emociones y experiencias, pero enriquecedor para una chica de pueblo como yo. Día emocionante también porque hice no solo amigas y amigos, sino también admiradores, sobre todo uno a quienes todos llamaban "El Alemán" por su especial corte de cabello y porque había vivido mucho tiempo en Berlín, aunque ahora ya estaba radicado con sus padres en Madrid. Alto, musculoso y de aspecto más que agradable, fue mi acompañante de todo el día. Tenía 22 años y era muy popular en la Uni.. en muchas cosas me hacía acordar a Gonzalo, yo no se si porque a todo hombre que conocía lo comparaba inmediatamente con mi hermano o realmente buscaba las afinidades que tenían con él. Sea como sea El Alemán, que en realidad se llamaba Erick, me llevó en su BMV convertible a casa y me ayudó con todas mis cosas hasta la misma puerta del departamento.

Allí, sin que yo me resistiera para nada me estampó a modo de despedida un beso en los labios que realmente me hizo mover el piso. Repitió la caricia, pro esta vez atrayéndome y pegando mi cuerpo al suyo, de seguro para disfrutara como en efecto disfruté, del contacto con su erguido pene que parecía querer escapar de sus ajustados pantalones. Yo que desde que había llegado me mantenía en un estado se excitación perpetua, disfruté de esa fricción y empinándome apoyada en lo colgada que estaba de su cuello, encajé mi pubis a su sexo y estuvimos un buen rato sobándonos. Las manos de Eric corrían por mi cuerpo y estaban levantando la faldita...yo totalmente entregada disfrutaba del beso de lengua que el muchacho me estaba dando, mientras sentía sus dedos invadir suavemente mi anito por debajo de la braguita. Ese morreo duró unos minutos y en un momento en que ya sentía que mis flujos humedecían el pequeño calzoncito, pegando mi boca a la oreja del chico le decía "así...así Gonzalo....". Esto provocó la inmediata reacción de El Alemán que..."tía, que yo no soy Gonzalo...soy Eric...". Esto rompió el encanto y aún cuando me hubiera gustado seguir, sirvió para despedirlo hasta el día siguiente.

Que, bárbara...mientras El Alemán me morreaba...yo pensaba que era Gonzalo. Pero en fín....un "lapsus brutus", nada más. Realmente estaba mojada y se acercaba la hora en que Gonzalo llegaba. Así me fui a mi recamara para dejar mis cosas y luego darme un refrescante baño, para calmar mis alborotadas hormonas. Sequé y perfume mi cuerpo y me puse una braguita blanca de algodón que se ceñía perfectamente a mis curvas y encima solo una bata corta que me permitía exhibir mis piernas, calcé una pantuflas del mismo color y luego sequé y cepillé mi cabello. Luego de ello, fui a la cocina a preparar algo rico, para recibir a Gonzalito, A pesar del baño, el morreo con El Alemán, me había dejado en el vamos.... me encantaría que Gonzalo me mirara como la última vez...en fin veríamos que pasaba.....

Mientras preparaba una ensalada César, miré por la ventana de la cocina y el cielo se veía negro, con una nubes muy cargadas y me recordó que en la Universidad había comentado que ya empezaban las lluvias y que este año serían fuertes. En mi pueblo, las lluvias se dan pero sin mayor aspaviento, aquí al parecer eran casi torrenciales y con truenos y rayos y un escándalo tal que para mi eran desconocidos. Al parecer la noche se anunciaba así. Después de la ensalada preparé unas pechugas de pollo rellenas con queso y jamón con una salsa de champiñones, que no es por nada pero quedó deliciosa, Chequee entre los vinos de Gonzalo y había una botella pequeña de un Rosé que era ideal para lo que había preparado....arreglé la mesa de comedor con un lindo mantel y unos candelabros plateados a los que había provisto de una velas amarillas y luego entré a mi cuarto...quería escoger algo apropiado y sugerente para cenar con mi hermanito..después de mucho probar y cambiar, me decidí por ponerme un coqueto camisón que llegaba casi a la rodilla. El espejo me devolvía la figura de una regia chica, sexy y dispuesta a todo, todo lo que pudiera venir.

A la llegada de Gonzalo, no perdí de vista la escrutadora mirada que me dio. Admiró no solo a la hermanita que tenía delante, sino también al arreglo de la mesa, los candelabros, el vino y la cena misma. Nos sentamos a cenar y nos contamos mutuamente de nuestras experiencias del día yo le conté lo de la Uni, excepto del morreo con El Alemán. El vino, contribuía a relajar el ambiente. Después de cenar, Gonzalo fue a la sala a ver el noticiario de la tele y yo a lavar los trastos, cosa que hice rápido, pues deseaba estar cerca de Gonzalito. Efectivamente, mientras echaba crema a mis manos, después de las tareas domésticas, me senté junto a mi hermano, frente a la tele. Simulaba estar atenta a las noticias...el camisón un poco más arriba de mis rodillas, dejaba libre esas redondeces y aprecié que disimuladamente Gonzalito mirara de reojo, a lo que yo no me di por enterada. De pronto, algo que me pareció un cañonazo o que 3el cielo se rompía me hizo saltar y a ahogar un gemido...era el inicio de la tormenta... en seguida empezó a llover y los vidrios de las ventanas empezaron a ser azotadas por una intensa y constante lluvia. Gonzalo se sonrió por mi reacción y paternal con su mano izquierda acarició mis rodillas, mientras me decía:

Tranquila Andreíta, las tormentas son frecuentes en esta época del año. Para ti esto es nuevo, pero ya te acostumbrarás.- me consoló, mientras sus mano pasaba de una rodilla a otra.-

Creo que va a ser difícil que me acostumbre respondí.- mientras me apretaba a mi hermano y disfrutaba de la caricia sobre mis rodillas.- me da miedo.-finalicé

Tranquila, tranquila, ahora lo que tenemos que hacer es cerrar bien las ventanas , para que no se cuele el agua.- diciendo esto se levantó y fue a asegurar y cerrar bien las ventanas de la sala.- anda ayúdame con las otras guapa.- me dijo

Yo empecé a chequear las otras ventanas. Casi todas estaban cerradas, excepto la del comedor que se me hacía difícil cerrarla porque era bastante alta, de modo que me trepé en una silla y me afané en cerrarla bien. Allí estaba yo, subida en la silla, con los brazos levantados y empeñada en mi tarea. Gonzalo entró al recinto y se quedó plantado en la puerta...yo le estaba dando un lindo espectáculo. Mi culito exhibía la braguita blanca de algodón y mis piernas en toda su extensión, pero en seguida fue el mi ayuda. Se puso tras de mi y con dificultad, presionando con fuerza puso asegurar el pestillo. Yo sentía la polla erecta de mi hermanito apoyarse en mi trasero y cerré los ojos.. que rico se sentía. Lástima que solo duró segundos y él se separó.

Bueno.- ahora a dormir.- que tengas buena noche preciosa.- dándome un beso en la mejilla se fue a su cuarto.-

Hasta mañana Gonzalo.- le dije con voz temblona...- nuevamente estaba húmeda mi entrepierna. Definitivamente deseaba esa polla para mi, solo para mi.-

Fui a mi cuarto e intenté dormir, pero la tormenta se había desatado feroz y sus ruidos me causaban real pavor. Parecía que el cielo se rompía y ni mi cabeza bajo la almohada atenuaba el infernal ruido. Entonces me decidí, fui a la recámara de Gonzalo. Felizmente tenía la puerta abierta y entré. El yacía en la amplia cama a la que me acerqué temerosa:

Gonzalo, déjame dormir contigo....me da miedo esta tormenta...me asusta.- le dije medio llorosa.

Bueno.... no tengas miedo,.- respondió y haciéndose a un lado me abrió la colcha y me hizo sitio en su lecho.- vamos entra y duérmete.- dijo paternal.-

Efectivamente, me metí en la tibia cama y me arrimé a mi hermano. Sentí su cuerpo rígido a su contacto con el mío y allí me di cuenta que Gonzalo solo estaba con slip y un polo blanco,,,,,Intenté iniciar una conversación, pero él me digo con voz de sueño:

Duerme chiquita... no tengas miedo. La tormenta pasará....

Quedó en silencio y yo asumí que dormía hablé algo y no recibí respuesta...solo la respiración acompasada de Gonzalo. Di la vuelta y quedé echada sobre mi lado izquierdo y me arrimé a mi hermano. Sentía su cuerpo y en especial su muslo izquierdo apoyado en mi colita y empecé a sumergirme en un estado de somnolencia...no tenía idea exacta del tiempo que estuve así, lo cierto fue que estaba en ese estado de semiinconsciencia cuando muy a lo lejos siento que Gonzalo se pega a mi...siento su pija totalmente dura y parada en la misma línea de separación de mis nalgas, separados solo por la braguita pues el camisón se me ha subido todo. Yo desperté y seguí manteniendo el ritmo de mi respiración como si durmiera y ya con todos mis sentidos sentí como mi hermanito se apretaba a mi. Cómo su mano recorría goloso mis caderas, mis muslos y se acercaba con sumo cuidado a mi entrepierna. Yo la verdad empecé a disfrutar de ese frotamiento, de esas caricias y un débil gemido salió de mi garganta. Sentí que Gonzalo tensaba su cuerpo y se quedaba quieto, incluso pronunció mi nombre y yo inmóvil, seguí respirando como si estuviera dormida y pasado un rato en que continuaba así y no respondía a su llamado, sentí nuevamente el duro sexo de mi hermano refregándose suavemente en mi colita y su mano suave y ligera recorriendo los confines de mi cuerpo...ya estaban en mi sexo acariciando mi vello pubico, ya en mis piernas o en mis tetas delineando delicadamente su silueta. Yo hacía esfuerzos sobrehumanos para no gemir y volverme hacia él y besarlo y pedirle que me tomara y me hiciera disfrutar.

No pude resistirme y moví mis caderas para sentirlo mejor y él automáticamente paró, se volvió sobre si dándome la espalda y quedó quieto. A mi me dejaba con todas las ganas y luego sentí un ligero movimiento. Se estaba pajeando. Que desperdicio pensé..esa energía podría ser depositada en mis profundidades y con ese pensamiento mis manitos entraron en acción y suavemente me entregué al placer y de allí al sueño. A la mañana siguiente, desperté sola en la cama de Gonzalo. El ya se había marchado al trabajo, miré la hora y rayos, tenía que apurarme para llegar a tiempo a las clases. Tomé a las volandas un baño, me vestí y salí para la Universidad. En mi fuero interno, quería que la tormenta se repitiera en la noche y que mi hermanito se animara a follarme, porque si no lo hacía yo saltaría sobre él y lo follaría yo. Con esos pensamientos pase todas las clases de la mañana. En la tarde me encontré con El Alemán. Yo seguía caliente y cuando el muchacho me plantó un beso en la mejilla, automáticamente me acordé de mi hermanito y me provocó seguir la sesión que ayer había quedado inconclusa. El muchacho me acompañó a dos de mis clases y solícito me cargó la lap top y unos libros. De salida, nos fuimos a tomar un café, pero en el camino me "convenció" para tomar el café en su casa y yo acepté.

Por supuesto que en la casa de El Alemán no había nadie y nos fuimos directo a sus habitaciones, cerramos la puerta y empezamos a besarnos..besaba rico el chico y yo me entregaba a la caricia con pasión. Mis ojos cerrados me hacían imaginar que mi hermano me estaba dando ese rico beso de lengua y que era su cuerpo al que yo me pegaba con placer. El Alemán sabía hacer las cosas, sus manos me despojaron diestramente de mi ropita y ya estaban su labios besando mis pechos y despertando la furia de mis pezones que se alzaban mirando al cielo para sentir la lengua y los labios del muchacho que les daban una paz transitoria. Mis pantalones y braguita incluida volaron por los aires y desnudos los dos quedamos enredados en la cama de chico...como si estuviéramos e acuerdo nuestras bocas buscaron ansiosas los sexos del otro y engullí la poderosa herramienta de mi compañero al tiempo que él se adentraba en las profundidades de mi vagina. Eric tenía un respetable miembro al que besé, chupé y lamí a mi gusto, pero dedicada como estaba a la caricia...en mi mente revoloteaba la idea que esa hermosa verga era de Gonzalo,La di con ganas y enorme gusto no se cuantas veces. Cuando sentí la boca de El Alemán, haciéndome probar mis jugos y degustando de mi boca sus líquidos pre seminales, tuve conciencia que me estaba penetrando y que lentamente se abría paso la majestuosa herramienta por mi caliente vagina.

Mis gritos empezaron a subir de tono y de mi garganta salía como una letanía:

Así, así mi amor....rico rico

Te gusta verdad? ... te gusta como te follo verdad?.- preguntaba El Alemán.- mientras continuaba su ritmico mete saca

Si, si. Dame más fuerte...dámela toda....que rico Gonzalo...sigue sigue....

Vamos que no soy Gonzalo.... quien es Gonzalo., tu novio?.- pregunto amoscado

Sigue...sigue mi rey.- fue toda mi respuesta e impulsándome me encaramé encima de él, cabalgándolo y disfrutando a morir de la forma como podía regular que su pene me penetrara a placer.- que rico...dámela toda Gonzalo, toda.- gritaba mientras me deshacía en un placer infinito

No me importa que me digas Gonzalo o lo que sea.- gritaba fuera de si El Alemnán.- mientras tires así riquísimo conmigo nena.-

Los movimientos de ambos se aceleraron y a un mismo tiempo llegamos a las cotas más alta del placer. Para mi era Gonzalo quien me estaba dando ese placer enorme....pensaba...añoraba que fuera mi hermano. Caimos agotados en el lecho y algún tiempo después. Mientras sentía que El Alemán roncaba a mi lado, me deslicé del lecho, me vestí y cogiendo mis cosas abandoné la casa de mi ocasional amante. Me sentía físicamente saciada de la calentura que traía desde la noche anterior, pero había algo que faltaba, algo que debía tener y que lucharía por hacer mío....mi hermano.

Llegué a casa, sin ganas de nada, solo de darme una buena duchada y dormir. Para suerte, encontré una nota de Gonzalo que me informaba que llegaría tarde, pues estaba con unos amigos celebrando algo. Así que después del duchazo, me puse una polera larga que me llega casi a las rodillas y así desnudita por abajo, me metí a la cama. Nada más poner la cabeza en la almohada y el sueño delicioso me invadió.

Serían las 3 de la madrugada, cuando el furor de una nueva tormenta me despertó y asustó. A los primeros truenos, estaba sentada en mi cama, aterrada, esperando la siguiente descarga. En ese momento pensaba que jamás me acostumbraría a ese retumbar imponente que parecía romper los cielos. Sin pensarlo dos veces me levante y corrí al cuarto de mi hermano. La puerta estaba entornada y entre. Allí yacía Gonzalo boca abajo...solo en calzoncillos roncando como un bendito. Lo moví y el medio despertó y preguntó:

Que pasa chica...sabes la hora que es?.- dijo con voz gangoza y soñolienta

Gonzalo, tengo miedo...la tormenta...déjame estar contigo...no soporto los truenos.- realmente sentía pavor.-

Ya, ya...vamos echate y duerme por favor, recuerda que tengo que levantarme temprano para ir a trabajar.- me hizo lugar y se arrimó al extremo del amplio lecho.-

Me metí en la cama que estaba tibia. Sentía delicioso el aroma de Gonzalo, aroma a macho...a un hombre hecho y derecho y poniéndome sobre mi lado derecho, me acostumbre a la suave penumbra y miré cómo mi hermanito dormía, los cabellos revueltos...la barba ligeramente crecida, sus manos sobre la almohada a los lados de la cara tan varonil. Me animé a recorrer con mi dedo índice su recio perfil..luego, levanté la sábana para confirmar que solo tenía puesto un diminuto slip banco que se adhería a sus musculosas formas. Que rico se le veía..que apetitoso...mirándolo con amor, quedé dormida no se en que momento.

Todos mientras dormimos, nos movemos y así debió ser conmigo que ahora estaba dándole la espalda a Gonzalo apoyada en mi lado izquierdo. La polera que tenía obviamente la tenía arremangada a la cintura y pegado a mí siento a mi hermano..con toda su masculinidad erguida y dura, potente a pesar del slip, colocada en la línea divisoria de mis nalguitas. Con la experiencia de la noche anterior y entusiasmada porque de pronto esa madrugada Gonzalito se animaría a follarme, ni me moví y aguante los deseos de gemir. La mano de mi hermano, empezó a recorrer mis muslos con suavidad. No era una caricia normal, era una caricia con devoción, como cuando uno coge algo delicadísimo y lo toca con delicadeza. Sentía esa maravillosa mano en mis tetas, que empezaron a endurecerse y mis pezones a erectarse. Yo disfrutaba a morir, luego acariciar mis vellos púbicos y recorrer la parte interior de mis muslos. Yo deseaba abrir las piernas para que sus dedos invadieran mi cuevita, pero entendía que cualquier movimiento pararía en seco esa deliciosa exploración, así que resistí. Sentí luego que muy suavemente esa mano se apoderó de mi cadera y con mucho cuidado me traía hacia él...sentía claramente que la cabeza de su pija rebalsaba el slip y la sentía placenteramente apoyada a la altura de mi coxis....la sentía palpitar....finalmente sentí la cara de Gonzalo acercarse y hundirse en mis cabellos y alcancé a escuchar muy quedo " hermanita...se que está mal, pero te deseo...te amo.....".

Escuchar aquello me hizo decidirme ....ignoraba lo que pasaría y como terminaría todo, pero me armé de valor y dije:

_ Yo también Gonzalo....te amo desde niña...te deseo ahora como mujer....te amo hermanito, hazme tuya que yo quiero hacerte mío.- y me volví hacia él, que desconcertado no atinaba a nada.

Nuestros rostros y cuerpos se tocaban...yo cogí con ambas manos el aterrado rostro de Gonzalo y acerqué mi boca a la suya. Fue un beso inicialmente suave, él no atinaba a responder, pero reacción cuando mi lengua invadió esa cavidad y atrayéndome más hacia él nos entregamos a un beso apasionado, sensual y amoroso. Nos abrazamos y disfrutamos plenamente del contacto de nuestros cuerpos. En un momento mi polera salió volando por los aires y me entregue a la delicia de la caricia que nos estábamos prodigando pegando mi desnudo cuerpo al de Gonzalo, como queriendo fundirnos en uno solo, Que delicia sentir como las manos de este hombre tan deseado, tan amado, desde mis infantiles e inocentes 8 años, recorrían con deleite todos los confines de mi cuerpo. Parecía un ciego recorriendo con amor, con devoción su texto de Braylle. Por mi lado, con la recién capturada libertad, mis manos también vagaban por el cuerpo de este regio hombre....así llegué a su slip del que lo despoje de inmediato...para sentir ahora su total desnudez. Yo gemía jadeaba, lloraba también del placer que experimentaba en brazos de mi hermano..era la maravilla alcanzada...la joya deseada...todo a un mismo tiempo y todo lo disfrutaba sin pudor alguno..nada importaba, solo ésta deliciosa sensación de placer...mor...plenitud.

Estaba volando en una nube rosada de increíbles sensaciones, cuando tomé conciencia que la boca de Gonzalo estaba invadiendo mi vagina, solo sentir esa lengua divina acariciar delicadamente mis labios mayores, una corriente eléctrica tocó mi cuerpo y cuando esa boca increíble se apoderó de mi clítoris los gemidos y gritos por tantas noches aguantados no se hicieron esperar y llenaron la habitación que ahora solo olía a sexo, a pasión y a deseos. Me deshacía en sucesivos orgasmos por la maestría que mi hermano ponía en su tarea y tiempo después atiné a suplicar "déjame que te lo chupe hermanito...lo necesito...lo deseo.." y así fue. Nos acomodamos en un rico 69 y por fin tuve entre mis labios y en toda mi boca, la deseada pija de Gonzalo. Que delicia adorar ese mástil y que placer sentir como él adoraba mi cuevita...ambos estábamos gozando sin límites y disfrutábamos en un mar de sensaciones a cada cual más placentera, más profunda. Mi cuerpo temblaba como consecuencia de los intensos orgasmos que me atacaban. Jamás me había sentido así con ningún hombre...Esto era placer, verdadero placer.

La boca de Gonzalo recorrió todo mi cuerpo, mis pezones fueron sorbidos por esos mágicos labios y luego mi boca, invadida por esa lengua veloz y enorme, que no se detenía ante nada ni ante nadie y bebía sediento mi saliva. Nuestras lenguas en combate sin fin y su sexo duro entrando en mi vagina, abriéndose paso en mis intimidades y ocupando todo ese canal de placer, hasta quedar sepultado en lo más recóndito de mis entrañas. Cual una funda elástica que atrapa una espada, mis músculos vaginales empezaron a trabajar sobre el tronco de ese delicioso pene y un perpetuo movimiento de nuestros cuerpos coronó un espectacular, increíble y monumental orgasmo de ambos. Sentía la leche de Gonzalo inundar todas mis intimidades y mis fluidos bañar esa prodigiosa arma...que no se detuvo en un solo asalto sino que continuó taladrándome hasta soltar un segundo y delicioso chorro que nos dejó exhaustos y saciados por el momento.

Abrimos los ojos cuando la claridad del día se filtraba por la ventana, nos miramos amorosamente y nos abrazamos, la tormenta habría pasado en algún momento, pero la nuestra, la que sentíamos en nuestros cuerpos continuaba. Nos besamos y abrazamos, sin decir palabras, solo sintiendo el placer de l caricia y de inmediato Gonzalo reaccionó. Su pene, volvía a ponerse en guardia y como si supiera el camino, se acercaba a mi entrepierna. Yo cogí con mis manos las muñecas de Gonzalo y me monté sobre él. Seguíamos con el beso y su pene totalmente enhiesto apuntó con precisión y mi vagina lo recibió gozosa. Así a horcajadas sobre mi hermanito, disfruté nuevamente de su delicioso instrumento. Dominaba la situación y a mi voluntad metía y sacaba ese duro ariete. Lo hacía llegar a mi entrada y luego caía sobre él para enterrarlo hasta el fondo, sintiendo la delicia de un placer sin par, hasta que casi desmayada caí sobre su pecho, invadida de un orgasmo descomunal y completo. En ese momento empezó el su faena, desde su posición empezó un rítmico mete saca que nos llevó al paroxismo y entre gritos y gemidos y frases de encendido amor mutuo nos disolvimos en un orgasmo total. Permanecimos así...yo montada en él y el acariciando suavemente mis piernas y prodigándome pequeños besitos en mi cabeza. Me encantaba estar así...quedarme horas de horas así....reímos de buena gana cuando sentimos un "plop" que no era otra cosa que su pija que había salido de mi rajita. Yo sentía que piernas abajo corría la leche de Gonzalo...pero nada de ello nos importaba...disfrutábamos de ese momento de relax

De pronto surgió....

  • Andreíta, qué vamos a hacer ahora.- preguntó Gonzalo con voz ronca.-

Nada.- contesté muy segura.- solo seguir amándonos siempre.- y le planté un suave beso en sus labios.

No...no..esto jamás debió ocurrir, es incesto, es hasta un delito. No podemos.- insistió.-

Si, puede ser lo que tu dices. Pero lo que yo veo ahora son solo un hombre y una mujer que deseaban amarse y lo han hecho con amor, con pasión, con mucho cariño.- dije resuelta.- porque tu me amas Gonzalo, me amas y yo a ti te adoro, te amo y te deseo desde siempre. Eso, por más leyes o prohibiciones que haya, no lo podemos evitar.-

Si, pero somos hermanos. Imagínate si nuestros padres, nuestros parientes se enteraran, sufrirían, sería un escándalo y hasta la cárcel nos mandarían. Es antinatural.- reflexionó.-

Eso lo dirán los mojigatos y los necios. Yo estoy segura ahora y siempre que te amo...que te he deseado como mujer toda mi vida y hoy lo has hecho realidad y sabes? No solo ha sido delicioso sino divino. Esto lo soñé desde que era niña y tu me cargabas....en ese entonces te imaginaba como mi novio y de mayor como mi hombre. Al venir a vivir aquí no solo renació, sino se incrementó mi amor y deseos por ti y se que a ti te pasa lo mismo. No me miras como hermana..no quiero ser solo tu hermana...quiero ser tu hembra, tu mujer...para eso he nacido.- me defendí.-

Si, pero los prejuicios

Al diablo con los prejuicios Gonzalo.- me exalté.- mírame a los ojos y dime que no me amas, que no me deseas...vamos dímelo.- insistí mientras le ofrecía mis labios y nos sumergíamos en el dulce placer de un beso...de un beso nuestros...de hermanos y amantes.-

Dios, si te amo...siempre fuiste especial para mi, pero siempre luche con ese sentimiento. Pero al verte ahora, viviendo conmigo...no pude sostener mis principios y ya me vez, incapaz de decirte que no te amo, que no te deseo, cuando todo lo qu quiero es estar contigo unido y feliz...pero qué vamos a hacer mi vida qué.- se preguntaba angustiado, mientras me abrazaba y hundía su cara en mis cabellos...estaba al borde de las lágrimas.

Yo, sentí el mismo impulso y gruesas lágrimas corrieron por mis mejillas...que terrible amar como mujer a tu hermano, que él te ame igual y tener que ocultar ese amor. Pecaminoso y prohibido para todos, pero único e inigualable para nosotros.- Nos calmamos y en ese momento sonó la alarma del reloj despertador. Gonzalo debía irse a trabajar y sentí pena. Pero él, lindo y gentil, tomo el teléfono y se reportó enfermo:

Quiero que pasemos el día juntos..te quiero este día toda para mí, aunque después se rompa el cielo y me besó dulcemente.-

Si mi amor, quiero ser toda tuya, no solo hoy, sino siempre.- contesté.-

Si, pasamos todo el día encerrados en ese departamento madrileño, hicimos el amor como nunca antes individualmente lo habíamos hecho, jugamos y conversamos largamente de todo lo nuestro. Hacia el final de la tarde, entró una llamada de Susana, la novia, Gonzalo atendió y se la sacó de encima mintiéndole que lo habían cambiado de turno y que no podria verla en la noche. Gracias a ello, la noche también sería toda nuestra. A la hora de cenar (comida por delivery por supuesto), acordamos que desde la puerta del departamento hacia adentro seriamos marido y mujer, siempre. De la puerta hacia fuera hermanos muy querendones. Estuvimos así un año y fue un año delicioso e increíble. Yo terminaba clases y corría para llegar al departamento, preparar algo ponerme linda y esperar a mi hermanito. El llegando con una puntualidad inglesa a nuestro diario encuentro. Por supuesto dormíamos juntos, generalmente sin nada de ropa y yo olvidada de las tormentas. Ya no les tenía miedo, Gonzalo me protegía. En el amor no teníamos límites...Mi adorado hermano-marido me tenía saciada por ambos lados y lo sentía cada vez más enamorado y dedicado a mí, tal como me ocurría a mí.

Al finalizar el año, decidimos emigrar a América. A Gonzalo le habían ofrecido un trabajo en su área en Kansas y para allí partimos ambos. Claro, antes de partir, nos dimos una vuelta por lo de nuestros padres, les pintamos la idea que yo seguiría estudiando en USA. Ya no quería ser Abogada, ahora me inclinaba por la decoración y estaba siguiendo cursos para ello y los completaría en América. Yo, les decía, conseguiría pronto un trabajo allí, viviría con Gonzalo y hasta de pronto me casaba con un gringo. Nos despedimos de la familia, pues ambos eramos concientes que no los volveríamos a ver.

Viajamos a América y antes de partir, Gonzalo se agenció de una partida de nacimiento para mí, que omitía mi verdadero apellido y ponía otro. Esto, según él, nos serviría pata casarnos en America y vivir como una pareja normal. Así lo hicimos y ya llevamos 20 años viviendo cómodamente y felices como esposos.

Por eso al ver ahora como mi hijo mayor, que es adoptivo, trata con tanto afecto y amor a Carissa, su hermana menor y ella cómo lo quiere y admira, me hace evocar mis 8 años, edad en que empecé a amar a mi hermano Gonzalo.

Si te ha gustado este relato, házmelo saber a Delaguardiapatricia@hotmail.com .