Historia de Agustin y Lina 12

Una historia de...¿infidelidades? ¿Puede una infidelidad ser compartida? ¿Quien traiciona realmente a quien?

Agustín.

Agustín se despertó con la garganta seca y deshidratada. Una punzada en las sienes anunciaba una ligera resaca. No vio a Lina a su lado. ¿Dónde narices estaba? Se habían acostado juntos, eso lo recordaba. Fue a la cocina y se bebió más de medio litro de agua. Recordaba más cosas.

Lo que parecía que iba a ser una orgia se desinfló cuando Caty se quedó rendida tras la doble penetración en su coño y boca, con el consiguiente orgasmo. Él estaba quizá demasiado bebido, pero hubiese podido continuar. Miró como tras una primera corrida con Caty, Fran volvía a ponerse a tono. Lina se subió encima, y estuvo tentado de acercarse y acariciarla, de sumarse a la fiesta. Pero ella parecía no sentirse a gusto. La conocía bien.

Un par de miradas de soslayo y el interpretó que era su presencia la que la hacía sentir incomoda. Ella hubiese preferido retirarse con Fran a la intimidad de la habitación. Era eso. Es como decirle que sobraba. Una ola de calor lo invadió. Querían estar solos.

Se sintió muy cabreado. Le dieron ganas de levantarse, de pegar un empujón al tipo para que quedara vacante el chochito de Lina y luego metérsela hasta el fondo reclamando lo que era suyo.

- !!!Que se había creído el pijo de mierda¡¡¡¡

Pero se contuvo.

Se limitó a observar y pudo ver con gran satisfacción que Lina no conseguía su orgasmo. Quizás la bebida…

En fin, se retiraron a su habitación y él trató de rematar allí la faena, pero Lina no estaba en condiciones ni tenía ganas de más sexo.

- Mañana por la mañana, cuando descansemos …le prometió.

Pero ahora no estaba. En vez del polvo mañanero ofrecido, se había encontrado una cama vacía. Un presentimiento cruzó su mente. Fue al dormitorio de Fran y se encontró la puerta entre abierta. Miró en la alcoba y allí solo estaba Caty todavía durmiendo.

Así que era eso. Se habían puesto de acuerdo para madrugar y terminar lo que no habían podido hacer por la noche. Agustín reprimió una palabrota. Ese cabrón se estaba tomando ya demasiadas confianzas con su mujer. Pero ¿Dónde estaban?

Recorrió la casa y el jardín, sin ver rastro de ellos. De repente se le hizo la luz.

Desde la parte que daba a la playa los vio volver andando por la arena. ¿Solamente habían paseado? Estaba demasiado enfadado para pararse a averiguarlo. Él tenía ganas y también las iba a satisfacer. Se dirigió al dormitorio de Caty.

Ella, dormitaba de lado. La sabana apenas cubría su cuerpo desnudo. Un muslo contundente, asomaba por la tela. Más arriba, sus tetas quedaban a la vista. Era cuanto Agustín necesitaba ver para ponerse a tono.

Ella entreabrió los ojos con sorpresa cuando sintió al chico entre sus piernas. No se lo esperaba. Aun adormilada, noto que la giraba hasta ponerla boca arriba y sintió como un miembro caliente y erecto se frotaba contra su coñito. No se enfadó ni trató de zafarse. Pero tampoco estaba caliente. Solo un poco mareada. Agustín estaba lanzado. El que no lo rechazara inmediatamente Caty hizo que se empleara a fondo, sin ninguna consideración más. La mujer estaba poco lubricada así que se escupió en la mano y froto la saliva por su falo y el glande. Casi a continuación, a la vez que le mordía los pechos, arrancándole algún grito de dolor, la penetro hasta el fondo, sin transición alguna.

Austin pudo ver la cara de Caty que con los ojos cerrados aguantaba el asalto a sus entrañas. Solo un momento los abrió y lo miro mientras su cabeza se movía con los empujones que su coño aguantaba. El gesto de no entender que pasaba, la pregunta muda que no llego a pronunciar, lo pusieron aún más frenético. Su polla ya soltaba un poco de líquido, anticipando que él sí se iba a correr. Se imaginó a Fran entrando por la puerta y encontrándoselos allí, follando duro. También por sorpresa, también sin pedir permiso. Y eso lo excitó más.

Pero todavía podía ser mejor. Se salió de Caty, que emitió un suspiro como de descanso.

Pero si esperaba una tregua se equivocaba. Agustín la volteó y poniéndola boca abajo, apuntó su falo al culito de la mujer.

- Espera, pon un poco de lubricante …pidió Caty.

- Con esto bastará dijo él, mientras se ensalivaba de nuevo el glande.

Agustín ya había probado el culito de la mujer. En su primera vez juntos le permitió penetrarla. Pero en este momento y de esta manera, tenía algo de transgresor. Caty no parecía disfrutar, pero tampoco le pidió que parara. Él lo consideró un visto bueno para seguir. Pronto su calentura la inflamaría también a ella. Paseo el pene por su raja del culo, hasta encontrar la entrada. Presionó suavemente al principio, hasta enterrar la punta en su ano. Y luego el resto del falo mientras Caty se encogía por el dolor. Pronto la tuvo toda dentro. Aquel culito quemaba de lo caliente que estaba. Empezó a bombear, deslizando la verga por el ano, cada vez más fuerte.

En unos instantes, le estaba follando el culo con una contundencia que hacia gemir a Caty.

Sus jadeos sonaban cada vez más desgarrados y Agustín pensó que quizás estaba yendo demasiado lejos.

- ¿Quieres que la saque?

- No, córrete. Pero no tardes. Me molesta mucho. Gimió la mujer.

Y justo en ese instante, cuando Agustín sentía que el semen subía por su falo dispuesto a salir a borbotones inundando el culazo de Caty, la puerta se abrió. El volvió la cara con una mueca de placer, esperando ver a Fran sorprendido, justo en el momento en que le llenaba de leche el culito a su mujer.

Pero era Lina la que estaba boquiabierta en el quicio de la puerta…