Historia de Agustin y Lina 11
Una historia de...¿infidelidades? ¿Puede una infidelidad ser compartida? ¿Quien traiciona realmente a quien?
Fran.
Realmente esta chica tenía talento para el sexo. Y para más cosas. Observó a Lina quitarse las braguitas y quedarse completamente desnuda. La partida de strip póker se ponía interesante. A partir de ahora Lina tendría que “pagar prenda” ya que no disponía de más ropa para quitarse. El salón abierto al mar, con una brisa ligera que entraba, hacía que sus pezones se erizaran por el fresco. Mucho champan y buen marisco. Todos estaban ya casi borrachos y ahítos de comer. Era el momento del sexo para las dos parejas. Con una novedad. Hoy no se retirarían a habitaciones diferentes. El salón seria su escenario. Y lo harían unos a la vista de otros.
No se había equivocado al apostar por esta chica. No solo vivía el sexo sin condiciones: tenía clase (aun por pulir), pero la tenía. Muchas mujeres se acercaban a él. Y no solo porque llevara sus 38 años muy bien. Fran sabía lo difícil que era encontrar a una mujer adecuada. Con Caty lo consiguió. Las que lo buscaban por su físico y su personalidad, no daban mucho de sí en otros aspectos. Las que funcionaban bien en la cama, no reunían otras cualidades que el buscaba. Y la mayoría pronto trataba de aprovecharse de su dinero y posición. Nada de eso había hecho Lina. Le entusiasmaba el mundo que él le ofrecía, y no digamos ya la oferta de trabajo, pero nada salió de ella. No lo pidió. Había también amistad y compenetración. Casi se entendían sin palabras. Y en el sexo, un talento todavía por desarrollar…el disfrutaría haciéndolo.
Y para remate, había congeniado muy bien con Caty. Casi todas las mujeres que llegaban trataban de desplazarla, ocupar su puesto. La veían como la rival a derrocar. No había sucedido así con Lina, que la respetaba y trataba sinceramente de intimar con ella.
El único que previó que le podría plantear problemas era Agustín. De momento había sido muy correcto, pero él no encajaba bien en sus planes y eso provocaría problemas a la larga.
Pero tiempo al tiempo. Cada problema en su momento. Ahora tocaba dirigir la situación hacia una cama redonda.
En 15 minutos más, ya estaban todos desnudos, y Caty le practicaba una felación a Agustín. De rodillas frente al sofá, su cabeza bajaba y subía al ritmo de unos chupetones que sonaban por todo el salón. Admiró su culazo en pompa, con una raja interminable. Los labios vaginales, abultados, asomaban por entre sus nalgas. Aunque acariciaba a Lina, no pudo evitar sentir el deseo de follarse a su mujer mientras ésta le hacía una mamada al chico. Lina sintió como de repente, la polla de Fran se ponía aún más tiesa. Lo siguió su mirada y adivinó sus deseos.
- Adelante. Fóllatela. Me gustara mucho verlo.
- Tú eres mi prioridad.
- Vuelve luego aquí, cuando estés satisfecho y dame placer. A mí también me pondrá mucho mirar mientras me acaricio.
No tuvo que repetírselo. Agradeció una vez más la suerte de haber dado con una chica como ella y se prometió no dejarla escapar.
De rodillas, restregó la verga por el culo de Caty. Ella se volvió mirándole sorprendida. Una sonrisa ilumino su cara.
- Venga. Métemela. Le dijo con la mirada. Fran se tomó su tiempo para lubricar y acomodar su falo dentro de su vagina. Luego comenzó una penetración prolongada, lenta pero contundente. Dejando resbalar su verga hasta el fondo. Agustín, sintió los empellones sobre el culo de Caty. Esta, daba cabezadas cuando Fran llegaba al fondo, costándole mantener la polla en la boca.
Notó como se mojaba su mujer. Se estaba excitando. Dos machos para ella, era algo que casi nunca desdeñaba. Sabía que disfrutaba con ese número. Le gustaba sentirse emparedada, acaricida a cuatro manos, doblemente penetrada. Más gente (y lo habían probado muchas veces) la confundía y la agobiaba, aunque nunca se opuso a lo que Fran le proponía.
Se llevó la mano debajo del vientre, buscando su sexo. Comenzó a masturbarse mientras no dejaba ni de chupar ni de sentir los empujones de la verga de su marido. Agustín apretó la cabeza contra su falo. Se iba a correr.
No pareció molestarse a Lina, que debió cerrar los labios sobre el glande para recibir toda la lechada, puesto que dejo de mover la cabeza. Ella también empezó a correrse. Demasiado rápido para Fran, pero no le importó. Cuando ella terminó, apenas recupero el aliento volvió a meterse la polla de Agustín en la boca, chorreante de semen y apretó el culo contra su marido.
Fue entonces cuando Fran se vació en su coño. Una corrida larga y caliente, que la llenó por completo. Caty mantuvo la posición, con la boca y su raja llenas de semen. Apretando contra los dos machos. Pasaron unos minutos muy placenteros y solamente cuando Fran se la sacó, ella abandono la postura, tumbándose boca abajo mientras el esperma brillaba en su entrepierna.
Fran miro hacia atrás y vio a Lina con los ojos extraviados, el pecho inquieto y los dedos entrando y saliendo de su rajita.
Antes de que pudiera correrse, Fran se acercó y abriéndole aún más los muslos, se lanzó entre ellos. Apenas su lengua tomo contacto con el coño caliente y húmedo de Lina, esta sufrió como un calambre que se transmitió a sus muslos y piernas.
Quizás ella no se oyera, pero gritó mientras se corría en su boca apenas unos segundos después…el tiempo pareció detenerse para ella.
Horas después, Fran estaba en la cama junto a Caty. Acababa de amanecer. Pasó la lengua por sus labios resecos y todavía sintió el sabor e incluso el olor de la corrida de Lina en su boca. La noche no dio más de sí. El alcohol hizo estragos y apenas pudo intentar un nuevo polvo con la chica. Ella lo cabalgó, pero le costaba llegar. Caty dormitaba sobre el sofá y Agustín no perdía detalle, con los ojos vidriosos y una mueca en el rostro. Resultaba difícil saber si estaba excitado, enfadado o simplemente cansado. Pero el efecto sobre su mujer fue inmediato. Lina se sentía incomoda y observada. Los intentos de Fran por conseguir que disfrutara eran infructuosos. Pensó en que Agustín se uniera a la fiesta y entre los dos pusieran a tono a la chica, pero supo que eso solo la haría ponerse más tensa. El cansancio por el viaje y la borrachera hicieron el resto, así que finalmente, cada uno se fue a su habitación.
Para Fran iba quedando cada vez más claro quien fallaba en el equipo, quien es el que impedía al grupo avanzar hacia nuevos objetivos. Igual que en el trabajo.
En fin… nuevo día y nuevas oportunidades.
De repente oyó una puerta cerrarse. Se asomó a la ventana y vio a Lina descender los escalones que llevaban a la playa. Todos dormían aun.
Pues eso, pensó, nuevas oportunidades…