Historia de Ady (18)

Después de casi una hora de tormento fui liberada. Me sentía bastante débil y con grandes dolores en todo el cuerpo. Me magreó las marcas y con una sonrisa me preguntó...

CAPITULO XVIII

Después de casi una hora de tormento fui liberada. Me sentía bastante débil y con grandes dolores en todo el cuerpo. Me magreó las marcas y con una sonrisa me preguntó :

  • ¿Cómo te sientes bajo mi tutela?.

  • Maravillosamente mal.

  • Me encanta esta respuesta. Parece que necesitas un poco mas de tormento. ¿Qué te parece un paseo bajo la lluvia?.

  • Me encantaría. Pero, si me va a azotar por el camino, áteme las manos en la nuca.

Y sin mediar palabra, me ató las muñecas a la nuca y me sacó al exterior.

Aquel mediodía era de lo más desapacible. Seguía lloviendo con grandes ráfagas de aire. Se colocó un chubasquero y se armó con una fusta trenzada.

Caminé junto a él sin llegar a proferir un grito. El agua azotaba mis sensibilizadas carnes, pero la fusta me incordiaba mas de la cuenta. Sin embargo, me sentía feliz.

A cada azote me sentía mas agradecida, aunque también mas debilitada. Sin embargo el paseo se prolongó durante mas de una hora. Llegamos hasta el río y me obligó a introducirme en sus frías aguas.

Al salir, la lluvia me produjo una sensación de calor, acrecentada por los múltiples fustazos con los que me agredió.

Regresamos con lentitud hasta la mansión, sin que dejara de golpearme con la fusta.

Una vez en su dormitorio, se cuidó de aplicarme el bálsamo mientras él se daba un reconfortante baño.

Después de asearse u relajarse, me desató y me indicó que me duchara.

Volví, minutos después, ante él. Me miró con cierta seriedad y retorciéndome uno de los pezones me dijo :

  • Ady. Esta vida te está gustando mas de la cuenta. Debemos idear y procurar mejores suplicios para tí. Ahora iremos a recobrar fuerzas.

Le seguí hasta el salón en donde 4 doncellas completamente desnudas, nos sirvieron magníficos manjares.

Tenía bastante apetito y comí con algo de brusquedad. Pude apreciar una sonrisa algo sardónica en mi nuevo amo, pero no me dijo palabra alguna.

Después de tomar los postres, me indicó que le siguiera hasta la biblioteca para tomar unas copas de licor.

Las serví yo misma y cuando le entregaba la suya, me dijo :

  • Ady, estás maravillosa. Causarás sensación en la fiesta. ¿Sabes lo que te espera?.

  • No del todo, Rod. Dana me ha dicho que habrá mucho látigo y que follaré como una loca.

  • No te ha mentido, pero hay detalles más profundos que deberás descubrir tu misma. Por cierto, tu ama inicial era Valeria, ¿no?.

  • Sí, con ella comencé esta experiencia y ahora, nueva vida.

  • Pues, estará también en la orgía. ¿Te alegra?.

  • No la veo tratada como una esclava.

  • No váis como esclavas. Sólo seréis, mujeres en una orgía.

  • ¿A que hora debo acudir?.

  • No te preocupes por eso. Dana vendrá recogerte a esta casa con el tiempo suficiente, pero aún tardará cerca de tres horas. ¿Te apetece ver una filmación de la fiesta del mes pasado?.

  • Sí. Me encantaría.

  • Muy bien, siéntate a mi lado y la contemplaremos juntos.

Sin moverse del sofá y mientras me sentaba a su lado, pulsó varias teclas en un mando a distancia y las primeras imágenes aparecieron en pantalla. Justo cuando las mujeres accedían al hall, siendo desnudadas por mayordomos completamente uniformados.

" Pude distinguir a Dana y a otra de mis compañeras del sex-shop. Dana estaba muy bella completamente desnuda. Entraron en el salón y fueron conducidas hasta el fondo en donde ya había otras 18 mujeres. Al parecer el número máximo era de 20 hembras. Todas de una gran belleza. Y de pronto, grandes susurros dieron paso a la entrada del Gran Duque, seguido por sus esclavas incondicionales, que vestían nimios vestidos de cuero".

" Se acercó a la de menor estatura y con ambas manos la retorció los pezones, hasta que la joven exclamó de dolor. Luego la pellizcó la vagina con gran sadismo y la joven volvió a contornearse y resoplar. Y de ese modo, una a una, el Gran Duque fue manipulando a las mujeres expuestas hasta llegar a Dana".

" Aguantó los retorcimientos de pezones y tan sólo hizo un gesto vago cuando fue pellizcada en la vagina".

" Entonces, el Gran Duque las separó en dos grupos. Las mujeres que se habían contorsionado en los pellizcos, serían atormentadas en los potros. El resto serían azotadas. Dana, estaba en este último grupo junto a otras 8 mujeres. Aunque el Gran Duque seleccionó a una del otro y la paso a éste, para que estuvieran igualados".

Durante toda esas escenas, Rod no me había puesto la mano encima. Paró la cinta y me dijo :

  • Ady, estás demasiado embelesada con las imágenes y no te has percatado que tengo la copa vacía. Llénala y después te permitiré seguir viendo otra parte muy interesante.

Me sentí abrumada ante sus palabras y corrí a llenar su copa. Pensé que me iba a castigar, pero no fue así. Me senté a su lado y dejé que su mano reposara en mi hombro izquierdo, mientras con su mano derecha pulsaba un nuevo pasaje de la cinta.

" Todas las mujeres tenían la cabeza y las muñecas introducidas en los agujeros de unos tablones horizontales, a la altura de sus caderas y las piernas separadas. Siendo penetradas cada una por dos hombres, tanto en su boca como en su ano o vagina. Los hombres estaban muy bien. Musculosos y muchos de ellos con un rabo enorme. Dana era asediada en la boca y en la vagina por dos super machos, que toqueteaban las recientes marcas de los latigazos".

Rod, cortó de nuevo la cinta y me dijo :

  • Ady. Ya has visto suficiente por hoy. Lo demás deberás vivirlo en tus carnes. Dentro de unos momentos aparecerá Dana, así que aséate y píntate adecuadamente.

Antes de levantarme le dí un beso en los labios y le dije :

  • Estoy algo nerviosa por la fiesta.

  • No debes darle mayor importancia. Los malos tratos te serán muy familiares y lo que te parecerá distinto, será la cantidad de veces que te follen.

Me levanté y pasé al aseo. Me duché y después de secarme me maquillé los labios, ojos, pezones y vagina con carmín permanente. Luego pinté las uñas de mis manos y pies, que secaron a gran velocidad. Cuando aparecí de nuevo ante él, me dijo :

  • Realmente, estás muy bonita. Arrasarás en la fiesta.

En ese momento, escuché el timbre de la puerta. Y al poco, Dana apareció en la biblioteca. Estaba guapísima. Rod, la invitó a quitarse el abrigo. El corazón me dió un vuelco al contemplarla desnuda. Se había maquillado como yo y todo su cuerpo quedaba resaltado, mientras besaba a Rod en sus labios. El mismo nos sirvió una copa, a la vez que decía :

  • Es una pena que me tenga que perder estas fiestas tan a menudo. Me conforta saber que al menos, podré apreciaros en vídeo.

No dijimos palabra alguna y bebimos aquella copa mientras las manos de Rod nos manoseaban, sin que nuestro maquillaje sufriera el más mínimo daño.

Cuando el enorme reloj de la biblioteca anunció las 9 de la noche, Dana se puso en pie y dijo :

  • Senador, debemos irnos ahora o llegaremos de las últimas.

  • Mi chófer os llevará y os recogerá a la hora que le llaméis. Así no tendrás que llevar tu coche. ¡Que os divirtáis!.

Le besamos en los labios, las dos y salimos al exterior con nuestros abrigos puestos y como calzado unos zapatos de tacón alto, pero sin medias.

Entramos en la limusina y el chófer nos condujo hasta el palacio del Gran Duque. Era enorme y había mucha gente subiendo las largas escalinatas.

Me sentí algo desconcertada al ver a tantas parejas de diversas edades accediendo al palacio. También había mujeres solas como nosotras que ascendíamos peldaño a peldaño hasta el porche.

Nada mas entrar en el hall, un mayordomo se ocupó de cada una de nosotras. Nos ayudó a quitarnos el abrigo y descalzarnos, ante la mirada hiriente de varias parejas y algunos hombres. Todos ellos vestidos de gala.

Me sentí algo humillada, sobre todo cuando pasé cerca de uno de ellos y se apoderó de mis pechos mostrándolos a sus amigos con palabras soeces y ante las risas de los invitados más cercanos.

Dana tuvo la suerte de ir a mi lado contrario. Y no fue molestada con las manos, aunque sí con palabras malsonantes y alguna colilla encendida.

Tuvimos que pasar entre multitud de invitados, que nos agredieron de mil formas distintas. Pensé para mí, que por eso Dana quería llegar lo antes posible. Era para evitar todo aquello.

Aunque era humillada y magreada sin cesar, a mí me gustaba aquella recepción. Si hubiera podido salir y entrar la última lo hubiera hecho. Ya no había remedio y Dana y yo caminábamos hacia el fondo del salón en donde nos aguardaban otras 15 mujeres tan desnudas como nosotras.

A mitad del pasillo de invitados, descubrí que si hacía gestos de rechazo hacia sus actitudes se propasaban mas contigo. Y lo puse en práctica.

Fuí agredida por el resto de invitados, principalmente por las mujeres que acompañaban a los varones. Me encantó la experiencia y cuando ya ascendíamos los peldaños finales hasta donde quedaríamos expuestas, Dana me recriminó mi comportamiento.

Enseguida, me coloqué por mi estatura entre dos mujeres y permanecí en silencio y con las piernas separadas ante los invitados, mientras éramos contempladas y nos arrojaban todo tipo de cosas, incluyendo cigarrillos encendidos, cubitos de hielo y otros objetos. Debíamos soportar todo lo que nos agrediera, pero podíamos evitar lo que viniera hacia nuestras cabezas.

No duró mucho tiempo aquella manifestación, ya que otra joven transitaba por el pasillo hacia nosotras. Era Valeria. Fue manoseada en exceso pero no la agredieron como a mí.

Y casi a continuación se aproximaban las tres últimas mujeres. Los invitados se comportaron soezmente con ellas pero no las maltrataron. Cuando todas estuvimos presentes ante los invitados, las guardianas nos colocaron un cartel con un número, a cada una. A mí me tocó el número 11 y Valeria, tenía el número 1 y Dana el número 2.

En ese momento un gran silencio se hizo en aquel basto salón. El Gran Duque acababa de hacer su entrada. Le seguían 8 esclavas ataviadas con lencería fina de color rojo púrpura.

Se acercó a nosotras y tras contarnos anunció :

  • Queridos amigos míos. Observaréis la calidad de estas hembras. Yo personalmente suelo hacer la selección, pero esta noche tan sólo habrá un grupo.

Como el propósito de esta fiesta es el espectáculo y la diversión sin fronteras, cada una de las mujeres azotará a la que tenga delante. Cada una de estas mujeres que tenéis aquí recibirá 100 latigazos en su espalda, caderas, costados y nalgas por la que tenga detrás. Del mismo modo se encargará de azotar a su predecesora. Comenzará la que tiene el nº 1 sobre el nº 20 con dos latigazos. Esta, sobre el nº 19 y así sucesivamente, hasta que la nº 1 reciba sus dos latigazos.

Se escuchó un murmullo general de aprobación. A mí particularmente no me agradaba la idea y mucho menos cuando se nos hizo formar el círculo y a cada una se nos entregó una fusta trenzada. La mujer que tenía detrás ya practicaba algunos golpes sobre mis nalgas antes de que se diera la orden de comenzar. Hubiera preferido una sesión por profesionales.

Estábamos cada una a una distancia de 1 metro y todas, menos la que azotaba en ese momento, debíamos tener nuestras manos en la cabeza y las piernas separadas. En el centro del círculo había un par de varones, vestidos de látex y que nos vigilarían para no incumplir las reglas.

Los invitados se sentaron en varias filas alrededor nuestro. De esa forma podía seguir mejor nuestras reacciones. Al menos de las mujeres que tenían a la vista.

Todo consistía en asestar a la que teníamos delante, el mismo tipo de azotes que acabábamos de recibir. La mujer que tenía delante era mas joven que yo. Rubia de amplias caderas y pechos menudos. Muy bonita. ¡Bueno!, la verdad es que desnudas todas estábamos muy bien.

Y comenzó la fiesta. Todas podíamos comprobar los azotes que se iban dando y muchas, ansiábamos el momento de recibirlos, mas que darlos. Me parecía demasiado lento el proceso, ya que tardaríamos cerca de hora y media en terminar de azotarnos.

Tampoco había prisa. Eran las 11 de la noche y hasta las 8 o las 9 de la mañana que terminara aquella fiesta había tiempo de sobra.

Los dos primeros azotes consistían en cruzar las nalgas. Cuando recibí los dos latigazos, me sentí maravillosamente. Azoté del mismo modo a la que tenía delante y observé como se removía. Me encantaba semejante visión. No me perdí el resto de experiencias, hasta que llegaron los dos siguientes latigazos.

Pensé en provocarles con el fin de obtener un castigo extra, pero al final desistí por si aquellas mujeres también tenían que pagar mis ansias.

Al cabo de media hora, descubrí que si una de nosotras movíamos los pies mientras recibíamos el latigazo, los hombres que estaban dentro del círculo nos cruzaban la misma parte con 5 latigazos y uno extra sobre los pechos.

Lo puse en práctica en la 10ª vuelta y antes de que asestara los dos latigazos a mi predecesora, fui sacada del círculo y castigada con los 6 azotes.

De nuevo en mi posición y agradablemente dolorida y escocida, asesté los dos latigazos en ambos costados.

No quise intentarlo de nuevo en la siguiente ronda y aguanté otras 5 más antes de provocar la situación. Sin embargo había otras mujeres que eran castigadas por eso mismo. Desconocía si era intencionado, o simplemente se descontrolaban ante las sensaciones acumuladas.

Al recibir el 2º fustazo en el costado izquierdo, moví mi pie izquierdo y acto seguido fui sacada al interior y me azotaron ese costado 5 veces y el correspondiente en los pechos.

Aquel lento juego terminó 2 horas mas tarde. Ahora venía el vicio y la depravación durante las próximas 3 horas. Estaba permitido todo. Follar era el elemento esencial, pero nosotras podíamos ser tratadas de los más bárbaros modos.

Observé que Dana se enzarzaba con tres hombres a la vez. A uno lo tenía en la boca, mientras los otros dos se las apañaban para penetrarla por el ano y la vagina.

No tuve tiempo de envidiarla, ya que un par de varones se apoderaron de mi cuerpo y tras acoplarse uno de ellos en mi boca, otro lo hizo en mi ano.

Quedé muda pero plena de sensaciones. Me encantó aquel primer asalto, a pesar de las arcadas que me producía el que tenía en mi boca. Se trataba de un enorme pene y muy ancho que me hacía morir de gozo.

Sentía ya los efectos del orgasmo, cuando se derramaron en mí. Tragué cuanto pude y mantuve mis piernas separadas. Al retirarse los dos a la vez, caí al suelo.

Antes de que fuera consciente de mi situación me sentí arrastrada de las muñecas hasta otro lugar cercano en donde tuve que ofrecer mi boca a la vagina de una mujer, mientras era sodomizada de nuevo.

Conseguí provocarla un orgasmo con mis lengüetadas, a la vez que alguien se corría en mi ano.

El coño desapareció de mi boca como por arte de magia y en su lugar apareció un hermoso pene palpitante y baboso. Lo lamí con frenesí y dejé que se apoderara de mi garganta.

Mientras estaba en este frenesí, mi culo fue utilizado por dos o tres varones que se corrieron en mi interior. De repente, sentí que algo se adentraba en mi vagina y me sentí maravillosamente bien. Conseguí un orgasmo aunque no pude saborearlo ya que debía atender a los otros dos.

Después de media hora de salvajes acometidas, quedé tendida en el suelo sin fuerzas y chorreando esperma por todos mis orificios. Pero antes de que pudiera recuperarme, fui arrastrada por los tobillos y boca abajo hasta un nuevo lugar.

Nuevas manos se apoderaron de mi cuerpo y me sentí que volaba. Caí pesadamente sobre una piscina y la sensación me produjo una sensación extraña.

Fui sacada del agua en casi menos tiempo del que tardo en contarlo y sometida a nuevas penetraciones por cada uno de mis tres orificios.

Me sentía desesperadamente bien y deseaba que aquello no terminase, pero las horas iban pasando y ya se podía apreciar el clarear del nuevo día.

Después de ataques muy violentos y tras eyacular los tres sobre mí, me dejaron tirada en el mismo centro de la estancia. Cuando pude fijar mi vista, descubrí que había 6 o 7 mujeres en mi mismo estado. Al fondo pude apreciar como algunas mujeres estaban siendo azotadas, aunque no pude distinguir a Valeria, ni a Dana.

Sin que me percatara de la presencia de los dos hombres que estaban a mi espalda, fui izada del suelo y una vez puesta en pie me ataron las manos a la espalda y me obligaron a caminar, pero en sentido contrario a donde se estaban produciendo las flagelaciones.

Al alzar la mirada, me vi ante el Gran Duque. A ambos lados había dos cruces ocupadas por Valeria y Dana. Justo detrás de él, había una tercera cruz desocupada. Estaba segura que era para mí. Dana y Valeria estaban azotadas con mucho rigor y me miraban con los ojos cubiertos de lágrimas. Entonces el Gran Duque, dijo :

  • Colocad a esta joven en la cruz libre, pero antes sometedla a un refinado tratamiento.

Fui conducida hasta un reservado, cercano a aquella estancia. Y fui azotada sin contemplaciones y después torturada en el potro.

Me sacaron a rastras de aquella estancia y conducida directamente hasta la base de la cruz. Una vez instalada entre enormes dolores, el Gran Duque anunció :

  • La fiesta está terminando. Aplicadlas un poco de frenesí para que puedan nuestros invitados disfrutar de estos últimos minutos.

Y sin mediar palabra alguna más me introdujeron en la vagina y en el ano un líquido, que ya sabía el efecto que producía. Dana y Valeria ya comenzaban a temblar en la cruz y yo lo hice segundos después.

Sentí unos terribles picores, seguidos de fuerte calor. Comencé a sudar mientras me removía en mis ataduras. La desazón se iba apoderando de mí a la vez que los invitados se acercaban a nosotras para contemplarnos.

Pude comprobar de Dana y Valeria no lo pasaban mejor que yo. El picor era tan extremo que creí morirme de desazón.

Media hora después, fuimos liberadas. Nos aplicaron otro líquido en sendas zonas y a los pocos segundos, dejamos de sentir aquellas odiosas sensaciones.

Cuando nos hicieron desaparecer todas las marcas y después de ser bañadas y adecentadas por las doncellas de aquella mansión, fuimos conducidas a la presencia de nuestro anfitrión, quien al vernos nos dijo :

  • Celebro veros ya repuestas. Os espero en la próxima fiesta si os apetece venir. Será mas dinámica y extravagante.

El Gran Duque despidió a Valeria y a Dana. A mí me indicó que aguardara y me invitó a desayunar. Lo hice con apetito y le quedé agradecida. Luego, me ayudó a ponerme el abrigo y me acompañó hasta el exterior en donde ya se encontraba el coche del Senador.