Historia - 3
Todo iba perfecto... pero lo perfecto no existe... una zorra me viola en la oscuridad!!!
Capitulo 3
Al día siguiente desperté bastante contento. Coño, me había estrenado y con una pedazo de mujer. Si me lo fueran dicho simplemente cuarenta y ocho horas antes no me lo habría creído ni de lejos. Pero claro, tras ese subidón recordé el mensaje que había dejado Antonio en Skype y casi toda esa cara de bobalicón se fue. Casi por que justo cuando empezó a darme ese bajón tocaron a la puerta, Jack vino a recogerme.
-No tienes que agradecerme nada –entró haciéndose el rey de la casa- Espero que dejases el pabellón bien alto.
-Bueno… no sé si lo dejé alto pero sí que me deshice de lo virgen –reí como un tonto.
-¿En serio? Vaya… no me lo esperaba, pero eso que te has llevado… -empezó a meterme prisa para ir a desayunar, me invitó a unos donuts típicos americanos, de esos de colorines. Ricos no, lo siguiente. Me comí como cinco de una sentada, sin inmutarme vamos. A la vista está que era de buen comer, pero del malo. Verduras ni de bromas, todo lo que sea malo para la salud era lo mío. Un jodido diabético en potencia.
-Vas a tener que cuidarte… entre lo mucho que estarás sentado y lo mal que comes te dará algo, ya lo verás… -Jack empezó a darle vueltas a la cabeza- Listo, a partir de hoy irás conmigo a gimnasio –vio mi rostro de preocupación- No quiero que te pongas en plan tableta de chocolate, solo que empieces a cuidarte…
-Pareces mi madre… -al decir aquellas palabras recordé de nuevo y al parecer se me notó en la cara.
-Alguna vez tendrás que contarme porque has aceptado, pero si no quieres tranquilo… al final he podido contratarte. –sonrió de nuevo- Date una ducha y nos vamos, tienes mucho trabajo que hacer.
Si dijera que el primer día fue maravilloso mentiría como un bellaco. No por el trabajo en sí, simplemente por la fauna que me encontré por allí. Todos los informáticos me miraron con odio las ocho horas de la jornada, ni uno se molestó en darme la bienvenida. Luego pensé que quizás era por tener una oficina para mi solito. La envidia no es muy sana y ellos la tenían muy grande. En realidad si fuese estado en su situación sentiría lo mismo. Todos esos años estudiando y trabajando para que llegara un adolescente con acné y tuviera su propia oficina, normal.
A la hora de comer me escapé al almacén para ver los ordenadores que por allí tenían. Jack me dejó total libertad para elegir un ordenador. Ninguno me venía bien, siempre faltaba algo que otro tenia, así que decidí coger lo que más necesitaba de cada uno. Fui desarmando componente por componente. Un procesador por allí, una gráfica por acá, disipador, RAM, lector DVD y tarjetas SD, lo típico. Al final me quedó un ordenador bastante cuco y que me iba a dar todo lo que pedía. Instalé el sistema operativo y los drivers de los componentes, que tuve que encontrar en su página web para descargarlos y listo. Ese sería mi ordenador principal y el MAC lo usaría más para diseño gráfico o alguna cosa del estilo.
Durante todo el día estuve pendiente de Skype, me lo tuve que instalar en el móvil para recibir los mensajes de Antonio lo más rápido posible. Justo tras el almuerzo y mientras armaba el ordenador fue cuando mi amigo se conectó y empezamos a hablar.
Al parecer mi madre, Elisa y Leticia se presentaron en su casa. Por las caras que traían tenía que ser grave. Antonio solo con ver quiénes eran al abrir la puerta sabía por que habían ido a su casa, para saber dónde me había metido. Según las invitó a pasar empezó mi madre a llorar, preguntando por mí, donde estaba, si estaba bien. Antonio le tuvo que traer un vaso de agua para calmarla, entre que se calmaba empezó Elisa a preguntar, que las tenía muy preocupadas, que dejara de hacer el idiota y volviese a casa. Al parecer Antonio al escuchar a mi hermana mayor se cabreó bastante y la puso de cuarta y media delante de mi madre y Leticia. Que te importa le dijo nada más terminar de hablar, que si era una mala hermana, ni siquiera se podía llamar así. Luego de poner en su sitio a Elisa fue a por Leticia y que con esta se tuvo que cortar por que empezó a llorar como una niña junto a mi madre. Un mar de lágrimas. Pues cuando me tuvieron ahí me jodieron la vida cada una con sus cosas.
Eso es más o menos, resumido, lo que pasó y me conto Antonio. No les dijo donde me ‘escondía’, pero si que me encontraba bien y que no iba a parecer en bastante tiempo, nada de semanas, quizás meses. Me preocupé por mi madre, a las otras les podía dar el viento fresco. Le dije a mi amigo que mantuviera al tanto a mi madre, donde estaba pero sin que se lo dijera a nadie más.
¿Por qué solo decírselo a mi madre? Porque me preocupaba que se pusiera mala, ella siempre ha tenido la tensión alta y no le convenía ponerse nerviosa. A las otras, como he dicho, como si le parte un rayo por la mitad, como si la operan esa misma noche, me daba absolutamente igual. Hablamos largo y tendido sobre todo. También le conté como era Nueva York, y el tal Dark. Se quedó flipado con todo lo que le conté, casa, oficina y el sueldo fue la guinda. Se alegró un montón por mí. Al despedirnos prometimos hablar más largo y tendido.
Estuve tentado de enviarle un mensaje a mi madre pero si lo llegaba a hacer Elisa lo leería, porque es una jodida chismosa con todo lo que veía a su alcance sin el dueño al pendiente. Al final dejé que Antonio se lo dijera y me ahorraba eso mismo.
A la salida del trabajo me encontré con Jack y su esposa. Lo de su esposa me lo imaginé por ver como se daban un tímido beso en la puerta de salida. Intenté pasar desapercibido y no molestar, mala idea. Su mujer lo visitaba porque me iban a invitar a cenar y así conocería a Rose. Si al principio me pareció bastante seria, con el paso de la noche me encontré con una mujer súper habladora y simpática.
Para que os hagáis una idea. Rose era bastante alta para ser una mujer, mediría el metro ochenta y pico fácilmente. De tez pálida y ojos azules, rubia, una modelo vamos. Nada más ver su figura me vino a la cabeza que Jack era bastante amigable con sus empleadas. Si yo tuviera una mujer como esa le sería fiel hasta la muerte y más allá. Pero cada persona es un mundo, con sus gustos y locuras.
Tras la cena y camino a casa, fui solo, conocí un poco más el barrio donde vivía. Me ocurrió una cosa nada más llegar que me dejó helado, sin poder hacer nada o decir. Nada más entrar en mi bloque y en la oscuridad de la entrada, una mano me agarró de la pechera metiéndome en un cuarto en el que se veía menos que nada.
-Calla, mis padres están arriba… -al ver que no hablaba siguió- Métemela rápido, venga joder – agarró mis vaqueros y desabrochando el cinturón me dejó desnudo de cintura hacia abajo, de un tirón.
¿Qué hubierais hecho vosotros ante aquella situación? Yo sí, me dejé llevar. La chica, por el sonido de su ropa cayendo al suelo, se quedó desnuda llevando mi mano hasta su raja totalmente húmeda a la vez que ella me tocaba la polla empezando a masturbarme.
-Venga uno rápido que estoy muy perra hoy –guio mi pene hasta su coño ensartándose entera, como un cuchillo en mantequilla –Joder que gusto por Dios… ahh si, si… ahora más fuerte cabrón, reviéntame como tú sabes hijo de puta.
Ante aquellas perlas de la mujer no pude más que obedecer llenando los siguientes minutos aquel cuarto del sonido de nuestros cuerpos chocando y el chapoteo de su coño. Duré, valla que duré… la chica sabia lo que hacía a cada golpe de sus caderas contra mí. La muy cerda empezó a gemir cada vez más fuerte por lo que tuve que taparle la boca con mi mano derecha y seguir penetrándola con fuerza. No sé cuanto nos tiremos follando, tal vez diez minutos cuando nos corrimos casi a la vez entre jadeos.
-Hoy venías cargadito ehh –rio- Ahora vete con tu esposita, profe…
Coño, ahora era profesor, toma ya. Me acababa de tirar a mi alumna y yo sin saberlo.
-Salgo yo primero, hasta mañana profe –agarró mi polla flácida- Hoy me has mas gustito de lo normal… espero que mi examen haya salido sobresaliente. –me dejó ahí, con los pantalones en los tobillos y con mi pene mojado de la mezcla de semen y sus flujos.
Todo parecía una broma, todo lo que me estaba pasando. Cuando llegué a casa dejando mis cosas en el salón, fui al baño y me miré al espejo. Miré fijamente a mis ojos y sonreí, reí como hacia tiempo que no recordaba. Quizás sería Estados Unidos, pero algo había cambiado o tal vez era una especie de Karma bueno que me acababa de elegir a mí. Dos tías me habían follado en dos días, no se puede pedir más.
Lo mejor de todo es que no tenía ni idea de quien era la chica salvo su voz de zorra y su respiración entrecortada. Bueno, era estudiante y al mismo tiempo una zorra sin escrúpulos que se beneficiaba a su profesor para aprobar, lo normal. Lo malo para la chica iba a ser cuando el profe le diera la nota y no fuera el sobresaliente que quería, se daría cuenta que no era con quien se acostó.
También he de decir que después de la ducha dormí como un bendito.
Casi sin pestañear dos semanas se fueron. Por las noches Antonio y yo hablamos a diario, me enteré de más cosas que pasaban en España. Siguió mis deseos y le dijo a mi madre donde me escondía y lo bien que me encontraba. Al comprarme un móvil nuevo cambié de número y el que usé en España lo tiré casi al llegar a Estados Unidos. Me deshice de la agenda de contactos, tenía seis o siete números y la mitad eran de comida basura. Ahora con los whatsapps todo es mucho más fácil y mas agobiante por lo que nunca lo usé, es como el jodido messenger pero a lo hijo de puta. Te avisa si lo has leído o el receptor, una mierda vamos. Además que la aplicación de las narices tiene menos seguridad que un banco sin segurata a hora punta de la mañana. Por eso usaba Skype, desconectaba y conectaba cuando me salía de las narices, además que solo lo usaba para hablar con Antonio.
Durante las semanas, cuando podía y tenía tiempo, me dediqué a buscar a la tía que me folló, porque eso fue lo que hizo. Lamentablemente no escuché ninguna voz que se pareciese así que pensé, que quizás, no vivía en ese bloque o que desapareciese como si nada. En realidad solo la quería encontrar para disculparme o al menos decirle que fui yo quien se aprovechó de su calentura aquella noche. Vale, es cierto, lo disfruté como un niño chico, aún siendo en aquella situación donde no sabía ni a quien se la metía, pero ya se sabe… agujero que hay…
Otra cosa que me pasó durante esas semanas fue pillar a Jack en plan manos largas con la negra que me dio la bienvenida a mi llegada. El muy cabrón disimuladamente le arrimaba el paquete a la chica que no era tonta y se dejaba hacer. No en plan disgustada, que va, en plan zorra moviendo su culo de lado a lado lentamente. Si, todo aquello sucedió en la oficina a la vista de todos o casi todos y ninguno lo vio salvo yo, casualidad vamos.
También tuve un problema algo gordo con una chica de administración. La pelirroja, mote que le puse por el color de pelo, se me vino en plan aquí mando yo exigiéndome con muy mala leche que le diera todos mis datos y que al ser menor de edad necesitaba tener todos los datos de mis padres. Aquello me dejó flipado, según Jack todo estaba en orden y me encontraba ante aquella tesitura con la pelirroja atómica. Solo le dije que lo arreglara con el jefe, que no sabía nada de lo que me decía incluso, me sabe mal decirlo, me hice el tonto, el que no entendía el idioma y por suerte funcionó.
Ya era fin de semana, con lo que tenía dos días libre, entre comillas. Aproveché hacerme con la casa que al pasar muy poco tiempo en ella durante la semana salvo dormir, no tenía casi nada de afecto por ella. Limpié, me hice mi propia comida viendo algunos videos en internet y me relajé viendo algunas películas. Por primera vez me di cuenta lo cansado que te quedas al hacer las labores domésticas. En casa o lo hacia mi madre o la sirvienta de turno, con la comida mas de lo mismo aunque he de decir que muy pocas veces mi madre no la hacía, no voy a mentir.
El sábado por la tarde, ya de noche en España, hablé con mi amigo Antonio que me contó que volvió a hablar con mi madre dejándola más tranquila a la pobre. A pesar de las explicaciones y motivo ella dijo que tenía que volver, era necesario, un hijo tiene que estar con su madre hasta que se hiciese mayor de edad. Si, esa explicación me hizo bastante gracia. Intentó sonsacarle donde me encontraba pero por desgracia para ella y para todos, ni Antonio lo sabía en exactitud salvo Nueva York y Nueva York es muy grande. De todos modos mi amigo tenía muy claro que tampoco le diría nada de nada.
El domingo por la mañana me dediqué a trastear con mi ordenador. Trabajé un poco la seguridad de la empresa y empecé a hacer varias pruebas ejecutando varios ataques DDoS.
Los ataques DDoS o Ataque de denegación de servicios, básicamente es alterar todo lo posible el servidor. Ya sea consumir ancho de banda o espacio tanto físico como virtual. También interrumpe componentes físicos o altera la información interrumpiendo sesiones TCP reseteando como loco. Puede parecer complicado, pero una vez que te pones es como conducir.
Cuando por fin me tiré en el sillón dispuesto a tomarme la cena que había preparado y que tenia una pinta de escándalo, tocaron el timbre. Me levanté con cara de pocos amigos para abrir. Nada mas abrir la puerta una chica rubia de ojos azules me pegó un guantazo que me dolió lo que no estaba escrito.
-¡Eres un hijo de puta! –gritó colándose en mi casa y cerrando la puerta tras ellas- Violador, abusaste de mi cabrón. Siguió gritando.
En cuanto me recuperé del shock inicial me fui para ella.
-¿Que dices loca? –entonces recordé esa voz- Tu eres la de… -me quedé sin voz.
-¡Si pedazo de cabrón! –gritó levantándome la mano de nuevo, esta vez la paré.
-Deja la mano quieta coño… Haber, tú fuiste la que me arrolló y debo decirte también que fuiste tú la que hizo todo el trabajo.
-Por que me creía que eras otra persona y… joder, joder… -empezó a llorar- Creo que estoy embarazada.
-¿Qué dices? Si nosotros usamos… -ella empezó a negar con la cabeza y entonces recordé que no usé condón- No, no lo usamos.
Joder, joder, joder, joder. Si, por joder estaba en esa situación.