Historia - 1

Señores agarra zambobas no esperéis sexo, que no... prólogo de la primera serie que escribí... reescrita para poder subirla.

Capitulo 1

Allí estaba yo en mi primera fiesta con dieciséis años y por fin estaba saliendo con el amor de mi vida. Ella tenía 16 años uno más que yo, la conocía desde siempre, mi hermana mayor Elisa y mi amada Leticia, eran inseparables como uña y carne.

No sé qué vio en mí, estaba pasado de kilos y la adolescencia con el acné me atacó fuerte. Al principio pensé que ella estaba saliendo conmigo por pena y reírse de mi o porque de verdad me amaba, por suerte o por desgracia esa misma noche lo iba a saber.

Estaba en esa fiesta feliz, nervioso, excitado, me pasaban demasiadas cosas. Junto a mi Antonio, mi mejor amigo desde siempre. Al igual que para mí también era su primera fiesta y no es que pasáramos desapercibidos más por nuestra vestimenta que por no conocernos ni Dios por esos lares.

Bueno allí estaba con mi primera novia y lo primero que haces cuando te echas tu primera novia es contárselo a todo el mundo, pues yo no era menos  a mí solo me falto escribir una nota meterla en una botella de cristal y tirarla al mar, lo mismo tenia suerte y lo cogía Robinson Crusoe… Imaginaros lo espabilado que estaba…..lo mío era de psiquiátrico y tranquimacín dobles, no, triples.

Por donde iba mi amigo y yo felices de la muerte, el felicitándome y yo con cara de enamorado o como es lo mismo de gilipollas. Para todos éramos los raros, los frikis no os creáis que a nosotros nos molestaba, para nada, éramos felices así, lo que nadie sabía es que éramos bastante conocidos en el mundo de internet pero eso lo contaré más adelante.

En la fiesta yo estaba preocupado no había visto a Leticia por ningún lado y a mi hermana Elisa tampoco era raro ya que vine con ellas y de repente se me perdieron, o eso creía yo empecé a buscarlas o más bien a buscar a mi amada Leticia no la

-¿Y si les ha pasado algo? –pregunté a Antonio.

  • No creo tío lo mismo están en el baño o en el piso de arriba… -empecemos a subir escaleras buscando.

Lo malo fue al encontrarlas, malo según se mire quizás hasta fue bueno para mí.

Allí estaba con su melena rubia y su culito Leticia mi nueva y flamante novia restregándose y tocándole el paquete a Julián el tío más popular de todo el instituto se estaban dando unos restregones de campeonato. Mi hermana riendo y riendo cuando me vio llegar, puse mi cara de asombro. Fue tanta la rabia y el dolor de ver aquello que apreté con tanta fuerza el vaso lleno de coca cola y lo reventé. Todos se me quedaron mirando algo sorprendidos pero volvieron a reírse de mí.

-¿Te creías que me gustabas? –me preguntó con la voz pastosa dando síntomas de que iba hasta el culo de vete a saber qué.

Mi silencio lo dijo todo.

-Mírate la cara friki ¿te creías que esta pedazo de mujer saldría contigo porque le gustabas? –Sonrió -Estas muy equivocado solo lo hicimos para reírnos de ti capullo.

Todos volvieron a reírse.

Mi amigo me intento despertar del shock inicial  y no era para menos. Veo que se acerca mi hermana Elisa y se me queda mirando un poco preocupada pero de nuevo se empezó a reír sin parar, mis ojos descendieron hasta mirar el suelo. No, me dije, no pienso llorar no puedo caer aún más bajo, llorar aquí delante de mi novia, ¿novia? Que novia ni que puñetas.

Quería llorar pero no podía no delante de la gente que me estaba haciendo tanto daño solo mire una última vez a Leticia transmitiéndole una mirada de odio, rabia y me di la vuelta bajando las escaleras con mi amigo Antonio sin decir nada, me lo estaba diciendo todo solo con estar a mi lado. Salí de aquella casa, aquella casa a la que no quería volver jamás.

Cuando salí de aquella casa la miré pensando que aquí es donde me han apuñalado de la forma más ruin, me despedí de mi amigo.

Fui andando a mi casa dándole vueltas a la cabeza pero sin echar una solo tal vez el rencor hizo que eso no sucediera. Cuando llegué mis padres estaban despiertos pero por el contrario mis 2 hermanas menores Isabel de tres años y María de trece estaban arropadas en sus camas. Mi padre me vio y me empezó a calentar la cabeza además de que iba bastante bebido. La relación con mi padre no existía desde que lo pille con su secretaría en su oficina y desde ese día no lo podía tragar, no quería tragarlo. Esa noche no pude más:

-¡Déjame en paz! –le grité en su cara.

-¿Qué te pasa a ti idiota? no me vuelvas a gritar en mi casa o te hecho a patadas.

-¿Si? ¿Para qué? ¿Para traerte a la puta de tu secretaria para follártela en mi habitación? – aquello me salió del alma.

No se escucharon más palabras salvo el sonido de una grandiosa y muy dolorosa ostia que impactó en mi boca y nariz reventándomela, mi padre me miraba con cara de vencedor. Madre al escuchar aquel sonido llego corriendo como alma que lleva al diablo para sujetar a su marido viendo a su hijo sangrar por una nariz bastante sangrienta. Más que nada porque la sangre ya se sabe, es muy escandalosa. Yo solo me fui al cuarto de baño me desvestí  y entre a la bañera. Creo que justo el dolor de la bofetada, la sangre que siempre me disgustó y lo que me había pasado en la fiesta hizo que las lágrimas y el llanto salieran a presión sin poder aguantar más. Lloré como un niño pequeño al que le han roto su juguete preferido.

Cuando salí ya no me sangraba la nariz y me esperaba mi madre en mí. Al verla me quedé parado, sentí remordimientos por sacar a la luz a la amante de mi padre estando ella en casa.

-¿Te has vuelto loco? ¿Cómo se te ocurre faltarle al respeto a tu padre? –aquello lo dijo enfurecida y preocupada al mismo tiempo.

-Me da absolutamente igual, ese hombre no es mi padre y tú más que nadie sabe cómo me ha tratado siempre, solo era un incordio para él por n hacerle la pelota como sus hijas.

-Hijo por favor pídele disculpas tiene decidido echarte de casa, por favor te lo pido –empezó a llorar.

-Pues ahora mismo me voy. – dije cabreado sin dar mi brazo a torcer.

-¿Dónde vas a ir? –Preguntó- No conoces a nadie y aunque así fuese… ¿crees que te quedarás cuanto quieras?

-Ya me buscaré la vida, pero eso sí, espero que abras los ojos y dejes a ese mal nacido y seas feliz.

Cogí una maleta y metí lo primero que pillé le di un beso en la frente y me fui. La deje allí parada, sin saber que decir. Abrí la puerta de casa la miré  y le dije:

-Madre te quiero, pero tu forma de ser me ha cansado. En otra ocasión hubiera agachado la cabeza y le pediría disculpas aunque no lo siéntese en absoluto, pero hoy se acabó.

Cerré la puerta sin hacer mucho ruido para no despertar a mis hermas pequeñas y empecé a caminar. Cuando salí me encontré a mi hermana Elisa y a Leticia que se bajaban del coche de sus amigos, novios, no sé. Me vieron y se me quedaron. Al pasar por su lado ni las mire ellas al contrario hicieron un amago de decirme algo pero ni siquiera las dejé. Sé que se dieron cuenta de la pequeña maleta con ropa y del ordenador portátil guardado en su maletín sabiendo que aquello era serio.

La única opción que tenía era ir donde Antonio al menos esa noche. Mi amigo me recibió con los brazos abiertos y nos dormimos sin decir una sola palabra. El sabía qué hacer y que decir en cada momento, creo que en otra vida éramos hermanos, pero en esta vida por suerte también le quería como tal.

A la mañana siguiente nos despertamos temprano pues teníamos que ir al instituto.

-¿Cómo has dormido? –me preguntó Antonio.

-Bueno… he podido pegar el ojo al menos –me restregué los ojos con ambas manos- Gracias por dejarme pasar la noche aquí, en serio.

-No digas tonterías para eso estamos los amigos.-dijo empezando a cambiarse de ropa -¿Cómo tienes la mano?

-¿Qué mano? –le pregunté y recordé justo al terminar la frase el vaso roto la noche anterior.

-Joder tío ayer reventaste un vaso –señaló a mi mano derecha.

Por suerte al ducharme anoche tras el guantazo de mi padre, el agua hizo un buen trabajo además de que, por suerte, no me hice casi nada excepto algunos pequeños cortes. Antonio se puso pesado en ponerme una venda para que se infectara lo menos posible.

-¿Te acuerdas de la prueba que nos hicieron hace unas semanas en la empresa de seguridad? –Antonio asintió mientras mordía la tostada –Pues la he aceptado… -esperé como reaccionaba mi amigo.

-¿Pero no habías dicho que no? –Preguntó confuso- Bueno me dijiste, que no porque no lo necesitabas y también estaba lo de Leti… -el mismo se había respondido.

-Exacto… no quiero que creas que es solo por Leti, que no. –Respiré- Anoche se lio fuerte en casa y estoy sin techo, sin dinero y sin familia como aquel que dice –dije irónico- Además que me dan una pasta exagerada y sin ningún estudio…

-¿Te digo lo que pienso o lo que quiero que hagas? –volvió a preguntarme Antonio- Quiero que te quedes, eres mi amigo… pero pienso que has hecho bien. Yo haría lo mismo en tu lugar sumando todo el lio que tienes en casa –sonrió- ¿Cuándo te piras?

-Hoy… bueno es que el tipo este, el tal Dark, el que nos apuntó en la prueba esa –mi amigo afirmó con la cabeza- Parece que es el dueño de esa empresa y quiere contratarme.

-Coño normal, fuiste el único en poder saltarte el cortafuegos que tenía montado además que te resultó muy fácil.

-Pues cuando le contesté y le di mi negativa de aceptar el curro me dijo que estaba bien, pero que el billete de avión estaría hasta dentro de una semana como mucho y, bueno, esta tarde me marcho.

-Me has dejado un poco hecho polvo… -respiró- ¿Sabes que necesitas pasta no? Podemos llamar al tipo este que está como loco por robar esos archivos confidenciales en la, lo llamo ¿verdad? –le dije que sí y llamó.

Quizás debería explicaros a que me dedico por diversión. La informática, desde diseño web, aplicaciones, servidores dedicados, entre otras muchas cosas y por supuesto en seguridad informática. Me conocen por varios nombres pero el que prefiero es Obi, si, por Obi Wan Kenobi. Cada vez que me cuelo en algún sistema suelo dejar el mensaje; ‘’Que la fuerza te acompañe’’. Claro que nunca lo hice para hacer daño solo por aprender cada día más sobre seguridad. Siempre que me he colado en algún servidor, web, o lo que fuere, dejo un mensaje al administrador o dueño del sitio avisándole y explicando como he podido entrar para que así lo solucione. No cobro por esas cosas, lo hago por mí mismo, para aprender. Obvio que no todos se lo toman bien o te dan las gracias por avisarles.

Muchas veces hacíamos ‘’quedadas’’ en algún foro de usar y tirar en el que nos enviaban algún email o un sms donde nos daban el link al que acceder para poder entrar. Gente de todo el mundo, todas las culturas. Casi se podría decir que era como un campeonato para ver quién era el más rápido en entrar y salir sin ser detectado. Se me daba bien y justo por eso me contrató el tal Dark para su empresa en Nueva York. Poco sabia sobre su empresa salvo a lo que se dedicaban, ni nombre, nada. Quizás era una trampa de la policía por algo que les sentara mal, aún así me la jugué enviándole un sms y diciéndole que aceptada. Dark contestó de inmediato a pesar de la hora que tenían en Estado Unidos. Ya estaba eso hecho, solo quedaba hacer el trabajillo con el tipo de la nube y listo. Era riesgoso también hacer un trabajo para alguien como esa persona, no sabías por donde te podía salir tras finiquitar el trabajo, quizás hasta le daba por pegarte un tiro y santas pascuas. Por eso Antonio decidió quedar con él en el instituto para estar rodeados de gente, no creía que se atreviese a hacer nada delante de toda esa peña.

Nada más llegar al instituto y salir del bus nos esperaba Lucia, la hermana pequeña de Leticia, mi ex o la que jugó conmigo, según se mire. Lucia era de mi edad, Leti un año mayor que nosotros, pero al contrario que mi hermana y Leti, Lucia y yo no éramos tan amigos.

-¡Alex! ¿Cómo estás? –ese Alex y la pregunta posterior decía que sabía todo lo que pasó anoche y seguramente no se lo había contado su hermana mayor sino las habladurías del insti, o lo que es lo mismo, Julián soltando la lengua.

-Bien como siempre –sonreí.

-Ya me he enterado de lo de anoche… lo siento de verdad –se disculpó bastante afectada.

-No pasa nada, tranquila… de todas formas tu no me has hecho nada –sonreí.

-Igualmente, me siento muy apenada… que vergüenza por Dios.

-Tranquila –me despedí de Lucia. No quería que estuviese cuando viniera el tipo al que le iba a hacer el trabajo.

Comencé a anda junto a mi amigo cuando localicemos al tipo en cuestión. Si dijera que no me infundo respeto mentiría. Mucho traje, muy bien peinado, pero no era capaz de esconder una pistola bajo la americana. Nos presentemos y decidimos ir a un sitio donde nadie nos pudiera ver y pasar desapercibidos.

Lo peor de todo fue que al pasar por el lugar donde los ‘’populares’’ se encontraban fumando tabaco y lo que no es tabaco, nos encontramos con mi hermana y Leti, claro que bien acompañadas por Julián. Me lo vi venir nada más vernos;

-Friki tienes nuevo novio por lo que veo –gritó aquel gilipollas.

Lo que vino después me asustó bastante, aunque ahora es cierto que me da bastante risa la estampa. El hombre que me contrató cogió de la pechera a Julián y lo empotró contra la pared, al hacer ese movimiento se le desabrochó la americana quedando a la vista de todos la pipa que escondía. La cara que pusieron al verla fue de un cague total. Julián incluso me pareció que se hizo encima del miedo. Tuve que decirle que lo soltara y que nos fuésemos de allí, no quería tener problemas. El tipo lo soltó y empezó de nuevo a caminar junto a Antonio y a mí. Sí, me fijé en las caras que pusieron mi hermana y su amiga, no eran para tirar cohetes. Lo peor de todo fue venir detrás de mí para preguntarme por lo que pasó en casa, no pude más que ignorarlas.

Como me temía el trabajo que hice fue entrar, coger unos documentos comprimidos que el hombre me dijo y salir. Rápido y seguro. Lo rápido fue encontrar los archivos en cuestión lo más duro fue poder entrar y luchar con su seguridad. La empresa a la que le birlemos esos documentos era una que conocía por trabajar con la empresa de mi padre. Se dedicaban, incluso la de mi padre, a la importación de productos españoles a toda la unión europea y empezaban a expandirse al continente asiático. No, no miré de que se trataba y tampoco es que me interesase en su momento. El pago fue alto, casi cinco mil euros en metálico. Era lo justo, yo me jugaba el cuello más que él si cabe. Ya tenía la pasta para empezar una ‘’nueva vida’’ lejos de mi familia.

Me despedí de mi amigo en el mismo aeropuerto destino a Nueva York, con una tristeza enorme por lo que dejaba y por lo que me hicieron. Puede parecer de cobardes, quizás de ilusos, pero el irme de mi país me hizo tanto bien que lo haría cien veces más. Claro que por cosas del destino tuve que volver unos años más tarde. En Estados Unidos hice mi familia, conocí a nuevas personas y eso se los iré contando en esta historia.