Hipnotizando secretarias (5)
Hiponotizando a Cinthia, la secretaria de asesoría legal.
Generalmente cuando un programador era llamado para ver una computadora de asesoría legal lo más común era que buscase cualquier excusa para no ir, porque era muy rara la oportunidad de que se desocupase temprano. Pero si había algo de positivo en perder un par de horas en esa fría oficina era el poder ver fugazmente a la guapa secretaria del abogado principal de la empresa Sekami.
Ella se llamaba Cinthia y poseía un lindo rostro en forma de corazón y un cuerpo de curvas insinuantes que ella se encargaba de resaltar con ropas ceñidas. Estaba comprometida con un abogado auxiliar, pero la mayoría de visitantantes podía dar fe de su coquetería innata.
Jimmy, como cualquier programador, detestaba perder el tiempo en vano, pero desde que la vio supo que debía incorporarla a la fila de sus conquistas. Así que espero el momento oportuno. Y cuando solicitaron un programador para ver una de las máquinas, se ofreció sin dudar.
Era un lunes por la tarde. A esa hora todos querían marcharse cuanto antes después de un arduo día de trabajo. La encontró ordenando un sin fin de expedientes.
Rápidamente hizo la tarea de programación. Ella no paraba de hablar, tenía un tono de voz agradable, quizás un poquito chillona pero nada exagerado. Le comentó sobre cierta dificultad que tenía en sus estudios de idiomas extranjeros.
- Siento que no aprendo tan rápido como el resto -le dijo-. A veces me paso toda la noche estudiando pero nada.
Esa era lo que Jimmy deseaba escuchar.
Puedo recomendarte que practiques técnicas de estudio pero yo te recomendaría algo de hipnosis.
¿Hipnosis? -se sorprendió-. ¿De verdad crees en esas cosas?
Por supuesto que sí. Es más, los últimos estudios de la memoria humana indican que la mejor forma de incrementarla es con la hipnosis.
Ella lo miró, dubitativa. El rostro de Jimmy no mostraba la mayor alteración.
¿No quieres intentarlo, yo sé algo de hipnosis?
¿Tú ? Pero... ¿aquí?
Claro que sí. Si te invito a mi apartamento pensaras mal de mí, ¿o no?
Ambos rieron. Una vez disipada la tensión lo demás fue pan comido.
¿Sabes, Cinthia?, Puedo hipnotizar a cualquier persona.
No te creo -dijo ella.
Pues si no me crees deja que lo intente contigo -la retó.
A ver, inténtalo -dijo ella, riendo.
La pobre secretaria ignoraba que posiblemente esa era la última decisión que tomaba por su propia voluntad.
Él le indicó que se pusiera cómoda y sacó de su bolsillo una cadenita rematada en una esfera plateada.
- Mira fijamente la esfera Cinthia -empezó-, no dejes de mirarla. Mírala, mírala, no dejes de mirar, observa como va de un lado a otro, de derecha a izquierda, de derecha a izquierda...
Su voz adoptó un tono pausado y tranquilizador. Cinthia miraba fijamente la esfera, la tenía fascinada, era hora de inducirla al trance.
- No puedes apartar tu vista de la esfera, no puedes. Ahora sientes cansancio, mucho cansancio, tienes sueño, mucho sueño... es hora de dormir, dormir, dormir...
Ella pestañeó un par de veces antes de que todo su cuerpo se relajara. Jimmy le dio unas cuantas órdenes para profundizar el trance. Y luego otras más que serían las órdenes posthipnóticas, así le sería más fácil hipnotizarla en posteriores oportunidades.
Jimmy aprovechó que ella estaba bajo hipnosis le preguntó:
Cinthia ¿Con cuantos hombres te has acostado?
Con siete -contestó de inmediato.
¿Cuántas veces has tenido relaciones sexuales?
Por primera vez hizo una pausa, no lograba recordar la cifra exacta, eso sólo podía significar una cosa.
¿Lo has hecho más de mil veces?
Más o menos -dijo.
Excelente, ahora escúchame bien. Cada vez que escuches la frase "Duerme juguetona regalona" dicha por mis labios volverás a caer en un profundo trance. ¿Comprendido?
Sí.
Cinthia no era una inocente muchachita, así que sin el menor cargo de conciencia Jimmy preparó su encuentro sexual.
Ella no se resistió mucho. Jimmy hizo que olvidase todo lo referente a la hipnosis en la conversación y le dejó la orden posthipnótica de que fuese a su apartamento ese fin de semana. Su novio podía esperar. Ella lo llamó para cancelar su cita.
Ella se presentó casi a la medianoche. No parecía nerviosa, sólo algo distante. Jimmy la hizo sentirse cómoda y luego de invitarle una copa le dijo la frase posthipnótica.
- Cinthia, Duerme juguetona regalona
Inmediatamente su mirada se congeló, tal como en el momento en que se encontraba en trance.
- Funciona muy bien - pensó Jimmy sonriendo para sí.
De haber sido una chica decente probablemente Cinthia habría sido muy difícil de convencer que le entregase su cuerpo pero como le encantaba coger, no tuvo ningún problema en darle el tipo de instrucciones que deseaba.
Cuando termino, chasqueé mis dedos y ella se despertó inmediatamente.
- Cinthia, dame tus bragas - le ordenó.
Ella dudó sólo un instante antes de subirse la falda y quitarse su prenda íntima para entregársela. Era de seda roja, muy insinuante. Jimmy la olió y luego le pidió que hiciese un strip-tease.
No lo hizo tan mal pero no tenía mucha experiencia. Le indicó que practicase en su casa a solas.
Luego pasaron al acto sexual. Jimmy hizo que se arrodille frente a él y le metió su falo en la boca. Casi se atoraba con el miembro viril del hombre. Su lengua atacaba la punta del endurecido falo.
La llevó cargada a la cama. Allí le abrió las piernas y recorrió toda su conchita con los labios. Una vez estuvo bien húmeda la penetró profundamente.
Mientras se movía dentro de ella, la hizo enumerar sobre sus siete parejas sexuales anteriores.
Cinthia era toda una fierecilla en la cama. Conocía todas las poses imaginables y le pidió a Jimmy que la poseyese de mil formas distintas. Cuando tenía un orgasmo quería otro y luego otro más
Varias horas después estaban tendidos sobre la cama. Una espesa neblina cubría toda la ciudad. Jimmy bostezó ampliamente y miró la hora. Eran las 6:00 a.m. Junto a él yacía profundamente dormida Cinthia, la noche había sido fantástica. La despertó para llevarla a casa, pronto disfrutaría de otras noches como esa.