Hipnoterapia de interpretación - parte 4

Continuación.

3.3: La personalidad por defecto

Me gustó tanto Susan que decidí sustituir la personalidad por defecto de la esclava por ella. También repasé su personalidad y trasfondo para mejorar el personaje.

Pero primero tenía que medir cuánto tiempo podía durar, así que la puse a prueba como identidad principal y medí el tiempo que duraba la esclava, Susan y Lucía cambiando entre ellas.

Descubrí que la faceta de esclava fue devorada por Susan. Lo que a mi pesar la había convertido en 80% puta y sólo 20% esclava. Aunque invocaba a la esclava duraba pocos minutos convirtiéndose poco a poco en Susan.

Para retener conmigo a la personalidad 100% esclava todo el tiempo posible, necesitaba invocarla con el anillo puesto, pero no duraba ni 30 minutos.

Lo preocupante comenzó cuando descubrí que Lucía tampoco duraba: Estábamos en el salón descansando viendo la tele, y bastó una broma acerca de chupar pollas en una serie para que la mujer a mi izquierda, en modo Lucía, se quedara con sonrisa boba en el sofá, divagando imaginándose chupando pollas.

Cada vez parecía más ida hasta que se convirtió en Susan de forma natural, momento en que recuperó las energías, se giró hacia mí y me la sacó de los pantalones. Me la chupó sin mi permiso con pasión antes de que me diera cuenta de lo que estaba pasando.

-¡¡GGMHHGGOOOHHGGHH!! -Me ponían más cachondo sus gemidos de placer con la boca tapada y llena que lo que sentía en mi polla. Estaba a 4 patas en el sofá sentada sobre sus pantorrillas e inclinada todo lo que podía; no era una postura cómoda pero le daba igual.

Pero sin menciones al sexo Lucía duraba mucho más que Susan, aunque no me molesté en perder demasiadas horas con ella porque Lucía se negaba a hacer nada sexual conmigo:

—Ni lo sueñes. Si quieres este cuerpo ya sabes lo que tienes quehacer. —Solía repetir. Ni siquiera se acercaba a mi entrepierna, de hecho se apartaba. En cierto modo me manipulaba para conseguir lo que quería, porque en mi casa siempre vestía el «Uniforme de puta» de la personalidad esclava sin el menor reparo.

Lo hacía para tenerme cachondo a propósito porque cuandotraía de vuelta a Lucía siempre le decía que se vistiera si quería, pero ella siempre contestaba que no le hacía falta más ropa y que se estaba muy a gusto con mi calefacción.

De modo que tanto mi esclava como Lucía como Susan siempre vestían lencería sexy roja incluyendo tanga, medias de encaje con costura trasera, y en lugar de una de mis chanclas o zapatillas de estar en casa, usaba los zapatos de tacón rojo que se trajo en la mochila de la universidad. Lo hizo para darme una sorpresa si la hipnotizaba bien el segundo día (el primer viernes en mi casa).

Además trajo recambios para tener variedad de mudas de ropa interior. En conjunto era realmente poca tela así que le cabían muchas prendas de ese tipo. ¿Por qué trajo tantas? En previsión de pasarse todo el fin de semana y lunes festivo en mi casa esclavizada.

Pero no sólo trajo lencería erótica y tacones rojos: También guardaba en la mochila su vestido rojo favorito de salir de fiesta, el que la hizo famosa, para «animar las cosas» y recompensarme si me lo ganaba… Pero al ver los resultados había decidido que vestir sólo su lencería más provocativa era mejor uniforme de puta.

Trabajé durante horas repasando y reforzando el papel de Susan e intentando formas creativas de mantenerla como personalidad por defecto en lugar de la esclava, y funcionó.

3.4: Cuando el remedio es peor que la enfermedad

Día 15, viernes.

Tras más horas de trabajo al día siguiente estaba bastante seguro de que la personalidad por defecto era la de Susan porque al ponerlo a prueba Lucía se convertía en ella con el paso del tiempo sin ningún tipo de estímulo erótico, sólo por el paso del tiempo viendo cualquier cosa para todos los públicos en la tele.

Después hice pruebas con la esclava: En comparación era mucho más débil y se dejaba aplastar por Susan, además de estar menos definida: Para Lucía era mucho más fácil ser Susan que la esclava, y también era más parecida a ella porque ambas tenían rasgos dominantes y eran muy seguras de sí mismas. Y con el gran soporte de tener casi las mismas fantasías y deseos, solo que Susan «Ya las había hecho realidad», incluyendo que había programado en ella el placer reflejado. Por si no fuera suficiente con todo lo anterior, aquello sólo podría bastar como un incentivo irresistible para el subconsciente de Lucía.

Aunque la versión de la fantasía hecha realidad era lésbica lo importante era la esencia, el concepto de ser esclavizada y reprogramada y ser forzada a disfrutar de ello.

En conjunto Lucía realmente deseaba ser Susan. Lo deseaba hasta tal punto que su mente, sin un punto de apoyo, se deslizaba resbalando fuera de la zona consciente y una vez expulsada sólo quedaba Susan. Ella siempre tomaba el mando incluso en contra de mis órdenes: La paciencia de Susan era limitada, era demasiado ninfómana, y no era lo bastante obediente.

La fantasía de Lucía cruzada con el año de esclava de Susan había hecho a esta demasiado fuerte y por primera vez me preocupó que eso causara problemas.

En días posteriores comprobé que Susan cada vez esperaba menos para imponerse sobre Lucía. Y yo no lo podía cambiar sin arriesgarme a complicarlo todo aún más.

Ya que había seguido el camino de hacer a Susan la identidad principal decidí no echarme atrás, y en lugar de luchar contra ello intenté separar la fantasía de la fábrica ordeñadora de su gusto por el sexo oral, que no fueran de la mano. La versión lésbica ya había comenzado a hacer menos importante el ingrediente de chupar pollas. Pretendía conseguir terminar con su obsesión de que alguien la transformara en La Ordeñadora, de modo que seguí por el camino lésbico:

—Burbuja hipnótica: Mente en blanco. —Sostuve su cabeza en mi regazo; como siempre, no se atragantaba incluso aunque me hiciera un garganta profunda. Podía tenerla hasta el fondo y simplemente esperar apacible y relajada, respirando por la nariz y absorbiendo todas mis instrucciones. Se había convertido en Susan otra vez viendo la tele y volvía a estar hecha una bola, en posición fetal a mi lado izquierdo del sofá, para poder metérsela entera sin que yo cambiara de postura. Me pregunté por qué no se arrodillaba frente a mí. «¿Quizá porque no hay almohada y el suelo está duro y helado?». Quise que estuviera cómoda y levanté con cuidado su cabeza para sacársela de la garganta, y le ordené tumbarse cómodamente en el sofá para que usara mis muslos como almohada. Acaricié su pelo. Reforcé la fantasía lésbica «experimentada» por Susan.

...Pero aún no se me ocurrió que ellas también se pasaban todo el día con sexo y encerradas, igual que en la fantasía de Lucía. Era demasiado parecido y demasiado intenso a su manera, y ella recordaba de la novela muchos más detalles de lo que hacían exactamente con el cuerpo de Susan, haciéndolo cada vez más morboso y encaminándose a superar a la fantasía de Lucía.

Sin darme cuenta agarró con demasiada fuerza la versión femenina de la fábrica ordeñadora en serie. Reforzó mucho más la identidad de Susan debido al paralelismo con Lucía, como dos caras de la misma moneda. Pero además Susan había asimilado a la esclava fortaleciéndose aún más, como si ocupara dos casillas en su cerebro usando una como copia de seguridad, y ya había eliminando la excesiva sumisión de esclava que me había permitido controlarla correctamente al principio.

Compartía la fantasía de la ordeñadora con la esclava absorbida y con Lucía, por lo que ya le daba igual con hombres que con mujeres: Había conseguido disociar las pollas del núcleo de sus fantasías, pero en cambio había reforzado todavía más la obsesión por ser capturada, esclavizada, utilizada sexualmente y forzada a que todo ello le gustara.

Una vez que conseguí disociar las mamadas del resto de las fantasías de la Lucía original (La Ordeñadora y ahora también La Sala de la Lujuria), en la mente de la personalidad de Lucía la esencia de sus fantasías se desacopló del sexo. En consecuencia el trasfondo de lo que la obsesionaba se redujo a ser esclavizada en cuerpo y alma. Sin salida. Sin control. A expensas de los demás, para hacer lo que quisieran con ella, fuesen quienes fuesen y quisieran lo que quisieran, e incluso obligándola a que eso le gustara: Se convirtió en sumisión absoluta. Pero yo ni siquiera me lo podía imaginar todavía.

Y mucho menos que las otras identidades pudieran aprovecharse de ello.

Como Susan era la identidad más fuerte y tan ninfómana como la esclava, y como yo había centrado mis esfuerzos las últimas horas en retirar la obsesión de las mamadas a Lucía, lo que causé fue que la esencia de la sumisión se volcara con todo su peso sobre la personalidad de «Lucía». Su fetiche general de la hipnosis y sus dos fantasías principales se convirtieron en el nuevo fetiche enfermizo de ser encerrada y dominada en cuerpo y alma, donde el sexo en sí era secundario. Comenzó a desear y a fantasear con el lavado de cerebro total.

Por lo tanto lo que conseguí fue debilitar mucho más a Lucía y reforzar mucho más a Susan. Con ello siempresería la personalidad por defecto, mucho más de lo que conseguí con la personalidad de esclava. Había desaparecido el límite de tiempo, el contexto social y cualquier otra limitación.

El mero hecho de tomar el control suponía que Lucía lo perdiera, tal y como entonces deseaba; un lavado de cerebro total convirtiéndola en otra persona sin poder hacer nada por evitarlo, ni siquiera dejándole la opción de intentar resistirse. Y Susan se aprovechó desde entonces.

Para Susan la lujuria era lo más importante de todo y la fuente de su poder. Lo canalizó como arma para eclipsar la mente de Lucía haciendo realidad la fantasía de esta de ser encerrada y sometida. Pero la celda estaba en su propia mente.

3.5: Parches de características

Día 16, sábado. Ese día me levanté más tranquilo, menos preocupado y mucho más cachondo y con ganas de probar cosas nuevas. De modo que le añadí nuevas características a Susan en cuanto se giró y me miró con sonrisa pícara en la cama; llevaba un rato despierta esperándome.

—Burbuja hipnótica: Mente en blanco. —Dije sin preámbulos ni buenos días.


—Para ti, «Susan la ninfómana», el estado normal es estar excitada y preparada para el sexo de cualquier tipo. Siempre estás lista y disponible para el sexo y deseando que te utilicen.

—¡Hmm! ¡Jijiji!

—Tus dos fantasías más excitantes son la de la fábrica de ordeñar hombres en serie aunque te resistas, y la de la Sala de La Lujuria encerrada con Roxan y Valystar…

—¡HMMM... Síii!

—Tu tercera mayor fantasía, Susan, es hacer tríos, como hiciste con Roxan y Valystar.

—Hmmmm…

— Pero no sólo con mujeres: Te da lo mismo si es con dos hombres, con dos mujeres o uno de cada. Estás deseando que hagamos todos los que yo quiera.

—¡Síii! ¡Hagamos tríos!

—Tu cuarta mayor fantasía es que los hombres te follen por el culo.

—¿Oh?

—Así es, Lucía, uno de los apodos de Susan es «La amante del sexo anal» porque se pone muy cachonda con sólo imaginar que te agarran por detrás, te ponen en 4 patas, y tienen que elegir entre follarte por el coño, al estilo perrito, o follarte por el culo...

—¡Oh! ¡Por el coño, por el coño! —Me interrumpió. Siempre vivía las descripciones bajo hipnosis. Realmente creía estar en esa posición con una polla a punto de elegir agujero.

—...Y aunque desees que te follen por el coño, hacen lo que quieren contigo, te fuerzan y te usan como esclava sexual, te usan y te follan por el culo…

—P-Pero… ¡HHMMM!… N-Nooo! —Respectivamente sintió la penetración, le puso cachonda ser forzada y usada, y dudaba entre resistirse y someterse. Y eso sin sentir placer sexual. Continué:

—...Hasta que al final obligan a tu cuerpo a disfrutar del sexo anal.

—¿Oooh? —Supuse que no sabía lo que sentía y ni se había metido un consolador. Y si le gustaba no estaría tan forzada… Lo que le resultaba menos excitante, al menos hasta que le insistiera en que le gustaba porque le forzaban a gustarle, como al lavarle el cerebro como ordeñadora.

—Así es, siempre que te follen por el culo por su propio placer, forzarán a tu cuerpo a que te guste, Lucía, porque así es el cuerpo de Susan: Sientes una gran excitación cuando te obligan a disfrutar, y ella adora que le follen por el culo, así que Susan, la amante del sexo anal, te obligará a disfrutar siempre que te follen por el culo, Lucía.

—¡Ooooh!

Si no sabía qué placer sentir con la estimulación anal, no tenía más que usar su placer y deseo de ser una sumisa utilizada para el placer de los demás en contra de su voluntad. No sólo la forzaría a disfrutar el hombre por penetrarla, también su faceta de Susan la ninfómana.

Quería saber si lograba que se corriera con sexo anal virtual y le aparté el tanga rojo y le separé sus labios vaginales, y le puse un separador que había encargado por internet. Quería ver sus contracciones. Mientras tanto no le dije nada y esperé a que procesara todo aquello, y las leves caricias y sentir la presión separando sus labios ayudaron a excitarla ante la idea del sexo anal.

—...Y siempre que te follen por el culo te forzarán a que te guste, tanto las pollas en tu culo como Susan. Siempre te obligarán a sentir en tu mente placer y deseo de sexo anal. Aunque no quieras, aunque no te guste, serás completamente esclavizada y utilizada como esclava sexual por los hombres; y por Susan robando tu cuerpo, Lucía.

—¡¡¡AAAAAAAAAHHH!!! —Ya conocía sus reacciones lo bastante bien para saber que estaba cerca del orgasmo.

—La lujuria de tu cuerpo poseído por Susan es mucho más poderosa que tú. Es imposible resistirte a la lujuria de Susan, y con ella siempre tomará el control y te obligará a disfrutar.

—¡¡¡AAAH, AAAH, AAHHH!!! —Empezó a patalear y retorcerse, y trataba de levantar el culo para que no la siguieran penetrando en su trance hipnótico, pero no servía de nada y no podía impedirlo. Al levantar las caderas le aparté el cordón del tanga que pasaba por el culo y vi que su ano tenía espasmos, intentaba cerrarse con fuerza y a la vez abrirse.

—…Y los hombres saben aprovecharse de tu lujuria, y siempre te forzarán y te obligarán a que te guste, no sólo el sexo anal, cualquier acto sexual. Y ahora te fuerzan a que de ahora en adelante te encante que te follen por el culo. Y lo convierten en tu nueva fantasía sexual.

Se calló de repente y dejó de arquear la espalda y cayó sobre la cama.

Dejó de respirar, pálida e hiperventilada. Su ano seguía teniendo espasmos como reflejo a sentirse penetrada por ahí.

—Y nunca pararán de follarte por el culo aunque te corras, sólo cuando ellos quieran.

Tomó aire y entonces convulsionó.

Su coño tenía fuertes espasmos, como si lo electrocutaran.

Su tremendo orgasmo explosivo llegó después de haberse quedado sin aliento. Intentaba tomar aire pero no podía.

—Agh… Gagh… Ah… —Seguía sacudiéndose sin control.

—Y siguen, y siguen, follándote por el culo, robando tu cuerpo, obligándote a disfrutar, obligándote a correrte, poseída, esclavizada, convertida en una puta.

-… —Calló de nuevo sin aliento y arqueó la espalda levantando las caderas. Después volvió a respirar, pero el orgasmo continuaba y su coño y su ano seguían contrayéndose y relajándose a alta velocidad.

—Ggggghhaaagh… —No tenía fuerzas ni para gemir en condiciones durante su multiorgasmo anal y vaginal.

—Ahora que te he obligado a comprender a Susan, te he forzado a absorber sus fantasías y deseos de amante del sexo anal.

—Hhhmm...

y te pone más cachonda que elijan follarte por el culo. Y quieres que se corran dentro de tu culo, igual que te excita que se corran en tu boca y tragártelo, tu fetiche principal.

—Hhgghaagh…

—Siempre que tu cuerpo hace que una polla se corra, tú te corres. Así que también te correrás cuando se corran en tu culo. Y ya falta poco.

—U-Uuh… N-No… Puedo… Más… —Le faltaba aliento para hablar y jadeaba casi con cada sílaba. Me bajé los pantalones del pijama, me destapé y saqué la polla.

—Lucía: Tú despertarás cuando cuente hasta 3… 1… 2… 3, despierta, Lucía.

Estaba en shock.

—¿Q-Qué me has… ¡No! ¡Nunca dije que por el culo! Se incorporó asustada y avergonzada.

—Dijiste que te hiciera todo lo que yo quisiera, que si no no tiene gracia.

—¡No! Por el culo no… Por favor… —Sus ojos se pusieron llorosos y se tapó las tetas.

—Te he convertido en mi puta, en mi esclava, te he poseído y eres mía: Tu lujuria te controla y te somete a mí, Lucía.

Esperaba ponerla de nuevo a cien, pero en vez de eso se asustó y retrocedió.

—¿Qué me has hecho? —Se estaba aterrorizando por momentos andando hacia atrás hasta la puerta del dormitorio. Tenía que hacer algo: ¿Ponerla en trance, llamar a Susan, a la esclava, intentar convencerla, excitarla…?

—Te ordeno que te pongas en 4 patas, te voy a follar por el culo y no lo podrás impedir, incluso te obligaré a disfrutar; te voy a usar y a forzarte a que te guste, y me voy a correr en tu culo.

Su cabeza se sacudió, abrió los ojos como platos, se quedó boquiabierta, y Susan la embistió expulsándola del centro de mando.

—¡Lucía es una mojigata, jijiji! —Por su propio pie se puso en la cama a 4 patas ofreciéndome su culo, con las piernas flexionadas y sus tetas sobre sus muslos. Apoyó la cabeza de lado en el colchón, levantó las caderas y separó sus glúteos agarrándolos con las manos.

—¿Necesitamos lubricante?

—Tengo en el cajón. —No se podía negar que estuviera preparado para cuando me echara novia, también tenía bastantes condones. Mientras lo cogía y untaba mi polla dura y su ano, me habló.

—Lo de antes ha sido increíble… No, legendario. Ni siquiera podía imaginar que pudiera disfrutar tanto del sexo. Ha sido mejor que cualquier fantasía masturbatoria. ¡Mejor que chupártela, incluso! —Le metí delicadamente un dedo lubricado y en lugar de cerrar el ano por reflejo lo controló y lo abrió para mí.

—¿Os ha gustado tanto que Lucía se ha asustado? —Comencé a dar vueltas dilatándolo lentamente intentando que se acostumbrara al movimiento y a dejarlo relajado.

—Es gracioso; verás, al lavarnos el cerebro haciendo que ella no quisiera pero nosotros la forzaríamos a hacerlo y más tarde también a disfrutar, se lo tomó al pie de la letra.

—¡Coño! —Me detuve al comprender mi error.

—¡No pares! Me gusta. Aunque sólo sea el dedo… Son caricias agradables… ¡Jijiji!

—¿Qué pensaba Lucía del sexo anal?

—Siempre le ha dado mucho miedo. Pero no te lo dijo para que todo fuera más emocionante… El peligro de que tal vez te aprovecharas y se lo hicieras por detrás…

—¿Es que Lucía es una adicta a la adrenalina?

—Tal vez. Antes de tomarse en serio la interpretación Lucía hizo puenting y escalada. Tiene buen cuerpo porque es deportista.

No conocía esa faceta suya. Por otra parte comía mucho, iba acorde a sus tetazas pero tendría que quemarlo para que no le engordara el resto del cuerpo.

—¡AAAH, AAAAH, AAAHH!

Sus gemidos fueron muy parecidos al trance anal. Me corrí dos veces seguidas sin sacarle la polla, sólo parando, mientras ella se retorcía y se corría con su coño espasmódico, clavando sus uñas en la cama y soportando cada orgasmo como una embestida.

—¿Me oyes, Lucía? —Pregunté después de recuperarme de la segunda corrida, cuando terminó su multiorgasmo, pero todavía aprisionando la polla cada vez que la movía un milímetro para afuera. Susan no me dejaba escapar de su culo, y apretaba tan fuerte que me hacía daño si lo intentaba.

—…

—Sé que estás ahí. Susan y yo te hemos obligado a follar por el culo. Hemos usado tu culo. Te ha poseído y robado tu cuerpo. Te hemos forzado a disfrutar e incluso a correrte analmente en contra de tu voluntad. Te dominamos por completo. Tú y tu cuerpo y Susan sois mis putas y mis esclavas. Te he obligado a ordeñar mi polla con tu culo. Ahora dame las gracias.

En lugar de responder, su culo y su coño tuvieron nuevos espasmos y tuvo otro multiorgasmo sin que yo me moviera ni un centímetro, con mi polla dentro estrujada intermitentemente.

—...Agh, ah, uf… —Susan jadeaba. —Nuestro culo era virgen, ¡Pero mira lo bien que se siente, Lucía! —Se dijo a sí misma «Susan». Me sentí culpable, no imaginaba que fuera virgen por detrás también, me negaba a creerlo de semejante belleza. Podría entender que protegiera su coño como muchas mujeres en la antigüedad, ¿pero por detrás tampoco? Ella siguió hablando consigo misma:

—...Mira cuánto te obligamos a disfrutar, Lucía. ¡Es la versión anal de la ordeñadoraaaAaAaAAAGGHHAAAAHHH!!!

Lucía tuvo otro multiorgasmo anal que silenció a Susan. Yo estaba cumpliendo su fantasía de la ordeñadora, al menos parcialmente, y en una versión alternativa, la que tanto le asustaba y emocionaba que usaran contra ella, la que nunca me había confesado.

Porque la verdadera fantasía principal de Lucía, juvenilmente curiosa y con su culo virgen, era que la ataran a 4 patas como a una vaca y usaran su culo para ordeñar pollas en vez de sus tetas. La versión con mamadas vino después, una versión que le parecía menos vergonzosa y más fácil de confesar. Sentirse completamente atrapada en cuerpo y alma, sujeta de todas sus extremidades y amordazada, mientras abusaban de su culo y le lavaban el cerebro para obligarle a que le gustara, era su mayor fantasía sexual. Y con Susan inmovilizándola y silenciándola la habíamos hecho realidad.

Por lo tanto agravé la debilidad de la mente de Lucía.