Hijos y mamás THEEND

Segunda parte

Después de todo lo vivido el camino a casa se convirtió en un suplicio, no dejé de pensar que estaba obligado a cumplir la promesa que había hecho a mi amigo Daniel y no tenía la más mínima idea como hacerlo, ya apenas recordaba lo que acababa de disfrutar, solamente estaba obsesionado en buscar alguna solución y poder cumplir la palabra que había dado. Cuando entraba en el portal de casa me crucé con un amigo de mi madre que debía haber pasado la noche con ella, era un tipo que me caía fatal debido a que cuando coincidíamos no me saludaba y ese día no fue una excepción, se llamaba Alfonso y era bastante más joven que mamá, de él sabía que era abogado en la empresa del abuelo y también que tenía novia formal pues más de una vez había oído comentarios sobre ese asunto de mamá cuando hablaba con él por el teléfono de casa.

Cuando entré en el piso el silencio era absoluto, comprobé que mi madre dormía en su habitación y después de ducharme fui a mi dormitorio a pensar que podía hacer para arreglar el lio en que estaba metido, le di mil vueltas a la cabeza y solo fui capaz de decidir que era imposible pedir la colaboración de mamá. Estaba sumergido en mis pensamientos cuando se abrió la puerta de la habitación y tras ella apareció mamá que lo primero que hizo fue preguntar si me encontraba bien pues según ella yo hacía muy mala cara, la tranquilicé mintiendo que estaba cansado por el partido de la tarde anterior y ella acabó la conversación recordándome que teníamos que ir a comer con el abuelo.

La comida fue más de lo mismo, no dejé de pensar en el asunto que me estaba martirizando e incluso llegué a plantearme pedir consejo al abuelo pues en casa siempre recurríamos a él cuando teníamos un problema, me reí de mí mismo por la idea que había pasado por mi cerebro. De regreso a casa llamé a Daniel y le dije que esa tarde no podíamos vernos, su respuesta no pudo ser más estúpida cuando se le ocurrió decir que no había problema, ya nos veríamos el próximo fin de semana pero con mi madre presente, colgué el teléfono sin despedirme y conteniéndome para no enviarlo a la mierda. Fui a mi habitación para intentar dormir pero era imposible, mi cerebro no dejaba de vomitar ideas que me impedian conciliar el sueño. Debí quedarme dormido un instante porque de repente me desperté exaltado con una idea en la cabeza, recordé  los dos hombres con los que mamá yo sabía que tenía relaciones, uno era Alfonso y el otro se llamaba Damián, del primero ya he dado una opinión, del segundo diré que era un tipo que me caía muy bien, también era mucho más joven que mamá y de él sabía que no tenía futuro con mi madre porque según ella y más de una vez le había oído decir que era un bohemio que se dedicaba a la música y a pintar cuadros que vendía por cuatro duros. Mamá solamente veía en Damián un tipo mucho más joven que ella, guapo y simpático que además de hacerle pasar buenos momentos conversando la dejaba satisfecha en la cama tal como demostraban sus gritos de placer cuando algunas noches les pude escuchar pensando ellos que estaban solos en casa.

A partir de la idea que mamá sentía debilidad por hombres jóvenes comencé a maquinar como podía intentar cumplir el reto con mi amigo Daniel. En casa teníamos una habitación con un pequeño pero moderno gimnasio pues estaba montado con aparatos que provenían de un centro de culturismo que el abuelo había embargado años antes, mamá y yo los sábados por la mañana solíamos pasar el tiempo allí haciendo ejercicio, ella solía llevar puesta muy poca ropa y más de una vez había provocado en mí la necesidad de ir a pajearme ante la visión de su cuerpo casi desnudo y sudoroso. Creí haber encontrado una posible solución a mi problema o por lo menos era lo único que se me ocurría.

El próximo fin de semana el partido de baloncesto sería el domingo, mamá como casi todos los sábados pasaría la mañana en casa y seguramente un momento u otro lo dedicaría al gimnasio, la idea era hacerla coincidir con nosotros y conseguir que se fijara en Daniel para despertar su instinto de mujer algo madura devoradora de hombres jóvenes aunque en este caso lo fuera demasiado. Me faltó tiempo para contar el plan a mi amigo que no tardó en darlo como bueno y nos dispusimos a esperar impacientes la llegada de la mañana del sábado.

Ese día amaneció lluvioso lo cual beneficiaba mi plan, dije a mamá que iba a venir Daniel para pasar la mañana en el gimnasio y contestó que ella también tenía previsto hacer algo de ejercicio,  rogué que cumpliera su previsión. A las diez mi amigo ya estaba en nuestra casa y los dos fuimos directamente a la habitación del gimnasio.  Daniel tenía un cuerpo espectacular, de 1,92 metros de altura a pesar de sus 17 años marcaba un abdomen sin ápice de grasa y sus hombros eran tan anchos que asustaban a nuestros rivales en la cancha de baloncesto. Durante los partidos era habitual escuchar comentarios de mujeres decir que estaba buenísimo y eso que no habían tenido la posibilidad de verlo desnudo, pues marcaba una polla que relajada ya a sus compañeros de equipo nos parecía bestial. Su rubia melena y los ajos azules hacían que las chicas del barrio y también sus mamás no pudieran evitar mirarlo como bobas cuando se cruzaban con él.

El muy cabrón para ejercitarse en el gimnasio solamente se puso un pantaloncito que más bien parecía un slip y ambos decidimos pasar el rato haciendo el mínimo esfuerzo posible a la espera de que mamá apareciera lo que hizo pasada una hora. Cuando entró comprobé que llevaba puesta la ropa habitual de siempre, un pantaloncito color rosa  tan estrecho que se colaba entre sus nalgas marcando claramente la rajita en medio de sus caderas,  tapaba sus tetas con una pieza de ropa parecida a la parte superior de un biquini.. Como siempre mamá estaba preciosa y nada más verla comencé a sentir cosquilleo en mi entrepierna. Después de saludarnos y del beso de cortesía a mi amigó mamá fue directa a la cinta comenzando a caminar a buen ritmo, Daniel en la bicicleta se puso a pedalear  a un ritmo frenético y yo ejercitaba los brazos subiendo y bajando un juego de pesas una y otra vez ansioso por comprobar si mi plan llegaba a buen fin. Solamente se escuchaba el ruido de las máquinas pues los tres permanecíamos en el más absoluto de los silencios aunque la única pendiente de ella misma era mamá, nosotros no dejábamos de mirarla con cierta impaciencia, a Daniel se le salían los ojos delante del movimiento de caderas de mamá y del continuo sube y baja de sus tetas. Yo de reojo les miraba a los dos esperando acontecimientos.

Pasados unos minutos mamá ya sudaba y la poca ropa que llevaba completamente mojada estaba pegada a su cuerpo como una segunda piel, Daniel también estaba empapado y continuaba pedaleando a un ritmo que parecía quería ganar un sprint de final de etapa en el tour de Francia, yo continuaba a la expectativa. Mamá paró la cinta y extendió una colchoneta en el suelo para iniciar un ejercicio que consistía en levantar las piernas de manera alternativa hasta intentar formar un ángulo de 90 grados con su cuerpo, fue en ese momento cuando Daniel sin cortarse lo más mínimo tomó la iniciativa y se permitió corregir a mi madre la manera como estaba haciendo el ejercicio, se ofreció a guiarla en el ejercicio, bajó de la bicicleta para ponerse a su lado  y sujetándole una pierna comenzó a explicarle el modo adecuado como y hasta donde debía levantar la pierna. Las manos de mi amigo se aferraron a los tobillos de mamá pero no tardaron en deslizarse hasta los muslos, ella muda se dejaba hacer mientras ya demostraba admiración con la mirada fija en la entrepierna de su monitor ocasional que comenzaba a mostrar un incipiente bulto. Cuando me percaté de esto último supe que mi plan tenía visos de ser todo un éxito.

Daniel continuaba dando instrucciones a mamá de como debía hacer el ejercicio insistiendo una y otra vez que las piernas debían subir y bajar muy lentamente, poniendo especial énfasis en el “muy”, mamá le obedecía hipnotizada sin cambiar el destino de su mirada y él ya arrodillado estaba a punto de alcanzar con sus manos las nalgas de su discípula de ejercicio. El movimiento se hizo mecánico y Daniel con la mirada fija en las tetas de mama acercó su rostro al de ella hasta conseguir que sus labios se  juntaran dando la sensación de que estaba totalmente desprevenida porque no dejaba de mirar el paquete que marcaba su entrenador, en lugar de rechazarlo lo acogió dando la sensación como si estuviera deseando que él tomara la iniciativa, los dos dieron por acabado el ejercicio y ella aferró sus manos a la nuca de mi amigó para atraerlo más fuerte hacia su rostro. Me senté en el suelo dispuesto a observar como transcurrían los acontecimientos, a sabiendas que todo iba a salir bien.

Mamá no tardó en buscar con una de sus manos la entrepierna de Daniel y hábilmente  se adueñó de su polla ya totalmente erecta que agarró con verdadera ansiedad de disfrutarla, se la llevó a la boca lamiéndola una vez tras otra con  lengüetazos que generaban ruido fácilmente audible desde donde yo me encontraba, él se había movido para alcanzar con sus manos la entrepierna de mama que acariciaba con frenesí consiguiendo que se abriera de piernas tomándose la libertad de sentirse invitado a que le comiera el coño, aceptó la propuesta y su lengua comenzó a pasearse primero alrededor de la rajita todavía cerrada de mamá. La polla de Daniel entraba y salía una y otra vez de la boca de mi madre mientras ella sujetaba sus huevos acariciándolos o más bien estrujándolos con ambas manos, él ya ocupaba su coño con la lengua metiéndola y sacándola sin parar haciendo que se abriera cada vez más dejando apreciar el color rosado de la parte interior de los labios vaginales, me sorprendí al comprobar que mamá tenía totalmente depilada la zona de la ingle y pensé que no había tenido jamás oportunidad de apreciar ese detalle. Sentí deseos de hacerme una paja para mitigar la calentura que me estaba produciendo la escena, pero pensé que con algo de suerte y decisión por mi parte quizás yo también podría sacar provecho de lo que estaba ocurriendo.

Ellos dos continuaban a lo suyo y los jadeos y gritos de placer se habían pasado a ser el hilo musical en la habitación, mamá volcada en chupar la polla de Daniel  y este ya tenía toda la boca metida en el coño de mi madre comiéndoselo como si fuera un manjar de dioses, los gritos de ella cada vez más agudos y seguidos junto con convulsiones parecidas a un ataque de epilepsia ya eran continuos, él por su parte totalmente mudo por la imposibilidad de articular palabra al tener la boca ocupada en el coño de mí madre. Fue ella la que llegó antes al clímax rogando entre gritos que parara de comerle el coño pues ya no podía más. Daniel la obedeció pero sin darle descanso la puso a cuatro patas como quien manipula un maniquí y situándose detrás le metió la polla atravesando su vagina mientras sujetaba a mamá por las caderas con intención de levantar su cuerpo y facilitar la penetración. El cuerpo menudo de mamá parecía una muñeca hinchable sujetada entre los brazos de mi amigo que la llevaba de delante a atrás  clavándole la polla en continuas embestidas.

Desde mi situación podía ver los ojos de ambos, a él le brillaban y denotaban que estaba disfrutando igual que  yo lo había hecho con su madre, los de mamá tenían aspecto de cordero degollado pero daba la sensación que disfrutaba el momento como si estuviera sintiendo tanto placer que de un momento a otro la hiciera perder el sentido. Mamá volvía a dar grititos  mientras pedía más a Daniel que amo y señor de la situación se estaba dando un baño de gusto disfrutando del cuerpo de mi madre tomándose la venganza del día que yo me había beneficiado a la suya. El movimiento de ambos cuerpos acoplados en continuo movimiento me parecía de una belleza plástica inimaginable y yo comenzaba a estar ansioso  por poder participar en la escena a la espera de quien de los dos era el primero en rendirse , no tardé en saberlo cuando sin avisar Daniel sacó su polla de las entrañas de mamá mientras soltaba gran cantidad de leche que fue a parar sobre la espalda de mi madre,  algunos chorros llegaron hasta la melena negra de mí madre que quedó decorada por regueros pegajosos de líquido blanquecino. Mamá por primera vez desde el comienzo del espectáculo me dirigió la mirada sin que yo observara en ella el mínimo arrepentimiento por haberse dejado ver en esas circunstancias por su hijo, aguanté su mirada e incluso sonreí con la pretensión de hacerle saber que el espectáculo había sido de mí agrado. Un pensamiento me vino al cerebro, no me hubiera importado haber hecho el papel de mi amigo Daniel.

Se hizo el silencio y recordé que el otro día fue mi amigo quien cuando creíamos haber acabado la escena pidió que me follara el culo de su madre, yo no estaba dispuesto a  hacer lo mismo y él debió sospecharlo cuando se me acercó y en voz muy baja dijo que la sesión no había terminado, mamá que seguía recuperándose sentada en la colchoneta se percató y dijo:

¿ qué cuchicheáis que yo no pueda escuchar?

Nada, me precipité a contestar, pero Daniel intuyendo que yo no tendría valor suficiente para decir a mi madre que la fiesta no se había terminado, soltó:

el otro día tu querido hijo se follo a mi madre y lo hizo por delante y por detrás y el trato era que yo hoy haría lo mismo contigo, atónito por la claridad de las palabras y el tuteo, dirigí la mirada hacia mi madre temiendo que no estuviera de acuerdo en entregar su culo para que su hijo pudiera cumplir su promesa, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando sin apenas pensar la respuesta y en tono prepotente, dijo:

Pues yo no voy a ser menos que tu madre y tras un breve silencio añadió: pero yo pongo las condiciones,  vamos al dormitorio, dijo mientras miraba primero a Daniel y después clavar su mirada en mí

Yo, sacando valor quizás por el deseo irrefrenable de sacar partido de todo lo que estaba ocurriendo, sin cortarme y aguantándole  la mirada, dije: ¿mamá! Lo que no te ha dicho este cabrón es que mientras yo me follaba a su madre por detrás a él le comía la polla.

Mi madre no se inmutó por lo que claramente era una propuesta y levantándose del suelo donde continuaba tomó camino de su dormitorio, nosotros dos la seguimos como lobeznos detrás de la loba dispuesta a alimentar nuestro deseo carnal, mientras caminaba recordé las muchas veces que pensando en ella me la había pelado cuando la veía con poca ropa o en algún descuido de ella mientras se cambiaba con la puerta de su dormitorio entre abierta, también recordé el olor de sus braguitas frotando mi nariz que que acostumbraba a oler cuando me quedaba solo en casa. Cuando llegó al dormitorio fue directamente al ropero y después de buscar una pequeña llave escondida entre un montón de ropa abrió una cajita de la que sacó un bote, y dirigiéndose a mí dijo:

Ponme esto cuando y donde yo te lo diga y seguidamente subió sobre la cama poniéndose de rodillas con las manos apoyadas en las sabanas muy cerca de uno de los laterales, una vez aposentada miró a mi amigo : fóllame la boca antes de follarme el culo y tu Pablo cómeme el culo, pero solo el culo, quiero que me lo abras para que tu amigo me la meta suavemente sin que me haga daño.

Sus instrucciones fueron recibidas con alborozo por mi amigo que no tardó en ponerse ante su cara para que comenzara a chuparle el pene que todavía miraba totalmente flácido hacia el suelo, yo situándome tras ella separé sus nalgas con mis dedos y apareció ante mí vista un agujero oscuro con apariencia de no ser más grande que la cabeza de un alfiler que me hizo pensar que sería un milagro que pudiera acoger el enorme pollón que mi amigo lucía entre sus piernas, con la lengua comencé a lubricar la zona rebañándola de saliva que extendía con la yema  de los dedos. Alcé la mirada y el panorama que tenía ante mí era la melena negra de mamá que evitaba que pudiera ver como se debía estar comiendo la polla de Daniel que tenía los ojos casi cerrados y las manos apoyadas en sus caderas. El culito de mamá comenzaba a abrirse y ya mi dedo índice hurgaba en su interior con un movimiento rotatorio lento pero constante, cuando metí el segundo dedo note como su cuerpo se estremecía pero no escuché ninguna queja, de tanto en tanto metía mi lengua en su cavidad y lamía el interior salivando cuanto podía, pensé que ya cabrían tres dedos y no tardé en comprobarlo, ni un solo temblor ni un solo quejido salió de la boca de mamá que por otra parte debía estar ocupada por el pene de mi amigo.

Recordé el tarro de vaselina y no esperé la orden de mama para comenzar a embadurnarla mientras lo hacía aproveché para mirar la cara de Daniel que estaba roja como un tomate y con los mofletes hinchados, me reí para adentro y continué con mi trabajo extendiendo vaselina por toda la raja del culo de mama que ya estaba inundada de líquido seminal y por mi propia saliva, en ese momento escuché a mama decir:

Ya podéis cambiar de sitio, tu pasa atrás y tu Pablo ponte delante, me impactó la naturalidad con que dio la orden.

Daniel tomó mi sitio raudo y veloz y pude ver su polla totalmente tiesa que tenía un color rojizo, pensé que a pesar del masaje  que le había hecho a mamá le iba a doler cuando recibiera en primer envite de aquel monstruo, yo tarde algo en situarme en la posición que mamá me había pedido expectante por ver la primera embestida y ella impaciente no tardó en pedir que me apresurara. Los primeros lengüetazos me supieron a gloria, sentir la humedad de la boca de mamá mojándome la polla fue como ver cumplido el deseo más soñado pero tanto placer fue interrumpido por un grito de dolor que salió de mi madre lo que me dio a entender que Daniel la había penetrado sin excesiva consideración, pasados unos segundos continuó la mamada como si nada hubiera sucedido y pensé que su coño se había adaptado al falo que lo llenaba. Cada vez que Daniel penetraba a mamá, ella dejaba ir un suspiro mezcla de placer y dolor y yo notaba las embestidas de mi amigo porque los dientes de mi madre arañaban la carne de mi pene que estaba hinchada como si de un momento a otro fuera a reventar.

Daniel soplaba como un cerdo después de una carrera, mamá estaba disfrutando de dos pollas jóvenes pero no inexpertas que seguro la estaban sorprendiendo y yo veía cumplido el deseo de que mi madre me diera la oportunidad de demostrarle que ya tenía un hombre en casa. Los tres estábamos acoplados y el movimiento de nuestros cuerpos era acompasado como si se tratara de un engranaje perfecto, mi amigo estaba dando placer a raudales a mamá tal como demostraban sus continuos suspiros mientras seguía comiéndose mí polla con un apetito que parecía insaciable, las fuerzas me comenzaban a fallar y yo estaba a punto de correrme habiendo decidido llenar la boca de mamá de todo el semen que saliera  y estaba seguro que Daniel pensaba hacer lo mismo en las entrañas de mi madre,  nos miramos y supimos que estábamos a punto de aliviarnos, mi amigo comenzó a gritar con gruñidos muestra de estar corriéndose sintiendo gran placer mientras se retorcía intentando no soltar el culo de mamá, yo comencé a regar el interior de su boca dejando ir chorros de semen que ella tragaba como si tratará de un biberón manando leche para saciar su sed, mamá respiraba y jadeaba dando muestra del placer que estaba sintiendo en medio de continuos orgasmos que se reflejaban en el continuo temblor de todo su cuerpo.

Respirando aceleradamente, los dos chicos nos sentamos junto a mi madre mientras pasábamos la palma de las manos por su espalda que subía y bajaba al ritmo de su respiración, acerqué mi boca a su oído y le dije un te quiero mama” que me salió alma, ella mirándome contestó un ”yo también” y me supo a gloria, mientras tanto Daniel debió sentirse compensado y sin dejarse notar desapareció de la escena lo que comprendimos cuando escuchamos la puerta del piso cerrarse, mamá y yo continuábamos estirados sobre la cama con la vista clavada en el techo, pasamos varios minutos así hasta que ella por sorpresa se incorporó pasando una de sus piernas por encima de mi cuerpo mientras para mi alegría la oía decir:

¡Ahora quiero que me folles de verdad, como un hombre.

Solamente notar que sus manos rozaban mi polla totalmente flácida sentí como se ponía dura y entraba en el coño de mamá que continuaba chorreando liquido vaginal, mamá con mi polla en su interior comenzó una lenta cabalgada sobre mi cuerpo mirándome fijamente a los ojos, sus manos apoyadas en mi pecho apretaban mi tórax cada vez que impulsaba su cuerpo hacía arriba, nuestras miradas fijas el uno en el otro parecían retarse en un duelo a ver quién de los dos ofrecía más placer al otro, ninguno de los dos tenía prisa y deseábamos alargar el momento tanto como fuésemos capaces, mamá saltaba sobre mí y yo me agarraba a sus tetas pretendiendo creerme que eran mías, ella sonreía y yo estaba seguro que era por el placer que la estaba dando, pretendía en darle lo que jamás otro hombre le hubiera dado, el trote se convirtió en galope como cuando una yegua desbocada va en busca del semental de la manada, entendí su deseo de llegar al clímax y me dejé ir hasta alcanzar el punto sublime de sentir como la llenaba de semen  esforzándome en que no quedara ni una sola gota fuera de su cuerpo. Agotada como yo, se dejó caer sobre mí y un beso largo y profundo hizo que nuestras lenguas se buscaran para dar paso a una lucha encarnizada entre ellas dentro de nuestras bocas.

Aquellos días fueron el principio de un periodo de tiempo en que los dos amigos y nuestras madres  disfrutamos de nuestros cuerpos libremente sin tabúes. Llegó un día que por ley de vida cada uno encontró otro camino, Daniel se casó y ahora reside en Estados Unidos, mamá se fue a vivir con un señor bastante mayor que ella, pero forrado de dinero, la madre de mi amigo y yo nos seguimos viendo muchos años hasta que hace cuatro años se fue a vivir con su hijo y yo continuo soltero saltando siempre que puedo de flor en flor, una de ella se llama Clara que aunque sigue casada pude cumplir mi deseo con ella de juventud.

p.d.: Para Carmen, Elisa y Daniel. ¿He sido capaz de recordar aquellos días con el más mínimo detalle?

FIN