Hija, ¿qué haces? (4)

Alicia incluye a su papi en su espectáculo webcam, sin saber que uno de los espectadores es su tío… Quien resulta ser igual que pervertido que su hermano

Alicia y Óscar quemaron esos tres días que les quedaban a solas follando como conejos. Ella incluso le acompañó al curro y se escondió bajo el escritorio de su despacho para engullir su polla mientras él hacía nóminas, aunque poco podía Óscar concentrarse con los labios de Alicia alrededor de su nabo.

Para el último día, el viernes, antes de que por la noche volvieran su madre y su hermana, Alicia le preparó una nueva sorpresa a Óscar. Notificó a sus seguidores de la comunidad de cams que el viernes daría un nuevo show, al mediodía para que todos pudieran conectarse, aunque sobre todo porque a esa hora volvería su padre del trabajo.

Después de despertarse con la lengua de su padre en su coño y correrse en su boca, pasó el resto de la mañana limpiando y ordenando la casa, no sólo porque su madre lo agradecería cuando volviera (además, era lo mínimo que podía hacer por ella después de estar trincándose a su marido), sino también para el vídeo en vivo que grabaría más tarde con su papá. Tuvo que decirle sobre su idea, pues aunque sabía que le gustaría y excitaría tantísimo que no dudaría en decir que si, había ciertas cosas que tenían que preparar con anterioridad, como por ejemplo los antifaces para que nadie les reconociese y descubrieran su relación incestuosa.

Óscar le mandó un mensaje a su hija para decirle que en un cuarto de hora llegaría a casa. Esa fue la señal de Alicia para prender la cámara del ordenador y dar comienzo al nuevo espectáculo, esta vez desde el sofá de su salón. Vestía un pijama de verano que le quedaba demasiado apretado y corto, y que marcaba sus labios vaginales a la perfección, además de mostrar la humedad y excitación de su sexo debido al color gris de sus pantalones.

Habían acordado que representarían su primera vez, en vivo y delante de un número de espectadores que iba subiendo como la espuma, como si de un video porno incestuoso se tratase: Alicia, masturbándose frente a los pajeros de la webcam, siendo sorprendida por su padre que, en lugar de reprenderla, se la acababa follando. Pensaron que sería una experiencia muy estimulante para grabar en vídeo, así que siguieron los pasos con exactitud.

Primero, Alicia pasó varios minutos mostrándose y tocándose frente a la cámara. Se masturbó con sus dedos, y, antes de venirse, tomó uno de sus vibradores predilectos y se lo ensartó en el coño para jugar con él. Así se encontró Óscar a su hija, penetrada por aquel aparato de forma fálica que le estimulaba el punto G y el clítoris simultáneamente y en mitad de un orgasmo estelar.

—Mmmm… Mirad cómo me corro…. SIII… Me corro… M-me… ¡AAAH!

Alicia tembló, las paredes de su coño apretando el vibrador con fuerza y se corrió a su alrededor. Fue ese momento el elegido por Óscar para hacer su aparición, con el antifaz que su hija le había dejado escondido bajo el felpudo ya puesto, y con la polla lista para la acción. Se metió en su papel de padre que descubre a su hija masturbándose, y se situó detrás del sofá de manera que el público online pudiese verlo a él, y ver cómo manoseaba su polla por encima del pantalón.

—Hija, ¡¿qué haces?!

—¡Ahh! ¡Mierda, p-papi!

Alicia fingió sorpresa mientras todavía era presa del orgasmo. Los actos se sucedieron entonces como en cualquier video porno de ese argumento, de manera similar a la primera vez entre padre e hija, aunque esta vez sería Óscar quien precipitase todo y Alicia adoptaba una actitud inocente. Era muy divertido y caliente revivir aquella situación, sobre todo con una cámara apuntándoles directamente, siendo testigos de todo.

Los espectadores se encontraban sumamente cachondos y llevaban desde el principio del directo con la polla fuera o los dedos dentro masturbándose con Alicia, pero había uno en especial que estaba enormemente excitado, sobre todo con el comienzo del juego padre e hija, aunque él supo desde el principio que no se trataba de un juego. Y era nada más y nada menos que de Ernesto…

El tío de Alicia, mellizo de Óscar.

Cuando el jueves por la noche vio el aviso de que Conejita69 haría un nuevo vivo al día siguiente, preparó todo para poder conectarse desde el minuto uno y pasar un buen rato con aquella rubia provoca-orgasmos. Y es que desde la primera vez que la vio en aquella web, el lunes por la tarde, no había podido sacársela de la cabeza. La imagen en primer plano de su chocho rosadito y suave contrayéndose durante su corrida lo acompañó día y noche, le ponía tan duro solo recordar aquel momento y cómo se corrió con ello, que se convirtió en su imagen y fantasía mental más recurrida al pajearse. Había algo en ella que le recordaba a su sobrina, tan dulce y angelical, pero tan perra, y le ponía que se pareciese tanto que no dudó en volver a meterse en uno de sus vídeos.

El principio transcurrió con normalidad, le excitó muchísimo cuando ella les pidió que le dijeran cosas guarras y ver cómo a medida que iba leyendo lo que le escribían por el chat, los pantaloncitos que llevaban se mojaban por la humedad de su excitación. Estaba tan cachondo, tan nublado por el placer que sentía y los gemidos de la chica, que al principio ni se percató de la presencia de su hermano.

Pero cuando lo vio…

—Hostia puta.

No se equivocaba: Aquel hombre era Óscar. Era como verse a sí mismo en esa situación, lo cual endureció aú         bn más su polla, rodeada por su puño. Pero entonces… Entonces… ¡ Conejita69 SÍ era Alicia! Era inequívoco: su melena rubia, sus labios carnosos… Joder, ¿se había estado masturbando con y por su sobrina todo ese tiempo? Había estado fantaseando con ella, gimiendo con su recuerdo, corriéndose en su memoria… Era cierto que el placer lo nublaba, pues entonces se dio cuenta de que reconocía aquel salón, ese chaise longe y los cuadros de la pared de fondo…

¡Mierda! ¡Y Óscar se la estaba follando! ¡A su propia hija!

Ernesto miró atónito como su hermano sacaba su polla, igual en tamaño que la suya, erecta en todo su esplendor, y como le ordenaba a su sobrina que se la chupara. Fue testigo de cómo la lengua de Alicia recorrió el rabo de Óscar desde la base hasta la punta, para luego metérsela hasta la garganta. Pero aunque fuesen sus familiares, Ernesto no fue capaz de quitar el video. De hecho estaba todavía más cachondo que al principio, ya que era como si fuese él quien estuviera arremetiendo contra la boquita de su sobrina. Así que tomó una sabia decisión:

Continuar con la paja.

Deslizaba la mano izquierda arriba y abajo por todo su largo y ancho, mientras que con la otra cogía el móvil y comenzaba a grabar lo que le mostraba la pantalla del ordenador para poder revivir aquel momento y pajearse con él cuando quisiera. Trató de aguantarse el orgasmo todo lo que pudo, estaba sobreexcitado pero quería disfrutarlo al máximo, le ponía mucho ver a su copia casi exacta cometiendo semejante pecado y encima de tan buena manera. Puede que eso estuviera mal, pero viendo lo mucho que gozaban ambos, juzgando por sus gemidos, valía la pena.

Sin embargo, al ver a Óscar penetrar a Alicia de una rápida estocada, con sus piernas sobre los hombros en una posición en la que la tranca de su padre rellenaba su canal al completo y la hacía sentir a punto de explotar, Ernesto no pudo aguantar más. Sacudió su rabo en movimientos más rápidos y también empujaba sus caderas hacia arriba, imaginándose que ocupaba el lugar de Óscar y estaba embistiendo el coño de la puta de su sobrina.

—¡DIOS, PAPI, ME CORRO YA, ME CORRO!

Los gritos guturales de Alicia fueron el detonante, sin ella saberlo, de su tío, que sintió una gran presión a lo largo de toda su polla que pronto se vio aliviada con los primeros disparos de semen que alcanzaron la pantalla del portátil. Uno tras otro, siguió acariciando su miembro hasta que vació todo el contenido de sus huevos sobre su abdomen, su pelvis y sobre todo sobre su mano.

—Mierda —suspiró Ernesto después de parar el vídeo que estaba grabando, incrédulo por lo que acababa de pasar, pero que moría por repetir la experiencia—. Joder, me la tengo que follar.

Y en ese mismo instante empezó a trazar su plan.


Después de que Yolanda y Rebeca, la madre y la hermana pequeña de Alicia, volviesen de aquella excursión del instituto, Óscar y su hija vieron sus opciones de follar muy limitadas. Con ese día llevaban ya tres sin hacerlo, todo el fin de semana, y Alicia sentía que el rabo de su padre le había dejado un vacío difícil de llenar. Ni su consolador preferido era capaz de aliviarla, y no fue capaz de acudir a ninguno de sus follamigos habituales pues sabía que sus estándares eran ahora insuperables, y que sólo su padre podría satisfacerla. Al fin y al cabo, como había oído alguna vez: un clavo no saca otro clavo, lo saca el martillo que lo clavó . Y aquel martillo tenía nombre y apellidos: la polla de su papi.

Alicia ansiaba volver a sentir los martillazos de la polla de su padre en lo más fondo de su coño. Así que tuvo una idea.

Su centro de FP había cancelado clases por un incidente, así que ese día tampoco tenía nada que hacer. Todos los demás en la casa, no obstante, estaban preparándose para la jornada, su madre y su hermana para ir al instituto, y su padre para ir al trabajo. Mientras Óscar pasaba por delante de la habitación de su hija mayor, ésta le llamó y le pidió que entrase.

—No me encuentro muy bien, papi —se lamentó Alicia, metida de lleno en su papel.

—¿Qué te pasa amor? ¿Tienes fiebre? —preguntó Óscar como padre preocupado.

—Creo que sí…

Óscar puso la mano sobre la frente de su hija y luego le dio un beso ahí, pero no notó que la temperatura de su hija fuese más alta de lo normal.

—Pero si estás bien, Alicia, no tienes nada.

—¿Seguro papi? Pero si estoy muy caliente… Mira…

Y cogió la mano de su padre y la bajó hacia su coño empapado. No llevaba pantalones ni bragas. De cintura para abajo estaba completamente desnuda, tapada por las sábanas.

—Alicia, ¿qué coño haces? —se alteró Óscar—. ¡Que están tu madre y tu hermana en la cocina, por el amor de Dios!

Alicia era consciente del peligro, pero eso sólo la ponía más cachonda e ignoró a su padre mientras, con su mano controlando sus movimientos, restregaba los largos y placenteros dedos de su padre contra su entrada. Añoraba tanto el contacto de su padre con su coño, ya fuese con los dedos o su polla… Y parecía que Óscar se sentía igual, porque aunque al principio se mostrara reticente, oculto por las sábanas, comenzó a mover el mismo sus dedos por la abertura de su hija, de arriba abajo y de abajo arriba.

—Papi… Cómo te echaba de menos…

—Shh, que no te oigan, Ali.

Óscar penetró a su hija con dos dedos y empezó a moverlos en círculos dentro de su vagina, queriendo estimular su punto G. Le fue muy difícil a Alicia aguantar sus gemidos ante el placer bestial que estaba sintiendo, unido al morbo de poder ser pillada. Tuvieron suerte de estar tapados y que no se viera el pecado que estaban cometiendo, pues de hecho su madre entró al cuarto un momento.

—¿Qué pasa, Óscar? ¿Por qué no te estás preparando ya? ¿No vienes con nosotras en el coche?

—Lo siento, cariño, es que Alicia tiene fiebre y he pensado en cuidarla un rato antes de irme.

Yolanda se acercó a su hija, sin notar el movimiento rítmico de la mano de su marido bajo las sábanas, reanudando el mete-saca de sus dedos y casi haciendo gemir a Alicia ahí mismo. Puso su mano sobre la frente de su hija y se sorprendió ante lo caliente que estaba. Aunque no por las razones que ella creía… Ni se imaginaba que la razón de su temperatura era que Óscar, su marido, el padre de sus hijas, la estaba masturbando ahí mismo, delante de sus narices.

—Está bien, llámanos para cualquier cosa Ali, yo me voy ya al trabajo, quedas en buenas manos.

Y tanto que sí…

Yolanda y Rebeca se despidieron de la familia y dejaron solos a Óscar y Alicia, libres para dar rienda suelta a la pasión y follar y obtener sus orgasmos después de días de sequía. Aunque no por mucho tiempo, porque no mucho más tarde Ernesto llegaría a casa.

El plan de Ernesto consistía en aprovechar un momento en el que su sobrina estuviera sola en casa, amenazarla con el vídeo captado en su móvil de su follada con su padre, y obligarla a follar con él (aunque siendo idéntico a Óscar, no creía que tuviera que rogarle para eso). Un plan sencillo y efectivo. Pero no contaba con que su hermano estaría allí.

Utilizó su copia de las llaves y entró a la casa, pero ni Óscar ni Alicia lo escucharon, sumergidos como estaban en su propio placer. Se topó con su hermano y su sobrina tumbados de lado en la cama de ella, él pegado a su espalda y con las manos cubriendo sus grandes tetas, y ella con la pierna estirada hacia arriba, con su coño siendo demolido por los salvajes embistes de su padre y profiriendo unos gemidos que pusieron cachondo a su tío nada más oírlos.

Ernesto admiró la escena durante unos segundos, antes de que su mellizo lo descubriese.

—¡Me cago en la puta! —exclamó Óscar, tapándole a él y Alicia con las sábanas pero sin salir todavía de su interior—. ¿Qué… Qué haces aquí Ernesto? ¡Joder!

Alicia se quedó muda. No estaba alterada, en cambio… Un calor recorrió sus entrañas, y no a causa de la invasión del rabo de su padre, sino por verlo multiplicado por dos. Su tío Ernesto, tan guapo, tan caliente, tan parecido al hombre cuyo pene estaba metido hasta el fondo en su coño… ¿Tendría una polla igual de rica que la de su papi?

Ernesto sonrió, sabiendo que estaba en la posición que él quería, sabiendo que ellos harían lo que les dijera. Así que sacó el móvil y reprodujo el video de padre e hija follando. Tanto Óscar como Alicia se quedaron de piedra, pero no se les pasó por alto los jadeos que se escuchaban de fondo, ni el movimiento del móvil, que demostraban que Ernesto estaba disfrutando del espectáculo.

—No se lo voy a enseñar a nadie, especialmente Yolanda —dijo después de parar el vídeo, y padre e hija suspiraron aliviados—, pero a cambio quiero participar en vuestro juego.

—¿Te has vuelto loco? No pienso dejar que…

—No seas hipócrita, hermanito, ¿te recuerdo dónde tienes metido el rabo ahora mismo? Y estoy seguro de que Alicia no se negará a follar con su tito, ¿verdad que no, Ali?

Con el corazón saliéndosele del pecho, Alicia negó ligeramente. Pues claro que se dejaría follar por su tío. Con amenaza o sin ella.

—Perfecto. Ofrécemela.

—¿Qué? —preguntó Óscar sin entender, mientras su hermano se adentraba en la habitación con una evidente erección en sus pantalones.

—Que la pongas en tu regazo y la abras de piernas para que la pueda devorar.

Alicia se calentó por esas palabras y se dejó hacer mientras su padre cumplía la orden y la sentaba sobre sus piernas, abierta y preparada para su tío.

—Pero mira qué mojadita… —suspiró Ernesto con la boca a centímetros de su coño—. Por fin… Llevo desde el lunes queriendo hacer esto…

Y procedió al ataque.

Hundió su lengua en su ardiente y encharcada vagina de un solo golpe, recogiendo toda la humedad que albergaba. Primero lamió sus labios menores, luego pasó a atender a los mayores y finalizó envolviendo y succionando su hinchado clítoris. Alicia gemía como poseída por el salvaje banquete que su tío estaba celebrando en su coño.

—Diosss… Tito… ¡Más, más! ¡SIII

Ernesto agarró a su sobrina por los tobillos y subió sus piernas a sus hombros, dejando su vulva todavía más expuesta a sus lengüetazos. Volvió a recorrer su rajita con la punta de su lengua y la movió en círculos lo más dentro que pudo llegar en su coño. Alicia gemía y gemía cada vez más alto, y Óscar no pudo evitar ponerse cachondo. Al igual que a su hermano, le calentaba a niveles estratosféricos vivir en segundo plano lo que, de algún modo, él mismo estaba haciéndole a su hija.

La apartó un poco a un lado, de manera que pudiera pajearse libremente sin tener el cuerpo de su hija encima.

—Qué sucia que eres… Alicia… con tu tío… Y tu papi… Que… guarra… Ahh…

Alicia, notando la respiración entrecortada de Óscar, llevó una de las manos que apretaban la cabeza de su tío contra su coño a la polla erecta de su padre, para masajearla ella misma. Al mismo tiempo, Ernesto introdujo dos dedos en la vagina de su sobrina, y con el pulgar frotó su clítoris, todo esto acompañado del baile circular de su áspera lengua, que no se despegó de su sexo en ningún momento.

—¡AAAAGHH! ¡DIOSSS! ¡AHÍ, AHÍ! ¡¡SSSIIII!

Con un último grito, Alicia se vino en la boca de su tío, quien tragó sus fluidos como si fueran el más dulce néctar, y todavía aferrada al rabo de su padre.

Había sido devorada excelentemente, pero Alicia siempre quería más. Y no tardó en pedirlo.

—Folladme los dos… Os quiero a los dos… Por favor…

Los dos hermanos se miraron, aunque sabían que ya para ese momento sólo podían decir que sí. Además no era la primera vez que compartían mujer, solían hacerlo a menudo hasta la boda de Óscar y Yolanda, así que no tenían ningún problema.

—¿Por los viejos tiempos, hermanito?

—Por los viejos tiempos.

Alicia se dejó manejar como muñeca de trapo, sorprendida y excitada por que su padre y su tío ya habían hecho eso antes, mientras ellos se colocaban como más les gustaba: Óscar debajo, en el culo, y Ernesto encima, en el coño. Situaron a Alicia entre los dos mellizos, mirando hacia Ernesto. Óscar dio el primer paso, recogiendo los recientes fluidos de su hija para empezar a lubricarle el ano y metiéndole primero uno, luego dos y finalmente tres dedos. Mientras tanto Ernesto empezó a desvestirse, quitándose por último los bóxer y mostrando su glorioso e imposiblemente erecto miembro ante su sobrina.

A Alicia se le hizo la boca agua al ver el manubrio que poseía su tío, que lucía majestuoso con todas esas venas sobresalientes y el brillante líquido semitransparente coronando su punta. Ernesto se posicionó en su entrada con la polla apuntando directamente a ella. Al mismo tiempo, el miembro de su padre se encajaba entre sus nalgas.

—Quiero que entiendas, querida sobrina, que no vamos a ser gentiles. Nada de besitos ni de cariñitos. Te vamos a dar duro. Yo personalmente te voy a desgastar el coño a pollazos. No nos andamos con tonterías, ¿verdad, hermano?

—Te voy a reventar el culo tan fuerte que no vas a poder levantarte de la cama —le susurró Óscar al oído

—Soy vuestra puta —respondió Alicia, cachondísima a más no poder—. Destrozadme.

Dicho y hecho, Ernesto obligó a Alicia a abrirse más de piernas y permitió que Óscar untase su polla en los abundantes fluidos de su hija, para facilitar la tarea de penetrar su culo. Jugueteó un rato en el orificio anal con su glande, introduciéndolo y sacándolo para ir acostumbrándola a su tamaño. Dado que no era la primera vez de Alicia con un pene en el culo, no le costó mucho a Óscar penetrar la estrecha cavidad anal y meter su rabo en lo más profundo del culo de su primogénita. A pesar de sentir una enorme presión, Alicia no sufrió casi nada y cuando su padre empezó a follarle por detrás con ganas, su tío hizo lo mismo por delante.

Primero paseó la gruesa punta de su pene por el clítoris de su sobrina, lo deslizó entre sus resbaladizos labios vaginales y la ensartó de una sola estocada. Al principio ambos iban lento, pero cuando se adecuaron el uno al otro y sincronizaron sus movimientos, pillaron un buen ritmo. Se notaba que los dos hermanos habían compartido a una mujer antes, pues lo hacían con maestría.

Alicia se dejó caer hacia atrás en éxtasis al notarse incrustada por esas dos pollas tan grandes y gruesas al mismo tiempo. Los movimientos constantes y rítmicos de ambos la llevaron al límite de la locura, cuando su tío salía su padre entraba y viceversa. Aunque algunas veces coincidían dentro de ella al mismo tiempo, y entonces Alicia veía las estrellas, sentía como si estuviese a punto de explotar con esos rabos presionando sus estrechas cavidades y separados por una fina capa de piel, tan fina que podría jurar que sentía como si los dos rabos se rozaran entre sí.

—OOOOHH, sii… Me encanta… Como me folláis, tan… ¡AH! Tan rico… ¡ASÍ! Papi… Tito… Ahhhh… Me r-reventais…

Óscar arremetía contra el culo de su niña con salvajismo y sin descanso, una y otra vez, agarrado y amasando sus tetas mientras no paraba de gruñir, gemir y susurrar todo tipo de guarradas a su oído. Ernesto embestía y machacaba su coño sin piedad, adicto a ver cómo la vagina de su sobrina engullía y apretaba su polla. Los dos hermanos, tan parecidos, se follaban a Alicia como si de ello dependiera su existencia, moliéndole le coño y el culo, tan rico, tan fuerte, tan profundo…

—¡AH! ¡AH! ¡AH!¡AH! ¡SIIIII! ME CORRO! ¡¡ME CORRO!!

Alicia gemía y gritaba desesperada en medio de un orgasmo tan fuerte que la dejó medio mareada. No le quedaban fuerzas, efectivamente su tío y su padre la habían destrozado y tuvo que ser éste último quien la sostuviera mientras ellos dos terminaban la faena. Óscar dio una embestida final y se derramó de inmediato en su culo. Ernesto aguantó un poco más, siguió empujando dentro del coño de su sobrina con un ímpetu admirable, hasta que no pudo más y se vino con fuerza encajado en lo más hondo de su vagina. Alicia sentía la caliente y abundante corrida de su padre y de su tío derramarse por sus dos agujeros y no pudo evitar las contracciones que apretaron los dos rabos en su interior, haciendo que involuntariamente escupiesen más leche.

Notaba el semen de ambos escapar por sus dos entradas, como si estuviese rompiendo aguas. Fue consciente de que estaba apoyada en el sudoroso, caliente y pegajoso torso de su padre, y que el de su tío, en iguales condiciones, estaba apretado contra sus tetas, pero no le molestó.

Menudo polvazo.