Hija de Artemis (3)

Después de una pornográfica escena en la trastienda del pub del puerto Morgan se da cuenta que no solo se a tirado a un fornido hombre, sinó que además ese hombre puede ser "EL HOMBRE" pero esa misma noche algo extraño comenzará a suceder...

Después de que Morgan se vistiera torpemente entre dos coches aparcados en la parte trasera del pub, el fornido camarero salió por la puerta.

- Casi nos pillan preciosa- rió mientras se subía la bragueta y se acercaba a ella.

- Se me ha puesto el corazón a mil…- dijo Morgan entre risillas.

El camarero la agarró por la cintura y se dispusieron a caminar por el puerto sin un rumbo fijo.

- ¿Cómo te llamas? Suena raro preguntártelo ahora, después de la escena que hemos protagonizado en la trastienda del pub jajaja- preguntó el

  • ¿Morgan y tú?

- ¡Morgan! Bonito nombre… me recuerda a la hechicera Morgana de los mitos Artúicos… yo me llamo Nerón, aunque mis colegas me llaman “Tanke”, no sé porqué jejeje- dijo mirándose el cuerpo de arriba abajo. Dejando claro que lo llamaban así por lo fuerte que era su constitución.

Pasaron un par de horas juntos, paseando tranquilamente junto al mar e intercambiando opiniones. A ambos parecía gustarle los mismos estilos musicales, el mismo tipo de películas. Incluso tenían pasatiempos en común, como navegar por la isla de Kalokaido, el senderismo y por supuesto esa otra clase de pasatiempos… como los que habían disfrutado hacía escasas horas en el pub.

Nerón, a pesar de lo tórrida que había resultado su presentación resultó ser todo un caballero. Acompañó a Morgan a casa y después de abrumarla y excitarla con un intenso beso se despidió. No antes claro de darle su numero de teléfono y Morgan darle el suyo para poderse ver en un par de días ya que Nerón tenía que salir de la isla para visitar a un familiar…

Morgan sentía que flotaba, era tan feliz… ¡al fin se había desvirgado! (ya que de la anterior noche tan solo recordaba haber tocado un pene…) y no solo se había desvirgado… ¡NO! Había conocido a un hombre maravilloso en todos los aspectos: en el sexo, atento, cariñoso, de muy buen ver, muy afín a ella… Ahora solo faltaba la prueba de fuego: que lo de visitar a un familiar no fuera una mentira y realmente lo volviera a ver…

- ¡Morgan, deja de pensar cosas negativas! Hoy a sido una noche perfecta, ¿Qué una noche perfecta? ¡Hoy ha sido LA NOCHE! – gritó mientras se desplomaba sobre su cama y pataleaba como una niña enamorada…

Con pensamientos de romances idílicos y momentos de éxtasi, Morgana se quedó dormida…

Tras una cortina de hiedra el bosque frondoso y verde se abría en un hermoso claro. Los rayos del sol penetraban entre el follaje de los manzanos sagrados impregnando de reflejos dorados un pequeño lago de aguas tranquilas y cristalinas…

Mis pies caminan descalzos con unos extraños símbolos espirales dibujados en ellos que subían por mis piernas hasta esconderse bajo una fina tela blanca que a penas cubre mi sexo…

Junto al lago, un inmaculado templo, cuyas paredes no son más que un puñado de blancas columnas jónicas que sujetan un espléndido frontón cuyo centro está capitaneado por una diosa de mirada penetrante, túnica blanca y dos serpientes por cinturón, el cabello sobre los hombros y un carcaj a la espalda cargado de flechas…

La diosa no está sola en el frontón, pues una manada de ciervas de piedra acompañan a la diosa esculpida…

Tras observar de cerca la entrada al templo.  Subida en la rampa que conduce a su interior… un chapoteo capta mi atención.  Algo se a movido en el lago…

Me acerco y mientras me voy aproximando un extraño silencio va sumiendo el lugar.

A penas se escucha la brisa entre los helechos y poco más y un miedo comienza a gestarse en mi interior.

Al llegar al lago, me parece ver una sombra en su transparencia, una silueta que aparece y desaparece en apenas un pestañeo… Me froto los ojos, tal vez los rayos del sol y el blanco de las piedras del templo me hayan medio cegado, pero… al volver la vista al agua de golpe el cielo se oscurece...

Se abren las puertas del templo en un estruendo ensordecedor y una oscuridad espantosa comienza a surgir de su interior. Asustada, doy un paso hacia atrás, metiendo un pié en el agua y de golpe, alguien me agarra del tobillo haciéndome caer. Me giro llena de barro… ¡El agua está teñida de sangre! Un montón de cuerpos flotan mutilados en las aguas, cuerpos de mujeres con rostros desfigurados por el terror y la agonía. Miro ahora mi pié y aterrada observo uno de esos cuerpos que me coge con fuerza aún teniendo la cabeza sumergida boca abajo en el agua… me intento liberar de la mano que me sujeta, pero entonces, el cadáver de esa mujer se incorpora de golpe haciéndome gritar como jamás he gritado… su cara… es… ¡mi cara! Esa mujer en considerable estado de putrefacción soy yo… pero sus ojos son completamente negros, como si estuviera maldita y al levantarse, arrastrándome hacia ella con una fuerza descomunal, muestra un pecho amputado...

Me mareo, tengo ganas de vomitar… mi doble me levanta del suelo, esta vez estirándome del pelo y me acerca a su rostro mirándome atentamente…

- No te olvides sacerdotisa, que fuiste tu la que solicitaste venganza- comienza a decir con una voz de ultratumba, una voz que claramente se sabe que proviene no de ese cadáver sino del ser que lo está poseyendo…- No te olvides sacerdotisa que tienes una tarea que tan solo acaba de empezar… veinticinco fueron mancilladas veinticinco pagarán…

Morgan se despertó de golpe.

Un sudor frío le caía por la frente y el corazón le iba a mil… jamás había tenido una pesadilla tan… tan… real.

Se levantó para lavarse un poco la cara con agua fresca a ver si podía despejar de su mente tan aterrador sueño, pero al encender la luz del lavabo y verse en el espejo no pudo evitar gritar. ¡Su camisón estaba manchado de sangre en el escote! Se llevó las manos al pecho casi a punto de desmayarse, pero, al tocarse y descubrir que tenía sus dos tetas completas se miró y vio que no había ni una mancha de sangre, volvió a mirar al espejo atónita y efectivamente no había sido más que un delirio…

Continuará…