Hielo en las venas XV: Dolor punzante
Ser escort es dolor, sexo y lujo. Tu cuerpo, la mercancía
Recordar que a partir de ahora las publicaciones serán cada 7-10 días
Curiosamente TR me ha echado a bajo el relato, será porque me pasé de fuerte en alguna escena asi que la he quitado y la editaré con cuidado; aunque como siempre yo he tratado los temas con toda la suavidad que el tono general de la saga exigía
MUCHAS GRACIAS POR LEERME!! Y como siempre os animo a comentar para hacerme mejorar
P.D: Ya solo me quedan pocos correos por responder, muchas gracias por darme vuestro apoyo via correo
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Ser escort es dolor, sexo y lujo. Tu cuerpo, la mercancía
Álvaro sentía calor. Fluyendo en su cuerpo desde el exterior, penetrando a través de su piel. Y era relajante, apartaba de su mente los recuerdos de las últimas escenas vividas. Le destensaba los músculos y le limpiaba el cuerpo, sentía las ondas de lo que suponía que era agua acariciándole, meciéndole como si estuviera en una cuna.
Le costaba abrir los ojos, los parpados le pesaban terriblemente. Sentía su espina dorsal destrozada, incapaz de sostener su peso; tenia casi insensible la parte derecha de su rostro allí donde este había estado aplastado contra la dura madera, y lo mismo con sus rodillas y su costado, pelados por los empellones. Se estaba quedando dormido pero necesitaba salir de esa relajante burbuja para saber que estaba pasando; sentía que su cuerpo estaba a merced de la voluntad de otra persona y eso no hacía si no ponerle mas nervioso
Oía un chorro de agua caer constante, intentó extender su conciencia hacia ese ruido. Tirar de el como si fuera una cuerda o un salvavidas, obligarse a si mismo a tenerlo como punto de referencia. Lentamente empezó a abrir los ojos, sintiéndolos arder por un escozor leve.
Entre sus pestañas vió un fondo blanco, continuo con unos tonos crema en algún punto. Ahora sabia que estaba tumbado en algún lado…. No, recostado mas bien, con los hombros y la cabeza en alto pero reclinados, con el cuello descansando en algo suave y agradable. Intentó mover un brazo pero le costaba horrores, lo mismo hizo con una pierna pero apenas si consiguió un patético avance debido mas a la gravedad que a sus propias fuerzas. Respiro hondo intentando abrir mas los ojos, al menos para ser capaz de ver a través de sus pestañas.
Como suponía el blanco estaba salpicado por tonos cremas que cuando consiguió enfocar la vista a través de sus semi abiertos parpados le pareció el interior de un baño, enorme, pero un baño. Y aún mas, parecía una extraña mezcla entre salón y baño… Intentó girar la cabeza para ver pero no pudo, bajó la vista y vio su cuerpo desnudo, cubierto hasta la mitad del pecho por un agua enturbiada por el jabón de la que salía pequeñas volutas de humo.
Debía estar ardiendo pero para los doloridos músculos del chico era lo más placentero del mundo. Estaba dispuesto a volver a cerrar los ojos cuando una figura entro en la habitación fuera de su campo de visión, lo sintió como una corriente de aire. En seguida se puso en tensión, dentro de las enormes limitaciones en las que se encontraba.
A pesar de que la figura andaba no se le oían los pasos y cuando Álvaro pudo vislumbrar algo mas vio que solo llevaba anudada una toalla a la cintura asi que seguramente también iria descalzo. Eso solo le puso mas nervioso, tal vez el hombre de sus recuerdos había vuelto a un segundo asalto. Y desde luego el español no estaba física ni mentalmente preparado para ello
La figura por fin entro dentro de su brumoso campo de visión. Al principio le fue imposible distinguirle pero poco a poco sus rasgos se fueron definiendo en sus retinas.
Era alto, aunque tumbado como estaba era incapaz de decir si solo era un efecto visual; tenía la piel de un blanco continuo, sin ninguna zona que resaltara sobre las demás, bajo esa piel Álvaro pudo ver una musculatura esculpida, perfectamente proporcionada y de aspecto duro y firme. Ninguna parte parecía sobresalir sobre las demás; los brazos estaba en armonía con los hombros y estos con el pecho, la cintura se estrechaba en proporción ideal a la anchura de sus hombros dejando una V que no se pronunciaba demasiado pero tampoco era excesivamente tenue, el cuello era fuerte pero esbelto y sujetaba una cabeza con el perfil de un busto griego, sobre las mejillas, la barbilla y la parte inferior de la mandíbula se extendía una barba de tres días con cierto deje descuidado, rodeando una boca de labios carnosamente simétricos. La nariz era fina pero elegante, las cejas parecían cuidadosamente simétricas y perfectas delineando y enmarcando unos ojos que parecían mirar sin pasión. El pelo era ligeramente rizado como el que esos modelos de las revistas tan cuidadamente trataban de alcanzar, de un tono marrón profundo como el chocolate puro y sin leche.
No parecía tener mas de veinticinco años
Todo el conjunto relajó a Álvaro, aunque solo cautelarmente, ese chico tenía a simple vista un privilegio físico a años luz de distancia del que ni en sueños podría alcanzar alguien como el español. Ese joven que ahora estaba delante de él desde luego no era un cliente asi que solo quedaba otra opción.
El joven siguió a sus cosas, cogiendo lo que parecían botes y colocándolos en uno de los laterales de la alta bañera en la que estaba sumergido, el español seguía contemplando todo con ojos entrecerrados. Se movía con firmeza pero con una fluidez magnética, era como ver a un bailarín en acción, ningún movimiento parecía llevar mas que la carga justa de energía.
Finalmente pareció estar preparado. Se acercó a donde estaba Álvaro y con tranquilidad se puso a su altura, rodeándole con un par de pasos como si quisiera verle desde diferentes ángulos. Luego dejando los botes perfectamente colocados se echo lo que parecía un poco de crema en las mano para acto seguido colocárselas en el cuello.
Estaban agradablemente cálidas y casi se podría decir que…
El gemido se abrió paso a través de su adormecida garganta. Esos dedos estaban ejerciendo una presión angustiosa, Álvaro por un segundo se pensó que le estaba estrangulando, pero pronto se dio cuenta de que su acompañante solo estaba apoyando las yemas de los dedos y aparentemente sin fuerza alguna. Esos dedos se movieron, siguiendo las líneas de su cuello hacia arriba, colocándose debajo de sus mandíbulas y de nuevo presionando levemente. Y de nuevo Álvaro sintió como si le estrangulasen, cerró los ojos e intentó mover el cuello para escapar pero apenas tenía fuerza, solo consiguió ladear la cabeza. Su gemido sonó patético
Los dedos esta vez se colocaron en la nuca, en el punto en que esta se convertía en cuello. Esta vez dolió menos pero desde luego fue incomodo
Las manos resbalaron por su cuello, dándole un respiro. Y esta vez fueron los hombros los que sufrieron el ataque, apoyando los pulgares en sus omóplatos y el resto de los dedos atenazando la curvatura del hombro, de nuevo ejerció presión. Y esta vez si que fue doloroso, apenas se alteró la superficie del agua cuando Álvaro se revolvió, ya que fue menos que un estiramiento, pero de haber tenido fuerzas el español habría saltado de esa bañera y corrido como alma que llevaba el diablo. De nuevo su gemido fue torpe y gorgojeante
El proceso se repitió con el otro hombro y luego en los puntos en los que estos se unían al cuello y caían para comenzar la parte alta del pecho. Todo el español lo aguantó con gritos mudos que se veía obligado a tragar, era como estar atrapado en su propio cuerpo. Las manos pararon esta vez del todo, el chico se alejó de él, para meter las manos en el agua y limpiarse la crema, le miró con tranquilidad y Álvaro le devolvió una mirada lastimosa.
-¿Español no?- preguntó en inglés con un marcadísimo acento, lo único que pudo hacer Álvaro fue cerrar los ojos del todo y volverlos a entreabrir- Bebiste demasiado Ice y ahora tu cuerpo lo está metabolizando, no tienes fuerzas ni tendrás apenas en un par de horas, el problema es todo el agarrotamiento que tienes, aun cuando recuperes las fuerzas si siques con el cuerpo así estarás mas tiempo sin poder moverte- se cayó, como dando por finalizada la explicación
Metió las manos debajo del agua, pasándolas por debajo de las piernas del español y asiéndole fuertemente de la espalda. Le sacó como si fuera un bebe de diecisiete años con apenas esfuerzo, como si de verdad estuviera cargando con un bebe de verdad. Álvaro apoyó la cabeza en su pecho, sintiendo todo el dolor por su cuerpo. Segundos después descansaba boca abajo en una especie de camilla de masajes, justo al lado de la alta bañera
Estaba exhausto, muerto de dolor y de sueño.
La toalla del chico le acarició las piernas mientras caía, dejándole completamente desnudo y con un Álvaro indefenso.
-Te veo muy ocioso estos últimos días- le llegó la voz desde el fondo del salón
Jack, que había cambiado el suelo del pasillo por el acolchado del sillón ni se molestó en girarse. Keigo tras un par de segundos se desplomó en el sofá, suspirando sonoramente. Al ver que el danés no respondía Keigo sin levantar la cabeza del cojín volvió a la carga
-Demasiado ocioso-
-Tengo obligaciones- respondió Jack mirando un punto indefinido en la pared opuesta
-No, ya no… Desde hace tres horas no- Keigo se estiró como un gato al sol- ¿Tres horas ya eh? Y todavía no ha vuelto, a lo mejor le ha pasado algo-
Jack entrecerró los ojos. Puto chaval, sabía cómo dar donde más dolía
-¿Crees que…? Ya sabes- dijo el mestizo dejando que sus palabras flotaran en el aire como humo
-No-
-Pues entonces creo que no se va a poder sentar en una buena temporada- Keigo se tumbó boca arriba, mirando el techo y cruzando las piernas sobre el reposabrazos del sofá- Acabo de venir de las suites y por el pasillo no estaba, si hubiera sabido que habitación era la suya me podría haber pasado a echar un vistazo-
Jack no dijo nada, apretando las manos sobre los brazos del sillón
-Te preocupas demasiado, solo es un chico… Si, es cierto que es el primero del que te haces cargo pero… En fin-
-Es algo mas que un chico-
-Mmmmm nop, tal y para lo que esta marcado que haga no. Es solo un bien transferible a cambio de unos favores, seguro que hasta desgrava impuestos-
Jack esta vez si que le miró, el mestizo seguía mirando al techo. Llevaba una camiseta de baloncesto y unos pantaloncitos cortos
-¿Cómo puedes ser así?-
Keigo esta vez si que le miró, sin moverse, simplemente calvando su mirada en Jack y sosteniéndosela
-Te lo dije y te lo repito, por tu bien y por el suyo lo mejor es que te alejes de él… ¿Qué crees que va a pasar cuando suba, después del infierno que seguro que ha pasado? Yo te lo diré, te mirará a lo ojos y te dirá que le has mentido, que todas las esperanzas que le diste no sirvieron para nada y que no es ni mas ni menos que un agujero rentable… Y entonces ya no habrá marcha atrás, le has dado esperanzas envenenadas y lo peor es que lo hacías a sabiendas de que este momento llegaría…. Eres cruel Samwell Jack Mortensen y adem…-
La mano de Jack le agarró el cuello, presionando levemente. Keigo, acostumbrado a la asfixia, simplemente estiró el cuello para que los dedos del danés no coincidieran con los puntos clave de presión y pudiera seguir respirando con relativa normalidad. La mano de Jack se alzó, cerrándose en un puño, el mestizo entorno los ojos interesado, sabía donde estaba el limite de ese chico y sabia perfectamente que no lo había cruzado…. O quizá…
Cuando fue a descender el puño se abrió convirtiéndose en un dedo acusador
-Yo no he hecho nada y aléjate de él, eres lo peor que le puede pasar- le siseó, la mano que le estrangulaba aflojó la presión, Keigo aspiró entre dientes en lo que se podría confundir con una risa
-Eres un cínico Jack- cuando el danés se iba a alejar, volviendo a colocarse vertical sobre el sofá Keigo le agarró de la nuca y le cogió de la muñeca, trabando su posición- ¿Le cuidaras y le mimarás hasta que lo maten? No te dejará y yo no tendré nada que ver, pronto se dará cuenta de que eres tóxico; porque no parara de ver en ti todo el dolor que ha padecido y padecerá y tu no dejaras de ver en el un reflejo del chico que eras… Estas obsesionado con él porque te ves a ti mismo, tu preocupación no es más que egoísmo enmascarado… Eres un cabrón pero te dices a ti mismo que lo haces por su bien y así es como puedes dormir por las noches…- Keigo sonrió de forma sesgada- Tu eres lo peor que le podía pasar y él es lo peor que te podía pasar a ti, ¿no lo ves? Déjale ir o aguanta hasta que el mismo te aparte, da igual; en el fondo acabará solo-
Jack estaba a punto de estallar, pero las piernas del mestizo se había trabado con las suyas y la nuca y su brazo seguían aprisionados por Keigo. Solo estaba libre su otra mano pero estaba bloqueada por el respaldo del sofá
-Eres inteligente, tu mismo ya te has dado cuenta… De-ja-le-ir-Jack- continuó el mestizo- Yo me ocuparé de él, te lo prometo-
-¿Todo esto es un juego para ti no?-
-Cualquier vida que no sea un juego constante no merece ser vivida- respondió el mestizo, soltándole para que se pudiera separar
Keigo se sentó en el sofá
-Si quieres pruebas espera conmigo a que entré- el danés fue a abrir la boca, pero la cerró momentos después sin saber que decir- Haré café-
El dolor es… insoportable
Álvaro se alegraba de tener la cara girada para que el chico no pudiera verle porque, aunque apenas podía moverla por el cansancio, sus ojos no paraban de lagrimear por culpa del dolor.
Era la peor tortura a la que nunca le habían sometido, esas manos atacaban de manera continua y constante, presionando y masajeando los puntos justos en donde sus músculos mas ardían; todo su cuerpo le estaba pidiendo a gritos que le dejara descansar de esas manos. Pero el español era incapaz de moverse
Por su parte, Lazhar acometía su tarea con metodicidad. No disfrutaba con lo que hacía ni tampoco le desagradaba, simplemente cumplía con su deber. Sin él ese chico hubiera quedado tirado en suelo, sin poder moverse, como si fuera un muerto en vida mirando el tiempo pasar. Pero no se sentía orgulloso; lo hacía porque debía hacerlo. Ni tampoco tenía ningún juicio para el chico; el único atisbo de compasión que arraigaba en su duro corazón fue el verle salir de la habitación siete, cojeando y solo con unos pantalones mal abrochados
Pocas cosas impresionaban al ruso y aunque recordaba milimétricamente cada momento vivido solo solía desempolvar algunos recuerdos muy contados. Recrearse en el pasado funesto era algo intrínseco a la naturaleza rusa; algo que Lazhar trataba de combatir con su nihilismo. Pero sabia que esa imagen se le quedaría en las retinas durante mucho tiempo…
Se había quitado la toalla porque habría acabado cayendo sola, de todas las vueltas que estaba dando alrededor del chico, sabía que le estaba doliendo pero le dolería mas de no hacer nada. Era terrible el nivel de agarrotamiento que tenía, provocado gran parte por la tensión a la tensión a la que el Ice había sometido a su cuerpo pero también una parte por la lucha interna que había mantenido contra si mismo. Muchos dejaban que la sustancia actuara, abandonando su cuerpo, otros se quedaban a luchar y esos eran los que sufrían… Y luego se había levantado andando y había intentado salir de allí
Impresionante pero estúpido
Gianni siempre enviaba a uno de sus hombres si cuando acababa la sesión el escort aún seguía allí pasado un tiempo. Haberse quedado a esperar hubiera sido mas juicioso.
El ruso apretó con los dedos en el dorsal del chico, que retrocedió un par de milímetros como si su contacto le quemara. Lazhar no dijo nada, ni hizo ningún gesto, simplemente volvió a ejercer presión mientras masajeaba la zona; una vez… Y otra vez… Y otra…
Elías sudaba a mares, cubierto por completo por una fina y transparente película. Le costaba respirar por el humo pero a la vez se sentía libre. Extendiendo los brazos echó la cabeza hacia atrás, apoyándose en el banco superior. Entrecerró los ojos y estiro las piernas.
Entre sus piernas la cabeza de Dimitri Elenkov ascendía y bajaba rítmicamente devorando su polla. El mexicano no estaba preocupado, ni en tensión, ni tampoco había tomado Ice . No con Dimitri, el rey de las mamadas.
Oficialmente era director de publicidad de una importantísima agencia rusa, extraoficialmente era uno de los puntos clave del control político de Putin sobre Rusia. Propaganda pura y dura, inyectada directamente en la mente de sus conciudadanos. Era un hombre de treinta años, calvo por elección, rapado al cero, con una barba pelirroja y rubia de algunos días. Eso era lo que menos le gustaba de él a decir verdad, le daba un aspecto demasiado duro y agriaba demasiado sus rasgos.
Pero su cuerpo estaba fibradísimo, mas para pavonearse que por necesidad. La presencia física era algo muy importante para los rusos y si alguien era capaz de levantarse todos los días para salir a correr por las calles de Moscú era capaz de cualquier cosa. Ni de lejos la armoniosa musculatura de Lazhar, pero aquel treintañero ruso era bastante potable a nivel sexual.
El sudor resbalaba por sus cuerpos pero sobretodo por el fuste del mexicano, algo a lo que Dimitri no podía resistirse. Con cada movimiento de cabeza sus hombros se tensaban y durante un segundo los nudosos tendones movían el musculo debajo de la piel. Para segundos después relajarse y al poco volverse a poner en marcha. Era un bonito vals, con compases perfectamente calculados
-Me corro, me corro- anunció Elías en inglés con tranquilidad
Su amigo ruso paró de chupársela, acariciándole los muslos. Llevaban asi casi una hora, dentro de esa sauna de calor ligero pero que con el tiempo se pegaba a la piel, cada vez que Elías se iba a correr Dimitri paraba, esperando pacientemente. Y con cada corrida interrumpida la polla de Elías palpitaba un poco mas. En ese momento estaba dura como una piedra a pesar de que nadie la estaba tocando, balanceándose levemente frente al pecho de Dimitri, como una serpiente frente a un encantador. Elías aspiró aire por los dientes, el truco era relajarse, ponerse nervioso solo haría fallar la maquinaría y pringar a su anfitrión. Elías estaba acostumbrado, no era la primera vez que lo hacían… Sintió el fuego en el tronco de su polla, contenido por la inactividad, con el tiempo el mexicano lo había asociado a una sensación parecida a querer mear.
No el sentido estricto, pero si que esa cantidad de semen dentro de él y queriendo salir le producía la misma presión que aguantarse las ganas. Suspiró hondo, sintiendo esa presión desaparecer aunque no del todo. Dejó salir todo el aire de sus pulmones, estirando su cuerpo al máximo. Era tan jodidamente placentero rozar el climax con los dedos una y otra vez; una tortura dulce
Elías inspiró y cerró los ojos del todo
-Ya estoy, pero esta vez ya no podre aguantar mas-
El ruso no dijo nada pero sus labios volvieron a estrujar el nabo de Elías, con tranquilidad y suavidad, mucha mas que otras veces. Elías sabía que Dimitri siempre le elegía porque de forma ritual había hecho lo mismo con Lazhar, Jace, Jack y los gemelos. Y el había sido el único que había aguantado lo suficiente como para permitírsele una segunda ronda. Era un jodido toro bravo y eso le encantaba
Los labios del ruso eran como un anillo opresor, bajando desde la punta, resbalando por el sudor, hasta que llegaban a la base, momento en el que apretaban mas durante un segundo y volvían a ascender por el tronco, para después estimular la punta con la lengua. En solo dos pasadas el mexicano volvió a sentir de nuevo la presión dentro de su polla, queriendo liberarla, pero esta vez no podría controlarse. Esta vez las ganas iban a superar sus propias fuerzas y tendría que descargar
Sin decir nada Elías se movió para tumbarse cuan largo era en el amplio banco. Dimitri que tampoco dijo nada se sentó en el banco justo entra las piernas de Elías. Este cruzó las manos detrás de su nuca cerrando los ojos. Su polla cayó sobre su plano apenas marcado estómago, patéticamente poco marcado a ojos de Elías; descansando allí. Dimitri se agachó, poniendo la boca a la altura de sus huevos, ignorándolos y comenzando entonces a lamer el tronco, sacando la lengua ya aplastándola contra la base, comenzando a ascender con esa lamida por el fuste. Con lentitud y toda la fuerza que era capaz de ejercer, presionando la polla de su puto contra el estómago, hasta era capaz de notar las palpitaciones del miembro. Deseoso por descargar
Elías suspiró mientras se corría; ese jodido ruso era un genio de las mamadas. Un maestro. Se pringo a si mismo pero no le importaba. Mientras se corría se estrió como un gato, poniendo en juego tantos músculos como fuera posible para que se unieran a ese corriente eléctrica que le estaba recorriendo el cuerpo. Y mientras Dimitri seguía lamiendo el tronco de su polla, como queriendo exprimirle hasta la ultima gota pero siempre con cuidado de llegar a la punta para no interponerse en ese chorro tan continuo y manso gracias a todas sus mamadas interrumpidas.
Cuando todo acabó Dimitri se alzó con cuidado de no tocar el surcado estómago del chico. Colocándose de rodillas y sentando en su intacto y resbaladizo pecho pro el sudor. Elías alzó la boca, comiéndole los huevos mientras Dimitri le apretaba la nuca y se masturbaba a la vez, cabalgándole ligeramente, todo en silencio pero con una fortísima carga sexual. Finalmente y mientras Dimitri rememoraba los recuerdos que había ido cogiendo de ese fantástico chaval recostado en la sauna, cubierto de brillante sudor, mientras se la chupaba cumplieron su efecto. Acabó corriéndose, disparando chorros que cayeron lejos de ellos. Dimitri suspiro, sentándose del todo en el pecho del chico y dándole un par de palmaditas en la cara a Elías a modo de agradecimiento
Era muy poco digno vestirse cuando apenas podía moverse y mas si aquel chico le contemplaba tan fijamente y con esa indiferencia exasperante. Álvaro sentía su cuerpo mas libre, pero solo era capaz de movimientos sencillos y de poca carga energética. Era porque sus músculos aun estaban calientes del masaje, le había dicho su acompañante. En cuanto llegara a su habitación tendría que darse una ducha caliente y descansar, en cuanto su cuerpo se enfriara volvería a ser incapaz de moverse, al menos durante las próximas dos o tres horas
Álvaro vestía una ropa amplia y vaporosa que había en los armarios, mas propia de una spa y que dejaba bastante poco a la imaginación. Pero menos era nada y lo aceptaba con gusto. Cuando acabo de vestirse fue a decir algo pero el otro hizo un gesto despreocupado con la mano, se apoyó en la pared y cruzo sus macizos brazos, esperando. El español no necesito que se lo repitieran dos veces, caminó hacía la puerta a pasos pequeños, intentando mantener erguida la espalda. Pero sin conseguirlo del todo, cuando llegó a la puerta apoyó la mano y comenzó a abrirla, todo con un silencio pesado y en cierta forma, y sobretodo bajo su modo de ver, fuertemente acusador
Comenzó a salir cuando su cara chocó con algo duro y que al momento identificó como el torso de alguien. Alzó la vista, mirándole desde una cabeza de distancia, por culpa de ir Álvaro semi encorvado, Elías le devolvió una mirada sorprendida. El español se quedó quieto, intentando mostrarse lo menos penosos posible. Elías miró sus ropas provocativas y sonriendo, comenzando a reírse mientras miraba al fondo de la sala. Y allí se le quedó congelada la risa
-Lazhar…-
Desde su punto de vista Álvaro creyó ver un profundo dolor nacer en los ojos del mexicano, rápidamente escondido por una capa de celos y posteriormente de ira contenida. Volvió a mirar a Álvaro durante un segundo y después de nuevo al fondo, sin decir nada se hizo a un lado. El español aprovechó para irse mirando solo durante un segundo detrás suya. Su acompañante, el tal Lazhar, estaba tranquilamente apoyado en una de las paredes, contemplando la escena cruzado de brazos, totalmente desnudo y con una tranquilidad que asustaba, aparentemente manteniéndole la mirada a Elías.
Se pensará que hemos hecho algo pensó Álvaro a la luz de los celos que había visto en los ojos de Elías, pero no le importaba. Que pensara lo que quisiera, Álvaro solo quería volver a su ducha y poder descansar
-Tienen un chico nuevo señor- dijo el agente Kenneth como si comentara el resultado de un partido
-¿Y?- pregunto su superior, mirándole por encima del café que se estaba bebiendo en ese momento
-Me pareció procedente decirlo-
El comisario Henry Powell era una bestia de la calle, sabia moverse por los callejones de Nueva York con los ojos cerrados y hacia varios años que debería haber sido ascendido a jefe de policía y seguramente a subdirector o director de algún cuerpo federal. Pero había rechazado todos y cada de esos ofrecimientos, viendo imposible alejarse de la calle.
Powell le tenía estima a Kenneth, le recordaba a si mismo de joven. Claro que en su época las putas esperaban en las esquinas y los chaperos debajo de los puentes, ambos formando parte de aquella ruleta rusa que eran las ETS. Y ahora las putas dejaban en la ruina a senadores y congresistas y los chaperos se llamaban escorts y vendían su tiempo a precio de rey; todo ello mezclado con redes de drogas y tráficos de personas, implicando a tanta gente influyente que era como intentar abrir una caja fuerte con un tenedor.
Y eso era lo que Kenneth no entendía, que no había posibilidad de éxito. Pero Powell aún tenía esperanza, aunque muy remota, de que pudieran cambiar las cosas; necesitaba hacer algo antes de morir aunque fuera auspiciar esa misión condenada al fracaso que era la investigación de Kenneth
-¿Sabemos quién es ese chico?- preguntó Powell mas por ilusionar a Kenneth que porque le interesara
La cara de Kenneth se iluminó con la esperanza infundada de que por fin su jefe empezara a interesarse por los chicos. Kenneth era joven, con veintiséis años aun pensaba en poder cambiar el mundo.
-Si señor, es español por lo que he podido averiguar, vino hace un mes y desde entonces le estaban preparando para un cliente “importante”- las comillas que hizo con los dedos fueron patéticamente gráficas a ojos del comisario- Pero no se nada mas de él, seguiré atento-
Powell asintió, volviendo de nuevo al eje central
-¿Así que Otaigo está en la ciudad?-
-Sí señor, vino hace un par de días, no lo se exactamente pero la casa ha estado bastante revolucionada desde entonces; no he podido hablar con nuestro topo estas semanas pero en cuanto se pueda se que me lo contara todo
-Ten cuidado, Gianni no es fácil de engañar pero si Otaigo está aquí tus oportunidades de conseguir información disminuyen drásticamente-
-Lo se señor lo se, no le pondré en peligro- asintió Kenneth con la decisión marcado en sus ojos color miel
No me refería al chico si no a ti mismo se lamentó por dentro Powell, bebiendo su café
-¿Y que mas sabemos?-
De nuevo volvieron al bucle de siempre, con Kenneth hablándole de todo lo que había oído y visto y con Powell escuchando atentamente mientras analizaba la información que le proporcionaban
Un asunto turbio, eso era la conclusión a la que llegaba todos los meses, después de su reunión con ese cachorro de agente. Demasiado peligroso pero tremendamente necesario. Sabían todo lo que había que saber sobre Otaigo en suelo asiático; que controlaba la que había sido la triada de Shibuya y que desde que el joven yakuza tomó el mando no había parado de crecer y crecer, usando un mercado de tráfico de influencias sumamente eficaz y contratando bandas extranjeras para usarlas como pantalla y eliminar a sus enemigos.
Pronto controló todo Tokio, extendiéndose como un cáncer por toda Japón, convirtiéndose en los que las tríadas conocían como Daimyo Oyabun , rivalizando con el crimen organizado a nivel mundial. Infectando China, Filipinas y las caciquistas Coreas y ahora, al parecer, intentando hacerse con el control paulatino de Europa, usando a Gianni y su mercado de chaperos para sobornar, chantajear e influenciar a sus objetivos
Powell se pasó la mano por los ojos, cansado. Iban directos a la muerte, lo sabía, pero no podía hacer nada, el timón del barco lo llevaba un joven idealista. Que Dios les protegiese
Cuando Álvaro comenzó a bajar las escaleras Jack sintió su corazón helarse. Keigo sentado en una silla alta en la cocina no dijo nada, bebiendo su espeso chocolate caliente como si nada fuera con el. Heath y Jem que habían subido de trabajar se quedaron callados, dejando de lado su misión de intentar no preocupar al danés.
El español iba callado, algo que era ya una marca distintiva en él. Les miró a todos, que excepto Keigo que consideraba mas interesante su chocolate, le devolvían una mirada preocupada. Álvaro sintió la ira crecer dentro de él como una marea negra, todos le miraban con preocupación y eso le…le… Le enfurecía de una manera que era incapaz de describir. Y por encima de todo los ojos de Jack, mirándole con una preocupación tan sentida y franca que Álvaro no pudo huir de ella como el vampiro de la luz. Le hacía daño, esa preocupación le mataba por dentro
En su cansada mente las piezas del puzle parecían encajar a la perfección, el danés sabia a que se enfrentaba y eso le hacía culpable… Que encima se preocupara por él solo volvía mas sádica a esa broma
Pero estaba demasiado destrozado como para mostrar enfado, de modo que cuando Jack se acercó lentamente a la escalera solo los ojos del español avisaban de la tormenta interna. El danés sentía los ojos de Keigo en su nuca, contemplando el juego, Jack no quería creer que tendría razón pero sabía que era cierto. Lo leía en sus ojos, el español le culpaba de todo pero Jack no podía si no preocuparse por el… Tal vez por el egoísmo que Keigo le había echado en cara
Álvaro terminó de bajar, Jack extendió la mano para que el español se apoyara en él; pero este se deshizo con debilidad pero firmeza, mirando al suelo sin cruzar una mirada, Álvaro se fue cojeando levemente hacia su habitación, con la espalda erguida ignorando todos que lo hacía por orgullo e ignorando los fuertes calambrazos que sentía.
Jack que se había quedado con la mano extendida la cerró lentamente, mirando la espalda del español. Bajando el brazo, no pudo evitar mirar a Keigo que le contemplaba con tranquilidad, sabiendo desde el principio lo que iba a pasar. Siguió bebiendo de su chocolate caliente mientras al español lo engullía la oscuridad del pasillo sin iluminar.
Al llegar a su habitación el español se desnudó, por suerte esa ropa estaba pensada para ser quitada con facilidad de modo que no le costó nada dejar que la tela resbalara alrededor de su piel.
Se metió en la ducha, abriendo al máximo el agua caliente y dejando que ardiera alrededor de su cuerpo, golpeando contra su piel como lluvia. Abrazando a su cuerpo desconsolado.
Era un juguete aguantando como podía antes de romperse
Keigo se terminó su chocolate, con calma. Esta noche se acostaría tarde, tenía demasiadas cosas en las que pensar. Mañana tendría un día movido, Jack se incorporaba de nuevo a su rutina y el tendría que volver a dar un nuevo paso.
El capitulo en sus origenes era mas largo, pero lo tuve que editar. Para el siguiente dejaremos de lado a Álvaro para centrarnos en el resto, principalmente Jack y su vuelta a la rutina y Laos
Como siempre os animo a comentar y espero que el nuevo ritmo de los lanzamientos sea de vuestro agrado
GRACIAS POR LEERME!!