Hielo en las venas XII: Rosenhan

Existen los errores de juicio, empujados a florecer por las expectativas... Ser chapero parece un error obvio, pero... ¿bajo que juicio?

Bueno, lo primero es que si me he retrasado se debe a que he estado registrando todos mis relatos como propiedad intelectual. La semana pasada descubri que estaban empezando a ciruclar los capitulos primeros de HV por la red, me puse en contacto con los responsables de los sitios web que los publicaban y todos excepto uno retiraron los relatos a las pocas horas.

Así que mejor protegerlos para evitar problemas y males a todos

Y ahora sí, esta el nuevo capitulo de HV con un poco de retraso

Muchos me lo han preguntado asi que aqui esta el anterior que publique un par de dias mas tarde de lo normal :

http://movil.todorelatos.com/relato/107417/

Por cierto, gareth thomas es un personaje real. Por si alguien tiene alguna duda, aconsejo buscarlo antes en google para hacer una idea mas cercana a mi descripción dentro del capitulo

Como siempre os animo a comentar para hacerme mejorar

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Existen los errores de juicio, empujados a florecer por las expectativas... Ser chapero parece un error obvio, pero... ¿bajo que juicio?

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Hay gente que cuando está preocupada camina, para despejarse y pensar, otros caminan para encontrar alguien más a quien preocupar y no sentirse tan solos; los que más intentan encontrar solución a su preocupación y los que menos intentan esperar a que esta pase sin hacer nada.

Álvaro, en cambio, se dedicaba a estar sentado en su cama y esperar. Ya habían pasado varios días desde el incidente de la piscina y cada vez sentía una mayor aprensión en el pecho, como una mano apretando sus pulmones. Ya no estaba preocupado por su sexualidad, al menos no tanto como antes, seguía aferrándose a su pasado como un clavo ardiendo pero entendía que acabaría acostándose con chicos y lo aceptaba como inevitable.

Tampoco estaba preocupado por su libertada, sabía que en algún momento la oportunidad se le presentaría. Y tampoco estaba preocupado por lo que vendría en cuanto se acabara la semana, llevaban casi un mes preparándole para ello.

Tenía miedo de perderse a sí mismo, mucho más allá de algo tan trivial como su propia sexualidad. Tenía miedo de perder su identidad, de meterse tanto en el papel que tenía que interpretar que llegara un momento en que ya no recordase quien era.

Tenía miedo de mirarse al espejo y no reconocerse.

Suspiro levantando la cabeza al tiempo que entrecerraba los ojos, no podía perderse. El tenue hilo que le unía con su antiguo yo no podía romperse.

El sonido de la puerta corredera abriéndose le devolvió a la realidad. Giró la cabeza al tiempo que abría los ojos del todo. Su mirada se clavo en la de Jack

Aquel chico era una especie de camaleón, algunos días parecía un chaval normal de barrio marginal aficionado al básquet y la música electrónica y otros parecía sacado de la élite social más alta. Desde luego era polivalente.

En ese momento se encontraba delante suya, con unos sencillos pantalones de marrón tierra, unos cuidados zapatos estilo Oxford, un chaleco de color mostaza oscura con una camisa blanca debajo, remangada casi hasta los codos y con los botones del pecho abiertos hasta donde nacía el estómago, punto donde el chaleco solapaba a la camisa. Sobre la cara llevaba unas gafas anchas de pasta negra con cristales (seguramente sin graduar) que tan populares se habían vuelto estos últimos meses.

El pelo estaba cuidadosamente engominado y peinado hacia un lado dejando ondas sobre el flequillo que se alzaban por encima de la frente. En la muñeca llevaba un reloj de aspecto caro.

Álvaro le dejo de mirar, cansado de la vida en esos momentos. Jack se le acercó en dos pasos amplios, sus zapatos tonaron contra el suelo de madera de forma seca y precisa.

-Venga, que tenemos cosas que hacer-

Álvaro frunció la boca levemente, pero se ladeó para que Jack se pudiera tumbar a su lado. De lejos la voz del danés le llego entre divertida y afligida.

-No me refería a eso- dijo tocando el hombro de Álvaro- Hoy no lo haremos… O no exclusivamente. Venga, ven conmigo-

Álvaro chasqueó la lengua, aunque agradeciendo que no follaran justo en ese momento. Pero desconfiaba de cualquier cosa que fuera salir de su habitación, había comenzado a considerarla su refugio.

Se levanto y dejo que danés encabezara la marcha. La gomina le oscurecía el rubio, volviéndolo del color del trigo, sobretodo en la zona de la nuca. Salieron de la habitación; el español por fin se había habituado al jet lag y ahora tenía los horarios sincronizados con el resto de habitantes de la casa. Debían ser como las nueve de la mañana y se respiraba un aire de tranquilidad, no se lo preguntó al danés por ello ya que conocía la respuesta, aun así este se la dio.

-Están todos trabajando, hoy tendremos todo para nosotros solos casi-

-¿Tú no tienes trabajo hoy?- le preguntó el español distraídamente mientras paseaba con pereza la mirada

-Tú eres mi trabajo- se rió- Además lo que vamos a hacer tu y yo hoy es más divertido que lo que suelo hacer-

Siguieron andando, la calefacción del suelo de madera hacia agradable andar descalzo y el repiqueteo de los zapatos de Jack contra el suelo adormecía a Álvaro, que tan difícil tenía el dormir estos días.

Subieron la escalera, pasando al segundo piso. Jack siguió subiendo hasta el tercero, ese era el límite que Álvaro había alcanzado, donde estaba el despacho del tal Gianni, justo al final de la planta y ocupando una zona bastante importante de la misma y bien aislada del resto.

Pero siguieron subiendo, pasando a la cuarta. Después la quinta y finalmente Jack torció para dirigirse a otra escalera, esa amplia era muy amplia, con sofás y salones minimalistas y que abrazaban el espacio. Además a lo lejos Álvaro vio una amplísima terraza, pero desapareció en cuanto giraron una esquina. Jack abrió una puerta y comenzó a subir por lo que parecía una escalera oculta.

Finalmente llegó a otra puerta, la abrió y la luz golpeó los ojos de Álvaro.

-Toda la casa está iluminada por luz artificial a Gianni no le gustan mucho las ventanas así que solo se encuentran en las habitaciones personales- retrocedió un par de pasos- Así que esta planta y la anterior son las únicas que realmente cuentan con luz natural-

-¿Qué es esto?- preguntó Álvaro con los ojos entrecerrados- El suelo es diferente-

-Si, sigue siendo madera pero no la misma de las plantas- su voz parecía bastante emocionada- Esto es…- el español oyó el sonido de puertas dobles abriéndose con lentitud-… el antiguo estudio de baile-

Por fin sus ojos parecían haberse habituado, tras unos cuantos pinchazos dolorosos, a la cascada de luz natural. De amplios ventanales caía una luz dorada, dándole una solidez real a los objetos, como si antes simplemente hubiera estado viendo las sombras contra la pared de la caverna. El estudio era amplio, el suelo era de un marrón claro, lustroso, de aspecto cuidado.

Estaban en una especie de antesala, desde la que se entraba a la principal a través de las puertas dobles. Era impresionante, una planta, o más bien la mitad de ella como le había dicho Laos, totalmente desprovista de mobiliario, toda ella con esa madera por suelo y ambas paredes acristaladas, una dando a la ciudad y derrochando luz y la otra con un espejo de dos metros opuesto a los ventanales.

Por alguna razón el ver tanta luz y sobre todo tanta quietud y paz en la sala le reconfortó. Animándole parcialmente.

Jack, que le observaba atentamente un par de pasos por delante, sonrió con disimulo al ver la reacción que esperaba. Desde que había entrado en la habitación había tenido miedo por el español, que la depresión interna que parecía arrastrar no le dejara seguir adelante, pero eso le decía que el chico aún tenía muchas fuerzas para luchar. De su mente se borraron las dudas de si estaba haciendo lo correcto intentando animar al chico y las palabras de Keigo diciéndole que se tenía que alejar de él.

El español caminó dentro, girando sobre si mismo para poder verlo todo. Fue hacia uno de los ventanales, para asomarse a la ciudad. Jack le dejó pasar.

-No reconocerás nada que te ayude a saber donde estas- dijo el danés

-Al menos se que no estamos en España- respondió Álvaro fijándose en los altos rascacielos que le tapaban la vista del resto de la ciudad.

-Eso ya lo sabías antes- respondió Jack intentando que la voz sonara neutra, el también estuvo un día donde estaba Álvaro, intentando reconocer los edificios para saber donde estaba; claro que Jack había sido más joven y había tenido a Jace como responsable suyo, una ayuda infinitamente mejor que la que era Jack para el español en estos momentos.

-¿Qué es lo que hemos venido a hacer aquí?- preguntó- ¿Bailar?-

-Que va, no soy buen bailarín- respondió el danés, se giro para señalar un extremo de la sala- Vamos a vestirte-

Álvaro tardó un segundo en reaccionar, luego ladeó la cabeza. Un gesto que hacía cuando estaba confuso.

-No vas a ir desnudo por ahí siempre- dijo Jack- O en bóxers solo, además tenemos que ver que estilo te sienta mejor-

Álvaro caminó hacia esa parte de la sala. Colocadas en cuidadosas perchas se encontraba una gran variedad de ropa, desde las más sobria a la más extraña.

-Calcule tus medidas a ojo pero más o menos tienes las mismas que yo- dijo Jack- Aunque yo tengo mejor postura, pero eso se arregla fácilmente- Jack se adelantó paseando su mirada por la ropa y luego mirando al español.

El objetivo de eso era distraerle, más o menos Jack ya sabía que a Álvaro le iría bien la ropa juvenil y sobria. Tenía el cuerpo y sobretodo la cara para ello, el típico futbolista que veías corriendo en el campo sudoroso y luego veías vestido de manera más formal y te impresionaba lo radical del cambio aunque le sentara bien.

Pero nunca estaba de más entretenerse un poco.

Le lanzó una camisa blanca y sencilla junto con unos pantalones mostaza.

-Empecemos con algo sencillo y desde allí iremos viendo- Jack le miró de arriba abajo- ¿Coincidimos en que no te gusta la ropa muy entallada no?-

Álvaro le mantuvo la mirada durante un segundo, después, lentamente, asintió mientras comenzaba a colocarse la ropa


La gente que pasaba al lado de Keigo se formaba la misma idea, el típico hijo de multimillonario japonés de la tecnología que no sabía qué hacer en un sitio tan sofisticado y elegante como ese, a diferencia, claro está, de ellos; auténticos caballeros y damas de la alta sociedad.

El mestizo contemplaba su espeso café, sentado en el sillón mientras contemplaba el bullicio mudo del tráfico al pasar. En el otro extremo de la sala un hombre de aspecto neutro y tranquilo observaba cada movimiento, uno de los autómatas de Gianni para que no se escapara.

Keigo chasqueó la lengua cansado. Llevaba ropa cómoda aunque para poder entrar, y a pesar de que el dueño del local le conocía sobradamente, tenía que vestirse con más formalidad de lo habitual. Keigo hizo que las mangas de su jersey azul oscuro le llegaran hasta la mitad de los dedos, ocultando sus palmas.

Volvió a beber el delicioso, y prohibitivamente caro, café negro disfrutando del aroma. Delante de la mesa de madera bruñida y en un lugar que era elitista hasta para el club Peabody. Comenzaba a aburrirse y que un par de lores y ladies ya le estuvieran mirando de reojo y con lujuria le comenzaba a incomodar, no tenía tiempo para estar esperando.

Se reclino en el asiento y volvió a mirar por la ventana pensando que realmente esa ciudad había sido pensada mas para los coches que para los transeúntes. Por un segundo vio como enfrente de un McDonald´s un par de jóvenes carteristas dejaban limpio a un pobre inocente, entrecerró los ojos.

Una figura se acercó a la mesa, seguida de un trajeado y servicial guardarropía que intentaba quitarle el abrigo con la mayor cortesía posible. Tagayama acabo tirándoselo a la cara mientras se sentaba en el sillón.

-Fuera de aquí- le dijo en un inglés con marcadísimo acento

-Por favor, traiga algo de beber y un tentempié a mi amigo- siguió Keigo en un francés ronroneante

El guardarropía le contempló con admiración, respondiéndole con una cortes frase en el mismo idioma. Tagayama se movió incómodo sobre el asiento.

-No me gusta que hables francés- dijo el yakuza frunciendo el ceño- No sé lo que dices-

-Te estábamos insultando- le respondió Keigo usando de nuevo la variante dialectal del japonés de Kyoto

-No imites mi acento- siguió Tagayama, tensando la mandíbula- Te lo he dicho muchas veces

El mestizo volvió a chasquear la lengua, descartando el acento y volviendo a hablar en su japonés original, con el leve deje de Odaiba.

-Pareces enfadado Taggy-chan. ¿Cómo fue la investigación?-

El yakuza le lanzo una carpeta negra de cuero, Keigo consiguió retirar su café antes de que se derramara. Lo volvió a dejar a salvo después de dar un par de sorbos para inspeccionar las hojas. Eran papeles muy finos y tremendamente frágiles, perfectos para echarlos en agua o quemarlos y que fueran rápidamente irreconocibles.

Los folios estaban separados en cuadros y la mitad estaba llenos de apretada escritura japonesa. Keigo fue pasando las hojas, pasando con cuidado por cada cuadro, que correspondía a una hora y lugar del día.

-Muy minucioso- comentó admirado- Ya no recordaba la dedicación que ponías en estas cosas-

Tagayama bufó por lo bajo mirando por la ventana, aunque a Keigo no le pasó desapercibido la forma sutil en la que había hinchado el pecho al recibir el comentario.

-¿Tuviste que limpiar?- le preguntó cerrando la carpeta con cuidado

-No, por suerte no. Tiene buenos guardaespaldas, bastante profesionales-

Keigo sonrió al camarero que sirvió a Tagayama. Este por su parte ni se digno a mirarle

-Ese hombre es peligroso- dijo mirando a Keigo a los ojos- Y muy cuidadoso, no sé lo que pretendes pero no le vas a coger por sorpresa así como así-

-Bueno, por lo que veo en tus hojas tiene debilidad por violar jovencitos- sonrió levemente- Al menos es lo suficientemente listo como para violar chaperos y escorts -

Aunque con el chico nuevo se tomó la molestia de secuestrarle

-Si, y luego o los mata él con sus palizas o los guardaespaldas rematan el trabajo- se inclinó hacia delante, acercándose a Keigo- ¿Qué piensas hacer?-

El mestizo suspiro

-Me preocupo por la banda ya lo sabes- dijo Keigo- Otaigo es como un padre para mi, solo quiero saber que anda sobre seguro-

-Eso es mentira- respondió el yakuza, para quien Otaigo si que era como un padre

-Pero una mentira creíble- puntualizó Keigo

Los negros ojos de Keigo cruzaron la sala hasta clavarse en el hombre de Gianni. Este al recibir el contacto se levantó y se acercó a paso tranquilo, sabiendo lo que venía ahora.

-Una hora libre y olvidar lo que acabas de ver- le dijo Keigo en inglés

El hombre asintió tendiéndole una tarjeta blanca, con números pulcramente escritos en ella.

-Esta noche sin falta- respondió en un cuidado ingles británico, después se dio la vuelta y con tranquilidad volvió a su sitio, al llegar cogió el periódico de una mesa cercana y comenzó a leerlo sin mayores preocupaciones.

-¿Una hora libre?- preguntó el yakuza

-A ti también hay que pagarte ¿no?- le respondió el mestizo sonriendo con tranquilidad


-No me convence- estaba diciendo Álvaro dándose la vuelta delante del espejo

-Que si, que te queda bien… muy bien de hecho- admitió Jack asintiendo lentamente

Álvaro frunció la boca, iba demasiado pijo para su gusto. Toda la ropa que llevaba valía con creces toda la que podría haberse puesto en una semana. Sus padres eran ricos pero desde luego Álvaro se hubiera muerto a tener que llevar ropa así, sobretodo primaba el azul oscuro combinado con el blanco.

Los pantalones, el polo… No le convencía nada.

Jack se colocó a su lado. Posó su mano en el brazo del español

-Pero si vas a llevar ropa tan entallada como un polo deberías mejorar esto de aquí- luego pasó su mano por el hombro- Y claro todo esto-

Álvaro seguía sin estar convencido aunque era cierto que parecer sacado de una revista de moda si que le sentaba bien. Nunca se había lo había planteado.

-Y luego está el pelo claro- dijo Jack, le pasó la mano hundiendo los dedos entre los mechones- Aun no está muy largo pero deberías pensar en peinarte si no con gomina si que con un peinado más formal, no puede estar todo tan desgreñado-

-Eso no me preocupa, ya antes me peinaba como Bale-

-¿Gareth Bale?- Jack se rió- Heath y Jem aun esperan el día que entre por la puerta-

-Es…-

-No lo sé- siguió Jack- Pero no es ni será el último jugador profesional del deporte que sea que acabe aquí-

Álvaro parpadeó girándose hacia Jack

-¿Te pensabas que solo eran viejos no?- el danés sonrió- Jugadores de futbol, tenistas, de fórmula uno, futbol americano, rugby… Actores de cine, cantantes, de la televisión… Cualquiera en el fondo que tenga el dinero suficiente como para pagar una noche con nosotros… Seguro que conoces algún nombre-

Álvaro que ya estaba animado por el tema de estar vestido por primera vez en semanas sintió su depresión diluirse.

-¿Quién?-

Jack frunció el ceño

-No está bien ir revelando cosas de los clientes, ni si quiera entre nosotros-

La chispa en los ojos de Álvaro se fue apagando, Jack suspiro mirando teatralmente a los lados. Luego fue andando hacia el botiquín de la esquina.

-Está bien, no creo que le conozcas porque los españoles no sois muy aficionados al rugby…- Álvaro se acercó a Jack que le mando sentar en las colchonetas con un gesto de la mano, luego le lanzó una botella de agua a los dedos- Te lo cuento si cada cinco minutos le das un sorbo a la botella-

-¿Es Ice no?-

-Sabes la respuesta- Álvaro fue a decir algo pero Jack le cortó- Es un sorbo cada cinco minutos hasta que acabe la historia o nada- se cruzó de brazos- Lo tomas o lo dejas-

-Pero…-Álvaro frunció el ceño- ¿Pero vamos a follar luego?-

-Eso depende de lo cachondo que estés cuando te acabe de contar la historia- Álvaro se quedó por un segundo contemplando la botella de plástico, tan inocente a simple vista. Pero era eso o nada, el español abrió la botella y dio el primer sorbo. No sintió nada, aunque quizá en el fondo de su mente había notado un frío tenue

Jack dio una fuerte palmada, restregándose las manos

-Te voy a hablar de uno de los mejores polvos de mi vida… con Gareth Thomas-

-----Hace cuatro años-----

Gareth estaba nervioso, caminando sin cesar de un lugar a otro de la habitación. La chaqueta del traje estaba cuidadosamente doblada en la silla pero la camisa, rosa pálido, le incomodaba demasiado.

Sabía cómo había acabado allí: por recomendación de otro jugador de la liga. Pero a cada paso que daba dentro de esas cuatro paredes mas equivocado creía estar. No estaba bien, lo que hacía no estaba bien… Una cosa era escaparse a locales de ambiente cuando iba con su equipo a Londres, que ya era más que suficiente para él por tener que a Jemma, su esposa, pero desde luego no lo era tener que venir aquí y…Pagar por sexo.

Por fin tomo una decisión, lo que estaba haciendo no era ni moral ni desde luego inteligente. Lo mejor era irse de allí, dar su dinero por perdido y volver a su tranquilo Boy Berry londinense para compartir lecho con alguien a quien no le pagara.

Ya tenía su chaqueta para irse cuando la puerta se abrió lentamente. Gareth parpadeó sorprendido, por un segundo creyó que el hombre de veintipocos años que había abierto la puerta sería su acompañante esa noche. Desde luego esperaba que no, era atractivo de una forma distante y sus ojos transmitían una frialdad y distanciamiento absolutos… Ese no podía ser el Jack que le había recomendado, para empezar tenía entendido que era rubio.

-Como pidió señor Thomas, siento la espera pero teníamos que resolver algunas cuestiones…- Se hizo a un lado con gracia dejando a la vista a un joven que no despegaba la vista del suelo- Este es Jack-

Eso si que fue una sorpresa, la excusa que ya estaba formulando para irse se le atragantó en la garganta.

Por dios santo si solo es un crío

La boca se le secó, el chico no parecía querer despegar la mirada del suelo. El hombre con los ojos muertos aprovechó para salir, cerrando la puerta tras de si con una fuerza calculada, para que el suave portazo hiciera definitivo el juicio y la sentencia.

La habitación se quedó en silencio unos segundos. Gareth no sabía cómo articular palabra.

-Yo…tú…- empezó intentando acompasar la desestructurada frase con las manos

El chico parecía no querer moverse de allí, Gareth se adelantó un par de pasos, maldiciendo que el rugby le hubiera dejado un cuerpo tan intimidante para un crío. Joder, si una de sus manos le podía abarcar la cabeza entera casi.

Acabó de llegar a donde estaba el chico y se dio cuenta de que estaba temblando levemente, no era de frío estaba claro; si no de miedo. Sintió una puñalada en el corazón. El chico era delgado, el pelo rubio crecía rebelde y la ropa parecía quedarle demasiado grande.

Parpadeó con lentitud sintiendo los ojos húmedos durante un segundo. El temblor del chico seguía, pero se aclaró la garganta para comenzar a hablar.

-¿Qué quiere que hag…- la frase se le corto cuando la pesada chaqueta del hombre le cayó sobre los hombros, seguida de una mano fuerte apretándole uno

Gareth sabía que había sido un gesto idiota, que en realidad el chico no tenía frío… Pero se sintió bien consigo mismo al ver que el temblor del miedo había cesado. El chico subió la cabeza para contemplarle con asombro.

Para el jugador de rugby que aquel chico fuera tan guapo solo sirvió para hacer más cruel aun aquella broma de la vida. Sobre el rostro delgado destacaban unos enormes ojos negros, contemplándole totalmente abiertos, eran como tinta negra que junto con su rubio hacían un conjunto curioso. La piel blanca se estiraba sobre los pómulos cayendo sobre unas mejillas que quizá deberían estar más rellenas para un chico de su edad.

La nariz era recta y firme, bien dimensionada y los mechones trigueños de pelo le caían en completo desorden sobre la frente. Una de sus manos, de dedos níveos y esbeltos se aferraba a la solapa de su chaqueta. La boca del chico, de labios tibiamente rosados le quedaba justo a la altura del pecho.

Ninguno de los dos supo que decir, el chico había visto como el guión que Gianni le había hecho aprenderse de memoria se desmoronaba ante sus ojos con el gesto de aquel hombre y el hombre por su parte se veía extrañamente magnetizado por aquel chico. Sintiendo atracción y repulsión a partes iguales por la escena.

-¿Cuántos años tienes?- le pregunto en inglés que intentaba reducir al mínimo el acento de gales

-Yo…quince-

-¿Quince?- repitió Gareth

-Si…des…desde hace dos días señor-

Oh dios mío se lamentó Gareth para si mismo

No sabía qué hacer, estaban parados ambos delante de la puerta, clavados en ese cruce de miradas y esa conversación sin sentido.

-¿Podemos sentarnos, por favor?- le preguntó el chico- Estoy muy cansado-

-Si claro emmmmm….- su vista se paseó por la estancia- Pero solo está la cama-

-No pasa nada- dijo el chico comenzando a caminar, trazó un tenue círculo invisible alrededor del jugador de rugby que intento que no fuera demasiado intencionado para poder llegar a la cama sin tener que acercarse demasiado.

-¿Tu eres Jack?- le preguntó el jugador

El chico asintió lentamente, ya sentado en la cama.

-¿Conoces a…- pero se paró, iba a preguntarle si conocía a quien le había recomendado; pero era obvio que si y Gareth no quería tener que mirarle a los ojos sabiendo que había tenido entre sus manos a ese crío y encima iba recomendándolo por ahí

Camino sin saber qué hacer, sobre la mesa sin sillas alrededor había varias copas, un poco de vino, whisky y lo que parecía una jarra de agua. Con decisión fue hacia la mesa, el chico le contemplo servir el agua en dos vasos.

Cuando se los ofreció el chico negó con la cabeza.

-No quiero que bebamos de momento-

Era una petición rara pero Gareth dejo los vasos en el sitio. El silencio de nuevo volvió a instalarse entre los dos, de una manera casi sólida, como un muro.

-¿No quieres estar aquí?- le preguntó el chico, la chaqueta le quedaba cómicamente grande

-No, ¿tu quieres?-

El chico asintió con rapidez haciendo que los mechones rebeldes revolotearan

-¿Por qué?- le preguntó

El chico se encogió de hombros

-Pareces diferentes no se… Prefiero contigo que con otros-

-¿Qué otros?- se le escapo preguntar, el chico desvió la mirada y Gareth decidió sortear el tema

-¿Eres jugador?-

Gareth titubeó al decirle quien era, pero si desde luego tenía que ocultar su identidad a alguien de aquel lugar a ese chico no era. Parecía tan desvalido e inofensivo como un cervatillo.

-Si, juego al rugby en Gales- el chico asintió lentamente

-He visto algún partido por la tele… ¿Te han hecho alguna herida?-

Gareth se rió, ante la ironía de que fuera el chico quien intentaba calmarle a él. Pero parecía que sabía lo que se hacía así que le siguió el juego.

-Claro- Gareth se paso la mano por la cabeza y la cara, sintiendo rasposa su barba rojiza- Es inevitable-

-¿Te dejaron cicatrices?- siguió preguntando, en el fondo, por mucha madurez que destilaran esos ojos, seguía siendo un crío

-Alguna, pero es pequeña… Y tiendo a taparlas-

Gareth se desabotonó los puños de la camisa y luego parcialmente los del pecho, dejando a la vista el inicio de un tatuaje en el pecho. Jack se levantó con los ojos abiertos

-¿Los tapas con tatuajes?-

Gareth asintió, cuando el chico fue a alzar la mano retrocedió un paso. El crío se le quedo mirando un segundo, luego mordiéndose el labio volvió a avanzar otro paso. Gareth le cogió la mano para pararle

-No, por favor, no-

-Tengo que…hacerlo- respondió- No puedo no hacerlo, por favor- le dijo mirándole a los ojos con una súplica muda

Gareth no respondió, pero dejo que la mano del chico siguiera su camino. Cerró los ojos cuando los dedos, finos y un poco temblorosos exploraron débilmente su anatomía superior. Aún así parecían decididos, otra mano se unió desprendiéndole de los botones de la camisa. Gareth estaba absorto, no podía irse; algo tiraba de él y lo clavaba en el suelo. Desde que había visto por primera vez a ese chico tembloroso ya no pudo hacer nada

-Cuantos…tatuajes…- comento el chico- Y que….fuerte…-

Ahora las dos manos exploraban tanto el cincelado estomago como los duros tendones de su cuerpo, apretaban el bíceps y repasaban cada tatuaje con los dedos

-No puedo- dijo Gareth abriendo los ojos- No puedo- se separó otro paso chocando con la mesa- Lo siento, no puedo hacerlo-

El chico rubio le contemplo con pena

-Dale un trago a ese vaso, siéntate en la cama y cierra los ojos… Por favor, no sabes lo que pasara si no cumplo…Les…les debo mucho y ellos me…- se atragantó- Por favor, tengo que pagarles una deuda-

Gareth se quedó callado durante un segundo, sin saber qué hacer ni que decir. Miraba a los ojos del chico y le devolvían puro terror pero también un determinación férrea. Se giro hacia los vasos y los miró en silencio.

-¿Qué tienen?-

-Un excitante, el XY-6787- el chico por un segundo pareció contento de haber recordado el numero del fármaco- O Ice como le llaman los otros chicos…No te hará nada, solo te lo volverá más fácil-

---------Actualidad--------

-¿Se lo bebió?- pregunto Álvaro echándose para poder oír mejor la voz de Jack

El danés sonrió levemente. Señalando su propia botella

-Antes te toca a ti, vamos, otro sorbo-

El español bebió sin darse cuenta, sintiendo un ardor gélido correr por su garganta. Ya llevaba unos cuantos sorbos y comenzaba a sentir el palpitar de su corazón en su sien. La historia le estaba encantando.

Jack, que hasta ese momento había estado apoyado contra el cristal de brazos cruzados camino hacia el español. Se quito las gafas que dejo resbalar hasta una de las colchonetas y parándose delante de él le tendió las manos.

Comenzó a recorrerle el pelo y la cara en suaves caricias

-Claro que se lo bebió, era un caballero y a mí me habrían matado si no hubiera bebido- comentó el rubio distraídamente- Se sentó, como estas tu ahora… Y yo me coloque como lo estoy ahora- las manos de Jack comenzaron a masajear sus hombros- Ese hombre parecía hecho de acero pero sus ojos eran cálidos y acogedores, ninguno de los dos se merecía eso pero había que hacerlo…- Jack puso una mano en la barbilla de Álvaro, alzándole la cabeza. Jack se arrodillo delate de él, acercando su cara hasta que sus frentes quedaron a milímetros de distancia y sus bocas a un centímetro escaso.

Las manos de Jack comenzaron a recorrer sus muslos, Álvaro le dejó, embelesado por la historia y dejándose llevar por el Ice , su mente sabía que no tenía opción así que abandono cualquier otra alternativa… El corazón en su pecho parecía a punto de explotar y Álvaro se moría por besar al danés y poseerle.

Cuando Jack habló de nuevo su aliento pareció la caricia de la brisa por la mañana dándole la vida al español mientras seguía contando la historia, Álvaro cerró los ojos.


Hace cuatro años------

Gareth la asfixia de sus pulmones, atenazados por una garra gélida y alrededor de su esternón, como una cicatriz ardiente, lo que parecían manos al rojo vivo queriendo abrirle el pecho. Estaba sentado sobre la cama, apoyado con los codos, su camisa hacía tiempo que había volado.

Sentado sobre sus muslos, también sin camiseta, el chico seguía repasando los tatuajes, alucinando con la dureza de los tendones y la tirantez de la piel sobre los músculos. En un momento comenzó a hacerlo con los labios, besándole el pecho y el cuello.

Para Gareth el tiempo se había vuelto relativo y el placer amenazaba con hacerse excesivo, le costaba tragar saliva y desde luego respirar. Estaba perdiendo una batalla contra si mismo, al beber el vaso ya había sentenciado lo que pasaría.

Sus fuertes brazos se movieron, cogiendo al pequeño desde las caderas. Alzándole para tomar su boca de finos y prietos labios, no sabía que esperaba pero el beso fue como una descarga eléctrica. Jack desde luego que sabia besar, parecía un experto masajeando su lengua y sus labios tan sensibles por culpa de lo que fuera que había bebido.

Se tumbó sobre la cama con él, estirándose y dejando que su cuerpo se deslizara debajo del suyo. Quería impresionarle, demostrarle lo fuerte que era y que se sintiera protegido. Jack se movió agarrándose a su cuello para prolongar los besos.

Gareth fue a su pantalón, no podía más. Necesitaba tenerlo. Pero no era un monstruo, ni si quiera bajo el influjo de aquel excitante; era tierno y cariñoso y eso seguía transluciendo una vez que su bragueta y sus bóxers quedaron al aire.

El chico se estiro sobre la cama y de la mesilla de noche sacó lo que parecía un consolador y un bote de lubricante. Gareth, que en realidad no estaba tan versado en el mundo gay como pudiera parecer, dejo hacer al chico, que untó el mismo el consolador de lubricante y se bajó los pantalones mientras Gareth le besaba por la espalda y el cuello lentamente.

Después se estiró sacándose por completo la ropa, algo que imitó el jugador de rugby. Luego se estiró mas, abriéndose de piernas y tendiéndole al galés el consolador brillante y el bote abierto.

-Pónmelo, primero el lubricante y luego mételo lentamente…- dijo mientras le acariciaba la cara

Gareth obedeció tirado por unas cadenas que nacían en su pecho y parecía controlar cada articulación de su cuerpo. Contemplaba desde el atrio un espectáculo que aunque atentaba contra todo lo que era y todo en lo que creía no podía dejar de ver. Le alzó las caderas, su propia polla estaba a reventar igual que la del chico, querría haberse detenido a contemplarla, haberla podido tener entre sus manos y labios pero no estaba en el guión.

Después de haber extendido el lubricante con toda la delicadez de la que fue capaz comenzó a inclinarse sobre el chico, entrando aquel consolador dentro de él. Fue un proceso lento o quizá rápido, para Gareth no existían en ese momento puntos de referencia; suspendido en el éter como estaba.

Lo movió de forma circular y practico un mete saca vigoroso pero breve, una vez que creyó que el chico estaba preparado para recibirle dio marcha atrás al proceso. Sacando y dejando olvidado el consolador sobre la cama.

Cualquier posible duda quedo descartado cuando Jack se aferró con sus piernas a las firmes caderas del jugador, la mano del chico escaló desde su estomago hasta su pecho, sin conseguir llegar al cuello pero completando aún así la invitación intencionada. El jugador de rugby se inclinó sobre él.

Entró con fuerza y vigor, igual que los ensayos en los partidos, igual que en cada segundo en el campo que le habían convertido en historia del rugby. El chico ahogó un grito mordiéndole el pecho y  apretando sus hombros, Gareth retrocedió para volver a la carga, comenzando un movimiento más suave pero igual de contundente.

Jack se había temido, a juzgar por las proporciones de su acompañante y la potencia de ese cuerpo de tendones perfectos, que iba a ser una follada muy intensa y dolorosa. Para su sorpresa estaba siendo lenta, tierna y dulce.

Parecía un amante en vez de un cliente. El Ice no volvía loca a la gente, no les desinhibía para que hicieran algo que no harían de tener ocasión, el Ice liberaba, dejaba aflorar lo que uno era de verdad, sin la presión de la moral ni la ética, sin la autocensura de la razón. El Ice era libertad liquida.

Gareth no le follaba, le estaba haciendo el amor. Era demasiado para Jack, tumbado en esa cama, debajo de aquel cuerpo cálido y protector. Se cuestionó toda su vida hasta el momento, todo lo que había hecho, dándose cuenta de que no era de piedra.

Se arqueó y gimió cuando el galés consiguió llegar y estimular su próstata. Se sentía seguro y protegido, algo que desde hacía muchos meses no sentía. Recordaba las manos de Jace y su voz, consolándole mientras lloraba sobre su hombro cada una de las primeras noches vividas allí; pero si bien le calmaban el llanto y le quitaban las penas del corazón nunca le habían hecho sentirse seguro. Eso era algo más profundo.

No pudo evitarlo, mientras el jugador seguía con su ritmo incesante comenzó a llorar. El galés no se dio cuenta, demasiado atado por el Ice y demasiado perdido en la marea de éxtasis que bombardeaba su sistema nervioso. Jack seguía gimiendo, arañando la fuerte espalda e intentando abollar los potentes hombros, respirando bocanadas de libertad y júbilo, llorando inocencia perdida y madurez impuesta.

Eran como dos planetas en colisión, como una supernova antes de colapsar en agujero negro. Eran el límite entre razón y locura, el filo de la navaja.

Y llegaba, ya llegaba. Con cada golpe de cadera y con cada bombeo, con cada gemido y con cada centímetro ganado, con cada lagrima derramada y con cada segundo vivido en esa locura. Gareth llegó primero, corriendo y saltando al vacio. Arqueando su cuerpo y tensando cada musculo, Jack fue después, masajeado por el duro estomago del jugador de rugby, no pudo controlarse más.

Pero no supo decir que fue mas placentero al compararlo con las lagrimas que acababa de derramar

-------Actualidad--------

Los labios de Jack se habían cerrado sobre los de Álvaro mucho antes de acabar la historia, pero su mente había seguido imparable, recordando cada segundo como si lo estuviera viviendo de nuevo. Como había sido la primera que, encerrado en ese diabólico juego, se había sentido protegido y seguro y como se había dado cuenta de que había esperanza y de que nunca le podrían quitar ese recuerdo cuando las fuerzas le fallaran.

Su chaleco voló mientras al igual que se camisa, Álvaro comenzó a besarle le pecho y a estimular sus pezones con la boca, con una intensidad y fruición que quitaban el aliento. Espoleado por la historia, que había removido algo muy dentro de él, parecía dispuesto a recorrer cada centímetro de la piel del danés.

Este entrecerró los ojos cuando su bragueta comenzaba  a ceder.

Ojala pudiera hacer que Álvaro se sintiera seguro, ojala pudiera hacer que se sintiera protegido. Decirle que no estaba solo en eso, que él había pasado por la misma situación y que la esperanza se encontraba al final del túnel.

Hundió los dedos en el pelo del español cuando comenzó a masturbarle sobre la colchoneta, alternándolo con suaves lametones, tímidos pero desde el inicio de algo más.

Jack se sentía miserable pero no podía si no continuar esa obra como actor mudo, condenado a contar sus penas en soliloquios a un público invisible en un patio de butacas vacío por siempre.

Oh Álvaro, crees que actúas bajo expectativas, si supieras…Si supieras como eres en realidad….Si supieras que esa botella solo tenía agua dentro…

Si supieras…

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Espero que os haya gustado y siento la tardanza y sobretodo el desajuste que vengo arrastrando en los ultimos capitulos, espero que en navidades lo pueda por fin solucionar.

Como siempre vuestros comentarios me ayudan a mejorar y seguir escribiendo

GRACIAS POR LEERME!!