Hielo en las venas X: Secretos y medias verdades

¿Cuanto vale tu vida? ¿Un polvo? ¿Dos? ¿Treinta quizá?... ¿Donde queda la dignidad humana? Es fácil, en la muerte

Gracias por saber esperarme.  no os merezco. Como alguno esta despistado y asi me lo han preguntado dejo el enlace del capitulo anterior, que publique solo con una semana de diferencia con el anterior para compensar el retraso: http://todorelatos.com/relato/106588/ para que no tengais que volver hacia atras

Espero que os guste y como siempre espero vuestros comentarios


¿Cuanto vale tu vida? ¿Un polvo? ¿Dos? ¿Treinta quizá?... ¿Donde queda la dignidad humana? Es fácil, en la muerte


Heath se inclinó, intentando llegar con un último empujón de la cadera hasta ese punto que tan loco volvía a su hermano. Jem, por su parte, se arqueó jadeando entre los dientes e intentando abollar los hombros de su gemelo con las manos

Heath se hubiera corrido dentro si hubiera tenido alguna reserva de semen que usar. Jem se hubiera corrido sin tocarse de la misma manera

Después de un segundo estático, como una fotografía del orgasmo conjunto, comenzaron a relajarse. Heath salió de dentro de su hermano mientras este bajaba las caderas y las volvía a reposar sobre la cama. Heath comenzó a besar la cara de su hermano mientras sus brazos le rodeaban para no dejar un centímetro de aire entre ellos. Jem volvió a subir las sabanas que habían dejado de taparles cuando Heath había comenzado a follarle

Entrecerró los ojos

Habían follado tantas veces juntos que ya había perdido la cuenta… Tantas veces, cerró los ojos del todo. Heath depositó besos sobre los parpados cerrados

-¿Qué te pasa Jemy?- le preguntó Heath cariñosamente

-Pensaba-

-Siempre piensas- Heath le beso los suaves pómulos

-Alguno de los dos tiene que hacerlo- suspiró

Heath dejó de besarle y descansó la cabeza en la curva del cuello y el hombro de Jem, allí se dedico a depositar suaves besos entrecerrando los ojos

Jem, siguió con los ojos cerrados. Sintiendo contra sí cada centímetro de la piel de su hermano, los labios de este por su cuello y el latir de su corazón en su pecho

Sabía que Heath le amaba y él no podía engañarse a si mismo, también amaba a Heath. Pero como siempre, en el fondo de su alma tenía miedo, sabía que estaba mal lo que estaban haciendo. Que había un límite que se supone que debían haber respetado, pero que ya habían roto tantas veces que solo era papel mojado

Y aun así quería creer que quería a Heath como hermano, lo necesitaba… Porque si no entonces solo podría…

-Piensas demasiado- le sobresaltó la voz de Heath al oído

Jem entreabrió los ojos, fijando la mirada en los preciosos ojos de su hermano, reflejo de los suyos, una mezcla de bronce y oro. Se fijo en los elegantes pómulos, las espesas y largas pestañas y la fuerte línea de la mandíbula. Era como verse en un espejo, no había ni una mínima diferencia

-Para ya- le dijo Heath de nuevo- Sea lo que sea no te hace bien pensar en ello- Jem se quedo callado mirándole- Aprietas y sueltas suavemente las manos siempre que piensas cosas que te preocupan, aunque no te des cuenta-

Jem volvió a cerrar los ojos, no servía de nada volver a tener esa conversación con Heath. Solo la habían tenido tres veces en toda su vida, la primera cuando eran uno niñatos y ante la evidente realidad de que tendría que acostarse juntos, la segunda, mucho tiempo después, cuando Heath le confesó que se había enamorado de él y Jem, tras repasar sus propios sentimientos, tuvo que admitir que le pasaba igual y la tercera, la que había sido la peor, cuando Jem le había dicho que no estaba bien, que eran hermanos solo y sin posibilidad a mas, aún recordaba cómo se habían gritado él y Jem, la única vez que se habían levantado la voz en serio, tenía cada frase grabada a fuego

-Te he dicho que pares Jemy, por favor- le dijo Heath recolocándose de nuevo sobre su hermano, preocupado- No me gusta verte así-

-Pensaba en el nuevo- mintió Jem con tranquilidad- En cómo se comportó en la piscina-

-Fue todo muy inesperado sí, pero no es la primera vez- sintió a su hermano encogerse de hombros- Ni será la última-

-¿Viste la cara de Jack?-

-Si- respondió Heath, luego suspiró- Supongo que no quería que fuera todo tan brusco para el nuevo, además que Keigo fuera el que lo provocó tampoco ayuda, nunca se han llevado muy bien-

Jem suspiro para sus adentros, dándose por vencido. Su hermano siempre tendría nula astucia, era algo que a veces le exasperaba pero que la mayoría de las veces le convertía en su refugio. Era tan simple, tan directo y tan cálido que le reconfortaba tenerle cerca

Eran hermanos y lo que hacían estaba mal, Jem lo sabía. Pero esa mañana, en esa cama y en ese preciso momento Jem no necesitaba pensar en eso. Ya habría día suficiente para darle vueltas

Moviendo los brazos correspondió el abrazo de su hermano y alzando la cabeza buscó sus labios. Heath sonrió feliz, por fin su hermano parecía estar relajado, fue al encuentro de sus besos sin prestar atención a nada que no fueran ellos dos


Keigo estaba acostumbrado a los golpes, por eso cuando las manos le agarraron de las solapas de la camisa y le estamparon contra el acuario de su habitación no se inmutó

Tampoco lo hizo cuando los ojos llameantes del danés le fulminaron. Simplemente se limitó a apartar la vaina de la katana que llevaba en la mano de la trayectoria que iba a seguir el cuerpo de Jack para que no se hiciera daño

-La gente suele llamar a la puerta, claro que para ser justos yo ya la estaba abriendo, pero eso no es excusa- comentó Keigo en francés sabiendo que Jack le entendería, odiaba hablar en ingles, le parecía burdo en comparación a la delicada pronunciación francesa

-Déjate de gilipolleces- dijo Jack apretándole contra el frio cristal del acuario, la habitación de Keigo se basaba en habitaciones más pequeñas interconectadas y en distintas alturas, la que daba a la puerta tenía un enorme acuario de metro y medio de alto sobre un muro de medio metro con dos pequeñas escaleras a los lados para subir a la habitación principal- ¿Por qué hiciste lo de ayer?-

-Cosas de la vida, y ahora debería estar con un cliente- respondió jugando con la katana en su mano- Y tengo un trozo de acero bien templado y afilado aquí dentro, por si sigues empeñado en mantener esta conversación-

-Sabías que Álvaro era un Taken y sabias que no podías hacerlo- los brazos de Jack temblaban levemente debido a la tensión contenida

Keigo suspiro, que le estaba arrugando la camisa fue el único pensamiento que se le paso por la cabeza. Ante la impasibilidad del mestizo Jack le pego a él y sus ojos se quedaron a centímetros de distancia

-¿Por qué lo hiciste?- siseó

-Porque era divertido- Jack le giro para pegarle a la puerta con un golpe sordo, Keigo se rio entrecerrando los ojos- Esa ha dolido… Cuanta agresividad-

El mestizo sonrió, luego con  un ágil movimiento de muñeca dejo que la vaina de la katana se saliera. La espada no era ningún objeto fetichista, ni estaba pensada solo para aumentar el morbo del cliente sin riesgo, era real, perfectamente capaz de partir a alguien por la mitad y Keigo sabía usarla muy bien. Gracias a las que más que cuestionables clases del cliente con el que se iba a reunir, Tagayama Suotome

Apoyo el filo contra la piel de Jack

-Cálmate antes de que hagas alguna locura- dijo Keigo entendiendo que realmente Jack estaba muy enfadado- Lo que hice fue para proteger a Álvaro-

-Eso es mentira- respondió Jack frunciendo el ceño

-Que estrechez de miras- respondió Keigo chasqueando la lengua- De los que estamos ahora aquí yo soy el único que no le hará daño-

Jack apretó los puños

-Yo me preocupo por el-

Keigo entrecerró los ojos

-Le aprecias ¿no? Es evidente, te ves reflejado en el- volvió a envainar la katana- Y por eso te jode que seguramente dentro de un mes ese chico este muerto-

Jack le miro con el miedo en los ojos, tras un fugaz segundo le reemplazó una impasibilidad fingida.Keigo continuó hablando

-Lo sé, ese chico ya debería tener su propia habitación y sin embargo aun sigue en las provisionales y además es listo, sabe que fingir ser dócil es lo mejor que puede hacer; así que no da problemas ¿Por qué entonces no la tiene?- Keigo se apoyo en la katana envainada como si fuera un bastón- Porque no interesa y si no interesa es que o va por libre y Gianni le va a tener como Jace o que, y es lo más seguro si es un Taken , a su dueño no le suelen durar mucho los chicos-

Jack trago saliva y entrecerró los ojos

-Gianni te pidió que le vigilaras para que no hiciera locuras ¿no? Es por eso que tu eres el encargado y no Elías, que sería lo lógico, porque tu ya has matado una vez y se lo debes a Otaigo por no haberte castigado cuando lo hiciste- Keigo avanzó hacia Jack y le coloco la mano en el hombro- Le estas cuidando hasta que llegue su dueño, después te encargaras de curarle las heridas hasta que llegue el día en que lo mate, ya sea sin querer o a propósito-

Jack se apartó del contacto del mestizo

-Por eso estas tan obsesionado con él, te ves a ti mismo. Quieres decirle que haga lo que hiciste tú, matar a su dueño. Pero no puedes y mientras cuentas los días hasta que lo maten- Keigo suspiró dándose la vuelta- Deberías alejarte de él por su bien, solo le estas dando esperanzas que no le llevaran a ningún lado- abrió la puerta- Yo cuidaré de él-

El chasquido de la puerta cerrándose fue lo que necesito el cuerpo de Jack para deslizarse, apoyado en el cristal del acuario hasta el suelo, luego cerró los ojos y se maldijo mentalmente


Tagayama Suotome no era un hombre al que le gustara que le hicieran esperar. Era en muchos sentidos un asesino y había matado a gente por razones peores que llegar tarde a su cita

Sin embargo esperaba, apoyado en la pared del amplio y luminoso estudio, viendo la ciudad extenderse a sus pies

Era un hombre joven, de  veinticinco años y de complexión atlética. De mirada dura y rasgos fuertes y afilados, en la parte izquierda del cuello le nacía un tatuaje de dragón Lung que se extendía por su amplia espalda, enroscándose y rugiendo que acababa en el extremo derecho de la cadera, simplemente en tinta negra. A diferencia del resto de tatuajes del resto de Triadas

Eso era lo que le gustaba, la austeridad y sencillez de la Triada de Otaigo, de la que si bien no era el segundo al mando sí que era el hombre de confianza del jefe

En la mano llevaba una cuidada katana blanca, tanto la guarda como la empuñadura. Su favorita, suspiro comenzando a cabrearse cuando la puerta doble del estudio se abrió. Keigo entro caminando feliz localizando rápidamente a Tagayama

El estudio era rectangular, todo de suave madera de caoba con una pared totalmente acristalada que daba a la terraza, en una parte del estudio había varias colchonetas apiladas, el resto estaba totalmente vacio

Tagayama le miró acercarse con paso tranquilo. Su cuerpo se comenzó a tensar y a calentar sabiendo lo que tocaba ahora

Keigo por su parte decidió que lo mejor era ignorar el hecho de que había llegado tarde, se coloco en el centro del estudio mientras su cliente comenzaba a acercarse a él. Lentamente Keigo comenzó a desabrocharse la camisa y a quitarse los caros zapatos que llevaba

-Llegas tarde- dijo su interlocutor en un cuidado japonés con acento de Kyoto

Keigo dejo que la tela de la camisa se deslizara hasta el suelo. Tagayama le paso la mano por la piel

-Tienes unos cuantos golpes- observo pasando la mano por la espalda y el torso del mestizo

-No eres lo suficientemente rico como para tenerme en exclusiva Taggy-chan - le respondió Keigo en japonés, sonrió cuando vio brillar los ojos de su interlocutor- Así que otros pueden tenerme-

Tagayama con cuidado se quito la americana y se deshizo de la camisa. Al entrar se había quedado los zapatos, Keigo por su parte le observo, en el amplio pecho había un pequeñísimo corte nuevo. Tagayama parecía darse cuenta

-Un arañazo, alguien que tenía muchas ganas de vivir-

-Como yo- respondió Keigo desenvainando la katana

Tagayama respiro hondo desenvainando la suya

-Y como yo-

El golpe vino desde la derecha a una velocidad que casi ni se podía seguir. Keigo no podía bloquearlo así que se echo hacia atrás dejando que el filo pasara a milímetros de su estomago. Luego giro la mano cogiendo la vaina de la katana para golpear a Tagayama

Era un movimiento bastante típico de Keigo de modo que estaba preparado y pudo parar la vaina con su propia espada

-Necesitas trucos nuevos- le recordó el yakuza

-Solo tengo que esperar a que los viejos funcionen- movió la espada con una sola mano intentando un corte ascendente

No sirvió de nada, solo cortó el aire

Tagayama se movió con un juego de piernas envidiable, mientras seguía agarrando la katana con una mano. Keigo en cambio pasó a agarrar las suya con las dos y a coger la posición inicial, trabando firmemente las piernas en el suelo

Los dos sabían que podían morir, que ninguno iba a parar el golpe a escasos centímetros de la piel y que la única forma de salir de ahí era o matando al otro o quedando en tablas

Y Keigo llevaba las de perder, siempre llevaba las de perder

Pero aún seguía vivo

Tagayama flexiono el brazo

-Empiezas tú-

-No, por favor, yo he sido el que ha llegado tarde-

Tagayama no respondió, simplemente intento un golpe circular. Keigo lo paro con su propia espada, el yakuza hizo resbalar el filo hasta que se acercó a él

-¿Qué te ha retenido?-

-Asuntos… Cosas importantes- Keigo no podía soportar ese pulso mucho mas, Tagayama tenía un cuerpo atlético y fibrado pero sabía que podía engañar, en realidad esos músculos ocultaban mucha fuerza explosiva. Los combates cortos y de aguante eran su especialidad

-¿Mas que yo?-

-Eres lo último de mi lista-

Poca gente había visto sonreír al yakuza, pero como siempre tuvo que esbozar una sonrisa y reírse entre dientes

-Eres un pequeño cabrón-

Keigo dejo de ejercer fuerza y se agacho para que el filo pasara, movió el filo para cortar los tendones del yakuza pero este ya estaba haciendo descender la espada. Keigo rodó y se encontró con un pequeño corte en su antebrazo, producto de su propia katana

La patada de Tagayama le alzo unos cuantos centímetros del suelo antes de caer. El yakuza se acuclilló a su lado y le agarró del pelo

-¿Si te mata tu propia espada que gracia tendría? Nunca ruedes con ella, nada que no esté a dos metros de ti es tu objetivo- colocó su propia espada en el cuello del mestizo- Muerto-

Keigo sonrió jadeando

-Taggy-chan se lo toma demasiado enserio-

El yakuza le soltó el pelo y apartó la espada para dejarla caer sobre el esbelto cuerpo del chico de pelo azul. Que se revolvió como una serpiente para escapar

La sangre le goteó del brazo empapando su empuñadura y dejando suelto su agarre. Los ojos del yakuza se clavaron en la sangre

Keigo se apartó un par de pasos, apretando los dientes. El corte de una katana era dulce, solo dolían los extremos del corte y el manar de sangre era como algo muy lejano, pero aun así comenzaba a notar pinchazos en la mano. Debía ser rápido

-Morirás si no te curo el corte- respondió el yakuza sonriendo y alzando la espalda- Ven aquí-

Keigo sonrió

-El corte es una ventaja ¿no Taggy-chan?- Keigo dejo caer su mano que goteó sangre desde los dedos, la mirada del yakuza no pudo evitar deslizarse a la sangre

Keigo aprovecho para intentar hacer un corte en media luna con su espada, pero sin mirar casi Tagayama fue capaz de pararle

-Has mejorado, pero no eres lo suficientemente bueno- dijo mirándole esta vez a la cara

Keigo en esa posición alzo el brazo libre y sacando la lengua lamió uno de los riachuelos de sangre que caían. Tagayama no pudo evitar aflojar la presión y Keigo aprovecho para desestabilizar su brazo y hacerle un corte al yakuza, que permaneció impasible

-Ganas una batalla… Pierdes la guerra-

Aprovechando lo cerca que se había quedado Keigo Tagayama movió la mano libre para agarrarle del cuello y colocar la espada contra el lateral de su cara

-Muerto otra vez-

Keigo sonrió estirando el cuello y girando la cabeza para besar el filo de la espada. Tagayama le apretó más el cuello y alejando la espada se inclino sobre él, para besarle ferozmente, con una increíble violencia. Keigo le correspondió el beso sin miedo a ser todo lo rudo que quisiera

Se separaron jadeando pero el yakuza volvió a pegarse a él. Las espadas de ambos se quedaron olvidadas en sus manos, sus puntas rozando el suelo. Tagayama le cogió de la cintura con su mano libre, Keigo se pegó a él cerrando los ojos del todo. Luego el yakuza se separo para morderle el cuello y Keigo gimió por lo bajo

Cuando estaba claro que iban a ir a más el yakuza se separó

-Tengo que curarte el brazo-

-Pensé que te gustaba la sangre-

-Si, pero no que mueras así-

Ambos caminaron hacia el botiquín bastante completo que había en un lateral, luego fueron a las colchonetas. Keigo ya comenzaba a estar embotado aunque se alejo bruscamente cuando el yakuza intento cogerle de la cadera para no caer

Dejaron las katanas apoyadas en el suave acolchado. Luego sin decir nada comenzó a curarle, sus cuidados eran efectivos y precisos pero nada delicados

-Has mejorado- comento mientras limpiaba su herida- Te matarían en una pelea real claro, pero vas bien-

Keigo no dijo nada

-Y este más guapo- comentó después para comenzar a vendarla- ¿Hace cuanto que no te veía, dos meses?-

Keigo se encogió de hombros mirándole. Aunque no se había dado cuenta el yakuza ahora en vez de ser rudo había comenzado a acariciarle la piel. Cuando estuvo curado del todo el yakuza se separó satisfecho de la quirúrgica cura

Keigo le agarró de la muñeca

-Te toca-

-Ni si quiera me rozaste- le quitó importancia, intentó quitar el brazo pero el mestizo no le dejó

Keigo comenzó a su vez a curarle

-¿Cuántos has matado?- preguntó con tranquilidad

Tagayama no dijo nada

-Quiero hablarte de un chico y pedirte un favor- siguió Keigo

-¿Un favor? ¿Tu a mi?- preguntó- ¿Cómo me lo vas a pagar?-

Keigo no respondió pero esbozo una sonrisa sesgada

-Es un favor pequeño aun así-

-¿Hay que matar a alguien?-

-Si- respondió simplemente Keigo

-Entonces no es un favor pequeño- respondió Tagayama frunciendo el ceño- No debería meterte en asuntos así… ¿Es un cliente?-

-Quizá- respondió Keigo

-¿Te…te ha hecho algo?-

-No, pero podría-

Tagayama se quedó callado. Le volvía loco que alguien tocase a su… Hizo un gesto irritado, odiaba sentirse en deuda con ese chico de pelo azul pero lo cierto era que estaba total y absolutamente obsesionado con el

-Cuéntame-

Keigo terminó de vendar la herida

-Ayer tuve que forzar una situación para poder meterme en el despacho de Gianni con libertad… Tuvo que ser algo muy fuerte para que Gianni me dejara de prestar atención… Sobre su mesa había una pila de dosieres… Uno era muy pequeño y pude leer parte del nombre que había en él. El caso es que recordando caí en la cuenta de que hace años ese mismo hombre me pidió pero finalmente tuvo que irse de viaje y no supe más de él… Hasta ahora- miró a Tagayama- Quiero que averigües lo que sepas de él… De forma bastante intima, puede que tengas que matar a algún guardaespaldas-

Tagayama frunció el ceño

-No sé donde esta-

-Aquí, en la ciudad, dentro de siete días es cuando recibe al chico y hay una gran conferencia de productos farmacéuticos en la ciudad… Estará allí y tienes una semana antes de que venga Otaigo para actuar con libertad-

El yakuza permaneció en silencio

-Si es quien creo que es no puedo hacerlo, Otaigo tiene un interés muy grande en ser amigo suyo y no quiere que le espiemos ni le hagamos nada-

-No se lo pido al Tagayama miembro de la Triada de Otaigo si no al Taggy-chan que conocí de niño-

-¿El que te dio una paliza de muerte por robarle aquellos fideos en Odaiba cuando eras un crio famélico?- Keigo asintió

-¿Y que harás con esa información?-

-Ser persuasivo-

El rostro de Tagayama se oscureció visiblemente

-Si Otaigo me pide que te mate tendré que hacerlo- le recordó- Le pareces entretenido y puede que te tenga aprecio pero para Otaigo los negocios son sagrados-

-Yo soy un negocio-

Tagayama alzó la mano para agarrarle de la nuca y pegarle a el

-No quiero tener que matarte pero lo haré-

-¿Harás lo que te he pedido?- pregunto Keigo con un ronroneo

-Si, pero tienes que ser inteligente. No hagas esto por salvar la vida de un crío-

-Toda forma parte de un plan mayor-

-Tu y ese supuesto plan- Tagayama soltó aire lentamente- Hubiera sido mejor si te hubieras quedado en la banda y no te hubieras empeñado en meterte aquí y que te follara quien quisiera-

-A veces hago de activo aunque te cueste creerlo- respondió Keigo acercándose más a él, sus manos le asieron del fuerte bíceps al yakuza- Haz lo que te pido-

-¿Qué pretendes hacer?-

-Ya te lo dije en su día: quiero matar a alguien-

Tagayama no dijo más. Le agarró del cuello tumbándole con violencia contra la colchoneta. Keigo no pudo respirar durante un segundo, luego se llenó los pulmones en una bocanada de aire vigorizante antes de que los labios del yakuza de nuevo le negaran el aire

Rodaron por las colchonetas tumbándose del todo. Tagayama le agarró del antebrazo, rodeando el corte con su mano y apretó. Keigo gimió dolorido pero su mano fue al mismo lugar en el brazo del yakuza para apretarle del mismo modo

Tagayama le beso con violencia intentando poseerle con la boca, ambos brazos gritaron de dolor pero ninguno le hizo caso. Los pantalones de Keigo volaron por el aire como los de Tagayama

Keigo se quedó encima para evitar quedar asfixiado y se desfundó los bóxers mientras se los quitaba al yakuza. Este alzó las manos para agarrarle las caderas mientras con la otra le acariciaba el duro estómago del mestizo

-Quiero follarte, ya-

Keigo se deslizo hasta quedar recostado contra la colchoneta, se alzó sobre los codos. Y cerró los ojos mientras sentía la lengua del yakuza deslizarse entre sus muslos mientras se los apoyaba en sus fuertes y redondeados hombros y comenzaba la sesión de rimming para prepararle. Keigo comenzó a gemir mientras que a la saliva comenzaban a unirse los dedos y jadeo por lo bajo cuando la lengua y las falanges consiguieron vencer su resistencia e introducirse en su interior

La polla del yakuza no tardó en unirse. Mientras Keigo se agarraba a los brazos Tagayama para intentar frenar sin éxito los bestiales embates el yakuza movió una mano para agarrarle el cuello

La asfixia era suave pero constante y antes de lo que tenía planeado Keigo comenzó a correrse, el yakuza siguió por largos minutos, con embates cada vez más fuertes y el vientre pringoso del semen del más joven. Keigo apenas podía soportar la terrible follada, el calibre del yakuza era estándar pero la fuerza con la que le ensartaba no y el aguante le hacía recorrer todos los círculos del cielo y el infierno

La lengua y los labios del yakuza le recorrian cada centimetro del cuerpo que tenía a la alcance, atacó los sauves y delicados pezones, estimulandolos y casi devorandolos con ansedad. Recorria con la lengua la dureza de los musculos del pecho, dejaba mordiscos mientras le follaba y le llevaba a la locura con cada mordida. Quería follarle de la forma mas intensa posible, pero se estaba conteniendo, sabía que no podia; que era capaz de follarle tan fuerte que luego le doliera al sentarse y lo haría pero el mestizo tenia clientes y mas obligaciones, con rabia se tenía que contener para no romperle el culo como en los viejos tiempos

Cuando los gemidos y gritos de Keigo inundaban el viejo almacen de la mansión de Otaigo mientras no paraba de follarselo durante largas tardes y mañanas, llegando incluso a la hora de follada intensa y deliciosa. Brutal y básica

Cuando amenazó con desfallecer por culpa de la pérdida de sangre y la intensa follada el yakuza se corrió con un gemido profundo, como un león que contiene un rugido. Luego  se desplomó a su lado, respirando de una forma levemente agitada

Keigo suspiró levantándose, yéndose al baño para ducharse y antes de que la gravedad reclamara el regalo del yakuza en su interior

Este por su parte entrecerró los ojos. Recordando el favor que le había pedido ese pequeño cabrón

Era demasiado peligroso, pero sabía que lo haría. Por un segundo se preguntó cómo sería tener que matarlo, la opción no le hacía gracia pero sabía que lo haría igual que si Keigo tuviera que matarle

Sonrió sombríamente al preguntarse si el resto de parejas contemplaban así su relación


Jack estaba tumbado en su cama, sin ganas de nada. Todo lo que le había dicho Keigo era verdad, no tenía ni idea de cómo se había enterado pero no le importaba

Quería decirle a Álvaro que escapara, que se encaminaba a la muerte, llevaba días obsesionado con eso. Con decírselo, pero sabía que estaba atado de pies y manos

Nunca debería haberse encariñado con él, pero era inevitable, se veía en el de niño

Realmente esperaba que no muriera pero no podía hacer nada

Álvaro iba a morir, era inevitable, no había nada en su mano que pudiera hacer


A un kilometro de allí, en uno de los más lujosos hoteles de la ciudad un hombre sin nombre se desplomó sobre la cama, medio muerto. Las esposas en sus muñecas le impidieron moverse

Era guapo, muy guapo. Por eso le eligieron

Cuando la sombra que él creía que iba a ser un simple cliente rico y morboso se lanzó sobre él, simplemente rezó para que lo matara rápido

Horas después, sin embargo, ese mismo hombre volvió cojeando a casa, con un labio partido y todo el cuerpo magullado y dolorido

Pero diez mil euros más ricos

A la mañana siguiente decidió que no volvería a ser chapero, su casera vio como un borrón cojeante, en medio del pánico y una maleta saltarina por la velocidad salía precipitadamente del piso antes de que pudiera pararle y nunca más volvió a verle


Espero que os haya gustado, en este y en el siguiente ignoraremos un poco a Alvaro para centrarnos en el resto, en conreto Elías y la pareja de gemelos

Como siempre espero que os haya gustado y que me comenteis vuestras impresiones y opiniones para ayudarme a mejorar

GRACIAS POR LEERME

P.D: Un Lung es el dragón tipicamente asiático, estlizado, con forma serpentina, cuernos y sin alas