Hielo en las venas VII: Jaque en quince

¿Serias capaz? Claro que no ¿Estas preparado? Nunca lo estaré ¿Lo harás? No me queda otra opción, estoy en jaque mate

Bueno volvemos al ritmo de publicaciones normal

Si es cierto, intentando huir de los enormes capitulos de Carpe Diem (para los que leian de 20-25 paginas cada uno) en los que habia miles de giros intente equilibrarlo tanto que al final avanzaba a pasos de hormiga. Muchas gracias por hacerme darme cuenta, espero estar en el camino justo para corregirlo, siempre hago caso a vuestros comentarios

De nuevo os animo a comentar y a darme vuestros consejos en una parte tan importante de la historia como es la presentacion y pinceladas iniciales de los nuevos personajes

GRACIAS POR LEERME


¿Serias capaz? Claro que no ¿Estas preparado? Nunca lo estaré ¿Lo harás? No me queda otra opción, estoy en jaque mate


Álvaro paró la mano la mano antes de tocar la hendidura de la puerta corredera, para salir al pasillo. Se esforzó en calmarse, y cerró y abrió un par de veces la mano, quizá intentando restituir un riego de sangre que sencillamente estaba en su imaginación

Tenía que salir de esa habitación, se lo había dejado claro Jack. El tenia obligaciones que atender y ya no podía estar todo el día con él, podía quedarse encerrado entre esas cuatro paredes dejando que el danés fuera su único contacto con el mundo exterior pero tanto Jack como Álvaro sabían que no lo haría. Porque era un suicidio, en cierta forma, era como dejarse morir. Tenía que salir, respirar algo que no fuera ese aire viciado

Tragó saliva y abrió la puerta con decisión y salió al pasillo con ímpetu. Demasiado quizá, tanto que solo fue capaz de ver un borrón azul eléctrico y una serie de improperios. Álvaro retrocedió, intentando disculparse y centrándose en quien tenía delante

Llevaba una gorra negra tapando un pelo rebelde de un totalmente imposible azul eléctrico. Unos ojos negros se clavaron en él y la boca, cuyo labio inferior estaba surcado por un par de aros negros finos se curvó en una mueca burlona. La piel era blanquísima, como si su dueño fuera alérgico al sol y le daba un aspecto gélido y resaltaba el profundo negro de los ojos. Los pómulos eran elegantes y la nariz recta y bien dimensionada, los ojos levemente rasgados

El chico soltó un par de comentarios en una lengua que era como el restallar de un látigo y luego se giro para seguir andando con amplias zancadas. Llevaba la típica ropa de skater innegablemente cara y bajo el brazo, para reforzar la conjetura, una tabla negra y plateada. A pesar de que daba la imagen de alguien joven, en ese rostro se podía ver el de alguien de su misma edad y seguramente superior, quizá diecinueve como Jack

Álvaro ya estaba un poco desconcertado con tanta gente nueva, y sobre todo, con tantas lenguas nuevas. Todos allí parecían sacados de países diferentes y el español tenía un lio de nombres, por ejemplo, a ese chico era la primera vez que le veía. Si bien era cierto que era su segunda salida en solitario de momento se sentía muy perdido

El español ya conocía a Jack, al pelirrojo Heath (que tenía un hermano idéntico, Jem), a Elías y ahora este nuevo chico. Eso hacía un total de cuatro, contándole a él cinco, eso significaba que le quedaban otros cuatro chicos por conocer de los que uno estaba de viaje, el tal Jace. Así que tres en la casa… La sola idea de tres encuentro mas con aquellos profesionales del sexo le daba escalofríos

Camino por el pasillo de madera negra, sin saber muy bien qué hacer. Jack le había dado un par de consejos, como que siempre se dirigiera a los otros en ingles y que siempre se dejase llevar porque seguramente estarían jugando con él. Eso no lo entendía muy bien sin embargo creía saber el porqué, por eso intentaba no quedarse a solas con ninguno de los chicos en una habitación con una cama

En la cocina no había nadie y por las escaleras se escucho el ruido del chico skater subiendo. Álvaro decidió esperar un poco, no quería tener otro encontronazo con aquel chico, no le había parecido hostil, pero la gelidez que transmitía le intimidó un poco

Una vez que el ruido ceso Álvaro se atrevió a subir por las escaleras, al parecer y como era una norma con los novatos tenía que ir en bóxers a todos lados. Lo cual le ponía nervioso, aunque estuviera solo sentía mil ojos sobre su piel. No se lo había contado a nadie pero estaba seguro que si transmitía sus pensamientos a Jack este se reiría y haría algún comentario irónico sobre ser escort . Se agarro al pasamanos intentando no pensar en el chico muerto, ya le tenía miedo a la sangre gracias a eso, ahora no podía cogerle también miedo a las escaleras; sería demasiado ya

Todas las plantas tenían una temperatura agradable, además la calefacción iba por el suelo de modo que podía andar descalzo todo lo que quisiera. Cuando subió a la segunda planta todo estaba silencioso, aunque a lo lejos en el pasillo se escuchaba un muy tenue ruido sordo

Álvaro siguió andando, directo a la habitación de Jack. Se sentía un poco estúpido buscándole para que le hiciera compañía o al menos le dijera que podía hacer, como si fuera un crío. Pero realmente, y eso era lo penoso, era la salida más digna que tenia

Cuando llego se encontró la puerta cerrada, no sabía si entrar, como Jack siempre hacia en su habitación, o llamar y esperar. Se sentía un poco estúpido allí parado, estaba subiendo el brazo para llamar cuando una voz le paro

-No está, tenía trabajo- Álvaro se giró, le habían hablado en español pero con un acento muy inclasificable, al girarse se encontró con un chico moreno, bronceado, seguramente procedente de algún clima tropical, era muy joven, y no solo alguien que lo aparentaba físicamente, como el chico que se había encontrado antes, si no de alguien joven de verdad

Se le rompió el corazón al imaginarse a semejante chiquillo con la cara hundida en la almohada mientras alguien que le triplicaba la edad se dedicaba a embestirle. Sonrió tímidamente, estaba en la puerta de su habitación, llevaba solo un pantalón largo de tela blanca vaporosa

-Hola- fue todo lo que se le ocurrió decir

-Hola- le respondió con una sonrisa indulgente ante su desconcierto- Me llamo Laos-

-¿Y ese nombre?- comentó sin ser capaz de enlazarlo a ningún país concreto

Laos se encogió de hombros, la luz le daba en la espalda bronceada, de modo que ocultaba la inmensa mayoría de sus rasgos. Sin embargo tenía un moreno bonito, dorado, como le llamarían en las revistas de actualidad

-Nadie sabe pronunciar el verdadero, así que cogí este, más sencillo- tenía un acento muy musical, se hizo a un lado- Pasa, si quieres; iba a bajar a ver si había alguien en el comedor pero ya no apetece-

Álvaro se quedo parado sin saber qué hacer. Laos se apoyo en el marco, sonriéndole desde la negrura que le daba la luz a sus espaldas

-Te aconsejo que pases, es mejor que estar perdido y Jack tardara bastante en volver-

Finalmente aceptó su oferta, pasando. Su habitación estaba predominada por el color blanco y arena, con unas sedas bastante vaporosas, desde luego el típico estilo de un hotel tropical de cinco estrellas

-¿De dónde eras?- preguntó Álvaro

-No te lo he dicho todavía- se rió- Soy de Nauru, de la ciudad de Yaren, aunque en realidad vivía casi solo en la playa- ante el desconcierto patente de Álvaro Laos sonrió, parecía que le gustaba sonreír y desde luego el mundo mejoraba mucho con cada una de sus sonrisas- Es una isla enana perdida en el pacifico-

Se sentó en una silla giratoria frente a un escritorio, girándola para encararse con el

El chico no debía de pasar de los quince años, y a pesar de eso tenía los rasgos bastante afilados, sin la redondez típica de la niñez, tenía el cuerpo delgado. Una especie de versión más pequeña de Jack, como el mismo moreno perfecto que el español creía haberle visto antes. El pelo marrón profundo con los ojos del mismo tono, en el cuello llevaba un collar hecho con minúsculas conchas blancas que casi parecían pequeños segmento circulares, tenía una sonrisa muy cálida que le achinaban los ojos al exhibirla. Se inclino hacia atrás para recostarse en la silla

-Te gustan las chicas, ¿verdad?-

Álvaro frunció el ceño

-Si, ¿por?- Laos le miro de arriba abajo

-No me miras como si te gustaran los chicos. Porque entonces te gustaría yo- Álvaro sonrió distraídamente ante el comentario pero sintiéndose estúpidamente feliz de ver que no estaba cambiando, Laos le señalo un puf cercano para sentarse

-¿Cuántos años tienes?-

-Catorce- respondió sin alterarse, se levanto para sentarse en otro asiento similar al de Álvaro pero más cerca

-¿Por qué estas tan convencido de gustar?- preguntó, comenzaba a darse cuenta de que allí, con aquellos chicos, el hielo se rompía muy rápidamente, quizá era el solo el que se daba cuenta o quizá ellos habían vivido tantas situaciones en las que se rompía tan rápido que ya no lo notaban

Laos se encogió de hombros

-Está mal decirlo, pero...- dejó la frase en el aire, Álvaro comprendiendo le miro mejor, el bronceado y su cuerpo mas menudo marcaban mucho mejor cada musculo que en Jack y realmente de cara era mucho más guapo que el danés, con ese aire tropical e inocente- Además que tengo catorce, soy el placer prohibido que todos quieren y se niegan a admitir-

Álvaro frunció el ceño dispuesto a hablar. Pero Laos se apresuró a cortarle

-Me refería a de los que están dispuestos a gastarse el dinero aquí, desde luego no generalizo con todo el mundo-

-Hablas muy bien español- dijo Álvaro tras una pausa incomoda, intentando reconducir la conversación

-Venían muchos turistas hispanos a la isla y alemanes e ingleses… Tienes que aprender rápido lo que dicen-

-¿Para complacerles?-

Laos negó con la cabeza

-Para saber cuándo escapar-

El pequeño ángel tropical le miro de pronto con una madurez demasiado cruda

-Eres el Taken - no era una pregunta pero Álvaro asintió- Yo también soy uno- comento mirando a la pared- ¿Sabes quién te ha pedido?-

Hubo un nuevo silencio incomodo

-Bueno, seguro que es buena persona, como el mío- dijo Laos tocándose el collar- Esto me lo regaló él-

Álvaro sonrió levemente sin decir nada, luego queriendo de nuevo encauzar la conversación preguntó:

-¿Por qué era mejor entrar en tu habitación que seguir explorando?-

-Bueno, me aburría y quería compañía pero sobretodo…- torció el gesto intentando pensar- Algunos clientes de confianza a veces se pasean por los pisos superiores- Laos suspiro- Si eres un Taken no está bien que te vean, se pueden enfadar mucho si saben que no pueden tenerte, aunque en realidad no te quieran realmente-

Álvaro se quedo callado, ese chico parecía mucho más maduro que él, de hecho todos allí parecían mucho más maduros que el. Se sentía como un crío que no sabía nada de la vida

-¿Te gusta vivir así?-

A Laos pareció sorprenderle la pregunta

-Esta vida no está mal- chasqueó la lengua- Si, se que para ti no lo parece pero… No creo que sepas lo que es pasar hambre de verdad- Laos se miro su estomago, surcado de las suaves líneas de unos abdominales un tanto difusos pero visibles- Crees que estoy delgado, pero allí estaría… Cuando tienes hambre de verdad no te importa comer una polla… No nos pagaban con dinero, nos cogían nos subían a la habitación de su hotel, nos dejaban ducharnos, ver la tele y comer… Luego llegaba lo otro, algunos no podían controlarse y se metían a la ducha contigo, te lavaban ellos, te secaban ellos, veías la tele mientras no paraban de tocarte y comías mientras ellos trabajaban por debajo de la mesa… Pero comías… Y eso era lo importante, aunque luego tuvieras que dormir bocabajo al menos no pasabas hambre… Yo lo tenía fácil, soy muy guapo pero he visto amigos míos tirarse a los pies de quien fuera suplicándole que les follara por un plato de sopa. Mi país es un paraíso tropical, pero no te puedes alimentar de la luz del sol ni de las playas vírgenes, el mar está vacío desde que los grandes barcos arrasan con todos los peces y el cemento y el asfalto devoran los campos…-

Laos hizo una pausa, mirando el techo, reclinado en su asiento

-Claro que me gusta esta vida, para ti puede que sea morir día a día pero yo estaría muerto sin ella-

La cruda madurez de sus ojos se esfumó de repente, reemplazada por la despreocupada inocencia que tenia de hace unos segundos

-Bueno, cuéntame, ¿Qué tal está siendo Jack contigo?-


Gianni se inclino sobre el asiento, cruzando los dedos sobre el puente de la nariz. Miro a Jack delante suya, tenía un par de marcas rojizas por el cuello allí donde los labios le habían hecho presión pero su mirada era limpia y mucho más relajada que de costumbre. Gianni conocía ese brillo en los ojos y había aprendido a calcular su valor a la perfección

-Parece que Messie Mureau ha disfrutado mucho contigo- comentó en lo que podía haber sido un tono distraído dentro de la neutralidad total

Jack se encogió de hombros, pero realmente sí que había disfrutado. Y el también, follar con Álvaro era demasiado estático; le reconfortaba volver a probarlo de manos de Bernard, uno de sus mejores clientes, no solo por lo que pagaba si no por la experiencia amatoria y la calidez con la que trataba siempre a los chicos; participaba y no solo se limitaba a hacer. De todas formas era sexo de pago, ese era el pequeño veneno que siempre latía debajo de su piel, que se instalaba en el fondo de su cerebro, haciéndose eco de cada uno de sus pensamientos de manera burlona

Su humor empeoro de repente

-Tu chico parece que se está acostumbrando muy rápido a su nueva vida- siguió Gianni- Estas a punto de rebasar la quincena, ¿cómo le ves?-

-Le ha hecho bien salir, al menos parece que parte de su amargura ha desaparecido-

-¿Parte?-

-Si, parte- Gianni hablaba de los sentimientos del chico, pero parecía que su conocimiento se reducía solo a lo que había leído en los libros, sin ninguna experiencia propia, sus robóticos ojos se clavaron en Jack

-Tendrás que quitársela toda-

-¿Lo importante es que aguante no? Desde luego que es consciente de porque está aquí, que todo esto no es más que la preparación… No se le ira la amargura, de hecho es lo que últimamente le mantiene vivo-

Se arrepintió de haber dicho eso, Gianni le miro se tomo un par de segundos en responder como si realmente no creyera necesario hacerlo

-Sabes porque está aquí, ¿mantenerse con vida? Sí, me da igual como lo hagas, pero desde luego no dejare que sea de una forma que le deje inestable… ¿Amargura? La amargura lleva al odio y al rencor que lleva a hacer locuras, no. La amargura es peligrosa, la esperanza es dócil y fácil. Dásela-

-Eso es cruel- respondió Jack sin pensar

Gianni entrecerró levemente los ojos. No estaba muerto por dentro, porque nunca albergo nada llamado vida que pudiera matar. Crueldad era una palabra que conocía pero que no comprendía del mismo modo que tampoco comprendía otras tantas, una lista escalofriantemente larga

-Te confié el secreto de su estancia aquí, no para que te apiadaras de él si no para que supieras y estuvieras listo… Me cuestionó si lo estas-

Pues claro que no lo estoy joder pensó Jack, queriendo levantarse  gritando

-Cuando llegue el momento…-

-¿Lo harás?- pregunto Gianni mirándole fijamente- ¿Te mantendrás firme? ¿Lo permitirás?-

Jack sabía que no, que no podría… Pero por otro lado sabía que no tenía elección. Se mordió el labio inferior

-Otaigo está muy pendiente de esto, yo tolero los errores, el no- dijo Gianni- Y no le gustan los que los comenten-

-Pero…- se calló, ¿de qué servía?- ¿Va a venir?-

-Si- respondió, como Jack no dijo nada Gianni añadió- Que eso no te distraiga-

Jack intento controlar su respiración. Como a todos los chicos Otaigo le inspiraba terror en el estadio mas primario, todos conocían los lagos de sangre que había tenido que vadear ese hombre para llegar a donde estaba y todos sabían que defendía su posición con extrema dureza. Gianni era la marioneta, Otaigo tiraba de los hilos desde el otro lado del mar

-¿No has compartido lo que te conté con nadie no?-

Jack entrecerró los ojos, recordando la conversación con Elías de hace unos días

¿Serias capaz?

Le había preguntado el mexicano. Desde luego que no y eso era lo frustrante, saber que no tenía elección. Irónicamente Jack se sentía como se había sentido cuando llegó allí, atado de pies y manos y esperando

Lo odiaba, pensar en su pasado. Gianni seguía hablando, contándole más detalles que debía saber pero que al danés no le importaban. Estaba demasiado ofuscado bajo la apariencia indiferente que intentaba mostrar

Odiaba su pasado. Entrecerró sutilmente los ojos, no servía. Conocía demasiado bien los síntomas de la inmersión, de ser engullido por sus recuerdos. Gianni se esfumo en brumosas volutas para dejar paso a una habitación oscura, con pesadas cortinas tapándolo todo

Jack se vio a si mismo más joven, pegado contra la pared. Veía el cuerpo avanzando hacia él, a cuatro patas, manchando de sangre todas las sabanas por las heridas que el pequeño y aterrorizado le había provocado

El cuerpo siguió avanzando con la mirada mezcla de odio y sorpresa, las cascada de sangre resbalo desde el borde de la cama desbordando por el suelo con un sonido demasiado pesado como para no dejarle clavado en el sitio. El hombre extendió la mano hacia él, un reguero de sangre le caía desde el hombro manchándole todo el brazo con ríos rojizos mientras con cada respiración las heridas de su pecho parecían llorar mares rojos

Se cayó de la cama, rodando entre su propio charco de sangre. Jack se vio a si mismo paralizado, contemplándolo. El hombre se arrastraba hacia él, forzando los dientes en una mueca desencajada. Un monstruo bañado en sangre

El cuchillo en su mano había amenazado con resbalar, pero lo mantuvo bien sujeto. Avanzo un paso, avanzo dos… se arrodillo, entrecerró los ojos muerto de miedo y temblando por la venganza

Expulso el recuerdo de su mente antes de tener que ver como su brazo se levantaba para el golpe final, cuando había dejado de ser Taken

Poco a poco volvió paso del fundido a negro a la conversación con Gianni, parecía no haberse dado cuenta aunque tratándose de él nada estaba claro. De todos modos justo en ese momento había terminado de hablar, no parecía nada importante porque no preguntó si lo había entendido

Jack se levanto con cuidado para irse

-Más vale que esté preparado, Jack- fue la despedida de Gianni

Jack no dijo, sabía que no lo estaba. Como tampoco lo estaba el crio que había sido cuando tuvo que bautizarse en sangre para hipotecar su libertad


Elías cerró la mano en un puño, descargándolo contra el saco. Las vendas que cubrían sus nudillos apenas absorbieron el impacto que escalo por su antebrazo para perderse a la altura del hombro

Se oían ruidos lejano pero no le importaban, la canción hacía rato que se había parado de ahogar con sus gritos el entrenamiento pero no se había molestado en poner otra. Ya estaba a punto de acabar

Se sentía como siempre vacio después de haber estado con un cliente. No le veía sentido a todo esto, pero tampoco tenía otro sitio a donde ir. Le parecía increíble que chicos como Jack aceptaran esta vida con esa tranquilidad y que otros como había sido Fabio se rebelaran contra ese estilo de vida con toda esa furia contenida

Desde su punto de vista, ni cinismo, ni docilidad, ni rebeldía tenían sentido. Cada uno de ellos estaba solo, cada uno de ellos debía cuidar de sí mismo. Todo era una ilusión, cualquier cosa que no fuera un vacio inmenso era una mentira. Todos estaban solos, el estaba solo. Atrapado por las decisiones que otro en otro lugar había tomado

Él no era él, no era Elías. Eso solo era un nombre, no era nada. Algo que perdía el sentido si se repetía muchas veces. Pocas cosas tenían sentido ni importancia, solo la que se quería darlas y desde luego nada valía nada. El estaba allí porque no tenía ningún otro sitio, nunca había tenido otro sitio a donde ir. Su vida había sido un camino largo, muy largo y duro, pero de un solo sentido y dirección, sin bifurcaciones

Que importaba preocuparse por el futuro. Elías lo tenía muy claro, solo había en una dirección. Nada de lo que hiciera lo podía cambiar, por eso cualquier otra posición vital a su juicio era una pérdida de tiempo, no era más que engañarse creyendo que se podría buscar otra salida

Todo el asunto de Jack y Álvaro solo confirmaba su teoría

Y sin embargo Elías no podía evitar albergar sentimientos por Lazhar… Algo que sabía que solo era ilusiones y que las ilusiones en este mundo acababan destrozadas sin piedad

Gruñó, sintiendo los brazos muertos después de tantos puñetazos

Street hoo…

Con un puñetazo nacido de la ira y la frustración termino el entrenamiento

No olvidaba lo que era. Un hijo de la calle. Eso nunca lo perdía de vista, pero lo odiaba; porque Elías había visto con sus propios ojos lo dura que podía ser la vida, matar o que te mataran. Y sabía que todo eso era una ilusión de oro y marfil. Y sobretodo odiaba pensar que era el único que se daba cuenta de ello

Era tan frustrante

Se quito las vendas mientras respiraba agitadamente, bañado en sudor. Contempló un movimiento por el rabillo del ojo. Allí apoyado en la columna Keigo le contemplaba con su eterna media sonrisa burlona

-¿Un mal día?- le preguntó en un francés perfecto

Elías no respondió. Después de Jack, Keigo era el que más le sacaba de sus casillas. Pero mientras que con Jack era una especie de animadversión cálida con Keigo era algo gélido. Como todo en el

El mestizo de asiático occidental, pues nunca había confesado de donde era, de pelo azul eléctrico camino hacia él. Había llegado un día sin más, no tenia pasado, al menos no quería hablar de ello y parecía ser el único que sabía lo que realmente pasaba allí. Algunos, entre ellos Elías, creía que estaba de alguna forma relacionado con Otaigo. Pero el dios del pelo azul nunca decía una palabra de más, como si tuviera un gran esquema mental en la cabeza

Elías sabía porque estaba allí. Keigo se encargaba del sexo más duro y depravado, no necesariamente aquel que tenía que ver con el dolor físico pero si con aquellos placeres que tenía que ver con los rincones más oscuros del alma. Y eso le había convertido en un cabrón. Uno gélido, altivo y distante pero que estaba buenísimo y que sabía usar lo que tenia

-Vaya, ¿es que hoy no hay respuesta elocuente?- comentó- Yo que venía con toda mi buena intención…-

Elías se giro, mirándole y suspirando exasperado. Vio que en su cuello había una pequeña mancha rojiza, la marca de la presión de unos labios

-¿Te gusta? Me lo ha hecho el ruso, este cliente quería un dueto fíjate tu- comento con una sonrisa- Claro que no ha participado, con el aceite y pajearse ya tenía suficiente, además en la sauna no…-

-No me importa Keigo, nunca me importa-

-Pero si es sobre Lazhar- dijo abriendo los ojos por la sorpresa- Pensé que…- dejo el final en el aire deliberadamente

Elías le miro, lo reconocía en sus ojos. Keigo también sabía lo que era vivir en la calle y estar a punto de morir de frio, hambre y sed. Por eso en el fondo sentía una especie de conexión con él, una que le impedía echarle a patadas de allí  Pero ahí acababa todo. El camino de Keigo era muy diferente al suyo

Sintió las yemas de los dedos de Keigo recorrerle el pecho

-Hoy parece que estoy rodeado de tíos sudando-

-Podrías no estarlo, si te vas-

Keigo sonrió

-Tienes respuestas mejoras que esas Elías- Keigo se quito la camiseta de un solo movimiento experto, tirándola contra el suelo. Su blanquísimo torso tenia suaves marcas rojizas, pequeñas dentelladas por todo el. Una sobre la cadera muy cerca de la entrepierna- Todos hechos por Lazhar- se pasó la mano por el pecho, Keigo sonrió haciendo su rostro dolorosamente perfecto y frío

Pasó por su lado caminando con tranquilidad, dando vuelta alrededor. La gorra sobre su cabeza se inclino para golpearle el hombro. Las manos de Keigo acariciaron a Elías que se mantuvo firme sabiendo que cualquier otra reacción solo divertiría mas al mestizo de asiático con… Lo que fuera que había atemperado los rasgos orientales de Keigo

-Todos, hechos por él, en la sauna… Llenos de sudor, con el aceite por su cuerpo- dijo- Entre sus fuertes brazos mientras su boca descendía una y otra vez- de nuevo estaba delante de Elías, sus dedos rozaron una marca y se estremeció- Esta sí que fue placentera...- Keigo se dio la vuelta mostrándole la espalda blanca, había cogido la botella de agua de Elías la abrió bebiendo un poco y luego echando una pastilla de un azul como su pelo que burbujeo en ella. La cerró de nuevo y miro a Elías sobre su hombro perfecto

Este por su parte no podía parar de imaginarse a Keigo sobre Lazhar. No pudo evitarlo, aunque sabía que estaba mal su paquete se endureció. Keigo sonrió caminando hacia una de las puertas laterales de la sala

Elías lentamente le siguió. Sintiendo el calor de su cuerpo tirar de él, con las imágenes en su cabeza, espoleándole. En el fondo de esos negros ojos Elías se veía a sí mismo. Y eso era lo que le repelía y le atraía a la vez… Y de fondo la resonancia de sus sentimientos por Lazhar que tan bien sabia usar Keigo para llevarle por donde quería

Este se quito la gorra dejándola caer al suelo, para luego desabrocharse los pantalones. Iba descalzo, como él. Gracias a la calefacción del suelo no necesitaban más. Se giro antes de llegar a la puerta, tendiéndole la botella a Elías. Este la cogió, dudando como siempre sobre si beber o no el Ice . Pero como siempre el juicio de Keigo sobre las partes oscuras del alma no fallo; sabia que bebería y así lo hizo

Y después el mismo se terminó lo que no se había terminado Elías

Este por su parte mientras sentía congelarse su garganta se lanzo sobre Keigo que agarrando el pomo a su espalda hizo ceder la puerta. Los labios del mexicano buscaron los del mestizo, buscando unirse. A cada uno le pareció que sus propias bocas se congelaban mientras la del otro ardía, del mismo modo con sus pieles. Pronto comenzaron a sentir el familiar agarre gélido en sus pulmones y la persistente quemazón en sus congelados pechos, desde el esternón hacia fuera. Como si alguien con las manos al rojo vivo quisiera abrirles el pecho

Habían entrado en un pequeño vestuario, que daba a una ducha funcional pero de tamaño medio y una cabina doble para la sauna finlandesa. Keigo dirigió a Elías lejos de esta última, queriendo entrar en la ducha con él. La ropa de ambos voló por la habitación. Elías sintió las manos ardientes del mestizo en su piel, apartándole mientras este se deshacía de sus bóxers, toda su piel parecía porcelana finamente trabajada. Una especie de dios esculpido en mármol con el pelo de aquel imposible color

Los dedos de este, tras quitarse los bóxers acariciaron cada una de las marcas que le había dejado Lazhar, estremeciéndose de culpable placer al rozar cada una de ellas. Elías no podía soportarlo. Lo necesitaba, aunque sabía que estaba mal, el Ice había cortado las pocas inhibiciones que tenia para dejar correr sus más bajos instintos. Se arrodillo delante de él y su boca se posa sobre una de aquellas marcas

Sus congelados labios parecieron arder al sentir la piel y la marca bajo ellos. Donde habían estado posados los labios de Lazhar… Donde ahora estaban los suyos. Una especie de beso en el eco del tiempo. Keigo se estremeció, enterrando los dedos en el pelo del mexicano, instándole a que siguiera. A que no se detuviera a pensar en que se estaba entregando a un placer obsesivo y culpable. Sabia…Sabia juzgar muy bien… Y sabia que le tenía donde quería

Los labios de Elías fueron dejando ríos de fuego sobre él, reavivando las ascuas de cada marca. Volviendo loco de placer al mestizo y atrapando más y más al mexicano. Ambos estaban en el límite y dispuestos a seguir

Con un giro de muñeca Keigo abrió el agua caliente, que les golpeo desde arriba, empapándolos a ambos y haciéndoles llegar al paraíso que necesitaban sus congelados cuerpos

La respiración, rápida y anhelante por el Ice , se torno es asfixia por el agua. Pero para ambos solo fueron las alas de su placer. Keigo le dirigió la cabeza hasta la marca de su cintura, casi en los límites de su entrepierna. Elías la atacó con los labios y la lengua, pasando a usar hasta los dientes de forma suave. Queriendo ahondar en ese estigma, bebiendo de él como si fuera lo único que le mantenía con vida, imaginando que esa piel eran unos labios que le respondía el beso

La polla de Keigo se apoyaba contra la barbilla de Elías que se lanzo a por ella. Agarrando la nívea cintura del mestizo para poder sacarle del chorro de agua que le estaba ahogando aun así sus propios pulmones apenas se llenaban del aire necesario para poder continuar con la mamada, algo que extrañamente le impulsaba a seguir y a seguir. Porque se imaginaba otro cuerpo y otra situación y eso le bastaba

Pronto el Ice inundó todo el torrente sanguíneo, llegando a cualquier minúsculo rincón de sus cuerpos, transportándoles al siguiente nivel de éxtasis. Allí no había pensamientos racionales, solo imágenes sueltas y confusas. Puro y crudo instinto

Allí era donde Keigo tenía todo el control y donde realmente podía disfrutar

Se deslizó por la pared, sacándole la polla a Elías de la boca para acabar sentado a horcajadas sobre él. Su lengua le recorrió el pecho empapado, intentando encontrar sin éxito algún rastro de sudor que poder devorar. Al no encontrarlo los dientes se decidieron a cobrarse la venganza en la piel, sobre el pectoral derecho, de una dureza que casi le hacia correrse allí mismo, dejo su marca justo sobre el corazón. Después se dirigió al valle de carne entre ambos, mientras cada beso hacia nacer rosas rojizas en el cuerpo extasiado del mexicano que se dejaba hacer, deseando tener el cuerpo lleno de estigmas como el de Keigo

El cuello, los brazos y finalmente la polla que se zampó el mestizo, nada quedó ajeno a sus labios incansable ni sus manos que tan afanosamente recorrían su propio cuerpo reactivando sus propias marcas para lanzar descargas gélidas a su espina dorsal. Los dedos de Elías amasaron el firme trasero del mestizo aunque los dos sabían que no iban a llegar

Justo antes de la corrida Keigo se separaron, abrazando con sus piernas la estrecha cintura de Elías y aprisionando las pollas de los dos. Sus cuerpos helados bajo el agua parecían arder allí donde la presión y los dientes habían atacado y eso era, en su experiencia, el placer en su estado más natural, arrullado por la frenética nana del Ice

Ambos se corrieron casi al mismo tiempo y de forma casi idéntica, ninguno a plena potencia pues se habían corrido varias veces ya aquella mañana pero si para que los dos bajaran la vista y pudieran ver sus propias corridas mezclarse

Keigo se separo, apartándose los mechones eléctricos de la frente. Con su rostro en un estado entre la paz y el desdén burlón. Se fue a levantar pero las manos de Elías aprisionaron sus brazos, haciendo fuerza hasta hacer arder la piel y el musculo bajo sus manos. Le dio la vuelta pegando su cuerpo contra las frías baldosas

El Ice estaba presente pero sus efectos comenzaban a diluirse lentamente. El mexicano le abrió las piernas y coló su polla entre ellas. Keigo exhibió una sonrisa sesgada, disfrutando del giro de los acontecimientos. Sin embargo el mexicano no tenía ninguna intención de penetrarle, su polla estaba a media asta aunque el roce con ese trasero tan firme comenzaba a animarla

-Para ya- le dijo el mexicano respirando con dificultad

-Seria mentirnos a los dos- dijo ampliando su sonrisa de zorro- Guardas demasiadas cosas dentro street hooker -

Entonces el mexicano sintió una presión ardiente en el cuello, apretó los dientes mientras la sonrisa descendía en su cara pero no en su interior. Mientras Elías comenzaba a violarle ferozmente arrodillados en la ducha Keigo se sintió realizado. Nunca fallaba en sus juicios


Álvaro realmente se sentía agusto con ese chico, saltando la inquietante conversación inicial realmente Laos era un chico al que era imposible no querer. Era ingenioso, amable y realmente tenía una sonrisa y una mirada que inspiraban confianza. Los dos estuvieron toda la mañana en su habitación, hablando y jugando mientras el isleño le explicaba algunas cosas sobre su nueva vida. Parecía mucho más dispuesto que Jack a soltar información y eso fue algo que el español se decidió a aprovechar

-Luego esta Jace…Buah ese sí que esta bueno, ahora está de viaje y por eso será el último al que conozcas… Pero es muy buen tío, me está enseñando a tocar la guitarra- sonrió- Aunque soy malo con ganas-

Álvaro se rió, Laos le había tendido una cerveza mientras el bebía lo que parecía zumo casero

-Lo hago yo mismo- le había explicado Laos sonriéndole- Papaya, leche de coco un poco de vainilla y a veces un chorro de whisky para darle sabor- Álvaro comenzó a fruncir el ceño- Chorro, he dicho chorro… Aguanto fatal el alcohol, se me sube enseguida pero a veces cuando me cuesta dormir me viene genial, y nunca me hecho más que lo suficiente como para cubrir el fondo del vaso y un poquito más-

También se había dado cuenta que la habitación de Laos era el doble o casi el triple que la de Jack, y eso que la del danés era bastante grande y que estaba llena de pequeños lujos que la de este carecía. Cuando se lo preguntó pareció apenarse levemente

-No me dejan salir mucho de la habitación- había dicho tras darle un buen trago al zumo- Solo cuando no hay clientes y aun así a veces ni subir a los pisos superiores…- se inclinó hacia Álvaro hablando en tono confidencial- ¿Hay cámaras sabes? Un par repartidas por la tercera y cuarta planta, en el gimnasio, en la piscina y así… Son para los clientes, transmiten en directo. Hay algunos de esos raros que les gusta espiar por cámaras- se estremeció- Por eso a veces tenemos que follar delante de ellas como si no supiéramos que están y actuando con normalidad, es como si ahora mismo yo me inclino un poco mas y…- se alejo antes de que sus labios se rozaran, allí sentados la diferencia de alturas era mínima casi

-¿Tenemos?- preguntó Álvaro- ¿Tu también?-

-Bueno si, es cierto tu y yo somos actualmente los únicos Taken - suspiró, la mirada se le oscureció y el español supo que pensaba en el chico muerto- Yo nunca he follado delante de las cámaras-

-Jack me dijo que todos os habías acostado con todos-

Laos sonrió, animado de nuevo

-No estaría pensando en mi- se rió- Soy bastante fiel, aunque alguna vez sí que ha caído algún beso suelto y algún juego de manos con alguno - suspiró- A todos les pone un poco nerviosos que sea tan pequeño, en el fondo se sienten como si ellos fueran clientes y yo el escort - sonrió- Pero dentro de poco cumpliré los quince y ya no seré tan pequeño-

Abrió los ojos

-Ah sí, eso me recuerda… Alguno de los chicos se querrá acostar contigo, no es nada personal pero deberías seguirles el juego. Así es como examinan a los nuevos, no te digo que aceptes todo lo que te propongan solo que no te cierres a todo… El sexo es la mejor forma de conocer a otra persona-

-Yo pensaba que era una buena conversación- dijo Álvaro vaciando su bebida

-Bueno, aquí relativizamos bastante el sexo. Es normal, hemos aprendido que no tiene mucho valor en el fondo, por eso no hay tantos… Mmmmm reparos, supongo- se terminó el zumo casi- Pero aun así no deberías pedirlo tu-

-Tranquilo, que no lo iba a hacer- respondió Álvaro

-Lo supongo, pero deberías saber que hay ciertas reglas no escritas… Por ejemplo, Lazhar y Jace son los mayores. Ellos nunca se acostaran contigo, de hecho apenas lo hacen si no es por deseos del cliente. Aunque Jace si que suele visitar la cama de Jack de tanto en cuanto y Lazhar… Bueno, es un poco difícil de tratar, parece vivir en un plano distinto al nuestro… Pero es majo si se le sabe tratar, aunque nunca sonríe- se termino el zumo y dejo el vaso en el suelo- Y por ejemplo Heath y Jem solo estarán dispuestos a hacer de tríos en adelante, no les gusta acostarse con alguien si el otro no está… Y cosas así que ya iras descubriendo-

Iban a seguir hablando cuando unos suaves golpes en la puerta sonaron. Álvaro y Laos estaban sentados en una pequeña cheslón en la parte alta de la habitación, que disponía de dos alturas. Laos grito en ingles que se podía entrar y enseguida Jack se deslizo dentro del cuarto

-Ah bien, no sabía dónde estabas- sus ojos hicieron una rápido análisis de la situación, iba vestido con una camisa y unos pantalones bastante desgastados- Parece que os habéis hecho amigos- sonrió, aunque había algo incomodo en esa sonrisa Álvaro decidió guardar ese pequeño detalle

-Si, le estaba contando cosas- respondió Laos, parecía bastante emocionado; no solía recibir muchas visitas en su cuarto y menos dos simultáneamente

-Espero que no le hayas asustado demasiado- sonrió Jack mirándole

-No no- respondió Laos no entendiendo muy bien a que venía ese comentario- Solo que estaba un poco perdido y le he explicado un par de cosas-

-Que bien- respondió a su vez acercándose- Os iba a avisar de que Jem y Heath han hecho la cena y que no estaría bien que se enfriara-

-Ah claro, si es que llevamos toda la tarde hablando-

-¿Cena?- preguntó Álvaro frunciendo el ceño- Pero si no debe ser ni la hora de comer-

Jack iba a responder pero Laos se le adelanto, mientras caminaba grácilmente hasta el armario para coger una camisa como Jack, de la misma seda blanca que sus pantalones que no se abrochó

-Bueno, es que sigues con los horarios de España, aquí ya es la hora de la cena-

Jack suspiró

-Si, no te he hecho acoplarte a los horarios antes porque sería ya obligarte a demasiadas cosas, pero deberías pensar en ir cogiendo el ritmo-

-Pero hoy ya te toca trasnochar- siguió Laos colocándose al lado de Jack, Álvaro se dio cuenta de que imitaba la posición del danés del mismo modo que cualquier chico de su edad lo hacía con la de los chicos mayores que consideraban más en la onda. Sin saber porque eso le hizo demasiada gracia

Ni Jack ni Laos entendieron ni la sonrisa, ni la risa ahogada. Ambos optaron por comenzar a andar hacia la puerta

Caminando por el pasillo Laos siguió hablando como si el español y el fueran amigos de toda la vida mientras Jack ponía los ojos en blanco hasta alguna de las ocurrencias del isleño. A pesar de ser tan maduro el chico no dejaba de tener catorce años

El danés estaba intranquilo, por la conversación con Gianni y por su mala suerte a que Álvaro fuera a parar a la habitación de Laos. Hasta la habitación de Elías hubiera sido un sitio más recomendable, lo que no quería era darle esperanzas y seguir manteniéndole en esa amargura tan sana que le mantendría con vida. Pero el isleño era la esperanza personificada y eso a la larga le acabaría haciendo mucho mal al español

Al bajar al salón se encontraron con Heath y Jem manteniendo una animada conversación con Elías que se comía su propio bol de arroz con pollo. El mexicano exhibía una tranquila sonrisa de superioridad mientras parecía discutir con los hermanos alguna especie de tema. Como siempre, muy en su línea de buscar gresca con todo el mundo aunque fuera de esa manera tan pasiva

También estaba Keigo, vestido solo con unos pantaloncitos negros estaba cruzado de brazos sobre la mesa, apoyando la barbilla en ellos. Llevaba unos cascos negros y plateados sobre su pelo eléctrico y sus ojos levemente rasgados volaban cansinamente entre Elías y los hermanos, tremendamente aburrido. Delante de él su cena se estaba enfriando

Jack suspiró Keigo era como un zorro, igual de astuto pero igual de inconstante. Se aburría con mucha facilidad, por eso irremediablemente se vería atraído por el nuevo juguete que era Álvaro para él. Deliberadamente Jack sentó a Álvaro al lado de Elías para que el corpulento chico le tapara. Keigo estaba demasiado aburrido como para darse cuenta, Jack sirvió las cenas. Lazhar como siempre habría salido a cenar fuera, ventajas de ser el miembro más antiguo junto con Jace

Todos cenaron envueltos en conversaciones que iban rotando, aunque Álvaro se dio cuenta de que Jack evitaba hablar con Elías y de que Laos parecía huir todo el rato de la mirada del chico de pelo azul eléctrico que se había quitado los cascos para escuchar las conversaciones

Keigo y Elías por su parte no pudieron evitar darse cuenta de la forma en la que Jack no paraba de lanzar miradas al chico nuevo cada dos segundos casi exactos. Elías sabia porque, Keigo no. El primero quería evitar pensar en el tema pero para el segundo se presentó como un nuevo y excitante enigma para su mente tan invariablemente aburrida de conocer tan bien al resto

Todos, incluido el mestizo, tenían la mirada cansada del día tan movido que llevaban. Todos menos Laos y el español. El primero lo ignoró, a fin de cuentas no podía jugar con él bajo pena de un fuerte castigo pero el segundo… Seguramente se pasaría toda la noche en vela debido a jet lag que el danés tan alegremente había dejado correr

Perfecto para hacerle una visita y conocerle mejor… Y sobre todo para saber porque Jack no paraba de mirarle como si fuera el ángel de la Muerte

Muy divertido todo

Al margen de lo demás, solo Jack se dio cuenta de que el reloj marcó las doce de la noche y de que, sin remisión, había entrado en los últimos quince días. No pudo evitar que se le cerrara el estomago de golpe

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Bueno, otro pasito mas aunque esta vez mas amplio que anteriores veces

Para el siguiente los desvelos nocturnos de Alvaro y los juegos mentales de Keigo ademas de seguir avanzando en la trama

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