Hicimos el amor...
Reflexiones con mujer al fondo, teñidas de mar y de nostalgia...
Hicimos el amor en una de las stanze del Palazzo Mocenigo, acunados por la sombra de Byron, el Carnaval de Venecia vuelto locura de cuerpos anudados, vestidos sólo con algún encaje y máscaras de nácar, entre arias de antigua belleza... el amor vuelto ala nos regaló horas de dicha en el lugar más bello del mundo, el amor al sexo bendito, a la carne omnipotente y efímera... los leones alados de San Marcos fueron testigos de nuestros besos en la última tarde, borrachos de belleza en el centro del mundo...
Egipto, tras horas de suave vuelo, nos recibió con un soplo de aire calido... entre mezquitas indagamos los restos faraónicos, rebuscamos en aquella cultura los rastros de otra cultura más sabia y antigua... te pintaste los ojos con khol como una dama noble del Nilo, en tus ojos vi ibis y lotos y te sentí Isis, madre de todo y amante del mundo... y volví a amarte, tu cuerpo enredado al mío al pie de antiguas mastabas, petreas barcas de señores y funcionarios para asendar el abismo ciego...
En Turín turistas americanos, obesos de fast food, ocupaban la habitación de Pavese. Por supuesto, ellos de Pavese nada sabían. Les cambiamos la habitación, hicimos el amor en la cama del suicida, volviendo vida la muerte, y después anduvimos Turín bajo las nubes que él tanto amaba...
Tú dabas sentido a la belleza que veíamos, a todo ese mundo mediterráneo de olivos y almendros... te miré agil, morena,mi niña italiana, española, griega, Penélope o gitana de Almería, princesa de Bizancio, donna de Sicilia o Napoles... te adoré, vi diosas antiguas en tus ojos, a Astarté y a Venus, tu piel era como la de un melocotón, sabías a sol y a mito...
Ahora que has muerto sé que no has muerto: me basta hundirme en nuestro mar para sentirte.