Hicimos de todo esa noche
Te mire a los ojos, sonreí y empecé a besarte el cuerpo, cada beso iba un poco más abajo, bese el interior de tus piernas, pase mi lengua alrededor de tu pene pero sin tocarlo y así volví a subir hasta tu cuello...
Estábamos juntos recostados en la cama, solo uno al lado del otro, hablamos de distintas cosas, el día había sido largo y fue entonces que pusiste una mano en mi pecho y lo acariciaste suavemente, respire muy profundo y trate de mantenerme tranquila, volviste a hacerlo pero esta vez de una manera un poco más insistente, “si estoy tratando de excitarte por si pensabas lo contrario” me dijiste, esas palabras hicieron que sintiera un punzada entre mis piernas, y que quisiera que empezara a acelerar las cosas, me reí y gire un poco mi cuerpo hacia ti, pase mi mano por todo tu cuerpo y bese tu oreja, tu cuello y después te bese por unos segundos en la boca profundamente.
Te mire a los ojos, sonreí y empecé a besarte el cuerpo, cada beso iba un poco más abajo, bese el interior de tus piernas, pase mi lengua alrededor de tu pene pero sin tocarlo y así volví a subir hasta tu cuello, mientras me concentraba en morder tu oreja, lamerla, besar tu cuello y tu rostro, baje mi mano hasta tu cadera y deslice un dedo hasta tu pene que comenzaba a ponerse rígido, puse toda mi mano en él y lo apreté un poco, pase todo mi cuerpo sobre el tuyo y baje hasta encontrar tu pene con mis labios, lo bese y lo puse entre mis manos, pase mi lengua de la base a la punta y después lo empecé a introducir en mi boca, poco a poco, a la vez que lo acariciaba con mi mano, entonces sentí como te comenzabas a mover, un ligero movimiento arriba y abajo, entonces respire y metí todo tu pene en mi boca, escuche un pequeño gemido de placer y apretaste mi cabello que se extendía por tu abdomen, levantaste mi rostro y fui directo a besar tus labios, acaricie tu rostro y sentí la barba descuidada que aparecía por las noches y que tanto me excitaba.
Me empujaste un poco y me recosté junto a ti, pasaste tu mano desde mi cuello hasta mis piernas. Besaste mi pecho y me mordiste ligeramente el pezón, sentí que mi piel se erizaba y como cada vez estabas más ansioso de entrar en mí, pero dejabas que se prolongara, me encantaba como succionabas mis pezones y de repente, metiste tu mano entre mis piernas, sentí como si desde tus dedos saliera electricidad y corriera por mi cuerpo, me retorcí un poco de placer y me mordiste un poco más fuerte, mi respiración se hacía más rápida cada vez.
Entonces metiste tu cabeza entre mis piernas y pusiste tu lengua en mi clítoris, me estremecía de placer, succionabas y me lamias, sentía también tu barba áspera y eso me excitaba aún más, no parabas y sentía como empezaba a moverme involuntariamente, no aguantaba más mis piernas se tensaron y tuve un orgasmo, gritaba de placer, tomaste mi cara y me besaste, “te gusta sentir mi sabor en tu boca verdad” preguntaste “me encanta” te dije yo.
Pase mi pierna sobre ti y ya quería que me penetraras, “a dónde vas?” preguntaste, te levantaste y entraste en mi fuerte y firme, respire profundo y cerré los ojos, te movías despacio, tomaste mis piernas y las pusiste en tus hombros, las besabas y mordías, te tome por la cintura y te jale hacia mí, quería que estiraras mis piernas y llegaras más adentro, sentía tu cuerpo contra el mío y sentía como tendría otro orgasmo. Gemía, y te detuve, te empuje un poco hacia atrás, era mi turno.
Me subí en ti pero esta vez dándote la espalda, tome tu pene para meterlo en mi vagina, y sentía como ibas entrando poco a poco, cerraba los ojos y tenía mis dedos a tu alrededor para ejercer más presión y sentirte a la perfección. Me movía adelante y atrás rítmicamente, lleve mi cuerpo hacia atrás hasta alcanzarte y te bese, fui hacia adelante y estire mi cuerpo, sentí tus manos como iban subiendo por mis piernas y pusiste un dedo en la entrada de mi culo, comenzaste a presionar suavemente, yo no dejaba de moverme, y con cada movimiento, metías un poco más tu dedo, me gustaba la sensación.
Me jalaste y me pusiste en la cama boca abajo, besabas mi espalda y llegaste a mis hombros, me mordiste y me excitaste mucho, llegaba a grados muy altos. Estaba ahí acostada y me penetraste, podía sentirte todo. Y entonces, empezaste a tratar de penetrarme por atrás, era algo que no había hecho antes, así que fuiste muy delicado, empujabas suavemente una y otra vez hasta que entraste por completo en mí, me gustaba como se sentía, pero no aguante mucho, así que volviste a mi vagina, te movías muy rápido y yo estaba a punto de tener un orgasmos más. Gemía cada vez más alto hasta que no aguante, tome tu cara con una mano y la presione.
Te acostaste al borde de la cama y te empezaste a masturbar, jalaste mi pierna y metiste un dedo en mi vagina, me masturbabas a mí al mismo tiempo, nuestros cuerpos estaban encontrados, así que me acerque y lamí tu pene, y te acariciaba con una mano mientras sentía como me acariciabas y mi cuerpo me pedía que me moviera, pero habías encontrado el punto exacto y si me movía lo perderías. “Mete tu dedo ahí” me dijiste, decidí hacer lo que me pedias, seguir tus indicaciones “suave, suave, sin lastimar” me decías, y poco a poco metí todo mi dedo en ti, lo movía suavemente y me decías que te gustaba, comenzaste a hacer más rápidos los movimientos, mi clítoris se tensaba y sentía como estaba muy húmeda. Vi como la mano en tu pene iba más rápido y trataba de aguantar para tener este último orgasmo contigo, no sacaba mi dedo de ti lo seguía moviendo y tu cadera se movía mas rápido, fue entonces que sentí como tu cuerpo se paralizo y tus músculos se tensaron. Entonces relaje mi cuerpo y tuve un orgasmo contigo.
Puse mi mano en tu pene suavemente y después en tu abdomen, me encanta sentir tu semen tibio.
Nos acomodamos en la cama, puse mi cabeza en tu pecho, nos tapamos con las cobijas, y no despertamos hasta la tarde siguiente.