¿Hice mal? [Parte 3]

Ya en el micro, mi cabeza comenzó a torturarme con los recuerdos de la noche anterior y con la culpa de dejarla sola, de no estar allí al despertar, para hablar, aclarar… aclarar eso sería bueno, porque yo no entiendo nada… ¡Dios! ¿Qué hice?

Ya en el micro, mi cabeza comenzó a torturarme con los recuerdos de la noche anterior y con la culpa de dejarla sola, de no estar allí al despertar, para hablar, aclarar… aclarar eso sería bueno, porque yo no entiendo nada… ¡Dios! ¿Qué hice?

La clase era muy interesante, trataba sobre diferentes paneles de control en empresas, pero la verdad a mi me interesaba más

que sonará el condenado teléfono aun siendo en el medio de clases, entonces descubrí que no tenia más batería, con esa amargura intenté concentrarme en clase para dejar de pensar, pero inútil fue porque volvía a ella, a su piel, su aroma, su manera de tocar, de mirar, de besar…. Subí al micro, ansiando llegar cuanto antes, me tocó el asiento junto a la ventanilla, en cuando me senté, la mujer que venia detrás de mí, se sentó en el asiento continuo al mío.

Desconocida – Discúlpame... ¿Te conozco?

Sofía – mmm… no que recuerde…

Desconocida – no te preocupes, ya me acordare… ¿estudias? – señalando con la mirada mis apuntes.

Sofía – si, un post-grado…. ¿y vos?

Desconocida – acabo de presentar mi último examen de Licenciatura en Psicología… ¡ya sé!… ¿¡fuiste tu!? Sofía – yo… ¿Qué?

Desconocida – Hace dos años choque con la moto, iba sin casco, así que mi cara dio con el pavimento, sangraba sin parar y de toda la gente que se amontonó a ver, tu fuiste la única que se acercó, me dijiste que no me moviera, sacaste de tu cartera un pañuelo, y limpiaste mis heridas, para ver que tan profunda eran, mientras me preguntabas de todo para que no quedara inconsciente…

Sofía – ¿eres tú? La verdad no recuerdo mucho, pero bueno... lo importante es que estés bien.

Desconocida - No solo estoy bien, sin cicatrices, sino que ahora uso casco…- ante ese comentario nos reímos ambas – apropósito me llamo Ana y gracias… por lo de ese día.

Sofía – ¿Ana?... – tal debió ser mi reacción que ella dijo

Desconocida – si Ana…mmm... ¿Qué te pasa con Ana?

No sé si fue la necesidad de hablar, o que, pero le conté todo lo vivido desde hace exactamente una semana. Al terminar de contarle me preguntó si me arrepentía de haberlo hecho. Le dije que no, para nada, aunque no dejaba de preguntarme qué había hecho. Entonces preguntó qué era lo que creía que estaba haciendo, y se disculpo porque habíamos llegado a su parada, p

or lo tanto debía irse, pero antes de hacerlo me dijo.

Desconocida - ¿sabes? no está mal hacer y vivir lo que uno siente…

En el resto del viaje me dedique a pensar ¿Qué creía que había hecho?... Para mi esta clarito, siempre te gusto hacer tortillas, de zapallito sobre todo, las torta, de chocolate y vainilla… conclusión soy una lesbiana, come coño… ¡oh! come coño… (En eso subió una gitana, sucia, sin diente ni ropa interior, de sus pantalones se le traslucía sus partes íntimas) Guacala… ¿eso qué quiere decir?... me gusta Ana, sus ojos, su boca, su manera de tocar… ay como toca… ¡para!.. Que te mojas… ok… conclusión... Te gustas las amigas con derecho… ¡ay dios!…. estoy más loca que King Kong.

Llegue a casa y la busqué, pero sólo encontré con una nota en el refrigerador ¨Te llamé, pero tu celular daba apagado, mi número es 04262287540 llámame besos”

Puse a carga el celular mientras me bañaba, cuando terminé me senté en el sofá cómplice y testigo de nuestra pasión. Marqué, después de sonar tres veces alguien que no era Ana atendió, una voz en el fondo la llamó Laura, y corté…. ¿Qué hice?

Tras el llamado, la angustia se apoderó de mí, no dejaba de pensar que estaba con ella, que nunca fue mía, el dolor era cada vez más fuerte, me sentí engañada, estúpida, aunque no sabía porque, si siempre lo supe. Aun así lloré, lloré sin parar, por todo lo que había vivido desde que la encontré en la estación, solo habían pasado siete días, y se sentía como una vida entera.

Golpearon mi puerta, y la escuché pedirme que abriera la puerta. Ana estaba aquí y no con ella. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que me quedé dormida llorando. Cuando abrí la encontré nerviosa, insegura, pero al ver mis ojos hinchados de tanto llorar, vi su preocupación. Yo sólo le di lugar a que pasara.

Ana - ¿Cómo estás?

Sofía – bien… - dije tratando de sonar normal y mirando por el ventanal, la ciudad iluminada

Ana – ¿te arrepentiste? – la escuché decir detrás de mí, casi en un susurro, con miedo.

Giré para mirarla a los hermosos ojos color chocolate, y vi una lágrima caer por su rostro, me dirigí a ella, para secársela, en ese momento, sin saber porque, recordé aquella frase… ¿sabes? no está mal hacer y vivir lo que uno siente… entonces decidí ser sincera conmigo y con Ana.

Sofía – no, no me arrepiento de amarte, me duele que tu no…

En ese momento ella me besó, suave y dulcemente. Sobre mis labios dijo – yo te he amado desde siempre… - y nos volvimos a besar, con las luces de la ciudad y el sofá de testigo. No quería que me dejara de besar, pero ella quería hablar.

Ana - Necesito que sepas que cuando nos besamos, fue un sueño hecho realidad, si me fui así fue porque, me había comprometido con Laura en una cena familiar y la verdad, necesitaba salir corriendo, porque me asuste, tenía miedo que te arrepintieras. Laura se dio cuenta que algo pasaba, cuando llegué, discutimos como siempre. Quise llamarte, pero no tenía tu número, y la verdad que con Laura las cosas iban de mal a peor. El lunes en su intento de sexo reconciliación, la llamé Sofía, esa fue la gota que rebaso el vaso, todo se terminó definitivamente, pero no fue hasta el Martes, al volver del trabajo, cuando encontré mis cosas en el pasillo, que me di cuenta, de que todo se había terminado. No sabía qué hacer… - Hablaba rápido, sin parar, la besé otra vez, quería que se calmara, pero ella continuo su relato sobre mis labios – hoy fui por mis cosas, me mudé a una pensión de aquí a la vuelta…- y la volví a besar, a sentir, a amar.

Hoy se cumple cinco años desde aquel día en la estación, hemos pasado por muchas cosas juntas, buenas y malas, pero que quede claro cada día que pasa la amo más.

Y saben, ahora si sé que responder cuando me preguntó… ¿Hice mal?… Te encontré y te deseé

Te besé y te perdí

Te pensé y te extrañé

Te recibí y te consolé

Te sentí y te amé

Te dejé y te busqué

Te celé y te lloré

Te escuché y te entendí

Te siento y te vivo una y otra vez…

...Fin...

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No olvides: "Los pies en la tierra, la mirada en lo alto y el corazón en amor")