Hice el amor con mi prima y su marido.
Un día de playa aburrido terminó convirtiéndose en una de las mejores experiencias de mi vida.
Hice el amor con mi prima y su marido.
Esta historia ocurrió un domingo de verano, creo que de 2000 o 2001, bueno, tampoco importa mucho. Fue algo de lo más inesperado, un día de esos en que el diablo va y se pone de tu parte.
Tenía, y tengo, una prima hermana casada y con hijos, a estas alturas ya son mayores, pero entonces eran pequeños al igual que los míos.
Un domingo decidimos juntarnos los dos matrimonios he ir a pasar el día a Torrevieja, yo acepté a regañadientes, pues odiaba, y odio aún, ir a pasar el día a la playa en plan domingueros para luego volver a casa achicharrados y cansados.
AL final fuimos y pasemos un típico día de playa, mucho sol, mucha gente, mucho niño… Y luego, la típica paella en el chiringuito.
Todo hasta ahí de lo más normal, de no ser por mi prima, no la había visto nunca con tan poca ropa, solo la había visto desnuda cuando era pequeña, ella era para mí algo así como mi hermana menor, nunca había sentido ninguna atracción sexual hacia ella.
Ahora debía de tener unos 30 años y estaba imponente, rubia, no muy alta, y perfectamente proporcionada, con un culo no muy grande pero que desafiaba la gravedad, y unos pechos de tamaño mediano que se adivinaban firmes bajo el sujetador.
Durante la mañana no entré mucho en el agua, mi mujer fue quien más tiempo estuvo chapoteando con los niños, yo me tumbé en una toalla al lado de mi prima y de su marido, los tres bocabajo, quedando ella en el centro. No podía evitar mirar de reojo su culo que se elevaba desafiante, como una colina, ella parecía darse cuenta de ello y se me antojó verla sonreír de satisfacción.
Se ofreció a ponerme crema protectora en la espalda y accedí. Cuando lo hacía me pareció que su mano se iba mucho hacia mi culo, e incluso metía los dedos por debajo del elástico de mi bañador, me distribuía la crema por la espalda con mucha suavidad y muy lentamente, yo intentaba no darle importancia,
—Es la hija del hermano de tu madre, me decía, es lo normal, te trata como si fuese tu hermana.
Volvió a tumbarse en su toalla boca abajo y se soltó el sujetador para que su espalda quedase desnuda bajo el sol, al hacerlo pude ver parte de su pecho derecho.
— No pienses mal Toni, me decía yo una y otra vez, no pienses mal.
Entonces me pidió que le hiciese lo mismo a ella, me pareció extraño que no se lo pidiese a su marido que estaba a su lado y parecía no enterarse de nada. Le puse la crema, pero sin entretenerme en exceso, creo que las manos me temblaban. ¿Cómo acariciar aquella piel y no besarla? Era imposible.
Cuando mi mujer y los cuatros niños se hartaron de agua aparecieron todos a la vez y se acabó la tranquilidad. Nos fuimos a tomar un aperitivo, luego a comer, y cada cual a su casa, pero quedamos en ir más tarde a cenar a casa de mi prima y así lo hicimos.
Mi mujer tenía que trabajar aquella noche, así que dejamos los niños con sus abuelos, pues yo tenía que madrugar al día siguiente y no era cuestión de que se quedasen solos en casa.
La cena fue de lo más sencillo, pizza y cerveza, pronto se hizo la hora de llevar a mi mujer al trabajo. Cuando nos íbamos el marido me dijo que volviese más tarde si quería, aún era temprano y podíamos ver la tele juntos y así no estaría yo solo en casa.
Le dije que me lo pensaría y nos fuimos, dejé a mi mujer en el trabajo y me dispuse a volver a mi casa a unos quince kilómetros de allí, pero no podía quitarme la imagen de mi prima en bikini de la cabeza, deseaba volver a verla, y después de estar unos cinco minutos con el coche parado pensando, decidí volver.
Cuando llegué los niños ya se habían acostado y la pareja estaba en el sofá viendo la tele, me senté yo también, luego ellos se disculparon y fueron a la cocina, los oí hablar en voz baja, al rato volvió él con unas cervezas, se hizo un silencio tras el cual me dijo:
—Me ha preguntado tu prima si te apetecería jugar algún juego atrevido.
—Cual? Pregunté.
—Bueno… se trata de jugar a la Brisca, el que pierda la partida se quita una prenda de ropa, es como el
strip poker, pero a la española
, a veces lo hacemos con otras parejas, pero hoy estamos solos.
Creo que me quedé con la boca abierta, "bueno sí", respondí.
—¿Te gusta el cava? —Pregunto mi prima mientras ponía una botella y unas copas en la mesa. —Claro que si, dije, —y además lo necesito.
Bueno vamos sentarnos dijo mi primo político, (De ahora en adelante “mi primo, o Juan” a mi prima la llamaremos “Lucia”.)
Como era verano y llevábamos poca ropa, pensé en lo poco que iba a durar el juego, por lo que no le encontraba mucho sentido. Y así fue, entre risas y el cava nos fuimos desnudando los tres, pronto le toco a mi prima quitarse el sujetador, yo contenía la respiración, el pulso me temblaba y mi corazón parecía un pez fuera del agua.
Cuando vi sus pechos estuve a punto de tirarme a ellos, tan bonitos, firmes aun a pesar de haber amamantado a dos niños, y con una aureola casi rosada, aun me parece estar viéndolos, que maravilla.
Ahora estábamos los tres en calzoncillos y braguitas respectivamente, entonces decidieron parar el juego.
Me preguntaron si me había gustado.
— Vaya pregunta, se me ha hecho muy corto. —Dije entre risas.
Sudando por los nervios y el calor pasé a despedirme, pero entonces mi primo me aconsejó que me quedase a dormir y me fuese por la mañana temprano, pues no era prudente coger el coche después de haber bebido, me pareció lo más sensato y accedí.
Fui a ducharme, y mientras lo hacía tenía unas ganas locas de masturbarme, pero me contuve, el estar tan caliente me permitía fantasear pensando en mi prima, en sus pechos, en su culo, y en todo lo extraño de este día.
Me fui al dormitorio en calzoncillos, me senté en el borde de la cama para seguir dándole vuelta a la cabeza.
A los cinco minutos oí una voz femenina.
—¿Se puede?
—Adelante. —Dije sorprendido.
Era mi prima, solo llevaba puesto un camisón rosa trasparente, se podían ver perfectamente sus pezones marcados y el triángulo oscuro que había entre sus piernas, para colmo se sentó a mi lado en la cama.
—Mira primo, solo te voy a poner una condición, que no cuentes nada de esto a nadie.
—Puedes estar tranquila le dije.
—Te voy a contar un secreto, nosotros nos dedicamos desde hace algún tiempo a tener intercambios sexuales, por tanto, no nos asustamos por nada. En cuanto a Juan, a él le gustan también los hombres. Bueno… que resulta que ha pensado; bueno, hemos pensado, que no es justo que duermas solo con el calenton que debes tener a estas alturas.
—Vaya, pues yo también soy bisexual. —le dije.
—Juan tiene un instinto especial para eso, y creo que lo sabe, a él le gusta ver cómo me folla otro hombre, pero es muy probable que luego lo intente contigo.
—Debo confesarte que a mí también me gusta que me la metan por el culo, o sea que estaré encantado. Pero éste es otro secreto que debe quedar entre nosotros.
—No te preocupes, nosotros también sabemos lo que es llevar una doble vida.
En ese momento empezó todo a darme vueltas, no era posible que todo esto estuviera pasando realmente, debía ser un sueño, mi prima no era la mosquita muerta que yo creía, me sentía a la vez contento y un poco celoso, otros hombres habían besado y penetrado ese cuerpo que yo ahora tanto deseaba.
—No te imaginas cuanto me guatas le dije, me tienes loco desde que te he visto hoy en bikini.
—Acaso crees que no he notado cómo te temblaban las manos esta mañana en la playa. Tú también me has gustado siempre, pero no me hacías caso, yo era muy pequeña para ti, pero te deseaba en silencio.
Después de aquellas palabras no pude evitar abrazarla y nos besamos como desesperados, como queriendo recuperar el tiempo perdido.
Mi mano acariciaba sus pechos, luego la fui deslizando entre sus piernas que se abrieron para dejarme tocar su coño, aquello estaba húmedo y caliente, no lo pude evitar, me corrí dentro de los calzoncillos.
Ella se dio cuenta y sonriendo me dijo.
—No te preocupes te voy a dar otros.
Con mis calzoncillos limpios en la mano me dirigí hacía el baño y me lavé la polla en el bidet. Tenía la sensación de haber hecho el ridículo, eyaculando con tanta facilidad, pero era inevitable por la tensión acumulada.
Entonces me dirigí al dormitorio, y allí estaban los dos esperándome, desnudos sobre la cama. Solo habían dejado una luz suave en la habitación, pero se podía ver todo muy bien.
Mi prima me invito a acostarme a su lado, quedándose ella entre los dos, me quité los calzoncillos y obedecí.
—Bueno Juan, debo decirte que yo también soy bisexual.
—Ya lo intuía, dijo mi primo riéndose, es por eso en parte por lo que hemos decido esto entre tu prima y yo, solo te pedimos por lo que más quieras que esto quede entre nosotros.
—Os doy mi palabra, no se lo diré ni a mujer.
Y así ha sido, al día de hoy aun no le he contado nada.
“Debo aclarar que me resulta imposible reproducir con total fidelidad lo que ocurrió en aquella cama, por lo que intentaré ajustarme al máximo a la realidad exprimiendo mis recuerdos, me gusta contar la verdad en mis relatos, lo contrario sería como engañarme a mí mismo ya que yo también disfruto con ellos.”
Dicho eso me giré hacia mi prima buscando su boca y de nuevo la besé con pasión mientras mi mano se volvía a hundir entre sus piernas. Pronto tuve dos dedos metidos dentro de su vagina y mi boca fue ahora a buscar sus pezones, estaban erectos, parecían balas, ella agarro mi verga que volvía a estar dura y se aferró a ella con su pequeña mano masturbándome despacio, le pedí que no siguiera por ahora.
Me puse sobre ella y fui recorriendo con mi lengua todo su cuerpo hasta hundir mi cabeza entre sus piernas, y allí mi boca se volvió loca, empecé por lamerle el ano y fui subiendo metiendo mi lengua tanto como podía dentro de su vagina que parecía un volcán manado lava. y luego terminé la faena en el clítoris, lamiéndolo con fuerza y succionando mientras ella gritaba de placer.
En ese momento sentí algo húmedo abriéndose paso en mi trasero, y sonreí interiormente. Era mi primo, hasta ahora había estado mirando en silencio, y ahora me estaba pasando la lengua por el ano, a continuación, me introdujo al menos dos dedos juntos y poniéndolos en forma de gancho para que no se saliesen, los estuvo moviendo dentro de mí. Para mí que ya había dejado de ser virgen hace tiempo, aquello era delicioso.
Solo cuando mi prima me pidió que dejara comerle el coño, porque ya no lo podía soportar, saco él los dedos.
Mi prima me pidió entonces que me tumbase boca arriba, agarró mi polla con su mano, y me miro sonriendo con complicidad, y aquella sonrisa se posó sobre mi glande totalmente mojado.
Despacio se la fue introduciendo en la boca, yo aparté el pelo de su cara para verla mejor, que guapa era, y yo sin haberla disfrutado antes, sentía rabia, morbo, celos, una mezcla muy extraña de sentimientos, acaricié su cabecita que subía y bajaba despacio para que no me corriese muy pronto, pero como me ocurre siempre en estos casos le tuve que pedir que lo dejase, aunque me hubiese encantado correrme en su boca, pero me quería reservar.
Ahora decidí que debía chupársela a Juan, él había estado acariciando pacientemente a su mujer mientras ella me hacia esa maravillosa mamada. Pero primero opté por besarle en la boca, lo cual parecía gustarle por la forma en que respondió al beso, ahora metí dos dedos dentro de su boca, el no opuso resistencia, y los humedecí con su saliva, acto seguido bajé hasta su polla, pero antes de ponerme a mamársela le metí uno de mis dedos por el culo y luego el otro, los mantuve dentro y me dispuse a hacerle una de esas comidas que yo sé hacer, y sé que lo hago muy bien.
Mi prima se acercó para unirse a la fiesta, y aquello me encantó, se la lamíamos a medias y nuestras lenguas se juntaban cuando lo hacíamos, que delicia, también nos turnamos para metérnosla dentro de la boca, debía sentirse como un rey. Cuando paremos yo aún le tenía metidos los dos dedos dentro del culo, y casi me había olvidado de ello, tenía ya la mano adormecida por la postura al tenerla atrapada entre sus piernas.
Ahora venía lo complicado para mí, yo no tenía experiencia en tríos, y no sabía cómo seguir.
A todo esto, mi prima se levantó y fue un momento al baño, yo seguí acariciando a Juan y el a mí, al poco volvió Lucia con un tubo de crema, y lo dejó sobre la mesilla, luego me tumbó boca arriba y se puso sobre mí, dejando que mi polla fuese entrando en su ardiente vagina, y así estuvo cabalgado un bien rato mientras yo agarraba sus preciosos pechos que se balanceaban sobre mí.
Pasados unos momentos vi como Juan se aproximaba por detrás, y le ponía crema en el culo. Entonces ella se dejó caer totalmente sobre mí, dejando escapar un grito ahogado de dolor, mientras él le fue introduciendo lentamente su polla en el culo y empezó a moverse. Nunca había sentido algo tan bueno, nuestras dos pollas se rozaban entre si como su no hubiese nada de por medio, mi prima parecía enloquecer de placer, como gemía…
Yo apenas me atrevía a moverme por miedo a correrme, pero a los pocos minutos no lo pude evitar y me derretí dentro de mi prima como un helado al sol.
Entonces Juan retiró su polla del culo de Lucia y mientras la movía arriba y abajo me pregunto:
— ¿Quieres que te la meta a ti ahora?
—Como quieras Juan, me apetece, aunque tampoco sabría negarme después de la noche que estoy viviendo gracias a vosotros.
Fuimos por turnos a lavarnos al bidet y pronto estábamos los tres de nuevo en la cama.
Primero vamos a ver si se te vuelve a despertar el pajarito, me dijo ella, y los dos se pusieron manos a la obra, turnándose, haciendo lo mismo que habíamos hecho ella y yo con Juan, y poco a poco mi polla fue tomando cuerpo hasta volver a estar bien dura.
Yo me había quedado con unas ganas locas de metérsela a mi prima por el culo, y así se lo dije a ambos, no hay problema me dijo ella, podemos intentar hacer lo que llaman un tren, dijo el riendo.
Mi prima se puso a cuatro patas, miré su culo y pude ver que su esfínter seguía ligeramente dilatado, por lo que no era necesario ponerle de nuevo lubricante. Cuando acerqué mi polla esta entró sin problema alguno, no podía ser de otro modo a estas alturas.
Yo ya se la había metido por el culo a otras mujeres y sabía que el placer, es a veces mayor que por la vagina ya que el ano se ajusta con más fuerza al pene, todos los que lo habéis probado sabéis el gusto que da. Y esta no iba ser la excepción.
Se la metí a fondo y esperé así mientras mi primo me preparada el culo, cuando lo tuve bien lubricado sentí su polla abriéndose camino en mí oscuridad, a estas alturas yo ya tenía carrera, me dolió un poco, pero eso me encantó. Siempre he pensado que hay que sentir una polla cuando te la meten, es parte del morbo y del placer.
Entonces empezó a moverse dentro de mí como un loco, se notaba que lo había estado deseando, mi lucí se agarró a los barrotes de la cama para aguantar las embestidas, yo se la mantenía metida hasta el fondo y opté por no moverme hasta que Juan terminase conmigo, me resultaba imposible concentrarme en los dos a la vez, tanto era el placer físico y mental que tenía en esos momentos, uno de esos momentos de la vida en que pides que se pare el tiempo.
Casi todos mis sentidos estaban gozando, por detrás, por delante, mis manos acariciado el cuerpo de mi prima, mis ojos viéndolo, mi nariz oliendo su perfume, mis oídos oyendo los gemidos de placer de mi primo gozando de mi culo. ¿Qué más se puede pedir a la vida?
Estaba yo ahí, en mi cielo, cuando oí a Juan avisar de se iba a correr, en el último momento saco su polla y dando alaridos de placer se corrió sobre mi espalda, sentí el calor de la leche cuando caía sobre mi piel, lo comparé con gotas de cera ardiente, con sus manos la esparció por toda mi espalda y mi culo.
Ahora agarrando a mi prima por las caderas di rienda suelta a todo el deseo contenido, empujando fuerte dentro de su culo, quizá me estaba excediendo, pero hubiese querido estar todo entero dentro de ella.
Lucia permanecía inclinada, apoyando los codos sobre el colchón y con su cabeza entre las manos, aguantaba pacientemente la embestida, pero inevitablemente me llego a mí también el momento de vaciarme.
Le pedí precipitadamente que se pusiese boca arriba y justo a tiempo pude correrme sobre sus pechos, terminé de exprimirme masturbándome y algunas gotas cayeron incluso sobre su cara. Se limpió la cara con los dedos y luego los metió en mi boca, mientras yo le embadurnaba de semen los pechos con las dos manos.
Ahora estábamos los tres en silencio sobre la cama mirando al techo de la habitación, mi prima con el pecho barnizado y yo con la espalda pegada a la sabana, fue Juan quien rompió el silencio.
—Espero que la próxima vez me la metas también a mí.
—En eso te he fallado, discúlpame Juan, espero que haya una próxima vez.
Los tres estallamos en una carcajada nerviosa.
Eran ya las tres de la mañana, nos fuimos a duchar uno a uno y a la cama.
Al día siguiente se nos hizo tarde para ir a trabajar, cuando me levanté era ya de día y mi prima nos tenía preparado el desayuno, lo tomamos en silencio y luego me despedí dándoles las gracias por todo y un beso en los labios a ambos.
A partir de aquella noche me propuse iniciar a mi mujer en el intercambio de parejas, y después de mucho insistir lo conseguí, y vivimos muy buenos momentos que espero contar aquí.
Espero que este relato os haya gustado, y dejéis vuestra opinión tanto en este blog como en mi correo.
Besos.