Heteros rotos y culos también
Un relato sobre la desvirgación anal de David en la cárcel. La resistencia como el peor enemigo.
Nos acostumbraron a los cuentos de hadas desde pequeños, una falsa vida perfecta hasta que chocamos con una inmensa pared y solo nos queda levantar los pedazos del piso para seguir nuestro camino.
Esto no es una historia de amor. No apto para personas sensibles.
Jueves …----------------
Esa mañana muchos no pudieron disimular verme, todos estaban al tanto que hoy era el plazo, hasta los guardias lo sabían. Todos expectantes, últimamente no había mucho que comentar y yo por imbécil llegue desafiando, todos sabían lo loco que estaba por comportarme así, aquí existen unas reglas y hay que respetarlas nadie ganaba el mando en ese lugar sino era con pistolas y un grupo grande de personas.
Desde el balcón frente a mi celda estaba distraído observando un partido de futbolito entre presos, hasta que sentí una mirada intensa que hizo virar mi vista hacia una de las celdas de abajo en la parte izquierda. Dos ojos penetrantes de una persona de 30 años estatura normal y de contextura flaca según veía no me quitaban la vista de encima. Lo ignoré.
Ese día quería estar solo, y el patio me sirvió que aunque pequeño se podía ver un pedazo del cielo azul sin una nube.
-Epale. Soy Arturo Campos-Dijo el sujeto sacándome de mis pensamientos de libertad -Espero que sea un placer tenerte aquí con nosotros.
Sentí que algo estaba mal, algo no me cuadraba de este carajo, tenía una cara de niño y un poco inexpresivo pero en sus ojos, en cada palabra había algo que me intimidaba. Pensé que en caso de peligro yo podría hacerle papilla. A mis 24 años, era bastante atlético aunque la primera noche y en el baño simplemente no pude hacer nada.
-Eres el nuevo y famoso-Dijo Arturo en plan de joda-Aunque tu cara me es conocida no sé si ya te había visto.
-Llevo menos de una semana aquí-Le dije mientras lo veía aunque siempre esquivando su penetrante mirada-Estoy en la celda con Chiquitín, no sé si lo conoces.
-Como no conocerlo, el es una de las personalidades de aquí-Exclamó Arturo-¿Te conto porque lo llaman Chiquitín?.
-No, ¿Por qué?-Pregunté.
-Jajaja tiene una verga de burro-Dijo rápidamente Arturo-Muchos no se la han aguantado que hasta han terminado en la enfermería, por lo que veo no es tu caso.
Me sentí aliviado…
Arturo me había sacado las palabras que chiquitín no me había sacado en 3 días, seguí conversando largo rato.
Ya en la noche, el ritmo en la celda era igual. Chiquitín ignorándome y yo en mi mundo. Aunque mi compañero en algún momento hizo para hablarme pero desistió. Me dormí.
A altas hora de la noche, me desperté sobresaltado, mis brazos habían sido inmovilizados por los tipos de la primera noche. –Maldita sea otra vez no-Grité cuando caí en cuenta.
Trate de soltarme pero sin ningún resultado batalle con ellos hasta que un trapo mojado tapo mi boca y nariz.
Desperté en un sitio desconocido aunque cuando recobre completamente la razón identifique que era un depósito. Estaba boca abajo lo que dificultaba mi visión además de la poca iluminación.
Mis manos estaban amarradas y mis piernas también. Estaba encima de una colchoneta bastante delgada y mugrienta.
Para que negar que sentía miedo, más indefenso no podía sentirme. Mi corazón empezó a bombear más rápido cuando sentí unos pasos acercándose.
Era Arturo, junto con los dos que habían ido a visitarme a la celda el primer día.
-Hola David, te ves incomodo así- Salió de la boca de Arturo.
-Váyanse para la mierda-Grite.
-Todos comienzan tan gallitos como tú -Su voz se perdió en el silencio de la cárcel hecho ecos.
Con un cuchillo me rajaron la camisa, luego fue el turno del short y sin mucho esfuerzo mis bóxers quedaron en el suelo hecho nada quedando totalmente desnudo, me obligaron a colocarme de rodilla con las manos amarradas a mi espalda. Nunca había sentido tanto miedo.
-Chupa-Dijo Arturo alias el Diablo con una verga monumental aunque delgada y que todavía estaba levantándose.
Yo me quede inmóvil. En ese instante prefería morir que humillarme de esa forma a pesar del miedo que sentía.
-No lo haré maldito-grite.
-tienes 5 segundo o no respondo-Dijo Arturo elevando la voz, los demás compañeros reian-5, 4, 3, 2, 1…
Me tumbaron en el colchón boca abajo con mis piernas separadas, mi corazón no había latido más fuerte.
-Si no quieres preliminares entonces te voy a complacer-Dijo diablo.
Sentía como un objeto estaba posado en mi culo. Era su verga que ahora si estaba dura.
-Suéltame maldito-Le grite casi llorando.
El glande intento entrar a la fuerza pero uno tras otro intento no pudo entrar en mi culo, gracias a dios. Luego sentí otra vez movimiento y un líquido en mi culo. Ahora estaba detrás de mí el sujeto que me sujetaba cuando entraron en mi celda que tenía un espagueti como verga.
-AAAHHH no por favor-grite con toda mi alma.
Puso su glande en toda la entrada acariciando de arriba hacia abajo cosa que le excitaba regando la saliva. Luego tomo de nuevo su verga y la coloco en todo el centro de mi culo que se resistía a abrirse. Presionó un poco y se resbalo, intento de nuevo y paso solo el glande cosa que facilitaba lo demás.
Su glande entro en mi culo y no paro de entrar lo demás poco a poco. Sentía morir de dolor. Mis manos permanecían amarradas, y simplemente no podía hacer más que gritar.
La penetración no paró en ningún momento, esa verga seguía hasta el fondo y aunque cerraba los ojos como forma de huir a lo inevitable, el dolor estaba.
Entraba una y otra vez, sentía como mi culo se abría y no podía hacer nada. Mis lágrimas salían y en ese momento vino a mi mente Chiquitín, estaba totalmente arrepentido de no haber aceptado sus consejos y su propuesta.
No sé en qué momento termino mi primer violador pero cuando Diablo metió su verga, me saco de ese estado en el que está tu cuerpo pero tu mente lejos.
-AAAAYYY NO POR FAVOR NO.
Sentía como ahora mi culo estaba realmente abierto, todo lo anterior había sido una simple preparación. Con su verga a medio meter, espero un rato pero las sutilezas no eran para siempre.
No sé que me hecho en el culo pero luego de eso fue entrando lentamente haciéndome sentir dolor hasta más no poder. Cada ir y venir se hacía más rápido y fue tanto para mí que me perdí en el camino. Fue la noche más larga de mi vida, me cogió sin descanso una y otra vez, no recuerdo cuantos golpes me dieron ni cuantas veces gozaron de mí.
Desperté en la tarde entre pesadillas y dolores, estaba en la enfermería. Me quede un rato largo mirando el techo como quien mira mucho algo para desaparecer. Aunque trataba de negar lo que me había pasado no podía estar más presente. Sentía rabia, vergüenza, tristeza y mil cosas más.
-Buenas David, por fin despertaste. Esta mañana te curamos un poco pero no despertaste-Dijo una enfermera de curvas pronunciadas, con ojos verdes y que parecía simpática.
La mire pidiéndole piedad y en algún lugar de su mirada la encontré.
Estuve cuatros días en la enfermería, había quedado destrozado no solo de la violación sino de los golpes que me daban cuando me negaba a mamárselas.
Cuando regrese a mi celda, ya podía caminar algo normal por el dolor que gracias a las cremas que me habían dado dentro de unos días desapareceran.
En el camino hacia mi celda, no pude levantar la mirada sentía como todos me miraban, viendo lo poco que habían dejado de mi.
Cuando vi a Chiquitín los ojos se me habían aguado quise darle un abrazo pero no podía, simplemente no podía sin embargo el comprendió mi mirada.
Me dio un abrazo de esos llenos de energía y confort, lloré hasta más no poder en su pecho, ya no habían barreras necesitaba desahogarme.
-Ya verás que todo pasará, yo te ayudaré-Susurraba chiquitín.
-Ya me siento mejor, lo suficiente para matarlo.
-No hable asi David, descansa y luego veremos. Duerme abajo estos días-Dijo mi compañero.
-No, tranquilo. Ya estoy bien, yo puedo dormir arriba pero gracias.
-Como tú quieras. Oye David… yo no quería que esto pasara, hable con él pero ya todo era inevitable. Cuando llegue a la cárcel yo sufrí también aunque no tanto como tú.
-Tranquilo, yo se que tu quisiste protegerme pero yo soy muy terco y a veces no escucho a nadie.
-Nada de esto es fácil, somos víctimas de nuestros miedos en este lugar.
El día paso sin sobresaltos, la costumbre en la cárcel hizo que mi violación no fuera la gran noticia lo que me ayudo un poco a pasar el rato.
En la tarde el chinche, uno de los sujetos que me violo fue a buscarme a la celda.
-Epale belleza, vente conmigo-Decía refiriéndose a mí.
-No, ya va él se queda aquí. Hablaré con Diablo-Dijo mi compañero que se fue junto con él chinche.
Un rato después regreso Chiquitín con mala cara, nunca lo había visto así. El siempre ha tenido una cara seria, bastante callado y poco expresivo en general, pero esta vez tenía malas noticias.
-Quise hacer más pero diablo te quiere en su celda ya.
Sentí mi piel helarse y mi pulso acelerarse. Me sentía tan débil, tan frágil, tan…
-Te juro que nos vengaremos…
Como muerto en vida fui a su celda y solo estaba diablo. Estaba en la cama con su verga erecta esperándome, yo no quería más golpes, y sin esperar me metí su verga en la boca. -Mientras más placer más rápido terminara-Pensé.
Me dio asco y casi lo vomito por el sabor, unos minutos después me había acostumbrado al sabor ahora el problema era sus manos en mi cabeza. No sabía qué hacer, entraba cada vez más y mis ganas de vomitar no podían ser mayores, todo sumado a los golpes que me daba cuando mis dientes raspaban su verga.
Grandes cantidades de babas bañaban su verga y si no fuera porque últimamente no he comido, ya mi almuerzo estuviera en su vientre y verga.
Solo era un hueco donde meter su verga y no disfruté pero ni un minuto de aquello que me pareció eterno. No podía respirar y las ganas de vomitar acrecentaban el rechazo.
No sé si fueron 5 minutos o 2 horas, pero di gracias a dios cuando termino en mi garganta y luego me dejo a un lado.
-Ya puedes irte de aquí-Dijo diablo todavía extasiado.
El anochecer me tenia inquieto desde aquella noche fatal, casi no podía dormir, las imágenes volvían una y otra vez a mi cabeza, siempre me dormía entre los ronquidos de los demás y esta no fue la excepción.
Esa misma noche desperté entre lágrimas y quejidos, chiquitín se había despertado e intentaba tranquilizarme. Lo que quedaba de noche la pase con mi compañero en la parte de abajo de la litera.
En la mañana desperté entre sus brazos y su calor. Me quede viendo su cara y sintiendo su respiración por un largo rato. Desde que había entrado a la cárcel no sentía tanta serenidad y seguridad como en ese momento.
Cuando se despertó Chiquitín, nuestras miradas se encontraron. Yo quería levantarme al sentirme descubierto pero no pude, estaba entre la pared y mi gran compañero.
No podía hacer nada, mantenerle la mirada era una provocación en la que caí y sin miedo empecé a besarle, al principio un poco tímido, después el me impulso a hacerlo como yo lo hacía con mis novias. Se puso sobre mí, sentí su dureza y seguimos besándonos.
Continuará
Hola, lo prometido es deuda. Espero no herir sensibilidades, quise hacer algo más allá de mis anécdotas y típicas historias de sexo.
La tercera parte (final) está pautada para la próxima semana así que espero que te siga gustando. Recuerda comentar y valorar el relato.
Santi si lees esto, discúlpame. Yo sé que no será tu favorita.**