Hetero follado por un policía: padre e hijo

Después de tanto tiempo sin escribir, he aquí la quinta parte de "Hetero follado por un policía". - Para, por favor... no sigas - le suplicó su padre sabiendo finalmente por dónde iban los tiros.

Parte V

  • Aquí la central, ¿me escuchas Roberto ? - dijo la voz de un agente por radio.

  • Aquí Roberto, alto y claro – respondió Roberto.

  • Dirígete hacia el distrito número 11, tenemos testigos que aseguran haber visto al fugitivo – continuó el agente.

  • Buscad en la base de datos a un tal Vladimir: ojos claros, rubio, pelo un poco largo, con barba y fornido, aunque deberías tener en cuenta que si lo tenemos registrado el aspecto puede no ser idéntico – pidió Roberto – y decidle al jefe que tengo que hablar con él, recibí hace un par de días una visita que le compete.

  • Recibido – contestó el agente – pero ahora Luis no está aquí, ha terminado su jornada y supongo que estará en casa. Por cierto, ¿está Mike contigo?¿Está bien?

  • Sí – Roberto puso su mano derecha en el paquete de Mike mientras conducía y empezó a sobarlo – ya lo creo que está bien. Hablamos más tarde, cambio y corto.

Mike se mordía el labio inferior y miraba a Roberto cachondo mientras le decía:

  • Eres un cabrón, te has aprovechado de mi y me has follado bien follado.

  • Y te ha gustado – sonrió Roberto con aquella sonrisa seductora que lo caracterizaba – pero no te preocupes, en cuanto detengamos a Vladimir disfrutarás de un buen culo.

Roberto y Mike se dirigían en un coche patrulla hacia la zona en la que Vladimir había sido visto por última vez. Entonces, sin que Roberto se diese cuenta pasó junto al coche de Jorge, que atónito se cuestionó:

  • ¿Aquel era Roberto? Si de algo me ha servido la consulta con Rafa ha sido para darme cuenta de tres cosas: debo tomar la iniciativa, soy gay y a ese cabrón me lo tengo que follar como sea.

Decidió entonces seguirlos muy discretamente para evitar ser descubierto.


Al abrirse le puerta del baño, Luis apuntó con su arma e irremediablemente, en cuestion de segundos, el bulto de su paquetazo empezó a crecer levemente. Frente a él, un muchacho musculoso, de unos 30 años, 1'85cm, con barbita, pelo corto y cuya única ropa era la toalla que llevaba al rededor de la cintura. Sin embargo, debido a que debió levantar las manos, la toalla cayó al suelo postrando así aquel rabo nada desdeñable.

  • Vaya, pensé que llegarías un poco más tarde... papá.

  • Pensé que era algún ladrón que se había colado – Luis guardó la pistola – siento haberte asustado... Rafa.

Efectivamente, ante Luis se encontraba Rafa, su hijastro con el que fantaseba a menudo y la causa por la que Roberto pudo aprovecharse de él y chantajearlo. Rafa bajo los brazos y se acercó a Luis diciéndole:

  • Vaya, tengo que reconocer que con este uniforme que llevas impones a cualquira – le puso la mano derecha en la cintura y la izquierda sobre su mejilla derecha y lo besó en la mejilla izquierda cerca de la comisura – agachó la vista hacia el paquetazo de su padrastro añadiendo – por lo que veo tu uniforme y tu presencia no son lo único que imponen papá – deslizo su mano hasta el paquete de su padre y haciendo como que actuaba de machote aprovechó para darle un par de sobadas y terminó diciendo – ya me gustaría haber sacado tus genes y tener este pedazo de miembro.

Luis se ruborizó y no pudo evitar apartarse y disipar un poco la conversación volviéndola banal:

  • Bueno Rafa, deja de bromear - sonrió para camuflar sus mejillas enrojecidas – vístete y dime a qué se debe tu visita.

  • Bueno, digamos que en el trabajo he tenido un paciente... interesante. De algún modo u otro me ha recordado a tí – se puso sus bóxer que le hacían un paquete y un culito que ponían muy cachondo a su padre – pero si quieres vamos al salón y te lo cuento con pelos y señales – guiñándole un ojo le dio una palmada en el culo a su padre de complicidad y salio hacia el salón.

Durante el trayecto Luis iba fijándose en el trasero de su hijastro, pero se decía a sí mismo que aquello no podía ser posible y que era mejor olvidarlo, que estaba casado y que no podía mancillar al hijo de su mujer. Sin embargo, el encontronazo con Roberto lo perturbaba hasta puntos insospechados. Si antes ya fantaseaba con su hijo, ahora que sabía lo que producía el placer de un buen rabo no podía evitar tener pensamientos impuros más a menudo.

Llegaron al salón donde había un cómodo sofá alargado con dos mesitas, una a cada lado, en frente del cual había un gran televisor y entre ellos la mesa. Luis se quitó el cinturón en donde llevaba las esposas y la pistola, se sentó y lo dejó en la mesita que quedaba a su derecha donde estaba la puerta que daba a la cocina. Rafa le preguntó:

  • Papá, ¿quieres que te traiga algo para beber?

  • Pues mira, creo que después de una jornada de trabajo me merezco una cerveza... por cierto, ¿por qué me llamas papá más a menudo ahora? - preguntó Luis extrañado.

  • ¿Te molesta que lo haga? - dijo con una sonrisa que cautivaba a Luis.

  • En absoluto.

  • No he solido hacerlo muy a menudo. Pero por alguna razón me apetece hacerlo. ¿Sabes?, llamarte Luis me parece un poco frío, distante... Y creo que debería de haber más proximidad entre nosotros, ¿no crees? En cambio tú no me sueles llamar hijo y me da la impresión de que algo te perturba, ¿no es cierto? - preguntó con una leve sonrisa y levantando la ceja.

  • ¿Cómo sabes eso? - preguntó atónito Luis.

  • Recuerda que soy psicólogo y mi especialidad es analizar – concluyó Rafa y se marcho a por la cerveza.

  • Bueno, la verdad es que, pensándolo bien, somos familia. Sí que deberíamos ser más cercanos el uno con el otro – dijo Luis sentado desde el salón mientras Rafa tomaba la bebida del frigorífico.

  • Aquí tienes, papá – dijo Rafa ofreciéndole la cerveza y volviéndole a guiñar un ojo a Luis.

Luis sonrió y pese a que no sabía a qué estaba jugando su hijastro decidió jugar al mismo juego. Adoptó una pose de seguridad pretendiendo avergiguar qué sabía su hijo y el por qué de esas confianzas tan repentinas.

  • Bueno, creo que ha llegado el momento de que me cuentes qué es lo que has averiguado en aquel paciente tan interesante que te a recordado a tu padre, ¿no? - y dio un trago.

Necesitaba disimular a toda costa la excitación que sentia por aquel muchacho. Rafa se sentó a su lado con las piernas abiertas, mostrando así aquellos muslos y aquel paquete, y bebiendo la cerveza de modo que un par de gotas caían lentamente por su pecho. Luis miraba embelesado aquella situación pero mostrando y manteniendo siempre una actitud viril frente a su hijo. Entonces Rafa empezó su discurso:

  • Antes que nada me gustaría pedirte un favor – le pidió Rafa.

  • Tú dirás hijo, pide lo que te plazca – accedió Luis.

  • Me gustaría contarte mis aventuras y desventuras... pero...

  • Va, no te hagas el remolón y pide por esa boquita – insistió Rafa.

  • Sabes... te noto algo cansado y no sé si el trabajo te sienta demasiado bien, así que si te apetece podrías sentarte en el suelo frente a mí con la espalda apoyada en el sofá y te hago un masaje mientras te cuento mi vida.

  • ¿Que me siente ahí?¿Entre tus piernas? - dijo Luis un poco sorprendido.

  • Sí hombre – insistió Rafa – ya verás como te sienta de puta madre, además ¿quién se lo merece más que tú, eh? ¿Todo el día trabajando y no te mereces ni un mísero respiro?

¿Era cierto lo que le estaba pidiendo Rafa? Aquel cabrón estaba orientando la conducta de su padre, lo estaba persuadiendo para que accediera y se pusiera en las manos de su hijo. Lo primero que se le paso por la cabeza a Luis fue:

  • Por favor, que no se me ponga dura.

Pero prefirió no pensar en ello y accedió. Además estando sentado y con Rafa detrás, podía esconder fácilemente cualquier erección poniendo disimuladamente las manos sobre el paquete. Luis dejó la cerveza encima de la mesa junto a la de Rafa, se sentó entre sus piernas y Rafa colocó los brazos de Luis sobre sus rodillas.

  • Inclina la cabeza un poco hacia atrás – le pidió.

  • ¿Así está bien? - dijo Luis mirando a su hijastro.

  • Perfecto - le guiñó un ojo y le dijo – y ahora cierra los ojos y permíteme que te desabroche un par de botones de la camisa, te queda muy ajustada y no puedo colocar bien las manos sobre los ombros.

Luis accedió y cerró los ojos. Intentó bromear diciéndole:

  • Ya claro... tú lo que quieres es meterle mano a tu viejo hahaha – rió levemente.

  • ¿Cómo osas papá? - le continuó el juego Rafa riendo al mismo compás que su padre - que creído tienes lo de ser un macho madurito e irresistible, ¿no? Eso quizás funcione con mamá pero yo soy más difiícil.

  • Hahaha, cómo eres hij... mmm... joder, qué bien que haces los masajes, ¿no, cabrón? - le dijo Luis sin saber que Rafa había decidido empezar.

Le masajeaba a su padre el cuello, los trapecios y sobre todo con los pulgares la espalda. Teniendo ya entretenido a su padre decidió dar comienzo a lo que se avecinaba.

  • Pues como te iba diciendo, tuve un cliente interesante, Jorge. No me recordo a tí porque fuese parecido físicamente – se acercó a la oreja de su padre y le dijo – tu eres más atractivo hahaha.

  • Hahaha, qué lameculos eres hijo, vamos continúa – le contestó Luis con los ojos cerrados disfrutando del masaje.

  • Pues bien, me recordó a tí porque tuvo un encontronazo con un criminal.

  • Bueno, soy policia, supongo que un poco de relación debe tener – supuso Luis.

  • Sí, la verdad es que fue víctima de un robo, así que decidió acudir a una comisaría cercana – Rafa sabiendo lo que acontecería fue descendiendo las manos hacia los fornidos pectorales de su padre y con las yemas de los dedos masajeaba ligeramente aquel pecho lleno de vello y permitiéndose rozar aquellos pezones de vez en cuando sabiendo que de momento no había resistencia que se le opusiera – y le tomaron declaración. ¡Y vaya! ¡Casualmente era la comisaría en dónde trabajas!

  • ¡Qué casualidad, no! - Se sorprendió Luis mientras disfrutaba.

  • Sí, y entonces le ocurrió una situación que lo perturbó. Como profesional no debería romper la confidencialidad, pero lo creo menester. El policía que le tomo declaración y se llamaba... Roberto.

El cabrón de Rafa pronunció el nombre “Roberto” muy lentamente. Luis abrió los ojos ipsofacto y miro a Rafa boquiabierto puesto que no se esperaba oír ese nombre. Hizo el amago de querer levantarse pero rafa que le masajeaba el pecho aprovecho para retenerlo y tranquilizarlo.

  • Papá, ¿qué te ocurre?¿Acaso aquel Roberto te ha hecho algo? - se preguntó Rafa.

  • Ufff... - el corazón de Luis había dado un vuelco, se sentía más aliviado al ver que sólo le había mencionado su nombre y decidió disimular – no hijo... es un buen agente, muy servicial y atento. No me imaginé que un hombre tan viril pudiese sentirse atraído por los hombres.

  • Ya ves que sí, pero eso no es todo, resulta que Jorge es heterosexual y está casado, sin embargo Roberto consiguió llevarlo a su terreno y hacer que Jorge le comiera el rabazo, se lo chupase entero, le comió el culo y se lo rebentó a pollazos – Rafa empezó a bajar las manos por los abdominales de su padre, palpándolos y saboreando el momento a medida que agachaba su cabeza a la altura de la cabeza de su padre mientras le miraba fijamente a los ojos y continuó – hizo gemir a Jorge y le hizo desear que se lo follase más y más. Este incidente me hizo pensar que debía conocer a aquel tal Roberto, así que hace un par de días decidí acercarme por la comisaría y me lo encontré. No fue difícil dar con él, la definición dada por Jorge se ajustaba bastante a aquel macho, alto, fornizo...

  • Para, por favor... no sigas - le suplicó su padre sabiendo finalmente por dónde iban los tiros.

  • Shhh... tranquilo papá, lo más interesante viene ahora – le cubrió los labios con el dedo índice de la mano derecha y la volvió a introducir en aquella camisa sobando aquel pecho y aquellos abdominales – resulta que me acerqué a él y dándomelas de interesante puesto que sabía quién era él le pregunté si trabajaba un tal Luis. Para mi sorpresa sonrió con una sonrisa muy atractiva y me pidió que accediéramos a un despacho.

  • No sigas, por favor, esto tiene una explic...

  • Y me folló, me rebentó el culo con aquel gran falo... al igual que a tí, ¿verdad, papá? - mientras Rafa sonreía victorioso, deslizó su mano por debajo de la camisa sobrepasando el cinturón y metiendo la mano en el paquetazo de su padre agarrándole el cipote que estaba más duro que una piedra.

Luis se quedó mudo mientras su hijastro le agarraba de la polla y empezaba a pajeársela. LO que más temía no era que supiera que Roberto se lo había follado sino...

  • No es necesario que digas nada. ¿Quién se iba a imaginar que el gran macho, jefe de la comisaría de policía Luis Pérez se pajeaba pensando en su hijastro? – con la mano izquierda le pellizcaba ligeramente el pezón mientras de agarraba el rabo – y no sólo eso, sino pensando en que su hijastro se lo follaba.

  • Hijo, yo... - lo miraba con ojos de súplica.

  • Soy tu debilidad, admítelo. Eres un macho viril capaz de cualquier cosa, sien embargo sabes tan bien como yo que sucumbirías delante mía y te pondrías a cuatro patas deseando que te metiera mi polla mientras te como la boca y te pajeo. El único que a podido hacerte sucumbir a sido Roberto debido a nuestro parecido en cuanto a las facciones, hay algo en los dos que te atrae y es que él te recuerda a mí. De ningún otro modo Roberto podría haberte hecho chantaje y haberse aprovechado de tí metiéndote su rabazo y destrozándote el culo encima de la mesa de tu despacho. Ningún otro agente lo habría conseguido. En definitiva... te voy a follar papá, puesto que es lo que has deseado siempre. Has fantaseado con tu hijo y voy a darle a tu culo lo que se merece. Siempre había deseado que un macho maduro como tú me follase, pero visto que tengo el poder y el control sobre tí harás lo que yo te ordene.

Rafa se acercó a los labios de Luis y besó a su padre sin que él pudiera hacer nada por querer evitarlo. Le metía la lengua y Luis se dejaba llevar, dejaba que le pajeara el rabo y que manoseara su pecho, deseaba que se lo follase. Rafa sacó la mano del pantalón y mientras le continuaba besando empezó a desabrocharle el cinturón, le desabrochó el botón y le bajo la bragueta. Rompió la camisa ceñida de botones abriéndola bruscamente y entonces aquellos labios se separaron.

  • Hijo, sabes que puedes hacer de mi lo que te plazca pero ten piedad, no puedo dejar que tu madre se entere de esto sino me arruinas la vida.

  • Papá, shhh... - Rafagiró levemente la cabeza de su padrastro que seguía de espaldas y Luis vio la polla de su hijo erecta dentro del calzoncillo – cómele el rabo a tu hijo y calla.

Rafa sacó su polla y aguantando la cabeza de su padre por detras se la metió en la boca y empezó a follársela.

  • Mmm, mmm... - gemía Luis que empezó a chuparle la polla a su hijo entregándose completamente a él.

  • Eso es papá, cómeme el rabo, cómele el rabo a tu hijo para que pueda entrarte mejor en ese culazo tan bien puesto de maduro que tienes – Luis le abrió bien las piernas y se introdujo su polla hasta el fondo saboreándo lo que siempre había querido degustar.

Rafa se puso de pie, agarró su cabeza y continúo de pie con un vaivén mientras le decía:

  • Mírame mientras tu hijo te folla la boca, papá – su padre acataba – sácate el pollón que tienes y pajéatelo – su padre obedeció y se sacó la tranca pajeándola mientras chupaba aquel rabo – muy bien, y ahora accederás a lo siguiente, te pondrás a cuatro patas sobre el sofá y te comeré ese culazo.

Luis sin pensárselo dos veces obedeció. Se puso primeramente de pie y empezaron a comerse la boca mientras luis se quitaba los zapatos, los pantalones y el resto de la ropa. Cuando fue a quitarse la camisa Rafa le dijo:

  • No, la camisa no. Cuando te rebiente el culo quiero tener bien presente que me estoy zumbando a un policía, eso me pone.

  • Como mandes hijo – y se pueso a cuatro patas de espaldas al sofá.

Rafa le abrió el culo y empezó a devorarlo a lametones, introducía la lengua en el orificio de su padre y lo hacía gemir mientras se agarraba la polla y se la pajeaba.

  • ¡Sigue hijo, me encanta que me comas el culo! Mmm... - se regocijaba ante la tremenda comida que su hijo le estaba propinando a su ano.

  • Ha llegado el momento – Rafa apunto con su polla endurecida el orificio bien dilatado que le había dejado a su padre, lo cogió de la cintura y plantó la punta de su polla sobre su ano.

  • Adelante hijo, ¡hazlo! - suplicaba su padre.

De repente el sonido del seguro de una pistola se escuchó y una voz muy masculina y varonil habló:

  • ¡Joder! Qué cachondo me he puesto – aquel hombre les apuntaba con la pistola que Luis había dejado en la mesita – ¡pero no te cortes por mí hombre! Reviéntale el culo a tu padre.

Rafa y Luis giraron la cabeza muy lentamente. Ahí estaba Vladimir, apuntándoles con la mano derecha y agarrándose el rabo empalmadísimo por encima del pantalón con la izquierda y pajeando aquel rabazo. Más que estar impresionados por el arma lo estaban por la tranca que se gastaba aquel hombre macizo y buenorro.

  • Espera, no sé quién diablos eres, pero no tienes que hacer nada de lo que puedas arrepentirte – intentaba persuadirle Luis.

  • Fóllate a tu padre – ordenó Vladimir.

Rafa le metió la polla de golpe y empezó a follarse a su padre:

  • Ahhhh... !hijo, más despacio, por favor! - suplicaba Luis.

  • De despacio nada, rómpele ese culazo al madurito de tu padre. He estado escuchando la conversación desde el principio y ahora empiezo a atar cabos. He tenido un encontronazo con ese tal Roberto y su compañero Mike, al que por desgracia no logré follarme, pero los culos de un par de machotes, uno joven y el otro madurito creo que me compensarán. Ata las manos por detrás a tu padre con el cinturón del pantalón que se acaba de quitar.

Rafa acató las órdenes, cogió el cinturón y le ató a su padre las manos por detrás sin que él pudiese soltarse. Y continuó follándoselo.

  • ¡Hijo, para, por favor! Ahhh... ¡sí! ¡Joder, qué bien que me follas!

  • Tu hijo no sé detiene porque ha captado de sobra que lo que pretendo no es haceros daño, sino ya lo habría hecho. Sabe que si me deja hacer lo que quiero os reventaré el culo a los dos y me parece que la idea no le desagrada mucho – afirmó Vladimir – Rafa, pon las manos en la espalda – le ordenó aquel rubiazo.

Utilizando las esposas de Luis se aseguró de que Rafa se follaba a su padre sin poder hacer nada. Vladimir se puso delante de Luis, sacó el rabazo de su pantalón y empezó a follarse la boca del policía.

  • No lo hag... - aquel trozo de verga empezó a atragantar a Luis.

  • Te gusta que te folle tu hijo, ¿verdad? - le preguntaba a Luis mientras le miraba los ojos – Y a tí, ¿te gusta follarte al mamonazo de tu padre, verdad?

  • ¡Me encanta! Mientras me dejes follármelo haré todo lo que tú me digas – dijo Rafa.

  • ¡Joder! Me pongo más cachondo por momentos. Me parece me voy a follar a tu padre - entonces Vladimir sacó el pollón de la boca de Luis, lo volteó mientras Luis oponía resistencia sin éxito y apunto con su tranca al agujero de Luis – tienes suerte de que tu hijo te haya follado antes que yo, sino te prometo que mi pollón te haría mucho daño.

  • Detent... - Rafa le metió la polla en la boca y se la empezó a follar de nuevo.

Entonces Vladimir empezo a follárselo a empellones y hacía que Luis gimiera con el rabo de su hijo en la boca. A causa de las fuertes y violentas embestidas, y debido a que Rafa no podía sujetar a su padre, el rabo de Rafa se salio de la boca de su padre y se escuchó a Luis gimiendo:

  • Ahhh... ¡menudo rabo!¡Sigue follándome, por favor!¡Te lo suplico!¡Rómpeme el culo!

  • Cómo me gusta follarme a machos que se las dan de heteros pero que les gusta que los reviente a pollazos y si son policías y van con uniforme todavía me ponen más.

Vladimir empezó a follarse a Luis sacando y metiendo su pollón por completo a cada vez:

  • ¿Te gusta que te follen verdad papá? - le pregunto Rafa cachondísimo.

  • ¡Sí hijo! Ahhh... ¡dame polla, por favor! Quiero saborear tu lechit... Ahhh... - Vladimir se lo follaba sin compasión.

  • Después de follarte a tí me follaré a tu hijo, ¡cabronazo que bueno estás!

  • Alto Vladimir – se oyó el sonido del seguro de una pistola. Vladimir paro sus embestidas, giró la cabeza poco a poco y ante su sorpresa se encontraba Mike – ahora sabrás lo que es bueno, cabrón.