Hetero follado por un policía: la terapia

[...] empezó a frotar su dura polla por encima del paquete mientras le decía- ¿te gusta que te toque el rabo verdad?

Parte III

Roberto estaba esperando en una sala con varios de sus compañeros mientras se tomaba un café. En ese momento entró Mike, un chico mulato con los ojos verdes y una bonita sonrisa. Iba afeitado y totalmente rapado y disponía de todos los atributos de sus compañeros, un buen cuerpo y muy atractivo. Sobretodo lo que más le gustaba a Roberto eran esos labios carnosos y ese culito que tanto anhelaba.

Mike se dirigió hasta Roberto y le dijo dándole un golpecito en la espalda:

  • ¿Qué tal macho? ¿Cómo vas? Ya me ha dicho Luis que me toca patrullar contigo.

  • Muy bien tío. Ya ves… que casualidad. Pues me alegro- le dijo mientras le sonreía y acariciaba su nuca.

  • Al parecer es un tipo que está merodeando por el barrio, no creo que nos cueste mucho dar con él y detenerlo, además conozco bien la zona. Y con un compañero tan mazado como tú- le dijo Mike dándole un par de golpes en el pectoral- no creo que se nos resista.

  • Ya lo creo que no habrá nada que se me resista- dijo Roberto con una sonrisa pícara.

*          *          *

Jorge llamó al timbre. Una voz dijo “adelante” y la puerta se abrió. Subió hasta el tercer piso y llamó a la puerta donde ponía “Consulta de Rafael Ruiz”.

Se abrió la puerta y entonces apareció un chico de unos 30 años, musculoso, de 1’85 más o menos, de ojos azules, con barbita y con una cresta muy corta que le favorecía mucho. Llevaba unos pantalones vaqueros y una camisa blanca en la que se le transparentaban los pectorales y la zona abdominal, detalle que Jorge percibió y que le agradaba bastante.

  • Adelante Jorge- le dijo Rafael dándole un apretón de manos.

  • Muchas gracias Rafael.

  • Puedes llamarme Rafa si lo prefieres- insistió Rafa.

Jorge pasó al apartamento. Se trataba de un apartamento muy luminoso y muy amueblado con una decoración muy bien escogida.

  • Pasemos a mi despacho- le dijo Rafa guiándole.

Entraron en el despacho de Rafa y Jorge pudo observar una gran mesa con su silla, varias estanterías con libros y un diván.

  • Túmbate por favor- le sugirió Rafa.

Jorge acató órdenes y se tumbó.

  • Ponte cómodo- le decía Rafa mientras se sentaba en una silla a su lado y sostenía una libreta y un bolígrafo- ¿Es la primera vez que acudes a la consulta de un psicólogo?

  • Sí.

  • ¿Y cómo supiste de mí consulta?

  • Bueno, ya hace tiempo me habían hablado de tu consulta y decían que tus sesiones daban buenos resultados- dijo Jorge.

  • Vaya, me alegra saber que mis pacientes salen satisfechos de la consulta. Y dime, ¿qué es lo que te ha llevado a venir hasta aquí? Te escucho.

-Bueno, es largo de explicar. Verás yo… estoy algo confuso.

  • Tranquilízate. Veamos, dime si te ha ocurrido algo recientemente. Algo que te haya llamado la atención.

  • Pues, en realidad sí que he venido por algo que me ha ocurrido… de hecho fue anoche.

  • Muy bien, empecemos por ahí. ¿Qué ocurrió anoche?

  • Pues, acababa de salir de una cena cuando me robaron la cartera en la calle y entonces decidí acudir a la comisaría.

  • Entonces tiene que ver con ese robo, ¿no?

  • No realmente. Fui a la comisaría y me atendió un agente muy simpático que me tomó declaración. Y me preguntó cómo habían ocurrido los hechos y escenificamos lo que había ocurrido para que quedase más claro.

  • Continúa. Cuéntame.

  • Entonces… bueno, se puso detrás de mi haciendo como que me cacheaba inmovilizándome el brazo mientras me manoseaba y…

Jorge guardó un silencio suficientemente largo como para que Rafa le preguntase:

  • ¿Y…?

  • Y aprovechó ese momento para meterme mano y me… frotó el pene- dijo Jorge muy tímidamente.

Al parecer Rafa empezó a interesarse por la historia. Dejó la libreta y el bolígrafo encima de la mesa y le prestó atención tocándose la barbilla con un aire muy interesado.

  • De acuerdo. Me parece que todo esto te tiene un poco cohibido. Por qué no empiezas describiéndome al agente- sugirió Rafa.

  • Está bien. Se llama Roberto, es un hombre atractivo, con barba, con los ojos azules, más o menos de la misma constitución que tú y… con un buen cuerpo. Está bastante bueno para resumir.

  • Vale, parece que empezamos a tener algo en claro- Rafa se recostó en el respaldo de la silla cruzándose de brazos, hecho que remarcaba todavía más sus pectorales y sus bíceps. Jorge, de estar mirando al techo, giró ligeramente la cabeza y se percató de la silueta de aquel hombre. Le gustaba y además no pudo evitar fijarse en el paquete que tenía ente él y no pudo evitar tener pensamientos impuros, así que se ruborizó un poco y volvió a mirar al techo- ¿Tú estás casado verdad?

  • Sí - asintió Jorge.

  • Ya veo la situación. ¿Y llegaste a tener algo con… Roberto?- le preguntó Rafa sabiendo cuál iba a ser la respuesta.

  • … sí - dijo Jorge con dificultad.

  • De acuerdo, entonces lo que te tiene confuso es lo que sientes ahora, ¿verdad? Si te gustó, si no lo querrías haber hecho, si fue un error… los problemas que ello pueda ocasionar a tu vida…

  • Exacto. Es eso lo que me ocurre- dijo Jorge mirando a los ojos a Rafa y asintiendo con la cabeza- y no sé qué hacer.

  • Muy bien, empezaremos por describir paso a paso lo que ocurrió anoche y me gustaría que no te cortaras un pelo a la hora de dar detalles certeros. Y si tienes que utilizar vocabulario obsceno… lo utilizas, de hecho opino que es mejor. Tengo que saber hasta que punto te gusto o no o… si lo disfrutaste- dijo finalmente Rafa con la mirada fija en Jorge. Lo que provocó que volviese a mirar al techo.

  • Pues, me sobó el paquete y me restregó el suyo… ufff, y la verdad es que lo tenía muy duro y muy grande.

  • Sigue.

  • Y después de forcejear un poco él metió la llave de la habitación en su paquete y la única manera de salir era quitándosela. Lo que pasa es que una vez que metí la mano en aquel paquete y se la agarré, supe que podía hacer lo que quisiera de ella, así que no lo dudé y empecé a chuparla… y me encantó. Acto seguido me dilató el culo y me empezó a follar. Me estaba dando un placer que no había sentido antes. Al principio sentía un poco de dolor pero después ese dolor se transformó en un gustazo que sólo deseaba que continuase. Me subió a la mesa me folló mientras me miraba y me besaba y consiguió que me corriera sin siquiera tocarme con las manos. Simplemente hincándomela toda hasta el fondo. Al final se corrió en mi boca y me lo tragué todo… ufff, no sé si aquello estuvo bien- dijo Jorge con las manos en la cabeza.

Rafa ya se había percatado que a Jorge se le había hinchado el bulto. Sin duda alguna todo aquello le excitaba y estaba convencido de que era gay, simplemente tenía que demostrárselo.

  • Muy bien, realizaremos un ejercicio.

  • ¿Un ejercicio?- dijo Jorge intrigado.

Rafa se puso de pie y empezó a desabrocharse los botones de la camisa. Se la quitó y dejó al descubierto aquel torso. Jorge tragó saliva y no pudo evitar quedarse paralizado mirando aquel cuerpo que le parecía tan bello.

-Muy bien, ahora dime qué es lo que ves y que te parece.

  • ¿Cómo?- pregunto Jorge sin llegar a comprender qué quería decir.

  • Vas a describirme y a decirme qué te parezco.

  • Bueno… estás bastante bueno, tienes unos buenos pectorales, unos bíceps y unos abdominales trabajados y al parecer una espalda ancha… además eres atractivo.

  • Entonces… ¿te pongo?

  • ¿Qué?- Jorge apoyó sus antebrazos en el diván y se elevó un poco a causa de la reacción- bueno… no lo sé, supongo que sí.

  • Verás, es fácil de entender. No solamente te pongo por mi físico, sino también por el morbo que te da la situación y porque soy tu psicólogo, al igual que Roberto es un policía y te puso cachondísimo esa situación. Pero lo más importante es- dijo señalándole el paquete a Jorge- porque tienes el rabo morcillón-.

Entonces Jorge se lo miró y no se había percatado del tamaños que había adquirido e intentó taparlo con las manos

  • No es preciso que hagas eso, mírame- dijo Rafa- ¿te gusta esto? Y se agarró el paquete que ya tenía bastante hincado.

El silencio de Jorge lo delató, así que Rafa dijo:

  • Haremos una cosa… pero tienes que confiar en mí-  Rafa se arrodilló y con una mano sujetó el hombro izquierdo de Jorge apoyándolo en el diván y con la otra le separó las manos que cubrían su paquete y empezó a frotar su dura polla por encima del paquete mientras le decía- ¿te gusta que te toque el rabo verdad?

  • Ufff…- respondió Jorge con la respiración acelerada pese a que sabía que le encantaba- esto no está bien, quizá haya sido una mala idea venir.

Jorge intento levantarse pero Rafa se lo impidió y le dijo:

  • Confía en mí, shhhh…- y continuó masajeándole el paquete. Le puso el pene inclinado hacia el lado, se lo agarró con la mano y empezó a pajearlo- soy un experto, sé lo que me hago. Haremos una terapia de choque. Te enfrentarás a lo que te enfrentaste ayer y verás las cosas con más claridad.

Mientras Rafa le hacía una paja, subió la rodilla izquierda al diván, acercó su boca a la boca de Jorge y muy lentamente se dispuso a darle un beso. Jorge instintivamente cerró los ojos y se dejó llevar dejando que su psicólogo le metiera la lengua y le agarrara el miembro. A Jorge le encantaba y mientras que Rafa le pajeaba con la derecha con la izquierda iba desabrochando los botones de la camisa de Jorge dejando se pecho al aire, bajó suavemente besando su cuello hasta el pezón y empezó a chuparlo, cosa que complació mucho a Jorge y empezó a gemir. Jorge le acariciaba el pelo con su mano derecha y hacía presión hacia su pezón para que Rafa chupara más. Rafa fue bajando por el vientre de Jorge mientras Jorge decía:

  • ¡Oh Dios mío! ¡Qué gustazo!

Rafa llegó a la altura de su polla y sin dudarlo empezó a pajearle con la boca y Jorge le agarró la cabeza con las dos manos como forzándole a que se la chupara.

  • Eso es, chúpamela. ¿Les haces esto a todos tus pacientes?

En ese momento Rafa dejó de chupársela, se puso de pie, se desabrochó el botón y bajo la cremallera dejando al descubierto su rabo ya gordo debajo del calzoncillo y le dijo:

  • Lo que a ti te ocurre es muy fácil de entender. Roberto te hizo ver lo mucho que te gustan los hombres y lo mucho que te pueden llegar a excitar y tú te quedaste con las ganas de follártelo. De haberlo hecho sabrías de sobras que eso es lo que deseas, así que- Rafa sacó su gordo falo de 15cm y le dijo a Jorge- mámamela como si se la estuvieras mamando a Roberto y haz lo que desearías hacerle a él pero haciéndomelo a mí. Todo lo que tú desees, desahógate y haz todo lo que te hubiese gustado hacer en aquel momento para que no te quede ninguna duda de lo que quieres.

Sin pensárselo, Jorge se arrodilló delante del falo de su psicólogo y empezó a mamárselo como si no hubiera mañana. Se lo metió todo en la boca y lo chupaba y lo volvía a sacar mirando a Rafa mientras éste le decía:

  • Eso es, no pares. Chúpamela hasta sacarle brillo y piensa en ese policía al que te hubiese gustado tanto follarte y darle lo que se merecía.

Y así hizo Jorge. Mientras se la chupaba se desabrochó los pantalones, se sacó el rabo y empezó a cascárselo y a disfrutar. Entonces tomó la iniciativa y dejó de mamar ese rabo tan delicioso, se sentó en el diván, apoyó sus manos hacia atrás dando a relucir su pecho y su abdomen y además con la corbata que le daba un toque muy sexy y le dijo a Rafa:

  • Ya empiezo a ver muy claramente lo que quieres. ¿Ves este rabo tan gordo? Pues saboréalo, dame placer. Después te comeré ese culo que tienes y te dilataré el ano metiéndote la lengua hasta el fondo. A continuación meteré mis dedos uno a uno para asegurarme de que mi nabo entre sin problemas. Te apoyare contra la mesa boca a bajo y te ensartaré con este falo que tanto deseas. Y cuando te esté reventando el culo pensaré en lo mucho que me gustaría disfrutar del culo de Roberto. ¿Era eso lo que querías, verdad?

Sin mencionar palabra alguna, Rafa se arrodilló delante del pene de Jorge, lo agarró y empezó a saborear la punta, chupándola y jugueteando con la lengua proporcionándole un enorme gustazo a Jorge mientras éste inclinaba la cabeza hacia atrás en señal de estar disfrutando de lo más. Rafa se metía cada vez más la polla de Jorge en su boca, pero ese grosor no le impidió succionarla toda y mamar de arriba abajo ese cipote. Se puso las piernas de Jorge sobre los hombros y con las manos le agarró esos duros muslos y empezó a meter y sacar ese pollón. Jorge le agarró de la cabeza y le obligo a comerse todos sus centímetros y a que aguantara con toda esa polla en la boca. Pero Rafa le chupaba todo ese rabo con maestría y se notaba que estaba acostumbrado a comerse vergas:

  • ¡Oh, Dios mío! – Gimió Jorge – ¡para de chupar o vas a hacer que me corra!

Rafa ignoraba las órdenes de Jorge y seguía chupando, así que Jorge tuvo que incorporarse y apartarlo de su polla.

  • Vaya, ahora que me lo estaba pasando tan bien y estaba notando ese gusto a líquido preseminal – dijo Rafa – ¿cumplirás con lo que has dicho y me harás disfrutar?

Jorge cogió a Rafa por los hombros, lo levantó, le dio la vuelta, le apoyó el pecho contra la mesa, lo abrió de piernas, se quitó la corbata y le ató las manos en la espalda.

  • ¿Sabes? Me pone más cachondo follarte sabiendo que no puedes resistirte – dijo Jorge mordiéndose los labios.

  • Eso es, saca el macho que llevas dentro y hazme lo que más desees- le dijo Rafa, girando la cabeza y mirando a ese macho, deseoso de ser penetrado por su verga.

Jorge se arrodilló nuevamente, abrió aquellas nalgas pasando las manos por debajo de las piernas de Rafa y no vaciló en empezar a lamer aquel ano tan delicioso, a incrustar su lengua, a succionarlo llenándolo de saliva y a chuparlo de arriba abajo con su lengua sedienta. Apartaba las nalgas con las dos manos y succionaba ese ano haciendo sentir mucho placer a Rafa, entonces empezó con el primer dedo que entró sin dificultades.

  • Ahhh… - gimió Rafa – ¡eso es!             Méteme los dedos y dilátamelo bien.

Entonces Jorge metió un segundo, un tercero y hasta un cuarto dedo. Le cabían los cuatro perfectamente y Rafa sentía esa fricción que le causaba tanto placer que no podía evitar gemir - mmm… por favor, ¡continúa!.

Jorge se puso de pie, se puedo saliva en la punta de su cipote y lo apoyó en aquel orificio. Empezó a empujar y sin ninguna dificultad su polla entró en el culo de su psicólogo que le suplicó que lo hiciese – por favor, ¡clávamela! ¡Oh! ¡Sí! ¡Sííí!

Jorge le cogió de la cintura y empezó a bombear metiendo y sacando su rabo de ese culo tan tragón. Entraba y salía y llevaba un buen ritmo que aceleró poco a poco metiéndosela hasta el fondo con embestidas cortas pero rápidas. Rafa subió la rodilla izquierda a la mesa para facilitarle la penetración y Jorge lo cogió por la cintura y le dio más fuerte. Empezó ahí su fantasía erótica con Roberto. Le agarró las nalgas, cerró los ojos, inclinó la cabeza hacia atrás y se la hincó diciéndole:

  • Ufff… ¡qué culazo tienes! ¡Te gusta que te dé placer, eh, Roberto! ¿Que se siente al ser follado por el maromo que tanto te pone, eh?

Rafa no hacía más que soltar gemidos al ritmo de las embestidas al mismo tiempo que Jorge creía romper el culo de Roberto - ¡Ah… qué bien que follas joder!

A decir verdad Jorge tenía un buen ritmo, no se fatigaba, tenía buen aguante y de este modo podía producirle más placer a aquel culo. De repente Jorge dijo a Rafa:

  • Se acabó, ya me has demostrado lo mucho que me ponen los hombres, ahora vas a follarme y harás que me corra.

Rafa se incorporó todavía con el pene de Jorge dentro de sí y le dijo:

  • Sabía que dirías eso – se mordió los labios y lo besó acariciándole el pelo con la mano derecha dulcemente.

Jorge sacó lentamente su verga de aquel ano, se sentó en el diván totalmente desnudo y tumbado boca arriba. Rafa se puso delante, levantó sus piernas y empezó a comerse el culo de Jorge para dilatarlo.

  • Ufff…¡ qué bien  lo haces! ¿Cómo se nota que debes haberte comido muchos culos, eh? ¡Ah…! - Gimió.

Entonces Rafa puso su pene a la altura del culo de Jorge y lo penetró de golpe, hecho que hizo que Jorge se mordiera los labios y le creara un leve dolor que rápidamente se convirtió en gustazo con aquel sinfín de embestidas. Rafa apoyó cada mano en los pectorales de Jorge y se lo follaba sin piedad y eso a Jorge le encantaba. Jorge lo miraba con los ojos abiertos. Se recostó con las codos para poder admirar como esa pija entraba por su ano y le provocaba tanto placer. No pudo evitar inclinar la cabeza hacia atrás estando recostado y gimiendo:

  • ¡Dios! ¡Sigue por favor!

Rafa le cogió el pezón izquierdo con la mano izquierda, se untó de saliva los dedos y le pajeaba la punta de la polla para que sintiese más placer. Ese gustazo volvía loco a Jorge acompañado de la follada que cada vez era más rápida. Jorge miraba cómo lo pajeaba y ese rabo que tan bien lo follaba entraba y salía con tan buen ritmo – detente o me correré por favor.

Rafa continuó todavía más fuerte y le dijo:

  • Ahora estás a mi merced y haré de ti lo que quiera. ¡Te follaré hasta que te corras! ¿Te gusta, verdad? ¡¿Te gusta?!

Jorge no pudo parar de repetir que sí hasta que Rafa le metió el rabo hasta el fondo sacándola del todo y volviéndola a meter, entones Jorge dijo:

  • ¡Sí! ¡Oh! ¡Sí! ¡Fóllame! ¡Joder, que bien lo haces!

Rafa notó por lo dura que la tenía que estaba a punto de correrse. De repente, sacó su falo del culo de Jorge, se puso encima de su polla y la introdujo de golpe:

  • ¡Ah…! ¡Me encanta hincarme tu polla!- gritó Rafa.

Subía y bajaba metiéndose el rabo de Jorge hasta el fondo mientras se pajeaba hasta que ambos no pudieron más y Jorge dijo:

  • ¡Ufff… ¿qué me haces? ¡Para, detente o me correré en tu culo! ¡Oh! ¡Dios! ¡Joder! ¡Uh…! – y Jorge empezó a correrse en el culo de Rafa mientras éste no pudo evitar hacer lo mismo debido al gustazo que sentía en el culo.

  • ¡Sí! ¡Yo también me corro! ¡Sí! ¡Oh! ¡Menuda verga!

Ambos se corrieron al mismo tiempo y aquello les encantó. Rafa apoyó su pecho en el de Jorge y empezó a besarlo apoyando sus manos en sus mejillas todavía con el pene de Jorge dentro.

  • ¿Te ha quedado la claro lo mucho que te gusta esto? – dijo Rafa levantando las cejas.

  • No me ha podido quedar más claro, ufff… gracias por haberme hecho ver lo mucho que me gusta. Creo que haré una visita a Roberto para zanjar este asunto.

  • Muy bien, aunque no los creas tú también me has ayudado, pero sólo necesito que me contestes a un par de cosas.

*          *          *

Mientras Roberto y Mike patrullaban por el barrio se detuvieron en un semáforo. Roberto iba conduciendo y de repente le dijo Mike:

  • ¿Has visto? ¿No es ese el hombre que buscamos?

Era un hombre rubio, con el pelo a melena, mazado y con barba. Al parecer ya no llevaba una camiseta blanca sino negra pero como encajaba con el retrato robot Mike salió del coche y le dijo a Roberto:

  • Ahora vengo, lo detendré en un momento y nos lo llevamos a comisaría. Tú quédate aquí.

Sin poder evitarlo, Mike salió del coche y Roberto no pudo hacer nada para impedirlo. Mike se acercó a aquel hombre pero éste se percató y al ver un policía hecho a correr y se metió en un edificio que estaba abandonado, entonces Mike lo siguió y se metió con él. Roberto viendo que lo había perdido de vista salió del coche y dijo:

  • Mierda… ahora tendré que entrar yo también al edificio. Si no puedo verlos esto podría ponerse feo.