Hetero follado por un policía: el jefe
-Muy bien, ahora vas a hacer lo que yo te ordene. ¡Vas a imaginarte que es el hijo de tu mujer el que te esta metiendo semejante rabo y te está dando tal follada!- le ordenó Roberto.
Parte II
Jorge no podía creer lo que había ocurrido la noche anterior. Había follado con aquel maromo y le había encantado. Pero no era algo que podía asumir a la ligera. Llegó a su casa de madrugada y se acostó, su mujer ni tan sólo le pregunto cosa que le tranquilizaba porque así no debía dar ninguna excusa.
A la mañana siguiente, Jorge llevó a su hijo al colegio. Durante el trayecto no se le quitaban aquellas imágenes tan placenteras de aquel macho dándole placer de modo que tomó una decisión…
* * *
Mientras tanto, en la comisaria, después de que Roberto se hubiese dado aquel gustazo con Jorge, terminó de manera muy competente su trabajo. Finalizó la denuncia y de buena mañana fue a entregarla. Entonces le preguntó a la secretaria:
- Carmen, ¿por casualidad se encuentra el jefe en el despacho? Lo digo por pasarle este informe.
-Un momento, le llamo y le pregunto si está ocupado- Carmen cogió el teléfono y llamó al despacho del jefe- Buenos días señor Pérez, tengo aquí al agente Fernández que está esperando para entregarle un informe. Sí. De acuerdo. Muy bien, le haré pasar- Ningún problema, está un poco ajetreado pero podrá atenderle.
-Muchas gracias- sonrió Roberto con su sonrisa encantadora y entró por la puerta.
A continuación había un pasillo bastante largo hacia donde se accedía al despacho del Inspector Pérez. Roberto llamó a la puerta:
-¿Se puede entrar?
-Pasa, adelante- dijo una voz muy masculina.
Se trataba del inspector Pérez, el superior de Roberto. Un hombre de unos 55 años pero que no tenía nada que envidiar a Roberto físicamente. Llevaba el mismo uniforme que Roberto: unos zapatos negros, unos pantalones azul marino con su cinturón y una camisa de botones de manga corta que por cierto le venía bastante ceñida y cuyos pectorales relucían al igual que el vello de su pecho. Era un vello, valga la redundancia, bello, abundante que sobresalía por la camisa puesto que los últimos botones no estaban abrochados. Evidentemente, tenía el pelo canoso, muy parejo, era un hombre maduro, con unos buenos bíceps, con buenos abdominales y no menos resultón un culo bien respingón que le daba una silueta apetitosa y deseable a la vista de cualquier macho como Roberto. Llevaba el pelo corto y una barba perfilada, de modo que llevaba el bigote afeitado e iba muy guapo. Tenía los ojos azules oscuros y una sonrisa muy seductora.
-¡Buenos días Luis! Aquí te traigo un informe- dijo Roberto dándole un buen apretón de manos.
-Muy bien, lo revisaré ahora mismo. De hecho me temo que ya sé de que debe tratarse- respondió mientras se ponía detrás de su mesa abriendo el informe.
-¿De veras? ¿Qué crees que ha ocurrido?- le preguntó Roberto curioso.
-¿Se trata de un carterista que merodea por la zona, rubio, con el pelo largo y de buen ver?
-Eh… sí. Efectivamente. Pero, ¿Cómo lo sabes?
-Porque ha habido bastantes más robos y las descripciones encajan- dijo el inspector.
Roberto no pudo evitar fijarse en el paquete de su jefe que le llegaba justo a la altura de la mesa y se le notaba todavía más. Sabía que su jefe estaba casado, pero… ¿cuándo había sido un problema para él conseguir sus propósitos?
-Y bueno Luis, ¿qué piensas hacer al respecto?- le preguntó Roberto.
-Pues de hecho había pensado enviaros a ti y a Sonia por la zona para averiguar qué se trae entre manos- dijo el jefe.
A Roberto no le interesaba demasiado ir con Sonia. Tenía ganas de que le enviaran a patrullar con algún compañero a ver si era posible beneficiárselo durante la patrulla.
-¿Y no crees que con Mike haría mejor pareja? No sé… conoce la zona mejor y trabajaríamos mejor en equipo, ¿no?- le dijo Roberto mientras apoyaba sus manos sobre la mesa frente a Luis. Luis le miró a los ojos y le dijo:
-Pfff… No puedo hacer eso, necesito a Mike para otra tarea-.
Roberto apoyó sobre la mesa el paquetazo y Luis no pudo evitar fijarse. Entonces le dijo:
-Bueno, podrías hacer la vista gorda, al fin y al cabo soy de tus preferidos…- le dijo Roberto mientras le guiñaba un ojo a Luis que le estremeció.
-A ver… no puedo tener favoritismos… y lo sabes. Además, ¿de dónde sacas, si se puede saber, que eres uno de mis favoritos?- le dijo Luis acercándose a él y poniéndose justo en frente mientras le sonreía de una manera muy cómplice.
-Bueno… digamos que- Roberto estiró su mano derecha hacía Luis tocándole el cuello y con el dedo pulgar acariciándole la mejilla- me tratas mejor que a los demás, no puedes evitar sonreír al verme, me das… palmadas en el culo con mucha confianza. Además me parece que te recuerdo un poco a tu hijo… y digamos que gano puntos.
Luis enrojeció y apartó suavemente la mano de su cara:
-Hijastro, primero. Y segundo, no voy a negar que te tengo bastante… cariño. Pero de ahí a darte preferencias… no sé… no creo que sea conveniente.
-Bueno, no pasa nada…- Roberto fue hacia la puerta y se apoyó de espaldas mirándole mientras le decía- yo sólo quería formar pareja con Mike pero si no cedes no tengo nada que objetar… al fin y al cabo, tú eres el jefe, eres el que hace y deshace, y el que… se hace unos pajotes en las duchas pensando en alguien que yo me sé…
Luis ya no pudo contenerse y empezó a ponerse nervioso. Su voz había cambiado de tono. No estaba seguro de a qué se refería Roberto:
-¿A a qué te te refieres?- tartamudeó un poco Luis.
-Bueno, hace dos semanas, sino me equivoco, te encontrabas en las duchas cuando no quedaba nadie, y aprovechaste para agarrarte ese rabo de 18cm que tienes en ese paquete- le dijo señalándole el mismo- y masturbarte mientras decías levemente “¡eso es! ¡Cómeme la polla! ¡Muy bien! Y ahora ¡Clávame ese rabo que tienes…!
Roberto estuvo a punto decir el nombre de aquella persona pero Luis ya muy nervioso y acojonado le cortó diciéndole:
-¡Ya basta! ¿Quién coño te has creído que eres para vacilarme de este modo? ¿Qué crees que sabes? ¿Y cómo sabes eso?
-Bueno, te recuero que hace 3 semanas instalamos una cámara de seguridad en las duchas y nadie sabe de ella, salvo tú y yo debido a que tú me lo dijiste por la complicidad que tenemos. Simplemente me limité a mirar la filmación y me pareció muy interesante, así que guardé una copia. Vaya, vaya… quién me iba a decir que al gran machote del departamento le pone el pollón super duro… su propio hijastro.
Luis no pudo contenerse y fue hacía Roberto, le agarró fuerte de las dos solapas de la camisa, le empotró contra la puerta y mirándole a los ojos le dijo en tono amenazador:
-¿Quién coño te has creído que eres para hacerme esto, eh? ¿Quién?
-Shhh…- Roberto le puso un dedo índice de la mano derecha sobre los labios como queriendo que guardase silencio y con la otra mano le acarició la mejilla dulcemente y le miró con ojos seductores- tranquilízate, no te sientas amenazado, aquí nadie te está chantajeando- quitó su mano derecha de los labios de Luis y la puso sobre su pelambrera en el pecho y empezó a acariciar suavemente su pectoral izquierdo aprovechando que la camisa estaba algo desabrochada- sólo quiero que veas claramente que… si tanto cariño le tienes a tu hijastro… quizás… me tengas el mismo cariño a mi- sonrió Roberto. Y su mano izquierda se deslizó desde la mejilla de Luis hasta el cuello, lo acercó para hablarle a su oreja y le dijo- Y ¿sabes? Me pone cachondo saber que soy tu… debilidad.
Luis no pudo evitar mirarle a los ojos y suplicarle:
-Por favor, no me hagas esto, soy un hombre casado y…- no supo que más excusa añadir.
Roberto sonrió y le dijo:
-¿Sabes cuantas veces un hetero casado me ha puesto esa excusa y ha terminado comiéndome el rabo?- Roberto sacó su mano derecha del pecho de Luis y la deslizó suavemente por sus abdominales hasta su gran paquete y acarició su verga ya dura- me la pone durísima saber que tengo a mi merced al más macho de los policías de esta comisaria y saber que vas a hacer todo lo que yo te ordene… menudo rabazo tienes.
-Roberto, por favor, detente- le suplicaba Luis cada vez más sumiso.
Roberto acerco sus labios a los de Luis y le dijo:
-¿Sabes? Tengo una duda. Sé que me estás mirando con ojos de deseo y que te encanta que te acaricie la polla… lo que no sé todavía es si… ¿lo que quieres es meterme ese tremendo rabo y darle por culo a tu subordinado mientras piensas en tu hijastro? o bien… ¿que tu subordinado te rompa el culo y te haga disfrutar mientras te imaginas que se te folla él?- sin dejar que Luis reaccionara, Roberto le dio un beso apasionado en el que introdujo su lengua hasta el fondo y le besaba mientras notaba que el rabo de su jefe se hacía más y más grande.
Luis no podía evitar que hiciese con él lo que le viniese en gana, pero sabía que eso era peligroso. Si cedía al chantaje aún más, Roberto podría hacer lo que quisiera de él para siempre. En aquel momento Luis se separó estrepitosamente y se apoyó contra su mesa. Se fijo en el increíble tamaño que Roberto tenía en el paquete y en el para nada desdeñable tamaño que había adquirido su paquete.
-Está bien, voy a reconocerlo. Me pones cachondo, me pones el rabo durísimo y muchas más cosas… pero no voy a permitir que me utilices. Ahora mismo voy a llamar a Carmen para pedirle que venga algún agente y te retire sin que se sepa lo que ha ocurrido aquí- Luis se giró para coger el teléfono que conectaba con la secretaria cuando de repente Roberto le agarró por detrás de los brazos pasando los suyos por debajo de las axilas de Luis y juntando sus manos tras la nuca de éste inmovilizándolo.
-¡Que cojones crees que haces, cabrón!- decía Luis intentando liberarse de aquella inmovilización.
-Asegurarme de que nadie nos interrumpe, esto es entre tú y yo. Y si al final tengo que terminar por follarte para conseguir mis propósitos… te follaré. Si el chantaje no me sirve, utilizaré la fuerza bruta- le decía Roberto mientras Luis se zarandeaba como podía.
Roberto inclinó a Luis apoyándolo sobre la mesa. Luis tocaba con su pecho la mesa y estaba apresado por los robustos brazos de su hombre. Estaba completamente en pompa, ofreciendo su culo al paquete durísimo de su subordinado que acercó su pollón haciendo que su jefe lo notara.
-¡Roberto para! ¡Joder que dura la tienes, estoy notando cómo tu paquetazo se refrota en mi culo!- dijo Luis cachondísimo.
-Es una lástima… si en este momento ninguno de los dos llevásemos pantalones te atravesaría ese culazo que está pidiendo a gritos que me lo pase por la piedra y así conseguiría de ti lo que deseara.
Roberto se refregaba cada vez más y a Luis le encantaría que le atravesara con ese falo tan duro como una piedra. Pero necesita deshacerse de Roberto, así que recurrió a la fuerza. Hizo toda la fuerza que pudo hacia arriba hasta lograr despegarse unos centímetros de la mesa, se dio la vuelta como pudo y cogiendo impulso lanzó a Roberto hacia delante de modo que cayó de espaldas frente a él.
-¡Ostia!- se quejó Roberto, aunque enseguida se dio la vuelta y se puso de pie –esta no me la esperaba, pero me has puesto todavía más fogoso- y mientras decía esto se iba desabrochando a prisa los botones de la camisa hasta dejar al descubierto su torso que provocó una gran excitación en Luis.
-Estás para comértelo todo, pero no te creas que te funcionará conmigo.
Roberto se quitó la camisa y la lanzó al suelo. A continuación dijo:
-Esto me va gustando cada vez más, al final tendré que noquearte si quiero penetrarte… ufff, que caliente me pongo de sólo pensar en lo que te voy a hacer- y alzando los puños a modo de defensa dio a entender a Luis que quería derrotarlo para beneficiarse de su excelente cuerpo con más facilidad.
-Me estás infravalorando si piensas que un subordinado mío puede vencerme. No tengo el puesto que tengo sólo por estar bueno o por el tamaño de mi rabo, eres muy ingenuo al querer batirte contra mí- y mientras decía esto se quitó también la camisa para estar más cómodo luciendo su torso desnudo con ese pecho peludo que tanto ponía a Roberto.
-Si tu puesto se decidiera por el tamaño del rabo ambos sabemos quién mandaría aquí- dijo magreándose la polla que la tenía erguida hacia arriba e inclinada a un lado- pero tranquilo, no me hace falta ser jefe para hacer lo que quiera de ti.
Entonces Roberto dio el primer paso. Se acercó a Luis para asestarle un puñetazo con la derecha, pero Luis sin casi esfuerzo de un manotazo le desvió el golpe. Roberto intentó volverle a golpear con el otro puño y Luis volvió a desviar el golpe con la otra mano y acto seguido Luis le dio un izquierdazo en la mejilla que le hizo retroceder hasta la puerta.
-¡Joder, si que pega fuerte el madurito, sí!- dijo Roberto tocándose la mejilla derecha.
-Si te me quieres pasar por la piedra vas a necesitar algo más que un golpe de nenaza.
Esta vez fue Luis quien atacó con un puñetazo directo con la derecha que Roberto paró con la mano izquierda y seguidamente intentó golpearle con la mano izquierda que también fue detenida por la derecha. Los dos machos hacían fuerza mirándose el uno al otro, intentando salir airosos para vencer a su adversario. Luis menguó su fuerza y aprovechó la de Roberto para meterle un cabezazo que le hizo empotrarse de nuevo contra la puerta y aturdir a su contrincante.
-Vaya… parece ser que tanta lengua sólo te sirve para chupar nabos, machote- dijo Luis vacilándole y moviendo sus muñecas, volteando el cuello como si aún estuviese calentando.
De repente Roberto corrió hacia Luis con las dos manos con la intención de agarrar a Luis y el movimiento instintivo que Luis hizo fue el de cogerle los puños nuevamente del mismo modo. Roberto le estaba empotrando contra la mesa cuando súbitamente Luis hizo fuerza para contrarrestar el empujón y Roberto cedió completamente ante él. Esto provocó que Luis cayera hacia adelante y Roberto aprovechó para propinarle un contundente rodillazo en el estómago que le hizo escupir algo de saliva y caer vencido de rodillas teniendo que sujetarse el estómago por el dolor.
-Vaya… el alumno aprende del maestro. Bueno, ya es hora de que nos dejemos de cháchara y pasemos a la acción, ¿No crees?
Roberto se apresuró a ponerse detrás de Luis, le cogió las dos manos, se las puso en la espalda y lo enmanilló. Lo levantó y le apoyó de nuevo el pecho contra la mesa. Parece ser que Roberto ya quería pasar a la acción, así que empezó a tocar el culo de su jefe sobre todo sobando la raja y haciendo presión con el dedo corazón mientras le decía:
-Muy pronto tu virginidad será mía… a no ser que ya te la hayan arrebatado y no lo sepa. De todos modos disfrutaré taladrando tu culo con mi porra.
Luis que empezaba a recuperarse del golpe estuvo a punto de hablar cuando de repente… ¡Ring! Sonó el teléfono del despacho y Luis dijo:
-Si no coges el teléfono Carmen pensará que ocurre algo y enviará a alguien y entonces se acabó.
Sin decir palabra, Roberto dio la vuelta a la mesa mirando hacia Luis, se quitó el cinturón, se desabrochó el botón, se bajó la cremallera y entonces Luis pudo ver frente a él el gran pollón atrapado en ese calzoncillo ceñido. Rápidamente, Roberto se lo bajo, agarró la cabeza de Luis con una mano mientras él decía:
-¡Que coño hac…!- y sin más dilación le metió el rabazo en la boca para que no puediese hablar. Cogió el teléfono y respondió:
-¿Sí? Hola Carmen, soy Roberto. No, en estos momentos está ocupado con un problema muy… gordo- mientras Roberto decía esto iba dando golpes con la pelvis metiendo y sacando su polla de la boca de su jefe que sólo intentaba hablar, pero Roberto le follaba la boca sin piedad al mismo tiempo que tenía una conversación. Es cierto que Luis estaba siendo obligado a mamar semejante falo, pero se moría de ganas por chuparlo más y más y más- no te preocupes, en cuanto pueda… hablar, le pasaré el recado. Pero sobretodo dice que no dejes pasar a nadie. Gracias- y colgó el teléfono.
Ya cerciorado de que nadie podía escucharles sacó su polla de la boca de su jefe y le dijo:
-¿Qué creías, que iba a descolgar el teléfono sabiendo que podías gritar? He preferido follarme tu boca antes para impedírtelo y de paso para que saborearas lo que pronto probará tu culo. Pero tranquilo, cuando te lo rompa podrás gemir todo lo que quieras porque desde este despacho no nos oirá nadie.
-¡Eres un cabrón! ¡Suéltame!
-Sabes de sobra que te ha encantado. Pero no te preocupes que ahora tengo pensado hacerte otra cosa que te encantará.
Roberto lo agarró y lo sentó en la silla de su despacho, se arrodilló frente a él y empezó a mordisquear el pene que se marcaba en el paquetazo del pantalón de su jefe. Empezó a pajearlo por fuera con la boca al mismo tiempo que tocaba sus abdominales y sus pectorales con las manos.
-¡Oh, Dios! ¿Qué vas a hacerme?- preguntó Luis cachondísimo sabiendo que estaban a punto de mamarle su rabo.
-Voy a hacer realidad tu fantasía. Te voy a chupar ese rabo de hetero madurito y casado que tienes entre las piernas y voy a hacerte gemir más de lo que tu mujer te hace gemir- Roberto le quitó el cinturón, le desabrochó el botón, le bajó la cremallera y manoseó por fin el pene de su jefe por encima del calzoncillo. Estaba tocando una polla inaccesible, un falo que cualquiera desearía tener en su boca, la tranca de un buen macho. Dejó de tocarla, destapó por fin el calzoncillo y olisqueó el líquido preseminal de aquel rabo. Abrió la boca y empezó a meterse esos 18cm poco a poco en su boca mientras Luis echaba la cabeza hacia atrás y gemía:
-¡Joder, me la estás comiendo! ¡Te has atrevido a comerle el cipote a tu jefe, cabrón!
A Roberto ya no le importaba lo que le dijera, sólo se limitaba a degustar ese nabo macizo metiéndolo y sacándolo de su boca, chupándolo arriba y abajo moviendo la lengua alrededor del glande de Luis mientras con las manos se acercaba a sus pezones y se los apretaba. Luis se mordió el labio y dijo:
-¡Sí por favor, comete todo mi rabo y hazme disfrutar, estoy a tu merced! ¡Haz lo que te venga en gana con tu jefe!
Entonces Roberto le quitó la ropa aún de rodillas dejo de mamar semejante falo y le levantó las piernas, revelándole el ano peludo de aquel macho. Roberto no se lo pensó dos veces y empezó a chuparle el culo:
-¡Cabrón, me estás comiendo el culo! ¡Ostia! ¿Qué pretendes?
Roberto se detuvo un momento para poder decirle:
.-Voy a meterte la lengua hasta el fondo para dilatarte este ojete de machote hetero que tienes y así poder romperte mejor el culo. Al principio te incomodará, pero no te preocupes… acabarás deseando que me lo folle sin piedad.
Entonces continuó metiéndole, como le había prometido, la lengua en el culo. Entraba y salía de su ano dilatándoselo poco a poco. Se acercó lo más que pudo ese culo a la boca, mordió ligeramente la pared del ano y succionó, como si fuera una ventosa, ese culo al mismo tiempo que introducía su lengua. Eso le producía un placer tremendo a Luis:
-¡Ahhhhhhhh! ¿Que coño me haces? ¡Me encanta!- gimió Luis.
Roberto se levantó y empezó a morrear a Luis metiéndole la lengua hasta la campanilla. Con la mano izquierda cogió su cuello y la mano derecha la llevó a ese ansiado culo donde le introdujo por el ojete un dedo que hizo estremecerse a Luis.
-¿Te gusta que te meta el dedo y te dilate más y más el culo, verdad?- Dijo Roberto mientras le metía un dedo dándole placer.
-¡Me encanta lo que me haces! ¡Por favor sigue!- suplicó Luis.
-¡Pues aquí tienes otro!- y le introdujo otro dedo, un tercero y hasta cuatro dedos. Cuatro dedos que entraban por aquel ano ya dilatado que estaban dando más y más placer a Luis- ¿Te gusta sentirte sumiso verdad? ¿Te gusta que un policía machote te dilate el culo para meterte todo su rabo? Ya sé lo que deseas en el fondo. Deseas que te hinque mi polla y te folle haciéndote sentir deseado, haciéndote sentir que deseo tu cuerpo y tu culo. Ya lo creo, lo que tú necesitas es un buen macho que te dé lo que te mereces.
Roberto sacó los dedos del culo de su jefe, se quitó los pantalones y le cogió de los tobillos levantándolos exponiendo el ano de su jefe a su gran pollón. Roberto se humedeció el glande, se masturbó un rato exponiéndoselo a Luis y lo expuso justo en la entrada de su ojete. Le miró y le dijo:
-Prepárate para gemir.
Le empezó a meter lentamente esos 25 cm de rabo. Introdujo primero la cabeza del pene y Luis empezó a morderse los labios de placer:
-Cabrón, esto era la que pretendías, ¿verdad? Follarme para que cediera ante todas tus petic…- y de una embestida Roberto le clavó la mitad de la polla.
-Ahhhhhhhhh, ¡joder!- gimió Luis.
Roberto empezó con golpes de pelvis que provocaban un tremendo placer en Luis, cada vez penetraba más hondo y más hondo y más hondo y se lo follaba más y más y más. Se estaba follando el culo inaccesible de su jefe. Adquirió un ritmo normal que hacía una fricción en el ano de Luis que le encantaba.
-¿Qué era lo que pretendías? Que te pusiera con Mike para aprovechar un momento de descuido y follártelo, ¿A qué sí?
-¡Sí! Es uno de los pocos de esta comisaría que todavía no me he pasado por la piedra y me muero de ganas por romperle el culo a él como te lo estoy rompiendo a ti- y por fin Roberto le hincó todo el pene hasta el fondo e hizo que Luis le suplicase:
-¡De acuerdo! Haré lo que tú me pidas pero por favor, ¡fóllame! ¡Rómpeme el culo y hazme sentir el placer que me estás haciendo sentir!- le imploraba Luis.
-Entonces te pondré en una pose más cómoda para que puedas disfrutar de todo mi rabo.
Roberto sacó su inmenso rabo del culo de su jefe y lo puso a cuatro patas apoyado en la mesa, puso la punta de su rabo en su culo y esta vez se lo clavó entero, lo que provocó un estruendo a causa del gemido de Luis.
-¡Jodeeeeeeer! ¡Oh sí! ¡Dame más por culo, sigue!- le rogaba Luis.
Roberto le metía el rabo entero y se lo sacaba hasta casi la punta y le metía el pene de repente, así repetidas veces jodiéndole todo su culo. Le agarraba de la cintura y le petaba más rápido aún.
-Te gusta que te rompa el culo así, ¿no? ¿Quieres que pare?
-¡No por favor, no te detengas!
-Muy bien, ahora vas a hacer lo que yo te ordene. ¡Vas a imaginarte que es el hijo de tu mujer el que te esta metiendo semejante rabo y te está dando tal follada!- le ordenó Roberto.
Luis acató órdenes y empezó a imaginarse la situación que tanto le ponía, que aquella persona se lo follara sin piedad. Entonces el pollón de Luis se puso más duro que nunca:
-¡Joder, si sigues así vas a conseguir que me corra!
Entonces Roberto dejó de zumbarle, le agarró del pecho, lo levantó y empezó a besarle mientras se dirigía hacia atrás para sentarse en la silla. Roberto estaba sentado y Luis estaba encima con todo ese nabo clavado en su culo mientras se besaban. En aquel momento Roberto dejó de besarle la boca, se humedeció los dedos, agarró el gran falo de su jefe y empezó a pajearlo sobretodo en la punta haciéndole sentir un placer enorme.
-Cabrón, me estás dando mucho placer- y Roberto le agarró de la cinturá y empezó a subirlo y a bajar con ayuda de las embestidas follándole el culo a su jefe que estaba sentado sobre él- ¡ohhhhhhhhh, joder! ¡Menuda follada!
Roberto le follaba arriba y abajo mientras le pajeaba y conseguía llevarle al orgasmo a aquel macho maduro.
-¡Si no te detienes me correré!
-Eso es lo que pretendo, ¡reventarte el culo mientras te pajeo hasta que te corras!
-Cabrón, si continúas follándole el culo a tu jefe así, yo… yo… ahhhhhhhh- y Luis empezó a correrse inevitablemente gimiendo de placer mientras todo su semen llegaba hasta su pecho empapándoselo todo y Roberto se lo restregaba con la mano y se lo metía en la boca para que lo probase. Entonces le cogió con las dos manos de la cintura y le folló más fuerte que nunca al mismo tiempo que decía:
-Ahora me toca correrme a mí. ¡Me voy a correr en todo tu culo de hetero casado! ¡Oh, ohhh, ohhhhhh!- Y mientras Roberto no dejaba de follárselo arriba y abajo empezó a correrse en todo el culo de su jefe haciéndole gemir al unísono. Aquel macho estaba depositando todo su semen en el culo de su superior, chorretón tras chorretón inundándolo todo de lefa. Cuando por fin terminó de descargar le dijo:
-Te ha gustado que se te folle un buen macho, ¿verdad?
-¿Así es cómo consigues de la gente lo que te propones? ¿Follándotelos y dándoles un placer increíble? Tú ganas, te daré la posibilidad de romperle el culo al machote de Mike. Has sabido elegir a tu presa, está muy bien.
-La presa que me acabo de follar también está muy bien. ¿Sabes? Te ha gustado demasiado para que no desees más, pero tranquilo, cuando lo desees aquí estará un agente a tu servicio para satisfacer tus necesidades.
Roberto le comió la boca y por fin tenía a su merced a su jefe y podía ordenarle lo que quisiera. De este modo seguro que iba a poder aprovecharse de su compañero que pese a ser hetero, quizás también caería en la tentación.
* * *
Ya había llegado. Jorge estaba en el lugar en el cual se le podía dar una solución a su problema. Por fin podría saber si la follada que Roberto le había propinado había cambiado su orientación… o simplemente él siempre había deseado que se lo follase un hombre. Sólo tuvo que leer un nombre y un apellido: Rafael Ruiz.