Hermosa incompatible
Una vez me enamoré. Era un pibe bastante snob y facho, sin embargo me encantaba cómo me miraba. Tenía la pija más hermosa que tuve la suerte de saborear. Muy estética y amable a la vista, pero sobre todo, de un tamaño y dureza considerable. Me la pasaba chupándosela, era un desafío metérmela toda
Una vez me enamoré. Era un pibe bastante snob y facho, sin embargo me encantaba cómo me miraba. Estaba tan estupidizada con este chico que me costaba muchísimo tener un buen orgasmo con él, no ayudaba tampoco que tuviésemos gustos incompatibles en la cama.
En primer lugar, no era muy amigo del juego previo, lo cual me es esencial para mojarme como es debido. Tengo que estar totalmente mojada, palpitante y abierta para que me la metan bien; tengo que llegar al punto de no dar más, de pedirle por favor que me la meta toda. Sino, me la meten medio en seco y me raspa, me duele, me molesta, y esto, lamentablemente, me es irremontable. Podría haber recurrido a un lubricante, pero realmente no es lo mismo lubricarme con un gel, que mojarme yo por mi propia excitación.
En segundo lugar, era bastante silencioso en la cama, lo opuesto a mi, que me encanta gemir a los gritos y decir guarangadas como “llename de leche”, “acabame toda”, “cómo me calentas”, “estoy toda mojadita para vos”, “quiero tu lechita tibia”, “que pija hermosa que tenes”, “¿está rica mi conchita, te gusta?”, y muchas cosas más, algo repetitivas, sobre todo en cuanto a su lechita rica.
Él me inhibía, con esto me di cuenta de la importancia del sonido en la cama; con los gemidos, gritos y murmullos uno puede saber con cierto detalle si el otro lo está pasando bomba, maso o para el culo. Con él era un misterio siempre, sólo lo escuchaba respirar. Multiples veces tuve que preguntarle con honesta curiosidad si había acabado o no, porque no emitía ni un sonido diferente.
Más allá de estas problemáticas, tenía la pija más hermosa que tuve la suerte de saborear. Muy estética y amable a la vista, pero sobre todo, de un tamaño y dureza considerable. Me la pasaba chupándosela, era un desafío metermela toda en la boca y aspirarla sin atragantarme, esto me calentaba tanto que podía sentir cómo la concha se me abría solita y mis tetas se me ponían bien duras. No podía evitar gemir cuando tenía su pija en mi boca.
Disfrutaba tanto llenarla de baba y sentir como él empezaba a moverse metiendo y sacando su pija de mi boca. Uf, me mojo de solo recordarlo.
Sé que le encantaba porque una vez casi le sale un gemido, casi, fue como un gemido contenido. Una vez le pregunté si le gustaba como se la chupaba (en el medio del acto, para calentarme yo), y me contestó: “zi”, con una voz de niño puberto; esto bastó para que se me secara la concha al instante.
Después de los primeros encuentros estaba convencida de que era gay, ahora me doy cuenta de que esto venía de una total ignorancia y predilección a catalogarlo todo. Le gustaba coger en posiciones en las cuales yo estuviese siempre de espaldas, incluso si alguna vez me metió algún dedo en la concha, era por atras. Esto no me molestaba la verdad, pero era tan insistente que ya se me hacía raro, y es algo que no entendí hasta que lo conocí un poco más: le calentaba mucho el culo, mi culo, los culos. Cuando entendí esto, mi culito siempre estaba a su disposición, no para ser penetrado (con tremendo falo hubiese sido un suplicio), sino para que acaricie y apoye.
Yo me obsesioné con él, y él no conmigo; después de unos cuantos meses terminamos todo vínculo. Ya pasaron uno o dos años, y lo único que extraño de él, es su cuerpo hermoso y su pija majestuosa.
Stalkearlo siempre fue imposible, no está en ninguna red social, al menos no con su nombre real. Lo único que encontré sobre él es una noticia en la pagina de su facultad, (donde premiaban a los mejores usuarios de la biblioteca). y su perfil de la página Cuit Online. Cuando lo extraño puedo estar horas buscando cosas con su nombre en google, y siempre termino contemplando su número de cuit y datos de afip, no me sirve ni para una mini paja, una tristeza.