Hermanos y más 1/2

¿Como podía saber, que el mejor amante lo tenía en casa? La casualidad, esa maquinaria que lo mueve casi todo, me lo dejo muy claro y no solo eso, también que las cosas no son nunca lo que parecen.

Tengo 19 años y aunque me dedico en cuerpo y alma a los estudios, ya que los estoy sacando a base de becas y no me interesa perderlas, para algo que no tengo tiempo es para tontear con chicos como la mayoría de mis compañeras, pero el sexo me atrae y mucho, es por ello que cuando me acuesto siempre desnuda cuando hace buen tiempo, suelo masturbarme pensando casi siempre en alguno de los profesores, aunque solo hay dos o tres que realmente me gusten.

De un tiempo a esta parte primero me lo pareció, pero después comprobé que me faltaban tangas, una tarde que no tenía clase y que mamá salió a comprar algunas cosas que necesitaba, estando sola en casa fui a la habitación de Jesús, mi hermano de 17 años, encontré debajo de su colchón varios tangas míos usados y algunas bragas que no reconocí, con restos resecos de corridas suyas, al parecer se dedica a masturbarse con ellos, los deje donde estaban y pensé como fastidiarlo, a fin de cuentas los hermanos pequeños están para eso.

Jesús es muy corpulento para su edad, ambos hemos practicado la natación, aunque yo lo deje para dedicarme de lleno a los estudios, él desde hace dos años practica waterpolo y al parecer con buenos resultados, pero al ser tan tímido no explota esa faceta suya, con ese cuerpo de más de 1.80 de estatura, brazos como los muslos de muchos de sus compañeros y las espaldas de camionero que le ha modelado el ejercicio, si tuviera un poco de labia se llevaría a las chicas de calle, pero al parecer no se come una rosca.

Desde ese día me volví algo descuidada, me duchaba sin cerrar del todo la puerta del baño, dejaba la ropa a medio abotonar cuando andaba por casa, eso es algo que nunca nos ha preocupado, pero sabía que a él eso le ponía cardíaco y fueron muchas las ocasiones en que le sorprendí ante la puerta del baño, mirándome los pechos mientras estábamos en la mesa, o cuando se acercaba al ordenador a preguntarme o consultar el mismo algo, los ojos se le salían de las órbitas mirándome la pechuga.

Un fin de semana, nuestros padres marcharon a París en plan viaje romántico, después de cenar el viernes nos acostamos pronto, él tenía partido al día siguiente y yo pensaba estudiar por la mañana, pues por la noche no me cunde tanto, dejé la puerta de mi habitación entreabierta como siempre y al poco de estar en la cama, me estaba haciendo algo más que un dedo pues estaba muy caliente por algo que recordé, al parecer hice algo más de ruido que otras veces o simplemente fue casualidad, pero al terminar me quede como en otras ocasiones, gozando de la paz que sentía cuando bajaba la excitación que yo misma me había provocado.

Abrí los ojos y me pareció distinguir la silueta de Jesús en la puerta, como algo casual me destape dejando los pechos y un muslo a la vista, por si era así que se la despellejara a mi salud, entrecerré los ojos y vi cómo se acercó, para ver mejor el panorama que le mostraba, mi respiración se agito al comprobar que estaba totalmente desnudo al fijarme por la estrecha rendija de mis parpados, y puedo decir que tiene la verga más grande de lo que podía imaginar, mayor incluso que la que tiene papá y que pude ver una noche en la boca de mamá, fue por casualidad pero me quede espiándolos porque ellos no me vieron y fue algo que me llamo mucho la atención.

No tenía muy claro cómo reaccionar, pero en ocasiones las cosas se resuelven por si solas, un inoportuno estornudo de Jesús puso las cartas sobre la mesa, él allí a mi lado desnudo y con la verga en la mano, y yo con la mirada fija en ella como hipnotizada, solo atinamos a reír de forma nerviosa y fui yo la primera en reaccionar diciéndole.

¿Qué haces aquí enano? Ante una pregunta tan tonta, la respuesta no fue demasiado convincente. He oído un ruido y pensé que te pasaba algo, ¿Te molesta que esté aquí?

Termine de abrir la cama y le dije si quería tenderse a mi lado como cuando éramos unos críos, hacía mucho que no lo hacíamos, yo había crecido en todos los aspectos y él tenía otras cosas en que pensar, se tendió a mi lado pero sin soltarse la verga, quedamos en silencio unos instantes interminables, entonces le pregunte de sopetón.

¿Piensas devolverme los tangas? Ahora ya te puedes masturbar tan solo evocando mi cuerpo tal y como lo has visto hace un momento. Mi sorpresa fue grande cuando sin decir nada, tomo mi mano más alejada a él para que la pudiera mover con facilidad, y la llevo hasta su verga diciendo con voz temblorosa.

Mejor me sentaría que me la pelaras tú esta noche, así seguro que jamás lo olvidaré.

De forma mecánica, comencé a mover mi mano arriba y abajo, alguna vez sí que me habían contado cómo funcionaba el tema, pero era la primera vez que hacia algo con otra persona, todo el sexo que había practicado había sido siempre en solitario, fui notando que cada vez estaba más dura y me costaba más abarcarla con la mano, aquello crecía de una forma que evidentemente desconocía.

Cuando me fui habituando, gire el torso para tomar una postura que me resultara menos incomoda, sin tener en cuenta que tenía uno de mis pechos sobre el cuerpo de Jesús, al parecer eso lo excitaba mucho más.

Cuando comenzó a eyacular fue una sorpresa para mí, Jesús se arqueo separando el culo del colchón más de un palmo de los míos y la primera de las descargas, que fueron abundantes cálidas y pegajosas, cayó sobre mi vientre pero el olor del esperma, junto a toda la situación me excito sobremanera, me notaba muy mojada y al parecer él también lo notó, en lugar de apartar la trayectoria, hice que las demás también cayeran sobre mí.

Antes de terminar ya tenía una mano sobre mi pecho, y aunque de forma rudimentaria me lo estaba acariciando, con las ultimas descargas note toda esa carga sensual, que imaginé acompañaría la primera vez que estuviera con un hombre, pero estaba con Jesús mi hermano, claro que en esos momentos, parecíamos cualquier cosa menos hermanos.

Me quede quieta unos instantes sujetando su aun erecta verga, él seguía manoseándome el pecho y su semen resbalaba por mi cuerpo, dándome una agradable sensación de calor allí por donde tocaba, salí como de un trance cuando Jesús me dijo si podía olerme directamente, sin tener que recurrir a un tanga para absorber mi fragancia.

Supongo que le dije que sí y le solté, porque en instantes estaba entre mis piernas, con su nariz haciéndome cosquillas en el vello púbico, no me depilo pero al parecer eso a él no le importaba, fue mi creciente excitación lo que me hizo reaccionar, aunque un poco tarde pues ya había comenzado a tocarme de forma tosca, alargue una mano y sujetando su muñeca lo fui guiando.

En el tiempo que hacía que había comenzado a masturbarme, nunca antes había experimentado algo así, fue fantástico pues sus dedos son mucho más gruesos que los míos, pero guiados sabiamente comenzaron a acariciarme, de modo que en poco rato estaba mucho más salida de lo que había estado nunca, estaba muy mojada y caliente pero no había experimentado aún nunca un verdadero orgasmo, deseaba mucho más y se lo dije.

Jesús salió de la cama decidido, pensé que quizás le estaba pidiendo demasiado, tiene mucho cuerpo pero es un crío, con una muy buena verga pero crío a fin de cuentas, cuando le vi aparecer traía algo en la mano, que no distinguí por lo oscuro de la habitación sumida en penumbras, pero ya más cerca pude ver que se trataba de un par de condones, con ellos en la mano y aún de pie junto a la cama me miro y dijo.

¿Quieres dar un paso más? Sobre todo no quiero que te enfades conmigo, solo es una idea pero si no quieres lo dejamos. Eso me pareció, (aparte de una locura) algo muy tierno por su parte, además lo deseaba, deseaba esa verga y no me importaba de quien fuera, estaba como posesa y le dije que ambos tendríamos que aprender, no era virgen pues ya había jugado alguna vez con el típico vegetal, pero nunca había estado con un hombre.

En algún momento se había limpiado, pues no le vi restos mientras se colocaba el condón a escasos centímetros de mi cara, deseaba y mucho hacerle lo que vi una noche que mamá le había hecho a papá, pero pensé dejarlo para después y si quedaba realmente satisfecha le haría ese regalo.

Le indiqué que se tendiera a mi lado, nos pusimos encarados y muy juntos, notaba su dura verga contra mi vientre y fue cuando comencé a besarlo, al principio de forma torpe ya que eran muy pocos los besos que me habían dado, solo fue con una amiga en una tarde en que fui a estudiar con ella, hicimos de todo menos estudiar, ya no fui más a su casa aunque me lo pasé muy bien, porque de lo principal para mí que se trataba de estudiar no hicimos nada.

Jesús resulto ser muy buen aprendiz, o al menos muy intuitivo ya que en poco rato, estábamos liados en un morreo que me quitaba el aliento, entonces le murmure que ya podía tratar de penetrarme, pero que fuera delicado, pues a pesar de no ser virgen, era cierto que no habían sido muchas ni tan gruesas las cosas que habían transitado por mi vagina.

Me sorprendió una vez más, apoyando la yema del dedo gordo sobre el índice estirado, comenzó a pasarme el improvisado consolador por los mojados labios mayores, llegando arriba presionándome el clítoris con la parte que sobresalía del dedo, siempre que lo había hecho en solitario había sido muy suave y con la yema de los dedos, siendo una sensación muy diferente, más ruda pero mucho más agradable.

Cuando consideró que era el momento, pues realmente yo ya no aguantaba más semejante situación, se arrodillo entre mis piernas y colocando las mías sobre sus hombros, apunto bien con una mano esa maravilla y fue empujando, con movimientos cortos pero siempre hacia adelante, hasta que llegué a notar sus bolas contra mi culo, todo eso sin apartar sus ojos de los míos medio entornados.

Se detuvo y espero un poco, hasta que comenzó lentamente a darme una serie de acometidas, salía casi del todo para entrar lentamente hasta el fondo otra vez, en cada ocasión parecía que llegara más adentro, aunque no era solo eso, me sentía desfallecer en todas y cada una de ellas, pero al rato comencé a notar una serie de calambres, que partían de la vagina hacia todos los rincones de mi cuerpo.

Abrí mucho los ojos, cuando comencé a notar como todo el cuerpo me temblaba y me oía decir.

Sigueee Paraaa me maataaaasss Sigueeeee Paaaaaraaaaa Siiiigueee.

No sirvió de nada, Jesusito me estaba matando de gusto, siguió hasta que se corrió y en ese rato tuve un par de lo que supuse serían los tan nombrados orgasmos, o quizás uno con replicas como los terremotos, pero lo cierto es que cuando él termino yo estaba al límite de mis fuerzas, totalmente entregada a él y cualquier capricho que hubiera tenido, bajó mis piernas con mucha delicadeza, se tendió a mi lado y me tomo una mano.

Quedamos en silencio bastante rato, tan solo notaba su cuerpo junto al mío, el calor de su cuerpo y la seguridad de su mano sujetando la mía, él parecía el mayor y cuando me dijo que iba al baño un momento, pensé en acompañarlo pero simplemente lo espere allí, oí tirar de la cadena en dos ocasiones y correr el agua del lavabo, después le oí ir hacia la cocina, cuando regreso se tendió a mi lado y me dijo sonriendo.

El puñetero condón sabía nadar. Jajajajaja También yo reí y fue cuando le pregunté de donde los había sacado, no me lo imaginaba llevando condones en la cartera por si acaso, por otro lado algo nada probable dada su aparente hasta ese día timidez, entonces me respondió, yo no sé tú, pero en algunas ocasiones he visto a los papás (por accidente la primera vez) haciendo cosillas y aunque supongo que mamá tomara algo, una noche vi como papá se colocaba uno para hacerle sexo anal, al parecer por lo que he leído en Internet, es una buena manera de evitar fisuras.

Por si acaso, mañana comprare una caja de la misma marca, repondré estos dos que he sacado y de paso tendremos alguno por si se nos ocurre repetir, espero que te hayas quedado tan bien como yo. No me lo podía creer, mi hermanito pensaba y actuaba de forma madura, yo nunca habría pensado en ello pero él sí que lo hizo, entonces le dije que le haría un regalo si se dejaba, estaba con medio cuerpo sobre el suyo, con la cabeza apoyada sobre su pecho.

No me respondió de inmediato, y cuando lo hizo fue con un simple ¡SI hazme lo que quieras! porque creo que a estas alturas no puede ser nada malo.

Fui besándole el cuerpo hasta llegar a su hermosa verga, que a pesar de todo lo soportado esa noche seguía fascinándome, estaba más tiesa de lo que esperaba, pero quería hacerlo y lo intente, primero besándola a lo largo sujetándola con una mano, después me centre en el rojo capullo, a Jesús lo circuncidaron por un problema de fimosis hacia un tiempo y el capullo destacaba como un faro en la oscuridad, brillaba por si solo como si fuera una luciérnaga.

Fue lo único que conseguí meterme en la boca, al tratar de que fuera algo más me dieron arcadas, pero pude jugar con su capullo dándole lametones y mientras lo fui pajeaba lentamente hasta que oí como decía (me corro), aparté el capullo a tiempo para que escupiera sobre mi cara y pechos, entonces uno de los chorretones de mi cara llego a la comisura de los labios, instintivamente saque la lengua y recogí un poco.

Tenía un gusto fuerte áspero y como tantas otras cosas, depende mucho de la situación en que se prueban y no me resulto desagradable, más bien el fruto del regalo que le había hecho, seguí pajeándolo hasta que dejo de eyacular, entonces fui repasando con la lengua su capullo primero, el resto de la verga después, hasta conseguir recoger todos los restos que encontré, los degustaba antes de tragarlos.

Al terminar, me coloque tendida junto a él otra vez, pensando que en unas pocas horas había descubierto muchas cosas y todas agradables. Pero le pregunte a Jesús ¿Y ahora qué es lo que sucederá? Me tomo de la mano otra vez y llevándola a sus labios, después de besarla me respondió.

Lo que tú quieres hermanita, no te voy a causar problemas si es lo que te preocupa, estaré aquí si me necesitas cuando me necesites, sé que tu prioridad son los estudios y si quieres podemos seguir viéndonos (por llamarlo de alguna forma) cuando y como quieras, pero no te exigiré nada en ningún momento, lo que ha pasado ya y lo que está por pasar antes de que termine el fin de semana, es algo que puede quedar aquí o continuarlo, tú decides.

Además he de ser sincero contigo, creo que lo mereces. Es cierto que tengo algunos tangas tuyos que me inspiran, como también es cierto que esta noche tenía planes para nosotros, todo no ha sido tan fortuito como ha parecido, pero es que cuando te cuente alucinaras.

Me acurruque en él dispuesta a escuchar, había dejado de ser un crío para convertirse en muchas otras cosas, y comenzó diciéndome.

Continuara