Hermanos , nuestra primera vez
El despertar sexual de dos hermanos de sangre
Fueron muchos años de compartir habitación con mi hermana. La casa donde vivíamos, era pequeña, tenía solo dos cuartos, por lo que hasta que cumplí los doce años, compartí habitación con mi hermana menor. No era extraño que incluso compartiéramos la misma cama, especialmente en invierno, para darnos calor mutuamente.
A mis padres nunca le llamo la atención que durmiéramos juntos, era algo que de niños hacíamos. Luego nos cambiamos de casa, ya cada quien tuvo su cuarto, pero mi hermana, que es muy miedosa, muchas veces se pasaba al mío, ya sea porque le daba miedo dormir sola, por alguna pesadilla o simplemente porque tenía frio. Mi padre a veces hacia el comentario que ya no estábamos en edad de dormir juntos, pero mi madre nos defendía, argumentando que no era nada malo.
Nunca tuve pensamientos impuros pensando en ella, jamás. Mi hermana es menor que yo por dos años, era delgada, apenas se estaba desarrollado, pechos pequeños, para nada llamativos. Por mi parte yo era un chico muy tranquilo, bastante tímido, sin novias, con suerte había conseguido dar uno que otro beso por ahí, pero nada más, ni siquiera una teta había tocado.
Con las hormonas revolucionadas, lo único que me quedaba era autosatisfacerme, algo que por lo general hacia en las noches, descargándome en una servilleta, que tenía especial cuidado de recoger y botar al otro día.
Fue una noche de invierno, donde todo comenzó. Ya la casa en silencio , todas las luces apagadas y afuera llovía a cantaros. Todo calmo, yo dormía plácidamente. No sé qué hora seria, cuando, como muchas veces, mi hermana entra en silencio a mi cuarto y se mete a mi cama. Venia helada, como siempre y apegándose a mí espalda, en busca de mi calor, tratando de no moverse mucho para no despertarme.
Pero de ahí, no pude volver a conciliar el sueño, lo helado de su cuerpo en mi espalda, el sonido de la lluvia golpeando sobre el cobertizo era muy fuerte y no me dejaba dormir. Cambie de posición, quede de espaldas mirando al techo, tratando de volver a dormir, cuando mi hermana me pasa su brazo sobre mi pecho y coloca su pierna por sobre las mías. Al rato la sube un poco más y su pierna queda encima de mí verga. No me excitó ni nada parecido, era mi hermana, pero al rato de tener su pierna sobre mi verga, la presión de esta, hizo que se despertara, se me fue colocando dura poco a poco, hasta terminar con una tremenda erección. Se sentía tan bien la presión de la pierna de mi hermana, que roncaba a mi lado, sin percatarse de lo que pasaba.
Esa noche no me había masturbado, tenía mis estanques llenos y esa pierna apoyada sobre mi verga, realmente se sentía deliciosa. Con los ojos cerrados, pensaba que era la mano de alguna mujer la que me la sostenía, imaginándome a algunas amigas mías como protagonistas. No podía tocarme, pero si apretaba los músculos pelvianos y hacia que mi verga tuviese mayor roce con la pierna de mi hermana, la que no daba muestras de despertarse. Quise detenerme, sabía que no estaba bien , pero la sensación de placer era tan rica, que no me detuve, disfrute y disfruté , hasta que eyaculé dentro de mi pijama. Recién ahí me coloqué algo nervioso, pensando que mi semen podría manchar su ropa, y como no tenía nada a mano para limpiarme, me tuve que quedar así, consiguiendo dormirme a los pocos minutos.
La noche siguiente, ya acostado en mi cama, caliente como de costumbre, pensé en correrme una paja, pero queriendo revivir lo de la noche anterior, me contuve, con la esperanza de que mi hermana volviera a visitarme. Esperé por un largo rato, estaba a punto de dormirme, cuando la puerta de mi habitación se abre y entra ella, en silencio, metiéndose a mi lado.
Ya con solo escucharla entrar, se me paró, esperando poder revivir lo de la noche anterior. Dándole la espalda, sentí su cuerpo buscando calor con el mío. No podía moverme, la tenía demasiado parada para colocarme de espalda, sería demasiado evidente, se daría cuenta, por lo que tuve que esperar un buen rato, hasta que se me bajara un poco, y que ella se durmiera, hasta que escuche sus ronquidos. Recién ahí me coloqué de espalda, esperando que colocara su pierna sobre mí, como solía hacer, pero estaba demasiado dormida, me moví y me moví tratando de despertarla, colocándome más abajo que de costumbre, esperando que adoptara la posición. Esta vez estaba más preparado, había bajado un poco mi pantalón de pijama, dejando parte de mi verga al aire y un paño bajo mi almohada para limpiar los restos de semen, hasta que en un momento, sucede lo esperado, ella se da vuelta y coloca su pierna sobre mi.
Como estaba más abajo, de inmediato su pierna quedó sobre mi verga expuesta y a los pocos minutos, mi erección ya estaba al máximo. Comencé a estimularme con mi mente y la ayuda de un dedo que alcanzaba a tocar solo la punta de mi verga que sobresalía, rozándome muy disimuladamente con su pierna, era exquisito, hasta que luego de un rato, acabé deliciosamente sobre el paño. Hasta le momento había sido la mejor paja de mi vida.
Esos secretos juegos sexuales se mantuvieron casi todas las noches. El clima frio me favoreció para tener a mi hermana en mi cama frecuentemente, donde yo me aprovechaba de ella, donde lo único que cambió es que ya no pensaba en otras mujeres, si no que en ella misma. Fantaseaba que mi hermana se despertaba y me pedía que le hiciera el amor en silencio. Colocarla de boca y metérsela por detrás , hacernos sexo oral, en fin , disfrutar entre nosotros, estimulando mi mente y haciendo que
Fue a si como comencé a variar mis juegos. A veces me apegaba yo a su espalda, cuando ella roncaba profundamente, donde con mi verga ya afuera, se la apoyaba en su culo, moviéndome suavemente , no sacándosela hasta el último momento para acabar en el paño de semen. Tenía un sueño tan pesado, que cada vez me aventuraba un poco más, unos punteos mas fuertes incluso una noche, su mano quedó detrás de su cola y en vez de movérsela para apoyarme contra su culo, comencé acercar mi verga a su mano.
Sentir sus dedos entrar en contacto con mi verga y fue mucho más excitante que su pierna. Muy suavemente la fui colocando hasta que su mano quedó sobre mi verga. Junté sus dedos y comencé a moverme yo, atento a que el sonido de sus ronquidos no variara, haciendo que, inconscientemente me masturbara.
Cada vez me colocaba más osado, buscaba su mano y hacia que me la tocara, al punto de llegar a eyacular en su mano, la que obvio, de inmediato limpiaba con mi paño mágico. Otra noche que me había estado rozando con ella , acabé en mi mano y con mucho cuidado coloque restos de semen en sus labios. Me excito mucho ver mi semen en sus labios y no satisfecho con eso , aventurándome aun mas , se me ocurrió hacerlo directamente de mi verga. Me levantaba al baño para disimular y cuando volvía, mi hermana como siempre roncaba profundamente y me atreví a colocarle la verga en sus labios. Como su sueño era tan pesado, cada vez lo hacía por más tiempo, incluso una vez que roncaba con la boca abierta, llegue a metérsela adentro, solo un poco, pero fue demasiado excitante.
Alentado por su profundo y pesado sueño, una noche que me daba la espalda, me arriesgué a bajar su pijama. Mi hermana roncaba profundamente. Muy lentamente, tomé su pantalón de pijama y fui bajándolo muy cautelosamente. A cada ronquido, su prenda era bajada solo un centímetro, hasta que luego de un gran trabajo, conseguí dejarle el culo al aire. Cautelosamente le apoyé solo mi verga, entrando en contacto con sus nalgas desnudas, sintiendo por primera vez su piel en contacto con mi verga.
Era divino sentir su suave piel rozando la cabeza de mi verga, para luego acomodarla un poco más, quedando solo la punta atrapada por sus nalgas. Muy sutilmente, casi de una manera imperceptible, comencé a puntearla y ella ni siquiera se movía. Se sentía tan rico y caliente a más no poder, me atreví a sacarla de ahí y colocarla más abajo, donde sentí sus labios vaginales y su vellosidad rozar la punta de mi verga, realmente maravilloso. Me mantuve rozándome con sus partes íntimas, hasta que no aguanté más y tuve que sacarla a ultimo minuto, para acabar dentro del paño. Fue una paja divina , realmente exquisita, deliciosa.
Con la misma cautela, fui subiendo su ropa para que no se fuera a dar cuenta de lo que había pasado.
Ya de ahí, mi hermana se convirtió en una morbosa obsesión. Yo siempre quería más y más, hacer juegos más atrevidos, más excitantes. Cuando me daba la espalda, yo la abrazaba colocando mis manos a la altura de su pecho, apegándome contra ella, ambos aun despiertos, pero cuando ya la escuchaba roncar, le ponía las manos en las tetas y me la comenzaba a puntear. De ahí pasé a meter mi mano bajo su ropa, en su vientre y cuando ya se dormía, sigilosamente la subía y le tocaba las tetas directamente. Antes de hacerlo, me envolvía la verga en el paño, para poder acabar sin riesgo a mancharnos. Suavemente me apegaba y me frotaba contra sus nalgas, mientras le acariciaba las tetas, hasta acabar deliciosamente. De haberse despertado no hubiese sido ningún problema, perfectamente yo, estando dormido podría haber subido mi mano “sin querer” y haberla colocado en sus pechos, no hubiese causado extrañeza en ella
Fue la noche siguiente, donde luego de colocar mi paño envolviendo mi verga, obviamente sin que ella se diera cuenta , coloque mi manos en su vientre, pero en vez de subir , esta vez bajé. Adentrándolas solo un poco en su pantalón. Ella ni siquiera se inmuto o puso algún reparo, era como muchas otras veces que colocaba mis manos en su vientre en contacto con su piel, solo que esta vez, la mitad de mi mano quedó dentro de su pantalón de pijama. Espere pacientemente a que se durmiera, demoró en hacerlo, hasta que luego de mucho rato de espera, sus ronquidos daban clara evidencia que estaba profundamente dormida.
Había sido tan larga la espera y me tenía tan caliente , que de un solo movimiento ,baje mi mano y pude sentir entre mis dedos , los suaves pelos rizados de su vagina , que por cierto eran los primeros que tocaba en mi vida. No podía creer que lo había hecho, se sentían tan ricos entre mis dedos que mi excitación estaba al límite. Casi ni me movía para no eyacular. Hasta que jugándomela, el todo por el todo, baje un poco más mi mano y toque sus labios vaginales.
Apenas hice contacto con ellos no me pude aguantar más y acabé abundantemente, sin siquiera moverme. Mis dedos acariciando su sexo y mi semen saliendo sin poder evitarlo. Quizás ahí fue donde me extralimité, mi dedo la tal vez la toco un poco más fuerte y mi hermana se movió. Subí de inmediato mi mano, dejándola en su vientre, muy asustado, moviéndome un poco simulando estar dormido. Ella no despertó, sus ronquidos continuaron y a pesar que me asusté, al poco rato ya me relaje y me quedé plácidamente dormido.
La noche siguiente, intente hacer lo mismo, volver a tocas sus partes privadas , pero apenas bajé mi mano, solo un poco, mi hermana ahora si se despertó. Entré en pánico, obviamente me hice el dormido, incluso invente unos ronquidos suaves para disimular, pero notaba que mi hermana estaba completamente despierta. La verdad me asusté mucho, pensando en lo terrible que sería si mi hermana se daba cuenta de lo que hacía, que le contaría a mis padres, horror, estaba aterrado, por lo que me di vuelta y me prometí a mi mismo que no la volvería a tocar nunca más.
Pasaron un par de noches y a pesar de que me moría de ganas de tocarla, no hice nada, ni siquiera me apoye a su espalda para evitar la tentación. Además, no sé si eran ideas mías o andaba perseguido, pero mi hermana ya no dormía tan profundamente. Me imaginaba que estaba despierta, esperando para ver si yo la tocaba y armar un escandalo, por lo que definitivamente no podía hacer nada. Incluso cuando me colocaba la pierna encima, prefería corrérsela y darme la vuelta para no caer en tentación, hasta que una noche, ella me pide que al abrace por detrás. Lo hice, pero ni siquiera me apegue mucho para que no se me fuera a parar. Fue ella la que se acerco mas a mí y yo, por seguridad yo me aleje un poco.
Me tomo las manos y se las pasó por delante, preguntándome porque ya no la abrazaba. No supe que decir, me quedé callado, cuando luego de unos minutos de silencio, ella me confiesa que le gustaba que yo la tocara.
¡ No podía creer lo que estaba escuchando !, mi hermana sabia lo que yo hacia cuando ella dormia. Fueron sentimientos encontrados. Por un lado , me dio mucha vergüenza saber que mi hermanita descubriera mi secreto, pero por otra parte, era un permiso para volver hacerlo, con su consentimiento. La verdad, soy bastante tímido y no supe cómo reaccionar. A pesar de ser yo el hombre y el mayor, no hice nada, ni siquiera le dije algo, fue ella la que tomó mis manos y las metió bajo su ropa, colocándoselas en sus tetas.
Más nervioso que excitado, comencé a tocárselas, apretándola suavemente, sintiendo sus pezones colocarse duros, igual que mi verga. Sus manos sobre las mías, acariciándomelas, acompañándome en mis movimientos, echando la cola hacia atrás, seguramente sintiendo mi verga endurecerse. Fueron varios minutos de estar así, en silencio, sin decir nada, solo sintiendo el tacto suave de mis manos sobre sus pechos.
Me tenía muy excitado, bien apoyado contra ella, pero sin moverme, solo apegándole la verga al culo para no asustarla, cuando en un momento, toma mi mano y la lleva dentro de su pantalón. No podía creer que eso estuviese pasando. Sentí nuevamente esos pelos suaves entrar en contacto con mi dedos, me quede acariciándoselos, cuando luego de un rato, nuevamente ella me toma la mano y la baja más aun, hasta llegar a su zona prohibida, diciéndome que le gustaba mucho que la tocara ahí. Era un sueño hecho realidad. Ya mas relajado, con uno de mis dedos busque su entrada, sintiéndola húmeda y lo deje ahí acariciándoselo suavemente, notando la excitación que a ella le producía.
Bajo la ropa de cama, me encontraba por primera vez masturbando a una mujer, mi hermana era lo más excitante de mi vida. Su respiración agitada , el movimiento de su cola restregándose contra mi , mi dedo en su sexo , fue demasiado y a pesar que lo intenté con todas mis fuerzas, ya no pude controlarme y apegándome bien a su cola, acabé como nunca. Mi hermana se dio cuenta y se apegó mas a mí, sintiendo agitada su respiración, me di cuenta ella había acabado también. Fue maravilloso, irreal, nos quedamos abrazados en silencio, sin decir nada…
El día se me hizo eterno, deseaba que llegara la noche y volver a repetir lo vivido la noche anterior. La casa ya en silencio, yo acostado ansioso de ver entrar a mi hermana. Incluso antes de acostarme entré al baño y me masturbe pensando en ella para no estar tan sensible. Al rato se abre la puerta de mi habitación y entra. Se mete a mi lado y a los pocos minutos ya con toda confianza , la estaba tocando. Comencé por sus pechos y luego por sobre el pantalón. Ella me daba la espalda, dejando que su hermano mayor la tocara a su antojo, sintiéndose deseada, sintiéndose mujer, experimentando también sensaciones nuevas, hasta que nuevamente metí mi mano y acaricie suavemente su sexo. Sentí el placer que mis caricias le producían, sintiendo su agitada respiración, cuando en eso, su mano va hacia atrás y me comienza a tocar a mí.
Fue exquisito sentir su mano tocándome sobre el pantalón, por lo que me coloque de espaldas concentrado en disfrutar la caricia de mi hermana. Ella también se coloca de espaldas y entre cruzando nuestros brazos, cada quien acariciaba el sexo del otro, hasta que ya mas temerario, directamente me los bajé. Ya no la toqué, deje que ella tuviese todo el espacio para acariciarme a mí, cómodamente. Se colocó de lado, mirando hacia mí y con su mano muy suavemente me la acariciaba, apretándola suavemente. Me preguntó si me gustaba y apenas me salieron las palabras, diciéndole que me encantaba.
La mano de mi hermana acariciándome, dándome un placer increíble que no se detenía. Bien hice en descargarme antes, si no inevitablemente hubiese acabado de inmediato. Me concentré en no acabar y disfrutar al máximo sus cariños, hasta que sentí ese exquisito cosquilleo en la punta de mi verga , sintiendo como mi semen subía y subía , hasta que no me pude aguantar mas y comencé a acabar. Mi hermana no se lo esperaba, se asustó y me la soltó, pero tomándole la mano, se la coloqué nuevamente, volvió a agarrármela, y continuó acariciándomela, ahora toda mojada.
Me hizo preguntas, las que respondí con completa sinceridad, si me masturbaba, si ella me excitaba, si me había gustado, a las que respondí si todas. Ella también me confesó que le había gustado mucho lo que habíamos hecho, que se había dado cuenta que yo la tocaba y que le encantaba sentir mi mano tocándola. Que sentía cuando yo me apoyaba contra ella, que sentía mi dureza y que quería tocarme, pero no se atrevía.
Quedamos de acuerdo que a absolutamente a nadie podríamos contar lo que había pasado, que sería nuestro secreto mejor guardado.
A pesar de recién haber acabado, yo aun seguía caliente. La hice darse vuelta, dándome la espalda y la abracé por detrás. Con mis pantalones en mis rodillas, al igual que ella, mi verga se apoyo en sus nalgas desnudas le subí la parte de arriba hasta dejar sus tetas expuestas , tocándoselas y comencé a punteármela donde al poco rato ya me la tenía parada de nuevo. Bajo la ropa de cama, dos hermanos semi desnudos , disfrutaban de esta morbosa experiencia.
Su cuerpo era completamente mío, la tocaba por todos lados, le acariciaba su sexo, le metía la mano entre sus nalgas, le agarraba las tetas y ella se movía hacia atrás, buscando mas contacto con mi verga, hasta que en un momento, mi verga quedó atrapada entre sus piernas , haciendo contacto con su sexo. Comencé a moverme, ella se asustó pidiéndome que no se la metiera. No estaba en mis planes hacerlo, sabia el riesgo que eso significaba, aunque me moría de ganas de hacerlo. Le dije que no se preocupara, que no lo haría, pero que me dejara pasárselo por fuera, que se sentía muy rico. Ella también me dijo que lo sentía muy rico, que se lo frotara así, que le encantaba.
La coloque de boca y me monte sobre ella, pasándoselo por fuera, moviéndome como si me la estuviese cogiendo. Mi verga se rozaba con su sexo una y otra vez, hasta que terminé acabando en sus nalgas, para evitar cualquier riesgo de embarazo.
Ya de ahí, todas las noches mi hermana se metía a mi cama, nos masturbábamos, nos tocábamos y frotábamos nuestros cuerpos como si realmente estuviésemos cogiendo. Llegamos al punto de cerrar la puerta con llave y desnudarnos por completo. Se montaba sobre mi y se movía, mientras yo le agarraba el culo, le chupaba las tetas.
Éramos el uno para el otro , llevábamos lo caliente en la sangre , siempre teníamos ganas y terminábamos estos juegos sexuales todas las noches , incorporando cosas nuevas , descubriendo al máximo nuestra sexualidad.
Tratando de darnos cada vez mas placer, descubrimos el sexo oral y lo practicamos. En un principio mi hermana lo hacía mal, pero luego, siguiendo mis instrucciones, consiguió hacerme disfrutar como loco. Que placer más grande sentir la boca de mi hermana tragándose mi verga. Lo hacía cada vez que yo se lo pedía y podía pasar largo rato chupándome , no importando cuanto me demorara en acabar. Solo al último le avisaba y me terminaba masturbando hasta hacerme acabar con sus manos, algo que le fascinaba, hasta que una vez , ella quería probar el sabor de mi semen y a pesar que le avise que ya estaba listo, no se detuvo y continuó hasta hacerme acabar en su boca. A mí me fascino, a ella no tanto, pero cuando le pedía que me dejara acabar en su boca, no tenía problemas en complacerme.
Para mí , sentir su concha en mi boca, me fascinaba, donde yo si se la chupaba hasta hacerla acabar. Ella tenía que taparse la cara con la almohada para que no se fueran a escuchar lo gemidos que le hacía salir cuando yo lo hacía. Sentía como le gustaba que le pasara la lengua , primero suave , luego mas fuerte y profundo , hasta terminar por fuera succionando fuerte su clítoris , donde juntaba sus piernas y me apretaba con ella la cabeza , momento donde se venía, entre gemidos acallados por la almohada.
Nos moríamos de ganas de coger de verdad, pero sabíamos los riesgos que corríamos. Pero de tanta agua al cántaro , al final este se rompe ….