Hermanos (Capítulo 5 - FIN)
Tras la fiesta en la que ambos nos habíamos mostrado celosos, al regresar a casa, lo que menos me esperaba era encontrarme a mi amiga Tami. ¿Qué coño hacía allí?
CAPÍTULO 5
Yo seguía paralizada, sin creerme que mi amiga, a la que yo imaginaba a 5000 kilómetros de distancia estaba ahí, frente a mí, en el apartamento de mi hermano.
Tamara me giró hasta ponerme de espaldas a ella, frente a David que me miraba fijamente, durante un buen rato, mientras yo trataba de adivinar algo sobre esa inesperada sorpresa, pero Tami, con gran habilidad, bajó la cremallera de mi vestido, que despojó al instante, haciendo que cayera a mis pies, para dejarme con mi flamante conjunto de lencería cian, frente a mi hermano David que me miraba extasiado, recorriendo su mirada por mi sostén, que apenas podía mantener mis tetas al completo, lo mismo que el pequeño tanga cubriendo a duras penas mi rajita o esas medias con liguero más que sugerentes.
Tamara se pegó detrás de mí, diciéndome en un susurro que solo yo podía oír:
- ¡Qué bueno está el cabrón!
Las palabras de mi amiga Tami no hacían sino certificar que era cierto, mi hermano estaba muy bueno y sus ojos estaban cargados de deseo.
- Tú eliges... te lo follas tú o me lo follo yo. - añadió mi amiga en otro susurro junto a mi oreja.
Yo seguía paralizada, incapaz de articular palabra, mostrándome ante mi hermano que recorria con su vista ese conjunto de lencería que mostraba mis mejores atributos. Como no contestaba ni hacía ningún movimiento mi amiga se separó de mí para decirme:
- De acuerdo. ¡Yo me lo follare!
Tamara avanzó por delante de mí hasta mi hermano, mientras él seguía mirándome fijamente como si me estuviese pidiendo explicaciones... como si él mismo me dijese a gritos sin hablar, "ahora es el momento “.
Cuando Tami llegó frente a mi hermano él apartó su mirada de la mía por unos segundos para fijarse en los grandes ojos de mi amiga a la vez que colocaba sus manos en su estrecha cintura y la atraía hacia él, hasta que ambos quedaron totalmente pegados. Tamara, tras mirarme con ojos de gata en celo, colocó sus brazos detrás del cuello de David y tirando hacia abajo, le dio una lamida con su lengua en los labios jugosos que tiene, para adentrarse ambos en un beso frenético y apasionado a continuación.
Aunque no tenía muy claro lo que pasaba por mi cabeza, en una especie de espiral de contradicciones, yo seguía inmóvil, con mis brazos caídos con aquel conjunto sexy que había elegido para follarme a mi jefe. En ese momento no parecía que eso fuese a pasar, desde luego, ni con él, ni con mi hermano, ni con nadie.... mientras Tamara de puntillas, seguía enroscando su lengua con la de David. Mi hermano, visiblemente excitado, aumentaba la intensidad de ese beso, cerrando sus ojos y solo los abría de vez en cuando para mirarme a mí, al tiempo que sus fuertes manos se aferraban al redondo culo de mi amiga. Sin duda, ella que es todo un bellezón, estaba haciendo las delicias de él, totalmente entregada a ese beso y esas caricias, pero David se preparaba para algo más que un beso, no había duda, porque empezó a meter sus manos bajo esa camiseta holgada, acariciando directamente la suave piel de ella.
Por un momento dejaron de besarse, pero no era para parar todo aquello, sino que mi amiga, evidentemente cachonda, se quitó esa camiseta mía que llevaba puesta, quedándose con las tetas al aire y un pequeño tanga frente a los ojos de David que recorrieron su preciosa anatomía al tiempo que ella volvió a pegarse a mi hermano y tras besarle en el cuello, se arrodilló frente a él, justo delante de ese prominente bulto que marcaba su pantalón.
- Me muero por ver lo que tienes ahí, David. - dijo ella dibujando con su mano ese enorme cilindro que se escondía bajo sus pantalones.
- Sácalo que es todo tuyo. - afirmó él, pero mirándome a mí.
De repente sentí una especie de escalofrío recorriendo todo mi cuerpo, que por un lado hacía que se mojaran mis braguitas viendo aquello, pero al mismo tiempo irritada, con ganas de gritar a mi amiga para que se detuviese, aunque no era capaz de articular palabra, pero si veía como se acrecentaba mi mala leche por dentro y unos celos tremendos porque sentía que esa polla era mía y de nadie más y de solo pensar que mi amiga la iba a probar y mi hermano, lógicamente se iba a dejar, me cabreaba al límite.
Entonces volví a cruzar mi mirada con la de mi hermano y el muy mamón, parecía estar disfrutando mucho con ese juego lascivo, guiñándome un ojo y sonriéndome, porque sabía que me tenía ahí, justo en ese límite prohibido que yo nunca me había atrevido a traspasar y ahora era mi amiga, mi gran amiga, la que me estaba empujando al abismo, haciéndome abrir los ojos para que definitivamente me lanzase al vacío y despertar por fin de esas pesadillas de mi atormentada cabeza.
Con paso firme avancé paso a paso hacia ellos, haciendo que solo se escuchase el sonido de mis tacones en el suelo hasta quedar junto a ella. Tamara seguía sobando la polla de David por encima del pantalón, sin haberla sacado todavía...
- ¡Tami...! - dije en un suspiro cuando mi amiga me miró y tras sonreírme, se levantó.
- ¡Raquel, ahora o nunca! - añadió en un susurro mientras acariciaba mi cara.
A continuación, ella se dirigió hacia las habitaciones meneando simpáticamente su culo hasta que desapareció, haciéndome un último guiño para dejarme allí a solas con mi hermano. Por un momento mi vista intentó buscarla por el lugar por donde ella se ha ido, pero entonces sentí los brazos de mi hermano, dibujando mis curvas, para luego tirar de mí hasta colocarme muy pegado a él.
- ¡Raquel, estás preciosa! - me dijo entonces David, recorriendo con su dedo la comisura de mis labios
- David... - intenté hablar, pero él tapó mis labios con su dedo.
Luego ese mismo dedo bajó por mi cuello hasta alcanzar la costura de mi sostén, recorriendo todo ese relieve, al tiempo que el roce hacía que todo mi cuerpo se estremeciese. Instintivamente yo acaricié su polla por encima del pantalón, dibujando su forma, apretándola, del mismo modo que hiciera Tamara unos segundos antes.
- Ahora no te vas a escapar, ¿Verdad Raquel? - me dijo volviendo a dibujar mi rostro con sus dedos, de una forma sensual y extremadamente agradable.
Yo negué con la cabeza, cuando él me atrapó por la barbilla y acercando su boca a la mía nos fundimos en un tierno y largo beso, que se convirtió a continuación, en una encarnizada lucha de labios y lenguas, casi de forma salvaje, provocando que se me aflojasen las piernas y casi me cayera al suelo, pero por suerte los fuertes brazos de mi hermano me sujetaban.
Las manos de David masajeaban mi culo, mientras mis brazos colgaban de su cuello, entregada a ese maravilloso beso que esa vez no era de hermanos, era un beso apasionado en toda regla. Me dejé llevar por ese beso, totalmente entregada y todo gracias a mi amiga Raquel, que me había dado el empujón definitivo. Sabía que no podía haber marcha a atrás.
Cuando nuestras bocas se separaron, aun me quedaba su sabor en mis labios que relamí, sin dejar de mirarle, al tiempo que llevé mis manos a su pecho para aflojar su corbata y empezar a desabrochar su camisa, que bajé por su espalda, admirando una vez más su espléndido pecho, y su marcado abdomen al desnudo, para mí sola y poder tocarlo a mis anchas.
- Ven, Raquel. - me dijo él de pronto, dándome la mano, hasta que quedó sentado en el sofá y me ayudó a colocarme arrodillada entre sus piernas.
Volvimos a mirarnos a los ojos y ambos sabíamos lo que iba a pasar, ya no había razón para seguir con esa lucha interna, esta vez tendría que rendirme y dejarme llevar o me iba a volver absolutamente loca. La mano de David, apretujó mi teta y con sus nudillos comprobó lo duro que estaba mi pezón.
Mi boca fue dibujando cada pliegue de ese torso desnudo, bajando hasta su ombligo al tiempo que fui soltando su cinturón, para bajar después su pantalón y sus bóxers que saqué al completo por sus pies, dejándole totalmente desnudo. Admiré una vez más la belleza de ese dios del Olimpo que es mi hermano, del que emergía su enorme polla que, una vez más, se mantenía firme y desafiante, apuntando al techo pidiendo a gritos que mi boca la devorase.
Sin más tiempo que perder, mi boca empezó a dibujar la forma de ese perfecto pene, que yo recorría arriba y abajo con mi lengua y mis labios, luego me metía su capullo en la boca, degustándolo, rozándolo levemente con mis dientes... logrando que David acariciase mi cabello, al tiempo que soltaba pequeños gemidos de placer.
- ¡Cómo la chupas, nena! - dijo de pronto.
Me gustaba que me llamara “nena”, dentro de ese juego prohibido en el que andábamos metidos, en donde yo había dejado de ser su hermana por un momento, para convertirme en su amante en toda regla mientras mi boca hacía lo posible por tragar y tragar aquel falo enorme y grueso, hasta que se topaba con mi garganta y volvía a salir, enredada en cortinas de saliva que se escurrían por mi barbilla y lo embadurnaban a tope.
- ¡Joder, como sigas así, me voy a correr en nada! - dijo, cuando solo se escuchaba mi boca y mi garganta haciendo lo posible por tenerla el mayor tiempo posible dentro.
Yo seguí afanada en mi tarea, chupando, lamiendo y besando su enorme polla, notando como esas gotitas que salían de la punta, inundaban mi boca en un salado y agradable sabor que yo relamía sin cesar.
- ¡Raquel, Raquel... me corro! - decía él sujetando mi pelo para que sacara mi boca de su polla.
Yo, en cambio seguía frenéticamente devorando esa dura verga, haciéndola mía y procurando que no se me escapara, a pesar de los tirones cada vez más fuertes de mi pelo, cuando de pronto sentí su tensión y como una gran cascada caliente inundó mi boca, llenándola al completo de su semen, momento que me mantuve mostrándole a David lo que había descargado sobre mi lengua y luego tragué, sintiendo como ese líquido espeso y cálido se colaba por mi garganta, cerrando los ojos para sentirlo dentro de mí.
- ¡Dios, hermanita, eres la hostia! - dijo él, mientras yo terminaba de limpiar esa polla hasta dejarla limpia con mi lengua.
- ¿Te ha gustado? - pregunté, aunque era obvio por su cara de placer.
De repente David, tiró de mi cuerpo hasta colocarme sentada a horcajadas sobre su cuerpo desnudo, sintiendo como esa polla que acababa de comerme se rozaba con mi coño por encima de mi encharcado tanga, que, a esas alturas, debía haber dejado hasta un charco en el suelo.
- Hermanita, ¿sabes que pienso follarte tan duro que no podrás sentarte en un par de días? - me preguntó agarrando mi pelo firmemente con su mano con su cara pegada totalmente a la mía.
- Lo estoy deseando... - dije para adentrarnos en un nuevo beso apasionado.
Sin dejar de agarrarme del pelo con su mano, David seguía comiéndome la boca y su otra mano manoseaba mi culo, al tiempo que mi pelvis quería atrapar ese miembro entre ellas, aunque lógicamente tendría que recuperarse tras esa larga corrida.
Por un momento nuestras bocas se separaron y logré decirle sonriente:
- ¿Te gusta el sabor de tu polla hermanito?, ¡a mí me encanta!
Ambos reímos y él aprovechó para desabrochar con gran habilidad el sujetador con una sola mano, liberando mis pechos que amasó entonces con ambas manos, para después recorrerlos con su lengua y sus labios, logrando que toda mi piel se erizase. Al mismo tiempo notaba como su polla empezaba a revivir, no me lo podía creer, pero mi hermano tenía un poder de reacción increíble y bajando mi pecho por el suyo coloqué de nuevo ese miembro entre mis tetas, logrando que se pusiera rígido nada más rozarle con ellas.
- ¡Está dura otra vez! - dije asombrada.
- ¡Por tu culpa! - añadió sonriente.
Empecé a hacerle una cubana en toda regla, muy lenta, totalmente dedicada a sentir la suavidad de esa polla en mi canalillo, notando el roce de nuestras pieles, viendo como esa enormidad llegaba a tocarme la barbilla cada vez que empujaba mis tetas por los costados hacia arriba, todo sin dejar de mirarnos fijamente.
A continuación, no sé cómo lo hizo, pero tiró de mí, agarrado de mi culo girándome hasta quedar él sobre mí y acabar arrodillado entre mis piernas. Luego fue sacando mi tanga lentamente por mis muslos admirando al mismo tiempo mi desnudez y sacándolos por mis pies, enganchándose ligeramente en mis tacones, que era lo único que llevaba puesto. Luego David pasó sus dedos por mi coño comprobando que estaba empapada.
- ¡Joder, hermanita, estás chorreando! - dijo enseñándome sus dedos mojados.
- ¡Por tu culpa! - respondí sonriente repitiendo su frase.
No tardó un segundo en restregar su cuerpo sobre el mío y recorrer con su lengua cada resquicio de mi piel, empezando en mi cuello, pasando por mis tetas, por mi tripita, recorriendo mi pubis, la cara interna de mis muslos, hasta llegar a mis tobillos y regresar y encontrarse de lleno contra mi coño, en donde su lengua se desvivió, devorando mi rajita y arrancándome innumerables quejidos de placer.
- ¡Qué gusto, hermano! - repetía yo, disfrutando de esa lengua y esos labios comiéndome el coño como nadie había hecho hasta entonces.
David era un gran amante, se veía lo bien que dominaba la técnica, sabiendo llevar los tiempos y tocando los puntos clave. Pellizcó mi pezón para despues recorrer mis labios vaginales con su lengua o rozar levemente mi clítoris, pero sin llegar a permanecer demasiado tiempo allí, logrando que todo mi cuerpo temblase y cuando sabía que me tenía totalmente extasiada, mi garbancito era atrapado entre sus labios, logrando que explotase en un orgasmo maravilloso, abrazando con mis piernas su cabeza y empujándola contra mí.
- ¡Guau, joder, David, qué boca tienes! - grité yo.
Luego, tras unos segundos en los que siguió “torturándome” con su lengua, se fue incorporando para volver a besarme y hacer que nuestras bocas se enredasen nuevamente en otro beso entregado y lascivo.
- ¡Te gusta el sabor de tu coño, hermanita? ¡A mí me encanta! - dijo él en ese juego de imitarnos, para reírnos de nuevo y volver a besarnos frenéticamente.
En un momento noté que David había metido dos de sus dedos en mi coño y me estaba follando con ellos, todo sin dejar de besarme, entonces nos miramos a los ojos durante un buen rato, con esas miradas cargadas de deseo.
- ¡Raquel...! - me dijo él, en el preámbulo de lo que ambos sabíamos que iba a ocurrir.
- ¡Sí, David, fóllame! - esta vez salió de mi boca, en el mayor anhelo que tenía por sentirle dentro de mí.
Mi hermano se colocó entre mis piernas y su polla seguía totalmente rígida, enorme, haciéndome pensar si realmente iba a entrarme algo tan grande, cuando mis piernas le atraparon de su cintura y él apoyó su glande a la entrada de mi coño, para dejarse caer y hacer que pierda la noción del tiempo, como si todo se parase a mi alrededor, cuando sentí como esa enorme tranca inundaba mi coño al completo y se quedaba clavada hasta lo más hondo de mí.
- ¡Sí, sí, joder! - grité yo aferrándome a su culo con mis uñas.
En ese momento el vaivén de mi hermano comenzó sobre mí, al principio de forma lenta, con delicadeza, como si quisiéramos sentir plenamente, en cada centímetro, en cada segundo... Yo podía sentir plenamente como esa asombrosa polla parecía interminable entrando en mí, para luego notarla salir y volver dentro una vez más... parecía algo de otro mundo... llegué a tener que mirar a mi coño y comprobar, casi sin creerme, como era invadido por semejante miembro que abría mis paredes vaginales al máximo, llenándome como nunca.
- ¡Qué maravilla, Dios! - exclamé acariciando su culo y su espalda mientras David me bombeaba cada vez más deprisa, hasta convertirse en un frenético folleteo, haciendo que nuestros cuerpos chocasen incesantemente.
Otra vez, con una increíble destreza mi hermano logró cambiar nuestras posiciones, sin que su polla saliera de mi coño, hasta dejarme sentada sobre él, y es cuando comencé a cabalgarlo, sintiendo que mis tetas se rozaban contra su duro pectoral o su boca que quería atrapar mis pechos que subían y bajaban, sin parar. En ese momento era yo, la que me lo estaba follando, era yo la que quería sentir la polla de mi hermano hasta lo más hondo de mi matriz.
- ¡Me corro, me corro! - le dije apretando los músculos de mi pelvis, como si quisiera atraparle aún más fuerte.
Me concentré en ese momento, sabiendo que era el mejor de mi vida, lo que me permitió aferrarme con ganas a ese enorme cilindro, sin que ningún mal pensamiento se acercase a mi mente, me sentía llena, feliz... sabiendo que David, mi hermanito, no dejaba de penetrarme una y otra vez, mientras sus manos se aferraban a mis posaderas, logrando que entrara en trance y me corriera como una loca, mientras él se ayudaba con su pelvis, clavándome con fuerza en un sube y baja de mi cuerpo contra el suyo.
- ¡Sí, David, David, David, sí, joder! - exclamaba yo, en un orgasmo brutal aferrándome con mis brazos en su cuello, mis tetas en su cara y su polla en lo más hondo de mí.
Cuando abrí los ojos, después de haberme trasportado a otra dimensión del placer, mi hermano me sonreía sin dejar de empujar su pelvis contra mí, mientras los músculos de mi vagina daban espasmos de placer, algo que debió provocarle que él mismo llegara a su orgasmo.
- ¡Raquel, sí, por fin estoy dentro de ti! - decía él extasiado, tensando aún más sus músculos.
Entonces, se paró en seco, con mi cuerpo empalado en el suyo, para notar cómo descargaba entre jadeos una nueva corrida, esta vez dentro de mi coño, notando el calor de su semen inundándome tanto, que llegaba a salir chorreando por mis muslos, todo mientras agarré su cara con mis manos y le besé sin parar.
- ¡Dios David, qué pasada! - le dije cuando nuestras respiraciones y jadeos se normalizaron y coloqué mi cabeza entre el hueco de su cuello para empezar a relajarme, aunque seguía notando su polla dura dentro de mí, dando pequeños espasmos.
- Sabía que iba a ser brutal, hermanita.
- ¡Joder, si, ha sido increíble!
- ¿Estás lista para otra ronda?
- Eres insaciable ¿no?
- Solo contigo, guapa...
Nos fundimos en otro beso y cuando separé mi cuerpo del suyo, parecía sentirme vacía, como si faltara ese momento tan maravilloso de sentirle continuamente tan dentro de mí. Me arrodillé de nuevo entre sus piernas acariciando su pelvis, sus huevos, esperando a que se recupera cuanto antes y lo cierto es que mi hermano, asombrosamente lo hacía enseguida, pues ya empezaba a notar la tensión.
- ¿Ya se te pone dura otra vez? - pregunté alucinada.
- Recuerda que soy un profesional....
En ese momento recordé a qué se dedicaba mi hermano, algo que seguía sin gustarme, pero había que reconocer que valía lo que cobraba.
En un momento dado, giré mi cara hacia el pasillo, viendo el cuerpo de mi amiga Tamara, desnuda y sentada contra la pared, con sus manos acariciando su coño, haciéndose un dedito, a nuestra salud, sin dejar de mirarnos, pues le estábamos ofreciendo un gran show.
- Ven, Tami... - la dije para que se acercase.
Mi amiga, siguiendo mi invitación se arrodilló desnuda junto a mí, frente a la polla de mi hermano, relamiéndose y sin dejar de mirarla. Sabía cuánto le debía yo a Tamara, en todo su empeño porque yo me dejase llevar, en su objetivo incansable de llevarme hasta los brazos de David y que me follase por fin. Y no solo no me importaba que ella se la chupase o que mi hermano se follase a mi amiga, era lo menos que podía regalarle a ella tras esa gran ayuda.
- ¿Te gustaría probarla? - la dije a modo de nueva invitación ya que sabía que a David no le iba a importar sentir otros labios, sobre todo los de mi espectacular amiga.
De pronto ambos se echaron a reír, dejándome totalmente confusa.
- ¿Qué pasa? - pregunté.
- No nada, que ya tuve ocasión esta mañana... - me dijo mi amiga mordiéndose el labio y mirando de forma cómplice a mi hermano.
- ¿Cómo? - pregunté alarmada mirando a sus ojos y luego a los de mi hermano mientras éste se reía.
- Sí, Raquel, cariño, llegué esta mañana y ha sido este el que ha organizado todo. Me ha echado tres polvos seguidos nada más llegar y me ha dejado rota. - apuntó Tami.
Volví a mirar a David, sin entender nada, luego volví a mirar a Tamara, pero ella estaba enfrascada acariciando la polla de mi hermano que crecía cada vez más entre sus dedos. Luego ella con su lengua recorrió desde los huevos hasta la punta, haciendo que creciera un poco más.
- ¿David? - le inquirí para que me contara mientras ella seguía extasiada lamiéndole los huevos.
- Sí, hermanita, todo es culpa mía... yo organicé todo, le mandé un billete a Tami para que viniera. Necesitaba su ayuda para conseguir mi gran objetivo...
- ¿Tu gran objetivo? - pregunté.
- ¡Follarte, hermanita!
- ¡Joder! - dije yo alucinada, viendo que todo formaba parte de un plan.
- Si no hubiese sido así, ¿lo habrías hecho? - preguntó entonces mi amiga dejando de lamer por un instante el tenso pene de David sujetándolo junto a su cara.
- Yo...
- Claro que no – intervino entonces David- estaba seguro que era algo imposible entre tú y yo... sabiendo además que te ibas a follar a tu jefe, así que estaba desesperado.
- Y entonces fue cuando me llamó y cogí el primer vuelo. - comentó ella.
- ¡Estoy flipando! - dije.
- Y yo también, Raquelita - comentó ella - sobre todo porque le pedí algo a cambio a David y claro, ante esa polla, una no se puede resistir. Habrás podido comprobar que follar con David es como estar en otro mundo.
Tamara me sonrió y luego volvió a darle una nueva lamida a ese capullo para metérselo en la boca succionándolo como una auténtica zorra.
- ¡Seréis cabrones! - dije yo...
- De otro modo no lo hubieras, hecho, hermanita, era la única manera y yo, ya te digo, estaba desesperado por follarte.
- Pero, David, ¿tanto era ese afán por hacerlo, como para traer a mi amiga y follártela? - le pregunté.
- Espero que no te enfades conmigo por eso. Ya sabes que yo no me resisto tanto como tú a esta tentación - añadió Tamara golpeándose la mejilla con esa verga dura.
- Claro que no... y creo que ha merecido la pena vuestro juego.
- Para mí es algo más que un juego, Raquel. Es lo que llevo deseando todos estos años... - dijo mi hermano.
- ¿Cómo?
- Sí, por eso me fui de España, necesitaba salir de allí, era una tortura continua... te deseaba continuamente, no veía otra cosa que soñar contigo, imaginaba follándote en cada momento, pajeándome incesantemente... eras la musa de mis pajas, hasta ser algo obsesivo, teniéndote en casa continuamente.
- Pero...
- Lo sé, intenté que no se me notara, pero tuve que escapar, sabía que no podía desear a mi hermana de esa manea, que era pecado, que era inmoral... ¡Yo qué sé! Lo pasé fatal y salí huyendo.
Acaricié su pecho dulcemente, recorriendo esos músculos marcados en sus abdominales.
- ¡Pobrecito! - dije incorporándome dándole un beso en los labios, mientras mi amiga seguía mamándosela con todas las ganas.
- Cuando me dijiste que venías, casi me vuelvo loco y ahora... - decía él.
Miré a Tamara, que levantaba la vista, pero sin dejar de chuparle, metiéndose la polla hasta donde le permitía su garganta.
- Ahora David, creo que me voy a comer esta polla con mi amiga. - dije riendo y entre ambas empezamos a mamársela a dúo recorriendo con nuestras lenguas su largura o mientras una le lamía los huevos la otra se la tragaba, como dos auténticos zorrones.
Nosotras nos limitábamos a reír, cada vez que nuestras lenguas chocaban sobre ese miembro duro y yo estaba feliz de tener a mi amiga a mi lado, comiéndonos a dúo la polla de mi hermano, porque además debía estarle más que agradecida por haberme ayudado a conseguiresa locura... que, de otro modo, yo sola, no creo que hubiese hecho jamás.
Durante todo el fin de semana nos quedamos en el piso, tan solo parábamos a comer o a dormir a ratos, pero se puede decir que tanto Tamara, David y yo misma, aprovechamos las horas a tope. David parecía no tener fin y pudo con las dos, hasta dejarnos exhaustas, demostrando su gran destreza amatoria.
El lunes por la mañana estábamos en la terminal para despedir a Tamara en su regreso a España.
- Gracias por todo Tami, si no hubiese sido por ti... - la dije.
- Calla zorrón, que, gracias a ti, tengo el coño dolorido para una buena temporada. - respondía ella mientras los tres nos carcajeamos en un fuerte abrazo.
Han pasado casi tres meses desde entonces y David, se está planteando seriamente lo de dejar su trabajo de gigoló para dedicarse a la publicidad como modelo, sin tener que follarse a nadie que no sea yo. Todo lo hace por mí y sabe que eso me hace feliz... Seguramente, a partir de ahora tendremos que dejar los lujos para vivir mucho más modestamente, pero no nos importa, sabiendo, que nos tenemos mutuamente y que seguiremos follando cada día, como hasta ahora desde ese maravilloso día, convirtiéndonos en amantes inseparables... sabiendo que yo voy a tener la exclusiva, con la única salvedad de incorporar a Tamara en nuestros juegos, por supuesto, unas veces de forma virtual y siempre que nos podamos reunir con ella aquí o en España.
FIN
Laura & Sylke