Hermano gordo, hermana gorda (3)
CAPÍTULO III: Pronto para el debut. Seguí tocando y pasé un dedo por debajo de su prenda íntima; y jugueteando con ella, alcancé a tocar la unión de sus nalgas.
HERMANO GORDO, HERMANA GORDA (3).
CAPÍTULO III: Pronto para el debut.
Estábamos desayunando todos juntos y mi mirada iba en forma intermitente de uno a otro de los hermanos gordos. Mónica bromeaba y no dejaba de reír ante las ocurrencias de Matilde. Martín la miraba seriamente sin dejar salir a flote emoción alguna, como ya era habitual en él.
Apártate de nosotros!
No quiero que salgas lastimado!
Ambas frases me retumbaban dentro de la cabeza en forma constante. Qué estaba sucediendo aquí? Qué extraña relación unía a esta pareja de hermanos? Qué me habría querido decir en realidad?
Obviamente no era una amenaza sino una advertencia!
Algo se me cruzó por la mente en ese preciso instante. Será tan descabellado pensar que tal vez pudieran tener relaciones sexuales entre ellos???
No, no podría pensar seriamente en algo así entre hermanos. Pero si no era así, a qué se refería con "no quiero que salgas lastimado"?
Luego del desayuno, hicimos varias actividades recreativas hasta el almuerzo; y luego de éste, Martín se fue a dormir su siesta habitual.
Mónica no sacaba sus ojos de encima de los míos, ni aún cuando Matilde no la dejaba sola ni un segundo. Gabriel se percató de ello y, para intentar dejarme el campo libre, la llamó dándole una excusa que sonó demasiado tonta, pero aún así dio sus frutos.
Una vez que quedamos a solas, Mónica me preguntó si no quería ir a dar un paseo con ella.
No lo pensé dos veces y nos escabullimos en forma sigilosa... y sin que nadie se percatara, desaparecimos rápidamente internándonos en el bosque.
Una vez que estuvimos fuera del alcance de la vista de nuestros compañeros, comenzamos a correr en dirección a ningún lado en particular, mientras no parábamos de reír. Como ella se rezagaba, la tomé de la mano y seguimos corriendo unos instantes más.
- Detente, detente.... por favor!- dijo entre risas y víctima del cansancio. -Es que tú no te fatigas nunca?
Miré su rostro antes de contestar. Tuve la leve sospecha que tal vez, y sólo tal vez, la pregunta que formuló tuvo implícito un doble sentido.
- No... aún no he llegado a ese punto de que me fatigue de tal forma que no sea capaz continuar- contesté sin borrar mi sonrisa de los labios, intentando saber si mi sospecha era fundada.
Reímos mirándonos a los ojos, y permitimos que nuestras sonrisas se fueran esfumando en forma paulatina, hasta el grado en que finalmente ambas desaparecieron.
Dime que no tienes novia, por favor!- suplicó casi con un susurro imperceptible.
No!
Pero ya has estado con alguien antes, verdad?- preguntó a su vez.
Presté atención a sus palabras para evitar mentirle.
Sí, ya he estado con alguien.
Qué bueno!- exclamó de inmediato.
Y qué me dices de ti? No me digas que tú sí tienes un novio.
-Ja! Ojalá... Y lo que pareció que iba ser una frase más larga, quedó trunca de repente.
- Entonces, no tengo nada de competencia? Tengo el camino libre? dije intentando ser algo gracioso, pero con el claro motivo de cerciorarme si debía lidiar con alguien por el afecto de esta hermosa gordita.
No contestó... sólo sonrió apartando sus ojos de los míos por un instante. Era vergonzosa!
Nada con quien pelear, entonces? A ver... cuéntame algo que quiero saber de ti... ya ha habido algún hombre en tu vida, verdad?- pregunté con ansiedad.
No. No- apuró a contestar- Es más... tengo mucho para aprender. Por eso me alegro de que tú sí hayas estado con alguien, así me puedes enseñar... Así como me ves... grandota... soy muy inocente en casi todo- dijo con mirada pícara, pero con cierto pudor.
En casi todo?- pregunté cuando me iba ganando la excitación. Mi amiguito me estaba dando señales de vida.
Sí!- respondió simplemente y pude notar nuevamente un rubor que le tiñó levemente el rostro mientras bajaba otra vez la mirada.
Me acerqué aún más hacia ella como si fuera en cámara lenta para ver su reacción, rogando no ser víctima de un rechazo. Le levanté el mentón con uno de mis dedos y dirigí mi rostro hasta casi hacer contacto con el suyo. Mis labios se detuvieron a menos de un milímetro de su boca.
Cuando me aseguré de que todo estaba bien, ya que no hizo ningún gesto para evitarme, continué. Apoyé mis labios sobre los suyos, y simplemente la besé.
Su respiración se agitó.
Insistí con otro beso suave... y luego otro y otro más; y cuando me disponía a alejarme de su rostro, ella cerró los ojos y entreabrió su boca.
Dios mío! Creo que era una invitación a la cual uno jamás puede negarse.
Nuevamente acerqué mi cuerpo al suyo, le tomé las mejillas con ambas manos y nuestras respiraciones se entremezclaron. Adosé mis labios a los suyos, la besé otra vez y esperé sin quitarme de esa posición.
Esta vez, ella respondió a mi beso.
Mi lengua exploró la entrada de su cavidad bucal hasta que la suya salió a darle la bienvenida. Ambos músculos gustativos se saludaron y se trenzaron en suaves caricias.
Mónica pareció encenderse, y en un impulso veloz me acomodó contra el árbol más cercano y apoyó todo su cuerpo sobre mí para tenerme prisionero contra el tronco.
Ahora era ella la que intentaba tomar las riendas.
Con una de sus rodillas abrió mis piernas y se "sentó" sobre mi muslo izquierdo mientras metía su lengua dentro de mi boca.
Diablos! La gordita sabía besar.
Eso confirmaba mis sospechas. Era inevitable que ya había estado con un hombre anteriormente. Lo sabía... mejor dicho, lo intuía.
Lo único que no entendía era porqué me lo negaba. Tal vez tenía el temor de que yo la rechazara si descubría que ya había perdido su virginidad. Tal vez sus motivos fueran justificados, o al menos ella pensara que fuera así. Igual me parecían puras tonterías. Decidí hacer a un lado mis pensamientos para no obstaculizar esta gran oportunidad que tenía por primera vez, me refiero a intentar formalizar una relación estable con una mujer... con esta mujer que me estaba volviendo loco desde el primer instante en que la vi.
Así que por ahora, y mientras nadie me lo impida, dediquémonos a disfrutar de este momento sublime.
Mientras su lengua exploraba mi paladar, su entrepierna abierta se refregaba contra mi muslo. Mi erección alcanzó el estado máximo disponible, ya que literalmente sentí que iría a romper mis pantalones en cualquier momento. Sólo tenía que esperar a que moviera más su pierna izquierda hacia delante para rozarme el falo embrutecido y salvaje que bregaba tan sólo por una ínfima caricia. Como ese momento no llegaba, mi desesperación de acrecentó y nuestro beso pasó a otro nivel superior de excitación. Lo que se me viene a la mente en este instante para transcribir la sensación que tuve en ese momento, es como cuando te quieres comer literalmente a la otra persona; y lo más increíble era que sentía que ella estaba experimentando exactamente la misma sensación.
Nuestras respiraciones se volvieron más intensas. Ahora sus brazos sostenían los míos y me mantenían inmóvil contra el tronco del árbol. Las presiones que ejercía contra mi pierna me volvía loco. Y de pronto esas presiones se transformaron en embestidas. Ahora estaba moviéndose como si quisiera meterse literalmente mi muslo dentro de su sexo. Cada vez más rápido. Cada vez más fuerte y violento.
Cada vez más húmedo!!!.
Sentía mi propio muslo inundado en sus jugos... y de repente, fui consciente del momento exacto en que acabó en mis pantalones.
No supe qué hacer. Ella se quedó abrazándome, casi inmóvil, mientras sus líquidos salían de su sexo y se desparramaban sobre mis pantalones.
Su agitación se evaporó y lentamente fue tomando el control de sí misma... hasta que de pronto, la calma total.
- Hmmmmmm! Estuvo bueno!- dijo mientras continuaba temblando.
Estuvo?
Ya terminó todo?
Se levantó de mi muslo, dio un par de pasos hacia atrás y lo primero que hizo a continuación fue mirarse la parte delantera de la pollera. La tenía toda mojada y como si de un reflejo se tratara, me miró inmediatamente el muslo humedecido con su propia excitación.
- Uyyyy! Qué vergüenza!!!- exclamó.
Sólo sonreí ante su rostro que nuevamente se teñía de rubor.
Vergüenza... pero por qué?- pregunté tan solo para distraerla.
Es que no estoy acostumbrada a hacer estas cosas... lo siento... no lo pude evitar... creo que deberíamos volver...- dijo titubeando.
Me incorporé y fui a su encuentro.
Busqué nuevamente su boca con mis labios, pero me evitó. Ahora la notaba bastante más nerviosa.
Con la mano izquierda le acaricié el cabello y con la derecha comencé a levantarle la pollera, pero muy lentamente
- Eres hermosa, lo sabías?- comencé a decir para lograr que se calmara. Estaba actuando por propio impulso, ya que mi excitación permanecía insatisfecha; pero era conciente de que mi accionar era desesperado, ya que lo realizaba sin saber exactamente qué hacer ni con qué me iba a encontrar.
Cuando la punta de su prenda llegó a mis dedos, introduje mi mano por debajo y fui hacia adentro al encuentro de su piel suave y tibia hasta que toqué su rodilla; y eso hizo que súbitamente apretara un muslo contra el otro.
- No...!- Exclamó.
Me detuve.
No quieres?- pregunté sin poder avizorar una respuesta.
Estoy muy nerviosa- fue su respuesta.
Lo sé... pero no tienes nada que temer. Lo único que quiero es conocerte mejor- dije, y en forma muy nerviosa volvió a separar sus piernas para permitirme el paso, por lo que continué mi recorrido hacia el norte en forma exageradamente lenta.
Cuando dejé atrás su rodilla, pasé a la parte interior de su muslo. No dejaba de sentir su tensión ni tampoco su humedad. Mientras efectuaba esa exploración, le llenaba sus mejillas de besos.
Mis dedos escalaron todo ese muslo grueso que parecía interminable hasta que con el dorso del pulgar, alcancé a tocar su bombacha terriblemente empapada.
- Lo siento, Zesna... Por favor, tenme un poco de paciencia- dijo e intentó apartarse de mi.
La sostuve fuerte con mi mano izquierda para que no se apartara, e ignoré su pedido. Mi desesperación me impedía abandonarlo todo en ese instante. Seguí tocando y pasé un dedo por debajo de su prenda íntima; y jugueteando con ella, alcancé a tocar la unión de sus nalgas.
Nuevamente cerró sus piernas para evitar que prosiguiera.
- Lo siento- dijo apretando con fuerza sus muslos para lograr tener mi mano inmóvil.
Aún sin aceptar la interrupción, no hice ni dije nada, esperando que me permitiera proseguir. Cuando me percaté de que ya era inútil y que todo había llegado a su fin, forcé para quitar la mano de allí.
- No te preocupes, puedo esperarte todo el tiempo del mundo- dije y le di un beso en los labios mientras separaba levemente la presión de sus muslos, para permitirme quitar mi mano de debajo de su pollera.
Para mi sorpresa, lejos de evadirme, respondió ese beso.
- Gracias!- dijo simplemente.
Apenas retornamos al campamento, nos separamos para no despertar sospechas.
Dónde fueron?- escuché que le preguntaba Matilde con cara de pocos amigos.
A ti qué te importa?- recibió por contestación.
Fui donde Gabriel, que apenas me vio, se acercó a investigar.
Y???... sucedió algo?- preguntó.
Para serte totalmente franco... no lo sé- dije. Te juro que no estoy demasiado seguro de qué fue lo que ocurrió.
-Cómo que no lo sabes?- preguntó anonadado.
- Pensarás que soy un pelotudo... tal vez lo sea. Pero te estoy siendo sincero. No estoy seguro de lo que sucedió en realidad.
De pronto escuchamos que Matilde y Mónica estaban discutiendo y comenzaban a alzar la voz.
LA PUTA QUE TE PARIÓ... TÚ NO TIENES NINGÚN DERECHO A METERTE EN MI VIDA!- gritó Mónica furiosa.
YA VAS A VER CUANDO SE DESPIERTE TU HERMANO- amenazó su vecina en igual tono.
NI SE TE OCURRA!- le advirtió furiosa.
Oigan... qué les sucede a ustedes dos?- les gritó Gabriel.
A TI QUÉ MIERDA TE IMPORTA?- le devolvió Matilde.
HEY!!! UN MOMENTO, ERES TARADA?- le respondió Gabriel, mientras Mónica sin más, le estampó una cachetada en el rostro a su vecina.
El silencio que siguió a continuación, fue sepulcral.
Mónica rompió a llorar de los nervios, mientras su vecina se tocaba el rostro sin poder creer lo que le acababa de hacer su amiga.
Todos los demás compañeros, corrieron hasta el lugar, ya que parecía que una batalla campal estaba a punto de comenzar. Martín, salió corriendo abruptamente de su carpa y cuando tuvo a ambas frente a frente, sólo preguntó "qué sucedió?"
Las caras de las dos gorditas eran un poema.
Mónica miraba a su vecina con una mirada de: "Ni se te ocurra contarle nada".
La mirada de Matilde se podría traducir como: "Quisiera contarte, pero no puedo."
Martín se puso más furioso aún.
- MANGA DE PELOTUDAS!!!- explotó.- ES LA ÚLTIMA VEZ QUE VIENEN JUNTAS CONMIGO A ALGÚN LADO. VAYAN A PREPARAR SUS COSAS QUE NOS VOLVEMOS PARA CASA.
Todos nos quedamos petrificados, porque contradecir a Martín viéndolo gritar de ese modo y demostrando que estaba completamente alterado, nos parecía poco menos que un suicidio.
Martín y Matilde fueron a preparar los bolsos con sus pertenencias, y en ese instante en que quedó sola, Mónica se acercó a mí para intentar darme alguna explicación.
-Lo siento, Zesna... estoy totalmente avergonzada por el bochorno que hicimos aquí...
No te preocupes... lo que no entiendo es por qué Martín se puso furiosos de esa forma?- pregunté ya que realmente parecía como que estuviera fuera de sí.
No lo sabías? Es que si hay algo que realmente odia, es que lo despierten de su siesta.
Mónica fue a preparar su bolso, mientras me quedé pensando en la última frase: "Es que si hay algo que realmente odia, es que lo despierten de su siesta."
Pero la puta madre... ahora entiendo por qué estaba de mal humor cuando fuimos a su departamento: lo habíamos despertado de su siesta!!!
No tenía nada personal conmigo.
O me estaba equivocando nuevamente?
La partida de los tres gordos, me entristeció... aún cuando me quedaba la esperanza de volver a verlos ya que Mónica, antes de subirse a la camioneta, se me acercó para darme un beso de despedida en la mejilla y me susurró al oído: "llámame", mientras me dejaba en la mano, y en forma disimulada, una tarjeta con el número de teléfono de su casa.
No esperaba que Matilde se despidiera de mí, pero sinceramente pensé que Martín sí lo haría. Tan sólo dijeron un "chau!" hacia todo el público presente, y una vez que los tres gordos estuvieron dentro del vehículo, partieron raudamente hacia la ciudad.
Qué sucedió, Zesna?- preguntó Junior que también había sido despertado junto con Coty de su siesta, por los gritos.
Cosas de familia!- respondí sin entrar en detalles.
Mónica te gusta, verdad?- preguntó con una sonrisa.
Lo miré y simplemente contestó con una sonrisa.
Oye, Junior... que el psicólogo es tu padre, eh?- dije en broma.
Pues, yo seré uno mejor que él... no me ves las condiciones?- dijo y sin esperar mi respuesta se fue a buscar a su novia.
Cómo admiro a este muchacho! No sé si exactamente llegaría a ser mejor que Eduardo, pero Junior definitivamente me parecía que iba a ser un excelente profesional.
Miré su culo bamboleándose mientras se alejaba y me mordí el labio inferior.
Mi mente estaba en conflicto.
Sería posible que me sintiera atraído de igual forma por gordos que por gordas?
Esto era algo que jamás se me había ocurrido que me pudiera suceder... y estaba sucediendo ahora!
El resto de la jornada pasó sin demasiadas novedades y a las 5 de la tarde emprendimos el regreso.
Esa noche me costó muchísimo conciliar el sueño. Estaba empapado de traspiración y mi mente iba intermitentemente entre Martín y Mónica. A las 3 de la mañana fui a tomar una ducha caliente y estuve debajo de la lluvia por casi una hora. Mi erección no disminuía. Me masturbé y volví a la cama para intentar dormir de una buena vez.
LUNES 10:30 AM.
Tenía un día realmente atareado en el trabajo. Habían entregado mercaderías y debería dividirme por cuatro para poder hacer toda la tarea que tenía pendiente dentro del horario normal.
Me tomé dos minutos de descanso e hice una llamada.
Hola Mónica... habla Zesna...
Zesna... qué me has hecho?
A qué te refieres?- pregunté con sorpresa y sin querer aventurar una contestación.
-Es que no pude dormir... pasé toda la noche mojada- su voz se intercalaba con suspiros.
Mojada? Tanto como ayer a la tarde?- quise ser perverso; aunque a decir verdad fue ella quien llevó la conversación para ese terreno.
Zesna... tienes una llamada en espera en la línea 3- me interrumpió la telefonista con un grito.
Mónica, espérame un segundo, por favor- dije y puse la línea en pausa- Mierda! Lo que me faltaba! Quién me llama?
Un tal Eduardo- contestó la telefonista.
Eduardo padre? O será Junior?
Mónica, debo atender una llamada... quieres que te pase a buscar esta noche y vamos a tomar algo?- dije con ansias.
Sí, claro... pero antes tendrás que convencer al perro guardián de mi hermano- dijo, y no sé si pretendió ser una broma, ya que acompañó su frase con una risa sonora.
Quedamos en que pasaría por su casa a las 9 de la noche, me despedí y tomé el llamado en espera.
Hola?- dije sin estar seguro de quién era.
Hola, querido- dijo y reconocí de inmediato la voz.
Eduardo, qué agradable sorpresa!- dije y le pregunté a qué se debía su llamada.
Recuerdas que la semana pasada me dijiste que notabas un poco raro a Junior?
Sí... qué sucedió?
No, nada... Y qué fue lo que yo te contesté al respecto?- preguntó ante mi asombro.
Pues, me dijo que ya se le iría a pasar... que no me preocupara. Y en realidad eso mismo fue lo que ocurrió, usted tenía razón. El sábado a la tarde ya todo estaba mucho mejor.
No, eso no es correcto. La intención de mi llamada era tan sólo para confirmar que todo estaba bien, hijo..
No entiendo... cómo que eso no es correcto?- dije con una sensación de que había algo que me había perdido.
Mira, Zesna. Ya me habías hablado hace un tiempo acerca de que tenías la sensación de que algo no andaba bien con Junior, recuerdas? También en esa ocasión te había contestado de la misma forma, que todo era producto de cosas que les suceden a los chicos de su edad. Y en esa oportunidad, casi tenemos una tragedia en casa sólo porque yo no había escuchado lo que tú me habías advertido...
Pero...- intenté interrumpir, aunque no me lo permitió.
... pues, esta vez recordé ese suceso e hice lo que tenía que haber hecho y no hice en aquella ocasión. El viernes a la noche tuve una conversación con Junior. Estuvimos hablando largo y tendido sobre lo que le sucede.
Ahora comencé a entender el por qué del cambio de disposición que tuvo el muchacho conmigo durante el viaje.
Ahora que me dices que todo estuvo bien, me deja mucho más tranquilo, aunque aún no sé exactamente qué es lo que le sucede a mi muchacho; él no quiso hablar conmigo, Zesna. Por eso, te quiero pedir que vengas hoy a cenar con nosotros y así podremos conversar juntos con él.
Sí, sí... claro... por supuesto- dije en forma totalmente automática.
Y quisiera pedirte algo muy especial, hijo... me gustaría mucho que luego te quedaras a dormir aquí; si no es mucha molestia, claro- su pedido fue casi un ruego- Podrás?
Sí, claro... por supuesto.
El resto de la mañana, me quedé pensando en esa llamada. No sé qué fue lo que más me inquietó: si el pedido de que lo ayudara a averiguar qué le sucedía a Junior, o que me hubiera solicitado que me quedara a dormir en su casa, de la forma en cómo me lo pidió.
No podría creer que Eduardo quería dormir conmigo... o sí?
La mierda... creo que mi vida se estaba complicando un poco, no?
Puta, carajo!!! Me olvidé de mi cita con Mónica. No puedo ir a ambos lados. Debo llamarla para cancelar. Lo de Junior tiene prioridad uno.
- Zesna... hay una persona que te está buscando en el salón de ventas- me comunicó la telefonista, cuando ya me disponía a marcar el número de Mónica.
Bueno, ese llamado puede esperar. Miré mi reloj; ya casi era la hora de mi almuerzo.
Pero por Dios... qué es lo que sucede hoy???
Hombre o mujer?- pregunté tan sólo para saciar mi curiosidad, mientras me encaminaba hacia la planta baja.
Mujer- alcancé a escuchar antes de desaparecer escaleras abajo.
Será alguna mujer conocida o tal vez alguna clienta que ...
Coty! Qué te sucede???- pregunté realmente preocupado, ya que además de haber venido sola, estaba inundada en lágrimas.
Zesna, estoy desesperada... necesito tu ayuda, por favor... no sé qué hacer- dijo entre sollozos.
Pero qué es lo que sucede?- dije totalmente atónito- se trata de Junior?- pregunté en forma inconsciente.
Sí!
Dios mío... le ha sucedido algo?- comencé a desesperarme.
No, no... es algo un poco largo de explicar. Tienes tiempo?
Justamente estoy casi en mi hora de descanso. Espérame dos minutos y te invito a almorzar. Aceptas?
Bueno.
Subí corriendo a avisar que saldría a comer afuera y dejé unas instrucciones para que alguien pudiera adelantarme parte del trabajo que me quedaba por hacer.
Antes de volver a bajar, llamé nuevamente a Mónica para avisarle que se me había complicado todo y que esa noche no podría pasar a buscarla.
Se molestó.
Mierda!
Qué sucede? Te has arrepentido?- preguntó con ironía.
Oye, por qué me preguntas eso? Acaso no te he dado la razón? Tengo una reunión importante que no puedo cambiar de día.
Es verdad lo que me dices?- preguntó desconfiada.
Mira, no sé por qué la insistencia... pero sí, es así. Es algo que no puede esperar.
Y mañana? Tendrás tiempo para mí, mañana?
Qué???- dije furioso, y me calmé enseguida- Escucha, sí me parece bien... por qué no dejamos el encuentro para mañana, y primero mantenemos una conversación tú y yo... te parece razonable?
Sí... está bien. Me llamas mañana, entonces?
Sí, claro.
Nos despedimos y me dispuse a ir a almorzar con Coty.
Mientras bajaba por las escaleras, rememoré la conversación telefónica con Mónica.
Pero qué mierda le pasa a esta tipa? Me pide explicaciones y ni siquiera hemos salido aún...
Sucede algo, Zesna?- preguntó Coty apenas me vio.
No, no... todo está bien. Vamos a almorzar?
UNA HORA DESPUÉS
Ah, no!!!
Esto sí que no!!!!
Lo tenía que ver con mis propios ojos!!!
Pero, será posible???
No... estoy seguro que aquí hay un lamentable error. Junior es incapaz de hacer algo semejante. Ya había desconfiado de él una vez, y me avergoncé de haberlo hecho.
No... él cuenta con mi apoyo total... pero entonces, eso quería decir que Coty era una mentirosa?
Pero qué es esto?
Parece una telenovela y yo estoy metido en el medio. No podríamos cambiar de canal? Porque a mí, las telenovelas no me gustan... y mucho menos si soy yo la víctima de todo lo que sucede en ella.
5.30 PM
La mitad del trabajo que hice por la tarde, lo tuve que volver a realizar, ya que estaba mal hecho.
La puta madre!
- Zesna, te sucede algo?- preguntó uno de mis patrones.- Ven a mi oficina, por favor.
Fui detrás de él, y una vez que cerró la puerta de su despacho me volvió a preguntar si tenía algún problema ya que no era habitual que me equivocara con mi tarea.
Sí, he tenido un par de días difíciles y hoy parece que siguen las fatalidades.
Quieres tomarte unos días de licencia. No te vendría mal una semana de descanso.
En realidad no necesito tanto tiempo, jefe. Muchas gracias... pero sí precisaría salir hoy más temprano. Es que tendría que estar en el centro antes de las 7 de la tarde. Podrá ser?
Claro, por supuesto. Sabes que puedes irte cuando quieras, sólo avisa para que alguien se quede para cerrar- dijo y siguió mirándome.
Qué sucede?- pregunté.
Estás seguro que no te pasa nada?- insistió.
-Es que hoy me han dado una mala noticia, pero no quiero preocuparme aún hasta que no la pueda confirmar.
Si necesitas mi ayuda, no dudes en pedírmela... para lo que sea.
Gracias, jefe... sé que cuento con ustedes. Pero es algo que debo solucionar yo mismo.
6:45 PM
Salí de mi trabajo, ya que diez minutos me eran más que suficientes para llegar al lugar indicado.
Hasta me causó gracia. Si hasta hace unos momentos estaba viviendo un capítulo de una novela de cuarta, ahora estaba jugando a ser el super detective.
Pero qué tontería es ésta?
Estoy seguro que tiene que haber una explicación para este malentendido.
"Zesna, por lo que más quieras, nunca le digas a Junior que yo vine a hablar contigo, que vine a pedirte ayuda, ni mucho menos que te dije lo que te acabo de decir."
Pero siempre tengo que meterme en este tipo de problemas? No me gusta ocultarle cosas a mis amigos, ni mucho menos ser cómplice de alguien más para conspirar contra ellos.
Debía reconocer sin embargo, que esto que estaba a punto de hacer, no lo iba a hacer por Coty, sino que todo era por Junior, mi amigo, mi hermano del alma. Y nada más que por él.
"No puedo prometerte eso, Coty. Jamás me pidas que traicione o que le oculte cosas a mis amigos" fue mi respuesta a su demanda.
Logré que me dijera lo que había ido a decirme y durante el almuerzo me proveyó de la hora y la dirección a la que debía acudir, si quería corroborarlo con mis propios ojos.
Ahora estaba parado en la acera de enfrente a la puerta del hotel en cuestión, más precisamente detrás de un camión estacionado.
Sólo deseaba que lo que tuviera que pasar, sucediera rápido, porque la incertidumbre me corroe las entrañas, toda vez que estoy en una situación semejante.
Cada taxímetro que se acercaba me obligaba a agacharme para poder ocultarme de una posible exposición visual.
Esto era una locura!
Miré el reloj: 7:09:45 PM.
Ya sabía yo que todo era una exageración, o por lo menos, producto de la imaginación de Coty. Tenía la certeza de que Junior no sería capaz de hacer algo así.
Estuve decidido a irme en más de una oportunidad, pero por alguna razón, no lo hice.
Diez minutos después, vi acercarse un taxi y ya desde lejos, reconocí a mi hermano del alma.
Las piernas me comenzaron a temblar.
Finalmente, Coty no estaba fantaseando, ni mintiendo, ni exagerando.
El taxi se detuvo en la puerta del edificio y luego de abonarle al conductor, Junior bajó del vehículo, tal como me había dicho Coty que lo venía haciendo desde hacía casi un mes y aproximadamente a esa misma hora, y con la misma mujer mayor que también me describió con lujo de detalles, quien descendió detrás de él, para internarse juntos por la puerta de entrada del hotel y perderse en los amplios pasillos rumbo a los ascensores.
CONTINUARÁ.
Si te gustó este relato, no dejes de leer del mismo autor: "El Gordo Precoz". ( http://www.todorelatos.com/relato/29023/ )