Hermano gordo, hermana gorda (2)
CAPÍTULO II: Gordo o gorda? Debía decidirme por uno de ellos?
HERMANO GORDO, HERMANA GORDA (2).
CAPÍTULO II: Gordo o gorda?
Si tuviéramos que hacer una encuesta para conocer quién ha tenido la mayor cantidad de sorpresas en un solo día, supongo que debería entrar en el libro Guinness de los Récords. Y no por las 3 gratas que ya había recibido, sino por las que iba a seguir cosechando por el resto de la tarde y noche de ese mismo día.
Ese pequeño viaje hacia el departamento de Gabriel, se me tornó una verdadera odisea, porque tenía mi entrepierna hecha un verdadero desastre. La erección no disminuía y además estaba inundado de líquido que ya traspasaba mis jeans y se tornaba visible, haciendo que cualquiera que me viera, seguramente pensaría que me había orinado encima. De momento, mientras estuviera sentado al frente del volante de mi vehículo, no tendría mayores problemas; pero tendría que ir pensando qué hacer cuando tuviera que pararme, caminar hacia el ascensor, y luego de llegar al apartamento de Gabriel, tener que enfrentar a varios de mis compañeros que hacía tiempo que no veía, con la entrepierna mojada. Qué gracioso, no?
Bueno, como Gabriel había advertido mi erección, y yo había compartido parte de la explicación con él, decidí pedirle ayuda con ese problema.
Él ofició de escudo.
Como si fuera víctima de algo que me hundía en la desesperación, una vez que llegamos al edificio me encaminé a la puerta de entrada y de allí al ascensor; apenas arribamos al piso adecuado, caminé detrás de Gabriel hacia la puerta de su departamento y una vez dentro, me indicó dónde era el baño y me interné allí sin saludar a nadie, sabiendo que corría el riesgo de resultarle antipático a más de uno.
Una vez dentro, bajé mis pantalones y mi slip. Muy pocas veces había visto tanta "clara de huevo" junta. Me aseé como pude y sin exagerar en lo más mínimo, gasté casi medio rollo de papel higiénico en secar mi indumentaria.
No pude evitar recordar todo lo que sucedió en el departamento de Martín, luego que Gabriel invitó a Mónica para ir con nosotros al campamento.
Como dije antes, esa tarde había recibido tres sorpresas que me habían dejado los sentimientos en conflicto.
Las tres personas que acababa de conocer me habían provocado una excitación imposible de describir y muy difícil de poder volver a repetir... por lo menos, no con esta intensidad.
Mónica me había causado un impacto inusitado que me llevó a pensar seriamente en tener una relación con una mujer por primera vez. Gorda como para llenar el requisito de mis gustos personales, pero todo lo demás incrementó esa atracción que ya fue muy poderosa desde el primer momento...y supongo que ese sentimiento fue recíproco. Ya había sentido algo similar hacia alguna otra mujer anteriormente, por supuesto que de tamaños descomunales, pero nunca con la potencia como me ocurrió en esta ocasión, y menos con el agregado nada desechable que sentía recibir la misma atracción de retorno.
Hasta allí, digamos que todo fue normal.
Pero el problema ocurrió cuando su hermano salió de su habitación.
La mierda!
Martín era de la misma estatura que ella y de peso similar... Los vi como si fueran gemelos, por más que él le llevaba un par de años de diferencia.
Y ahora?
Ya me había sucedido algo parecido con Pedro y su esposa; y ahora, nuevamente volví a sentir un afecto y una atracción sexual por ambos miembros de la pareja que me fue muy difícil dominar.
En esta ocasión la suerte estaba de mi lado, ya que esta pareja era de hermanos y ninguno de ellos parecía tener algún compromiso que me impidiera entablar algo más que una amistad con cualquiera de ellos... o tal vez con ambos!
Ahora la pregunta del millón de dólares:
Gordo o gorda?
Debía decidirme por uno de ellos?
En realidad ambos se veían apetecibles y los cosquilleos en las zonas pudendas que me causaron los dos hermanos fueron de una intensidad semejante.
Ver esos rostros regordetes, con constante sonrisa la de ella y con una mirada de desconfianza la de él, me enternecieron en forma instantánea.
Apenas Martín me reconoció, me dio la mano en forma muy fría: como si tuviera la premonición de que yo pudiera ser un peligro para la "pareja"; como si estuviera seguro que sería el causante de algún tipo de separación entre ellos. Eso podría interpretarse como que me veía cual ladrón que quería separar a su hermana de él; como si ya desde el comienzo intuía que iría a sufrir una alteración en su rutina de convivencia en el futuro.
El apretón de manos me causó el shock esperado, pero me hubiera gustado mucho más que nos hubiéramos abrazado como lo hacen los compañeros que se reencuentran después de tanto tiempo. Yo amagué una invitación a hacerlo, pero él interpuso en forma inmediata su brazo extendido para que yo se lo estrechase.
Su hermana se dio cuenta.
- No reconoces a tu compañero de clases?- preguntó sorprendida.
No hubo respuestas. Es muy probable que la respuesta hubiera sido: "Sí lo reconozco, pero no me gusta que se inmiscuya en nuestras vidas."
Comenzamos una conversación, pero todas las intervenciones de él fueron monosílabos. Ya conocía esa disposición: le molestaba conversar conmigo por lo que cambié de tema, pidiéndole a Gabriel que le explicara el motivo de nuestra visita.
A Martín le cambió el rostro cuando le explicó que había una veintena de ex compañeros de estudio esperando por nosotros en su departamento. Creo que hasta lo vi emocionarse un par de veces.
Por favor... he estado varios días intentando dar con tu paradero, y finalmente lo he conseguido. Nos gustaría muchísimo que nos acompañaras.
Bueno- fue su única contestación.
Tu hermana también está invitada- agregó Gabriel.
Ella? Por qué?- preguntó dirigiendo su vista hacia mí.
Sí!- contestó Mónica. -Pero sólo iré con una condición: que permitan que nos acompañe Matilde, nuestra vecina. Ayudará a que me sienta un poco más cómoda, ya que no conozco a ninguno de ustedes.
El rostro de Martín comenzó a sonreír. Bueno, por lo menos no quedaba en evidencia que ella nos acompañaría por mí.
No tengo ninguna objeción que hacer- contesté de inmediato.
Yo tampoco- agregó Gabriel.
Bueno, si es así, la llamaré para que no se demore, mientras preparo mis pertenencias- dijo y se perdió en su dormitorio.
Miré a Martín que seguía sonriendo sin dejar de mirarme con un aire de desconfianza.
Por qué no vas a preparar también tus cosas?- le preguntó Gabriel.- Oye, tienes alguna carpa? Porque no creo que haya para todos, sino tendrás que compartir la de alguien más.
Sí, tengo una. Me gusta dormir sólo.
Mierda! Eso será porque no conoces a alguien como yo. Estoy seguro que te haría sentir muy cómodo.
Bueno, tampoco la pavada. No seas egoísta...- apuró a decir Gabriel. -Si faltan carpas tendrás que compartir con uno más. Otros deberán compartir con dos, pero me parece que en la tuya no cabrían tres personas.
Vete a cagar- le dijo en tono serio.
Oye, Martín... no te das cuenta que te está gastando una broma?- gritó Mónica desde su dormitorio.- Qué hermano más amargado que tengo, por Dios... todo se lo toma a pecho!
Pasamos al dormitorio de Martín, mientras él sacaba un bolso inmenso de uno de los placards y comenzaba a llenarlo de indumentaria. Mientras Gabriel mantenía una conversación con él que comenzó con un "cuéntanos algo de ti...", yo me concentré en esa habitación.
La cama era de dos plazas y estaba desarreglada. Había ropa tirada por doquier, sobre todo ropa interior y medias. Me concentré en unos calzoncillos gigantes. Usaba boxers, y los tres que vi eran de distintos tonos de amarillo. Presté atención a la ropa que llevaba puesta. Tenía una t shirt de color oro, pantalones jeans y calzados deportivos blancos.
Ahora presté atención a la conversación que ellos mantenían.
... y desde que fallecieron nuestros padres nos mudamos aquí.
O sea que te has tornado el guardián de tu hermana?- preguntó Gabriel.
-No creo que eso sea necesario. Ella sabe cuidarse muy bien, pero si necesita ayuda, sabe que puede contar conmigo- respondió desviando la vista hacia mi persona.
Eso lo habría dicho por mí?
Si fuera de ese modo, intentaré que ella nunca llegue a necesitar ayuda. Trataré de solucionar yo mismo, cualquier problema que pudiera surgir.
No sé por qué, pero Martín me comenzaba a resultar un poco antipático.
Bueno, eso me facilitó con la decisión que buscaba tomar: acababa de escoger que preferiría, por lo menos por el momento, la compañía de su hermana y no la de él.
Una vez que tuvo su bolso preparado, pasamos a la sala de estar para esperar a la vecina. Quince minutos después, sonó el timbre y Mónica misma fue la que abrió la puerta.
- El guapo es Zesna- dijo en forma instantánea, mientras yo miraba con la boca abierta a la persona que hacía su irrupción.
Dios mío!!!
No esperaba encontrarme con dos gordos ese día... pero con tres???
Matilde era aún más gorda que Mónica y apenas me vio, tuve la certeza de que la hermana de Martín ya le había estado hablando de mí cuando la llamó por teléfono unos momentos antes. Estoy más que seguro que aceptó la invitación de acompañarnos en la jornada, tan solo para conocerme.
Se abalanzó sobre mí para darme un beso.
- Hey! Cálmate que yo lo vi primero- dijo Mónica en tono jocoso.
Todos reímos.
Todos, menos Martín.
- Bueno... nos vamos?- dijo Gabriel.- Creo que tendremos un problema con el transporte... no cabemos todos en el auto de Zesna.
-
No te preocupes, yo voy en mi pick up- se apresuró en avisar el gordo.
Yo voy con Zesna!- dijo Mónica excitada.
De ninguna manera! Tú te vienes conmigo- aulló su hermano.
Epa! Me parece que este viaje no iba a resultar lo divertido y excitante que ya me estaba imaginando.
Gabriel me acompañó en mi automóvil hasta su departamento y el trío de gorditos nos seguía en la camioneta de cerca. Miraba hacia atrás a cada instante, lo que me ayudaba a mantener mi erección.
Qué te sucede, Zesna?- preguntó Gabriel de repente. -Has mirado por el espejo retrovisor por lo menos 150 veces desde que salimos, y apenas llevamos 5 cuadras de haberlo hecho.
Ay, amigo... te juro que nunca había sentido nada parecido- contesté sin poder ocultar mi excitación y le señalé con la cabeza mi entrepierna.
La mierda, Zesna... ahora entiendo... no sabía que te gustaban las gorditas... según parece ella te ha vuelto loco...
Me reservé la respuesta, pero la compartiré con todos ustedes: "No es ella, son los tres!!!"
Finalmente llegamos al edificio de Gabriel, y ahora estoy aquí rememorando lo ocurrido.
Una vez que salí del cuarto de baño, noté que todos los presentes estaban pendientes de mí. Si mi intención hubiera sido la de pasar desapercibido, creo que había logrado completamente lo contrario.
- Hola... perdón pero tuve una emergencia...- dije en forma tímida.
Todos rieron y nos saludamos con abrazos
Estuvimos rememorando experiencias vividas, anécdotas graciosas, recordamos profesores que nos han marcado y alguien nombró al gordo profesor de inglés.
Juro que no fui yo!
Gabriel, tu próxima misión será reunir a todos los profesores que hemos tenido. Si tú o algunos de tus colaboradores es capturado o muerto, nuestro gobierno negará tener conocimiento de tus actividades. Esta cinta se autodestruirá en cinco segundos- dije y tanto él como yo, soltamos sendas carcajadas. Algunos acompañaron la humorada y los menos no entendieron de qué se trataba el chiste.
Está todo muy gracioso, pero qué les parece si almorzamos y nos vamos yendo...- dijo uno de los presentes.
No, aún debemos esperar a mi hermana que ya debe estar por llegar con su novio. Ellos nos acompañarán si no tienen ninguna objeción- Dijo Gabriel.
Nadie estuvo en desacuerdo, por lo que seguimos conversando mientras llegaba la pareja.
Gabriel había previsto sandwiches y pizzas, y entre todos ayudamos a poner la mesa y comenzamos a comer.
Diez minutos transcurrieron hasta que arribó la hermana de Gabriel con su pareja.
Si mis sorpresas anteriores fueron impactantes, nada se pudo comparar con la vivida en ese momento.
COTY!!! JUNIOR!!!- fue lo único que pude decir.
Se conocen?- fue lo que atinó a preguntar Gabriel.
Sí, claro. Coty es la novia de...- dije y me detuve. La cara de Junior demostraba que estaba muy enfadado.
Esto no puede ser!!!
No quería que la actitud del que hasta hace poco había sido mi hermano del alma perjudicara la paz que se necesitaba para esta excursión. Tampoco quería que por mi culpa él dejara de ir, y por supuesto que yo no me iba a perder este viaje por nada del mundo. Así que... a ver qué otra sorpresa me tenía deparada el destino en esta oportunidad.
Mientras Coty fue a su habitación (caramba... no sabía que su apellido era Pereira), intenté dialogar con Junior.
Aún te dura el enojo conmigo?
Perdón?- preguntó como si me estuviera ignorando completamente.
Déjate de joder, Junior. Si te enfadaste conmigo por lo que le dije a tu padre, ya te pedí disculpas. Qué quieres, que me arrodille para que me perdones?- dije y me hinqué delante de él.
Qué haces, pelotudo??? Nos están mirando...
Giré la cabeza lentamente para comprobar que varios de nuestros ex compañeros sonreían mientras efectivamente no se perdían un momento de nuestra conversación.
Es que se enojó conmigo por una pelotudez, y le estoy pidiendo perdón- expliqué hablándoles a todos los que nos miraban, y logré que cambiaran su vista hacia el rostro de Junior que comenzaba a ponerse colorado.
Piensas que te voy a perdonar cuando lo único que haces es ponerme en ridículo?- dijo el muchacho con un susurro, pero su tono no pareció de irritación. Eso era una buena señal. Si hasta comenzaba a sonreír.
Ahora también bajé la voz, y le dije en tono que sólo él podía escuchar:
Por favor, Junior... hagamos una tregua. Sí? Vayamos al paseo y el lunes nos reunimos y conversamos solamente entre tú y yo acerca de lo que ocurrió... estás de acuerdo?- dije y sin darle respiro alguno, agregué -hermano, te extrañé mucho esta semana.
Yo también te extrañé- dijo y sinceramente me sorprendió, pero no quise detenerme en eso y continué con mi cometido.
Sí lo sé... sé que ya no puedes vivir sin mí.
Nuevamente se puso serio, pero yo estallé en carcajadas que él demoró pero finalmente acompañó. Inmediatamente me abalancé sobre él para darle un abrazo, que no rechazó en esta oportunidad.
Si sabes que te quiero, Junior... y mucho!- dije con una emoción imposible de poder ocultar.
Lo sé!- dijo.- Pero después hablaremos...
Estaba convencido de que la solicitud la iba a tomar como una promesa. El lunes sin falta platicaríamos sobre lo acontecido para que me evacuara la duda de qué le había sucedido que lo había llevado a actuar de esa manera por demás extraña.
Una hora después.
Iba conduciendo mi vehículo con Gabriel sentado a mi derecha y Junior con Coty en los asientos traseros.
Por más que todo aparentaba estar bien, el clima estaba un poco tenso, por lo que decidí no seguir bromeando con el muchacho por el resto del viaje.
Llegamos al campamento y la cantidad de carpas que había disponibles parecían haber sido llevadas con una precisión exacta. Cada carpa albergaría a tres personas, con excepción hecha para los gordos, que sólo podrían ser acompañados por una persona más.
Hice lo posible para poder pasar la noche con Mónica, pero todo quedó en broma, ya que su hermano lo dejó muy claro desde el primer momento.
Parecía un policía!!!
Finalmente, las disposiciones quedaron resueltas. Veamos.
Mónica ocuparía la carpa con su vecina. No pude evitar al menos mirar a ambas metidas dentro, con la excusa de saber si estarían cómodas. La contestación de Mónica comenzó a darme vuelta por la cabeza durante las siguientes horas: "No estaré lo cómoda que estaría contigo, pero me puedo conformar."
La mirada de Matilde supuso ser fulminante.
Jajajajaja! Hasta tuve el deseo de que con ese comentario lograra que su vecina se enojara y me dejara el camino libre.
Pero lamentablemente para mí, eso no ocurrió!
Sin embargo, el mal humor de Matilde se mantuvo durante largo rato.
Junior pasaría la noche con Coty. Ni siquiera Gabriel, su hermano hizo algún comentario al respecto. Me quedó claro que él sabía que su hermana y mi amigo se pasaban cogiendo todo el tiempo que les fuera posible, y no se lo iba a impedir tampoco en esa ocasión.
Martín dormiría con Ángel, uno de los más divertidos del grupo, y yo compartiría la carpa con Gabriel y Gustavo, el tipo más bueno del mundo.
Los demás se acomodaron de a tres, sin ningún tipo de inconvenientes, seleccionados según los grados de simpatía que había entre ellos.
Fue una pena, porque yo me quedé sin la gordita ni el gordito.
De todos modos, aún faltaban algunas horas para ir a dormir. Terminamos de armar las carpas alrededor de las 7 de la tarde y decidimos jugar al truco mientras algunos colocaban la parrilla y encendían el fuego para preparar la cena.
Me sorprendió la actitud de Junior que dijo que sólo jugaría si yo fuera su compañero. Realmente quedé perplejo, porque no me esperaba que me eligiera como su pareja después de lo que había sucedido en la semana.
Jugamos un par de partidas y resultamos vencedores. Entonces Gabriel hizo pareja con Martín, y a pesar de que el encuentro estuvo más parejo, volvimos a ganar.
A medida que iban desfilando algunas otras parejas, Junior continuaba festejando cada partida que resultábamos vencedores, dándole besos y mimos a su novia.
Oh, Dios... creo que ya me imaginaba cómo iba a terminar esto.
Luego de nuestro sexto partido invicto, alguien reclamó la cena.
Cenamos como a las 9 de la noche y nos dimos cuenta que hacía un frío impresionante. Como sobremesa comenzamos a recordar anécdotas. Junior se excusó y se fue a su carpa tomado de la mano con su novia. Todos lo siguieron con la mirada hasta que le pasó el cierre por el lado interno.
El comentario de todos fue unánime: "Miren al gordito éste!!! Y le permites a tu hermana que haga lo que quiera?"
Qué tiene?- contestó Gabriel. - Junior es un buen muchacho, de buena familia y mi hermana lo quiere. Yo no tengo ningún derecho a prohibirle nada que ella desee hacer.
Ves, Martín... deberías aprender de Gabriel- dije señalando con la cabeza a Mónica.
La cara de seriedad de Martín, fue más que elocuente. No insistí con mis bromas. Aunque ésta no lo había sido en absoluto.
Seguimos recordando anécdotas hasta que de pronto comenzó a llover.
Frío y lluvia... cómo odio eso cuando estoy fuera de mi casa!!!
- Bueno, amigos... creo que lo más sensato es que vayamos a dormir, y rogar para que mañana haga un día hermoso y así poder disfrutar; sino me temo que tendremos que retornar antes de lo previsto- dijo Gabriel con buen tino.
Todos asentimos y nos dirigimos cada uno a nuestra carpa. Yo me detuve en la puerta de la que iba a ser mi madriguera por esa noche y, sin importar la fina lluvia que caía sobre mi cuerpo y sin preocuparme de guarecerme del intenso frío que hacía en ese lugar en ese preciso momento, seguí con la vista a Martín hasta que se introdujo en la carpa donde iba a pernoctar, seguido de Ángel.
No suelo hacer esto, pero en ese instante envidié a ese inocente muchacho. Cómo me hubiera gustado estar en su lugar. Sentir los ronquidos del gordo... sentir su aliento cerca de...
- La puta madre que te parió, gordo asqueroso- gritó Ángel de repente.
Quedé petrificado!
Así te vas a quedar sin amigos!- continuó gritando y vi cuando salió corriendo de la carpa.- La concha de tu hermana!- Gritó y se calmó un poco apenas dio tres pasos y se percató que yo estaba mirando en su dirección.
Qué sucedió, Ángel. A qué vienen esos gritos?- pregunté.
A esta altura, varios de mis compañeros estaban observando desde el interior de sus respectivas carpas para averiguar el motivo de tanto griterío.
- Es que se ha tirado un pedo, el muy asqueroso!- dijo poniendo cara de asco.- Y lo ha hecho adrede.
Dirigí mi mirada nuevamente hacia la carpa que ocultaba la humanidad de Martín.
- Mierda! Dónde voy a dormir ahora???- preguntó enfadado el inocente muchacho.
Sonreí.
Toma mi lugar- dije sin pensarlo dos veces.- Yo dormiré con Martín.
Estás seguro???- preguntó sin poder creerlo, pero lo hizo dando un paso hacia delante como para que no me fuera a arrepentir de la invitación que le acababa de hacer.
Sí, totalmente!- contesté y no pude evitar esbozar una sonrisa.
Me dirigí sigilosamente hacia el frente de la carpa de Martín, y una vez que llegué a la entrada, me persigné y acto seguido me encaminé hacia el interior, en donde bajé el cierre para mantenerlo aislado del frío.
- Hola!- dije apenas estuve dentro.
Martín, que estaba dándome la espalda, giró para confirmar que era yo.
Qué estás haciendo aquí?- preguntó.
Ponte contento, soy tu nueva compañía- dije sonriendo.
Ni lo pienses!- contestó; volvió a darme la espalda y se echó un largo pedo sonoro.
Lejos de molestarme, fui hacia él y me acomodé a su lado.
Qué?- dijo sin voltearse. -No te vas a ir?- y volvió a hacer sonar otra ventosidad.
O sea que ésa es tu arma para quedarte sólo? Lamento informarte que no te dará resultado conmigo. No quieres contarme qué es lo que te sucede con la gente?- pregunté y esperé una contestación que no llegó. -Siempre estás molestando a todo el mundo? No te parece que estás exagerando tu personaje?
Tampoco hubo respuesta. Pero de pronto estornudó.
Me estoy cagando de frío, y veo que tú también... así que córrete un poco y déjame algo más de tu frazada que no he traído una conmigo- continué.
A mí qué mierda me importa?- dijo.
Bueno, por lo menos logré que me contestara.
Mira, la culpa es toda tuya... si tú no te hubieras entrometido, tu hermana y yo estaríamos en la misma carpa, y te aseguro que no precisamente pasando frío- dije y sonreí.
Pues si tienes frío, por qué no me chupas la pija que seguramente el contacto con mi entrepierna te dará calor?
Quedé totalmente anonadado.
Un momento!
Eso que dijo no fue en serio... tan sólo fue una ironía.
No debo tomar todo al pie de la letra... por más que en esta oportunidad, no tendría problemas en complacerlo.
Así que quieres jugar?
Pues decidí que me tenía que aprovechar de su espontánea broma.
Me abalancé lentamente sobre él, y lo abracé por detrás.
Qué mierda estás haciendo???- preguntó levantando la voz.
No pretenderás que te chupe la pija sin antes hacer el juego previo, verdad? Tal vez unos mimitos... unos besitos- dije sin dejar de sonreír, pero sin apartar mis brazos de su entorno.
No me jodas, Zesna!- dijo y se echó otra flatulencia.
No me alejarás con tus pedos... lejos de espantarme, me gustan. Anda, déjame abrazarte. Nos daremos calor mutuamente.
Acomodé mis brazos más alrededor suyo; y ante mi sorpresa, no me rechazó como esperé que lo hiciera.
Improvisando una posición de cucharita, que tanto me gustaba, quedamos así por largo rato. Lentamente fui aflojando mi propia tensión, pero sin retirar mis brazos de alrededor de su tremenda humanidad. Apoyé mi cabeza en su espalda, y estuve en esa posición durante largo rato hasta que finalmente me dormí.
No sé qué hora era cuando me desperté.
Martín estaba durmiendo, pero ahora estaba de frente a mí, y su brazo derecho me rodeaba la cintura y su izquierdo, el cuello.
Oh, sorpresa! Otra más! Y van...
Fuera de la frazada seguía haciendo un frío polar. Mi nariz estaba consciente de ello. Me apreté más hacia él, y sentí que él hacía lo mismo conmigo.
Sentí su aliento caliente que me rebotaba en la boca y me vino un impulso irrefrenable de juntar mis labios con los suyos.
Él estaba roncando, así que me animé. Acerqué mi boca hasta que nuestros labios se rozaron, y los apoyé sobre los suyos. Los abrí levemente, tanteé allí con mi lengua e instintivamente separó sus labios. Junté coraje y lo besé. Comprobé que seguía durmiendo y roncando... y así, inundado en su caliente aliento, me volví a dormir.
Cuando me volví a despertar, estaba sólo dentro de la carpa.
Miré mi reloj pulsera.
6:45 am
- Dónde estará Martín? Habrá ido a mear?- me pregunté.
Esperé media hora, y mi compañero de "dormitorio" no volvía.
Decidí ir en su búsqueda.
Me puse un abrigo y salí al exterior.
Estaba amaneciendo y el cielo estaba despejado.
Buena señal! No llovería y no tendríamos que volvernos antes de tiempo.
Busqué a Martín en los alrededores y no lo encontré. Fui a mirar dentro de su camioneta, por si hubiera decidido irse a dormir allí dentro, y tampoco estaba en ese lugar.
Decidí ir en su búsqueda. Tomé hacia el norte. Apenas di unos pasos escuché un estornudo. Venía del lado contrario al que iba a tomar. Fui hacia allí.
Martín estaba sentado sobre una roca que daba al río.
Fui caminando hacia él. Mis pisadas me denunciaron, aunque no era mi intención ocultarme.
-Te encuentras bien?- pregunté como para entrar en conversación. Desconocía si había sucedido algo.
Tal vez sí hubiera sentido el beso que le había dado en la boca, y yo no me había enterado de ello.
Aléjate de mi hermana, Zesna- dijo sin preámbulos y sin desviar su vista del río.
Qué?- pregunté sin entender. -Qué es lo que te sucede?
No entiendes. Ella te hará mucho daño- dijo sin demostrar sentimiento alguno.
Qué?-
Mi asombro era inaudito.
Ella no es como tú piensas- dijo ahora mirándome al rostro.
No entiendo. Qué quieres decir?
Que ella no es la persona con la cual tú desearías para pasar el resto de tu vida juntos- dijo en tono muy serio.
Ayúdame a entender- dije sin ocultar mi asombro.
Te hará mucho daño, Zesna- insistió.
Un momento, qué estaba ocurriendo aquí?
Ayer no me querías y ahora te preocupo? Qué es lo que sucedió?
Nunca dije que no te quería. Sólo quería alejarte de nosotros- intentó explicar.
Sigo sin entender- dije en forma honesta.
Ni siquiera mis pedos han hecho que te alejaras de mí- dijo y no atisbé ni siquiera una sonrisa que me indicara que ese comentario había sido una broma. No lo era. Martín estaba hablándome muy en serio. -Eso es mala señal, Zesna.
Pero, por qué?- pregunté antes de volverme loco.
Tú nos quieres en serio, verdad?- preguntó.
Mi asombro iba en aumento.
Claro que sí. Siempre te tuve aprecio, Martín. Y ahora...- me interrumpí.
Ahora que?- preguntó.
Casi se me escapa que ahora que era gordo, mucho más.
- Ahora que sé que tienes una hermana tan bonita, el afecto que te tengo es mucho mayor- improvisé.
No contestó, pero su mirada denotaba que no terminaba de entender.
- Aléjate de nosotros, Zesna... no encontrarás felicidad al lado de mi hermana.
Otra vez!!!
Pero qué carajo me quería decir?
Quería continuar hablando con Martín, pero vi a lo lejos que Gabriel salía de su carpa.
Ya se están despertando. Te quedas o vienes a desayunar conmigo?- pregunté para tentarlo con la comida a no quedarse solo.
Vamos, te acompaño- dijo resignado.
Noté sin embargo, como ya me había percatado, que su disposición conmigo no era lo antipática que había sido antes de la noche anterior.
Habrá tenido algo que ver el beso que le di en los labios?
Se habrá dado cuenta de eso en realidad?
No me comentó absolutamente nada de ello, pero definitivamente no quería quedarme con esa duda en forma eterna.
Hola...- dijo Gabriel apenas nos vio acercarnos.- Ustedes tampoco pudieron dormir por el frío, verdad?
Frío?- dije poniendo cara de "de qué está hablando este tipo?"
Pero cómo? No les molestó el frío de anoche?- preguntó realmente sorprendido.
Jajajaja!!! Por supuesto que no. Martín es una estufa!"- contesté y pude ver que al gordito se le subían los colores.
Rubor?
Entonces quiere decir que inevitablemente se dio cuenta de mi beso en sus labios?
Nosotros tres no pudimos dormir- dijo Gabriel.
Bueno... menos mal que cambié el lugar con Ángel- dije regodeándome con mi propia respuesta- no me hubiera perdonado haberme muerto de frío entre ustedes.
-No te molestaron los pedos de Martín?- preguntó y ambos dirigimos la mirada hacia él, que se moría de vergüenza.
-Claro que no!- dije intentando crear complicidad con mi futuro cuñado- Se ve que lo de los pedos fue sólo con Ángel. La verdad es que no tuve ningún problema para conciliar el sueño. Dentro de la frazada estaba muy agradable. Por eso dije que Martín era una estufa.
Miré al gordito y le hice un guiño. Él sólo sonrió.
CONTINUARÁ.
Si te gustó este relato, no dejes de leer del mismo autor: "Gordo con Pasaporte". ( http://www.todorelatos.com/relato/36904/ )