Hermano de un capullo. Capítulo III
Continúa mi fin de semana con mi hermano...
Recogí la cocina y comí un poco de los espaguettis que les habían sobrado a mi hermano y a Juan. No quería entretenerme preparándome algo por si a mi hermano se le ocurría putearme de alguna manera, ya había visto de lo que era capaz y era muy consciente de lo que me esperaba.
Cuando lo hube recogido todo, subí a mi habitación a intentar estudiar, aunque no dejaba de darle vueltas a la cabeza. En menos de un día le había comido dos veces la polla a mi hermano y me había tragado dos corridas de su amigo, y no sabía cuándo acabaría esto.
Estaba pensando en todo lo que estaba pasando cuando de repente vibró mi móvil. "Baja, YA!". Evidentemente era mi hermano.
Bajé rápido las escaleras para no darle más motivos para fastidiarme. Cuando entré al salón ni me miraron, siguieron jugando al FIFA en la play, iba ganando mi hermano.
- Edu anda, sé buena putita y tráenos un par de cervezas- Dijo Álvaro.
Fui a la cocina, preparé una bandeja con un las cervezas, dos jarras heladas y algo para picar, a ver si así se entretenían y me dejaban en paz.
Hostia tío, mira qué rápido aprende el enano! - Dijo Juan cachondeándose cuando me vio aparecer. - Vamos a pasarlo mejor de lo que pensaba - Añadió, y se colocó el rabo guiñándome un ojo. (Puto gilipollas), pensé.
Venga Edu, y ahora puedes hacer ese trabajito que estás perfeccionando, siéntate en el sofá entre los dos y ponte a magrearnos un poco las pollas, que luego te vamos dando instrucciones- Dijo mi hermano empujándome para que me sentara.
Abrieron sus cervezas mientras yo les tocaba por encima del pantalón a ambos, aunque ya tenían los dos la polla dura. Parece que putearme les ponía más que cualquier peli porno, qué suerte tenía (nótese la ironía).
Dios Álvaro, tengo la polla otra vez babeando, y sólo hace dos horas que me he corrido dos veces en la boca de tu puta. Dijo Juan riéndose.
Siempre has sido muy cerdo Juan- Le dijo mi hermano mientras se chocaban los puños. - Venga enano, sácamela y empieza a lamer despacito mientras le pego una paliza a éste.
Joder tío, que nos la chupe a los dos, no? Dijo Juan, sacándose la polla mientras yo se la saca a mi hermano y me amorraba a su rabo.
Hoy estoy permisivo, hagamos una cosa, me la va a chupar a mí mientras jugamos, y si me ganas, te la chupará a ti- Le dijo Álvaro a Juan mientras gemía y me empujaba la cabeza contra su polla. - Pero Edu, no quiero correrme, así que céntrate en mi glande despacito, ok? Como si fuera un calipo.
Qué cabrón eres Álvaro, verás que paliza te pego y me dejarás follarme a tu hermano- Dijo Juan, viendo cómo se me ponían los ojos como platos.
Quién ha hablado aquí de follar? A mi putita la estrenaré yo cuando me dé la gana, y ya veremos si te dejo a ti alguna vez hacerlo- Le dijo a Juan. -Y tú Edu, suelta un poco más de babas en mi rabo anda, que me gusta lubricada.
Me decía esto mi hermano y de repente Juan le metió un gol.
Goooooooolllllllll, 1 a 0! Ve preparando tu boquita Edu, que vas a estar lamiendo hasta esta noche.- Y me empujó la cabeza para que me metiera la polla de mi hermano en la boca.
Joder cabrón, eso no vale, que estaba mirando cómo me la lame. Ahora verás lo que es bueno!
Yo seguí lamiendo. Mi hermano me miraba de vez en cuando, pero estaba centrado en el juego. Yo tenía la polla de Juan en la mano, pero la pajeaba poco, la verdad. Me parece que él tampoco quería que le pajeara porque esperaba que viniera algo mejor.
- Adelanta Cristiano, regatea a la defensa, tira y... GOOOOOOOLLLLLLLLLLLL.- El cerdo de mi hermano empujó con la cadera sujetando mi cabeza, y casi me atraganta. -Perdona hermanito, que me he emocionado y casi me corro, uffff, eres una mamona de primera eh?- Y me acarició la cara.
A los cinco minutos acabó el partido, empate 1 a 1.
Álvaro tío, hemos empatado, dejarás que me la chupe no?- El tono de Juan era de súplica, se notaba que estaba muy excitado y que entre sus planes no estaba salir de mi casa sin correrse otra vez.
Enano, como hemos empatado, vas a bajarte del sofá, toma tu cojín, ponte de rodillas, junta nuestras pollas y ponte a babearlas a tope. Vas a comértelas a la vez.- A Juan se le iluminó la cara.
Gracias tío, eres el mejor. Venga Edu, ya has oído a tu hermano, dónde están esas babitaaasss...- Qué asco me daba ese tío.
Hice lo que me dijeron, me puse de rodillas y junté ambas pollas, con la colaboración de sus dueños. Así podía verlas mejor. La polla de mi hermano era más grande, con un capullo muy marcado, sin pellejo (nos operaron a los dos de pequeños), y rojo como un tomate, por todo el rato que llebaba lamiéndolo. El de Juan tampoco era pequeña, aunque el capullo se marcaba menos. Además él no estaba operado, por lo que podía subir y bajar su piel. La suya babeaba una barbaridad, tanto que al juntarlas mojaba ambas pollas, aunque parecía que eran mis babas.
Empecé a lamer los dos glandes, mientras ellos me miraban y gemían. A veces se miraban entre ellos sin ápice de vergüenza. Creo que no se planteaban que estuviera mal obligarme a hacer aquello, al menos a mi hermano.
Edu tío, déjate ya de rollos y métetelas en la boca joder, que llevo esperando mucho rato.- Dijo Juan, ansioso porque pronto tendría que irse a casa.
Venga sí pequeñín, abre la boca y métetelas, pero la lengua la metes entre las dos pollas para darnos más gusto.- Y dicho esto se tumbó con las manos en la cabeza con cara de satisfacción.
Uoooohhhhh tío que gusto da esto!- Decía Juan mientras le daba un sorbo a la cerveza.- Estaría así todo el día, cómo la chupa!
Ya tío, tengo al mejor hermano del mundo. Contestó Álvaro.
Tú crees que mi hermano la chupará así? Me encantaría tener esto en casa. Ahh, ahh, no pares ahora eh? - Dijo Juan, y empezó a mover la cadera frotando su polla contra la de mi hermano.
Cabrón, que tu hermano tiene 15 años, no seas degenerado! Vamos a darle lefa a esta puta, no?
Buah, venga, pajeanos y succiona como si no hubiera un mañana, y cuando empecemos a corrernos no te pares o te meto la polla por el culo.- Dijo Juan, que ya estaba rojo como un tomate.
Seguí lamiendo y pajeando las dos pollas a la vez. Me dolía la mandíbula una barbaridad. Ambos me agarraron de la cabeza y marcaron el ritmo mientras me miraban atentamente. De repente una de las pollas empezó a soltar trallazos de lefa.
- Dios Álvaro, me estoy corriendo, ahhhhhh venga sigue sigue, lo notas? Notas mi leche calentita? Uooohhhhhhhhh!!!! Joder, esta puta es una maravilla!!!
Yo no dejaba de lamer.
- Ostras cabrón qué mariconada, tu leche está muy caliente, mira la mía. Ufffff, Edu tío traga todo lo que salga eh? Venga que va, que va, DIIIIOOOOOOSSSSSSS.
Y empezó a lefar. Parecía que no se había corrido en años. Cualquiera diría que hacía 2 horas y algo me había tragado otra corrida suya.
Joder Álvaro, hasta recién corrido me da gustito! Edu, límpiamela bien que me tengo que ir pitando, pero esto no acaba aquí eh? que vamos a ser buenos amigos desde ahora.
Déjale en paz Juan, que bastante ha hecho hoy y mira cómo está. Tiene hasta lágrimas en los ojos.
Era cierto, del esfuerzo estaba casi llorando. Les limpié las pollas lo mejor que pude y me quedé de rodillas, mirándoles.
Juan se levantó, me pegó una pequeña torta y me dijo: - Hasta mañana zorrita, pensaré esta noche lo que me apetece hacerte.
- Juan, mañana no puedes venir, tengo planes.
Y sonreí al ver la cara de cabreo del gilipollas ese mientras salía de mi casa.
CONTINUARÁ...