Hermano de un capullo. Capítulo II

Continúa la historia con el capullo de mi hermano.

Durante el resto del día no volvimos a cruzarnos mi hermano y yo. Pensaba que habría sido el momento de cabreo y que ahí se acabaría todo. Esa noche no pude dejar de pensar en lo que había pasado. Había lamido un rabo, sí, y siempre había querido hacerlo, pero era el de mi hermano. Ni siquiera me había dado cuenta en todo el día de lo cachondo que estaba, pero en ese momento, metido ya en la cama y después de un día desconcertante, tenía el rabo como una barra de acero.

Empecé frotarme el rabo por encima del pantalón, notando lo duro que lo tenía. Me encantaba tocarme sólo con dos dedos el capullo, acariciando mi glande como si fuera la lengua de alguien. Me eché saliva en la mano y empecé a pajearme con dos dedos, despacito, como a mí me gusta. Cerré los ojos y empecé a recordar mi experiencia de ese día, mirando a mi hermano desde abajo, con su rabo encima de mi lengua y cómo me miraba, con una mezcla de desprecio y deseo y muy cachondo. Se me quedaron grabados sus ojos azules y sus abdominales marcados. Está muy bueno, aunque nunca se lo reconoceré, bastante subido se lo tiene.

Seguí con mi paja y tardé 2 minutos en correrme, echando una barbaridad de leche, lo propio en situaciones que te ponen muy cachondo. Conseguí que casi todo cayera en mi mano, aunque no pude evitar mancharme el boxer. Daba igual, al día siguiente lo echaría a lavar. Me lavé las manos y volví a la cama a dormir.

...

  • ¡Despierta pequeñín!- Era Álvaro, aunque pensaba que estaba soñando. - ¡ Que te despiertes te he dicho! - Decía mientras empezaba a pegarme tortazos.

  • ¿Qué cojones haces Álvaro? - Dije abriendo los ojos.

  • Cuidadito con cómo me llamas, enano, que sabes que te tengo cogido por los huevos.

  • ¿Todavía sigues con eso? ¿No tuviste bastante con lo de ayer?, déjame ya en paz tío.- Dije con el tono todo lo borde que pude, aunque sonó más como un ruego.

  • ¿En serio pensabas que iba a perder a una putita como tú tan rápido? Tú flipas - Lo decía en serio, no iba a dejarlo correr.

  • Bueno, que no he venido aquí a hablar contigo, en cinco minutos baja sin que te vean papá ni mamá y te metes debajo de la mesa mientras desayuno, que me apetece una buena mamada, pero esta vez dentro de esa boquita que tienes. No sólo la vas a usar para insultar, ¿no? - y me metió un dedo en la boca.

  • Álvaro, estás enfermo si piensas que voy a hacer eso con papá y mamá en casa.

  • Pues si no lo haces, atente a las consecuencias - Y salió de la habitación.

Ni de coña pensaba hacer lo que me había dicho, tenía que ir de farol. Ni él se arriesgaría a que nuestros padres nos pillaran haciendo eso. En cualquier caso, yo me levanté, me di una ducha rápida y bajé haciendo todo el ruido que pude. Mi madre estaba en el salón y mi hermano en la cocina desayunando, por lo que fui hacia la cocina y cuando vi la cara de triunfo de mi hermano, giré hacia el salón a saludar a mi madre.

  • Hola mamá, buenos días.

  • Buenos días Edu, ¿cómo has dormido? - dijo mientras me daba un beso.

  • Muy bien, y tú?, ¿Dónde está papá?

  • Se ha tenido que ir de viaje, yo voy con él, pero salgo esta tarde. Tenía una reunión que no podía aplazar.

Parecía que iba a pasar el fin de semana sólo con mi hermano, aunque supongo que podría soportarlo. No obstante, tenía un pequeño nudo en el estómago.

Fui a la cocina, me preparé el desayuno y me senté a la mesa con mi hermano, que ya había terminado.

  • Pequeñín, parece que vamos a pasar un fin de semana solitos. Te vas a cagar. Recoge esto y esta tarde te veo - Dijo levantándose y lanzándome un beso.

No sabía lo que me tenía preparado, seguro que alguna putada, pero no estaba dispuesto a seguir con su juego. Si le dejaba amenzarme así esto podría durar eternamente.

Me fui a clase hasta las 15:00, y volví a casa pensando en qué me iba a preparar de comida. Mi madre ya se habría ido y mi hermano estaría entrenando a fútbol.

Entré en casa y vi que Álvaro estaba sentado en la cocina comiendo espaguetis.

  • Hombre, pequeñín, siéntate que te he preparado la comida - Vi que en la mesa había dos platos, así que fui a sentarme delante del segundo plato, justo enfrente de mi hermano.

  • Jajajaj, ¿Dónde crees que vas?, tu comida la tengo preparada, pero no es esa. He dejado un cojín a mis pies, arrodíllate y métete mi polla en la boca, que ya está dura, ¿o prefieres que toda la facultad sepa lo que te gustan los rabos?.

El muy cabrón iba en serio, estaba ya acariciándose la polla. Sin pensarlo mucho, me metí debajo de la mesa, poniéndome de rodillas sobre el cojín que había dejado. Me estaba señalando hasta dónde quería que me metiera su polla.

  • Bueno enano, a ver, vas a abrir la boca y a rodear mi glande con los labios, succionando un poquito. Poco a poco vas a ir  metiéndotela y sacándotela frotando con la lengua. Venga empieza a chupar mientras me como mis espaguettis, sin prisa.

Su polla estaba durísima. Empecé a chuparla como me decía.

  • No te la metas tanto, ya habrá tiempo para eso, y ve más despacio que sino te voy a dar la leche demasiado rápido.

De repente oí la cisterna. Fui a sacarme la polla de la boca pero Álvaro me sujetó la cabeza, empujándola contra su polla.

  • ¿Dónde vas? por nada del mundo vas a sacarte mi cipote de la boca. Venga, sigue a lo tuyo que nadie te ha dicho que pares. Así, venga, que tienes la boca muy calentita.

Noté que alguien entraba a la cocina. Mi hermano estaba loco, ¿Qué pretendía? Sería mi madre que al final no se había ido.

  • Tío que no me aguantaba. ¿Con quién hablabas? - Era Juan, el amigo de mi hermano y que más ganas tenía de joderme la vida de todos los que conocía.

  • Con nadie, con mi hermano, que ha llegado de la facultad.

  • ¿El moñas? ¿Dónde está?

  • Comiendo - Y empezó a gemir empujando mi cabeza contra su polla.

  • ¿Tío que haces? - Decía Juan - Estás todo rojo.

  • Juan tío, eres muy corto. ¿Te acuerdas que te dije que tenía una sorpresa para tí? Pues me vas a deber una durante muuuucho tiempo. Venga enano, sácale la polla a Juan y cómesela. - Evidentemente, yo me quedé de piedra, amorrado a la polla de mi hermano y sin moverme, a ver si desaparecía

  • ¿Que tu hermo está debajo de la mesa? ¡No me lo creo! - Y levantó las faldillas de la mesa, viendo cómo me comía el rabo de mi hermano. - ¡Buah chaval! que tu hermano pequeño te está haciendo una mamada! ¿Cómo lo has conseguido?

  • Pues simplemente dándole lo que quería. Bufff la chupa mejor que cualquier tía, sólo tienes que decirle cómo te gusta. Venga Edu, que la polla de Juan no se va a chupar sola. Mi leche vendrá después.

Me saqué la polla de mi hermano de la boca. - Por favor Álvaro, no me hagas esto, haré lo que quieras, te lo suplico.

  • Ya te dije esta mañana qué era lo que quería, una mamada mientras desayunaba. Pero al señorito le ha parecido mal. Pues ahora vas a tener ración doble. Chúpasela a Juan ahora mismo.

Juan ya estaba sentado con cara de satisfacción y con la polla tiesa. Tenía una polla bastante normal, aunque era bonita. Juan es un tipo alto, de gimnasio, con unas piernas muy marcadas y sin un solo pelo en el cuerpo, nada más que en la cabeza.

Me acerqué a su polla y le faltó tiempo para metérmela hasta la garganta.

  • Venga Edu, toma tu biberón. - Y empezó un mete y saca rápido que casi me ahoga.

  • Tío, tampoco ahogues a mi hermano joder.

  • Venga coño, si no es nada, tiene que ir acostumbrando la garganta, ¿verdad putita? Tío, ¡Esto es una mina de oro! No voy a volver a pajearme en la vida teniendo la boca de la putita de tu hermano.

  • Oye Juan, una cosa hay que dejar clara, mi hermano es MI puta. Te la chupará dónde y cuándo yo quiera, ¿Has entendido?

  • Joder que cortarrollos eres tío. Sí, he entendido. Pero dile que chupe más rápido que se está durmiendo.

  • Edu, no me hagas quedar mal, chúpasela y como no se haya corrido en 3 minutos voy a decirle que te dé por el culo.

Nunca me había enculado, ni me apetecía que lo hicieran, así que me esmeré en la mamada. Empecé a pajearle con la boca mientras le acariciaba los huevos. Notaba cada vez que apretaba la polla, lo cual hacía bastante seguido por lo que no tardaría en correrse. Cuando ya sabía que casi iba a terminar mi hermano tuvo una idea.

  • Parad, parad

  • Cómo que paremos, Álvaro tío que estoy apunto de correrme en su boca.

  • Te jodes, que quiero verlo. Edu, sal de debajo de la mesa y tú Juan ponte de pie.

Salí de debajo de la mesa y vi a Juan y a mi hermano con las pollas tiesas, mirando hacia arriba. En la mesa todavía estaba el plato de espaguetis de Juan, que no había probado bocado desde que su polla había tocado mi lengua.

  • Venga Edu, ponte a comérsela y cuando se vaya a correr quiero que le pajees sobre mi polla. - Dijo mientras se la cogía

  • Tío Álvaro, qué cojones dices! Quiero que se trague mi lefa! - Dijo Juan, cabreado.

  • Si va a hacerlo, pero a mi manera. Venga Edu, empieza!

Yo me puse a mamarle la polla al gilipollas de Juan. - Hostia tío, así de pie puedo controlar mejor cómo se la meto. Chupa Edu. ¿Te gusta? Venga mírame. Pajea mientras a tu hermano anda, que está muy empalmado.

  • Eso enano, coge mi polla y menéala, pero despacio.

Yo seguí chupando como si me fuera la vida en ello.

  • Tío Álvaro, que me corro, me corro!!! - Me la saqué de la boca y junté las dos pollas, pajeando sólo la de Juan.

  • OOOOHHHHHHH CABRÓN DALE DALE!!!! LAME LA PUNTA UN POCO, VENGA SIGUEEEE OHHHHHH!!!!! - Empezó a echar leche sobre la polla de Álvaro que no me quitaba ojo de encima.

  • Venga Edu, límpiasela que ahora me la vas a limpiar a mi.

  • Joder cabrón, podías haber dejado que me corriera en su cara, que le tenía ganas. - Dijo Juan

  • Calla a ver si esta va a ser la última vez que te dejo que te la chupe.

  • Y tú, deja ya el rabo de Juan y ponte a comerte el mío, y tú Juan, no dejes de mirar cómo me la come, que me da morbo.

Yo me puse a chuparle la polla a mi hermano. Él cogió el móvil y se puso a ver porno. - Juan tío, a que la chupa bien? Buahhhh, venga enano, chupa rápido y acaríciame los huevos mientras. Oh, oh, así sí. Es que eres una puta obediente.

  • Venga dale duro, pajéame con una mano sin sacártela de la boca, que te la voy a preñar.

  • Eso, dale tu lefa, pero que yo vea cómo le cae dentro a esa puta.

  • Ya le has oído, cuando te avise, abre todo lo que puedas la boca y recibe mi corrida, pero no dejes de frotar eh? Venga dale que ya viene. Venga zorra, que chupes, oh, ohhhhhhhh - Me dió dos embestidas hasta el fondo.

  • Venga puta recoge mi leche con la boca, vamos! - Abrí todo lo que pude la boca y cuando creía que iba a correrse se levantó Juan y juntó la punta de su polla con la de mi hermano, sin parar de pajearse.

  • Tío que me corro yo también, toma putita ahhhhhh

Empezaron a lloverme chorros de lecho por los dos lados, mientras ellos solos se frotaban las pollas, por lo que prolongaron la corrida.

  • Bufff, la mejor corrida de mi vida - Dijo Juan metiéndome su polla aún dura en la boca. - Déjala limpita anda

  • Sí y la mía también.

Se subieron los pantalones y salieron de la cocina.

  • Luego vienes al salón que vamos a jugar a la play - Dijo mi hermano guiándome un ojo.

Vaya fin de semana me esperaba...

CONTINUARÁ...