Hermano bastardo salva la estirpe de la familia.

Berto era el benjamín de una familia de cuatro hermanos. Los tres mayores se encontraban casados con sus respectivas esposas, pero habían descubierto que por un problema genético de todos ellos, los espermatozoides no eran lo suficientemente eficientes para procrear.

Daniela, había contraído matrimonio con Ramón, y del que había tenido tres hijos varones. Habían intentado en todo momento poder engendrar una hija, pero sus buenos deseos no se hicieron realidad. Cuanto ya habían renunciado a tener más hijos, Daniela se vio envuelta en un pequeño idilio con un compañero de trabajo, la cual la convenció durante una fiesta de la empresa, manteniendo relaciones con al mismo. Al mes de aquel idilio, que no volvió a repetirse más, Daniela observo que dejó de bajarle la regla, con lo cual, tras la pertinente prueba, comprobó aterrorizada que se encontraba embarazada. Ante ello, estuvo tentada de evitarlo, pero luego de arrepintió y decidió tenerlo, aunque ocultando todo a su marido, el cual siempre ha seguido creyendo que era suyo. De esta forma Daniela tuvo a su cuarto hijo, el cual mantenía una diferencia importante con el resto de sus hermanos, ya que el menor de ellos guardaba una diferencia de casi diez años con el tercero.

Daniela estaba ilusionada pensando que podría ser niña, pero pronto el ginecólogo le confirmó que se trataba de otro varón. Como era el benjamín de la familia, resultó el niño mimado que recibía todas las atenciones de sus padres. Así fue como pronto fue creciendo, hasta alcanzar los catorce años de edad. Sus padres le habían bautizado con el nombre de Alberto, pero todos le comenzaron a llamar Berto.

Sus hermanos mayores, pronto contrajeron matrimonio y se hicieron independientes, quedando únicamente con sus padres, el benjamín. Berto, comenzó a estudiar, aunque a regañadientes, ya que lo único que le gustaba era la práctica del deporte, destacando en baloncesto y natación. Con la horas que le dedicaba a ello, pronto su cuerpo comenzó a tomar una forma bastante atlética, al margen de que por si resulto ser un muchacho alto y bien fornido. Por otro lado, su parecido físico en nada se asemejaba al de sus hermanos, y ello les ocasionaba una cierta envidia, toda vez que Berto poseía una cuerpo esbelto, fornido y con una cara muy bien parecida, ojos azules, pelo casi rubio, que pronto comenzó a enloquecer a las jóvenes de su edad.  Ese singular parecido físico le llevó a mantener tenía relaciones a la corta edad de dieciséis años.

De esta maneras el joven se destacó como un muchacho bastante activo sexualmente, adquiriendo una mirada de autentico seductor, que sabía enloquecer a la chicas de su entorne, las cuales caían rendidas a sus brazos.

Los padres del joven comenzaron a preocuparse, ya que no atendía adecuadamente sus estudios. Sus hermanos, le recriminaban sus comportamiento, diciendo que era un joven alocado, sin fundamento, y muy mujeriego. Obviamente su madre, intento encauzarlo, aunque con poco éxito. No obstante, el joven continuó estudiando, aunque llevando a cabo la práctica de varios deportes, hasta que pronto alcanzó la edad de dieciocho años.

En esos momento, la madre comenzó a sentir preocupación por el resto de sus otros tres hijos, ya que fue comprobando que ninguno de ellos, pese a llevar algunos años de casados, le concedía un/a nieto/a. Se fue poniendo nerviosa, acuciando a sus nueras con la necesidad de un descendiente. Esa situación ponía también bastante nerviosas a sus nueras, que trataban de evitar cualquier conversación al respecto.

No obstante, esa insistencia, causo efectos en la mayor de ellas, Caty, que ya contaba con casi los 38 años de edad, por lo que movió cielo y tierra, visitando varios ginecólogos, constatando que ella se encontraba bien y era plenamente fértil. Con cierta dificultad logró que su marido se sometiera a varias pruebas. Los resultados no fueron concluyentes, pero según parecía el hermano mayor de Berto tenía un problema en uno de sus genes que influía bastante en la vigorosidad de sus espermatozoides. El ginecólogo no quiso ser tajante delante del marido, pero en pocas palabras le dejó patente que las posibilidades de un embarazo eran bastante complicadas, aunque abiertamente no lo descartara.

Al conocer las demás nueras el resultado de los análisis del esposo de Caty, hicieron lo propio y consiguieron que sus esposos se sometieran igualmente a las mismas pruebas. El resultado les confirmó que los tres hermanos sufrían de lo mismo, y que el defecto de uno de los genes era un tema hereditario , aunque todos los médicos le tranquilizaban indicándoles que siempre cabía alguna posibilidad.

La más joven de todas, Lucrecia, que por aquel entonces tenía 30 años, y llevaba varios años casada con el menor de los hermanos de Berto, le pido en privado al ginecólogo que le indicará si verdaderamente existía alguna posibilidad de embarazo, afirmándole tajantemente éste, que era prácticamente imposible. Nuria evidentemente no se lo confesó a su esposo para no afectarlo más, pero quedo bastante entristecida.

Un día al llegar a la casa de sus suegros, comprobó que ellos habían salido, y que el único que se hallaba en casa era su joven cuñado Berto. Todas sabían el lugar donde sus suegros dejaban una llave para caso de que ellos no estuvieran. Tras tocar varias veces, nadie le abrió, por lo que tomo la llave y entró en la casa. Verificó todas las habitaciones, dándose cuenta de que salía una música algo débil de la habitación del joven hermano de su esposo. Toco, pero como nadie le respondía, se decidió abrir el picaporte de la puerta encontrándose dentro de la habitación a Berto, echado sobre la cama oyendo música con unos auriculares. Aquel, se quedó sorprendido por la presencia de su cuñada, aunque mayor sorpresa recibió Nuria al contemplar a su joven cuñado, quien solo llevaba puesto un pequeño slip por toda indumentaria.

- Berto. ¿Estabas aquí? He llamado, pero nadie me respondía. ¿es que no oías el timbre?

- Hola Lucrecia. Pues no. Estaba escuchando música, y no me enteré .

Lucrecia, estaba por salir de la habitación, pero no pudo dejar de observar el cuerpo desnudo de aquel joven. Estaba tan fornido y atlético, poseía una carita tan seductora, que noto un escalofrío por todo su cuerpo. Además, se percató del bulto del joven, el cual destacaba en el slip que portaba. Evidentemente había visto varias veces a su esposo con un slip semejante, pero en modo alguno había observado el enorme bulto que aparecía en el de su cuñadito. Pensó, casi en décimas de segundo: ¡ joder, mi cuñadito tiene que estar bien dotado!¡mira que bulto!

Reaccionando, para evitar que su cuñado de diera cuenta de sus pensamientos, intento desviar la conversación por otros derroteros, preguntándole: - ¿ no están tus padres?

-No han salido de compras. Pero seguro que llegan pronto. Espera un poco por ahí.

¿Qué música estas escuchando? Le preguntó ella.

Mientras Berto le contestaba, había comprobado  que su cuñada se acercaba hasta su cama  y que no dejaba de mirar de reojo su slip. Evidentemente se había fijado en más de una ocasión en su cuñada Lucrecia, pero ese día la observo con detenimiento percatándose que portaba una malla pantalón y una blusa bastante ajustada, evidenciando que venía del gimnasio.

Se dijo para sí: “ Mi cuñada esta cañón . Lucrecia era una joven no muy guapa, pero sí bastante vistosa, muy elegante en el vestir, con un cuerpo más bien delgado, pechos más bien pequeños, pero que debían terminar en unos pezones pronunciados (al menos eso había constatado el joven por la blusa tan ajustada que portaba), y unas buenas nalgas.

El pantalón malla que llevaba puesto era de color blanco, y Berto constató algo que le sorprendió, ya que en la entrepierna pudo distinguir claramente “ como sobresalían los labios vaginales ” los cuales se marcaban claramente en la malla, dado lo ajustada de aquella prenda. Eso lo puso al palo inmediatamente, viendo como su pene emergía claramente bajo su pequeño slip.

Esto no pasó desapercibido para Lucrecia. Al verificar las miradas de su joven cuñado, se alteró y le recrimino: - ¿ Pero Berto?.. ¿Por qué me estas mirando de ese modo?

Berto se sonríe, y con aquella carita de autentico seductor, le responde: - Pues.. te estaba mirando cuñi. La verdad es que estas muy sexy con esa indumentaria.

-¿Tan mal estoy?. Vengode hacer gimnasia. Y viendo que él no dejaba me observar su entrepierna le increpa: Pero, deja… de mirarme tanto. ¿Qué me miras tanto ahí abajo?

-Pues… cuñi… “es que se te ven todos los labios de tu coñito”. ¿Cómo quieres que no te mire?

-Queee… ¡eso es mentira! - le contesto ella al momento, tratando de colocar sus manos en su entrepierna, evitando que su cuñadito pudiera seguirla observando ahí.

-¿ Mírate en el espejo para que lo veas?...Pero no debe asustarte. A muchas chicas les ocurre lo mismo. Pero, …..¡no todas están tan buenas como tu cuñi .- le dijo sonriendo.

….Que te conozco Berto. ¿No pienses que me vas a cortejar como a tus amiguitas? Soy la mujer de tu hermano. ¡al menos debes respetar eso!

-Ya cuñada. Pero, el que seas la mujer de mi hermano, no significa que no me gustes. Además, viéndote así…

Ella, intrigada se miró su entrepierna en el espejo, y nerviosa le pregunto: - ¿ lo dices en serio? ¿De verdad se me nota?

- A ver cuñi quítate la mano. La misma, nerviosa acepto retirar sus manos. Al momento el joven le manifiesta: Pues…. Sin lugar a duda se nota todo el bulto de tu coñito. E incluso, “creo que se te transparenta un poco los vellos .”.

- Quee…. No seas ……¡ Ay joder. Si me ven tus padres van a pensar que soy una cualquiera. ¿que habrán pensado mis amigas del gimnasio? Me lo compré ayer y lo estaba estrenando . Le dijo ella con preocupación.

-De todas formas, cuñi. Si no te fijas mucho no se te ve. Además, a mi me gusta verte con el mismo. Y realza tu cuerpo. Total, que se fastidie el que ve. Le comento el joven sonriendo.

-Ya…. tu lo que eres es un sádico.

- Ya cuñi. Pero ¿es que viéndote así?. Ya sabes.

Pero Berto. No me lo puedo creer. ¿te has empalmado ? - le pregunto ella echándose las manos a la cara, viendo como había emergido el bulto del joven.

Berto, era un consagrado seductor, y aunque era la mujer de su hermano, no le impidió mostrar la erección que se había formado en su slip. E incluso se incorporó de la cama, con la intención de que la misma lo pudiera observar mejor, al tiempo que le decía: - ¿ Qué quieres Nuria? ¿uno no es de piedra?

Lucrecia comenzó a notar como afloraban los colores a su cara. Además, comprobó como aquella situación lejos de molestarla, le comenzaba a gustar. Se notaba agitada, y hasta excitada. Conocía la fama de mujeriego de su joven cuñado, pero que la estuviera cortejando a ella, le producía un morbo especial.

Ahora de pie, el bulto que formaba la erección del joven era manifiesta y casi parecía que iba a romper el slip. Ella, bastante nerviosa le dice: - Berto, por favor. Ponte algo… ¡tapate eso !

- que pasa cuñi. ¿Te pone nerviosa verme así? ¿Ni que me estuvieras viendo desnudo?

- ella le mira, y morbosamente le contesta: Ya. ¡eso es lo que quisieras tu!. “Que te viera desnudo”. ¡eres un auténtico degenerado!

-Ja ja. Venga cuñi. ¿creo que en el fondo deseas verme desnudo?

-Quee.. ¡tú estás loco! Contesto ella agitada.

Pero, pese a todo, no salía de la habitación del joven. No entendía que le estaba pasando. En el fondo el cabronazo tenía razón. Aunque fuera indecoroso, ansiaba ver a su joven cuñado en cueros, y poder verificar el tamaño de su genitales, que tanto abultaba en su prenda interior. Estaba pensando esto, cuando sorpresivamente el joven se baja el slip, dejando a la vista su pene.

- pero… ¿qué haces? oh dios mío …- exclamo ella, al contemplar el falo de su joven cuñado. Se percató que aquel chico estaba bastante mejor datado que su marido . Nada que ver. Sin aún estar del todo erecto, era de unas dimensiones colosales, bastante largo y no menos grueso. Los colores terminaron por aflorar en su rostro.

-venga cuñi. ¡Se que estabas deseando verlo!. ¿Qué te parece ? -exclamo el joven con una sonrisa.

- Pero Berto. Eres un descarado. ¿ya verás cuando se lo comente a tu hermano? ¿cómo se te ocurre? Le contesto ella, enrojecida. Sin embargo, la vista de aquellos genitales la tenían embobada. No sabía que le pasaba.

Berto al verificar que la mujer de su hermano había quedado sorprendida con la visión de su aparato genital, se acercó hasta la misma. Lucrecia, se quedó como inerte, mientras veía como el hermanito de su marido se acercaba a ella con su pene en la mano. Y, al llegar junto a ella, le dice: - Vamos Lurecia. Tómala en tu mano. Se que necesitas tocarla. Anda comprueba la dura que la tengo.

La mujer, casi como una autómata, extiende su mano y alcanza la polla del joven, comprobando la dureza de aquella. Pero no solo se limitó a ello, sino que lujuriosamente la recorre en todos sus extremos. Estaba como drogada con la vista de aquel pene.

El joven viendo lo receptiva que estaba su cuñada, le dice: anda toca mis huevos. Veras que también son grandes.

Nuria, tremendamente excitada, sin saber porque lo hizo, alcanza con su mano los testículos del joven, comprobando lo abultados que eran. Todo ello, mientras escucha a Berto decirle: ¿los tengo bien cargados, verdad cuñi¿?.... ¿No te gustaría que te regara el coñito con mi lechita?

-que… exclamó Lucrecia, soltando el pene del joven. ¿ Cómo te atreves? ¡acaso crees que soy una de tu putitas?

Pero el joven lejos de amilanarse aprovechó el encontrarse cerca de su cuñada, para alcanzar con su mano la entrepierna de aquella, y pasar sus dedos por donde sabía que se localizaban los labios vaginales de la misma, aún con su malla puesta. -¿ pero qué haces?.. estate quieto … ¿Quién te ha dado permiso para tocarme ahí?...

Alterada salió corriendo de la habitación del joven. Ya fuera, se quedó agitada pensando en lo ocurrido. No sabía si esperar la llegada de sus suegros o marcharse. No obstante, se notó mojada, y se dirigió al baño, donde comprobó que tenía toda la tanga mojada, hasta el punto de que tuvo que asearse bien para evitar que traspasara la humedad el pantalón malla que llevaba puesto. Se observó en el espejo, y se dijo: ¡ joder es verdad. Se me notan los labios del coño

Se quedó un rato pensando en lo ocurrido. Sabía que su joven cuñado tenía fama de ser mujeriego, pero “no sabía que estaba tan bien dotado”. “Con un falo de aquellas dimensiones seguro que tenía a todas las chicas locas”- pensó. Todavía no sabía cómo se había atrevido a tocarle el pene al mismo y hasta sus testículos. ¿ en qué coño estaba pensando?

Luego salió y decidió marcharse a su casa sin esperar a sus suegros. Pese a todo, en las noches siguientes, no dejó de pensar en su joven cuñado y los genitales que portaba el mismo. No pudo por menos, que compararlos con los de su marido, y se dio cuenta que nada tenían que ver con los del hermanito. Su marido tampoco era muy activo sexualmente, por lo que al recordar lo sucedido con su cuñadito, se vio obligada a masturbarse en varias ocasiones.

Había cesado de acudir a la casa de sus suegros por miedo a encontrarse a solas con Berto. Pero, en el fondo comprendió que ansiaba verlo. Claro está, que nada de lo ocurrido le dijo a su esposo ni a nadie de la familia. No obstante, se había dejado de poner aquella malla que tanto excito a su joven cuñado.

Otro día que regresaba de hacer gimnasia, recibió la llamada de su suegra preguntándole el motivo de que no pasara por su casa. ante ello, no le quedo otra que acercarse a la casa de aquella. Esa mañana llevaba puesta una pantalón también malla, pero no tan ajustado como el anterior.

La madre de su marido insistió para que se quedara a comer en casa, manifestándole ella aquella que tenía que ducharse. A veces lo hacía en el gimnasio, y por ello llevaba una muda de ropa de cambio en el coche.

Mientras su suegra terminaba de cocinar, ella se dirigió a la parte superior de la casa, donde existía una baño con la finalidad de ducharse. En el parte baja solo existía una aseo. En la planta alta se localizaban los dormitorios de la casa. Como solo se encontraban ellas dos en casa, no tuvo mucho problema en ducharse en el baño que utilizaba Berto todos los días, con la intención de no ensuciar el baño interior del dormitorio de sus suegros. Una vez dentro se dio cuenta que dicho baño tenía el pasador algo averiado, pero le restó importancia y tras desnudarse comenzó a ducharse.

Ocurrió que en ese momento llegó Berto a casa. Su madre le dijo que se cambiara, ya que venía también de hacer deporte, y que luego bajara a comer, indicándole que estaba Lucrecia en la casa. El joven subió hasta su habitación, tomo un pantalón corto, una camiseta y un slip y decidió pasar al baño que siempre utilizaba. Antes de entrar, como en otras ocasiones, se había desprendido de su ropa de deporte y completamente desnudo se introdujo en el baño que utilizaba, ya que estaba al lado, y solo tenía que atravesar un pequeño espacio del pasillo.

El joven, obviamente no sabía nada de que ese baño estaba siendo utilizado por su cuñada. Abrió el picaporte, y este cedió entrando dentro del baño, encontrándose con la sorpresa de que, en ese momento alguien se estaba duchando dentro. Al momento se percató de que se trataba de Lucrecia. Él pensaba que ella estaba en el baño de sus padres.

No obstante, esa circunstancia le produjo una gran excitación. Así que, decidido dejó la toalla a un lado, y desnudo como había entrado, se acercó hasta la mampara del baño, abrió la misma, encontrándose bajo la ducha a su cuñada, “ la cual estaba totalmente desnuda ”.

-¿ pero qué haces? ¿no ves que me estoy duchando?... ¿Qué haces desnudo ? - le pregunto ella agitada intentando ocultar sus intimidades a la vista del joven.

- ésta es mi ducha  ¿lo olvidabas?.  Tampoco sabía que estuviera ocupada. – le contesto el joven intentando mostrar naturalidad.

- Ya.... no quise utilizar la de tus padres. Pero. ¡joder Berto no me mires así! ¡sal de aquí - le insistió.

El joven lejos de alejarse, contra todo pronóstico de la mujer, aquel se metió en la ducha con la misma. Ella no pudo salir de la dicha, ya que debía hacerlo necesariamente por donde se encontraba ahora su joven cuñado: -¿ pero que haces? ¿estás loco?.... ¡que puede llegar tu madre! .

- Venga no te pongas remolona. Así nos duchamos los dos al propio tiempo. Así consumimos menos agua y terminaremos antes . - le contesto aquel con todo descaro metiéndose bajo la ducha, viendo que ella se había echado hacia atrás, pegándose casi a la pared de la ducha.

La joven se quedó sin palabras. Ahora tenía a su joven cuñado completamente desnudo dentro de la misma ducha que ella estaba utilizando. Además, sin poder evitarlo, mientras el mismo se metía bajo el agua, no pudo por menos que dirigir su mirada hacia los genitales de aquel, constatando que aún sin estar excitado, su pene era bastante dimensionado.

Salió de su asombró cuando el joven le dijo: anda cuñi, ya que estas, se buena y “estrégame la espalda con jabón”.

-pero…,. la mujer no sabía si gritar, si golpearlo, o que hacer… al final, tomó el jabón y la esponja y, comenzó a enjabonar al hermanito de su marido por toda la espalda, incluso bajando hasta en el trasero. Luego, el joven se giró y ella al verlo, le dijo: ¿ no pretenderás que te enjabone al completo?

El joven le sonrió. Ella sin pensarlo mucho se decidió y comenzó a enjabonar el pecho y brazos de este, bajando por el cuerpo del hermanito de su marido. En ese momento, se encontró con el pene del joven, el cual ya estaba con una incipiente erección. Excitada, tomo el jabón y sin mucho pensarlo, comenzó a enjabonar la polla y testículos de Berto . Mientras enjabonaba aquellos genitales, pudo detectar como se endurecía el pene del joven y comenzaba a alcanzar una erección temeraria.

Cuando terminó, él le dijo: -¿ quieres que te enjabone yo a ti?.

Ella ya se había enjabonado antes, pero ahora se encontraba tremendamente morbosa, y mirándolo, hizo el gesto de entregarle la esponja, al tiempo que se colocaba de espaldas el mismo. Berto, comenzó a enjabonar la espalda de su cuñada hasta recrearse en su trasero. Luego la mujer, con excitación, se gira y se queda de frente al mismo en una clara invitación para que la enjabonara por delante. Era una locura, pero la mujer se encontraba en ese momento muy lujuriosa.

El joven comenzó a enjabonar el cuello de su cuñada, para luego ir pasando por los brazos, hasta llegar a los pechos de la misma. Constató que eran unos pechos no muy grandes, pero sus pezones eran negros y bastante pronunciados, y tras los primeros pases con el jabón verificó como los pezones se pusieron hinchados y enfilados.

La mujer lo miraba, cambiando por momentos su mirada y adoptando ahora la cara de una autentica loba en celo. Lucrecia, se encontraba sumamente excitada ante lo que le estaba ocurriendo.  Para colmo, había soñado con el mismo, y llevaba más de una semana sin sexo. Mayor excitación llegó cuando el joven la obligo a separar sus piernas para poder enjabonar su vagin a. Casi se corre en ese momento. Se percató de que el joven, no solo utilizó la esponja, sino que también alternó con sus dedos, los cuales manosearon claramente los labios y hasta el interior de su toda su raja.

Lucrecia no dijo nada, solo se recreó en lo que el joven le estaba haciendo. Cuando pensó aquel iba a continuar, observó que aquel retiró la esponja, y tomando la regadera comenzó a echarle agua por todo el cuerpo, haciendo lo propio con el suyo. Luego colocó la manguera en vertical dejando que callera el agua y la atrajo hacia él tomándola por la cintura mientras el agua caía sobre ambos cuerpos. Así con el agua cayendo, la comenzó a acariciar, pasando sus manos por sus pequeños pechos, apretándola contra él, a fin de que la mujer pudiera sentir la pujanza del nabo del joven que al momento chocó con parte de su monte de venus.

No se decían nada. Solo comenzaron a abrazarse, y tocarse uno al otro. Ella no dejaba de manosear la tranca del joven, que la tenía embobada, mientras éste le metía los dedo dentro de su vagina y la dedeaba sin parar. Lucrecia se encontraba tan caliente, que sin poder evitarlo, sintió como se fraguaba un orgasmo en su interior mientras el joven hacia un buen papel con los dedos en la vagina de ésta.

- oh joder. Oooo sin poder contenerse terminó corriéndose entre los dedos del joven, aún con el agua bajando por el cuerpo de ambos. En ese momento, ¡escuchan la voz de la madre de Berto!, la cual les llamaba preguntando donde se encontraban, y que la comida estaba ya en la mesa.

Ello motivo que tuvieran que cesar, saliendo ambos de la ducha y comenzando a secarse. Ella le dijo: -joder Berto. De esto ni una palabra. ¡eres un auténtico loco!

- Ya.. ¡pero te ha gustado! En otro momento seguiremos .

- ni lo sueñes. Le contesto ella, terminando de vestirse y salir rápido del baño.

Durante la comida nada dijeron, y ese día paso sin cuestiones dignas de mencionar. No obstante, Lucrecia quedó marcada con lo acontecido ese día en el baño. A partir de ese momento comenzó a pensar en el hermanito de su marido, y era consciente de que en cualquier momento aquel intentaría hacerla suya. Sabía que aquello era incesto, y que era un infidelidad contra su esposo, pero por otro lado, necesitaba sentirse deseada, y en fondo añoraba ser clavada por la daga de su cuñadito.

Pensó en las consecuencias, aunque luego se dijo: seguro que pese a todo tiene los mismos genes de sus hermanos, por lo que será infértil como los otros.

Durante los siguientes días, Lucrecia no paraba de pensar en el hermanito de su marido, hasta el punto de que, durante una visita a su suegra, tuvo conocimiento de que ellos iban a estar al día siguiente de visita a unos familiares fuera, por lo que estarían ausentes unos dos días. Aquello la ilumino, y por la noche pensó en acercarse por la mañana a casa de sus suegros, más o menos en la hora que sabía que estaría el hermanito de su marido. Toda la noche estuvo divagando si ir o no ir. Ya en la mañana, se atrevió a colocarse el mismo pantalón-malla que le marcaba todo su coño.

Tras la gimnasia, con cierto nerviosismo acudió a casa de sus suegros. Esta vez toco el timbre y le salió el joven. Al verla, la hizo entrar. Evidentemente Berto se dio cuenta de lo lanzada que venía su cuñadita, especialmente al contemplar que llevaba la misma malla que marcaba todo su coñito.

Una vez dentro ella la pregunto, aunque sabía la respuesta: ¿ no está tu madre?.

-No. salieron a visitar unos familiares, y creo que hoy y mañana estaré solito en casa. -le contesto con picardía.

Berto no dejaba de mirar descaradamente la entrepierna de su cuñada, por lo que esta se excito. En un momento dado le dice: - joder Berto. ¡¡Me estas mirando otra vez mis partes!!. Que pasa… ¿se me marca el coño?

-Ya te dije que ese pantalón te queda de puta madre. Pero me gusta más “desnudita”. Le dice descaradamente tocándose el lugar donde se localizaba su pene.

- eres un sádico. ¿Así que quieres volverme a ver desnuda? Y mirándolo a los ojos le dice con mucha sensualidad. Pues te aseguro que no me he lavado, y estoy sucia y sudada de la gimnasia.

-¿ entonces tendrás todo el coñito sudado? ¡Que delicia! Me lo comería sin ningún pudor - le contesto relamiéndose la boca con sus labios.

Lucrecia se encontraba salida. En ese momento no pensó en otra cosa que en follar con el joven hermanito de su esposo. Por ello, recreándose, se bajo la malla que llevaba puesta, y luego se retiró la tanga, y dejando su coño al aire. Luego tomó la cabeza de su joven cuñado y lo hizo agacharse hasta colocarse delante de su vagina: vamos cabronazo. No quieres comer mi coño sudado. ¿pues a que esperas?

El joven quedó bastante sorprendido por la actitud decidida de su cuñada, aunque pronto se vio abriendo la boca y lamiendo y chupando con esmero la panocha sin lavar de la mujer de su hermano. El olor a hembra en celo, lo trastornó, y mientras le relamía el coño a Lucrecia, se fue desprendiendo de sus pantalones hasta quedarse en cueros.

-oh cabronazo. Así cométalo… uf si sigue así ooo hijo puta que bien los haces. ooo

Lucrecia mientras disfrutaba de la comida de coño que le estaba propinando su joven cuñado, pudo ver como aquel se desprendía de sus pantalones. Al ver la tremenda erección que mantenía el joven, no pudo más, y se corrió en la propia boca del joven.

Nada más acabar, el joven totalmente salido, tomó a la mujer de su hermano en brazos y la colocó sobre la mesa del comedor que se hallaba al lado, la cual mantenía una altura óptima para ello. La depositó sobre la misma., haciendo que se sentara con su culo desnudo sobre la madera, para luego separarle bien las piernas, dejando completamente a la vista, la hermosa raja.

Se dio cuenta que iba a follarse a la mujer de su hermano, por lo que decidió tomar precauciones, y tomando un envoltorio de su pantalón, extrajo un condón, el cual era extragrande, extremo que fue observado por Lucrecia. Ella se quedó algo dudosa, al comprobar que el joven se la iba a follar con preservativo. No puso problemas, dejando que aquel la clavaba con su enorme falo, abriéndola como nunca, bombeándola sin parar, una y otra vez, mientras su enorme pene entraba dentro de la vagina, haciendo que la mujer volviera a correrse. Ello motivó que el joven no aguantara más corriéndose dentro del condón.

Ambos quedaron algo extenuados, luego él se retiró el condón con su semen. Tras hacerlo, ella se apresuró a asearse en el baño. Había recogido su ropa y también, tomo el condón con la intención de llevarlo al baño, pero una vez dentro, lo pensó mejor y decidió hacerle un nudo y guardarlo. Tras ello, casi sin decirse gran cosa, marcho a su vivienda. Tras haberse lavado, decidió llevar el condón en uno de los cubitos que le habían facilitado a su esposo para hacer un espermiograma. Ya dentro del recipiente, lo llevó a un laboratorio conocido y solicitó un espermiograma, manifestando que era de su esposo. Era una locura, pero quería salir de dudas y conocer si el hermanito de su marido había nacido con el mismo problema genético. No es que le importara, pero quería comprobar que toda la familia tenía esa misma tara.

CONTINUARA