Hermano

Amar a mi Hermano duele.

HERMANO

Caminaba de regreso a casa, me había peleado de nuevo en el colegio, mi mandíbula me dolía y mis ropas estaban sucias, llenas de tierra y barro.

Caminaba presuroso, estaba enojado con todos, arrastraba mi morral.

No quería llegar a casa, pero sin embargo caminaba apurado, al llegar a la puerta de la hacienda. Comencé a  caminar lentamente, todo el enojo que tenía se convirtió en angustia, mis ojos se llenaron de lágrimas.

Mis pasos eran lentos, no quería escuchar a Padre gritándome, no quería escucharlo reprochándome por lo que había hecho, no quería que me dijera que soy un inútil, que no sirvo para nada. Sus palabras duelen.

Padre no me quería, él nunca me quiso. Padre me culpa por la muerte de Madre cuando yo nací. Padre nunca me lo dijo, pero yo sé que es así.

Escuche gritar mi nombre y luego un silbido que yo conocía, mire al establo, vi a Hermano llamándome.

Tire todo al piso, salí corriendo hacia él, me abrace a su cuerpo y llore desconsoladamente. Me sentí protegido.

Hermano, él si me quiere, él cuida de mí y me escucha. Hermano nunca me grita, Hermano siempre me enseña, aunque yo no entienda nada.

Hermano espera a que me calme, no me dice nada, toma mi mano y me lleva detrás del establo. Hace calor, demasiado calor, él con su fuerte mano levanta mi mentón y me mira a los ojos, seca mis lágrimas.

Hermano, me quita la ropa, me deja completamente desnudo. Deja las ropas sobre la paja, hace que me suba a un pequeño banco de madera, de esos en los que los granjeros se sientan para ordeñar las vacas.

No siento vergüenza de que Hermano me vea desnudo. Arriba del banco, quedo a su altura.

Hermano toma una manguera verde, abre la canilla del agua y con ella moja todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta los pies. El agua me refresca, me gusta porque siento que se lleva todo mi dolor y mis lágrimas.

Hermano, toma un pequeño jabón y comienza a lavar mi cuerpo íntegramente. Me acaricia con sus rasposas manos, me relajo,  lo dejo hacer.

Cuando llega a mis genitales, los lava con delicadeza. Pero algo cambia, mi cuerpo reacciona, se me forma una erección, siento vergüenza, me siento incomodo y sin ser capaz de mirar a la cara de Hermano.

Le, miro y él me mira, me sonríe. Me habla, en su voz percibo un  dejo de orgullo, me dice que no debo de sentir vergüenza, que eso es normal. Que me estoy convirtiendo en un hombre como él.

Escucho esas palabras y siento que algo crese en mi pecho. Quiero gritar y salir corriendo de felicidad, siento euforia. Hermano dijo que sería un hombre como él.

Hermano me habla, me pregunta cosas que no entiendo, me ha dicho que si ya me hago “pajas”, él nota mi confusión y con paciencia me explica lo que es masturbarse.

Toma mi mano y junto con la de suya, agarra mi pene, me guía. Me explica  como frotármelo, lo hace lento, muy lento, ejerciendo una leve presión. De mi boca escapa un pequeño gemido, Hermano ríe.

Descubro nuevas sensaciones, mi piel se eriza y una corriente eléctrica recorre mi espalda. Siento calor, pero mi cuerpo tiembla.

Hermano por varios minutos, me explica cómo debo hacerlo solo, como deslizar mi mano por todo el largo y contorno de mi miembro, como debo acariciarlo, como debo de “jugar” con él. Su mano no se aparta de la mía y me acompaña en todo el proceso de auto descubrimiento.

Siento algo que no sé cómo explicarlo, es demasiado agradable y a la vez abrumador. Mi cuerpo se pone tenso, mi respiración se agita, algo crese dentro de mí intentando escapar, no sé que es, pero lo retengo lo más posible.

Me encuentro en una lucha conmigo mismo, con ese algo que quiere salir y yo lo detengo. Mis músculos abdominales y mis piernas están tensos.

Y de pronto pierdo, se escapa de mí. Jadeo, mi corazón se detiene, el tiempo se detiene. No respiro, es como una pequeña muerte y un renacimiento.

Mi pene se hincha y se contraer dejando escapar varias líneas de un liquido blanco casi traslucido. Hermano lo nota, suelta mi miembro de golpe y da un corto brinco hacia atrás.

Hermano ríe feliz, yo no entiendo lo que ha pasado. Me siento débil, mis piernas se debilitan, mi corazón late desbocado, me adormezco.

Hermano se acerca a mí, me abraza fuertemente, estruja mi cuerpo. Me habla, me dice que está orgulloso, que ya he soltado “leche”, me dice que soy un hombre.

Me abrazo a su cuerpo, no quiero soltarle. Ese día me sentí el más dichoso del mundo.

Ha pasado una semana, estoy inquieto y nervioso. Quiero hablar pero no me salen las palabras, no sé cómo decirlo.

Hermano me mira intrigado mientras come una manzana. Nos encontramos en el corral donde se encuentran las ovejas. Le hablo tartamudeando, mis palabras apenas son audibles, le digo que si podemos jugar como “la otra vez”, Hermano me mira curioso como si no entendiera,  me dice que si quiero  jugar al futbol.

Intento explicarle, hasta que logro que me entienda que es el juego de “la otra vez”. Pero la respuesta no es la que yo esperaba. Hermano me mira serio, y me dice que “no”, porque no he aprobado el examen de matemáticas, que la semana que viene es el recuperatorio, que debo de estudiar.

Camino decaído y decepcionado, llego a casa, me encierro en mi dormitorio y me pongo a estudiar como nunca.

He aprobado el examen de matemáticas, no es la mejor nota pero si la suficiente para aprobar. Salgo de la escuela y corro a casa.

En casa busco a Hermano hasta que lo encuentro, sin aire le muestro mi examen, él me felicita. Le pregunto si podemos jugar como “la otra vez” y ahora su respuesta es afirmativa, pero a la noche y en su cuarto.

El día fue eterno.  Llegó la noche, estaba impaciente. Espere a que Padre se fuera a dormir, y sigiloso me dirigí al cuarto de Hermano.

Hermano ya dormía, me metí en su cama, él no se despierta pero me abraza. Le hablo, él,  adormecido me pregunta que necesito, le respondo con vergüenza que quería “jugar”.

Me mira divertido, se despereza, me dice que bueno, pero solo porque aprobé matemáticas. Mi corazón salta de emoción.

Me pide que me desvista, lo hago a los apurones, estamos sentados frente a frente en su cama, él estira su mano para comenzara a acariciar mi pene que ya esta erecto, le detengo, no sé porque lo he hecho, le digo con vergüenza que él también se saque la ropa para estar iguales.

Solo sonríe y lo hace, por primera vez observó el cuerpo completamente desnudo de Hermano, es fuerte, sus músculos están marcados, sus pectorales son abultados y en el centro de los mismo una pequeña mata de vellos. Cuatro cuadritos de sus abdominales se perciben a simple vista, mi mirada baja por su barriga hasta llegar a su ombligo donde nace un caminito de gruesos y negro pelos hasta su pene.

Su miembro se encuentra en reposo, y sus testículos son grandes, rodeados de una gruesa selva de vellos, pero que al parecer los recorta. Comparo su anatomía con la mía y me siento intimidado, Hermano lo ha notado y acaricia mi cabello mientras me tranquiliza,  me dice que ya voy a crecer y que la tendré tan grande como él, me ilusiono.

Él toca su pene hasta ponerlo rígido, me pide que me acerque más, entrecruzamos las piernas, nuestros miembros se tocan, la diferencia es mucha, pero me siento tranquilo. Hermano dijo que crecería.

Hermano toma mi pene y lo acaricia, yo con temor tomo el suyo, y comienzo a imitar sus movimientos, su miembro se siente caliente y duro, cuanto más lo meneo noto que un líquido trasparente y viscoso surge de la apertura de la cabeza de su falo.  Le miro interrogante, él me explica que eso es un lubricante natural que todos hombres soltamos, para que el trabajo manual y para “follar” sea más placentero.

Cuando estoy a punto de preguntarle que es “follar”, él toma barias gotas del lubricante natural y las unta en mi pene, mientras me explica cómo debo usarlo para esparcirlo por toda mi “pija” cuando “juegue” solo.  Se siente bien.

Hemos estado “jugando” por varios minutos, él con mi pene y yo con el suyo. De repente comienzo a sentir el cosquilleo y las sensaciones de la “otra vez”, pero esta vez se que significan y solo me dejo llevar y dejo que todo fluya. Eyaculo en la mano de Hermano, y varios chorros de “leche” caen en su pene, pero esta vez él no se aparta, sigue acariciando mi “pija”, mi corazón esta desbocado pero luego llega la calma.

Al terminar, Hermano toma los resto de mi “leche” y los esparce en su “pija” toma mi mano y con la suya me ayuda a masturbarlo más fuerte y rápido, yo miro sin despegar los ojos de su miembro, él jadea, cierra los ojos y hace su cabeza hacia atrás.

Eyacula. Miro sorprendido la cantidad que ha regado, es mucha cantidad, y la mayoría cae en mí, se recupera, se ríe y me pide perdón por enchastrarme, se limpia un poco con su pantalón de dormir y se dirige al baño a asearse.

Yo lo espero en su cama. Él regresa y me pide que vaya a lavarme en el baño, me levanto,  tomo mis ropas y me dirijo al baño, pero en el interior del mismo, decido vestirme así nomas  para sentir su “leche” en mi cuerpo.

Salgo del baño, Hermano me dice que debo ir a dormir porque mañana debo despertar temprano, le obedezco. En mi dormitorio y aunque ya había eyaculado mi pene esta duro, creo que es por el semen de Hermano que esta esparcido por mi pubis, mi miembro y mis huevos. Decido “jugar” solo, la sensación se repite pero esta vez se siente solitaria. No me gusta “jugar” solo.

El tiempo pasa, los “juegos” con Hermano son cada vez más divertidos, me esfuerzo el doble, el triple y más en todo lo que hago, para que Hermano me recompense dejándome “jugar” con él.

Ha llegado el invierno, Hermano me ha llevado a dormir con él en su dormitorio, Padre se enoja y le reprocha. Hermano le dice que hace demasiado frio y que no tiene nada de malo que duérmanos juntos, Padre le hace caso y no se opone.

En esas frías noches de invierno, Hermano me ha enseñado lo que son las “mamadas”, como debo llevarme su pene a mi boca, como debo saborear su salado sabor. Como debo succionar y jugar con mi lengua en la cabeza de su “pija”, y como debo tragarme su “leche” sin  desperdiciar una gota. Mientras él hace lo mismo conmigo, acostumbramos a hacer lo que él llama “sesentas y nueve”. Hermano ríe, me dice que soy como un ternerito mientras me hace cosquillas.

Me gusta este nuevo “juego”, siento como si él me alimentara con su ser. Estoy más alto y más fuerte, me han comenzado a crecer vellos por el cuerpo y por los genitales. He mejorado en todo lo que hago, en la escuela saco mejores notas. Ya Padre no me grita, ni me regaña, no me dice esas palabras que duelen. Ya Padre simplemente me ignora, y esos es bueno.

Hermano también me ha enseñado a besar en la boca, y pasamos horas practicando para cuando tengamos “novia”, eso a mí no me interesa, pero soy feliz.

Con la llegada de la primavera, he regresado a mi dormitorio, no me gusta dormir solo, pero Hermano me dice que debo hacerlo, le hago caso.

Las cosas han cambiado, Hermano ya no “juega” conmigo, no entiendo lo que pasa, me esfuerzo mucho más para hacer todo bien, pero Hermano simplemente a dejado de “jugar” conmigo, tengo miedo, creo que hermano ya no me quiere.

Hermano pasa muchas horas en el pueblo vecino, ya casi no está en casa, me siento más solo que nunca. Sigo esforzándome más aun para que Hermano vuelva a quererme, pero mis esfuerzos no dan resultado. Quiero llorar.

Hermano ha llegado corriendo, me abraza bien fuerte, me levanta del piso y me hace girar por los aires, me siento feliz, Hermano ha vuelto a ser el mismo. Hermano ha vuelto a quererme.

Hermano se calma, y comienza a hablarme eufórico, se lo ve tan feliz…

Hermano, me dice que tiene “novia”, que está enamorado, por algún motivo esas palabras me duelen, no entiendo, siento que mi corazón se rompe. Duele, duele demasiado, lo miro sonriendo, pero lloro por dentro. Hermano me cuenta de “Ella”, ya he dejado de escucharlo, no puedo escucharlo. Pero Hermano es feliz y yo debo ser feliz por él.

He descubierto que Hermano no ha dejado de quererme, es simplemente que ahora quiere a otra persona más que mí. Me resigno a ya no “jugar” mas con Hermano, a verle feliz, soy feliz por Hermano. Pero eso no significa que ha dejado de doler.

Es muy tarde de noche, escucho ruidos. Hermano ha llegado tambaleándose, Hermano ha bebido, Hermano nunca bebe alcohol.

Él se ha encerrado en su dormitorio, al entrar el olor a alcohol me sofoca. Y le veo hecho un bollo en la cama, Hermano está llorando, Hermano llora como un niño pequeño, corro y me abrazo a él, lo envuelvo lo mas que puedo en mis brazos, lo cubro con mi cuerpo, ya soy casi de su estatura, lo siento tan herido. No sé lo que le pasa, no sé qué hacer, me siente impotente de no poder ayudarlo. Esa noche llore con él, llore su dolor. Esa noche supe que le amaba.

Hermano, ha estado triste por unas semanas, pero de a poco va siendo el mismo de siempre, constantemente estoy cerca de él para ayudarle en lo que necesite. Nuestros “juegos” de a poco van retomando, primero son los besos, luego las “pajas”, para concluir con las “mamadas”. Se siente tan bien.

Él no me cuento lo que ha sucedido, pero me enseña que debemos elegir bien a las personas, porque las personas muchas veces nos pueden dañar y herirnos demasiado. Él me dice que a futuro debo de conseguirme una novia, que me quiera, pero que me quiera bien. Hermano me explica que hay cosas que se hacen con las novias, que no puedo hacerlo con él. Le miro confuso, y le interrogo una y otra vez.

Hermano se enoja por mi insistencia, pero yo no cedo, Hermano me dice que se “folla” con las novias, y que con él no puedo hacerlo.  Su respuesta trae más preguntas, le interrogo sobre que es “follar”, y porque no puedo “follar” con él. Él me lo explica una y otra vez, pero yo no desisto. Le digo que yo también puedo “follar” con él. Se rehúsa, me dice que va a dolerme.

He ganado, Hermano ha cedido a mis caprichos y a mi insistencia, me ha dicho que lo haríamos una sola vez, y que si no me gustaba nunca más hablaríamos del tema. Lo he prometido.

Estoy completamente desnudo en la cama de Hermano, me siento nervioso, mi piel se eriza, Hermano me mira y me da seguridad. Él se posa sobre mí y me besa, sus besos saben dulce, me gustan sus besos, lo rasposo de su barba, como su lengua masajea la mía, y como sus labios succionan los míos.

Hermano besa mi cuello,  y recorre con la punta de su legua hasta llegar a mí pecho, lleva nuevamente su lengua a su boca para humedecerla, y luego succiona uno de mis pezones, posteriormente continúa con el otro.

El calor de mi cuerpo aumenta notablemente, Hermano a recorrido con su lengua todo el largo de mi barriga, hasta llegar a mi ombligo y luego más abajo. Lo hace lentamente con suma paciencia y sin apuro alguno. Ha llegado hasta mi pene que esta más erecto que nunca, lo observa y le da un pequeño lengüetazo que me sorprende, pero que me deja con ganas de más.

Hermano repite la acción pero esta vez recorre con su lengua todo el largo de mi pene, ha sido una acción rápida, repentina que ha liberado un jadeo de mi boca y mi pene por si solo se ha movido buscando su boca, buscando ser albergado en el húmedo calor de su cavidad oral.

Hermano me tortura, Hermano me está torturando, pero es la más placentera de las torturas, sus lamidas son breves, rápidas y hasta casi efímeras. Mi pene ha cobrado vida propia y se mueve por sí mismo, es como si la punta de su lengua se encontrara endiabladamente caliente y húmeda. Mi pene segrega grandes cantidades de líquido viscoso, y en mi barriga se ha formado un pequeño charquito de ese lubricante natural, que se desliza en un fino hilo desde la apertura de la cabeza de mi “pija”, hasta depositarse sobre mi abdomen.

Hermano a seguido con su juego incontables veces, y me ha mantenido en ese estado de agonía indescriptible, pero de repente Hermano se ha tragado todo mi pene de una sola vez, en un solo movimiento y ha succionado tan fuertemente que me he desesperado, he mordido mi labio para no gritar, y mi cuerpo se ha puesto tenso completamente, su acción ha sido tan brutalmente placentera que se me han escapado involuntariamente dos gruesas gotas de “leche” hacia su garganta.

Me encuentro completamente relajado y en un estado de ensoñación, mi cuerpo se ha puesto híper sensible, y solo me queda disfrutar cada una de sus caricias. Ahora juega con mis testículos, los besa, los lame, los huele y los succiona una y otra vez.

Cuando creo no poder sentir ningún otro placer, Hermano lleva mis rodillas a mi pecho, lo que hace que exponga mi “culo” completamente a él. No entiendo su acción, pero de repente su lengua tan rápida como voraz ha asestado un contundente golpe a mi ano, y una corriente eléctrica recorre toda mi columna vertebral, lo hace una y otra vez, y una tormenta eléctrica se desata en mi interior.

Hermano ahora parece hambriento, devora mi culo con fricción, lo lame, lo come, entierra su lengua en mí y me llena de saliva.

Hermano parece que se ha calmado, se acerca a mí, apoya su frente en la mía, su nariz toca la mía y mi boca devora su aliento, su pecho con mi pecho, mis piernas rodeando su cintura, y su pene en mi ano. En ese instante comprendo que lo que más deseo es sentirlo en mi interior, en recibirlo dentro de mi cuerpo.

Hermano esta estático, pero yo deseoso de mi deseo no puedo estarlo, y con mis caderas ejerzo una leve presión, es solo un pequeño movimiento pero sumamente efectivo,  siento mi cuerpo abrirse a él, repito el movimiento pero esta vez Hermano me ayuda empujando hacia mí, y la cabeza de su pene atraviesa mi esfínter, un leve dolor y ardor se percibe pero nada del otro mundo.

Casi por instinto, dilato y contraigo mi ano, como dándole pequeños bocados a su “pija”, dándole a entender que quiero devorarlo completamente, comienzo a mover mis caderas de lado a lado, de arriba abajo, y en forma circula, como intentado hacer espacio en mi recto para tan anhelado intruso. Hermano me ayuda empujando hacia mí y deslizándose lentamente. Pero mi inexperiencia y mis ansias me  juegan una mala pasada, muevo mis caderas de golpe y me trago completamente su miembro en un solo movimiento.

Un agudo dolor se hace presente que me paraliza, detengo mi respiración y una lágrima se me derrama, Hermano se asusta e intenta salir de mi interior, le detengo, no voy a rendirme, no quiero rendirme, no ahora que está completamente dentro de mí. No ahora que es cuando más orgulloso me siento de mi mismo, no ahora que me he abierto completamente a él, y que por fin lo cobijo en mi interior. El dolor continua, pero no me importa, es un dolor que gusta, es un dolor bueno que da paso a nuevas sensaciones.

Nos quedamos inmóviles largo rato, solo besándonos, los dos nos encontramos sudados y acariciamos nuestros cuerpos, por fin estamos unidos, Hermano a comenzado a moverse lentamente, muy lentamente de adentro hacia fuera, de adentro hacia fuera, en un movimiento rítmico y acompasado, no siento dolor alguno, solo placer.

El calor aumenta, y los movimientos de  Hermano también. Hermano cada vez gana más confianza y arremete contra mí, con más fuerza, con mayor empeño. Yo solo puedo aferrarme con fuerza a él, y desear que entre más en mi interior, que lo haga con más fuerza, con más rudeza y que haga explotar ese punto que con su “pija” ha encontrado en mi interior.

Pierdo el control, perdemos en control. Todo es tan salvaje, tan animal, tan irracional. Solo un fin, solo una meta, el placer.

Le pido, le ruego que lo haga más fuerte, más rápido y se lo doy a entender con palabras entrecortadas, casi inentendibles. Pero él me hace caso y continua dándome ese placer que quiero que no acabe  nunca. Su pene se pone más duro, se inflama hasta su máximo, sus jadeos en mis oídos me enloquece. Hermano se deja ir en mi interior y yo me dejo ir con él, y por cada chorro de “leche” que deposita en mis entrañas, mi pene le responde con una igual.

Nos abruma la calma, nuestros cuerpos pierden fuerzas, perdemos la conciencia en un cálido y placentero sueño que nos embarga.

Nos encontramos desayunando, con Hermano nos miramos cómplices, guardando nuestro secreto. Hemos “follado” tantas veces que ya son incontables, hablamos de cualquier cosa mientras Padre me ignora.

Escuchamos como un vehículo frena de golpe en la puerta de la hacienda, padre sale presuroso a ver qué ha sucedido, mientras que con Hermano miramos desde la ventana, Hermano se ha puesto tenso.

Un Hombre baja de una camioneta y baja de la misma a una joven casi a los tirones. Padre se le acerca y el Hombre desde la distancia comienza con los gritos y reproches, vocifera y gestualiza inmensurablemente.

Escucho como el Hombre insulta a Hermano, Hombre dice que Hermano embarazo a su hija. Hombre  dice que Hermano es un cobarde que la abandono y que Hermano debe hacerse cargo del hijo. La sangre se me ha helado, no creo en esas palabras, no quiero creerlas, me giro para mirar a Hermano pero él ya no se encuentra a mi lado, lo veo salir casi corriendo de la casa, le veo de espalda pero puedo sentir la ira de su cuerpo.

Hermano se enfrenta al Hombre, y le grita más bien le ruje, que él no ha tenido nada que ver, mientras señala a la que fuera su novia, Hermano ruje que la dejo porque la encontró “follando” con el capataz de otra hacienda en el rio. El Hombre enmudece y se pone pálido, mira con temor a su hija, que solo atina a llorar avergonzada  y solo asiente con la cabeza, Hermano caya, no dice mas. Ahora Padre es el que grita para que abandonen sus tierras a los intrusos.

Ahora entiendo el dolor de Hermano, porque esa noche estaba tan herido, me he prometido a mi mismo nunca traicionarle y nuca dañarlo.

Hermano me mira serio, su voz le tiembla, como si temiera decirme algo, su nerviosismo me asusta.

Hermano me habla, Hermano me dice que ha tomado la decisión de viajar a la ciudad. Hermano me dique que quiere estudiar veterinaria y que quiere un futuro mejor.

Le comprendo y le apoyo en su decisión, es lo mejor, aunque le extrañe es lo mejor.

Hermano se ha marchado, me ha hecho prometerle que estudiaría y que terminaría el instituto, él me esperaría en la ciudad.

He cumplido mi promesa, estos dos años han sido por demás tortuosos, pero he tenido una meta en la vida. Me he esforzado al máximo y hoy es la ceremonia de graduación. Padre no ha venido pero eso no importa, Hermano se encuentra en la primera fila esperando por mí, mis ahora ex compañeros, hablan, se despiden, lloran, hacen planes, y festejan, eso no me interesa solo deseo irme, irme bien lejos y estar con Hermano.

Nos hemos marchado, Padre apenas si se ha despedido de mi, mientras que estrechaba fuertemente a Hermano en un abrazo, le dice que esta orgulloso de él.

Llegamos a la ciudad, todo es diferente, todo es nuevo, las personas caminan apuradas, todo está en constante movimiento. Hemos llegado al departamento que alquila Hermano y nos hemos encerrado en el, casi nos hemos devorado el uno al otro. Todas las ansias, todos los sentimientos se han desbordado en una erótica y salvaje demostración de nuestros afectos presurosos a reafirmar los vínculos que no han sido mellados por el tiempo y la distancia. Hemos recuperado todo en tiempo que hemos estado alejados.

Hermano me ha presentado a sus nuevos amigos y colegas que me reciben con los brazos abiertos, son divertidos he hiperactivos, deseosos de mostrarme ese mundo nuevo, me llevan al cine, a comer, pruebo cosas nuevas. Conozco lugares nuevos y a nueva gente. Me han llevado a bailar a una disco, y he descubierto que me gusta bailar y que soy bueno para ello, me han enseñado a beber cerveza aunque Hermano se ha opuesto a ello, le han convencido que solo un poco no me haría mal.

Hermano tiene planes para mí, me dice que al año siguiente iniciare una carrera corta, alguna tecnicatura que me guste, para así poder ir forjando mi futuro.

Conozco a todos los amigos de Hermano, pero hay alguien nuevo, es una chica. Es una chica bajita de rasgos finos, tímida y extremadamente hermosa,  su voz es dulce y huele bonito.

Me agrada, ella habla conmigo, me enseña cosas nuevas y me aconseja. Hermano ha comenzado a pasar más tiempo con ella, hablan constantemente, las visitas de ella son  cada vez más prolongadas, y las visitas de él a ella de igual forma.

Ríen, se hacen caricias, se hacen bromas, salen, se cuentan cosas. Un pequeño dolor ha comenzado a crecer en mi pecho, es pequeño pero se encuentra ahí y cada vez crese más.

El dolor cada vez es más grande, y llega a ser insoportable, no sé que es, pero me lastima, fantasmas del pasado agobian mi mente.

Tengo miedo, tengo miedo de perder a Hermano, tengo miedo de que me lo arrebaten y no poder hacer nada para retenerlo.

Hermano siempre me querrá, pero duele. Hermano siempre será mi hermano, pero duele. Hermano debe ser feliz, aunque no sea conmigo, pero duele. Amar a mi Hermano duele.

Es de noche y me encuentro solo en esta helada habitación, solo con mis sentimientos y solo con mis fantasmas. El dolor ha desbordado mi pecho y lloro, lloro como si la vida se me fuera en las lágrimas, lloro el dolor del alma. Escucho la puerta abrirse, Hermano ha llegado, intento esconder mis lágrimas pero me es imposible hacerlo.

Hermano me ha encontrado es este deplorable estado, corre y me abraza, cubre con su cuerpo el mío. Es curioso, ahora soy más alto, más grande y más fuerte que él, pero aun así él sigue protegiéndome.

Hermano me habla, me interroga preguntándome que me sucede, le notos asustado y mi silencio lo desespera, intento hablarle pero no sé cómo expresar mi dolor, decirle que hasta su abrazo me duele.

Hablo, le hablo y por primera vez expongo todos mis sentimientos, tomo mi corazón desgarrado y lo pongo en sus manos. Las palabras fluyen por si solas, le hablo de mis miedos, de mis fantasmas y de mi dolor.

Le hablo como nunca le he hablado, le hablo desde el alma, le he dicho que le amo.

Hermano me habla, sus palabras son cálidas, sus besos beben mi dolor y sanan mi alma. Hermano me dice que no debo temer, que él está para mí como yo para él.

Hermano me desnuda y se desnuda, Hermano me ha dicho que me dará lo mismo que le yo he dado. Hermano junta nuestras “pijas” y las masturba a la vez, ahora mi pene es más grande que el suyo.

Hermano ha bajado y “mama” mi pene como solo él sabe hacerlo, mi piel se eriza mientras su cálida boca devora mi “pija”. La succiona fuertemente mientras acaricia mi glande con su lengua. Hermano se ha detenido y ha dejado mi miembro lleno de su saliva.

Hermano sube a mi altura y se sienta en mi regazo, mi “pija” queda atrapada entre sus poderosas nalgas. Le miro asombrado, él menea sus caderas de forma sensual sobre mi miembro, Hermano ha tomado un buen poco de saliva de su boca, y la ha llevado a su apertura posterior  y la esparce a conciencia entre su ano y mi pene.

Hermano toma mi pene y lo ubica en el lugar exacto, me mira pícaro y hace presión, es indescriptible, siento como su cuerpo lentamente se abre a mí, sus entrañas me acobijan y siento un ardiente calor abrazando mi pene. Hace tiempo que he dejado de respirar, sudo copiosamente, no sé a dónde mirar si a su rostro o a como su culo devora mi “pija”.

Miro su rostro y noto un pequeño atisbo de dolor, intento detenerle, no quiero hacerle daño, pero él continua impasible en su empresa. Hermano con esfuerzo ha llegado a la base de mi pene, me ha devorado por completo con su cuerpo, yo no he podido soportarlo y riego con mi simiente sus entrañas, me he abrazado fuertemente a su cuerpo,  no quiero dejarle escapar. Hermano me abraza y suavemente me dice al oído para que solo yo le escuchare “ahora solo somos uno”. Es la noche más feliz de mi vida, Hermano me ha permitido estar en él, estar en él las veces que yo he querido y mejor aun. Hermano me ha dicho que me ama.

Dedicado a esa persona.-

No debes de llorar, las cosas simplemente pasan, ya verás.

Gracias por haberte conocido, ahora simplemente debes de olvidarme.