Hermanitos (8)

Somos tres bellezas incestuosas que cogemos por amor con nuestros padres y hermano.

Antecedente: Hermanitos (7).

TRES BELLEZAS, TRES HISTORIAS INCESTUOSAS.

“Mambo, mambo. ¿Qué le pasa a la niña?” Y muchos más. No sé cuántos mambos bailamos. Kalena pasó al círculo y los caballeros primero y luego todos coreamos, -mucha ropa, mucha ropa. –Tras una insistencia no muy prolongada, Kalena se quitó su mini vestido y no traía nada abajo, aplaudimos alegres. Ella, antes de salirse del círculo, me jaló al centro y no se hizo esperar el grito de mucha ropa, me zafé el vestido hacia abajo y quedé en bra y panti, pero los gritos insistían, mucha ropa, así que boté primero el bra y luego mi último reducto y en seguida me sentí humedecida y no precisamente de sudor. Kalena llevó a Vero al centro y resonó el consabido grito. Igual, en tres tiempos dejó visible su hermoso cuerpo. Vero, antes de salir, llevó a Carlos al centro,  quien imitando a un stripper, se fue desvistiendo al ritmo de la música, llevé a César, bailé con él, a la vez que lo iba desvistiendo. Kalena gritó, -vas Margarita, -le pregunté, cuántos años tienes, me contestó 19, a la vez que de un solo movimiento se sacó el uniforme, dejando ver su hermoso y joven cuerpo.

El círculo se estrechó, pero sin dejar de bailar, todos acariciaban los cuerpos desnudos y sudorosos de todos. Kalena con mucha inventiva, dirigía los movimientos conjuntos, cuando casualmente se encontraba frente a mí, grito: -formen parejas, -al terminar de decirlo, ya me tenía abrazada, cambió la música por una lenta y bailé con ella, mi senos quedaban justo debajo de los de ella, lo que me calentaba más y más, nuestros muslos se frotaban unos con otros, mis manos ávidas de su cuerpo, acariciaban su espalda y sus nalgas, su piel lustrosa por el sudor, para mi sorpresa, era extremadamente suave, sedosa, frotaba la hendedura de sus nalgas con extremo placer, ella tomó mi cara con sus dos manos y me dijo, -que hermosa eres Na -y besó mis labios con extrema delicadeza, los recorrió con la lengua, los lamió y me besaba una y otra vez, con tal delicadeza, que me que parecía un ritual. Ahora yo tomé su cara y le dije, tú eres la más hermosa Kalena y le di un beso apasionado, metí mi lengua en su boca y la suya me recibió golosa y suculenta.

Hay que dinamizar esto, porque están a punto de cogerse y si lo hacen ahora, se acaba la fiesta, así me percaté que Carlos bailaba con la verga metida entre las piernas de Vero y César saboreaba su tierno bocado con la pasión que le caracteriza. –Cambio de pareja, -gritó Kalena y fue a bailar con César y yo lo hice con Vero a quien le dediqué toda mi atención y le metí mano por todos lados, acariciando su panochita húmeda lo que le arrancó varios suspiros, El cambió de parejas seguía, me tocó Margarita, en efecto era una niña muy tierna, y a la vez  muy experta de modo que ella me arrancó varios suspiros y gemidos que no quise disimular. En alguna forma, me recordaba a mí misma a los dieciocho, cuando mi despertar sexual en brazos de mi hermanito, quien ahora bailaba encantado y lujurioso con Kalena.

Llegué otra vez con Kalena, me envolvió en sus brazos con esa ternura que tanto me gustaba, y le pregunté, quien es esa niña, -trabaja aquí, es Técnico en relacione  públicas y es mi asistente, es como mi novia. -¿Cómo o tu novia? –Como, -me respondió. ¿Y por qué no la haces tu novia? –Porque quiero que Tú seas mi novia. Me quitó el habla. Luego, acerté a decirle, me encantas Kalena, me fascinas, hasta siento que te amo, pero yo soy la mujer de mi hermano. -¿Y qué? Yo soy la mujer de mi padre; por eso no te pido que seas mi mujer. Casi me voy de espaldas. Desde mi adolescencia, el mundo del incesto se reducía a mí con mi hermano y a Caridad con el suyo. Y ahora de pronto, resulta que estaba bailando con una hermosa incestuosa, que me pedía que fuera su novia.

Me abracé a Kalena con toda la pasión de que era yo capaz. Caridad, mi ex maestra y mi amiga, es la pareja de Carlos y mía o sea que hacemos una triéja y Mariana es nuestra amiga con derecho, -o sea, como tu novia –me dijo Kalena, pues sí contesté, algo así. –De modo Na que te falta una novia, bueno te faltaba, porque ya me tienes. -Kalena, mi amor, de ser mi novia, tendrías que serlo también de Carlos. –Lo acepto con una restricción, sólo podré salir o hacer el amor con Carlos en tu presencia, nunca a solas con él. -Está bien, la verdad es que me encanta ser tu novia, me gustas mucho y nos abrazamos y nos besamos con mucha pasión. Yo sentí que un escalofrío recorría todo mi ser y necesitaba urgentemente su calor. –Lo que tampoco sabes –me dijo -es que Vero, la señora Covarrubias, es la hija de César. -¿Qué? Me estás vacilando -¿Verdad? –Claro que no, tres bellezas incestuosas ¿Cómo ves? –Y me parece que promiscuas, agregué y reímos de buena gana.

Vimos entonces que Carlos y César se habían servido una bebida refrescante. De buenas a primeras, Kalena me preguntó: -¿Has cogido con dos hombres al mismo tiempo? –Hasta hora, contesté, sólo he cogido con mi hermano. –Bueno, es tu oportunidad, ahí los tienes. -Y ¿cómo le hago? –Vamos “mija”, -me contestó, a la vez que me daba una fuerte nalgada -tienes tres agujeros y ellos sólo son dos y  no creo que te falte imaginación, yo entretengo a Vero.

César se había sentado, me pareció un dios griego en su trono, tan sólo me faltaba escuchar los rayos. Llegué con ellos, levantando mi copa dije salud, César se levantó chocaron sus vasos con mi copa y entre sí. Caminé hacia la mesa contoneando mis nalgas, que por cierto, no son poca cosa. Regresé y le dije a Carlos, cógeme hermanito, a la vez que impulsaba a César para que se sentara nuevamente y entonces, cepillé mis pezones con su abundante bigote y él me los lamió gustoso, provocándome corrientes eléctricas que viajaban por todo mi cuerpo. Caí de rodillas, pasé a Carlos detrás de mí, me puse en cuatro, metí mi cabeza entre las piernas de César, lamí, besé y devoré su rica verga con verdadero deleite. Al ver Carlos que mi vagina estaba inundada, me la metió de un solo empujón, produciéndome un poco de dolor, pero mucho, mucho deleite.

Le pedí a Carlos que se tendiera boca arriba a los pies de César, me subí al trono de la reina y continué masturbando, besando y saboreando el líquido pre seminal de la verga de César. Luego de un rato en esta postura, tan novedosa, morbosa y caliente para mí, le dije a César, cógeme también, se levantó en seguida y sin zafarme, me pegué al pecho de Carlos y lo besé en la boca, esperaba alguna reacción desfavorable, porque sin dudarlo, mi boca sabía a la verga de César; pero no, me abrazó fuertemente y me daba besos apasionados.

César intentaba meterme su deliciosa verga por mi culito, pero la sentí muy seca, así que le dije, mójala primero, en los jugos de mi vagina y levanté un poco mi vulva. Entonces, el con un movimiento de mete saca, frotaba su verga en mi vagina ocupada por la verga de Carlos y me pareció que ambos lo disfrutaban. César empuñó, entonces su verga y la comenzó a meter en mi vagina, junto con la de Carlos  y lo logró. Tengo adentro las dos vergas estrechamente unidas y los tres estamos disfrutando del evento, así que nos movimos al unísono, lentamente primero y con más y más velocidad cada vez. Carlos y César se vinieron juntos y yo que estaba admirada de cómo había logrado esta maravilla erótica, con el último espasmo de ellos tuve un orgasmo estupendo.

Sacaron sus vergas escurriendo y se tendieron a cada lado mío. Llamé a Kalena, vi que venían las dos, pues Margarita ya se había retirado. Eché mis piernas hacia mi cabeza, ofreciendo mi cáliz palpitante, lleno hasta el tope del esperma de los dos. Kalena vino a beber y lo hizo produciéndome un placer inmenso, en tanto que vero, limpió con la boca la verga de su padre y luego se pasó con Carlos.

Kalena se despidió besándonos a las dos en la boca. Vero y yo vimos a nuestros hombres dormidos, desnudos en la alfombra. Trajimos almohadas y cobijas y abrazadas nos fuimos a la cama. Nos acostamos al centro, nos abrazamos y así nos quedamos dormidas.

Desperté, como me había dormido, desnuda y abrazada con Vero, pero, ella y yo éramos el jamón y el queso de un rico sándwich. El cuarto estaba oscuro, me di cuenta que me había despertado el suave oleaje que golpeaba contra la bahía. Me percaté entonces de los gritos apagados de los bañistas, debía de ser alrededor de las siete de la mañana, el desayuno sería a las nueve, teníamos tiempo de algo de acción. Besé los labios de Vero, despertó estrechando el abrazo, a la vez que me decía, -que dulce despertar. -Nos besamos nuevamente, ambas con mucha pasión. Al soltar el beso, me comentó, mientras movía de molinillo las nalgas, -estamos acompañadas, -a lo que siguió este diálogo, siempre en voz baja. Sí, yo tengo a César pegado a mis nalgas. ¿Oye? Puedo decirle papito, me nace. –Claro que sí hermanita y reímos ambas. –Sabes Na, yo soy hija única, me hubiera gustado tener una hermanita menor y un hermano mayor, -como nos tienes ahora, ¿verdad? –Sí, así –y estrechó el abrazo y nos besamos nueva y repetidamente, mientras Vero me decía, -te amo Na, los amo a los dos. Y jugando le pregunté: ¿Y… A tu hermanita menor, te la hubieras cogido a diario? –Por supuesto que sí –me contestó a la vez que acariciaba mi cuerpo desnudo.

En eso, sentí palpitando en mis nalgas la verga parada de César y le dije a Vero, atiende a tu hermanito, -Sí, es urgente -me respondió pues debió sentir algo parecido -a la vez que nos volteábamos de espaldas, yo para besar a César y pajear su verga, entonces, me dijo al oído: -¿Sabes Na? Me calenté mucho cuando en el avión, vi tus calzoncitos y tus hermosas piernas. –Pues desquítate ahora, le dije, mientras me ponía boca arriba y lo jalaba sobre mí, cuando entró le dije, cógeme papito, cógeme rico, percibí como le engrosaba la verga, pues la palabra papito en mis labios lo calentaba mucho, me besó apasionadamente y me volvió decir al oído, -wauu con perrito –y le dije con voz natural, disfrútalo, disfrútame papito y me empezó a coger con un frenesí inusitado. Pude ver entonces, que al lado, Vero cabalgaba dichosa en la silla de la reina y que mi hermanito lo disfrutaba enormemente, así que me entregué con mucha pasión a César.

A cada metida, César quería como perforarme con su verga y ese afán era muy valioso para mí, por lo que mi respuesta era de entrega total, él era mi macho y yo la hembra sumisa que anhelaba ser traspasada, tal actitud, me calentó más y cooperaba con él en sus movimientos y su frenesí, era mi primer experiencia de lujuria pura, pues César 14 horas antes, era un desconocido que veía en el avión por primera vez y ya le estaba enseñando los calzones.

Contagiada y enloquecida por el frenesí de César, ardiendo en calentura y mi vagina manado a raudales sus jugos eróticos, me combé para levantar la pelvis y facilitar más la penetración, pues mi ansía de verga adentro no tenía límite, me daban ganas de llamar a mi hermano para que me metiera también la verga como anoche. Un orgasmo inesperado, que disfruté muchísimo, bajó un poco mi presión erótica; pero enardeció más a César.

De modo que, mientras le decía, cógeme papito, hazme tuya, cógeme más, traspásame con tu rica verga, enrosqué mis piernas sobre su cintura, presionándolo hacía mí, luego con mi talón jugué en la hendedura de sus nalgas; como pude, empapé mi dedo medio derecho en mis propios jugos, acaricié con él su ano y se lo metí, lo que le provocó un orgasmo inolvidable como lo fue también  para mí, pues sus convulsiones y gemidos me arrastraron a mi propio orgasmo que fue húmedo, los chisguetes, bañaron los genitales de César que verdaderamente bramaba como toro bravo, desencadenándome una serie de orgasmos que ni pude, ni quise contar. Yo quedé desmadejada, mis piernas temblaban sin control, mi respiración era caótica. Le di la espalda a César, metí mis dos brazos entre mis piernas, me hice ovillo, a la vez que decía, manito ven. Carlos pegó un brinco y se pasó junto a mí, llegó y me abracé a él, temblando sin control. A su abrigo, me di cuenta que el miedo terrible que tenía de perderlo por mi entrega total a otro hombre era infundado, me serené y me apreté más fuerte a él.

Estábamos los cuatro, apenas recuperando nuestro ritmo respiratorio, cuando oímos que la puerta se abría, con el grito de Kalena, -servicio -a la vez que entraba empujando un carrito con jugos frescos. Como una tromba se metió al baño, abrió las llaves para llenar la tina del yacusi, se paró frente a la cama, de un tirón nos quitó la sábana con la que nos cubríamos, se quedó mirando mi entrepierna y dijo: -aquí hubo una inundación hay que achicar el agua –metió la cabeza entre mis piernas, levantó mis nalgas con las manos y comenzó a lamer y sorber. Yo sentía riquísimo su lengua y labios sobre mis muslos, mis labios y clítoris;  A señas, pedí a Carlos que me pusiera su pene cerca para mamárselo. Así, la boca de Kalena en mis genitales y el pene de mi hermanito en mi boca, me resultaban como un bálsamo, por lo que me di cuenta, llegué a mi nivel de meseta y ahí por la maestría de Kalena, alcancé un orgasmo bajo en intensidad, pero prolongado en el tiempo, hasta que kalena, que había estado jugando con su mano en los abundantes jugos de mi vagina, me metió dos dedos, uno en el ano y otro adelante; me super calenté y tuve un orgasmo intensísimo con chisguete, que bañó la cara de Kalena, quien lejos de retirarse, disfrutaba y saboreaba el baño. Como en mi orgasmo intenso solté la verga de mi hermanito, él se vino en mi cara. Motivos más que suficientes para que kalena y yo nos limpiáramos mutuamente las caras a lamidas.

Estábamos en el Yacusi, cada quien con su jugo en la mano, cuando Kalena habló: -verán, mi padre me había encomendado que fuera viendo con calma un proyecto de imagen para promover la ampliación del hotel. Ayer, cuando llegaron ustedes, me dieron la idea. Esta mañana se la expuse a mi padre y le gustó mucho, sobre todo, porque podríamos contar con ella en vivo, tanto para la presentación del proyecto previo en el desayuno, como para la rueda de prensa de la una de la tarde. Miren, habló por teléfono y en la pantalla gigante del baño, salió una mesa en la estaban sentadas, en silueta, sin precisar rostro tres chicas. En frente de la mesa un letrero que decía: Tres bellezas, las propietarias de “Las Veigas”. Si ustedes aceptan, este será el tema base para la campaña de la ampliación y hoy se tomarán las primeras imágenes. -Sí, sí –respondimos emocionadas. Kalena preguntó: -¿Señores? –Ambos dieron su asentimiento y Kalena dijo: -Chicas nos esperan las peinadoras en la suite de al lado. Señores, mi papá los está esperando para el desayuno.

Salimos de la tina, nos plantamos sendos albornoz. Al Pasar por un espejo, me miré e imitando a Mariana, dije para mis adentros: que linda te ves Na. ¿Cogiste anoche, verdad? A lo que respondí, anoche y hace un rato, no sabes de la que te estás perdiendo. A las 9 en punto estábamos entrando al salón, que se encontraba lleno de gente. Margarita era la maestra de ceremonias, pero dejemos que ella haga la narración de esta parte:

-En cuanto las vi aparecer dije: damas y caballeros con nosotros las tres bellezas, propietarias de “Las Veigas”. Mi Dios, venía adelante Nayeli, irradiaba belleza, en su caminar suave, al ritmo de la música, parecía un hada que no pisaba el piso, que flotaba; estalló una bomba de aplausos, traía un vestido ajustado, más bien untado al cuerpo, se notaba que no traía ropa interior. Yo conocía los tres vestidos, los había comprado junto con Kalena, la tela estaba formada por un 45% de licra, un 40% de seda y un 15% de hilos de plata; así que los vestidos refulgían y cambiaban de color, al cambiar el filtro de luz de cada uno de los tres buscadores que las enmarcaban.

El vestido de Nayeli era de licra blanca, seda hueso y los hilos de plata, le llegaba a medio muslo, me daban ganas de dejar todo para ir a alcanzarla, abrazarla, besarla y revolcarme con ella ahí mismo, delante de todos. En el vestido de Verónica, la licra era rosa mexicano, la seda lila y los hilos de plata, le cubría 2/3 de sus hermosos muslos. El vestido de Kalena, que le cubría tan solo un tercio de sus sensuales muslos, estaba compuesto de licra verde oscuro, seda verde claro y los hilos de plata. Las tres bellísimas: Verónica bella y graciosa; Kalena hermosa y sensual; pero, Nayeli, Nayeli era una diosa viviente que dispensaba sus milagros y beneficios por medio de su encantadora y mágica sonrisa.

-El video de presentación duró como cinco minutos, anunció el Sr Varcarcel que las preguntas se contestarían a la una, durante la rueda de prensa en el auditorio y que pasáramos a servirnos el desayuno que era buffet. Vi que Margarita estaba detrás de una cortina, así que fui a felicitarla, en cuanto llegué, me abrazó y me dio un leve beso en la boca y me dijo: -te felicito Na, te ves preciosa, que ajustadito te queda el vestido –mientras me decía esto, acariciaba mis dos senos, a pesar de ser sobre el vestido, un tanto endurecido por los hilos de plata, sentí un escalofrío, se me endurecieron los pezones y mi vagina comenzó a manar su elixir, que bueno pensé que acepté el tampón que me ofreció la peinadora, pues no traigo calzones y no quería un brillo extra en el interior de mis muslos; en seguida llegaron Verónica y Kalena y nos abrazamos todas muy emocionadas, también vinieron Huberto, César y Carlitos y todos nos abrazaron felicitándonos por el éxito. Varcarcel apuntó. El éxito del tema con ustedes resultó inesperado, las felicito a las tres y a ti Kalena por la idea, necesitamos trabajarla más. -Sí pa –contestó Kalena -terminando de desayunar nos vamos a una sesión fotográfica para contar con material y para el reportaje que está haciendo la revista Surfing. –Está bien –dijo Vacarcel y agregó mirándome, -pero no falten a la rueda de prensa.

La sesión fotográfica fue agotadora, muchos cambios de ropa, muchas poses, pero que no parecieran poses, tal fue la instrucción. Nos fuimos a la rueda de prensa, con la ropa que cada quien quiso llevar. Esta vez fue en el auditorio. Entramos las primeras, nuestra mesa era de acrílico, el consabido letrero de “Tres bellezas, las propietarias de “Las Veigas” estaba escrito sobre un plástico transparente. Luego entraron Varcarcel, César y Carlos cuya mesa estaba al centro, nosotras a su derecha y enfrente nuestro, los financieros, quienes no nos quitaban los ojos de encima. Finalmente entró la Prensa.

Luego de media hora, Kalena tomó la palabra e invitó a los presentes a la comida que se ofrecía como acto final de la presentación. Nos acercamos a nuestros tres hombres y Kalena dijo: -oye Pa, no queremos ir a la comida, quiero llevar a las chicas a La Tropicana. –Respondió Varcarcel –justo les quería pedir que no fueran, porque seguro que la Prensa las va a acribillar a preguntas. –Todas asentimos y cada una se despidió de beso de los tres varones, ostensiblemente orgullosos de nosotras. Yo besé a todos en los labios.

Llegamos a La Tropicana, Manolo, el dueño salió a recibirnos al garaje, saludó con grandes manifestaciones de cariño a Kalena nos dijo zalamero: -salieron preciosas en la tele, pero en vivo se ven mucho mejor. ¿En dónde quieren estar Kale? –Gracias contestamos a coro y Kalena agregó -¿Nos puedes dar un privado en el jardín? –Seguro –contestó y nos condujo allá.

Era un lugar elevado del jardín, enmarcado por setos y con sombra natural. Oíamos el mar cercano, pero sólo alcanzábamos a ver el mar lejano, al otro lado, podíamos ver el jardín con exuberante vegetación, sembrado de mesas, unas con sombra natural y otras debajo de una sombrilla playera. Nos trajeron margaritas como cortesía de la casa y Kale pidió la comida.

Kale levanto su copa y dijo –por las tres bellezas. –Dijimos salud, chocamos las copas y bebimos. Entonces Kalena comentó: -bueno, TRES BELLEZAS, TRES HISTORIAS INCESTUOSAS. ¿Quién comienza? –Yo empiezo, contesté de inmediato y les relaté la historia que ya conocen.

Kalena dijo: -Me va. Durante mi fiesta de XV años, mi ma, quien normalmente no bebía, bebió mucho, brindaba con todo mundo y yo no le decía nada porque la veía muy feliz. Al otro día, amaneció malísima y mi pa decidió llevarla al médico a Oaxaca. Yo me preguntaba a mí misma, porqué tanto, si sólo es una cruda. Oí entonces, cuando pa le decía a mi tío: -Niceto, te encargamos a la niña, cuídala, estate al pendiente. –Entonces me contesté, que bueno que pa se preocupe tanto por nosotras. A los dos días regresaron y de inmediato le pregunté ¿Cómo estás ma? A lo que me respondió -ya estoy bien mija, gracias. ¿Tú cómo estás? -Bien también ma, me ha sudado el copete, mucho trabajo, muchas preguntas de los empleados, algunas inconformidades de los clientes que he logrado satisfacer. Tío Niceto me ha ayudado muchísimo y vino mi nana Chole a saludar y viendo tanto trabajo se quedó a ayudar.

Mi ma se seguía deteriorando, los viajes aumentaban, un día llegó toda pelona y al verla me solté a llorar y le dije, ma algo muy feo te está pasando y no me dicen nada. Quiero saber, necesito saber qué te está pasando. Mi ma me abrazó, dejó que me calmara y me habló así. –Resulta que tengo cáncer mija, me voy a morir pronto. Quiero que me ayudes, tienes que ser muy fuerte, tu papá está sufriendo mucho y más va a sufrir. Te has portado muy bien y te has hecho cargo de todo. Confía en Niceto, en Chole, en el contador y en el Sr. José de recepción. Desconfía de los demás, cuídalos, siempre cuentas claras. Mucho cuidado con las lagartonas, en especial con Dalia de la florería, si puede, le va echar el guante a tu papá. Así que porfavor, sé muy atenta con él, ámalo más todavía y sobre todo, sé complaciente, muy complaciente con él para que no vaya a caer de depresión cuan do yo falte.

-Desde que falleció ma, cada noche le llevaba un té de flor de azahar a pa, me sentaba en el borde de su cama, le platicaba algunas cosas jocosas de lo que había ocurrido en el trabajo, mientras le daba unos tragos a su té y me daba consejos e instrucciones, entonces, le daba las buenas noches diciéndole, si se te ofrece algo pa, lo que sea, me hablas, me inclinaba para darle un beso en la mejilla y me iba a mi cuarto.

La ceremonia del té se volvió un evento importante de presencia y permanencia en la vida de los dos. Pasó el tiempo, años. Un día, tío Niceto, quien por cierto era primo segundo de ma, entró muy temprano a mi cuarto, llevándome un jugo y me dijo: -creo que debes dar el siguiente paso, veo a tu papá un poco nervioso y se le está acercando mucho la Dalia. –Será esta noche tío, no llevaré el té, llegaré a las doce. Vigila por favor, si se sale antes, me avisas, estaré con Chole en mi cuarto. No me extrañó nada que me hablara así Niceto, me di cuenta que ma le había dado instrucciones precisas sobre esto y quien sabe sobre cuántos asuntos más.

Veo dos caminos Chole, llego a su cama disfrazada de ma, o como yo misma. A lo que me respondió: -siempre Kale, sé tú misma, nunca trates de ser otra persona. La vida te será más fácil así. Chole preparó la tina con las hiervas aromáticas que Niceto le llevó al atardecer. Me di un largo baño. Escogí un vestido muy a mi gusto y me lo puse sin ropa interior, desde entonces ando así. Lista para que mi pa me tome cuando quiera.

A las doce en punto, abrí la puerta del cuarto. Mi pa me pregunto: -Kale ¿Eres tú? –Sí pa, soy yo, cerré, me quité el vestido y avancé desnuda a la cama, me metí debajo de la sábana. También el estaba desnudo. Me abracé muy fuerte y él deslizaba sus manos sobre mi espalda y poco a poco las bajó a mis nalgas, sentí como descargas eléctricas que me obligaron a echar la pelvis hacia adelante y sentí algo duro. Yo había visto los penes de bebés y de niños que se hacen pipí en la playa, pero nunca había visto un pene de un hombre y mucho menos, una verga parada.

Así que bajé la mano y luego de palparlo un rato y sentir los huevos en mi mano, bajé para verla. ¡Chicooo! Era enorme, muy tiesa y suave a la vez y muy, muy caliente. La besé, la chupé, la lamí y otra vez y otra más y pensé, con está verga dentro de mi ma, fue que me engendraron y amé ese instrumento maravilloso y sentí que desde entonces, amaba todavía más a mi pa. Así que la metí en mi boca, me costaba trabajo, pero me sabía deliciosa. Estaba como loca con mi juguete nuevo, la baba me escurría sin cesar y ya no sabía si chuparla, lamerla o besarla.

Me tomó por mis brazos y la vez que me decía: -calma Kale, no se va a acabar ahí va estar siempre. Se subió en mí, metió su brazo derecho debajo de mi espalda para apoyarse en él y no abrumarme con su peso y comenzó a picotear suavemente mi puchita con su palo, una y otra vez. Entonces me di cuenta que pa temía lastimarme, así que tomé la verga con mi mano, la puse en el lugar indicado y dije, empuja ahora pa, lo hizo y topó, recordé entonces, el himen y sugerí, empuja más fuerte pa y la barrera cedió y entró el glande enorme y yo vibré, los espasmos me recorrían uno tras otro, sentí una fuerte sacudida y me liberé de una gran presión.

-Creo que por hoy basta, ya tuviste un orgasmo y será mejor que descanses –mientras esto me decía, se bajó de mí y se acostó a mi lado, le estuve manipulado el tolete y en cuanto se puso boca arriba, me subí en él y me di el sentón. ¡Qué dolor más fuerte! Grité como loca, pero no me bajé. Mi pa, moviendo las manos cerca de mis brazos y sin saber que hacer me decía: -Kale, mi hijita, bájate ¿Te lastimé, te duele mucho? -Sentí entonces que la verga se comenzaba a desinflar, así que inicié el movimiento de sube y baja, el dolor había pasado y comenzaba el placer, me retorcía, me volvía loca.

La verga de pa, rápidamente recuperó su dureza, me tomó con las dos manos sobre la cintura y condujo mis movimientos. ¡Qué gran placer! Qué dichosa me sentía ensartada en la verga de pa, yo temblaba, me convulsionaba, deliraba y por fin, pa bramó y yo gemí, un orgasmo interminable, profundo. Desmonté y me acosté toda temblorosa y con la respiración agitada. Me fui calmando en los brazos de pa y pensé, ahora mi pa es mi hombre y lo amo como a nadie.

Al salir del cuarto de pa, no me extrañó ver a lo lejos la figura de Niceto, vino a alcanzarme y me dijo, necesitas bañarte en el mar, te enjuagas bien con los dedos, aunque te duela un poco; al regresar, te bañas con agua dulce sin tocarte ahí, al terminar te pones la hiervas que te dejo con Chole y con ella te dejo recado de lo que sigue, así estarás lista para la noche.

Llegó la noche, llevé el té, ahora para los dos y era de canela, como siempre le hice comentarios sobre lo del día, terminamos el té, apagué la luz, me desnudé y me metí a la cama. Me abracé a mi pa, y él  me dijo: -¿Te sientes bien Kale, no quieres descasar? -Con los baños y hiervas milagrosas de Chole y Niceto, me siento muy bien y lista para ti. Recuerda pa, en el día, en el trabajo y en la casa soy tu hijita, pero en la cama, soy tu mujer, tu amante, tu novia y tu amiga ¿Estás de acuerdo pa? –Sí Kale –y nos abrazamos y nos besamos mucho, mucho en la boca, lo que no habíamos hecho antes y pa me cogió con una ternura infinita, despacito, hasta que juntos llegamos al orgasmo. Supe entonces que coger con pa, era un ritual de amor.

-Casi aplaudo, no lo hice para no llamar la atención de extraños, tan sólo le dije: que linda historia Kalena, eres alguien muy especial. Te toca Vero.

Vero nos dijo: -Soy hija única, viví muy feliz con mis padres hasta casi los 18 años. Entonces, un buen día murió mi mamita de una pulmonía fulminante. Nos agarró de sorpresa, no estábamos preparados. El día del entierro, regresamos a casa mi papá, mi tía Bertha, hermana menor de mi mamita y yo. En la casa, luego de tomar un té de Tila que nos ofreció Mica, mi nana, Bertha dijo en tono autoritario: César para evitar habladurías, es mejor que Verónica se vaya a vivir conmigo. Sí, creo que será lo mejor -dijo mi papá y refiriéndose a mí, -hijita prepara tus cosas para que te vayas a quedar con tu tía, mañana paso por ti para llevarte a la escuela. –Eso no será necesario, la escuela está muy cerca de la casa, se puede ir caminando. –Mi papá insistió: -Paso por ti mañana hijita.

-Me fui a mi cuarto, me siguió Mica, cerró la puerta y me dijo: -No te dejes de esta vieja arpía, te quiere separar de tu papá. No lleves nada, sólo  tu pijama. Mañana paso por ti a las seis de la mañana, para que te bañes y desayunes con tu papá. –Tomé una maleta vieja, muy tiesa, como de hule, metí unos libros para que pesara, mi pijama y mi cepillo de dientes. -Regresé y dije, estoy lista papito, mientras se ponía de pie, comentó, -las llevo.

El trayecto lo hicimos en silencio, al llegar, mi papito bajó mi maleta, nos acompañó a la puerta, me la entregó, me repitió –paso mañana a las siete con veinte para llevarte a la escuela. Buenas noches. –Me dio un beso, se dio la media vuelta y esperó en la camioneta a que nos metiéramos y se cerrará la puerta. Entramos, mi tía me asignó un cuarto fuera del núcleo de la casa, lejos de fastidiarme, me agradó porque eso favorecía mis planes.

Salí a las 6:00 en punto. Ahí estaba Mica esperándome con un taxi, lo abordamos, llegamos a casa y en cuanto entramos Mica me dijo: -mi niña, ya está tu ropa lista sobre tu cama, báñate, cuando salgas, le llevas el jugo a tu papá, lo despiertas le das los buenos días como siempre lo has hecho, dejas el jugo sobre el buró, sin decir nada te metes al baño, abres un rato la llave del agua caliente para que se caliente la tubería, bajas las toallas del armario y las colocas a la mano para cuando salga de la regadera, cierras la llave, sales le dices a tu papá que el baño está listo, escoges un traje, camisa y corbata, calcetines y ropa interior a tu gusto y lo dejas todo sobre la cama y le dices a tu papá que lo esperas a desayunar.

Hice todo tal cual, mi papito lo tomó con naturalidad y sólo me dijo al entrar al baño, en seguida te alcanzo Vero. Yo había hecho algo que no me dijo mi nana, me subí la falda del uniforme, no a un dedo arriba de las rodillas, sino dejando ver un tercio de mis muslos, que sabía eran hermosos y sí lo observó mi papito, pero no comentó nada. Desayunamos, me llevó a la escuela quedó de pasar por mí a las dos de la tarde, yo estudiaba entonces en la Escuela Normal para señoritas.

Salí a las 14:05, localicé la camioneta, la abordé, saludé a mi papito y me dijo -vamos a comer fuera -comimos en un bonito restaurante. Él tenía que regresar a la oficina y me propuso que me fuera con él e hiciera allá mi tarea, en lo que salía. Salimos a las 17:30 y pasamos la tarde juntos, cenamos y me llevó a la casa de mi tía. Nos quedamos a platicar un rato en la puerta, salió mi tía y en tono de regaño nos dijo: -¿Por qué no pasan? Parecen novios en la puerta. –Mi papito me dio el beso de las buenas noches y dijo: -mejor no paso para evitar habladurías.

-Ya en la cama, estuve pensando primero que había pasado un día delicioso con mi papito, desde despertarlo, llevarle su jugo matinal, prepararle el baño, elegir su ropa que se puso sin chistar, desayunar juntos, comer juntos fuera, pasear por los portales el resto de la tarde, cenar juntos y platicar como novios en la puerta. Eso me dije, eso y lo de las habladurías, tanto mi papito como tía, ven como real esa posibilidad y a mí no me disgusta. Mica me dirigió muy bien hoy, como si tuviera un plan. ¿A quién obedece y cuál es su plan? Lo averiguaré.

Al otro día, salí a las 6:00, Mica me esperaba y nos fuimos en el taxi, hice mis deberes delineados el día de ayer con un ligero cambio, al entrar con el jugo, vi que mi papito estaba profundamente dormido, así que dejé el jugo, me arrodillé junto a la cama, me armé de valor, besé los labios de papá y en seguida besé su mejilla, despertó con este último beso, cuando abrió los ojos ya le estaba diciendo, buenos días papito y me fui a preparar el baño, cuando salí, ya se había levantado, tomaba su jugo, me dijo -buenos días princesa, creo que si tienes tiempo iremos al cine esta tarde -y se metió al baño, acomodé su ropa y alcancé a Mica en la cocina. Vio mi falda alzada, pero no me dijo nada al respecto.

Le pregunté a Mica que por qué mi papito le hacía caso a la arpía, sin pensarlo me contestó –corres un grave peligro con la arpía, es capaz de matarte, por eso tu papá lleva las cosas tranquilamente, para no exponerte de más. Yo espero que pronto venga a saludarte tu madrina, la Nena Corkera, ella podrá ayudarte mucho, era la mejor amiga de tu mamá desde niñas.

Cumplí los dieciocho en silencio. Mica fue por mí como de costumbre. No nos gustaba hablar nada delante de los taxistas. Así que, hasta que entramos a la casa, me abrazó y me dijo -muchas felicidades mi niña. -Le agradecí y le comenté, hoy es el día Mica, no iré a la escuela y me entregaré a mi papito, tanto que he soñado con esto. –Báñate y arréglate, recuerda, nada de ropa interior, así notará que vas dispuesta. -¿Pusiste las toallas debajo de la cama como te dije nana? –Tal cual,  también recorté la falda de tu  uniforme a  media pierna, todo listo.

Entré como siempre, como siempre, puse el jugo en el buró, besé los labios de mi papito y en seguida su mejilla, cuando abrió los ojos le dije buenos días papito, me contestó y me metí al baño, arreglé todo como de costumbre, sólo que no dejé al alcance ninguna toalla. Salí, dije el baño está listo, te espero para desayunar y comencé a disponer su ropa, sólo que ahora no la puse sobre la cama, sino sobre una silla.

Oí cuando salió de la regadera, tomé la toalla de debajo de la cama y me paré con ella extendida frente a la puerta del baño, cuando abrió, dije un poco turbada, tu toalla papito, se quedó parado un rato contemplándome muy sereno. Yo admiraba complacida su cuerpo desnudo y fui testigo de cómo su verga adquirió vida propia y comenzó a crecer y palpitar, mi puchita en respuesta, palpitó también y me sentí húmeda. Entonces solté la toalla y corrí a abrazar el cuerpo desnudo, perlado de gotas de agua de mi papito a quien ahora veía tan hermoso con la luz blanca del baño a sus espaldas.

Me abracé a él lo más fuerte que pude, él me tomó de las nalgas las acarició, levantó mi falda tableada de colegiala y se encontró con mis nalgas desnudas, las acarició entre gemido y gemido de ambos, yo sentía desfallecer. Me paré de puntitas para buscar su boca, el borde delantero de mi falda sobrepasó su verga y ésta en automático, quedó entre mis piernas, gemí, temblaba, nos besamos muy largamente, yo disfrutaba ese beso tan anhelado, su boca me parecía deliciosa, su lengua jugaba con la mía y me parecía exquisita, además, le hacía molinillo a su pene con mis muslos, sin soltar el beso, tragué una y otra vez nuestras abundante salivas mezcladas y entendí que eso era un elixir maravilloso.

Me volvía loca al experimentar goces, nunca imaginados, pero, quería avances, así que le dije al oído, penétrame papito. Me tendió boca arriba en la cama acarició mis senos, percibí como se endurecían y crecían los pezones. Me retorcía por las deliciosas sensaciones que me producían el bigote, los labios, la lengua y las manos que recorrían mi cuerpo juvenil de arriba para abajo y de abajo para arriba. Ora era un beso, ora una lamida, una leve mordida o un chupetón, estas caricias deliciosas fueron bajando hasta que llegó a mi pubis que nunca había rasurado, sentía que el bigote de papito cepillaba mis pelos y sentía su lengua recorrer mis labios mayores y menores y sus labios besaban a unos y otros y sorbían mis jugos.

Papito soltó su presa, se paró en el piso al pie de la cama, me jaló de los pies hasta el borde, me levantó las piernas, las pegó a su pecho, mis pies quedaron a los lados de su cara y él los besaba. Su verga picoteaba mi vagina, lo que me volvía loca. Por fin, empuño su verga, la acomodó y empujó levemente, cuando topó, tomó la base de mis muslos con las dos manos, me dijo -te amo Vero, te amo mucho y empujo con gran fuerzas, oímos el sonido característico que emite el himen cuando truena, mi papito se detuvo, acariciaba mis muslos y besaba mis pies y tobillos y en breve, dio otro leve empujón y yo sentía riquísimo, creía que me desmayaba de tanto placer, torcía la cintura en busca de mayor fricción, papito avanzaba otro tramo dentro de mí, hasta que llegó al fondo, nuevamente hizo pausa y me preguntó: -¿Cómo te sientes Vero, te dolió mucho?  -Me siento en la gloria papito, es el día más feliz de mi vida, estar así contigo, es el mejor regalo de cumpleaños que he recibido. Ya soy tu mujer papito y me siento dichosa por ello. Papito continuó sus movimientos lúbricos y comencé a gemir y gritar, me convulsionaba toda y mi papito adorado se vino dentro de mí y yo me sentí inundada, también de dicha y felicidad.

-Kalena y yo aplaudimos, nos levantamos y abrazamos y besamos a Verónica y las tres nos besamos muy apasionadamente.  Kalena dijo entonces –somos tres bellezas incestuosas que cogemos por amor con nuestros padres y hermano. –Y agregué: SOMOS TRES BELLEZAS, INCESTUOSAS, HERMANAS Y PROMISCUAS. (Continuará).