Hermanitos (11)
Huberto no pude más y en medio de convulsiones, gritos y gemidos soltó su semen justo en el orificio de entrada de mi útero.
HUBERTO, EL SUEGRO DE MI HERMANO.
Antecedentes: Hermanitos (7), (8) , (9) y (10).
-Entramos al salón, ya habían llegado Caridad, la Nena, Margarita y Mariana (me extrañó ver ahí a estas últimas, pero no dije nada). Todas nos saludamos de beso y abrazo. Cuando abracé a Marina, le dije quedito, imitando su tono de voz, que ojos más brillantes, ¿Cogiste anoche, verdad Ma? Me contestó –sí, pero no con quien tú crees. Oye, no le hagas mucha confianza al tal Teto o mejor ninguna, luego te platico.
La Nena en especial, me brindó atenciones esmeradas y me dijo que hermosa eres Nayeli y dirigiéndose a Vero dijo: -tu papá es un suertudo, tu mamá era bellísima, saliste a ella por cierto, tu tía Bertha, la arpía como tú dices, también era muy bella, luego tú como hija y ahora Na como esposa.
-En eso, Llegaron todos al desayuno, los cometarios fueron en torno a la cena, todos favorables. Comenzó la junta de accionistas, Margarita y Mariana tenían su lugar. Leyeron la relación de acciones pagaderas al día de la firma notarial, con una aportación en garantía, mínima de una acción (cien mil pesos). Mis amigas, estaban registradas con cinco acciones cada una, lo que significaba que debían haber azotado con la garantía. Ya me platicarán pensé.
Se concluyó (estábamos a principios de octubre de 2012). La firma notarial sería en Huatulco, el lunes 25 de febrero de 2013 a la10:00. La boda triple civil, el mismo día a las 14:00. Se ofrecería una comida después. Al otro día a las 11:00 se firmarían los créditos financieros. La triple boda religiosa, quedaría cargo de mis papás, sería aquí al viernes siguiente, el 1º de marzo.
Platicábamos Carlos y yo, cuando llegaron Kalena y Vero y nos dijeron -dejamos las maletas ya hechas, juntas en el cuarto que ocupó Kale ¿Podría alguien ir por ellas? –Me parece que lo dijeron, pensando en el chofer, pero como Carlos y yo bien sabíamos que no se le pide el chofer a papi, a menos que él lo ofrezca, para no interferir con sus compromisos, Carlos, en seguida contestó: -claro que sí, espérenme tantito -y se fue a alcanzar a madre. Yo les dije a las chicas, no se preocupen ahorita se las traen y me fui tras Carlos.
Carlos le dijo a madre que si podía usar su camioneta para traer las maletas de las chicas, madre asintió. Nos fuimos en taxi para hacer más rápida la maniobra. Llegamos a casa, subimos al cuarto de Carlos. Llegó, abrió la colcha y encontró unas pantaletas muy monas con una nota encima que decía: Anoche que dormí aquí, soñé contigo, está tanga te dirá lo que pasó. Te amo. Tu Kale. Carlos olió muy complacido la tanga, le jalé la mano para que me la diera a oler y comenté convencida, Ummm huele muy rico.
Te felicito hermanito, creo que escogiste muy buena esposa. Bajamos las maletas. Antes de subirlas a la camioneta nos besuqueamos un poco o yo creí que había sido un poco. Cuando llegamos, ya se habían ido. Mis papás las habían llevado al aeropuerto a todos: César, Vero, la Nena, Caridad y Mariana, quien se quedaría en México y los demás se irían con la Nena, a su casa. Los llevaba el avión de seis plazas que había rentado Huberto, así que, Huberto, Kale y Margarita, esperaban que regresara el avión para que los llevara a Huatulco.
Margarita se había ido al mercado para comprar unas artesanías para su mamá. Así que subimos los cuatro a la suite. Al llegar, Kalena tomó de la mano a Carlos a la vez que le decía: -ven, quiero enseñarte algo. -Me quedé con Huberto, me acerqué a él, me abrazó, de inmediato palpé su pantalón y para sorpresa mía -{la facilidad de sorprenderse, es una cualidad que le da a Nayeli ese aire de frescura, de niña inocente} -ahí estaba la famosa y enorme verga parada de Huberto. Le abrí la bragueta, y me dijo –ven vamos al cuarto –a la vez que me levantaba en vilo, me colgué de su cuello y lo besé, como sé hacerlo, con ternura y pasión a la vez; parece mi último beso y siempre deja una promesa de más; mis besos son jugosos, pero no mucho, mis labios carnosos y mi lengua inquieta, juguetona, adaptable a las bocas.
Cuando entramos al cuarto, me depositó en la cama y comenzó a desvestirse. Yo me saqué el vestido rapidísimo, desnuda, me invadía una emoción muy especial, y le ayudé pues yo tenía prisa de lamer ese trozo de carne con grandes venas azuladas. Se recostó boca arriba, medio incorporado, tomé su verga en mi mano y la sobaba como midiéndola, disfrutando su largo y su grosor. Luego amoldé mis labios en su tronco y la recorría de arriba abajo y mi lengua hacía su trabajo por dentro, acariciando y humedeciendo y le arranqué algunos gemidos. Eso me motivó. Me armé de valor y la metí en mi boca, no era muy cómodo, pero me resultaba muy morboso hacerlo, era como un reto sexual.
Él se tendió en la cama y ahora su verga quedaba vertical, como una palma pensé, así que la tomé con las dos manos hasta la mitad y la fui metiendo lentamente en mi boca, mi lengua siempre trabajando silenciosa e invisible, cuando toparon mis manos en mi nariz y boca, acababa de rozar muy levemente mi garganta. Bajé mis manos y también mi cabeza, comenzó a entrar el glande en mi garganta, produciéndome una leve arcada y a él un espasmo, controlé la situación, subí un poco la cabeza y volví a bajarla más lentamente, entró y entró. Mi única mano que la empuñaba, quedaba ahora aplastada por mi boca. Urra me dije, gané. Seguí con mis movimientos lentos de subir y bajar la cabeza, sin sacar el glande de mi garganta. Aumentaban los espasmos y gemidos de Huberto. Me levantó la cabeza con mucha delicadeza, a la vez que me decía. –Cálmate hermosa, estoy a punto de venirme –por mí, puedes hacerlo comenté. A lo que respondió –sí, pero quiero cogerte. ¿No quieres que te fornique? –Adelante mi amor puedes disponer de mí.
Me pidió que me pusiera en cuatro en la orilla de un sofá. Me la metió en la vagina, sentirme llena de esa hermosa verga era enloquecedor para mí, (aunque luego me comentó, que sólo metió la mitad), me retorcía y gemía, luego de jugarla un poco, la sacó, metió dos dedos en mi vagina, los lubricó y luego me los metió en el ano, jugó con ellos un rato, los sacó, metió nuevamente su enorme verga en mi vagina, la sacaba y la metía y en una de esas, con mucho cuidado y lentamente me la metió en el ano. Ufff sentía que me partía, pero yo misma me empujaba, la quería toda adentro, cuando sentí su pubis en mis nalgas me moví en redondo solazándome y calentándome más todavía por sus gemidos y convulsiones.
Se aferró a mi cintura con ambas manos y jugó al mete y saca, siempre con mucha consideración, pero era demasiado para mí, así que le dije, métemela en la boca. La sacó lentamente, me rodeó y me la ofreció. Saboree el glande y repasé el tronco con labios y lengua. Regresó a la retaguardia y me la metió otra vez en la vagina. Ahí me encantaba y le dije, parece que el monstruo por fin encontró su lugar y rio de muy buena gana.-{A la vez que pensaba que nunca había sentido una vagina como la de Nayeli, era como un guante en cuanto se amoldaba a su verga, pero un guante vivo, elástico, húmedo, caliente, acariciador y palpitante, pues no perdía su propiedad que los mexicanos llaman “perrito”. En cuanto a la boca, venció la arcada y eso le permitió entrar al esófago, en el que por supuesto no topó. En el culo, tan apretadito, pero lo aguantó sin dolores ni lloriqueos, sino con gran placer; luego, lo que tanto le gusta y nadie le acepta, cuando menos no de buena gana, alternarlo en el culo y la boca, ella misma se lo pidió. En efecto pensó el monstruo encontró su lugar. ¿Cómo le haremos?}.
-En ésas estábamos cuando entraron Carlos, mi hermano y Kalena, la hija de Huberto. Al vernos en acción comenzaron desvestirse. Vino mi hermanito y me ofreció su verga en mi boca, la tomé de inmediato y gustosa me la metía hasta dentro sin reservas. Kale fue por detrás y besaba y lengüeteaba mi vagina ocupada. Luego se acopló, cuando su papá estaba en su posición más afuera, pasaba la lengua por el borde de mi húmeda vagina, lo que hacía que yo me contrajera, aportándole un placer extra a Huberto, además de las lamidas que le daba su propia hija. Cuando iba entrando, ella frotaba su lengua en el tronco que bajaba, hasta que llegaba a los huevos y así estuvimos, Huberto fue el primero en venirse y Kale se quedó lamiendo mi vagina chorreante. Al ver Carlos que su hermosa prometida, limpiaba con la lengua el esperma que su papa había dejado en la vagina de su bella hermanita, no pudo más y se vino. Me paré, besé a Kale mezclando los espermas que cada una tenía en su boca, los intercambiamos muy largamente, luego, la puse en el borde de la cama y le hice una tijera muy vigorosa y entre torsiones, espasmos y gemidos, las dos tuvimos nuestro orgasmo. Me fui a la regadera con mi hermanito, desnudos como estábamos y dejamos a Kale con su papá.
Desperté. Me encontraba entre los brazos de mi hermano y estábamos en nuestra casa, en mi casa, en nuestra cama de matrimonio. Eso me hizo sentirme feliz. Las manos de mi hermano estaban ahuecadas sobre mi senos, las mías sobre las suyas, mis nalgas pegadas a su pubis y su pene comenzaba a endurecerse. Tomé una de sus manos, la besé y dije: despierta hermanito y dime que todo fue un sueño, que nunca hemos estado en Huatulco y que tú eres el único hombre con el que he cogido. Supe que estaba despierto porque su verga endurecida palpitaba en la raja de mis nalgas.
Entonces, Carlos me volteó y me dijo: -buenos días hermanita –me abrazó muy fuerte, nos besamos larga y apasionadamente. Su miembro quedó entre mis piernas, de modo que palpitaba en mi vagina, que lo humedecía incesantemente con sus jugos lubricantes. ¿Sabes hermanito? Quiero que me cojas con mucho romanticismo, como las primeras veces. –Cuenta con ello hermanita y se subió en mí, abrí las piernas y entre besos y caricias, me fue penetrando muy lentamente, lo que me permitía disfrutar cada centímetro de su verga que me iba entrando. Y cada centímetro me hacía gemir y mi perrito comenzó a ladrar y veía los efectos en mi fraterno amante.
Cuando hubo concluido la penetración, se quedó quieto. Así que cerré mis piernas y él subió las suyas sobre las mías, lo cual nos daba un contacto amplísimo de un cuerpo con otro, si cada movimiento estimula siempre mis senos, con lo que me caliento más rápido, en esta postura, también estimula mis muslos y piernas con los suyos. Una vez acomodado, mi hermanito comenzó a pulsar su verga, sin moverse él. Bajo esta maravillosa sensación, los dos llegamos al orgasmo que en mí fue algo maravilloso, como un ritual de limpieza, de purificación, por eso, cuando mi hermanito se quería bajar, no se lo permití, le pedí que permaneciera sobre de mí, que me cobijara con su cuerpo, que me protegiera, como la había hecho siempre, desde que era yo una bebita.
Luego, me preguntó: -¿Te arrepientes de lo hicimos en Huatulco hermanita?. -En realidad no, más bien estoy asombrada de la capacidad de mi cuerpo para el placer, en especial con tu suegro, me encantó su verga, como a todas. No obstante, no tuve con él la entrega que tuve con César. Lo que luego me trastorna, es el pensamiento de que por ésa conducta licenciosa, tú me podrías dejar y eso, sí que no lo soportaría.
De principio, pensé que tú te casarías con Vero y que nuestros casamientos serían de apariencia y sociales; pero que seguiríamos cada quien con su pareja, aunque a veces cambiáramos o lo hiciéramos en orgía, incluyendo a Caridad, que creo que ya voló o con Mariana, que sí, ya es pareja de Margarita y por cierto, no sé cómo entraron de accionistas. –Fue cosa de madre, ella les regaló el anticipo a cada una y habló con Huberto para que las aceptara, por la misma razón por la que las invitó a la cena y resolvió su viaje, para que te acompañaran tus mejores amigas. –Madre nunca deja de sorprenderme. Bueno, me parece que lo de nuestras bodas la hace feliz. –Vaya que sí.
-{Nayeli terminó rápido sus quehaceres. Era lunes en la mañana, así que se sentó en la mesa de su estudio para planear su semana y marcó el teléfono privado de su papá, lo hacía por primera vez, antes le mandaba recado fuera con Carlos, fuera con madre}. -¿Papi buenos días soy Nayeli. –Ola mi hijita, buenos días, que gusto oírte. -La respuesta le dio valor –verás papi, como resultado de estos días, he tomado una serie de decisiones, que ya comenté con Carlos, pero quiero platicarlas contigo para que si está en tu deseo, me hagas algún comentario y me des tu permiso cuando se requiera.
La primera, voy a terminar mi maestría cuanto antes. Me propongo concluir mi tesis para mediados de febrero. Por aparte, voy a estudiar las sociedades civiles, en general; las mercantiles y financieras en lo particular. Tercero voy a tener una relación más estrecha contigo y con madre y voy a tender puentes para que Kalena pueda aproximarse a madre, tanto como quiera y madre lo permita. De momento, es eso papi.
-Mi hijita, tu primer propósito me parece de lo más sensato. Ahora dime ¿para qué quieres estudiar sociedades mercantiles y financieras? Papi, te agradezco mucho lo de las acciones, pero si voy a estar metida en esto, quiero estarlo con pleno conocimiento y actuar en consecuencia.
–Visto así, te felicito mi hijita. Más tarde te mando una bibliografía para que inicies tu estudio. Suele haber muchas conferencias sobre ese tema, busca en Internet y no dejes de asistir, cuando puedas invita a Carlos. Me agrada mucho hijita que entremos en una nueva fase de comunicación. –{Al oír esto, Nayeli tuvo una idea fugaz, que desechó de inmediato de su mente, pasando la mano derecha con mucho vigor frente a su cabeza y se dijo a sí misma –con papi no, no. Luego, agregó el Ing. Valencia}. –Por favor hijita, cuando hables con Kalenita salúdala de nuestra parte y dile que tu mamá, la está esperando. Hijita, te voy a aumentar al doble la cantidad mensual que te venía depositando, para que puedas moverte con facilidad en esta nueva etapa y usa tu tarjeta cada vez que lo necesites. Que no sea el dinero lo que te pare o te retrase hijita. –Gracias papi, te mantendré informado. Te mando un beso. –Y otra vez pasó su mano frente a su cabeza.
-{Nayeli apuntó en la agenda en su tableta, en la clave que había diseñado para eso. Los lunes, hablar con papi a las 8:30, los viernes con madre a las 9:45. Los miércoles con César. Hablar con Kalena y Vero, cuando menos una vez por semana. Dentro de sus propósitos, estaba mandarle una nota escrita diaria a Huberto, cuando menos hasta la próxima vez que lo viera, pero eso, no lo apuntó en su agenda. Luego, sacó un móvil nuevo que recién había comprado para el caso y escribió: Hola! Me encantó conocer al monstruo. Le llamaré Palma. Más tarde, Huberto le contestó por la misma vía. El monstruo quedó encantado contigo, pero, ¿Por qué Palma? Mensaje de regreso: Me gustan las claves, pero en este caso, sólo mira con atención una palma de las que están enfrente: tiene un tronco vertical, grande y grueso, con una punta ensanchada y redondeada, precisamente de color verde. (En México se le dice rabo verde a un adulto, muy adulto, que anda o pretende andar con jovencitas)}.
-Llegué a la facultad, tuve dos clases seguidas, las de los dos únicos créditos que me faltaban y que estaba cursando, en pocas palabras le expliqué a cada uno de mis profesores, mi propósito de presentar mi tesis a mediados de febrero próximo y motivado porqué. El primero, el Dr. Javier Dorentes, me dijo: Te has desempeñado muy bien en mi clase, de modo que aquí no tendrás problema. La próxima vez, te traeré el tema para el trabajo alterno al examen final y bajo ese esquema podrás faltar lo que necesites. –Contesté muchas gracias Doctor, le quedo muy agradecida y le obsequié mi sonrisa más cautivadora, pero sólo me contestó con una leve señal de aprobación y se fue.
La siguiente era la Dra. Julia Campoes. Ella me dijo. –Adelante con tu proyecto, no te preocupes por mi clase, eres de las más adelantadas y por esa causa puedo exentarte. –cuando le agradecía, tomó un tirante de mi vestido, se dio cuenta que no llevaba bra y me dijo –que bonita tela, te entalla muy bien –mientras bajaba la mano derecha por mi costado, rosando mi seno, hasta mi cadera, en donde se posó, presionó y la quito. Sí le dije, es 45% de licra y 55 de algodón. Me preguntó -¿Tienes muchos vestidos así? –Sí, algunos contesté. ¿Me dejas verlos? –Por supuesto. Mira, quedé de verme en la Cava con mi hermano a las 14:30 para comer. Si quieres vamos, comemos y nos vamos a la casa, los ves, platicamos un poco y te llevo a donde vayas. -Me parece muy bueno el plan, hecho. –O K en quince minutos tengo cita con mi asesor de tesis, lo veo y regreso. –Te espero en mi cubículo Nayeli. –Chao Julia.
Llegué con mi asesor, al verme se puso de pie para saludarme y besó mi mejilla, correspondí en igual forma. Le hice el planteamiento de realizar una tesis que fuera un proyecto práctico con bases filosóficas. Tenía tres propósitos fundamentales. 1º) Sentar las bases para que el órgano idóneo realizara manuales de operación de hoteles, que también generara la base filosófica de un programa que a su vez generara el proyecto arquitectónico de nuevos hoteles, que fueran sustituyendo paulatinamente los “Know How” realizados en otras partes del mundo. 2º) Los nuevos manuales deberán incluir las bases de un comportamiento ecológico para administradores, ejecutivos, trabajadores y huéspedes de los hoteles.
-La interrumpió el Dr. Davis: -Nayeli estás hablando de un proyecto que nos es de la competencia de esta facultad. -Iba a doblar el folder que le presentó Nayeli, pero Na lo atajo: -Inutil se me hace insistir en que los manuales se hacen con LETRAS y que las bases filosóficas de cualquier proyecto, incluyen una ACTIVIDAD FILOSOFICA. Además, la estructura de la Universidad, incluye una Dirección General de Vinculación Académica, uno de cuyos objetivos es promover y apoyar proyectos interdisciplinarios. Pero, por favor vea esta presentación que tengo preparada para el caso.
–{La buscó en su tableta, sacó de su portafolio un apoyo en escuadra que traía para el caso y la acomodó frente al profesor. Respiró profundo, soltó la presión. Deslizó las nalgas, un poco hacia fuera de la silla y abrió las piernas. Sabía que así, liberaba feromonas que llegaron al olfato del Dr. Davis. El efecto no se hizo esperar. El profesor sacó un banco que tenía debajo del escritorio y le pidió que se pasara junto a él para cualquier aclaración. Lo hizo. El Dr. Davis le dijo que retrasara un poco la presentación porque se había distraído. Obedeció Na, para lo cual acercó su banco lo más que pudo al sillón de su asesor, se inclinó metiéndose un poco al campo del profesor y manipuló la tableta sin moverla de su lugar. Mientras estuvo inclinada, se abrió un poco su escote, con lo que el Dr. Davis pudo ver parcialmente los senos de Nayeli, que como sabemos, no son muy grandes, pero sí muy hermosos y sensuales.
Al concluir, El Dr. Felicitó a Nayeli, le pidió que ampliara algunos aspectos, ponderando la ventajas y que el jueves haría la presentación formal ante el director de la facultad y el Director general de Vinculación. Se despidieron de beso, Na besó, como por accidente, la comisura del Dr. Davis, quien quedó encantado}.
-Llegué por fin Julia, -dijo Na al entrar al cubículo de la Dra. Campoes, quien se paró y fue a abrazarla y besarla como si fueran las grandes amigas que hacía mucho que no se veían, mientras decía: -Nayeli hermosa perdóname, -me acariciaba el brazo, metiendo el dedo pulgar debajo de mi manguita corta -no te puedo acompañar hoy a la comida, surgió algo imprevisto en casa y me tengo que ir, pero por favor, lo dejamos para otra ocasión. –Claro que sí, contesté, no te preocupes y a mi vez la abracé y la besé –Gracias Na, pero te llevo al restaurante, te dejo en la acera de enfrente.
Mientras comíamos, mi hermano y yo repasamos mil y un detalles del viaje, sobre todo, los eróticos. En la casa se sentó en un sofá de la sala, yo me recosté con la cabeza sobre sus piernas y jugaba con las mías, flexionándolas o estirándolas, abriéndolas un poco o cerrándolas, pues como ya saben con ese tipo de vestido no uso ropa interior y entonces veía en el espejo en qué posición, mi hermanito podía ver el interior de mis inquietantes muslos, o parte de mi pubis, o alguna fracción de mi vagina y veía que efectos tal vista causaba en mi hermanito. De pronto, sonó el teléfono fijo, me levanté, descolgué dije bueno y oí una deliciosa voz de mujer que cantaba: -“Novia mía, novia mía, cascabel de plata y oro… Tienes que ser mi mujer. –Dije entonces, ya soy Kale. Que buena onda, que gusto oírte. Nunca te había oído cantar, tienes una voz deliciosa, envolvente, acariciadora.
-Na hermosa te tengo un recado de mi pa –cuando oí eso, me tensé, mi vagina emitió un pulso, me pregunté, de qué, del monstruo? Sí dime Kale. Me soltó un rollo. Cuando colgué le dije a Carlos -te manda saludar Kale, que ya había hablado contigo esta mañana. Que Habrá una reunión de la Asociación mexicana de Hoteles y que dice Huberto que si le ayudo, pues él se traba mucho cuando habla en público. Me avisará, cuando aborde el avión de Oaxaca a México.
Como mientras hablaba con Kale, me saqué el vestido por abajo, llegué desnuda con mi hermanito, que ya estaba tendido en el sofá, me monté sobre su abdomen, me tomó de las nalgas y me impulsó hacia su cabeza, al llegar, me levanté un poco y él me comió delicioso, para él y para mí también. El resto de la tarde la pasmos fajándonos, comiéndonos (69) y cogiendo rico.
Llegué como a las doce y media al hotel de Manolo, en cuanto me vio me fue a alcanzar, me saludó y me dijo en que suite estaba Huberto. Le di las gracias y me fui a alcanzarlo. Llegué, toqué, me abrió, entré, cerré tras de mí, antes de decir nada, salté a sus brazos, me colgué de su cuello y nos dimos un largo y apasionado beso, mientras Huberto caminaba hacia atrás, uno a otra nos comíamos las bocas, chupábamos las lenguas, yo le acariciaba y jalaba el cabello de la nuca, lo que me di cuenta que le encantaba; mientras su mano avanzaba por mis piernas desnudas, hasta que sintió la humedad y trataba de meter sus dedos entre mis labios mayores que algo sobresalían entre mis muslos.
Sin bajarme de los brazos de Huberto, el suegro de mi hermano, finalmente dije: buenos días mi amor, cómo has estado y lo besé nuevamente. Me depositó en la cama, me senté en la orilla y mientras él se desnudaba el dorso, aventé el blazer y me saqué la blusa; con las tetas de fuera, liberé a mi monstruo que estaba ya bien parado, me froté con él la cara, lo pasé por mi senos una y otra vez, lo cundí a besos, me metí el glande a la boca, lo saboree a mis anchas.
Huberto me tomó por la cintura, me dio vuelta de campana, mi falda que era tableada, cayó sobre mi cuerpo y la saqué por debajo de la cabeza. Huberto ya me estaba comiendo el coño que chorreaba sus jugos amorosos. Cogí a mi monstruo con ambas manos, no era para mí una postura muy cómoda, pero me encantaba la chupada que Huberto me daba en mi vagina ardiente y palpitante.
Pedí a Huberto que se tendiera en la cama, lo hizo, me senté a horcajadas sobre su pubis, de modo que el monstruo quedaba sobre mi abdomen y ahí lo froté, buscando que el glande quedara entre mis tetas. Bajé la verga de Huberto sobre su propio abdomen y me senté sobre ella, deslizándome para que mi vagina escurriendo, recorriera todo su largo, mientras mis labios mayores, lo abarcaban amorosamente y con cierta ansiedad. Para mí eso era delicioso y a juzgar por las leves convulsiones y gemidos del papá de Kalena, mi novia y cuñada, también disfrutaba este falso coito.
Permití que la verga de Huberto se pusiera vertical y me la comencé a meter, muy lentamente, mientras mi vagina no dejaba de manar sus jugos lubricantes, yo seguía empalándome sola, retorciéndome de vez en vez y mirando como Huberto gozaba de este acto, un tanto desconocido para él, pues no estaba acostumbrado a que una mujer lo montara, pero se dejaba hacer pues se trataba de su nuevo y reciente amor. Apoyando ambas manos sobre el colchón, continué mi labor de parto inverso (podría decirse por el tamaño de la verga tiesa de Huberto) y sin haber experimentado el menor dolor, sentí que topó levemente.
Me subí un poco y volví a bajar más lentamente, cuando sentí otra vez el leve tope, seguí bajando, para mi sorpresa más y más, me di cuenta entonces, el glande topó con el útero, pero como la vagina es elástica se iba estirando y amoldándose al monstruo. Me resultó sorpresivo que mis nalgas toparon con el pubis peludo de Huberto y grité ¡Yupi, Yupi! Lo logré mi amor. El monstro está todo adentro y Huberto vio que mi cara no reflejaba el menor dolor, sino mucho, mucho placer lo que lo excitó todavía más.
Permanecimos quietos un rato nos dimos cuenta de cómo la vagina se amoldaba a la enorme verga que tenía dentro y el perrito comenzó a ladrar, Huberto se retorcía al sentir esas pulsaciones a todo el tronco y glande de su hermosa verga. Comencé a moverme, primero circularmente, luego en mete y saca, lentamente al principio, mientras Huberto acariciaba mis tetas con mucho placer para los dos. Fui acelerando los movimientos y me daba sentones sobre el pubis de mi amante vergón, quien me tomó por la cintura con ambas manos y tomó el control de los movimientos a lo que cedí con alegría y me centré en disfrutar a mi monstruo.
Los movimientos se fueron acelerando, Huberto no pude más y en medio de convulsiones, gritos y gemidos soltó su semen justo en el orificio de entrada de mi útero. Pensar en eso me volvió loca, continué con los movimientos frenéticos de mete saca, clavé mis uñas en el pecho de Huberto y tuve un orgasmo líquido, uniéndome a sus gritos y convulsiones. Me caí hacia un lado, metí mis brazos entre mis piernas, mientras toda desmadejada, gemía y temblaba sin control. Huberto espantado, me preguntaba -¿Qué te pasa mi amor, te lastimé? –Entendí su preocupación, hice un gran esfuerzo, acaricié su cara y sonriendo le dije. No te preocupes mi amor, este fue un gran palo, una cogida gloriosa y así me pongo cuando tengo un orgasmo líquido. Sólo abrázame y dame tiempo para recuperarme. Adormilada le pregunté: ¿Cómo está mi monstruo? Alcancé a oír: - Feliz, nunca había estado tan feliz. (Continuará).