Hermana y sola en la vida
La infidelidad de un marido lleva a una mujer a pedir ayuda a su hermano
Rosa entró muy agitada en mi casa. Eran las 3 de la tarde y venía hecha una furia.
-¿Qué te pasa hermanita? Estás que muerdes ¿Que ha pasado, por qué ese cabreo monumental?
-¡Me cago en tu cuñado, en su familia y en todo lo que le rodea! ¡El cabrón me la está pegando con otra. Será hijoputa!
Se sentó violentamente en el butacón grande del salón mientras se desahogaba medio gritando medio llorando.
-A ver, hermana, serénate y cuéntame que ha pasado.
-Ha pasado que Isidro está liado con otra. Con una pelagatas de su oficina que lo único que tiene es que es mas joven que yo. El capullo se ha liado con una tía de 20. ¿Se creerá que va a seguirle el ritmo a la niñata?, él que ahora folla dos veces al mes como máximo, el muy pichafloja. Es que se me llevan los demonios, que me ponga los cuernos con una tiparraca así.¡Es un choni con todas las letras! Tatuada, pintarrejeada como una puerta y con mas silicona en las tetas que la que hay en Silicon Valley.
Me eché a reir y no me atreví a corregir su metedura de pata confundiendo silicon con silicona en lugar de silicio. Es lo que tienen las “palabras falsas amigas”. Le dije:
-A ver mujer, explícate con pelos y señales qué es lo que ha pasado. ¿Es una intuición tuya o tienes pruebas de la infidelidad de Isidro?
-¿Pruebas? ¡Todas las del mundo! Los he pillado en una cafetería cercana a su empresa dándose un morreo. Es que encima el imbécil no es capaz ni de ocultarse bien. Allí, en plena cafetería, a la vista de todos comiéndose la boca como dos adolescentes. Bueno, ella es una niñata pero él tiene ya 40 tacos. ¡Por Dios que es de vergüenza!
Mi hermana estaba con un monumental cabreo y soltaba cada vez mas barbaridades por su boca. Siempre ha sido muy temperamental y teniendo en cuanta lo que me estaba contando no era para menos en esta ocasión. Intenté tranquilizarla pero no había manera. Yo siempre había sido su confidente y su paño de lágrimas. Me sabía de memoria todas sus movidas tanto laborales como sociales y sexuales. Nuestra confianza era tanta que nos habíamos contado siempre las interioridades de nuestras parejas, nuestros amoríos e incluso habíamos descrito muchas veces nuestros polvos. El hecho de que yo fuera gay tal vez le había dado mas confianza en mí que en otro hombre. Bueno, soy gay a medias. Es cierto que me gustan mas los hombres, pero también he tenido mis aventuras con mujeres. Digamos que soy gay al 70%. Mi hermana seguía despotricando de su marido.
-Es que no me lo puedo creer, Frank. Hace ya unos meses que venía notando que cada vez me hacía menos caso. Lo achaqué a un repentino aumento del trabajo y del estrés. Por otra parte con mi cambio de trabajo yo tampoco paraba mucho en casa y cuando coincidíamos estábamos muy cansados. Nuestra vida sexual estaba bajo mínimos. Yo me hacía algunos dedos de vez en cuando pero creo que él ni se hacía pajas. ¡Claro, como se la metía a otra en caliente no tenía necesidades, el muy joputa!. El caso es que la cosa no iba nada bien, nos peleábamos por cualquier tontería y cada vez nos distanciábamos mas. Un día, al lavar sus pantalones, descubrí una tarjeta de un hotel del extrarradio. Me extrañó mucho que tuviera una tarjeta así, de un hotel de la ciudad. Cuando se lo comenté noté que se le cambiaba la cara y, estoy segura, se inventó una escusa muy plausible. -Ah, si! En la empresa hemos hecho un convenio con esa cadena de hoteles. Cuando llega alguien, algún cliente o similar, lo alojamos en ese hotel. Los compañeros que vienen de otros lados también se alojan ahí.- -Pues está en la quinta puñeta-, le dije.-No veo yo que sea muy conveniente, pero vosotros mismos.- Ahí se quedó la cosa de momento. Yo no me había creído ni palabra de la explicación y estaba con la mosca detrás de la oreja. ¿Qué pasaba para que tuviera una tarjeta de un hotel en el quinto coño? ¿Qué hacía allí? Empece a comerme la cabeza y, claro, enseguida surgió la idea de que había ido a ese hotel a estar con otra. La idea no se me iba de la cabeza y cada vez estaba mas segura de que me engañaba. Pero no podía iniciar una persecución de sus idas y venidas a ver si me encontraba con algo. Decidí que lo vigilaría en sus comportamientos a ver que es lo que descubría: si llegaba tarde, si no contestaba a mis llamadas... Una compañera me paso un programa que, una vez instalado en su móvil, podía trasmitir al mío su geoposión en todo momento. Fue muy fácil instalarlo en un momento de descuido ya que el tiene siempre la misma clave para todo, el muy atontado. Así que lo instalé y me puse a revisar sus movimientos. Los dos primeros días no hubo ningún movimiento extraño, pero el tercero, en el que me dijo que no venía a cenar porque cenaba con unos clientes su móvil, a las ocho de la tarde, estaba localizado en el hotel de marras. ¿Se había ido a cenar al hotel de las narices? Lo dudaba mucho. Así que blanco y en botella. Me estaba engañando con alguien. Ahora era cuestión de indagar con quien era. No porque me importara con quien, sino para satisfacer una curiosidad malsana. Y lo curioso es que averigüe quien era la pedorra que se tiraba a mi marido de casualidad. Como ya te dije los he visto hoy en esa cafetearía comiéndose la boca con descaro. Y ni siquiera los iba buscando. Había salido de mi bufete para visitar a un cliente de los buenos y pasé por allí de casualidad. La puta mierda es que los miré por el cristal de la cafetería y los muy desgraciados estaban en primer plano destacados entre todos. No estaban en una mesa central, no. Estaban pegaditos al cristal. Si es que es gilipollas hasta para poner cuernos. Y me he venido a tu casa. Tenía que haberle dados dos hostias allí mismo, a él y a la niñata. Pero me contuve y del cabreo he estado conduciendo sin rumbo hasta que he aparecido aquí. ¡Me cago en todos sus muertos! Y a todo esto he dejado a mi cliente tirado. Tengo que llamarlo ahora mismo. ¡Me cago en la leche.!
Mientras que Rosa llamaba a su cliente disculpándose, y curiosamente le contó lo que que había pasado sin ningún rubor, yo pensaba en como actuar a continuación. ¿Qué había que hacer? ¿Qué le decía? ¿Como amortiguar su pena? Decidí que tenía que calmarla a toda costa. Invitarla a comer como mínimo.
-Venga, Rosa, tómalo con calma y hablamos mientras que comemos. ¿Te aptece tailandés, chino, italiano, griego?
-¡Para griegos estoy yo, cojones! Pide una pizza y listo.
Después de pedir la comanda por teléfono, preparé unas tapas de jamón y queso y un vino blanco helado del Penedés. Cuando se tomo de un sorbo la primera copa pareció tranquilizarse un poco y siguió desahogándose conmigo.
-Esto ha sido muy duro, Frank,. Sobre todo porque se folla a otra en vez de a mi. Joder, si hace semanas que ni me toca. Y el cabrón se encoña con una cría con tetas de plástico. Es que se me llevan los demonios. ¿Tan mal estoy para que no quiera follarme?
-No hermanita, tu estas muy buena. Eres muy follable por cualquiera que tenga ojos. No es eso. Tal vez se haya dejado llevar por la rutina y esa niñata le haya proporcionado diferencia, que no mejoría. Eso pasa mucho. Fíjate en mi que cambio de pareja como de pantalones.
-Ya, pero tu no estás casado, so mamón. Y además eres marica, así que tus apreciaciones sobre las mujeres no tienen validez. Yo no te pondría ni loco.
-Anda que no estás tu equivocada, Rosita. Soy marica, si, pero no dejo de reconocer la belleza y lo sexy que puede llegar a ser una chica. Y me gustan mucho mas los hombres, pero también algunas mujeres. Por si no lo sabes para el sexo no hay hombres ni mujeres, hay personas que te ponen o no.
-Ya, eso me lo cuentas sólo para consolarme. Estoy ya muy vieja y no atraigo como antes. Es que el muy mamón ni me miraba durante días. Un besito de despedida y nada mas. Ni tocarme las tetas, ni un morreo. Un asco de sexo con él y va y se folla a una mocosa. Ahora me veo así, desatendida y despreciada por un gilipollas. ¿Crees que la niñata va a durarle mucho con esa mierda de polla que ni siquiera se le pone lo suficientemente dura?
Las palabras de mi hermana me estaban descolocando. Siempre habíamos tenido una relación de confianza, pero esas confesiones era la primera vez que las escuchaba. Mi hermanita estaba muy defraudada y necesitada.
-¡Me dejas de piedra! ¿Como es posible que el imbécil de Isidro ni te mire! ¡Será gilipollas!
-Lo mismo he perdido todo encanto. Estoy gorda y vieja. ¿como voy a competir con una tetuda de 20 años? Me voy a dar un baño en la piscina., si no te importa. Estoy muy acalorada y necesito hidratarme. ¿Me dejas una toalla?
Fui al armario por una toalla de baño y ella salió a la piscina quitándose el vestido y el sostén y quedando vestida únicamente con un escueto tanga que dejaba libre su espléndido trasero y que tapaba lo justo su entrepierna. Me pareció extraño que se lo dejara puesto porque no tenía mucho sentido. Dio varios largos en la piscina, es pequeñita así que tampoco fue una competición olímpica, y salió de ella para irse a tumbar de frente en una de las hamacas de mi terraza. Su tanga estaba mojado, como es lógico después del chapuzón, y se transparentaba dejando ver que estaba totalmente depilada y mostrando los labios de su bonito coño. Yo me había cambiado y me había puesto un bañador de esos minúsculos para nadar y la vista de mi hermana me produjo una fuerte impresión. Esas grandes tetas al aire, ese cuerpo con curvas y esos genitales expuestos de forma tan evidente hicieron que se reflejara de manera directa en mis bajos. Hacía mucho tiempo que no tenía una erección con una chica y tenía guasa que lo hubiera despertado mi hermana. Me tiré directamente a la piscina y allí me quedé un rato para intentar que se me bajara la hinchazón. Pero cada vez que intentaba salir mas calmado la veía despatarrada y volvía mi erección. Opté por salir por el lado contrario y ponerme una toalla a la cintura que ocultar mi bulto. Mi hermana me dijo:
-¡Ven aquí. Túmbate a mi lado y te sigo contando! ¡Quítate la toalla hombre, que ya te he visto que tienes un buen bulto que mostrar! Me pone mucho que tu hermanita te levante el ánimo.
Me quedé cortado con sus palabras. ¿Hasta donde quería llegar? Estaba cada vez mas nervioso y excitado. Era una situación muy extraña y morbosa. Sí, yo había estado con varias mujeres, pero hacía tiempo que me había concentrado en los hombres. Pero ¿ahora y con mi hermana? ¿Como podía ser tan degenerado que me excitara mi hermana? Pese a todo obedecí sus órdenes y me quité la toalla dejando mi hombría en todo su esplendor.
-¿Por que no te quitas el bañador?, me gustaría verte al natural.-Me dijo mostrándose muy desvergonzada- recuerdo tu polla vagamente de cuando eras mas joven. Imagino que ahora la tendrás mucho mas bonita después de haberla usado en tantos culos.
-Pero ¿qué te pasa hermanita? ¿Quieres calentarme por algún retorcido juego? -Mi mente echaba humo sin saber que era donde quería llegar mi hermana. ¿De verdad estaba pensando en seducirme y que follara con ella, o era uno de sus muchos bluffs que luego quedaban en nada? La verdad en su manera de expresarse y esa desnudez impúdica que practicaba me hizo claudicar y me bajé el bañador de un tirón dejando mi pene erecto a la vista de mi hermana. Le miré a la cara y vi como ella me observaba con detenimiento centrando su vista en mi verga con ojos brillantes. Lentamente subió las piernas y se quitó el tanga tirándolo a un lado. Empezó a tocarse con los dedos de la mano izquierda y con la derecha se agarró la teta izquierda magreándola y pellizcando su pezón. Era evidente que su ánimo estaba desquiciado por los acontecimientos y me estaba incitando a hacer algo entre los dos. Yo era consciente de que su estado no era de lo mas lúcido en ese momento. La certeza de que su marido se la pegara con otra había sido un shock para ella y se encontraba en un especie de ensueño no natural. Pero yo también estaba en un estado que resultaba extraño y lujurioso. Era una mezcla entre deseo irrefrenable y contención debido al tabú del incesto. Si no hubiera sido mi hermana ya hubiera estado sobre ella hacía tiempo, pese a que ahora era un marica a tiempo completo. Pero la proximidad parental me dejaba sin capacidad de reacción. Estábamos los dos en pelotas, ella masturbándose y yo de pie con la polla tiesa sin saber que hacer y como continuar. Si se hubiera grabado la escena hubiera resultado de lo mas cómica. Ella fue la que rompió el hielo.
-Acércate, joder, que no muerdo. Déjame que te toque la polla. Me gusta mucho. ¿Te asusta que seamos hermanos? Acabas de decirme que para el sexo sólo hay personas, ni hombres ni mujeres, solo personas. Y yo estoy muy necesitada de cariño en este momento y me pone mucho que sea mi hermano marica el que me lo de. Me hace sentirme una mujer muy deseada de nuevo. ¡Joder, si le pongo a un marica, que encima es mi hermano, es que soy la hostia! Necesito sentirme querida. ¡Por favor, ven!
Ante esas palabras tan claras y entendiendo que eran de auxilio, se me cayeron todos los tabúes y, como en trance, me acerqué lentamente a la tumbona donde mi querida hermana no dejaba de tocarse. Mi situación mental era de calentura total. Realmente deseaba a aquella mujer espléndida y necesitaba tocarla, besarla, comerle todo el cuerpo y follarla por donde pudiera o me dejara. Pese a mis querencias homosexuales, en ese momento estaba totalmente excitado por la posibilidad de tener a una hembra así, que además era mi hermana. Este hecho incrementaba al límite mi morbo y dado que mi hermana estaba totalmente preparada no perdí ni un segundo en acercarme a ella y besarla en la boca. Pero no un beso de hermana, no. Un besos lujurioso, sucio, en el nuestras lenguas se mezclaron con nuestras salivas para fundirse en un chupar y sorber todos los fluidos de uno y de otro. Rosa dejó de pajearse y me agarró el pene con fuerza, con deseo, con violencia incluso, y lo meneó lentamente llevándome a un estado de placer continuo.
-Ummm, que bonita polla tienes, y del tamaño adecuado, no como la del puto imbécil- me dijo mientras seguía con su meneos. -Quiero chuparla entera, hasta el fondo-
Y dicho y hecho, se incorporó hasta quedar sentada en la hamaca y se la introdujo en la boca con glotonería, con lujuria, con ansia. He de reconocer que lo hacía muy bien. La mamada que me estaba haciendo, centrada solo en mi rabo, era de las mas placenteras que recuerdo y mira que me la han mamado veces. Soy de la opinión que los hombres maman pollas mejor que las mujeres porque sabemos lo que nos gusta y por tanto lo aplicamos en nuestras felaciones. Igual que creo que una mujer debe de comer coños mejor que un hombre en general.
Pese a todo mi hermanita era una felatriz consumada. Sacando de la boca mi falo, con la boca llena de babas, lamió toda su longitud y se centro en mis depilados huevos que chupo e introdujo uno a uno en su boca cosquilleandolos con la lengua. En esa feliz mamada estaba cuando noté que sus dedos tocaban mi culo buscando directamente el ano. Jugueteaba con él haciendo presión y acariciando con la yema de su índice mi entrada trasera. Como vio que me resultaba placentero se insinuó con la primera falange penetrando en mi ano lentamente y girando su dedo en el interior. Con mas resolución penetró con todo su dedo índice en mi interior y allí se dedicó a moverlo, a girarlo lo que me producía un gran placer mientras besaba mi polla.
-Joder, guapa ¿donde has aprendido eso que me haces?
-Le gustaba mucho al cretino, pero ¡se acabaron los preliminares. Metémela entera. Necesito polla ya, ya!
Con su mano derecha cogió mi rabo y me arrastró hacia ella. Abrió las piernas y las subió a mis hombros, se encajó la punta en su coñito y la metió gritando -¡Hasta el fondo, métela hasta el fondo! ¡Muévete, dame fuerte. No te pares! ¡Joder, me está follando mi hermano, joder que gusto, joder, joder!
Yo me movía de forma acompasada y muy fuerte. No pasaron mas de treinta segundos cuando se corrió espasmódicamente gritando tanto que pensé que los vecinos llamarían a los maderos. Imaginaros los titulares: “Gay viola a su hermana en su chalet de la sierra”. Carne de programas de Tele5 durante meses. El caso es que tuvo un orgasmo detrás de otro mientras la follaba con fuerza. Le avisé que yo también estaba a punto y me rogó que le echara mi leche dentro, que no parara. Así que no pude por menos que complacerla y comencé a eyacular de manera muy copiosa. Llevaba al menos 15 días sin sexo, ni siquiera una paja, y estaba muy cargado. Así que tuve un fenomenal orgasmo acompañado de multiples chorros de semen. Seguramente fue la mejor corrida de mi vida con una mujer, que no es que hubiera habido demasiadas la verdad.
Fue bajando las piernas lentamente y mi virilidad descendió de manera normal. Salí de ella y me situé de lado acariciando su cuerpo con lentitud. Su barriguita, sus costados, sus tetas... todo el cuerpo me parecía una maravilla digna de ser acariciada. Rosa respiraba con mas tranquilidad y no decía nada, solo suspiraba de vez en cuando al sentir mis lentas caricias. Por fin comenzó a hablar.
-Estoy como en una nube. Hacía tiempo que nadie me hacía llegar a un orgasmo así. Ha sido magnífico. Si sigues con esas caricias voy a tener que follarte otra vez. Me estás poniendo muy caliente de nuevo.
-Estás de suerte, hermanita. Porque mi cosita se está poniendo a tono otra vez y me parece que vamos a ir por la segunda en breve. Como me has comido antes un poquito la polla voy a hacer lo mismo contigo. Pero vamos a subir a mi habitación. En la cama estaremos más cómodos.
Tiré de Rosa levantándola de la tumbona y mánsamente se dejó llevar de la mano hacia la casa. Íbamos abrazados besándonos y tocándonos todo el camino. Le agarraba de sus pechos y ella me cogía de los genitales hasta que la deposité, con un empujón un tanto brusco, en la cama.
-A ver ese coñito que tal está.
-Está lleno de tu lefa, guarro. No me has dejado ni asearme. ¿No te importa comérmelo así, lleno de fluidos?
-¿Crees que no he probado mi leche antes? La mía y la de otros muchos, ¡no me jodas! Voy a hacerte una comida de chochete como no te la han hecho nunca.
Comencé a chupar sus labios y a deslizar mi dedo por la rajita. Sus fluidos se mezclaban con los mío en un sabor agridulce. Introduje uno de mis dedos en la vagina e inicié un lento mete y saca con él mientras que seguía lamiendo sus genitales hasta centrarme en su botoncito que ya estaba excitado y prominente. Con mis primeras chupadas noté como temblaba y deduje que sin duda alguna estaba experimentado un orgasmo. Las contracciones de su vagina en los dos dedos que ya tenía dentro me lo confirmaron. Alcé la mirada y su cara era un poema: los ojos cerrados, la boca semi abierta, su lengua mojando los labios y una expresión general de felicidad .Confirmando que soy un guarro, saqué mis dedos húmedos de su coñito y los acerqué a sus labios que se abrieron para chuparlos sin recato.
-Guarro, sucio cabrón- me dijo. Hacerme probar mi propio coño. Guarro, asqueroso. ¡Como me gusta, me encanta, joder! ¡Me pones mas caliente todavía! ¿Te queda fuelle para follarme otra vez?
-Claro, bomboncito. Ahora mismo. ¡Abre las piernas!
-Cariño, ¿me follarías por detrás? Eres un experto y yo creo que necesito experimentar cosas muevas y mas morbosas.
Me quedé asombrado ¿Mi hermanda quería que la sodomizara? ¿Así, de repente?
-Espera, espera ¿Me estás pidiendo que te de por el culo?
-¡Si, eso quiero! Con el pichafloja de Isidro nunca lo he hecho y antes de casarme sólo lo experimenté una vez y no me gustó mucho. Pero contigo estoy segura que será diferente.
-Pero, querida, para hacerlo bien hay que prepararse, asearse, tenerlo limpito y eso. Ahora no es momento.
-Pues ponte un condón y fóllame, por favor te lo pido. Estoy como una puta salida. ¡Por favor!
-Como quieras, pero antes he de relajarte un poco. Si te la meto del tirón va a ser muy desagradable para ti. Te lo digo por experiencia.
Me puse un guante y le dije a mi hermana que se pudiera de rodillas con el pecho apoyado en el colchón. Su trasero en pompa era lo que necesitaba para empezar las maniobras de relajamiento del esfinter. La masturbé suavemente primero y con el guante impregnado en lubricante empecé suavemente a estimular el ano dando lentos círculos en su torno hasta que metí mi primera falange. Lo recibíó nada mas que con un pequeño suspiro, lo que me indicó que podía introducir mas el dedo cosa que hice. Una vez se acomodó a mi dedo indice, mientras que seguía tocando su coñito con la otra mano a fin de mantenerla excitada, introduje un segundo dedo y continué la misma suave maniobra. Al cabo de un rato, un tercer dedo entró en su agujero sin apenas resistencia, mientra que ella suspiraba y se derretía con mis caricias. La situación era tan sexi y caliente que mi pene no había perdido su vigor en absoluto, pero para continuar manteniendo mi erección y su deseos cogí uno de los plugs anales que suelo utilizar, lo recubrí con un condón y, después de lubricarlo, lo introduje en su ano sin problemas para así mantenerlo abierto. Me acerqué a ella y susurrarle le dije que como era tan guarra como yo quería follarla primero por la boca y que después la encularía convenientemente. Le acerqué la punta de mi polla a su cara y, golosamente, se introudujo mi capullo en su boca y comenzó a succionar.
-No así no,- le ordené. -Ponte boca arriba que voy a follarte bien- su cabeza estaba un opco caida en el lateral de la cama y aproveché esa circunstancia para penetrar su boca y su garganta e iniciar un leve movimiento de entrada y salida. ¡Joder, me estaba follando la boca de mi hermana! ¡Era tan morboso y guarro que no pude aguantar demasiado y tuve que salirme porque en caso contrario me hubiera derramado inmediatamente. Ella pareció frustrada y con cara de querer mas, pero no podía ser. Tenía que cumplir con lo de follarle el culo y tenía que hacerlo ya. Me puse un condón y le pdía que se abriera de piernas y que se agarrara los pies con las manos de manera que quedar expuesta a mi tanto su coño como su culo. Le lamí un par de veces el coñito y mientra lo hacía retiré el plug de su trasero. Este salió sin dificultada y si solución de continuidad le metí la punta de mi polla en su culo. Su trasero aceptaba bien mi pene y sólo pude decirle que iba a meterla entera, que estuviera preparada. No rechistó cuando entré hasta lo mas profundo. Su culito era muy prieto y mi pene se adaptaba perfectamente a él. Una vez que estaba ya adaptada a mi volumen, me rogó que la follara duro, que quería experimentar la fuerza de una polla en sus entrañas. No pude por menos que cumplir sus deseos y empecé un mete y saca que llegaba hasta el fondo y prácticamente la sacaba entera. Esos movimientos me encantaban cuando yo los recibía, así que supuse que ella experimentaría lo mismo. Cuando casi la sacaba y la dejaba quieta, ella movía su trasero deseando que la volviera a introducir. La hacía sufrir un poco y le encajaba totalmente y de un sólo movimiento. Me di cuenta que seo la ponía frenética. Esas pausa eran una dulce tortura par ella y a mi me producía un intenso placer. Pero estaba ya excesivamente salido y tenía que acabar porque me estaba reventando el corazón. Empecé a frotar su coñito fuertemente con una mano y a moverme frenéticamente. Ella comenzó a correrse sin parar entre gritos y casi aullidos. No pude contenerme mas y tuve un gran orgasmo que me dejó temblando. Me dejé caer en su pecho mientras que ella, derrengada, bajaba sus piernas desfallecida. Mi pene perdió de inmediato su verticalidad y se salió de su culo por la postura y la falta de rigidez. Caímos en un casi sopor post coital. Estábamos en ese relax cuando escuché que abrían la puerta de entrada, y que una voz gritaba:¡Frank! ¿Estás en casa?
Era nuestra madre.
¿El fin?