Hermana borracha y dopada

El hermano mayor debe ayudar a su hermana , cunado esta se pasa de copas, sin embargo obtendra su recompensa ...

Hermana borracha y dopada

Todo comenzó como una simple salida entre amigos, dentro de los cuales estaba mi hermana, novia de uno de mis amigos. Yo me divertía en la disco, bailando y pasándola bien cuando algo paso, que las muchachas se fueron al baño y por lo que me entere entre los que nos quedamos, al parecer Carlos, había terminado con mi hermana. Carol lloraba en el baño y la verdad no me interesaba meterme al medio, ya que Carlos nunca me gustó la relación de ellos, conociendo lo mujeriego que era Carlos, incluso satisfacción al saber que habían terminado.

Carlos se marcha del local y mi hermana luego de mucho rato salió del baño, ya un poco más tranquila y comenzó a beber mucho. Ella era menor que yo por dos años y aunque hubiese querido detenerla, eso solo hubiese empeorado las cosas, por que su carácter fuerte y mal genio, le deje el problema a sus amigas. Al cabo de una hora, mi hermana estaba completamente ebria, haciendo algunos escándalos de típicos curada. Mi hermana tenia 27 años, vivía sola hace unos años y ya estaba grande como para estarla cuidando. Lo único que me preocupaba, era que no condujera de vuelta a su casa. La dejamos tranquila con una de sus mejores amigas, cuando esta se me acerca y me pide que la llevemos a su casa, para que descansara. Para mí la noche estaba recién empezando, pero igual un poco molesto, debía actuar con responsabilidad con mi hermana y me tuve que ir, llevándola yo en mi auto con su amiga y otras amigas se llevaron el auto de ella.

Llegamos a su casa, le entramos su auto, la llevaron al baño, la hicieron vomitar y la llevaron a su cuarto. Una de sus amigas, que trabajaba de enfermera en un hospital, le hizo tomar una pastilla que según ella era un calmante y que la dejaría inconsciente hasta el otro día. Yo las dejaba actuar a ellas, pero me quede en la puerta de su cuarto y vi como entre las tres le iban sacando la ropa. Por mi no se preocuparon, y dejaron que viera mientras le sacaban la ropa, ya que era el hermano mayor, sin embargo, hace muchos años que no veía en ropa interior a mi hermana, y me fije en el hermoso culo que ella se gastaba. Muchas veces había mirado a mi hermana con otros ojos, y claro, como no, si a sus 27 años tenía un físico que cualquier hombre no dejaba de admirar. Además, me había enterado por comentarios de mis amigos, que seguramente Carlos había difundido, que ella era una puta en la cama. Me quede admirando como las amigas la desvestían y la metían a la cama. Cuando estaba por terminar, entre al baño y me quedó dando vueltas en la mente la imagen de mi hermana, acostada de boca, con su culito levantado en completo estado de inconsciencia, con unos diminutos calzones azules metidos en sus hermosas nalgas. Mi verga había despertado a esos estímulos, mas el alcohol que ya circulaba en mi cuerpo, fue trazando en breves segundos, una plan para aprovecharme de la situación de mi hermana. Era fácil, ella estaba sola en su casa, completamente fuera de sí, y tenía en mis bolsillos, las llaves de su casa.

Cuando salí, sus amigas fumaban un cigarro afuera de su casa, esperando que saliera la última amiga que apagaba las luces de la casa. En una breve conversación hable con su amiga enfermera y le pregunte por las pastillas que le había dado, confirmándome que era un relajante muy fuerte que la dejaba completamente inconsciente. Que como la habían hecho vomitar, no había riesgo que se fuera a ahogar de noche con le vomito y que dormiría como tronco hasta las 5 de la tarde del otro día, que podía haber un terremoto y que mi hermana no sentiría nada.

Eran cerca de las 3 de la mañana, ya no era una hora como para volver a la disco, por lo que fui a dejar a todas sus amigas a sus casa ya que habían salido en el auto de mi hermana. Apenas su última amiga cerro la puerta de mi auto, con las llaves de la casa de mi hermana quemándome el bolsillo de mi pantalón, me devolví hasta su casa rápidamente, percatándome que a esa hora todos sus vecinos dormían. Abrí la puerta de la reja, luego la de la casa, y sin prender las luces subí al segundo piso, hasta el cuarto de mi hermana.

Ya había pasado media hora y prendiendo la lampara de su velador, me senté a su lado, moviéndola tratando de despertarla. Mi hermana estaba completamente inconsciente, borracha, drogada y por mas que la movía, ella no respondía a nada.

Al estar ahí, con el morbo de estar con una mujer en ese estado de completa inconsciencia, me tenia enfermo de caliente y bajando las sábanas lentamente deje al descubierto el hermoso y bien formado culo de mi hermanita. Hice el último intento de despertarla, moviéndola bruscamente, pero ella estaba completamente dormida.

Era mi noche, esa situación no era como para dejarla pasar, y admirando el hermoso culo de mi hermana menor, cubierto apenas por un diminuto calzón de color amarillo, que se metía entre sus lindas nalgas, me comencé a tocar por sobre el pantalón, como preparándome para lo que esa noche pasaría. Le comencé a tocar su culo, primero suavemente, deleitándome con el contacto de sus frías nalgas, su piel suave, mirando como mi mano acariciaba ese hermoso culo. Se las apretaba a mi antojo, cada vez más fuerte, dándome cuenta que mi hermana no daba ni una muestra de despertase. Mis dedos bajaron cada vez mas y comenzaron a tocar su abultada vulva, se sentía exquisita, y la froté una y otra vez, sintiendo como poco a poco esta se iba humedeciendo. Mi dedo corrió esa prenda de vestir y sin tener ni un problema, se metió dentro de esa húmeda cavidad. Sin ni una dificultad fue explorando el sexo de mi inconsciente hermana que yacía de boca sin enterarse como su hermano mayor le trajinaba su intimidad. Mi verga estaba durísima y viendo que mi hermana ni siquiera cambiaba su forma de respirar, me animé a bajarle su calzon.

Lentamente fui corriendo esa prenda intima, dejando al descubierto el divino culo de mi hermana. A pesar de sus 27 años, ella tenia el físico de una quinceañera. Delgada, baja de estatura, con una cintura de avispa, que terminaba en un redondo y parado culo. Su pelo rubio, largo y sus tetas sin ser muy grandes, pero largas y puntiagudas. Mi calentura no daba mas y ya sin pensarlo, le saque por completo esa prenda, separándole las piernas para tener una mejor visual de la intimidad de mi hermana. Sin pensarlo, me saque mis pantalones quedando desnudo de la cintura para abajo. Me deleitaba acariciando cada centímetro de ese hermoso culo, babeando por tenerlo dentro de mi boca, sentir sus jugos, su olor ...

Le separe bien las piernas y le coloqué un cojín bajo su vientre dejándola con el culito parado. No resistí mas y me dedique a besarle su hermosa cola, separándole las nalgas con mis manos, sintiendo el aroma, metiéndole la lengua lo mas adentro que su apretado ojete me permitía. Ella no daba ni siquiera una muestra de sentir lo mas mínimo. Una y otra vez mi lengua se perdió en el culo de mi hermana , mojándoselo, degustando el sabor que me entregaba, separándole las nalgas y metiéndole lo mas adentro que pudiera mi lengua.

La di vuelta, ya confiado que no se despertaría por nada y me comí ahora su coño, abriéndoselo con mis dedos, realmente exquisito, rosado, completamente depilado, sabroso, de labios no muy grandes y un clítoris bastante desarrollado que chupaba fuertemente. Tanta acción en su coño, aun con su estado de inconsciencia hizo que este se lubricara. Ya estaba listo para ser follado.

El mismo cojín quedo ahora en su espalda, dejándole la zona pélvica mas levantada, y colocándole las piernas sobre mis hombros me la comencé a follar, lentamente disfrutando cada sensación de ver como mi verga entraba centímetro a centímetro en el coño de mi inconsciente hermana. Una y otra vez se repitió la violación , sin que ella se enterara que la verga que entraba y salía de su sexo era la de su propio hermano.

Mucho rato la penetre, una y otra vez, con mi hermana en un completo estado de inconsciencia. Tanto así que me dio calor y termine por desnudarme completamente, aprovechando de desnudarla a ella también.

La colocaba como yo quería, de lado penetrándola por detrás, manoseándole las tetas, besándole el cuello, metiéndosela lenta o suavemente dependiendo mi grado de excitación para no acabar. Quería que ese momento no terminara nunca. Era el top de todas mis incursiones morbosas, estar follando a mi hermana menor sin que ella se diera por enterada.

Esa noche, era mi noche y no dejaría nada por hacer con el cuerpo de mi hermana, Nuevamente la coloque de boca, y después de hartarme de besarle el ano, procedí a untarle abundantemente una crema que estaba entre sus cosas. Con mi dedo le fui untando crema hasta que este entraba sin ninguna dificultad. De la misma manera, me coloque crema en mi verga y separándole las nalgas le apunte mi verga a la entrada de su culo. No me costo mucho llevar a cabo mi cometido y al cabo de un rato, mi verga se extasiaba con el agujero de mi hermana. Esa cola tan rica, que muchos habían deseado y que pocos habían conseguido esa noche era solo mía, hasta que mi cuerpo durase. Varias veces tuve que detenerme para no acabar dentro de ella, aun sabiendo que no corría ni un riesgo de dejarla embarazada por esa lugar, pero mi morbosidad iba mas allá, quería sentir mi verga dentro de su boca.

Me acerque a ella, frotándole primeramente mi verga por sus labios y apretándole un poco la nariz, comenzó a respirar con la boca abierta. Poco a poco le metí mi verga en su boca, y poseído por un morbo incontrolable, me coloque a tomar fotografías con mi celular de esta acción. Después me dedique a fotografiarla entera, con mi verga entrando por su ano, entremedio de sus tetas, hasta que viendo que la noche estaba llegando a su fin , supe que ya era momento de retirarme.

Obviamente no me iría sin antes acabar y que mejor que hacerlo dentro de su apetitoso culo, por lo que nuevamente la acomodé a mi antojo y penetrándola salvajemente me descargue dentro de ella.

Mi hermana en ni un momento dio muestras de molestia o intento por despertarse. Textualmente estaba muerta con la borrachera y las pastillas.

Le coloque su ropa interior no sin antes limpiarle con la mía todos mis restos de semen. Me asome por la ventana, el sol ya estaba saliendo y dejando las llaves en la mesa, cerré la puerta y me marche. Recién ahí, me di cuenta de lo que había hecho, sin embargo el placer que había sentido superaba con creces mi moral.

Al otro día, ni en toda la semana supe nada de ella.

Alexander_5149@hotmail.com

Colaboración de Juan Felipe - Chile