Herencia de familia 1

Mezcla de lazos familiares reales con sucesos que son fantasias mias.

Herencia de familia

¿Eres mi tío o mi tía?

Era una pregunta que hacía en broma, el era mi tío Roberto, el único hermano de mi padre, pero se veía como mujer, no sabía por qué, solo sabía que era un "joto", así le decían mis tías.

Pero me parecía fascinante, pues yo en el interior de alguna forma me identificaba mas con las mujeres, las veía arregladas para las fiestas, muy hermosas y con una sensualidad que no me explicaba.

Yo vivía con una de mis tías, mis padres se habían separado desde que yo tenía 3 años, la vida con esta tía era dura, pues en vez de jugar como cualquier chico, tenía que hacer todo el quehacer de la casa, lo cual contribuyo a mi carácter retraído, además, no me gustaba jugar con los demás chicos, siempre querían jugar rudo y yo era muy pequeño.

Un día, en la ducha, mi tía había dejado un bar y una panti, era blancos, de encaje, al tocarlos mi piel se erizo, se sentían suaves, delicados, solo me los puse y tuve una erección, creo que fue la primera de mi vida. Claro que no sabía que estaba haciendo, pero me gustaba, me gustaba el hecho de que las chicas no jugaban rudo, no golpeaban por ser débil. Al contrario, que hermosas se podían ver con sus vestidos, me daba envidia las niñas con sus vestidos de olanes, los moñitos en sus cabellos.

No había que competir más que por ser hermosas.

Después era rutina hacer ese cambio en el baño, no me atrevía a sacar ropa de su armario, pues si me descubría me daría una paliza, sin contar la burla.

Después cuando tenía 11 años, me fui a vivir a casa de mis abuelos, ahí vivía también mi tía la más joven, que tenía 15 años, y que era muy coqueta y tenía un cuerpo mu y lindo, y que tenía ropa muy sexy. Aprovechaba también la hora del baño para vestirme, luego también, los momentos que salían todos, me ponía unas medias blancas, una mini azul cielo y un top negro, en otras ocasiones me vestía con un short cortísimo con un bikini de una pieza debajo, como una vez la ví vestida al ir a la playa, no hacía nada mas, no podía salir a la calle pues sería el hazmerreír del lugar.

A pesar de mi tío travesti, no tenía la confianza de salir del closet, ni decirle a nadie de mi familia, eran muy burlones, ni sabían mantener un secreto, el caso era, que sabia por los chismes, quien se estaba cogiendo a mi tía menor, que era una puta, pero las mayores no la dejaban atrás, a pesar de casadas.

Mi padre era distanciado de ellas, y nuestra relación no era muy buena, de hecho tenía otra mujer y otro hijo.

Después de un tiempo, mi tío llego a casa, incluso a él no le decía que sentía en realidad, pero indirectamente me ayudo, gracias a él, varios gays era amigos de la familia, incluso amigos de mi padre.

Y cuando me fui a vivir con mi padre, pues no teníamos mucho contacto, él y su esposa trabajaban y a mi hermano lo dejaban encargado con una de mis tías, y yo a la escuela por las tardes, al llegar en la noche me encerraba en mi habitación.

Cuando ya tenía 14 años, en una fiesta familiar conocí a unos chicos, amigos de mi papa, pero no amigos cercanos de mi tío, no le di importancia, pero en esa ocasión me dijeron lo que comenzó con mi nueva aventura -¿Cuándo bautizamos al chiquito?-

-estoy en las mañanas en la casa de mi papa

-órale, puedo ir el lunes (era un sábado)

-ok, le conteste

Me temblaban las piernas, no sabía por qué había dicho que si, en apariencia era un chico normal, muy machito, nunca había pensado en estar con un hombre, había tenido fantasías, pero era parte de vestirme.

Estuve el domingo tranquilo hasta que llego la noche, me entraba arrepentimiento, más que nada por el temor a ser descubierto, pensaba en miles de excusas para el día siguiente, pensando que mi secreto se sabría.

Llego el lunes, me comían los nervios, y de pronto a las 11 de la mañana, tocaron la puerta, y ahí estaba el amigo de mi papa, era un sujeto algo gordito, muy moreno, pelo negro ondulado, y chaparrito.

Yo me quede sin habla, el comenzó -¿Cómo estás?, - bien-dije con voz entrecortada

-no tengas miedo, me dijo, no quieres

-no sé, dije, pero haciéndome a un lado para dejarle pasar

El solo rio y paso, cerré la puerta y pasamos, nos sentamos en la cama de mi habitación y el comenzó a acariciar mi espalda, - ¿no te sientes seguro?

No pude contestar, el siguió acariciándome con una mano, y con la otra me tomo de la mano, yo no sabía qué hacer, el empezó a preguntar cosas de la familia, y a contarme algunas mas, así fue rompiendo el silencio y me sentí más animado.

Llevo mi mano a su entrepierna y toque su pene por sobre su pantalón, otra vez sentí nervios, pero él, Carlos, me tranquilizaba diciendo que si no quería que el paraba, pero a pesar de mi actitud, yo quería hacerlo, -¿me la saco?, me pregunto, yo asentí con la cabeza, haciendo como que no veía, pero de reojo no perdía detalle.

Se la saco, tenía su pene algo grueso, no muy grande y moreno, se lo estuve tocando, y Carlos me guio para que lo masturbara, empecé a hacerlo y él empezó a gemir de placer, me gusto eso, y seguí haciéndolo, el casi se arqueaba del placer, hasta que se vino, soltó su leche casi hasta la pared, se repuso un poco, y se guardo su pene, toco el mío y vio que estaba muy erecto, me lo saco y empezó a mamármelo.

Me sentí morir en la gloria, cada musculo de mi cuerpo tenso de placer, mis pelos erizados, trataba de apagar mis gemidos, pero al explotar no pude evitar un gran suspiro, Carlos succiono toda mi leche y la trago.

Al terminar, muchas dudas más me llegaron, no sabía que seguía a continuación, sentía como que a partir de ese momento todo mundo me tacharía de joto, que en la calle me verían y se reirían de mi, tanto así era la influencia de mi familia con sus burlas, era tan insegura de todo.

-¿te gusto?, pregunto Carlos

Creo que sí, conteste

Es porque es tu primera vez, ya verás que luego te gusta, así como a tu tío.

Ese día me sentía diferente, no me arrepentía de lo que hice, solo temía que se dieran cuenta, y es que me sentía transparente, como si solo con verme todo mundo sabría lo que había hecho, pero lo bailado nadie me lo quitaba.

Carlos me visito al día siguiente, esta vez se me hizo menos pesada la situación, además no fuimos directo a la habitación, si no que primero hicimos de desayunar pues llego más temprano, mientras platicábamos de cualquier cosa, de la escuela, de anécdotas de mi papa que no conocía, cosas así que rompieron mas el hielo.

Al final me dio otra mamada, muy riquísima, como la del día anterior, no podía describir lo que me pasaba, era algo inmenso, placer, mi cuerpo a mil, mi piel como más sensible.

Otra vez estalle y el comió todo, -que rico estaba, me dijo, te la jalaste anoche, pregunto

Si, conteste

No lo hagas, voy a venir pasado mañana y quiero que estés bien cargado.

Desde ese momento aun cambie mas, seguía tratando de ser discreto, pero me empecé a aceptar tal y como soy, y ya no me sentía tan culpable.