Hércules mi Amor Especial III

Me sentía la mujer más feliz del mundo, la vida y suerte me sonreían, por fin tenía un gran amante a mi lado, pero será cierto que los perros son los más fieles del mundo?

Invitación

Los días siguientes fueron maravillosos para mí, me sentía muy feliz y contenta, llena de energía, era una sensación grandiosa, me sentía plena, me sentía satisfecha con la vida, el haberme confirmado y entregado de lleno a mi relación fue lo mejor que pude haber hecho, me sentía en las nubes, en verdad estaba enamorada de mi amado Hércules, mi hermoso macho, pero me encantaba verlo también como niño precioso, ese hermoso ser que necesita de mi, de mis cuidados y cariños como una madre.

Y que en la intimidad, es él quien me atiende a mí, quien me procura, quien me ama y me hace sentir que le pertenezco que soy de su propiedad, deseosa y contenta de saber que tengo un macho semental a mi servicio que me protege, me complace como su mujer y hembra que soy.

Me sentía como colegiala cuando estaba con él, jugábamos mucho, nos hacíamos compañía el uno al otro, salíamos a pasear al parque y solíamos frecuentar una cafetería cerca de mi casa donde tenían mesas en la parte exterior y ahí me permitían tener a un lado a mi hermoso perro, mientras el degustaba comida especial para él ó solo se quedaba quieto descansando, yo tomaba una merienda, un café o un postre, a veces me leía un libro por ratos, al final, estábamos juntos compartiendo tiempo.

Muchos comensales del lugar me chuleaban a mi Hércules, eso me hacía sentir orgullosa, pues no era la única que veía lo hermoso de mi canino, de mi niño y sobre todo mi macho, cada que alguna fulana me lo chuleaba yo por dentro me reía y me sentía un poco superior a ellas, si supieran que el es mío y yo soy suya, algo que jamás entenderían, era como sí me estuviese saliendo con la mía, como una jovencita traviesa que esconde un secreto y siente que nadie jamás podrá enterarse de ello.

Recuerdo una ocasión de un domingo donde salimos a correr al parque por la mañana, como era habitual para nosotros, me encantaba ponerme mi leggins deportivos ajustados, con mi top, mi gorra, como travesura no me ponía ropa interior, así que se me ceñía perfectamente al cuerpo mi atuendo, mientras trotábamos, sé que muchos varones que andaban por ahí me miraban, yo pensaba a mis adentros, “ que me miren con morbo, al final jamás podrán tenerme ”, sobre todo que mi macho protector viene orgulloso a mi lado, trotando, cuidando a su hembra.

Eso me daba fuertes levantones de lívido, esa ocasión llegamos a casa, apenas entramos yo cerré la puerta, mi amado sabía que yo andaba cachonda y deseosa, pues se espero a que yo pasara delante de él para darme el brinco y con sus dos patas delanteras recargarlas sobre mis caderas, me jalo con fuerza hacia él, supe que él quería montarme, hacerme suya, así como yo tenía muchas ganas de hacerlo con él.

-          Ay mi amor, estas ganoso verdad mi vida? – le dije mientras tomaba con mis manos sus dos patas que me jalaban a él e Intentaban doblarme hacia delante con su cuerpo.

-          Quieres tomar a mami?; Quieres hacerla tuya mi niño cachondo? – Me estaba excitando mucho, sentía mi vagina completamente mojada.

-          No te importa que este sudada verdad, aun así quieres hacérmelo rico, eh, eres un sucio mi amor… Y eso me encanta

Tome mis leggins con ambas manos y me lo baje, mientras lo hacía, me hinque en el suelo, como no traía pantaletas fue rápido el dejar mi culo expuesto a su sexo, así que ya estando en cuatro para mi amado Hércules, él empezó a empujar y presionar la punta de su verga palpando la entrada de mi concha húmeda y caliente, no tardo en encontrar la entrada gracias a que no era nuestra primera vez, al contrario, por las veces que ya lo habíamos hecho, sabía exactamente donde debía presionarse para ingresarse a mis entrañas.

Así que fue dejando salir esa gran y hermosa verga que me vuelve loca de placer, que me hace poner cachonda y deseosa de él, no tardo en estar metiéndomela por trozos, mientras daba esos brinquitos, empujándose contra mi cuerpo, ayudándose de sus patas delanteras, tirando de mis amplias caderas morenas, que yo como su fiel sumisa lo dejaba actuar.

-          Ahh… Ohh… Ahhh.. mi amor… Ahhh.. – Me hizo gemir mi Hércules mientras se introducía en mí con ese gran trozo de carne rosado y lleno de venas.

-          Ahhh si, así... Ahh… - me daba una gran satisfacción de sentir como me iba abriendo conforme empujaba su pelvis contra mis caderas, chocando con vigor.

Mi amado niño cada vez era más hábil en ello, en penetrarme con agilidad y velocidad, me encantaba sentir sus embestidas, siempre pasaban de ser cariñosas y gentiles, a ser vigorosas y agresivas, haciéndome sentir como su linda, su genial verga, irse hinchando, agrandándose mientras conseguía abrirse paso en mis entrañas.

-          Ahhh… Dios… Ahhh… Ahh... si así Hércules… Oh mi amor… Ohhh... Ohhh... – Gemía de placer, causando que mi vagina se fuere expandiendo, amoldándose al gran falo de mi macho.

Mi concha se ajustaba a la perfección a su viril miembro, era como si lo succionase hacia dentro, dejándolo entrar, pero no salir, mi templo de Venus se comportaba como una trampa sexual, pues lo dejaba entrar, pero no le daba mucho espacio para dejarlo salir, la humedad de mi interior lo dejaba deslizarse al ritmo de sus movimientos de cadera.

Esa ocasión recuerdo estaba tan deseosa y cachonda que no dude en dejarlo anudarme, mi instinto de mujer y hembra querían que mi macho se atorara en mí, que me tomara por completo en ese instante, así que no hice cosa alguna por alargar nuestro encuentro sexual, me deje llevar por el momento, fue tan placentero que no tarde en alcanzar mi orgasmo mientras mi amado Hércules me llenaba con su enorme verga que ya estaba al máximo y que había expandido mi vagina al igual, a su tamaño.

-          Si, si anúdame, atora esa cosota tuya que me vuelve loca, Mami quiere sentirte toda, anúdame mi amor, anúdame! – le suplique a mi amado, mientras sentía agitarse mi corazón.

Sin más mi macho me complació, dejo y atoro ese glande sellándome por completo, presionado como era habitual mi punto G y provocándome tener múltiples orgasmos, de empaparle su sexo con mis fluidos, de también aprisionarlo, en la realidad “ quien era el aprisionaba a quien? ”, pues su nudo causaba que no se saliera de mis entrañas por un rato, pero también era cierto que mi rica vagina húmeda lo acogían y sujetaban con fuerza, impidiendo que se resbalara de mi interior.

Al final creo que ambos nos aferrábamos el uno al otro, era como si el universo, la naturaleza hubiesen hecho que nosotras las mujeres fuéramos compatibles con el poder sostener encuentros sexuales con caninos, supongo aplicaba el que “ El perro es el mejor amigo del hombre, y el mejor amante de las mujeres ”, solo le falto hacer que también pudiéramos embarazarnos de nuestros amantes caninos.

-          Oh mi vida… Me encantas mi niño, me haces llegar al cielo, eres hermoso mi vida, me siento feliz y satisfecha contigo –Le externaba a mi Hércules jadeante y con tono cariñoso.

-          Mm.. Oh que rico, me gusta sentirte completamente dentro de mí… Ohh… Dios… que rico se siente, es muy placentero – Los jadeos de mi amado me inundaban a un lado, podía oírlo jadear de gozo, eso me gustaba, me excitaba.

-          Lo hemos hecho tantas veces mi niño y sobre todo te has chorreado tantas veces dentro de mí, que estoy segura que ya me hubieras embarazado – Continuaba hablándole cachondamente a mi precioso mientras sentía como su verga se hinchaba dentro de mí.

-          Seria genial que pudieras embarazarme, jiji… Dios que cosas digo, solo sé que lo siento y sabes, me encanta sentir como me llenas con tu semilla por dentro, es tan caliente que me excita y me emociona. – Externaba muy cachonda, con mi corazón lleno de adrenalina

Por alguna razón mi instinto de mujer y hembra deseaban que mi macho me copulara, que me hiciera tener un bebe o en este caso un cachorro suyo, Dios, es una lástima que no permitieras que las mujeres pudiéramos engendrar con nuestros amantes caninos, encuentro excitante y emociónate el que pudiera concebir un cachorro, un hijo del macho que amo.

Sin darme cuenta paso el tiempo, mientras sentía como me iba inundando con su semen caliente mi útero, y mis orgasmos le nivelaban la temperatura a nuestros cuerpos, el final se hizo escuchar con el pop y mis fluidos mezclados con los de mi macho escurrir por mi concha y mis piernas, ahora era turno de mi amado macho, limpiarme, así que él lo hizo, lamio cada centímetro donde tenía fluidos, su lengua como una toalla limpio cada parte de mi.

-          Ven mi amor… Que rico fue esto, tan rápido y fugaz, ven vamos a darnos una ducha – Le dije a Hércules mientras me incorporaba del suelo

Fuimos al baño a darnos una ducha, ambos como dos amantes compartíamos el placer de sentir el chorro de agua caliente caer en nuestros cuerpos, de limpiarnos nuestros templos sagrados, después de haber hecho ejercicio y de haber hecho el amor como los amantes que ya éramos, yo sentía que Dios me había unido con mi verdadero amor, estábamos hechos el uno para el otro, nuestras almas eran gemelas y como por alguna broma del universo, habíamos nacido en especies diferentes.

Ese día la pasamos bien, prosiguió con la rutina normal y habitual, ya en la noche me senté frente a mi lap, ya había sido mas participe dentro del foro, había conseguido charlar y hacerme de algunas amistades, por supuesto al principio solo eran charlas y consejos que nos dábamos, no mencionábamos nada sobre nuestros nombres, pero como es habitual en las mujeres, terminamos confiando y así fue cómo logre hacerme amiga de una mujer de 38 años de edad, de nombre Eloísa Plazas, una mujer de tez blanca, ojos verdes, tenía la misma estatura que yo, su complexión era un poco más delgada, ella había conseguido bajar bastante de peso, pues anteriormente pesaba 80 kg, pero logro bajar y adelgazar hasta pesar 60 kg

Ella era dueña de un negocio de estética canina, lo mejor de todo es que era del mismo país e increíblemente su negocio quedaba en la capital, a una hora y media de viaje de donde yo vivo, para mí era maravilloso haber hecho una amistad con una mujer próxima a mi edad, ella tenía dos hijos uno adulto y el otro un adolecente apenas, ella era divorciada y a diferencia de mi qué el papá de hijo Adrian me abandonara antes de que naciera, salvo eso, las dos teníamos gustos similares, sobre todo placeros, ambas nos sentíamos identificadas una con la otra, compartíamos fotos de nuestras familias, salíamos a comer, nos mandamos muchos mensajes por celular.

Ahí llevaba a mí amado Hércules a su estética canina para que quedara más guapo mi niño lindo, en platicas ella me había hablado sobre su amado, un perro Schnauzer gigante color gris con blanco, lamentablemente este había muerto hace un año, en su negocio había fotos de él, estaba muy lindo, Eloísa actualmente no tenia pareja, prefirió guardarse por un tiempo.

-          Hola Jaci, como estas amiga?... Hola Hércules, precioso, como estas, lindo verdad– me recibió Eloísa cuando llegue a su negocio, había llevado a mi Hércules a manicura y limpieza

Hércules se puso alegre, empezó a mover la cola como loco, a jadear, estaba contento de ver a mi amiga, ella lo trataba muy bien, lo consentía cada que lo atendía, entramos a la sala de lavado, estaba sola, sus hijos habían salido a comer.

-          Hola Elo, si, aquí te traigo a mi niño, para su atención estética habitual, sabes que me gusta que siempre este limpio y tú haces un maravilloso trabajo. – Entre las dos, ayudamos a Hércules a subirse a la mesa de atención, pesaba bastante mi niño.

-          Haber, vamos a darte un rico baño, a cortarte esas uñas, para que no rasguñes a tu novia, jajá –Eloísa sonriendo exclamo. – Ahorita te lo dejo listo amiga, oye Jaci, por cierto, esta Adriana se va a casar con su novio Rocky, es este fin de semana, me dijo que te invitara, es este sábado que viene –

-          Si vamos, me había llegado su correo apenas en la mañana lo leí, vamos juntas?, es que no tengo auto amiga – Respondí mientras ella acariciaba y revisaba a mi Hércules.

-          Sí, claro que si Jaci, yo paso por ti y tu novio y ya de ahí nos vamos para la hacienda –

-          Oye, y como se ponen las bodas?, nunca eh ido, sería la primera vez que asisto – pregunte curiosa pues nunca había asistido a una boda entre una mujer y un perro.

Al hacerme amiga de Eloísa, fui conociendo personas, conocidas y amigas de ella, la mayoría clientes que tenían la misma afinidades que nosotras, sus parejas eran puros caninos, y por fin me aceptaron como miembro de su grupo, pues ya me invitaron a la boda que se llevaría a cabo en la hacienda que pertenecía a una de las chicas del grupo.

-          Se pone bonito Jaci, siempre vamos vestidas como a cuando asistes una boda, cada una lleva a su pareja, a ellos hay que ponerles un moño, algunas les suelen poner un chalequito para que se vean elegantes, así que a Hércules le vamos a poner su moñito y chalequito para que se vea muy guapísimo – Externo mi amiga, mientras le acerco el rostro a mi amado y este le respondió con unas lamidas que ella se dejo dar en las mejillas

-          Si está bien, entonces te espero este sábado, me alegrara mucho poder ir a una fiesta con mi amor y convivir con más personas como nosotras.

-          Te la vas a pasar bien, como es en una hacienda grande, hay mucho espacio y hay unas cabañas donde como invitada te puedes hospedar, podrían quedarse tú y tu novio, esta hermoso el lugar.

Eloísa empezó a cepillar a mi Hércules, me salí un momento a la recepción a sentarme y ver televisión mientras ella hacia su trabajo, no quería interrumpirla, pero al cabo de unos 10 minutos, Eloísa me llamo con un grito y risas, entre a la sala donde estaba mi amado.

-          Mira!, creo que tu novio tiene ganas de ti, jajá, míralo como se puso – La verga de Hércules estaba de fuera, el muy canijo la estaba presumiendo, enseñándola, importándole poco que estuviera mi amiga presente.

-          Pero que haces Hércules! – le grite asombrada y apenada, pero el solo jadeaba e intentaba lamerle el rostro a mi amiga.

-          No lo regañes amiga, tu niño quiere que lo atiendas y no quiere esperarse hasta la casa, jajá, si quieres los dejo solo, jajá – Replico en broma Eloísa.

-          Si ya lo vi, Ay Hércules!, que andas ahí enseñándole a mi amiga tus miserias!, cochino – Le grite, mientras enojada le pelaba los ojos, pero este evadía mi mirada

En realidad no sabía cómo actuar, por un lado me daba pena que Eloísa viera a mi macho excitado, pero por el otro, era una forma de presumirle lo semental que era mi amado y que viera lo que yo solita me cenaba gozosa en casa, aún así Hércules estaba de desvergonzado, andando ahí mostrando su casota.

Aparte que estaba de encimoso e insistente en lamerle la cara, empecé a sentir que traía otras intenciones, que estaba insinuándosele a mi amiga y sabia bien esto porque así era como se ponía Hércules cuando quería tener intimidad conmigo, por supuesto ella evitaba que la lamiera y sobre todo evitaba hacer contacto visual con el largo pene que le colgaba, sentí mucha pena.

-          No te enojes amiga, ven, mejor ayúdame, tu sosténmelo mientras le corto las uñas, ahorita se calma con el baño vas a ver.

Sostuve a mi amado, mientras ella le corto las uñas, lo pasamos a la bañera y entre las dos lo enjabonamos, pero aun así el seguía insistiendo con mi amiga, ella continuaba haciendo su trabajo, no le prestaba atención a las insinuaciones de Hércules, Eloísa lo tomaba a broma, al menos eso me tranquilizaba.

Termino de darle su baño y de pasarle la secadora, al final de ver que Eloísa no le prestó atención metió su cosota, ya se había calmado, pero yo aun sentía enojo y pena, termino de darle el servicio, llame al taxi para irnos a casa, ya pasada la situación quede de verme el sábado con mi amiga para irnos a la boda, y así transcurrió la semana, normal con nuestra rutina habitual, de casa y trabajo.

Fiesta Nupcial

Él día llego, estaba por estrenar un vestido largo de color azul, que tenía un pequeño moño del mismo color cerca de mi escote, tacones blancos, sin medias, no me puse ropa interior con el fin de tener sexo con mi amado mas tarde en la fiesta, me arregle para gustarle a mi macho y por supuesto también puse hermoso a mi niño, le compre su moñito y chalequito para que se viera guapo, Eloísa llego a mi casa a eso de las 14 hrs de la tarde, ella portaba un vestido color durazno, ella sería una dama de honor para Adriana, nos subimos a su auto, un AVEO color plata, Hércules en la parte trasera y yo adelante acompañando a mi amiga.

Manejo hasta las afueras de la ciudad, viajamos por carretera cerca de 3 horas, platicamos y reímos, finalmente llegamos a una hacienda en el estado, un lugar enorme, tenían cabañas y cercas, parte de esa hacienda la dueña la usaba como albergué temporal para perros, la mayoría para adopciones, todo un rancho, con caballos, vacas, chivos, un lugar bellísimo, nos estacionamos y caminamos juntos hasta la zona donde se llevaría a cabo la boda, ya había varias invitadas, algunas del grupo al que pertenecíamos nosotras y otras amigas de la dueña que no conocíamos, pero que también eran afines a tener a sus amores.

Un caballero nos recibió, un trabajador de la dueña que sabía de todo el asunto, muy discreto y respetuoso, nos condujo hasta donde estaban las sillas para las invitadas, enfrente un arco de globos y flores donde se llevaría la ceremonia, Eloísa se encamino a una de las cabañas donde estaba la novia, yo me senté y Hércules a un lado mío, las demás invitadas fueron llegando al igual con sus caninos, varias conocidas del grupo nos saludamos, al poco ratito llego la novia junto con su novio canino, Adriana y Niko, Julia la dueña del lugar los esperaba en el altar, ella llevaría a cabo la ceremonia.

Adriana se veía hermosa con un vestido de una sola pieza color blanco, Niko su novio un perro Pastor Alemán, llevaba su moñito, chaleco y un sombrerito de copa, las demás invitadas ya sentadas presenciamos la boda, Julia dijo algunas palabras donde pronunciaba lo importante que es el amor verdadero, los sentimientos puros que surgen en la naturaleza, de lo que todos los seres vivos están dotados y que al final el amor se abre paso y sin importar como, pero hace que las almas gemelas se encuentran, aun siendo de especies diferentes, esas lindas palabras que me llegaron al corazón.

Finalmente, Julia le pregunto a Adriana que si estaba dispuesta a ser la esposa y mujer de Niko, ella acepto, de igual forma le pregunto a Niko quien muy educadito sentado a su lado espero a que Julia le preguntara si aceptaba ser el esposo de Adriana, para mi sorpresa Niko respondió con un ladrido, y así Julia los declaro marido y mujer.

Así Adriana portaría un anillo y Niko un collar, ambos grabados con la leyenda “ Un amor único Adriana y Niko ”, todo hermoso, todas emocionadas aplaudimos, algunas no contenían las lagrimas, para mí fue emocionante, algo que nunca imagine llegar a presenciar, y que fue hermoso, la unión en sagrado matrimonio de dos seres vivos, de dos alamas que eran mejores amigos y que por gracia del destino se encontraron en el tiempo indicado y ahora estaban casados.

Las sillas fueron retiradas, nos indicaron que fuéramos a las mesas a comer, en cuanto a nuestros amores, estos fueron llevados a otro lado muy cerca de nosotras donde les darían de comer, sirvieron la comida y degustamos diferentes platillos, estuvo muy rico, Eloísa me presento a otras amigas de ella, pasamos el rato platicando, después pusieron música y algunas nos pusimos a bailar entre nosotras y algunas otras con sus amantes, quienes les seguían el paso, algunos otros caninos corrían jugando entre ellos por todo el lugar, yo me divertí mucho, me la estaba pasando muy a gusto.

Todas las invitadas teníamos diferentes profesiones, algunas contadoras, otras administración, unas cuantas con negocio propio, algo en común que teníamos era que nos gustaba salir a delante, mujeres fuertes e independientes y por supuesto, habíamos hallado el amor con otro ser vivo, con un canino que nos complementaba emocionalmente, alguien quien nos amaba como ningún hombre podría hacerlo, donde la entrega del amor eran equitativas, amor puro y sincero.

Ya entrada la noche Eloísa me pregunto que si me quería quedar no había problema, había cabañas donde algunas invitadas que quisieran quedarse pasarían la noche, ella tenía que retirarse por su negocio, pensé que sería bueno quedarme, con todas las emociones de la boda, ya estaba imaginándome haciendo el amor con mi amado novio en una de las cabañas, quería aprovechar la noche y el lugar, hacer por horas el amor con mi amado Hércules, mi macho semental, fue cuando quise buscarlo con la vista, pero no logre verle por ninguna lado, me dio una cosquilla, me preocupe un poco.

-          Has visto a Hércules amiga? – le pregunte a Eloísa

-          No, no lo eh visto desde hace rato Jaci – me respondió, así que  me dedique a buscarle.

Estuve recorriendo el lugar por donde estaban los demás perros, pero no lo veía, continúe caminando y buscando por el alrededor pero no lo hallaba, así que camine un poco mas una colinita que había, vi a varios metros una cabañita con la luz encendida, fue cuando un presentimiento me llego, por alguna razón sentí que él estaba ahí dentro, así que camine hasta llegar a la cabaña y escuche gemidos, pensé que algunas de las invitadas ya estaría aprovechando el tiempo y teniendo pasión, pero algo por dentro me brincaba, no me dejaba tranquila.

Primero busque un huequito por una de las ventas para ver quienes estaban dentro, fue cuando alcance a ver las patas traseras del canino, se parecían mucho a las de mi Hércules, mi corazón se acelero, deseaba que no fuera a ser él, pero en mi interior algo me decía que sí era él, abrí despacio la puerta de la cabaña para ver mejor, pero para mi desgracia me lleve la horrible sorpresa de ver que era Hércules quien estaba montado sobre una fulana, estaba cogiéndosela, jadeando y empujando su cadera con fuerza contra esa mujer, mientras esta gemía, mi corazón dolió, me quede perpleja de mirar la escena y un estallido de cólera me inundo por completo, me llene de ira, entre de golpe a la cabaña, era una de las invitadas, una extranjera güera, una flaca alta de tez blanca, su cabello rubio le cubría el rostro.

Fue en ese instante que escuche un fuerte gemido de la extranjera, Hércules la había anudado, mi amado niño se había atorado dentro de las entrañas de esa pinche flaca.

-          Pero qué demonios es esto?! – Grite, la extranjera levanto la cabeza y me miro a los ojos, en mi enojo de ver que estaba cogiéndose con mi Hércules, le grite-

-          Maldita vieja, que estás haciendo con mi perro, pinche puta! –Grite con ira, mientras la tome de las greñas, y la jalaba, estaba tan enojada que empecé a darle de golpes con mi otra mano.

Se nombre era Mandy, era una francesa amiga de Julia, hablaba muy poco español, ella solo trataba de cubrirse con las manos los golpes que le propinaba, yo no entendía las cosas que gritaba en su idioma, hice tal escándalo que varias invitadas notaron el percance, corrieron a la cabaña, viendo como tenia a Mandy de la greñas y gritándole, de ente varias que llegaron, Eloísa corrió a auxiliarme, me tomo de las manos, me decía que soltara a la güera, por lo que ella me conto, yo estaba como desconectada, estaba tan enojada que no quería soltar a esa puta.

Entre varias me sujetaron tratando de calmarme, me decían que la soltara, yo estaba furiosa, solo quería que mi amado se zafara de estar dentro de esa perra, a lo que me hicieron ver que no se zafaría sino hasta que terminara de eyacularse, forzarlos seria lastimar a Hércules y a Mandy, ya no había algo que se pudiera hacer.

A regañadientes solté a Mandy, para ello Eloísa y Julia me acompañaron a otra cabaña no muy lejos de ahí, me sentaron sobre la cama, yo no podía concebir lo que acababa de presenciar, como era posible que mi hermoso niño se hubiera revolcado con otra, me llevaba las manos a la cabeza, estaba iracunda, pasaron unos largos 30 minutos, al final por la puerta entro otra compañera junto con Hércules, me lo llevaron con correa, el muy estúpido entro jadeando con una enorme sonrisa, me hizo enojar aun mas, me acerque a él y le solté una fuerte cachetada en su hocico, a grito y regaño.

-          Como es posible que me hallas hecho esto?, por qué te acostaste con aquella puta?! – le seguí gritando mientras lo cacheteaba, Hércules solo hacia las orejas para atrás y buscaba esquivar mis golpes.

-          Jaci, espera, ya no le pegues - Mi amiga Eloísa igual trataba de calmarme, pero mi enojo era mucho.

-          Lamento mucho lo ocurrido Jacive, no es la primera vez que Mandy hace algo como esto, no tengo palabras para disculparla, perdóname Jaci. – Julia me ofrecía disculpas

-          Tú no tienes la culpa Julia, aquella maldita flaca es la culpable y también este cabrón! – grite y le solté otra bofetada en el hocico a Hércules – Ya me voy, voy a pedir un taxi, y estoy muy apenada y enojada, pueden despedirme de las demás por favor? – externe en un coctel de emociones.

-          No te preocupes Jaci, yo les digo – Replico Julia

-          Yo te llevo amiga, no te veo bien y ahorita esta muy enojada, de todas formas ya me iba. – me dijo Eloísa mientras me sostenía de la mano

Muy apenada, enojada, salí de la cabaña jalando con furia la correa de Hércules, quien me seguía el ritmo, los tres a paso veloz nos dirigíamos al automóvil de mi amiga, nos metimos, sin decir palabra alguna, Eloísa condujo hasta la ciudad, fueron 3 horas que pasamos en silencio, finalmente llegamos a casa, me despedí de mi amiga no sin antes ella aconsejarme que me calmara y reposara, que no fuera hacer alguna locura por el enojo, entre a mi casa jaloneando a Hércules, yo estaba furiosa con él, no era posible que hubiera traicionado así, sobre todo el que se anudara con esa pinche flaca, el anudamiento era algo nuestro, un vinculo que simbolizaba la unión de nuestra pasión, de nuestro amor, era muy especial para mí, pero rompió eso tan sagrado.

De mi enojo le abrí la puerta del patio de servicio a Hércules, con una patada hice que se saliera, el solo soltó un chillido, sé muy bien que él sabía el motivo de mi enojo, no hizo mayor alboroto, lo deje afuera y me dirigí a mi cuarto, me quite el vestido, me puse mi pijama para dormir, mi corazón estaba roto, me recosté en la cama, me sentía a morir, no aguante mas y empecé a llorar, tenía mucho dolor en mi alma, esa mezcla de dolor, de enojo, de decepción, finalmente después de tanto llanto me quede dormida, estaba agotada.

A la mañana siguiente no quería ni ver a Hércules, yo seguía igual, pero también no era una desalmada, le serví su comida en su plato, se lo saque al patio, vi que Hércules se encamino para que lo dejara entrar pero no lo hice, lo deje afuera, cerré la puerta de golpe, me dirigí a la cocina a prepárame mi desayuno, era domingo por lo que siempre salíamos a correr, supongo que el esperaba que lo llevara a correr, pero no lo hice, me cambie y fui sola al parque a correr, esperaba con eso me calmara más y pudiera cambiarme el humor.

Pero no fue así, yo seguía igual, por lo que decidí que sería bueno que por el momento Hércules se quedara afuera en el patio, no lo dejaría compartir casa, habitación y mucho menos cama conmigo, cada que salía a darle de comer o llenar su plato de agua el intentaba acercarse a mí y de quererme oler entre mis glúteos o entre pierna, lo rechazaba con un grito y un manotazo, aun con su tamaño y fuerza, Hércules respeto mi mandato, mi mirada de enojo lo hacía retroceder, pasaron varios días, yo no podía dormir bien, seguía enojada, tratando de distraerme con el trabajo o viendo tv, estaba siendo dura con mi ex novio, para mí el y yo habíamos terminado, ya no éramos amantes, a partir de ahora él era mi perro y yo su dueña, no tendría más concesiones para con él, fue cuando preferí hablarle por celular a mi hijo

-          Hola mamá, como estas? – Escuche por celular la voz de mi hijo Adrian –

-          Hola hijo, bien y tu, como va todo con tu esposa? – La voz casi se me quiebra, tenía tantas ganas de llorar, pero me aguante, no había forma de que le contara a mi hijo lo que había vivido

Platicamos un rato, el me decía escucharme diferente, insistía en saber si estaba bien, escondí mi tristeza y fingiendo estar contenta, al final le pedí que se llevara a Hércules con él, le invente que tendría que salir de viaje por el trabajo, que no me sería posible cuidarle, yo por mis adentros aun con mi decepción sabía que estaba haciéndole daño emocional a Hércules y no quería que sufriera, por ello tome la decisión de que mejor se fuera de la casa, que viviera con Adrian, acepto llevárselo, pasaría por él en la tarde.

Llego la hora y Adrian llego a casa por Hércules, sentí feo cuando vi que se lo llevaba, Hércules volteaba a verme mientras forcejeaba con Adrian por medio de la correa, él no quería irse, me lloraba, pero yo estaba convencida de que sería lo mejor para los dos, aun enojada no quería darle maltrato a mi ex novio, pero tampoco estaba dispuesta a ceder y perdonarle como si hubiera pasado nada, el dolor de la experiencia no me dejaba en paz, su traición me lastimo mucho, me aguante e hice de pollo mi corazón, de ver a mi hijo llevarse a quien había sido mi compañero, mi protector, mi amante, mi único amor, por un instante estuve a punto de impedir que se lo llevara y perdonarle su traición, pero mi orgullo pudo más.